CABA
Hacerse oír
La manifestación al Congreso Nacional contra la reforma previsional terminó otra vez en represión y cacería – que volvió a tener a la prensa como víctima- y detenciones arbitrarias como las que ocurrieron el jueves pasado. La multitud fue dispersada con gases y palos y cuando todo parecía haber terminado, comenzó a hacerse oir con una clásica sinfonía política: el tronar de las cacerolas. Crónica de un día que rompió moldes, relatos y creó un nuevo escenario, todavía en definición.
“¡No nos traicionen!”, le grita un grupo de jubilados asentado en Riobamba y Perón a los autos polarizados que trasladan a los diputados que tratarán la reforma previsional en el Congreso.
Son las 12 del mediodía y todavía los autos alternan con formaciones de Policías de la Ciudad que también van pasando hacia el otro lado del vallado que cerca el Congreso de la Nación. A ellos, los jubilados les gritan otra cosa: “¡Piensen en sus madres!”.
Hasta las primeras horas de la tarde este fue el diálogo de sordos entre los ciudadanos más ancianos y los uniformados más jóvenes. Rodolfo aclara que son parte del Frente de Adultos Mayores y dice a lavaca: “Está viniendo mucha gente, así que si vuelven a provocar como la vez pasada, tirando gases y eso, va a volver a ser otro escándalo. Si logran aprobar la reforma puede ser que tiren un tiempo más, pero en algún momento va a explotar. Lo que están es comprando tiempo. Ahora, gracias a sacarle plata a los jubilados. Están tratando de disfrazar una cosa que, la mires como la mires, nos roba la plata. La realidad en un momento te aplasta”.
Por esas horas, y a pesar de los pactos difundidos Marta, otra de las jubiladas que integra este coro, se anima a pronosticar qué puede pasar en la sesión del Congreso: “Los gobernadores no son los diputados. No sabemos. Estamos acá para ver qué pasa”. Rodolfo: “Suponete que ganen esta batallita. Es una, pero hay otras. Los más grandecitos vamos a seguir metiendo el cuerpo. Después, quizá otros que se sensibilicen. Esto logró una unidad de sectores”.
De fondo ya se empieza escuchar el cántico que fue hit el jueves y será también el de hoy: “Unidad, de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode”.
La prensa como blanco
Los policías de la Ciudad comen una barra de cereal antes de meterse al perímetro del Congreso. Varios de ellos son muy jóvenes: “No se saben poner las armaduras. El que está a cargo les dijo recién ´sáquense el reloj”, comenta el señor que vio la ceremonia de preparación de esas tropas policiales. Luego, este bautismo se transformó en el gesto que un cronista de lavaca pudo presenciar: el abrazo entre dos agentes que acaban de detener a un manifestante.
El operativo tuvo, cerca de las dos de la tarde, refuerzos de dos fuerzas federales: la Policía Federal Argentina y la Gendarmería Nacional, a pesar de que los gobernadores habían pactado con el gobierno que no actuara esa fuerza, protagonista de la represión del jueves.
Fue entonces que se agudizó la violencia, que tuvo como blanco, otra vez, a trabajadores de prensa. Tomás Eliashev, secretario de Derechos Humanos del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA): “Sufrimos una doble agresión: como manifestantes y como trabajadores de prensa. Una compañera del archivo de Télam, Suyai Serrano, fue atropellada por los móviles de la Policía de la Ciudad, que doblaron a toda velocidad por Avenida de Mayo y Sáenz Peña. Por suerte sólo fue un golpe, pero está muy shockeada por el susto. Toda la secuencia fue de terror”.
Pablo Velázquez, de FM La Patriada, informó a lavaca el número de detenidos, tras la cacería en Congreso. «Se llevaron a cuatro compañeros: Diego Murrone, Lorena Sfeir, Juan Pedro Valle y Eva Luna Lillo. Se llevaron un reportero gráfico de Diario Popular, Gustavo Figueredo. Una total salvajada. Dijeron que no iba a haber armas y hubo armas: nos tiraron gas pimienta a toda la prensa. Cuando yo preguntaba, me pegaban. Dejar en claro esto: en Argentina estamos viviendo un virtual estado de sitio».
Un relato, una síntesis
Lejos del epicentro de la televisada represión, un costado de la 9 de julio, María Alejandra está sentada en el condón de la vereda, expectante de la sesión que define la reforma adentro del Congreso. Su relato sintetiza la convocatoria masiva, que desbordó los límites de gremios, organizaciones y partidos políticos:
- “Es un día especial para los argentinos. Empezamos a tomar conciencia que las políticas neoliberales nos están dañando. Quieren empezar con los más débiles, nuestros abuelos, que tanto han trabajado por la Argentina”.
- “La mayoría de la gente hoy está convocada porque quiere estar, quiere ser parte. Nosotros no somos soldados de nadie. Venimos acá porque queremos estar mejor, porque consideramos que hoy un sueldo de 4 mil pesos que gana un cooperativista, que encima está catalogado como un “negro” choriplanero, no le alcanza para vivir.
- “Yo tengo en el barrio un merendero donde le doy la leche a 50 criaturas. Tengo que salir a hacer una rifa, a pedir donaciones para poder darles de comer, porque lamentablemente los padres no llegan ni a los diez días de comida. Está pasando que pocas familias pueden comer carne. Y eso me da bronca, me da impotencia, me da pena por mi país, por la sociedad que tiene un poco más y cree que nosotros somos la grieta. Nosotros no somos la grieta. Somos gente humilde con capacidad para trabajar, pero este gobierno no nos da trabajo para hacerlo. No somos unos negros que vivimos en una villa. Trabajo mucho para sacar adelante a los nenes del barrio. No tengo sueldo por hacer eso, no cobro nada. Lo hago porque me nace hacerlo, porque estoy viendo el sufrimiento de esas madres. La marcha pasada que vine y vi cómo lastimaban a los viejos. Y yo llevo esa información a mi barrio, porque quiero que mi barrio sepa lo que está pasando. No quiero vivir esto en mi país. No quiero vivir lo que viví en el 2001”.
- “Quiero que en este país la gente tome conciencia y empiece a pensar que no somos culpables de ser pobres nosotros. Nosotros tenemos dignidad. A nosotros no nos pagan para venir acá. ¿Nos ve comer un choripán a nosotros? ¿Nos ve tomar una gaseosa? No, porque nos alcanza”.
- “Los que destrozan están mandados por el grupo de choque de ellos para lastimarnos, para hacernos daño. Para que digan ‘mirá los negros de mierda estos como vienen a romper todo’. No es verdad. La gente no sale a la calle por gusto, porque quiere estar abajo del sol, porque quiere sufrir. Toda la gente que está acá no tiene dinero ni para comprarse una gaseosa”.
- “Mi hijo tiene 22 años, ha tirado como 50 curriculums este mes. Es trabajador, y no consigue trabajo. Entonces tenemos que empezar a pensar qué país le estamos ofreciendo”.
- “No somos la grieta. No somos el kirchnerismo. No estamos de un lado ni del otro. Queremos vivir mejor”.
La cacería
La sesión había comenzado y, al mismo tiempo, la represión en el centro de la Plaza Congreso, provocada por un grupo que tiró piedras y desató los gases y palos policiales. Salvo en ese cuadrilátero, el resto de la multitud está expectante, siguiendo desde celulares y pantallas de bares y móviles de tevé la sesión. La avenida 9 de Julio es una gran sala de espera, con gente sentada, compartiendo la comida y la charla. Poco después de las cuatro de la tarde, la onda expansiva de la represión comenzó a expandirse, al ritmo que le marcan los helicópteros policiales que surcan el cielo de la Avenida de Mayo. A prisa, la multitud comienza a moverse hacia el Obelisco, buscando alejarse de la violencia, sin suerte. No hay refugio posible en esta cacería. Los gases llegan, incluso, hasta bajo tierra: el subte A se convierte en una nube de gases que penetran los vagones.
Es el momento más dramático y desolador. Heridos, detenidos, corridos y apaleados, ese movimiento social que quiere expresarse hoy ante el Congreso se disgrega por calles laterales, hasta diluirse.
La postal más representativa de lo que significa este momento es la pila de zapatos que está en el medio de la calle Rivadavia, a la altura de Paraná: hay una docena de zapatillas, una sandalia roja, dos pares de mocasines y una ojota del tamaño de un bebé. De fondo, la caballería policial, con todas las motos en fila y con las luces rojas encendidas.
En la Avenida Corrientes, donde todavía quedan manifestantes en grupos, treinta y dos camiones de Gendarmería Nacional dan vueltas como en calesita, exhibiendo tropas y armas. En cada ronda, cosechan más gritos. “Asesinos”. Son doce las que necesitan para que esos gritos se transformen en un canto. “Yo sabía, yo sabía, que a Santiago lo mató Gendarmería”. A la número 13, comienzan los gases y las corridas. La portera del edificio que linda con el Centro Cultural de la Cooperación está filmando con su celular toda la escena. “Son provocadores profesionales”, sintetiza antes de refugiarse en el pallier.
Cuarto intermedio
Poco después, con la plaza vaciada a gases y a palos, Eduardo Murúa, presidente del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas, hace un primer balance: “Tenemos algunos compañeros golpeados, algunos tiros en la espalda, en la oreja. Algunos palos también. Todos reprimidos, pero con el ánimo bien porque vimos que nuestro pueblo está dispuesto a luchar y a defender lo que tiene que defender, independientemente de lo que hagan nuestros diputados hoy. Y lo digo porque no confiamos en lo que hagan: si no la sacan con los votos del Congreso, lo harán con DNU. Lo importante es demostrar que el pueblo está en la calle y pelea. Y que este Gobierno perdió toda legitimidad, más allá de las elecciones de hace dos meses. Querer impulsar una ley de esta manera, más temprano que tarde termina mal. Lamentablemente puede terminar en caos, pero si somos inteligentes y nos organizamos y empezamos a pensar cómo gobernar después de que se vayan seguramente le ahorraremos tiempo a nuestro pueblo”.
Hugo Godoy, ATE nacional, suma la postal de Capital: “Lo que pasó en estos días es un cambio de coyuntura política, de la que sale debilitado el gobierno. Hemos viso un grado muy alto de participación, de rechazo a este proyecto, y de organización. Pero esa organización busca ser deslegitimada por el gobierno, que a través de sus provocadores de siempre, quiere dar la imagen de los malos de la película, los violentos, que vendríamos a ser todos los que nos hemos manifestado pacíficamente. Nunca encuentran a esos encapuchados que agredieron a algún periodista o a policías, pero estoy viendo ahora mismo, mientras hablamos, cómo en Bernardo de Irigoyen, en un bar, entra la policía tirando gases y se llevan a todos los que están ahí. ¿Y cómo se van a justificar? Acusando a los que tiraban piedras, pero nunca agarrándolos a ellos. Lo que el gobierno quiere lograr con todo esto es naturalizar la represión en el país. Mientras tanto adentro del Congreso están los “buenos”, que son los que discuten la ley que perjudica a los jubilados, pero no dicen que el edificio está vallado y están desconociendo a toda la gente que se manifiesta afuera. Pero de todos estos días ha surgido una conciencia sobre lo repudiable y antipopular de estos proyectos”.
Marcelo y Natalia, del Hotel BAUEN: “Así no se puede. Esto es un desastre: es una vergüenza cómo pegaron a la gente, a los abuelos, se metieron con la gente grande. Es una vergüenza que el Gobierno haga esto”.
Desde Rosario, Gustavo Martínez, secretario general dela CTA local, informa: «Aquí se hizo el paro, y convocamos a la Plaza San Martín de Rosario con una pantalla gigante para seguir la sesión de Diputados. Terminó siendo un gran acto, multisectorial, que nos sorprendió por la fuerza y cantidad de trabajadores movilizados de gremios que en otros momentos no se manifestaban así, como como Obras Sanitarias y Luz y Fuerza. Es todo un indicador de algo que está cambiando”.
Lo que parecía el final
Son las ocho de noche y la Plaza Congreso no está desierta: está ocupada por fuerzas de todo tipo. Camiones, motos, patrulleros y ambulancias aúllan. Con esta postal de fondo, reflexionan algunos referentes:
Hugo Godoy, ATE nacional: “Esto está provocando un realineamiento de cantidad de organizaciones que empezaron a estar juntas en la calle. Las organizaciones de San Cayetano (CTEP, CCC, Barrios de Pie) con las que hemos actuado en conjunto, son la expresión de la fuerza de los movimientos sociales. No nos olvidemos que esta semana de conflicto comienza con esas organizaciones marchando por la emergencia alimentaria. Y el otro protagonismo en estos días ha sido el de las mujeres, coherente con las movilizaciones que el año pasado fueron las más importantes del país. A todo ese nivel de organización lo quieren silenciar poniéndonos como los violentos. Aunque todos sabemos quiénes son los verdaderamente violentos en esta historia”.
Horacio Arreceygor Secretario General del Sindicato de Televisión (Satsaid): “Esto recién empieza. Acá empezó un proceso de ajuste permanente con represión. Lo que van a tratar de imponer ahora es la reforma laboral. Con la reforma previsional ya tenías un 80% de gente en contra. Y si bien la participación en la calle ha sido enorme, mucha gente no marchó por temor a la violencia de las fuerzas de seguridad. Pero eso va a ir cambiando. Porque lo otro que se viene son tarifazos que mucha gente directamente no va a poder pagar. Vamos a ver cuál es la reacción. Pero si hay un ajuste permanente, va a haber una resistencia permanente. Estos días me parece que han generado más conciencia sobre cómo se le ha mentido a la sociedad. En campaña decían que no iba a haber reforma previsional, ni laboral, ni nada. Y ahora están cada vez más apurados por meterlas como sea”.
Marcelo y Natalia, del Hotel BAUEN: “Ojalá se levante la sesión y la ley no sea aprobada, pero hasta que no haya muertos esto no va a parar. Toda la situación me recuerda mucho a 2001”.
Eduardo Murúa, referente del Movimiento de Empresas Recuperadas: “Si sale la ley, tendrá un tiempo más. Si no sale, los tiempos se acortan para el Gobierno. Vamos a depender de lo que pase hoy. Lo nuestro es seguir haciendo lo que hacemos: resistir en cada una de nuestras fábricas, nuestros trabajos y nuestros barrios, de cara a un salto cualitativo que tenemos que dar en la dirigencia. Lo que hoy nos falta es constituir un liderazgo común de todas las organizaciones, más cuando las grandes centrales se borran. Hoy lo que se vio es que el pueblo desde el llano fue quien dio la batalla”.
Gustavo Martínez, secretario general dela CTA Rosario: “Toda la movilización y el reclamo ha sido muy fuerte. También la represión. Pero estamos reclamando los que tenemos algo que perder. Y los que todavía no hablaron, no se han expresado, son los que no tienen nada que perder. Aquí en Rosario hoy hubo síntomas de situaciones conflictivas en varios barrios de la zona sur, entre los núcleos más castigados alrededor de supermercados pequeños. Y se están viniendo el 19 y 20 de diciembre. Pero esas situaciones detención son un síntoma de lo que está pasando, y lo que nadie contempla. El gobierno parece que juega al desastre, pero hay una ruptura con estos sectores que te digo, los que no tienen que perder, no tienen plan B. Y lo que puede pasar ahí es algo que no se puede saber o adivinar. Así como el femicidio apareció como palabra de algo que existía y no podíamos expresar, en lo social lo que está ocurriendo en esos sectores es algo para lo que nos faltan palabras. Lo que ha hecho el gobierno no es un error, sino un mensaje. El mensaje de que van a redoblar la apuesta, que pueden ser algo más que duros: pueden ser hasta crueles. Están anunciando cómo van a ser las cosas de aquí al final de su mandato. Hay cero expectativas de que bajen el nivel de represión. Creo que han demostrado que lo que quieren hacer es elevarlo. Ya no es ni siquiera la zanahoria y el garrote, es la pura violencia. No hay zanahoria”.
Lo inesperado
Cuentan en España que cuando la policía desalojó por la fuerza la Plaza del Sol y la militarizó, la multitud se retiró cantando: “Quédense con El Sol, nosotros con la ciudad”. En las calles de la ciudad de Buenos Aires lo que se canta en otra cosa. Un clásico: “Si este no es el pueblo, el pueblo dónde está”. La entonan mujeres, hombres, niñas, niños, veteranos y veteranos, al ritmo de las cacerolas.
Si el objetivo de la represión fue dispersar la manifestación, fue un éxito. La protesta se desparramó por los barrios, sacudiendo con la batucada más pacífica, más política y más destituyente, los rincones imprevistos no sólo por el operativo policial, sino por los pronósticos políticos. Sorprendió a dirigentes, desbordó a organizadores y organizaciones, sacudió discursos mediáticos y relatos y habló, por sí sola, en esa voz colectiva que siempre encuentra una manera de expresarle al poder lo que tiene que transmitir.
Si este no es el pueblo, cantó.
No para quien quiera oir, sino para aquellos que hoy se hicieron los sordos.
A la hora de cerrar esta crónica, el final está abierto.
Eso es justamente lo que quería decirle hoy la sociedad al Estado.






Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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