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Curtidos: Talar Coop recuperada

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Una fábrica de cuero quebrada de manera fraudulenta por su dueño. La lucha de los trabajadores que se metieron adentro y siguen produciendo. El dilema de la falta de clientes. Y el festival de mañana, 20 de junio, para seguir parando la olla. Historia y fotos de otra cooperativa que quiere seguir sin patrón.

Por Giansandro Merli. Fotos de Gaia di Gioacchino

Hay un montón de cuero. Sin curtir y ya curtido. De muchos colores y calidades. Hay carteras, cintos, billeteras, bolsos. Hay fundas negras para utensillos para asados. Hay monturas, muchas monturas para caballos grandes y pequeños. Monturas de alta calidad.
 
También hay: ganas de trabajar, deseo de salir adelante, y esperanza de superar un momento difícil.
 
Hay un equipo de 15 compañeros que la lucha ha unido como  una familia.
 
Lo que falta son compradores: el dueño se llevó la cartera de clientes a Paraguay, junto con la empresa.
 
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Foto: Gaia di Gioacchino

Historia de la lucha

Estamos al 1.369 de la calle Montenegro, en el barrio de Villa Ortúzar. Afuera hay mucho sol, pero atravesando el portal de hierro verde se ingresa a una grande habitación casi oscura. La luz ilumina una mesa llena de herramientas de trabajo. Alrededor,  los trabajadores. “Vienen a entrevistarnos”, dice uno. Y los otros paran de medir, curtir, cortar, y se acercan.
 
El mate empieza a rodar. Hernán Solano Rafael toma la palabra: “La historia empieza con una fábrica que se llamaba Jocri. Se fundó en 1973 con muchos trabajadores que aún hoy siguen acá. La propiedad era de la familia Canaves. Se producían sobre todo montaduras, para el exterior. Era una talabartería conocida a nivel internacional. Siempre hubo mucho trabajo. Quebró hace un año”.
 
Corría el viernes 28 de abril de 2017 y en el predio de la fábrica pasó algo raro. Silvia Conti, mujer de Jorge Canaves, el dueño de la empresa, convocó a una reunión con los 56 trabajadores. Entre lágrimas, la señora Conti dijo a los empleados que había que trabajar más, porque si no la fábrica se vendría abajo. Lo extraño fue que al final de la reunión el administrador pagó a todos la quincena.
 
“Nos mirábamos entre nosotros y decíamos: ‘¡qué raro! ¿Porqué nos está pagando por adelantado’. Aún tenían cinco días hábiles para hacerlo. Nunca había pasado algo así”, recuerdan. Ya hacía un tiempo que las cosas en la fábrica no eran como antes. “Hacía dos años que habían empezado las intimidaciones contra los compañeros por parte de la patronal. Nos decían continuamente que teníamos que producir más para sacar a flote la empresa. Pero al mismo tiempo, también nos repetían que el mercado global estaba en crisis y las ventas bajaban”.
 
Lo que había pasado en aquella reunión de finales de abril había inquietado a los trabajadores. Hernán: “Así, saliendo nos quedamos a discutir en la plaza acá al lado y decidimos hacer vigilia. Teníamos temor de un vaciamiento. Hicimos vigilia durante los cuatro días, porque después del viernes, del sábado y del domingo, el lunes era el primero de mayo. Los dueños pasaban en el auto y nos miraban. Nosotros ahí en la plaza, haciendo vigilia. El día de la fiesta del trabajador, Silvia Conti llamó a nuestro delegado diciendo que la fábrica cerraba y que nadie se presentara más. Nosotros, entre carcajadas y dudas, no sabíamos qué hacer”.
 
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Foto: Gaia di Gioacchino

El 2 de mayo todos los trabajadores se presentaron en la puerta. “Llegamos y estaba todo cerrado. Esperamos. Seis y media, nada. Siete, nada. Siete y media, nada. Nadie venía a abrir la puerta. Entre desesperación, lágrimas e impotencia no sabíamos qué hacer. Así llamamos al sindicato y a los avocados. Y entramos de una para ocupar nuestro lugar de trabajo y esperar novedades por parte de la empresarial. Eaquel momento empieza un cambio brusco en nuestras vidas. Nosotros sólo sabíamos que una cooperativa es un conjunto de trabajadores formando un microemprendimiento. Tuvimos que armar una”.

Curtirse

El cambio no fue simple. El día del cierre había 56 empleados trabajando dentro la fábrica. Hoy son 15. Entre ellos una mujer, que prefiere no hablar. “Fue duro” sigue Rafael. “No había trabajo. Y las facturas no esperan. La familia no espera. Los hijos no esperan. No podés parar de darles comida, de comprarles lo que necesitan. Muchos empezaron a buscar changas. Cualquier cosa para sobrevivir. No es por falta de compañerismo que no siguieron. Fueron obligados por las circunstancias”.
 
Y añade: “En ese momento estaban cerrando muchas empresas, como Pepsico por ejemplo. Nosotros mirábamos estos cierres en la televisión, en el comedor de arriba, y decíamos: esperamos que no nos pase a nosotros. Pobre gente. Ya sabíamos que los que dicen que podés buscar otro trabajo mienten, porque no saben lo difícil que es. Igual, pasó. Y tuvimos que buscar maneras de salir adelante”.
 
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Foto: Gaia di Gioacchino

En los primeros meses se acercaron muchas personas, sobre todo vecinos y otras recuperadas. Una en particular: La Litoraleña, fábrica de tapas de empanadas y tartas tomada por sus trabajadores en noviembre 2015.
 
A la charla se suma Pedro Gonzal, trabajador y presidente de la cooperativa: “La Litoraleña nos dio buenos consejos. Los compañeros nos decían cómo hacer las cosas, nos contaban su experiencia. El problema es que otros rubros que están como cooperativa tienen mercado nacional. Nosotros no. Acá el dueño se llevó la cartera de clientes: todos estaban afuera. No había en la Argentina. Así para nosotros es mucho más complicado. Estamos tratando de conseguir de vuelta los clientes o de buscar nuevos. Estamos mandando mails, estamos buscando por todos lados. Pero la situación está complicada, el país está complicado. Habría que hacer las cosas con tranquilidad, pero nosotros estamos apurados”.
 
Felipe Cáceres Gutiérrez trabajó 30 años para el viejo dueño. Cuenta: “Jorge Canaves tiene la culpa de lo que pasó. Dio la quiebra, pero siempre tuvo mucho trabajo. A veces se hacían mil monturas por mes. Para que él se lleve las ganancias y nos deje tirados acá, trabajamos sábado, domingo y días feriados. Tenía muchos clientes, hasta 50. Se los llevó todos. Todos estaban el exterior. Si pudiéramos exportar, hoy en día el trabajo nos saldría muy bien, porque el euro y el dólar están subiendo”.
 
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Foto: Gaia di Gioacchino

Para este tipo de fábricas exportar no es fácil por razones burocráticas, pero sobre todo por la necesidad de tener contactos y relaciones. Además, tampoco es fácil producir monturas. Hernán explica el por qué: “En la montura hay una cadena de producción. Cada uno tiene que estar en su lugar. Y acá los trabajadores no somos los mismos de antes. Pero sobre todo, la montura es un producto muy costoso, complejo de realizar y de vender. El mercado argentino está colapsado y si no tenés donde exportar estás en el horno. Por lo tanto, nos dedicamos más a la marroquinería. Empezamos a fabricar carteras, mochilas, portatermos, cintos, llaveritos. Más por necesidad, por tener algo de plata en la mano. Porque nuestra apuesta es la talabartería: es el rubro que podría hacer verdaderamente sostenible la fábrica”.
 
El esfuerzo crece y el recorrido que queda adelante aún es largo. Gutierrez lo sabe: “El dueño se comportó re mal, pero tampoco el Estado nos ayudó nunca. Las tarifas pegan duro cuando no tenés mucho trabajo. Ahora trabajamos para pagar luz y agua. A veces nos llevamos 500 pesos por semana, a veces los ingresos no llegan a pagar la SUBE”. Hernán: “Las facturas nos están matando. ¿Dónde se vio en la historia de la humanidad que tengo que dejar de comprarle un caramelo o una gaseosa a mi hijo, que es un buen nene que saca buenas notas, para pagar los aumentos? ¿Por qué tengo que elegir entre bancar mi hija que quiere seguir estudiando en la universidad, lo que yo no pude hacer, o bancar el tarifazo?”.
 
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Paraguay, ida y vuelta

Este grupo de trabajadores ha logrado sobreponerse a la fuga de la patronal, la cual pasó hace ya un año, con vacaciones impagas y sin abonar indemnizaciones, entre gallos y medianoche cerró la fábrica, afirmando que trasladaba su capital a la República hermana del Paraguay en busca de mayores ganancias”, señala un proyecto de declaración presentado a la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires para que dé “su beneplácito ante el otorgamiento de la matrícula como cooperativa de trabajo para los trabajadores de Talar Coop Latinoamericana, histórica talabartería”
 
Hernan cuenta: “En los últimos tres-cuatro años el dueño trajo a la fábrica mucha gente a capacitarse. Vinieron un par de alemanes a ver cómo era la estructura del producto. Todo esto nos llevó a pensar que él estaba montando otra empresa con socio alemanes en Paraguay. Se deshizo de nosotros, de las cargas sociales, de los problemas y se fue a buscar mano de obra barata en aquel país”. Pedro: “Él se asoció con la firma Aimara, que está en Parauay. Ahora, Aimara está pidiendo el inmueble, porque supuestamente lo compró. Nadie nos puede mentir: el rubro de la talabartería es chico y nos conocemos todos. ¿Sabés qué? Algunos compañeros encontraron a la dueña en un banco acá cerca y ella les dijo que tenemos que dejar el predio, porque está vendido y porque tiene pedidos de montura. Con esta misma arrogancia les habló”.
 
Junto a los trabajadores se encuentra en la cooperativa Andrea Manzi, abogada, integrante de una red nacional de multisectoriales. Manzi llegó a Talarcoop para dar una mano, porque “esta profesión debe tener una función social”. Explica: “Los anteriores dueños llegan a la quiebra a través de una triangulación con el inmueble. Es decir que es una quiebra fraudulenta. No es que Jocri no estaba dando ganancias, simplemente ellos fueron produciendo un vacío, preparando el terreno en otro país. A través de crear empresas paralelas pero familiares generaron la quiebra, que hoy se está tratando de demostrar que era fraudulenta. Esto sobre todo para que los trabajadores cobren lo que se les debe: aportes provisionales, algunos extras, algunas vacaciones e indemnizaciones”. 
 
Añade un consejo, que puede resultar útil para muchos: “Yo siempre les digo que personalicen la quiebra, que se hagan presentes en los juzgados, porque a veces los jueces ven un expediente… Pero tienen que ver que atrás de ello hay gente, hay cuerpos, hay vidas. Y también que hay compañeros que se quedaron en el lugar de trabajo, que crearon una cooperativa y lo están dando todo para hacerla vivir y producir”.
 
Cuando la charla está por terminar, Hernán afirma: “Lmás lindo en la vida es que sigue habiendo gente que apuesta en nosotros. Que se solidariza. Si el mundo fuera así, si la Argentina fuera así, no estaríamos pasando todo esto. Pero lamentablemente este sentimiento común, este ayudarse recíproco se está perdiendo. Porque los grandes empresarios, los congresistas, los políticos solamente piensan en ellos. Si ellos estuvieran acá no sobrevivirían ni un momento. Mientras que nosotros, que somos los que pagamos los impuestos, tenemos aguante y tratamos de sobrevivir”.
 
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Foto: Gaia di Gioacchino

Al salir del predio Hernán pregunta por qué equipo voy a hinchar en el Mundial, ya que Italia quedó afuera. “Argentina”, contesto creyendo que él hará lo mismo. “¿Argentina? ¿Y por qué si no va a ganar? Nosotros somos mejores este año”. “¿´Ustedes´ quiénes?”, le digo sorprendido. “Nosotros: ¡Perú!”.
 
Ya fuera del portal, despidiéndo al presidente de la cooperativa, hago la última pregunta: “¿Hay muchos trabajadores que no son argentinos?”. Me contesta: “Sí, casi todos. La mayoría son de Paraguay”.
Mañana 20 de junio, de 12 a 18, en Montenegro 1369 (Villa Ortuzar, los trabajadores de Talarcoop organizan un día de festejo con: locreada; clase de tango; música en vivo; artistas invitados; feria de productorxs independiente; sorteos.
Gran cierre: Agrupacion Ilegal Los Imparciales
¡Apoye el trabajo autogestionado, suporte a Talarcoop!
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Foto: Gaia di Gioacchino

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Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

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¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

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Artes

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

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“Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”. Con esa consigna trabajadorxs de las artes escénicas salieron a exigir la derogación del decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro y pone en serio riesgo al sector teatral independiente. Hubo color y calor, pese a los tiempos oscuros y fríos. El apoyo de la gente en la calle, el fondo del planteo, y la inesperada reacción de Pluto.

Por María del Carmen Varela. Fotos: Sebastián Smok

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

El público en la calle, sumándose al reclamo en favor del Instituto Nacional del Teatro.

La cita fue en la puerta del cine Cacodelphia, en Diagonal Roque Saenz Peña 1150, desde donde partió la colorida y ruidosa caravana que dobló por 9 de Julio y continuó por Av. Corrientes, hasta llegar a Rodriguez Peña. A las dos de la tarde el tramo de la Diagonal entre Lavalle y Corrientes fue punto de encuentro para actores, actrices, músicxs, bailarinxs, cirquerxs y zanquistas que engalanadxs con trajes de colores, vestidos de puntillas, tapados simil piel y elegantes sombreros le pusieron alegría y movimiento a una lucha que viene desde hace tiempo y se agudizó con el decreto que pone fin a a la autonomía y financiamiento del INT, entre otros organismos afectados. Una de las consignas: “Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”.

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

¿Quién dijo que hace frío?

Al grito de “Señor, señora no sea indiferente, estamos defendiendo el teatro independiente” la caravana de la cultura logró su objetivo. Irrumpieron sobre el carril peatonal de una Avenida Corrientes poblada de gente en plenas vacaciones de invierno y nadie quedó indiferente. Aplausos, bocinazos, brazos en alto y muchas gargantas se unieron al canto. El reparto de volantes con el logo de ENTRÁ –Encuentro  Nacional de Teatro en Resistencia Activa– puso palabras al reclamo:

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

¿Te imaginás la calle Corrientes sin teatros?

Las luces apagadas, las pizzerías vacías

Los artistas callejeros sin público

¡Esta peatonal es orgullo nacional!

Y eso es gracias a nuestro teatro

Hoy, nuestro teatro llena la calle de música y color

en este desfile en defensa del Instituto Nacional del Teatro

que para quienes se pregunten ¿qué es y de qué sirve?

Para fomentar y garantizar que el teatro llegue a todo el país

Hace dos meses, el gobierno firmó el decreto 345 que vacía al Instituto

con argumentos falsos sobre su funcionamiento y financiación

¡Al INT, que con los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar,

produce obras, abre salas, genera trabajo y construye cultura e identidad federal!

¡El Instituto no solo implica poco gasto, sino que genera tanto valor!

¡Defendámoslo!

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Las familias y el apoyo a la creación, al arte y al significado del teatro.

El teatro que habla y Pluto en marcha

Nora es una de las mujeres que no resultó indiferente. Mientras paseaba por Corrientes se topó con la caravana y se sumó con canto y aplauso. “Me resulta muy conmovedor porque están defendiendo lo más precioso que tenemos, nuestra posibilidad de seguir creando. Esta puesta en escena me emociona, es poner en escena el deseo”.

¿Vas al teatro? “Todo lo que puedo, cuando puedo pagarlo”.

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

Los besos vuelan.

Las niñeces se sintieron muy atraídas por la caravana y no dudaban en acercarse a saltar y aplaudir. Frente al Teatro General San Martín, hicieron una parada y allí el Teatro habló:

  • Ay, ay, ay, me duele todo
  • Teatro, ¿qué pasa?
  • ¡Me dieron una piña en la cara! Y en la panza y en las piernas. ¡Me tiembla todo!
  • ¿Por qué?
  • ¡Quieren desmembrarme!
  • ¿Quién?
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  • El teatro explicándo por megáfono la situación.
  • El decreto 345 quiere vaciar mi instituto
  • ¿Al instituto  que produce obras y abre salas en todo el país? ¿Al instituto que genera trabajo y construye cultura e identidad?
  • Sí. (El Teatro llora y casi se desvanece)
  • ¡Cuidado el teatro se desmaya!
Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor
  • Al teatro le da un soponcio.
  • Yo les juro, no hice nada, el instituto recauda los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar, pero parece que no sirvo para nada
  • ¿Qué serían las noches sin tus risas y tus lágrimas? ¿Sin tu forma de imaginar? ¿Sin que nos animes a encontrarnos?
  • ¿Alguien vio un teatro? (Señalan a los distintos teatros de calle Corrientes y gritan: ahí, ahí)
  • ¡Quiero vivir! (grita el Teatro).
  • Si, acá estamos y nos organizamos– replican todas la voces.
Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

Pluto junto a las familias en la calle, observando y aplaudiendo.

La escena de un Teatro golpeado pero en resistencia, revitalizado por la suma de voluntades que lo quieren vivo, se repitió en la puerta del Teatro Astral, donde mucha gente salía de una función infantil. Una vez más, muchxs se acercaron y acompañaron. Pluto, o la persona con el disfraz del famoso perro creado por Walt Disney, saludaba niñxs a su paso aprovechando la alta concurrencia del Astral.

Una vez finalizada la performance del Teatro que quiere seguir contando historias, la caravana emprendió el regreso hacia el lado del Obelisco. Y hasta Pluto decidió abandonar el teatro comercial y se sumó a la fiesta del teatro independiente, mientras otra mujer con su familia se hacía oír con cuatro palabras: “¡Que viva el teatro!”

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Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

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Más allá de tu vereda.

Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse. 

No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.

El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.

El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto. 

En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.

Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.

Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”. 

Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.

Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”. 

Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.

Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.

Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.

Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.

Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.

«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».

Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración. 

Hay orgullo.

Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera. 

Jorgelina: “Hagamos más radios”.

Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.

Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:

“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.

Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental: 

“Más allá de tu vereda,

hay otra realidad,

atrás de tu puerta”.

Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva: 

“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle, 

allí seguiremos estando”.

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