CABA
Estamos de fiesta
Sursystem, Muzika de la Calle. Un colectivo de disc jockeys se propuso organizar bailes a precios económicos con música buena y divertida. Y lo logró. La invitación incluye la posibilidad de escuchar los sonidos de una nueva propuesta, basada en la mezcla y la fusión.
Si te deprimen esas fiestas de la facultad donde sólo suenan Viglietti, Gieco y la Bersuit; si no te da para pagarte la entrada del boliche, o si la pagás y una vez adentro, sólo podés tomar agua de la canilla del baño, es imprescindible que leas esta nota.
Al grano: se trata de una alternativa económica para bailar y conocer una nueva propuesta musical que fusiona cumbia, dancehall, hip-hop, rock mestizo y reggaeton. El nombre: Sursystem, Muzika de la Calle. Fecha de nacimiento: agosto de 2005. Objetivo: llenar un vacío. “Teníamos ganas de compartir, de generar un espacio de encuentro”, explica Manupa, uno de los seis integrantes de este colectivo de disc jockeys que organizan fiestas abiertas para todo el mundo, baratas y divertidas, y que también se dedican a llevar sus propuestas a todas las organizaciones sociales que los inviten. Son, según se definen, “un grupo de afinidad”.
Lecciones de Hip Hop
El nombre surgió a partir del contacto con un grupo colombiano de diseñadores gráficos que hacen intervención callejera y una revista que tiene el mismo título. Aunque Sursystem deriva, en realidad, del término “soundsystem”. Literalmente: sistema de sonido. Para ilustrarnos en su verdadero significado, Manupa explica: “Esta palabra tiene que ver con una movida de fiestas populares que surgieron en Jamaica en la década del 70, en donde los disc jockeys sacaban su sistema de sonido a la calle y armaban fiestas en los barrios. Les servían para promocionarse ellos y también a los cantantes, que muchas veces improvisaban sobre discos instrumentales. De alguna forma, eso se trasladó a Nueva York y dio origen a lo que hoy conocemos como rap y como hip hop”.
La historia cuenta que el Hip Hop no es apenas una música sino un movimiento cultural originado a principios de 1970 en Nueva York, específicamente en el Bronx, barrio en el que se hablan 77 lenguas diferentes. Según la Wikipedia, la concepción clásica de este movimiento se centra en la existencia de cuatro aspectos de la cultura: “El mc (o maestro de ceremonia), el dj (el que pasa los discos pinchándolos o haciendo scratch, entre otras técnicas), el b-Boy (que hace breakdance), y el grafitero”.
Una idea que se dispara en las expresiones más comerciales de este estilo es la de ese rapero con cadenas de oro, auto importado y conductas mafiosas y machistas. ¿Qué hay de cierto en ese estereotipo? Nash –otro de los integrantes de Sursystem– nos desasna: “Como en muchas manifestaciones surgidas de los pueblos, la institucionalización fija la caricatura. En mtv te machacan todo el tiempo con hip-hop de este tipo, pero casi no se difunden las otras experiencias”. Un ejemplo: la Red Activista de Hip Hop en Chile organiza talleres de educación popular en los barrios pobres y usa, con éxito, esa música como herramienta de comunicación. La Teja Pride de Uruguay y We Newen, grupo de hip hop mapuche, son otros ejemplos.
Diversidad o engendro
Sursystem, como ya se ha dicho, transita varios estilos musicales. Sus performances consisten en una puesta audiovisual: mientras los dj hacen lo suyo, otro de los integrantes dispara imágenes a una pantalla ubicada detrás del escenario.
Además de los encuentros para bailar, el colectivo sostiene un espacio radial en am 530, La Voz de las Madres, dentro del programa Tomalo con calma, todos los viernes a partir de las 22. Allí comparten la música que escuchan, que suele ser bastante extraña, al menos para los oídos poco acostumbrados a la mezcla. Algunos ejemplos: música electrónica hecha en Londres pero por hijos de paquistaníes; cumbia colombiana de los 60 hecha por bandas actuales que le inyectan hip-hop. Nash nombra una banda como ejemplo: El Gran Silencio. Es de Monterrey, México. Mezcla Tex-Mex con cumbia norteña mexicana, que a la vez está influida por la cumbia colombiana y la música mariachi. Todo esto acompañado por voces que pasan del canto más lírico al rapeo más rabioso. “Sin dudas –concluye Manupa– son procesos de mestizaje relacionados con las corrientes migratorias.” Lo cierto es que aquí y ahora, en ambientes culturales diversos, desde el pop y la electrónica e incluso desde el punk más cuadrado, avanza esta búsqueda por encontrar estilos mestizos, alegres, bailables y nuevos, no porque sean recientes sino porque empiezan a ser explorados por las nuevas generaciones. Y como hay miradas nuevas mirando, lo que se ve es otra cosa.
“Al rock le falta la inquietud”
Los Sursystem vienen de ámbitos militantes: Nash trabaja hace diez años en la Asociación Madres de Plaza de Mayo y Manupa formó parte de lo que fue el surgimiento de Indymedia Argentina.
Pregunta: ¿Qué dicen ellos del rock, que fue la banda de sonido de una época de rebeldía?
Respuesta: “Hay un agotamiento de la fórmula del rock. Lo último interesante que dio fue el punk de The Clash y de eso ya pasaron 30 años”.
No al bajón
La mayoría de las veces, cuenta Manupa, “vas a una fiesta de alguna organización, en alguna facultad, y la música que pasan es triste, es un bajón”. Como una forma de sanar esa pena crearon, justamente, su propio remedio. Nash abunda: “Las propuestas más interesantes son muy marginales. Por ejemplo, peñas de música colombiana o peruana que organizan las distintas comunidades que viven en Buenos Aires, pero suelen ser bastante cerradas”. Con optimismo, notan que ahora ya hay espacios similares a Sursystem. “Lo cual es grandioso porque ya tenemos lugares para ir a bailar sin laburar”, dicen. Mencionan, como ejemplo, el espacio Zizek, un lugar en donde se puede escuchar fusiones interesantes. “Si bien está buenísimo y a nosotros no nos interesa hacer nada en contra de eso porque nos gusta, Sursystem es otra cosa: apostamos a la autogestión. Y eso no quiere decir que no le demos mucha bola a la propuesta estética. De hecho estamos muy pendientes del tema. Tenemos dos buenos diseñadores en el grupo que se encargan de que los volantes salgan lindos”, aclara Manupa.
¿Cómo buscan los lugares para armar la fiesta? No excluyen los boliches, pero tratan de salirse de ese circuito cada vez que pueden, porque el objetivo es tener una entrada barata y una barra con precios económicos. “Son cosas que te predisponen de otra manera para ir a una fiesta, porque sabés que no va a haber maltrato en la puerta, sabés que no va a haber discriminación ni tampoco problemas. Hemos organizado fiestas de mil personas y nunca pasó algo violento”, cuenta Nash.
Un espacio a construir
A la hora de armar la lista de temas con que hilvanan cada fiesta, el grupo pone en juego varios criterios. Para Nash, lo principal es pasar bandas con las que él se identifica no sólo en los ritmos que fusionan, sino en cuanto al lenguaje que emplean y las cosas que dicen. Nombra tres que cumplen sus requisitos: La Pegatina, Che Sudaka y La Kinky Beat. La opción de Manupa: elige la música más alegre, más bailable que encuentre. Su motor es ése: hacer bailar. Dos ejemplos: Totó Lamomposina y Martina Camargo.
En cuanto a la forma de hacer de los Sursystem, no hay mucho método. Organizan al menos dos fiestas al mes. Lo que cobran de entrada va para un fondo común que usan para comprar equipos de sonido que, a la vez, ponen al servicio de agrupaciones sociales. Ya realizaron su presentación para distintas causas: a beneficio del Programa de Alfabetización cubano “Yo sí Puedo”, del Cine Libre Parque Abierto; en apoyo del esclarecimiento del asesinato de Eduardo Chasqui Córdoba, un caso de gatillo fácil (para informarse visitar www.chasqui.org) y para colaborar con la Federación Libertaria o el Centro Cultural El Cordobazo de San Telmo, entre muchas otras.
Y a ese ritmo, comprometido con la fiesta y con su conciencia, divierten y se divierten.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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