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Teatro para hoy con La Oso: el conurbano en escena

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Dos hermanas. La niñez en el Gran Buenos Aires, las fiestas de 15, la cumbia, los proyectos, los amores, los casamientos, la fascinación de una época. Los videos y las fotos de cada historia, en una escenografía de cajas sencilla y a la vez impactante. Todo cruzado por un femicidio, un ciclista alcohólico, un hippie y un colectivero.

Hoy a las 20 se presenta La Oso, una obra de Mariela Alejandra que logra reunir comedia, drama, su propia historia y la descripción del conurbano (las palabras y las cosas, la música, las relaciones y los sueños), en este unipersonal que habla sobre la máquina de asesinar mujeres, y sobre lo que significa el amor para sobrevivir. En MU Trinchera Boutique, Riobamba 143. Reservas por Alternativa Teatral
https://publico.alternativateatral.com/entradas92868-la-oso?o=14

Por María del Carmen Varela.

Teatro para hoy con La Oso: el conurbano en escena
Mariela Alejandra. Foto: Lina Etchesuri

Los rostros infantiles ocupan la escena. Dos niñas vestidas con camperas deportivas color bordó sonríen desde una foto con vestigios de los 80 proyectada sobre cajas de cartón. Ellas son Sandra y Mariela o la Oso y la Anchorena,  tal como las llamaba su madre, con buenas razones para argumentar cada apodo. Solo Mariela estará en el escenario para contarnos una historia sin ficción que ocurrió hace treinta años en Monte Chingolo, partido de Lanús. Dedicó ocho años a esta reconstrucción que  narra el femicidio de su hermana Sandra ocurido en 1995. De ese entretejido de vivencias personales surgió La Oso, un biodrama en el que no faltan el humor y la ternura y en el que aborda la tragedia  desde un interrogante: ¿Quién era Sandra?  

Con una escenografía plena de creatividad que ensambla cajas de cartón acomodadas de acuerdo a la necesidad de la escena, Mariela construye un muro con las cajas para mostrarnos una proyección de fotos y videos donde aparece junto su hermana Sandra, cuya vida fue apagada cuando tenía apenas 18 años y una beba de un año y medio. Como sucede en la inmensa mayoría de los casos de femicidios, el asesino fue su pareja, que había pasado a ser ex hacía poco tiempo, cuando ella tomó la decisión de separarse. Al  momento del femicidio de Sandra no existía esa figura legal, sino que la carátula solía ser la de homicidio agravado por el vínculo. Tampoco la pena era de prisión perpetua y el asesino recobraba la libertad al cabo de unos años de cárcel. “Cuando pasó lo de mi hermana yo tenía 20 años —cuenta Mariela— y todo se derrumbó. De los 20 a los 30 hice lo que pude, mi familia quedó arrasada y yo también. A los 30 me encontré con el teatro y se me abrió otro mundo. Me sentí más cerca de la niña que fui, a la jovencita que yo era, con ganas, con deseo, con fuerza, hasta que pasó lo que pasó”.  Eduardo, pareja de Mariela  y padre de su hijo Renzo, le recomendó en ese momento estudiar teatro con Pompeyo Audivert. “Ahí me empecé a rearmar. Fue muy transformador”. Luego siguió con Alejandro Catalán, Andrea Garrote y Ricardo Bartís. En 2017 hizo un taller de tres meses con la directora teatral y creadora del género biodrama Vivi Tellas y le dijo: “Quiero hacer algo con esto”. Así comenzó a darle forma al unipersonal.

Teatro para hoy con La Oso: el conurbano en escena
Mariela Alejandra. Foto: Lina Etchesuri

Fue un camino difícil y “muy poderoso para mi vida”, asegura Mariela. Recolectó recuerdos, repasó anéctotas, investigó.  “Recuperé la memoria de mi hermana, recuperé el vínculo. Treinta años después me encuentro haciendo el ejercicio de ser hermana de mi hermana”. Cuando estuviera lista la obra pensaba elegir actriz y finalmente se animó a ser ella quien subiera al escenario a contar la historia familiar. “No me atrevía a hacerlo. Era muy confuso para mí desde qué lugar una cuenta, desde qué lugar alguien se para y cuenta algo de la vida personal a los otros. Así que en un momento me di cuenta de que esta era una posibilidad de hacerme cargo de ese deseo y de animarme, que esto también era un regalo que mi hermana me hacía y un regalo mío hacia ella”.  A lo largo de la obra iremos conociendo a Sandra, sabremos que era fan de Shakira y la veremos en fotos luciendo su vestido de 15. “¿Quiénes cuentan esa historia?”, se pregunta Mariela. “Los que sobreviven. Esta es la historia de unas niñas que crecen juntas en los años 80 en el conurbano bonaerense. Me gusta poder compartir con la gente un poco de eso. Yo viví los años  80 como una niña que miraba con fascinación. Esa época me marcó a fuego”.

Teatro para hoy con La Oso: el conurbano en escena

Sandra era muy cariñosa, muy amiga de los abrazos, por eso su madre le decía la Oso y la Anchorena era el apodo elegido para Mariela: “Ay, cuántos humos que tenés, Anchorena, para ser de Monte Chingolo, me decía mi mamá. Claro, eran unas aspiraciones, unas pretensiones que no se correspondían con el mundo en que vivíamos”. Hasta el momento su madre no fue a ver la obra teatral, estrenada en abril en el teatro Poncho y desde julio en MU Trinchera Boutique. “Le voy contando algunas cosas y se va aflojando un poco. La mirada es muy amorosa con respecto a nosotras, a mi madre, que es una mujer que nos ha querido mucho. Una mujer que crió hijos en la adversidad, en la pobreza, en la ignorancia, pero con mucha capacidad amorosa. Yo le doy mucho mérito a mi mamá”.  

Mariela hace un retrato contundente sobre el barrio que las vio nacer. El universo Monte Chingolo arrastra en su espiral una desmesura a la que no se le puede poner freno. “Estábamos en ese lugar tan marginal y pasaban cosas muy muy zarpadas. Aparecieron esos pibes de pelo largo, querían ser distintos, vivir de otra manera. Irrumpía lo nuevo. En el barrio estaban las familias más formales y estaba la vagancia, la juventud queriendo ir hacia otro lugar. En mi casa eso se habilitó, se festejaba. Todo se vivía con libertad. Me acuerdo de las razzias  buscando a los pibes en la esquina y los devolvían con el pelo rapado. Me acuerdo de los pibes yendo a la farmacia, todas esas drogas que se buscaban ahí, las fiestas interminables, los fogones”. Su madre continúa viviendo en la misma casa; Mariela se fue y volvió varias veces y pasados los 30 ya no regresó a vivir sino a ir de visita. 

Abrir la caja

El 9 de agosto se cumplieron tres décadas del femicidio de Sandra. Confiesa Mariela que, luego de la tragedia, creyó que la causa era que Sandra no estaba bautizada por iglesia. Estaba todo listo pero el padrino nunca llegó y se suspendió la ceremonia. También pensó que como ella había tomado teta hasta los 5 años y Sandra no, su hermana era la cachorrita más débil. “Las respuestas que fui encontrando para tratar de comprender lo que había pasado fueron cambiando también con las épocas. Fueron apareciendo palabras nuevas, como femicidio. Algo empezó a cambiar, lo que pertenecía a nuestro mundo privado, lo que callábamos porque no sabíamos cómo explicarlo empezó a resonar socialmente. Ya no estábamos solas”. 

Al momento del femicidio de su madre, Yamila tenía un año y medio.  ¿Quién era mi mamá?, se preguntó un día. “Esta obra establece una comunicación entre mi hermana y su hija. No la olvidamos  y nos preguntamos  ¿quién era Sandra?”. 

Al momento de ser escrita esta nota, el número de femicidios en lo que va de este año asciende a 172. Cuando la revista llegue a las manos o a la pantalla del lector/a, muy probablemente sean más. La información puede chequearse en la web del Observatorio Lucía Pérez, que se actualiza día tras día: www.observatorioluciaperez.org. “Los femicidios siguen sucediendo, sin parar. Eso no cambió. La obra cuenta qué pasa en las familias, es una bomba que cae en la familia, es tremendo lo que pasa dentro del seno familiar cuando una mujer es asesinada. Es algo que sucedió hace 30 años y hoy tenemos el mismo dolor, la misma soledad, el mismo daño causado. Sigue pasando”.

Desde niña, Mariela se encerraba en su habitación para actuar, su modo de refugiarse en su imaginación y evadirse de una realidad que no era de su agrado. “Estábamos en ese barrio marginal, nunca había ido al teatro, entonces la referencia en cuanto a la actuación era la tele, donde no había nada que tuviera que ver con el mundo en el que vivíamos. Tenía culpa y vergüenza por tener una pretensión que no me correspondía”.  

El teatro abrió una puerta. “Fue un lugar para indagar, para sacar todo afuera”.  El proceso de armado de La Oso fue largo y complejo. Trabajó sobre la dramaturgia y la puesta con la actriz, dramaturga, docente y psicóloga Laura Nevole y con la dramaturga, directora y docente Paula Fanelli; y comparte la dirección con Jada Sirkin. En esos años de moldear la obra redescubrió a Sandra. “Mi hermana no era de ninguna manera esa chica débil que yo me había inventado. Era introvertida, pero no necesitaba estar agradando a los demás, como yo. Era una piba que estaba en su centro, conectada con ella misma y eso habla de su fortaleza. Me di cuenta de que ella estaba muy plantada en la vida. Dijo que no quería volver más con el tipo. Y el tipo quiso convencerla, mandó a otros y en un momento se dio cuenta que ella no iba a volver con él, de que realmente había decidido otra cosa y se la estaba bancando”.  

Doce cajas de cartón forman parte de la versátil escenografía. Por momentos representan un muro, luego se abren en dos, más tarde quedan dispersas por el piso. La idea de que las cajas fueran cambiando su ubicación surgió de casualidad en pleno ensayo. “Un día se cayeron y nos dimos cuenta de que era hermoso eso que pasaba, que era poético, metafórico, tenía volumen. Ahí está el teatro haciendo su magia. Pasaron muchas cosas para llegar hasta esa instancia.  En un momento me acuerdo que el muro era enorme, había muchos  efectos especiales y cuando me encontré con Jada y nos pusimos a trabajar juntes nos liberamos de todo lo grandilocuente y fuimos a lo simple, a lo esencial. Ahí se terminó de armar una puesta que tenía que ver más con la historia, que viene del arroyo Las Perdices de Monte Chingolo, de la memoria y por eso lo de ir armando y desarmando”.  

La Oso está muy lejos de caer en el golpe bajo o hacer foco en el sufrimiento, sino que Mariela apeló “al amor que nos permitió sobrevivir” y el hecho artístico consagra esa mirada de hermana que narra, que recuerda y abraza desde un vínculo potente y perdurable. “Es una obra amorosa, visceral, sin esnobismos. Estoy muy contenta de haberme animado a pararme frente a otrxs y desplegar esta historia. Yo quería reflejar mi mirada de niña, que la obra fuera un poco mágica. Siento que se parece mucho a lo que yo imaginaba”.

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Alta magia: el podcast «Vieron eso!?» de Nico Gentile y Licenciado Merpín cumple 130 emisiones y hay festejo

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Este jueves 4 de diciembre a las 20, en Riobamba 143 (CABA) el pocast Vieron eso!?, conducido por Nicolás Gentile y Licenciado Merpín, cumple 130 emisiones con participación de invitados especiales para compartir anécdotas, material de archivo exclusivo sobre el arte de la magia y números de ilusionismo junto al público.

 Vieron eso!? se ha consolidado en los últimos tres años como una plataforma de investigación, intercambio y encuentro para profesionales y aficionados de la magia en todo el mundo, con oyentes no solo de Argentina sino también de México, Chile, Brasil, Colombia, Venezuela, Guatemala, Perú y España. El podcast y este festejo 130 se producirán en el espacio que supo habitar el mítico mago Fu Manchú (el inglés David Bamberg) hasta 1974, sede de la Cooperativa Lavaca.

La invitación es abierta para todo mago, maga, artista de variedades, curioso o curiosa que quiera acercarse a aprender mientras ríe, o a reír mientras aprende: dos características singulares de este programa.

Biopics mágicas

Las historias se cruzan.

  • Nicolás Gentile es campeón Latinoamericano de Magia, actor y docente, una de las figuras jóvenes más destacadas del ilusionismo y la escena teatral argentina. Ganador del Premio María Guerrero 2024 como Mejor Actor Protagónico, participó en festivales internacionales como Magialdia (España), Limagia (Perú) y Hocus Pocus (España). Actúa en Othelo termina mal y Medida por Medida, la culpa es tuya —dos éxitos dirigidos por Gabriel Chamé Buendía—, forma parte de producciones de Netflix y Star+ y es creador de El Aparishentazo, uno de los festivales de magia y teatro más singulares de Buenos Aires.
  • Licenciado Merpín es un referente absoluto de la magia y el humor en Latinoamérica, con más de tres décadas de trayectoria. Ganador del Primer Premio FLASOMA en Magia de Salón y Magia Cómica, fue figura durante diez años del Festival Internacional de Magia de Colombia y durante otra década del Festival Internacional del Humor (Caracol TV). Protagonista de hitos de la magia porteña —como Magilocuras 89, Varietrix y El Show de Merpin—, inauguró salas, creó espectáculos icónicos y consolidó un estilo único que combina ilusionismo técnico, comedia física y absurdo, convirtiéndose en un artista de culto en la escena mágico-teatral.

De distintas generaciones, se conocen desde hace más de una década cuando Nico tomaba clases de magia con Merpín en la sala teatral El Bululú. Si bien Nico ya admiraba su magia, que venía siguiendo en videos de YouTube, cuando se convirtió en su alumno comenzó una amistad que fue creciendo con los años. En sus primeros shows Nico invitó a Merpín. “La actuación nos fue acercando”.

Después de una charla con Merpín en 2019, en el marco de un ciclo de entrevistas de Nico por su canal de YouTube a diferentes artistas llamado Alguien piensa en mí,  un colega uruguayo —Federico Poeymiro— les sugirió hacer más videos juntos.

-¿Qué te parece si hacemos un podcast?- preguntó  Nico.

-¿Qué es eso?- quiso saber Merpín.

De aquellas dos preguntas nacieron al menos 130 respuestas.

Alta magia: el podcast «Vieron eso!?» de Nico Gentile y Licenciado Merpín cumple 130 emisiones y hay festejo

La insolente frivolidad

Comenzaron a grabar el podcast en la casa de Merpín con un celular, en formato de 20 minutos. Nico: “Con el tiempo, un montón de magos de todas partes nos hablaban de los podcasts. Todos los estudiantes que tuvimos en el curso online llegaron gracias a los podcasts porque ya nos conocían. A Merpín lo conocían porque es un mago histórico. A mí me decían: ‘¿Vos sos el que hace los podcasts con Merpin?’”.

¿De qué hablan en los podcasts? Merpín: “Es un espacio destinado a abordar temas que le pueden interesar a quienes quieren estudiar esta práctica, la historia, la teoría y la filosofía de la magia. A mí me gusta definir la magia como un arte de una tremenda profundidad revestido de una insolente frivolidad. Eso es la magia y eso es nuestro podcast”. Suma Nico: “Hablamos también de cómo lograr el personaje en la magia, tratando de profundizar la cuestión”.

Dos miradas sobre Vieron eso!? Miguel Bravo, de Libros de Magia-YouTube plantea:  “El trono se lo tengo que dar sí o sí a Merpín y a Nico Gentile con su podcast. Los he escuchado al detalle, saben mucho, es maravilloso poder aprender de personas que conocen tanto de la historia de la magia, cómo lo transmiten, esa pasión. Cualquier mago debería interesarse por aprender del mundo de la magia con ellos”

Germán Arciniegas, de Pasto Magic, agrega: “Regresaron a las redes conservando su estilo irreverente, con muy buenas historias, datos, humor e indirectas. Nada que agregar, si no lo conocían háganse el favor y revisen todas las temporadas, hay muchísimo material de alta calidad”.

@gentileilusionista

@merpinmago

Vieron Eso!? Spotify

https://www.youtube.com/@NicolasGentile
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Cine

Norma Punk: la jubilada que hizo llorar a Cavallo

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Una joven feminista investiga quién fue y qué hizo Norma Plá, la jubilada que en los 90 salió a la calle y encabezó los reclamos de jubilados por sus paupérrimos haberes: cualquier parecido con el presente, a cargo de quien lee. Se convirtió en mediática frente al menemismo, sin abandonar nunca la calle. Llegó a hacer llorar incluso al entonces ministro Domingo Cavallo y ha sido inspiración de canciones de Damas gratis, Bersuit, y la célebre Mi vieja, cantada por Pappo. Lo que muestra el film Norma También dirigido por Natalia Vinelli y Alejandra Guzzo. Un viaje a los 90 para mostrar que no todo fue pizza con champán, y que también hubo puebladas, piquetes, movilizaciones y efervescencia. El significado de aquella mujer revulsiva hoy, en medio del ataque a los jubilados (mañana hay nueva marcha) y al cine. Por Franco Ciancaglini.

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Cine

Oíd mortales

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Este jueves se estrena Belén, la película escrita, dirigida y protagonizada por Dolores Fonzi basada en una historia que resume los injustos procesos que padecimos para justificar la criminalización del aborto. Qué significa recordar hoy cómo obtuvimos ese derecho. Por Claudia Acuña.

¿Escuchan?

Es la voz de la época.

Ese es el tono que sintoniza Belén, la película de Dolores Fonzi y es suya en todos los sentidos: la escribió, la dirige, la actúa, la siente y se la apropia en cada escena, con esa mirada atenta a su entorno y ese gesto de alerta siempre, sin ninguna posibilidad de relajar, porque lo que suena a su alrededor es el tic tac de una bomba social a la que nadie ahí arriba le presta atención. La realidad no será ese lugar inmutable, ya no, pero en ese palacio de la justicia tucumana su personaje –abogada, madre, esposa, creyente– es el único con las orejas atentas. Y con eso alcanza y sobra para que durante una hora y cuarenta minutos Dolores Fonzi convierta en cine aquello que nos sacudió hace apenas unos años.

Arriesgo: Belén es el equivalente a Argentina, 1985, pero feminista y contemporánea. Nos pasó a nosotras cuando hicimos Historia, hace un rato nomás.

En la película Belén es Camila Plaate y su lucimiento es uno de los tantos méritos de Fonzi-directora. Lo es también el guion, que escribió junto a Laura Paredes, su socia también en esta ficción. Ambas cualidades se evidencian especialmente en el momento más conmovedor: nada menos que la escena que resuelve toda la historia a pura actuación. La dimensión de lo que representa Fonzi como actriz puede medirse al comparar las dos películas que dirigió: Blondi y Belén son dos personajes tan diferentes porque su versatilidad es extraordinaria.

Oíd mortales

Dolores Fonzi y Laura Paredes.

Belén, en la vida, es el nombre de fantasía que ideó la abogada Soledad Deza para poder difundir sin exponerla el caso de esa mujer condenada en 2014 por un aborto espontáneo, a la que acusaron sin pruebas, sufrió tres años de cárcel y logró ser liberada por un movimiento social que sacudió todo el país y más allá: la propia Dolores Fonzi escribió a mano en una hoja el reclamo “Libertad para Belén” y lo levantó en el escenario de los Premios Platino al cine iberoamericano cuando recibió, en 2016, el galardón a la mejor actuación por su protagónico en La patota. No sabía que así nacería la idea de esta película: en la platea estaba Leticia Cristi, una de las responsables de la productora K&Z, que se interesó por la historia. Cuenta Fonzi que en aquella ceremonia realizada en Punta del Este el actor Guillermo Francella le preguntó “¿quién es Belén?”. Dirá entonces: “Ahora se va a enterar”. También cuenta que cuando la Belén real vio su historia en la pantalla tuvieron que parar la proyección para que se recuperara de la congoja que le produjo. Finalmente, sonrió: el cine también cura heridas sociales.

Pero fundamentalmente Belén son los ojos de Fonzi: su modo de ver.

Mirar es un acto político, nos advirtió John Berger.

Es arte y es contexto.

Escuchemos a Berger:

 “Si el lenguaje de las imágenes se utilizase de manera distinta, éstas adquirirían, mediante su uso, una nueva clase de poder. Podríamos empezar a definir con más precisión nuestras experiencias en campos en los que las palabras son inadecuadas: la vista llega antes que el habla. Y no sólo experiencias personales, sino también la experiencia histórica esencial de nuestra relación con el pasado: es decir, la experiencia de buscarle un significado a nuestras vidas, de intentar comprender una historia de la que podemos convertirnos en agentes activos”.

Oíd mortales

Es exactamente eso lo que nos ponen por delante Dolores Fonzi y esta Belén: aquello que necesitamos. También nos muestra que la mirada llega antes que los oídos: se escucha aquello que se mira. Escuchar la época es saber dónde mirar.

¿Escuchan?

En tiempos en que nuestra mirada está esclavizada por las pequeñas pantallas el cine nos libera de la domesticación de la imaginación. Por eso para el autoritarismo es un enemigo y para crear otras formas de ser y estar juntas, juntos, es aliento, abrazo, incentivo.

¿Escuchan?

En tiempos en los que el poder es sordo y ensordece, Belén nos grita qué hacer.

¿Escuchan?

Somos nosotras cambiando el mundo.

Derrotando la injusticia, el odio, la desigualdad.

Belén nos muestra que lo hacemos con jeans ajustados, con anteojos del sol como vincha y con nuestras hijas formulando las preguntas que nunca nos atrevimos a hacer.

¿Escuchan?

No tenemos las respuestas en la boca, sino en los pies.

Oíd mortales
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