CABA
Quién controla el descontrol de Barrick
La ONU responde: qué pasó en Jáchal. El responsable de la oficina de la ONU encargada de auditar el desastre que dos veces hizo Barrick en Veladero responde todas las preguntas y deja muchos interrogantes sobre el mito de la “minería responsable”. Por Franco Ciancaglini.
Desde la oficina de la Organización de las Naciones Unidas se ve el epicentro de Buenos Aires: el Obelisco, la diagonal hacia Casa Rosada, Mc Donald´s, la gente cruzando la 9 de Julio cual hormiga. El ventanal es poderoso y el ruido de los embotellamientos ni se siente en la sala de reuniones gracias al material aislante. En este escenario inmaculado, el asesor regional de Medio Ambiente, Alejandro Rossi, aparece de fino traje e invita café y/o agua.
Las tazas llevan las siglas UNOPS: United Nations Office for Project Services.
En la sala, lo único que hay es una biblioteca con los distintos informes que producen estas oficinas de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos, tentáculos que la ONU despliega en todo el mundo –en especial debajo de la línea del Ecuador- para asesorar a sus gobiernos miembros sobre cuestiones de “desarrollo”. Aquí en Argentina está instalada en el microcentro porteño, y también en San Juan.
La ONU desembarcó en la cordillera en el año 2011, cuando inició un proceso de consultas que hasta ahora tuvo cuatro capítulos: dos consultas sobre movimientos sísmicos y otras dos traducidas como “apoyo al gobierno del Estado de San Juan para la auditoría independiente y la revisión del cumplimiento de la legislación sobre el desempeño ambiental de grandes proyectos mineros”. Estos proyectos fueron anunciados como un shock de control a las empresas mineras que explotan cuatro yacimientos sanjuaninos -Lama, Gualcamayo, Casposo y Veladero- y sus resultados finales serán presentados ahora, en octubre.
El estudio que monitorea la mina del desastre, Veladero, comenzó en septiembre de 2014 y tuvo un apéndice exactamente un año después, cuando ocurrió el derrame de millones de litros de agua cianurada sobre las cuencas del Río Jáchal: el equipo de UNOPS se desplazó hacia la zona y elaboró un informe que dio a conocer en mayo de este año. El estudio halló cianuro y metales en la zona del derrame, pero UNOPS indicó que no había peligro para el consumo humano. Los medios comerciales leyeron esto último. Los vecinos resaltaron lo primero.
Ahora, ya con el informe publicado, y amablemente, Rossi abre las puertas de la oficina central para contestar sobre el rol de la ONU ante aquel derrame y ante el nuevo, ocurrido este 8 de septiembre. Empieza con una aclaración: “Todo lo que tenemos para defender lo que decimos es el estudio sobre el incidente del 13 de septiembre de 2015. Ahora, es cierto: sabemos que no es fácil, que hay algunas agencias de ONU que producen documentos de referencia, algo más soft. Nosotros acá trabajamos en el terreno. Este un proyecto muy extremo”.
¿Por qué extremo?
Porque cuando vos tocás temas como el agua, naturalmente eso polariza las opiniones que tienen los sectores. Cada Estado tiene sus normas vigentes para definir cómo va a ser el uso del agua. Lo que no tiene derecho es a ocultar información acerca de con qué criterios el agua se distribuye.
En el caso de los derrames de Barrick…
Vos tenés la obligación de decir cuál es el estado actual del agua, y eliminar el discurso de “no a la minería”, “sí a la minería”: esos discursos no te permiten entender si cuando te dan el vaso de agua vos podés tomarla o no. Y hoy la gente tiene esa necesidad de cortar con la sanata: “déjame saber si podemos tomar el agua o no”.
Principio precautorio: ante la duda, no la toman.
Si no tenés data, tenés motivos. Pero si tenés data, ya la cosa cambia, tenés un elemento lógico para confrontar con otros estudios. Lo que es muy difícil es hacer políticas públicas sin datos; necesitás datos en temas complejos. Cuanto mayor es el nivel de riesgo más tenés que invertir en estudios previos y en participación para que la gente pueda creer lo que le estás diciendo.
El problema es que UNOPS llega una vez que Veladero está instalado: los niveles de base no se pueden conocer, no tiene con qué comparar.
Es verdad. En este caso, como vos bien decís, hay un partido en marcha, que es un emprendimiento funcionando de acuerdo a determinadas reglas. Cuando vos entrás a un emprendimiento en marcha tenés que tener mucho cuidado de medir a la empresa con la misma regla que está usando la autoridad administrativa. A los efectos de la auditoría, nosotros hacemos dos estudios en San Juan, y le agregamos el informe del incidente ambiental. Originariamente había dos componentes: uno, si cumple con las reglas que le fijó la provincia, no importa si son buenas o malas; segundo, definir cuáles son los temas en los que se puede mejorar la regulación minera en la provincia de San Juan. Ese estudio está corriendo y se tiene que entregar a finales de octubre.
Del dicho al hecho
¿Qué dice el informe de la auditoría?
Se terminó y actualmente está en la revisión del comité técnico nuestro, que es la fase previa a la entrega a la provincia de San Juan. Una vez que se haga entrega a la provincia, la provincia tendrá un tiempo razonable para hacer sus comentarios y ver si hay algún error, y después programar la sesión pública de presentación de los resultados.
¿Por qué el informe pasa por el gobierno provincial antes de darse a conocer?
Tiene que ver solamente con datos materiales, si por algún error u omisión hubiese algún dato que no se refleja con claridad. Es para ver si aparece la tabla A, si ese dato es correcto o si por alguna razón se tomó un límite de tolerancia distinto de lo que dice la legislación vigente. Así como nosotros tenemos técnicos que hacen una revisión, el gobierno tiene su chance también para observarlo. Pero no tiene que ver con el enfoque de la auditoría: eso ya fue aprobado en los términos de referencia al origen del proyecto.
El otro estudio: el de las recomendaciones.
Tenemos varias fuentes para llegar a las recomendaciones. Primero, los hallazgos del equipo auditor en mina. La segunda fuente, un estudio de legislación comparada que va a analizar Estados Unidos, Canadá, Perú y Chile acerca de qué cosas están más adelantadas en otros lugares que en San Juan en particular. El tercer flujo es la opinión de la sociedad civil: se van a lanzar una serie de entrevistas con cada una de las 40 organizaciones registradas en el proyecto, más cualquier otra que se interese. Finalmente, se va a requerir la obligación del propio sector gubernamental acerca de dónde ven ellos que están los cuellos de botella en el ejercicio del control. Es un estudio que va sumar porque va a permitir distinguir entre esa regla que se usa hoy y la regla que se debe usar para tener una minería a la altura de los desafíos que impone el siglo 21.
¿Qué organizaciones van a participar?
De todo el país, que tengan una trayectoria tomada sobre la problemática de la minería en San Juan. Entran desde Greenpeace hasta (la asamblea) Jáchal No se Toca.
Ya hubo un antecedente no muy feliz con la Asamblea.
Los invitamos cuando hicimos la sesión informativa, estuvo Saúl Ceballos presente y tuvo la oportunidad de preguntar. Es más: nosotros reservamos en el salón un lugar especial para la Asamblea porque creíamos que parte de dar la explicación de lo ocurrido era dársela a los más vulnerables.
Saúl nos dijo que las respuestas que dieron eran demasiado técnicas para entender cómo impactaba en la vida de la gente. Por ejemplo, cuando les preguntó si el agua se podía tomar o no.
Es un ejercicio, es un antecedente, yo no quiero decir que es algo perfecto. Es un camino, se tiene que institucionalizar y está bueno que se utilice este mecanismo cada vez que una autoridad administrativa haga un estudio, lo presente en público, conteste preguntas…
Qué se hizo y qué no
La UNOPS ya hizo siete recomendaciones en el informe de mayo.
Son las recomendaciones ad hoc que aparecieron con motivo del incidente ambiental. El estudio del incidente ambiental no comprendía recomendaciones, sino una fotografía de los cuerpos de agua. Y nos pareció que había que ir más allá para jugarse con algún criterio para tomar acción inmediatamente. Por esa razón agregamos recomendaciones basadas en el principio precautorio.
Usted le dijo al diario Tiempo Argentino que no fueron tenidas en cuenta.
No: no dije que no fueron tenidas en cuenta. Lo que dije es que no tuvimos un reporte oficial de cómo se han considerado las recomendaciones. Es más, cuando terminamos de hacer la auditoría preguntamos a la empresa si se estaba haciendo algo con las recomendaciones y dijeron que las estaban considerando para la quinta actualización del informe de impacto ambiental. Pero nosotros no tuvimos, ni por el Ministerio ni por la empresa, ningún tipo de respuesta respecto de cuáles recomendaciones se habían tomado y cuáles no. Tampoco era mandatorio.
¿Que no sea obligatorio no le hace perder capacidad de control al trabajo de UNOPS?
En cualquier lugar, si trabajamos para un gobierno, la intervención nuestra es la de un tercero imparcial cuyas recomendaciones no son vinculantes, pero suelen tener un impacto importante. Por dos razones: primero por el sustento técnico que tienen; y segundo por la publicidad que suelen tener. O sea que al final del camino alguien tiene que explicar qué se hace con la información que ha brindado la ONU. Y finalmente yo destaco: es el propio gobierno el que quiere enterarse de esto y mejorar sus gestiones. Sería un contrasentido que al final el gobierno decidiera no usar esa información. Normalmente se usa. Hay algunas de corto, mediano y largo plazo, porque para el sector público no todo es fácil de hacer.
En esa línea, ¿sería un contrasentido decir algo en contra del gobierno?
Ya lo hemos hecho: en Perú dijimos que no se podía aprobar un proyecto, y te podés imaginar cómo sonó eso en los despachos que nos habían contratado. Pero al final dijeron ‘bueh, vamos a tener que adecuar el proyecto’, como debe ser.
El segundo desastre
¿Por qué la ONU no pudo preveer que iba a ocurrir otro derrame?
Esa inquietud había aparecido en tu nota anterior y está bueno aclararla porque tiene que ver con la naturaleza de la intervención que tuvo UNOPS en este caso. Nosotros decimos que hacemos “auditoría”, pero no “monitoreo”. Parece una palabra nada más, pero hay una gran diferencia: la auditoría lo que hace es extraer una fotografía, pero no te quedás adentro de la mina. Y como no te quedás, por lo tanto no estás en condiciones de ser un watch dog (perro de vigilancia) que avisa a tiempo. No lo podíamos haber previsto. Lo que sí habíamos recomendado es algunas estrategias de contención porque dijimos: si ese sistema falló una vez, podía fallar otra vez. Parte de las recomendaciones planteaban generar un dique de contención.
¿Fueron a la mina después de ocurrido el segundo derrame conocido?
En este caso no estamos teniendo intervención. No fuimos a mina después del incidente ocurrido. Sí dirigimos una nota oficial al ministerio solicitando información, pero no tuvimos respuesta. Por lo tanto lo que sabemos del incidente es lo mismo que se sabe a través de los medios de comunicación.
¿Qué versión tiene?
Parecería que no habría habido una fuga de material líquido, sino de material sólido, pero de ese material sólido podría tener traza de distintos contaminantes. Entonces el tipo de situación es diferente, en esos términos, pero el lugar donde ocurrió es el mismo. Es una luz roja de alerta que obliga a tomar acción.
¿Fuera Barrick?
¿Barrick tiene que irse?
El factor central para decidir si una mina tiene que seguir funcionando o no es ver la magnitud de los eventos que ocurren dentro de una mina. Cuando ocurren accidentes mayores, donde hay una situación que está fuera de control, el cierre de la mina tiene una finalidad preventiva. En algún caso, si una mina esté funcionado fuera de todo parámetro o norma, la única manera es cerrarla. De la misma manera que ocurre con las empresas cuando se las clausura. Ahora, normalmente lo que ocurre cuando se determina que hay un accidente ambiental es determinar qué ha fallado. Y si lo que ha fallado tiene que ver con un factor humano, ese factor humano puede ser aumentado en cantidad, puede ser acompañado permanentemente por la autoridad que esté a cargo; cuando tiene que ver con la maquinaria, puede haber una suspensión preventiva para que el sistema pueda ser retesteado por un tercero. En este caso dependerá del caso concreto de qué ha fallado, pero insisto: la idea de los accidentes es algo con la que está familiarizado el sector industrial en general. Lo importante es la reacción frente a los accidentes, la manera de manejar la información y asegurar, en primer término, que no haya riesgo para la población.
Pareciera que en la minería el sistema de control es menor al nivel de riesgo…
Hay temas que son complejos de la minería y uno no puede pensar en sentarse a una mesa sin información de contexto. Uno tiene que ser provisto de información para entender de qué está hablando. Eso también es responsabilidad, en definitiva, de la administración. De lo contrario es muy difícil que uno se pueda entender. De los que saben mucho a los que no saben tanto, para proveerlos de información. Y a los medios de comunicación, también.
Nosotros aprendemos de los vecinos.
Sí, se han fogueado.
Ellos dicen: somos un pueblo sacrificado.
No es nada fácil ese debate y pone las cosas en algo que es un poco diferente de lo que es el accidente propiamente dicho, que es la cuestión de los impactos sociales y económicos de la minería. Luego de varios años de relación empieza a haber información acerca de si se cumplen o no esas expectativas. Cuando uno evalúa lo que ha ocurrido dice: ¿la mina ha preparado a esta población para que pueda vivir sin minería? ¿Ha dejado unos recursos naturales en condiciones para poder seguir adelante?
Cuando uno viaja a la poblaciones ve la respuesta: parecería que es “no”.
Hay que contestar con datos. A ese “parecería que no” hay que poder encarnarlo. Para eso es muy importante saber si al origen del emprendimiento hubo buenos indicadores de base. Si uno está interesado en cómo estaba el agua antes, pero si quiere saber qué nivel de empleo había en la comunidad, también necesita datos sólidos. Ahí hay un desafío en todo el mundo y en América Latina en particular de hacer converger la responsabilidad social de las compañías hacia las verdaderas demandas de las comunidades. No solamente a las hipótesis.
La salud de la minería
Otro tema es la cuestión de la relación no solamente entre lo ambiental y lo económico, sino con la salud.
El elemento salud es una pata muy importante para modificar estas cosas acerca de cuál es el impacto de la minería sobre la salud. Si no hay líneas de base epidemiológicas no es posible contestar cabalmente. Ahora, insisto, esto es algo que muchas veces se plantea que no es un problema de la minería en particular. Si querés preguntar qué pasa epidemiológicamente con agroquímicos, tampoco tenés datos. En nuestros hospitales en Argentina la info que se levanta cuando alguien va una guardia es muy frágil.
¿UNOPS no puede hacer esos estudios?
Se ha ocupado en algunos lugares, pero no recientemente en América Latina. A mí me tocó fuera de UNOPS llevar estudios de esa naturaleza y nos dimos cuenta de que el sistema hospitalario es muy débil para tener datos interesantes para hacer políticas públicas.
No me queda claro si UNOPS puede hacer un estudio epidemiológico en el marco de su acuerdo con el gobierno de San Juan.
Nuestro estudio termina con la auditoría que se va a presentar y las recomendaciones. Las recomendaciones van a comprender entre otros aspectos temas sociales, de salud. La idea es hacer una barrida de 360 grados de todo lo que es ambiental, social y salud. Podría verse en el futuro, pero el proyecto termina con estas actividades.
En general, lo hace los propios vecinos: mapeos casa por casa, libretas de médicos rurales, algunos investigadores independientes… Lo que pasa es que después se desacreditan esos resultados porque los hicieron ellos…
Es que necesariamente tenés que incorporarle alguna base que sea técnica. En Perú había un río que estaba contaminado y como no tenían forma de demostrarlo la parroquia cercana decidió convertir una cocina en un laboratorio químico…
Pasó en Jachal: los vecinos cuentan las dificultades que tienen para tener estudios propios. Gastaron 120 mil pesos en traer un perito técnico, Robert Morand.
Esas cosas pasan. Entonces hay que construir un sistema que sea un poco más balanceado para todos los sectores, que puedan tener gente que los asesores que puedan acceder a datos públicos y que se pueda confiar en esos datos. Tampoco se puede saber por la visita de Robert Morand, los 3 días ó 5 días que estuvo… Él da una opinión acorde al tiempo que estuvo. Hay que poner en la balanza y poner cosas que sean iguales, no solamente opiniones sino datos y análisis de los datos.
El control de los datos
¿Para qué sirven los informes de UNOPS?
Nosotros quisimos crear un caso de referencia que sea bueno: hay una forma de abordar la conflictividad con objetividad. No quiere decir que la gente cambie la opinión de lo que piense de la minería, ni en un sentido ni en otro. Pero sí la idea de que algunas discusiones del siglo 21 hay que darlas con datos, uno no puede seguir haciendo una narrativa de si está a favor o en contra de algo simplemente porque trae progreso o contaminación. Uno tiene que poder bajar a tierra y responder las grandes preguntas de las personas: ¿Qué va a pasar con la situación patrimonial? ¿Qué va a pasar con mi salud? ¿Qué va a pasar con mi futuro? ¿Qué va a pasar con mi zona? Hay que responder con datos, no solo con opiniones.
Pero a un año del primer derrame todavía no hay datos. Uno de los vecinos nos decía: “No se sabe qué pasó con Kennedy, qué se va a saber que pasó en Veladero”.
Está bien la reflexión que hacen porque por eso también fue un poco la estrategia de cómo desarrollar los términos de referencia para nuestro estudio. Si nosotros hubiéramos intentado averiguar cuál había sido el origen (del derrame) iban a pasar varias cosas. Primero, que interferíamos una investigación judicial que estaba teniendo lugar. Y uno de los principios de ONU es la no intervención de los asuntos internos de un país. Luego, nos preguntamos ¿qué le importaba a la gente. ¿Saber qué paso con la válvula o saber si tiene riesgo en el agua?
Las dos cosas.
Nos pareció que la segunda era una respuesta inmediata. Nos concentramos en eso. Ahora, entiendo que la investigación siguió, se va a seguir y a falta de uno, ahora viene otro juicio y uno seguramente quiere saber muchas cosas, y también quiere saber por qué se aprobó el emprendimiento. Pero lamentablemente uno no puede contestar todo a la misma velocidad, pero puede empezar a resolver algo y que eso permita empezar a tirar un poco de la cuerda. Nosotros djimos: primer tema, el agua. Sacamos la información, lo entregamos al gobierno y lo presentamos a la sociedad civil. Entre eso y lo que había, hay una diferencia importante.
El informe de UNOPS no responde esas “grandes preguntas de la gente”. Ni siquiera dice: “El agua es potable” o “El agua no es potable”.
Sí, yo entiendo. Y aparte cuando uno toca el primer argumento que es “cuestioné la credibilidad del gobierno”, de ahí para abajo todas las preguntas las contesto por no: no creo, no estoy seguro que el agua la pueda tomar… lo que fuera. La data que nosotros dimos después de haber muestrado toda la zona y poder haber tomado calidad de agua, daba elementos bastantes categóricos para decir que esa agua no había estado en riesgo con motivo del incidente ambiental. Es una verdad incómoda para aquel que está montado en el argumento de que el agua está contaminada para dar una situación de lucha. Pero es la verdad que surge del estudio. Y eso hay que poder decirlo. Los datos hablan solos. Estamos convencidos de esa información que hemos dado. Ahí hay un tema que hay que seguir profundizando: en la medida en que no se crea en las herramientas que se usan, es muy difícil que pueda haber un diálogo. Porque un diálogo requiere un mínimo de respeto y de confianza.
Sucede que los datos se interpretan de distintas maneras. El informe de UNOPS es un ejemplo: los vecinos dijeron que comprobaba que había habido contaminación, porque encontró cianuro en las zonas cercanas a la mina. Y los medios resaltaron que el agua era potable. Otro de los cuestionamientos: el laboratorio donde analizaron las muestras era el mismo con el que trabajaba Barrick Gold.
El laboratorio que intervino un año antes del estudio ya no trabajaba para Barrick. Cuando salimos a hacer la convocatoria tuvieron que asegurar no estar trabajando. Y en esta materia es muy difícil encontrar laboratorios de esa magnitud que no hayan trabajado para ninguna de las empresas. Ahora, lo que pedimos era que no hubiera conflicto de intereses al momento de iniciarse la contratación ni en el período previo. Acreditó no tener ningún tipo de relación un año previo.
¿Pudieron haber mandado las muestras al exterior?
La capacidad de procesamiento, de muestras y de velocidad se hubiera demorado muchísimo. Nosotros seleccionamos con laboratorios que certificaban las normas técnicas internacionales los que nos parecían más sólidos. UNOPS a su vez controla las muestras que hacen los laboratorios.
Para el nuevo informe, ¿con quién trabajaron?
Con el mismo. Y con Induser, pero de forma móvil para cada emprendimiento: el que trabajaba para Barrick, no trabajaba con Casposo; a todos se aplicó la misma ley para que no hubiera incompatibilidad.
Ahora se van a instalar más proyectos mineros: el ministro de Minería presentó el megaproyecto binacional Constelación, y hay otros en puerta. ¿La UNOPS seguirá trabajando para San Juan?
No lo sé, no tengo ninguna información oficial. En la última visita que hicimos a la provincia funcionarios de la cancillería manifestaron estar conformes y con voluntad de continuar, pero al día de hoy no tenemos ningún pedido concreto.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

- Revista MuHace 3 semanas
Mu 205: Hay futuro
- CABAHace 2 semanas
Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”
- #NiUnaMásHace 2 semanas
Femicidios en julio: la noticia es el horror
- ActualidadHace 2 semanas
Mendoza movilizada: sábado de caravanazo contra la minera San Jorge
- ActualidadHace 3 semanas
Mapuches en Neuquén: 10.000 personas movilizadas contra la represión y en apoyo a las comunidades originarias