Teatro
Teatro, comunidad y vida: se viene el Zancadazo
¿Usted está aquí? pregunta en su 7° edición el Festival de Teatro de la compañía La Zancada. Si la respuesta es positiva, entonces estaremos dispuestxs a disfrutar entre el 12 y el 15 de septiembre de esta fiesta que el grupo teatral La Zancada organiza por tercer año consecutivo en la Asocicación Cultural Arte y Vida, espacio que lleva más de 65 años ubicado en el corazón de Martín Coronado, partido de Tres de Febrero. Aquí, el programa completo: con entrada a la gorra y de la mano de la autogestión, se presentarán en el Festival nueve obras teatrales que ponen el acento en el trabajo colectivo y en las posibilidades de la creación para compartir la vida. Por María del Carmen Varela
A partir de este jueves y hasta el próximo domingo se llevará a cabo “El Zancadazo ¿Usted está aquí? Festival Nacional de Teatro”, evento anual que desde hace siete años se propone generar una fiesta comunitaria para fortalecer los lazos entre artistas, estudiantes, docentes y vecinxs. Participaron de la convocatoria obras de todo el país y nueve de ellas quedaron seleccionadas: espectáculos de Entre Ríos, La Rioja, Santa Fe, Buenos Aires y CABA son los que veremos en escena. También un taller de gestión cultural facilitado por gestores del Instituto Nacional del Teatro y la Universidad de Tres de Febrero.
En el día de la inauguración, el jueves 12 a las 21.30 hs, habrá función de Teoría de la Sirena, biodrama musical de la actriz y cantante Sofía Diéguez, gestado en el marco del Laboratorio de Experimentación en Comunicación y Artes Escénicas que funciona en el espacio MU Trinchera Boutique de Cooperativa lavaca. En el unipersonal, que contó con la colaboración de Elisa Carricajo, actriz, directora, dramaturga, docente e integrante del colectivo Piel de Lava, Sofía canta sus propias canciones, cuenta fragmentos de su vida y explica por qué la alegoría de la sirena le es tan cercana y simboliza su transición.
El Zancadazo nació durante la pandemia, como un acto desesperado por parte de lxs integrantes de La Zancada, con la intención de encontrarse al menos de manera virtual con colegas y espectadorxs. Las primeras ediciones fueron online, una local, una nacional y dos internacionales. Ante la incertidumbre del financiamiento local e internacional, este año apostaron al financiamiento colectivo: le propusieron a colegas, vecinxs, amigxs, estudiantxs, comerciantes de la zona sumarse como productorxs del Festival.
“Las expectativas siempre están ligadas al encuentro comunitario” coinciden Carolina Ayub, Aldana Pellicani, Nabila Hosain y Alejandra Escalada, integrantes de La Zancada. En los días previos al Festival tienen la costumbre de ir a charlar con lxs vecinxs, las organizaciones barriales y las escuelas para contarles sobre El Zancadazo. “Buscamos crear en un año tan complejo un espacio, una invitación a situarse, una pregunta sobre dónde está cada unx, una invitación a que estén con nosotres durante 4 días, tomar el festival como fuente de energía, alegría y amorosidad. Podríamos haber desistido por la falta de recursos económicos, pero decidimos hacerlo porque nos importa el encuentro, nos retroalimenta, lo necesitamos”. Se suman a la organización del Zancadazo en esta oportunidad: Elena Canadell, Adela Iñigo, Santiago Zarub, Micaela Caboviando y Nicolás Torday.
Como grupo, La Zancada presenta la obra Alucinada, de cómo una maestra se volvió escuela, (en la foto principal) unipersonal escrito e interpretado por Carolina Ayub que refiere a la maestra Lucina Álvarez, secuestrada en 1976. Lucina no llegó a dar su clase de literatura en la escuela para adultxs de Córdoba y Riobamba, en Buenos Aires, sus alumnos salieron a buscarla y desde entonces sigue siendo una desaparecida. Era escritora, poeta, periodista, docente y militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). “En un momento donde los discursos de odio crecen, haremos crecer con este material la memoria colectiva”. La escuela de La Zancada presentará dos materiales de creación colectiva: Paulita y Está muerto.
Para la selección de obras, priorizaron la diversidad tanto en estéticas como en temáticas y espectáculos producidos por mujeres y disidencias. “Una vez que vimos todos los espectáculos, analizamos las propuestas y armamos varias programaciones posibles en donde buscábamos hacer convivir de la mejor manera los espectáculos”. Habrá también un taller de gestión para proyectos teatrales dictado por gestores de la Universidad de Tres de febrero y del Instituto Nacional del Teatro. “Nos proponemos colaborar con la profesionalización de las compañías que están en crecimiento y la socialización para colegas que quieran tener mas herramientas a disposición a la hora de gestionar sus obras. Queremos que el festival sea una fiesta comunitaria y que desde el placer de encontrarnos a ver teatro surjan nuevas formas de pensarnos”.
La obra Pueblito, una de las que se presentará en El Zancadazo.
La Zancada está compuesta por un grupo de profesionales de las artes escénicas que vienen trabajando juntxs desde hace seis años, tanto en Provincia de Buenos Aires como en CABA y está formada por tres áreas: Escena a cargo de las producciones teatrales, Escuela con una amplia oferta de cursos destinados a la formación actoral y Editorial con el fin de investigar, impulsar y documentar el pensamiento crítico del oficio. El espacio donde se desarrolla el Festival es Arte y Vida, allí La Zancada desarrolla una escuela de teatro para todas las edades. “Es el territorio con el que dialogamos todo el año, durante los días del Festival nos encontramos con vecinxs, comerciantes, estudiantes de escuelas cercanas y sus familias. Es en comunidad como nos interesa dialogar. Lxs vecinxs llegan a las funciones en grupo, en bici, en autos, se encuentran y toman algo en el bar que tenemos en el espacio. Es de vital importancia para nuestra compañía instalarnos fuera de los centros hegemónicos con un festival de teatro de calidad y con la mayor diversidad posible”.
Imagen de la obra El corazón del actor.
Programación completa
Jueves 12 de septiembre
19 hs: Apertura del Festival
20 hs: Paulita
Una Paulita. Entre rosarios, castas sin abrir y dólares robados. Una Paulita, agotada. Entre promesas rotas, murmullos de pasillo y relojes que se detienen. Una Paulita, acorralada. Entre ancianos, una nieta y un cardenal. ¿Los últimos suspiros? ¿Los únicos? ¿Quién queda para contarlo?
Intérpretes: Adrián Burasi, Julieta Mazzolla Gil, Martina Paratcha, Micaela Garcia Vildoza, Patricia Longhi, Patricio Vega y Rocio Leivas. Dirección: Carolina Ayub.
Producción: La Zancada Teatro.
21:30 hs: Teoría de la Sirena
Una bio musical. Sofía está buscando cómo contar su historia. la del pasaje del amplio mar a la tierra firme, o viceversa. Se pierde en recuerdos y canciones, y en retazos de una aventura pop, de una comedia romántica, de una coming-of-age movie. Sofia cuenta cómo se trajo a la luz. Teoría de una sirena es un work in progress que irá buscando su devenir mientras se comparte con el público.
Intérprete: Sofia Dieguez.
Producción: Laboratorio de Experimentación en Comunicación y Artes Escénicas
Viernes 13 de septiembre
20 hs: Ir, sobre tierra
Atilio, el cartero, recorre los últimos buzones oxidados del barrio entregando unas cartas. Luego de mucho pedaleo, agotamiento y noticias llega una inesperada carta, un tanto misteriosa que lo tomará por sorpresa y lo llevará de paseo por diferentes sensaciones. Tomará decisiones erróneas, se confundirá. Mientras tanto, las ruedas de su bicicleta Manuscrita seguirán girando, como su mundo, como las cartas por los aires. ¿Qué decía esa carta? ¿Descubrirá que siendo otrxs, siente? De los Hermanos Guerra.
21.30 hs: Neurosis Endémica
La obra nace del sentir que la muerte, la política y la creencia en algo superior (religión), son temas que no escapan a ninguna persona, solo alcanza con ser un humano, para que en algún momento, antes o después, estos temas te hayan atravesado. En lo personal, me jodieron bastante y fue lindo el darme cuenta que no era el único, para después concluir que nos iguala a todos.
Grupo teatral Un Café, teatro independiente de La Rioja Argentina.
Sábado 14 de septiembre
19 hs: Pueblito
Una adolescente a punto de vivir una de las experiencias más trascendentales de su vida no puede transitarla como debería por estar envuelta en una crisis de ansiedad. ¿Cuánto influye en nuestra vida lo que los demás esperan de nosotros? Soñar nuestro futuro a veces puede convertirse en la pesadilla que nos haga perder el presente.
Elenco: Bianca Lemos, Rocio Echavarria, Leandro Romero y Santiago Sikomas. Dirección Gisele Diez.
21 hs: Alucinada, de cómo una maestra se volvió escuela
En el aula de una escuela nocturna, una portera se hace presente para avisar que la maestra de literatura no llegará a dar clase. El público oficiará de estudiantado, María intentará enseñar, el pizarrón se revelará y en conjunto reconstruiremos la memoria de la maestra y poeta Lucina Álvarez, desaparecida en 1976 por el terrorismo de Estado.
Dramaturgia y actuación: Carolina Ayub.
Producción La Zancada Teatro
22.30 hs: La Cura, memorias invertidas – Unipersonal autobiográfico de danza-teatro
La obra tragicómica de danza teatro invita a recorrer una parte de la historia de un personaje proselitista de la heteronorma, que se descubre, reconoce y encuentra. Los mandatos, la religión, y las llamadas Terapias de conversión de género son puestas sobre el tapete para visibilizar que, en el siglo XXI, sigue siendo difícil adoptar las formas de ser y estar en el mundo que se nos vengan en ganas.
Creación y dramaturgia: Gastón Onetto.
Domingo 15 de septiembre
20 hs:Está muerto
Es una casa como la de cualquiera. ¡Peligro! Con una mesa y unas sillas como las de cualquiera ¡Peligro! En donde toma m ates y charla una matrimonio como cualquiera ¡Peligro! Intérpretes: Federico Ortiz , Nicolas Torday, Ramiro Pereyra, Joaquin Morales, Elena Canadel, Noah.
Salamanca Tola, Santiago Zarub, Mariela Romero. Producción La Zancada Teatro.
21.30 hs: El corazón del actor
El Corazón del Actor es un espectáculo teatral inspirado, tanto en su escritura literaria como escénica, en los géneros fantástico, de terror y policial. Textos que generan otros textos, que generan a su vez, otras lecturas, pensamientos, acciones; otros mundos. La lectura se convierte en actividad creadora. Basada en textos de Edgar Allan Poe y Marco Denevi. Una confesión de muerte y la lucha por la razón ante los ataques de las zonas más oscuras de la mente, desafiando el sentido de la realidad. Un recorrido por el laberinto de la locura. Una historia sobre el crimen, la culpa, y la percepción de la realidad, puestas en cuestión constante en la mente del protagonista. Ficción y realidad latiendo en un mismo corazón.
Producción: Teatro del Bardo de Entre Ríos.
Sábado 14 y domingo 15 de septiembre
15.30 a 17 hs: Tejiendo escenas: gestión cultural para proyectos teatrales
Taller dirigido a quienes tengan interés en la actividad teatral autogestiva. Se incentiva a diseñar un proyecto escénico desde cero, teniendo en cuenta herramientas de la gestión cultural para llevar adelante una puesta en escena.
Dictado por Guadalupe Zapata (INT), Mariano Jorge (UNTREF).
Sala Arte y Vida (Remedios de Escalada 6570 – Martín Coronado – Partido Tres de Febrero).
Ala gorra, reservas por Alternativa Teatral.
La Zancada: Aldana Pellicani, Alejandra Escalada, Nicolás Gentile, Julieta Costa, Carolina Ayub y Nabila Hosain.
Artes
Arquetipos: el festival de las máscaras
Este viernes arranca la 4° edición del Festival de Teatro de Máscaras Arquetipos, organizado por el Club de Artes Los Pompapetriyasos de Parque Patricios. Esta fiesta del teatro, que se extenderá hasta el 29 de septiembre, busca difundir el teatro de máscaras, lenguaje teatral ancestral cuya técnica forma parte del entrenamiento del teatro comunitario. La programación incluye obras provenientes de distintas partes de la provincia de Buenos Aires y el clásico del grupo Los Pompas, Lo que la peste nos dejó, estrenada en 2012, surgida por los estigmas en torno al Parque Ameghino.
Compañías teatrales de Necochea, Bahía Blanca, Florencio Varela, entre otras, participarán de este Festival que pone el acento en el teatro de máscaras. La idea surgió durante la pandemia, cuando pensaron distintas propuestas para convocar a la comunidad a participar de juegos teatrales e implementaron un trabajo sobre máscaras de cartón con la colaboración de Máscaras Iriarte, del escenógrafo y realizador de máscaras Alfredo Iriarte. “Todo el teatro comunitario tiene una fuerte impronta del teatro de máscaras —cuenta Agustina Ruiz Barrea, directora de Los Pompas— que es un lenguaje muy empático , que provoca cercanía, ternura, sensibilidad. Por eso decidimos hacer este festival, hacerlo crecer, acompañarlo”.
Ocho obras componen el Festival, sumadas a Lo que la peste nos dejó, obra emblemática de Los Pompas, grupo nacido hace veintidós años cuando el Grupo de Teatro Comunitario Catalinas Sur y el Circuito Cultural Barracas buscaron cómplices para su aventura artística colectiva en otros barrios desde la Carpa Cultural Itinerante. Sus primeras obras fueron Con familias como ésta y Visita Guiada. En 2006 dejaron de ensayar en el Parque Patricios debido a la construcción del subte H, se mudaron entonces al Parque Ameghino, poco concurrido y con un estigma que se ocuparon en investigar. Ese lugar había oficiado como cementerio durante la epidemia de fiebre amarilla en 1871. También estaba muy cercana la cárcel de la Av. Caseros, el Muñz, hospital de aislamiento más importante de Sudamérica, un matadero, el barrio donde se quemaba la basura.El desafío era escarbar y encontrar otras capas desde donde producir memoria y arte.
El interrogante que los convocó fue: ¿Qué es lo que la peste nos dejó? Y así surgió la esencia esta obra, estrenada en 2012 y declarada de interés cultural por la Legislatura Porteña, que indaga sobre las huellas de la fiebre amarilla en Buenos Aires a fines de 1800. El debut fue en el Parque Ameghino, lugar de inspiración, y luego la presentaron en distintos espacios públicos y galpones: el teatro del colegio Bernasconi, la escuela ORT, Tecnópolis, el Centro Cultural Haroldo Conti de la ex ESMA, el Circuito Cultural Barracas, el teatro Catalinas Sur, el Club Huracán, el Cabildo, entre otros. Después vinieron otras obras que les permitieron seguir interviniendo en las calles del barrio.
“Este año hicimos el Festival como pudimos pero nos pareció interesante seguir sosteniéndolo, porque creemos que el teatro crece, se despliega y muta si se producen intercambios con otras experiencias y conocemos otras maneras de hacer. En este caso, el lenguaje de máscaras es el que prima en casi todos nuestros trabajos” aclara Agustina. Los Pompas crean con los pies y el corazón en el barrio de Parque Patricios, “partiendo de las historias individuales y colectivas de sus habitantes, las problemáticas que los definen, su pasado y su presente”. En 2011 lograron alquilar un espacio propio en la esquina de Brasil y Esteban de Luca, allí pintaron un mural con la ayuda de lxs vecinxs. En 2019 se mudaron a la actual sede de Brasil 2640 y en octubre de 2021 pudieron hacer la inauguración oficial en el marco del 1° Festival de máscaras Arquetipos. Allí presentaron la obra Retazos de una espera, historias de cartón, creada a partir de las máscaras construidas durante el aislamiento. En esta sala con capacidad para 150 personas, arranca hoy una fiesta del teatro comunitario, también a modo de homenaje a uno de sus impulsores, recientemente fallecido, el gran Ricardo Talento, director e inspirador del Circuito Cultural Barracas.
06/09: Anarquía Marítima de la Compañía Pan y Circo de Bahía Blanca
07/09: Lo que la peste nos dejó, Los Pompapetriyasos
08/09: 3er Cordón del Conurbano, una tragedia marrón, de los Payasos del Matute, ganadora de la Fiesta Provincial del Teatro 2023
13/09: Mutar, teatro de máscaras.
14/09: Lo que la peste nos dejó, Los Pompapetriyasos
15/09: Como el caracol, de Compañía Analógica de Necochea, ganadora de la Fiesta Provincial del Teatro 2023.
20/09: Varieté Rodante.
21/09: Lo que la peste nos dejó, Los Pompapetriyasos
22/09: Serenatas y sanatas, otro espectáculo de Los Pompas, de creación colectiva.
27/09: La nariz.
28/09: Lo que la peste nos dejó, Los Pompapetriyasos
29/09: Despiertas,¿Quiénes fueron ellas? de Pregones Varelenses, Grupo de Teatro comunitario Florencio Varela.
Más información: www.pompapetriyasos.com.ar
Entradas por Alternativa Teatral
Teatro
Dólar, trabajo, y teatro para personas ni rotas ni descosidas
Las horas dedicadas al trabajo y sus dilemas existenciales: ¿vivir para trabajar o trabajar para vivir? Dos obras llevan a semejante pregunta: billetes verdes, plata dulce y otras confusiones argentinas en un caso y, en el otro, una fábrica como metáfora de estos tiempos. Por último, una obra donde tres mujeres desafían el paso del tiempo y buscan salvar la radio del pueblo al ritmo del bolero, al que resignifican con la valentía del sonido de esta época. Por María del Carmen Varela
La vergüenza de haber sido y el dólar de ya no ser (Testimonio dramático de un sobreviviente 1997-2001)
Cambio, cambio, dice Alberto Ajaka mientras sube las gradas de la sala teatral y entrega un dólar en miniatura en cada butaca. Así da inicio a este espectáculo de un solo actor, un relato en primera persona, un formato artístico que funciona como una afluencia de anécdotas de quien transitó su juventud en los ‘ 90. La economía y su dulzura transitoria, la crisis y su amargura ineludible. El dólar y su reinado, su marca indeleble sobre el mercado financiero argentino, el intruso que pareciera haber llegado alguna vez para quedarse e impregnar de verde el anhelo económico local. El contexto de la última década del milenio pasado es escenario de las aventuras, desventuras y confesiones de quien sumó su fuerza de trabajo a la empresa familiar para más tarde enamorarse de la actuación.
La obra tuvo dos funciones en diciembre de 2021 en la Casa del Bicentenario, en el marco de la exposición Memoria del caos. De la atomización a la organización popular, a veinte años de las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001. Ajaka la creó especialmente para este evento y fue lo primero que hizo transcurrido el período más cerrado de la pandemia. Su padre, Alberto Tito Ajaka había fallecido un año antes y este fue y sigue siendo el único duelo que le tocó afrontar. Hablar de su padre en escena le resulta una actividad terapéutica y reparadora. “Yo venía coqueteando con la idea de hacer un monólogo , tengo varios terminados y nunca me decidía”. Esta fue entonces la oportunidad de concretar. “Voy a meterme con mi vida, lo personal está siempre en la actuación hay materiales que me tienen como intérprete donde puedo imprimir más, o menos, de lo personal, en este caso le sumaba lo biográfico”.
Ajaka supone la existencia de tres Ajakas: “Este que soy yo, el que está en ese presente escénico que no tiene tiempo ni lugar, que es una especie de fisura en el tiempo, un agujero negro, donde el tiempo se confunde, en ese borde del agujero negro que los físicos llaman horizonte de sucesos. Y el Ajaka al que se refiere el que está en escena. No puedo dar fe de que ninguno de ellos sea yo, les doy mi cuerpo pero el Ajaka que habla es exagerado, demasidado romántico para mi gusto, pero tengo que aceptarlo. De aquel Ajaka yo ya ni me acuerdo. Me decidí a hacerlo porque había algo de la biografía donde decanta algo del clima de época”. Ese clima donde los paradigmas trastocan sus esencias. “En los ‘ 90 aparece la idea de la precarización del trabajo —y de los sueños — por el cierre de las empresas industriales, lo cual trae como consecuencia la merma en la demanda de personal especializado y por tanto de los oficios. Aparece el boom de los servicios, la era de la comunicación, la venta, el telemarketing, un mercado laboral con menos para ofrecer, un laburo peor pago, con trabajadores descartables”.
Desde 1997 hasta 2001. En ese paréntesis que aparece en la obra, Ajaka trabaja junto a su padre en la imprenta familiar, son asaltados varias veces, se pone de novio con Marcela, se compra un 0km rojo y reluciente que lo lleva de La Matanza a Puerto Madero. En una sola noche entra y sale de una decena de locales, se embriaga del glamour de los ‘ 90, se deja seducir, se enciende, se alborota y se estrella. En ese relato se percibe un Ajaka genuino. Aparece el niño, el joven, el que creció hasta las cinco décadas, el que hizo lo que quiso, el que descubrió una canción a bordo de su auto rojo y con entrega y generosidad la canta para nosotrxs. El escenario está despojado, solo un micrófono para cantar ese hit que nos hace seguir el ritmo con el pie y una botella plástica con agua para rociar su verborragia. “En el espectaculo agrego, saco, tengo alguna interacción con el público. A veces me paso de rosca, no tengo que poner todo en el asador poque me paso del tiempo”.
También en el 2001, Ajaka conoció el placer de actuar y no lo soltó más. Además de esta obra, en este momento está también en Made in Lanús, de miércoles a domingos. Los viernes sale corriendo del Multitabarís para ir a Nün. “Llego justito para hacer esta función. No estoy contento nunca, yo estoy contento mientras actúo. No me pone contento la idea de actuar, voy con cierta pesadumbre porque sé que voy a tener que hacer el sacrificio, pero después encuentro el goce en la entrega, en la crucificción, en la inmolación, porque es la que me tocó, es el modo que yo encontré para afirmarme en mi individualidad y para hacer el bien, al mismo tiempo”. Ajaka, como todxs nosotrxs, es un sobreviviente. A la economía, al dolor, al amor, el que se enfrentó con el diablo y estuvo con dios en el baño de un boliche de moda de la Costanera, sacude sus miedos, abre su corazón y, afortunadamente, ahí estamos para verlo.
Nün Teatro Bar, Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Viernes 22.30 hs
A la fábrica
Me matan si no trabajo, y si trabajo me matan. Con esta frase arranca la obra A la fábrica. Frase que se repetirá en varias ocasiones, como un mantra, una contradicción, una condena. Esa misma frase da título al documental rodado en 1974 por el cineasta Raymundo Gleyzer — desaparecido en 1976 por la dictadura civico-militar—en torno al conflicto obrero en la fábrica metalúrgica Insud de La Matanza, donde los trabajadores padecían de una enfermedad denominada saturnismo que consiste en tener plomo en la sangre lo cual deriva en dolor insoportable de cabeza, impotencia sexual, dolor de huesos y mareos entre otros trastornos. El saturnismo mataba lenta y dolorosamente a los trabajadores y también contaminaba a sus familias. Ante esta situación de extrema vulnerabilidad y el adeudamiento del salario, iniciaron una huelga.
Esta frase remite a un poema del poeta cubano Nicolás Guillén y sirvió de inspiración para la creación colectiva de una obra teatral surgida entre lxs estudiantes del último año de la Universidad Nacional de las Artes, en el Departamento de Artes Dramáticas. “El eje principal —cuenta Sergio Sabater, director, dramaturgo, docente y actual Decano de la UNA en Artes Dramáticas— fue trazar una reflexión escénica sobre el trabajo como una dimensión de la condición humana, por un lado estaba la idea de la fábrica como metáfora, el trabajo industrial que surge con la modernidad y sigue hasta hoy, también estaba la hipótesis de interrogar a los actores y actrices que no conocieron el universo de la fábrica, respecto a cuál era su situación y su conflictiva con la dimensión laboral que les toca asumir”.
Hay 28 actrices y actores en escena, cada uno de ellxs viste indumentaria de trabajo que cumple con el objetivo de uniformarlxs, aunque los overoles, delantales y guardapolvos de distintos colores otorgan individualidad y protagonismo a cada unx de lxs intérpretes. Con un texto profundo y testimonial, darán cuenta con sus palabras y sus cuerpos de la magnitud de la actividad laboral en sus vidas. Y en las nuestras, claro. Una estructura de tres turnos, el trabajo como sostén, como forma de ganarse el sustento y muchas veces como una obligación de acatamiento y sometimiento ineludible.
Aparecen en una pantalla imágenes del documental de Gleyzer y también de La salida de los obreros de la fábrica, del director alemán Harun Farocki, que dialogan con lo que sucede en escena. La fábrica encarna el espacio tradicional del trabajo industrial y también invita a reflexionar sobre la realidad laboral que se replica en otros ámbitos laborales. Así van tomando forma las historias de quienes ponen el cuerpo en escena y escuchamos como cada unx dice su nombre y expone una situación laboral propia. Alguien cuenta que trabaja en telemarketing y que le piden hablar de pie, otro que su jefe lo hostiga porque un día se olvidó las llaves del local y llegó tarde, otra que trabaja en un shopping parada durante doce horas.
“Hay muchos aspectos de la obra que me interpelan dado que fue una obra que se gestó desde cero,con todes nosotres arriba del escenario. Habla sobre la labor del actuante y todo lo que hace o deja de hacer para poder trabajar de aquello que lejos de llenarnos el alma,nos perpetúa en este sistema,el trabajo convencional y mal remunerado. Matraviesa como actriz y ciudadana de esta sociedad”, dice Macarena Laura. Suma Daiana Gonzalez: “Me interesó particularmente poder transmitir en escena, cómo seguimos actualmente atravesados por la forma de producción del sistema capitalista, por esos ritmos caóticos de producción y que a pesar de encontrar un pequeño tiempo de libertad y placer por fuera, generalmente estamos condenados a ser un producto descartable para ese sistema. Me identifico como parte de un colectivo, de una clase social, de una sociedad, donde sí siento que la obra muestra nuestro propio modo de producción como trabajadores de la cultura y a su vez es en medio de ese sistema dominante, donde quedamos subvalorados”.
Los cuerpos en escena reflejan esa metodicidad exigida, ese circuito sin fin que debe ser respetado para lograr eficiencia.¿Vivir para trabajar o trabajar para vivir? se preguntan al unísono. También hacen rodar su humanidad, sus ganas, su voluntad y el deseo de lograr lo que “empieza allí donde termina el trabajo impuesto por la necesidad”: a lo que Marx llamaba “el reino de la libertad”.
Teatro Beckett, Guardia Vieja 3556, CABA
Domingos 19.30 hs
Ni rotas ni descosidas
Un encuentro, tres historias. Ni rotas ni descosidas borda el sello de la amistad entre tres mujeres que han cumplido seis décadas, deciden apostar a los sueños y metas que son abundantes y alumbran cada uno de sus pasos. Las actrices Dana Basso, Cecile Caillon y Mariana Smibiansky encarnan a Dalila, Ro y Mara, quienes en su juventud formaban el Trío D´Amor, especializado en boleros.
Pasaron cuarenta años y la voluntad de salvar a la radio de su pueblo —Los Ángeles— hace que se reúnan las tres nuevamente. Una de ellas, Ro, se fue a sus veintipico a vivir al exterior, para no enfrentar los rumores y prejuicios del pueblo y cuatro décadas más tarde regresa entusiasmada por ver a sus amigas de la infancia y cantar juntas en una maratón musical. La obra transcurre en el camarín donde las tres se abrazan, ríen, recuerdan y dimensionan su amistad de casi toda la vida. ¿Qué las unió en el pasado? ¿Qué las une ahora?
La actriz Dana Basso escribió esta obra que nació “desde el pensarnos mujeres de más de 60, con historia personal de años vividos, de compartir pasiones y desde la noción de amistad en esta época de la vida. Se ha escrito mucho sobre la amistad. Desde Sócrates a Shakespeare, Camus, Borges, o Foucault; cada uno ha interpretado la amistad y ha expresado de alguna forma su parecer con respecto a ella. Es que es amiga aquella persona que te ‘apuñala de frente’ como decía Oscar Wilde o ‘aquella que camina a tu lado’ como escribía Albert Camus. ¿O ambas?”
En el Taller de Dramaturgia que dictaba el director, guionista y dramaturgo Javier Daulte, Dana manifestó su deseo de escribir una comedia musical. “Y nos embarcamos en esta aventura. Terminó siendo un Drama Cómico Musical que cuenta la anécdota de las vidas de estas tres mujeres que se juntan para salvar la radio de su pueblo natal. Cada una con su vida a cuestas y cada una con sus sueños”. A medida que transcurre la obra, aparecen conflictos a los que habrá que mirar de frente, algunos se arrastran desde hace años y es necesario resignificarlos. “El amor, la amistad, las diferencias entre las personalidades de ellas tres. ¿Cómo se sigue aunque, a veces, la vida te apalee y el dolor sea grande?. ¿Perseguir las utopías? ¿Apoyarnos en lo que amamos? ¿En los que nos aman? Y, básicamente no quedarse esperando que algo pase, sino, hacerlo posible desde la acción”.
Dalila, Ro y Mara van tranformándose a medida que transcurre la obra, así como sus vestuarios también cambian paulatinamente hasta ser quienes desean ser, sus procesos personales se potencian y tejen una trama común. Con la dirección de la actriz, bailarina, coreógrafa, directora y docente Gabi Goldberg, las tres actrices se lucen con temas que remiten a los ´70 y ´80 y diferentes coreografías para resaltar la belleza de cada canción.
Moscú Teatro, Ramirez de Velazco 535, CABA
Viernes 20.30 hs
Teatro
El teatro que vive: historias de acá, para escaparle al más allá
Dos obras teatrales con un ingrediente mágico, el humor, para escaparle a la muerte. En Nadie vuelve porque sí, alguien regresa del más allá para realizar una tarea urgente que sólo él puede encaminar. No me muero propone patear el tablero de la monotonía y poner en acción el propio deseo. En ambas, el humor es protagonista, aunque también hay espacio para la ternura, la reflexión y los cuestionamientos. ¿Qué harías si tuvieras la oportunidad de volver a estar durante un par de horas con esa personas que ya no está? ¿Qué es lo que nos hace vivir y no morir? Por María del Carmen Varela
Nadie vuelve porque sí
Es agosto de 2006 y se estrena en Buenos Aires la película Volver, de Pedro Almodóvar. Agustina está en su casa, convertida en refugio, la trinchera donde transcurre la batalla que día a día da contra el olvido. No sabe todavía que ese no será un día más. A partir de esa tarde de agosto, la herida empezará a cicatrizar y quien pondrá paños fríos al dolor será quien, contra su voluntad, lo causó.
Ella recuerda una y otra vez cómo se conocieron, qué les gustaba hacer juntos y así pasa su tiempo, recostada en el sillón. Rehuye el contacto con otras personas y vuelve a mirar las películas vistas junto a su compañero cinéfilo. Hasta que esa tarde sucede lo que ni se le ocurrió imaginar en la mejor de sus fantasías. ¿Cuánto tiempo dura un duelo? No hay precisiones al respecto, dependerá de la intensidad del vínculo con la persona que haya partido. Agustina pone demasiado empeño en aferrarse a Tobías, el amor que ya no está. Lo que los desunió es irreversible –la muerte– , de la que no se puede volver. ¿O sí?
Nadie vuelve porque sí propone revisitar la zona oscura del dolor, pero lejos de ser una llorosa ofrenda a la nostalgia sin fin, da una vuelta de tuerca y ajusta los niveles de las emociones involucradas. Regula la melancolía, le agrega alegría para valorar lo compartido y muchas dosis de humor para contrarrestar la tristeza por el adiós. ¿Cómo reaccionarías si alguien que ya no pertenece a este mundo regresa por una tarde para pedirte que no te disuelvas en el pasado y pierdas tu presente abrazada a un recuerdo? Agustina se desconcierta, se entusiasma, se enoja, ríe, llora, suplica, grita, susurra, pregunta. ¿Cómo seguir?
Una vecina, Ámbar, aporta su cuota de optimismo y afortunadamente, tiene el don del contagio. También tiene el don de la oportunidad y llega para dar un mensaje a plena sonrisa y desparpajo. Como un colibrí que aparece repentinamente en un jardín para revolotear entre las flores y luego alejarse con prisa, Ámbar revela que más allá de los propios límites, puede haber otros mundos, otros arcoiris y que siempre está latente la posibilidad de encontrar belleza en los inagotables rincones de la vida.
La obra tiene su germen en una versión de obra corta que escribió en 2019 el dramaturgo y director Guillermo Hermida. “Desde entonces fue transformándose ¿como se ha transformado la humanidad y por ende las personas?— se pregunta Guillermo— hasta arribar a la versión que el público puede ver hoy día”. Hermida trabaja mucho también en el exterior, fue su deseo materializar esta obra en su país y volver a tener presencia en el teatro independiente local. “Estamos atravesando un momento inédito en lo social y en lo económico. A la vez fue muy hermoso porque la autogestión siempre implica la construcción de un espacio colectivo, un territorio signado por el compromiso y el amor por la tarea que a cada quien le toca”.
Agustina y Tobías charlan sobre lo vivido, ríen a carcajadas, beben, pero saben de la condición efímera de ese reencuentro. ¿Qué harías si tuvieras la oportunidad de volver a estar durante un par de horas con esa personas que ya no está? Se burlan de una palabra que les parecía sosa —soltar— y que ahora adquiere un significado inevitable. Guillermo tomó algunos desafíos a la hora de encarar la temática de la obra. “Evitar la idea (prejuiciosa desde mi punto de vista): Si en la trama hay muerte y duelo, la obra es triste y desoladora. Prestar particular atención a la construcción de ese cruce, que es medular en la obra, entre el mundo de la materia (el que habita Agustina en su hogar) y el del más allá (el que trae consigo Tobías a su regreso). Creo que la obra plantea e indaga (en términos ficcionales, claro) un tema delicado, como es la finitud, de forma inesperada y novedosa, y que precisamente ahí radica buena parte de su mérito y de su encanto”.
Las actrices y actores que integran la obra —Mariela Acosta, Facundo Aquinos, Matías Labadens y Ámbar Vega— fueron convocados por Guillermo con la coincidencia de que no había trabajado con ningunx de ellxs. Ámbar Vega es quien encarna el personaje de la vecina. Lo que ella no sabía es que por casualidad su personaje se llamaba igual que ella. El actor Nicolás Deppetre fue consultado por Guillermo sobre quién podría interpretar ese rol y Nicolás le sugirió convocar a Ámbar Vega: “Para mí fue algo mágico, Nico le paso mi número, Guille me llamó, me contó acerca de su obra, me cayó muy bien energéticamente, me pareció una persona sensible y honesta. Me pasó el guión, lo leí y lloré al leerlo, me emocionó mucho el guión y por eso acepté”.
La inspiración en la película de Almodóvar le resultó a Ámbar un dato motivador. “Yo amo a Almodóvar. Disfruto mucho de interpretar a personas travesti trans. Es una forma de visibilizar a nuestro colectivo. Hay pocas compañeras travesti trans en obras de teatro. Me parece genial salir a escena con mi cuerpa, no hegemónica, militar con mi cuerpa e interpelar”. En lo personal, este trabajo también le aportó otras sensaciones. “Debo confesar que interpretar a este personaje me ayudó a amigarme con mi feminidad, a vestirme mas sexy de nuevo. Y que las propuestas de pagarme a cambio de sexo de la nada, que es lo que me pasa cuando estoy muy sexy, ya no me afecten y empiecen a resbalarme”.
A veces volver puede ser una utopía, otras, una trampa, una farsa o una posibilidad de redención. En este caso, un deseo cumplido que incluye la ineludible despedida. Una urgencia con el fin de poner vendas a un corazón que precisa alivio y también la certeza de que, tiempo más, tiempo menos, nadie vuelve porque sí.
El Portón de Sanchez, Sanchez de Bustamante 1034, CABA
Lunes 20 hs, hasta el 28/07
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No me muero
Sandra Díaz trabaja como empleada en una aseguradora de riesgo. Recibe un llamado de una clienta a quien atiende con ese tono impostado que suele volverse costumbre en quienes se dedican a esa labor. Buenos días, ¿en qué le puedo ayudar? Aparecen las respuestas aprendidas seguramente en una capacitación inicial, que luego se adhieren a la lengua cada vez que entra un llamado. Hasta que sucede lo imprevisto: esa voz en el teléfono pregunta y la descoloca. ¿Usted quién es? No puedo responder eso ahora, contesta Sandra. Quizás ese cuestionamiento haya tocado algún resorte de su sensibilidad. Algo saltó y estalló.
La empleada que trabaja en la aseguradora no es capaz de asegurar nada. ¿Qué tiene para decir alguien que parece estar condenado a repetir frases hechas? ¿Estará Sandra dispuesta a tomar riesgos? ¿Cuál es su mayor riesgo? La obra interpretada por Julieta Carrera—la primera con dramaturgia propia— tiene al humor como su carta de presentación. Julieta se luce de principio a fin y su condición de clown le otorga al show frescura y sorpresa. Mira a lxs espectadorxs y se enfada: ¡Sáquense las camperas! ¡Están muy abrigados! ¿Qué te hacés la francesa?, interroga a una chica con un pañuelito azul atado al cuello. Cuando las emociones la sobrepasan apela al público. “Manito”, pide, y sostiene la mano del espectadorx que tenga más cerca. La carcajada es constante, Sandra despierta hilaridad, compasión, comprensión, ternura y nos convierte en testigos de su proceso de cambio, de un devenir que la empuja a su propio deseo. Salir de la alienación laboral para habitar otros mundos que están dentro suyo e iremos conociendo en casi una hora de deleite teatral.
La madre y el padre de Julieta fueron quienes impulsaron la obra al preguntarle a su hija: ¿Cuándo volvés a actuar? Entonces pensó en hacer una obra que esté dedicada a ellxs. De chica su madre la llevaba a la biblioteca pública de Mar del Plata —de donde Julieta es oriunda— y en un cuaderno transcribía poemas de autoras infantiles. Es por ello que en la obra recita poemas que eligió especialmente, de autoras como Alfonsina Storni, Juana de Ibarbourou y Olga Orozco. Como con sus padres siempre hacen chistes, “pensé que lo mejor sería que hubiera una mezcla entre lo poético y lo payaso. Y así fue”. Una vez terminado el proceso de escritura acompañada por el director, dramaturgo, actor y docente Fabián Díaz, vinieron los ensayos.
Si bien se trata de un unipersonal, Julieta no está del todo sola en escena. La acompaña Julieta Alvarez. “Que ella me acompañe habla de lo importante de compartir, de que no somos nada sin el otro, sin la otra. Su presencia me potencia y crecemos juntas”. Durante la etapa de creación de la obra, Julieta se propuso “actuar al revés”. ¿Qué significa? “Quería actuar en las gradas, donde tradicionalmente se sientan los espectadores, y también quería actuar en la escena, quería estar por todas partes, romper el espacio, modificarlo. También deseaba la cercanía con el público. Nació así el dispositivo escénico de la obra que propone una suerte de falso 360”. Julieta recorre el espacio con fluidez, un espacio totalmente despojado que ambienta y decora con palabras, con poesía, a pura actuación.
“Este espectáculo habla de una mujer que trabaja en una aseguradora de riesgo de trabajo. De lo que yo quería hablar, profundamente, era del riesgo de actuar, de hacer algo propio, de las cosas que muchas veces nos dejan inmóviles, detenidos, sin poder accionar. Ahí aparece la potencia de la metáfora, incluso a partir de algo tan cotidiano como un rutinario y monótono puesto laboral”. Sandra traspasa sus propios límites, se permite comenzar a dar respuesta a la pregunta que la inquietó. ¿Usted quién es? Se anima a ser.
Su madre, su padre, la infancia, el mar. El propio universo puesto en acción por esta actriz que a los 22 años se vino a vivir a la Capital para continuar con los estudios de teatro. Trabajó en espectáculos infantiles, en un call center, animando fiestas, haciendo teatro en la calle. se formó en clown con Toto Castiñeiras, Gabriel Chamé Buendía y Cristina Moreira, entre otrxs. Fue dirigida por Marcelo Katz, en teatro se formó con Pompeyo Audivert y en dramaturgia con Santiago Loza, Andrés Gallina y Fabián Díaz.
¿Cómo encontrarle sentido al hacer? “Aquí se habla de la existencia del sinsentido y el sentido profundo de la existencia. La obra cuestiona quiénes somos y qué hacemos. Pero también plantea otros interrogantes sobre el ser: ¿por qué hacemos lo que hacemos? ¿por qué actuamos? ¿qué es lo que nos hace vivir y no morir?”. Sandra lo sabe bien, si actúa, no se muere.
Moscú Teatro, Ramirez de Velasco 535, CABA
Domingos, 20 hs, hasta el 28/07
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