Sigamos en contacto

Nota

Trump, marines y rocanrol

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Mezcla rara de Rockefeller y Pomelo, Donald Trump es la estrella indiscutible de este Loolapalooza de garcas que es la cumbre del G20 que se está desarrollando en este momento en una ciudad sitiada llamada Buenos Aires. Del muñeco Baby Trump a los límites pop de la protesta actual. Por Pablo Marchetti para lavaca.org.

Por Pablo Marchetti

Hace tiempo que las protestas sociales cambiaron radicalmente su fisonomía. Las viejas consignas como “Liberación o Dependencia” forman parte ya del pasado y hoy se imponen otro tipo de reivindicaciones y métodos. Y ni hablar de los puños en alto que supo inmortalizar el pintor y dibujante Ricardo Carpani en sus afiches de la CGT de los Argentinos. ¡Puaj! ¡Qué demodé!
Hoy aquella central obrera combativa y antiburocrática sería redefinida, seguramente, CGT de Les Argentines. Y lo que a fines de los 60 y principios de los 70 era gesto adusto, seriedad y falta de ironía hoy viró hacia un formato más pop cruzado con meme pasota.
Las protestas de mujeres y la marcha del orgullo surgieron de los márgenes pero supieron ocupar el centro de la escena de lo comunicacional en la manifestación callejera. Y hoy desde los movimientos sociales hasta los sindicatos cambiaron su fisonomía cuando salen a reclamar a las calles. Hoy hay más colorido, hoy hay más joda.
La protesta contra el G20 no podía ser la excepción. Por eso el Baby Trump se transformó en la estrella de la protesta. Claro que los límites del pop a veces resultan difusos. Y ese muñeco inflable gigante, con la figura de un Trump bebé, es una incitación al equívoco.
En realidad no es un Trump bebé, sino un Trump con cara actual y cuerpo de bebé. El muñeco tiene el torso desnudo, un pañal con alfiler de gancho (o sea, un pañal de tela, como los que debe haber usado Trump cuando era bebé) y un celular en la mano. El gesto del presidente estadounidense es de enojo, pero la caricatura es tan adorable que da cierta ternura.
El Baby Trump forma parte, supuestamente, de una protesta global contra el mandatario norteamericano. Lo inventó el neoyorquino Rob Kennedy y hay seis globos como esos en todo el mundo. Allí donde va Trump, allí va Kennedy con su globo para señalarle al presidente lo malo que es.
El problema de la “protesta” contra Trump es precisamente lo simpático que resulta el bebé de piel naranja. Kennedy dice que el muñeco simboliza el hecho de que Trump gobierna sin razonar, como si fuera un bebé caprichoso. Pero, ¿a alguien lo espantaría en el mundo actual ser gobernado por un bebé?
La tierra no parece estar muy bien así como está, gobernada por adultos supuestamente responsables. Quizá un bebé puede agregarle algo de deseo, algo de verdad, algo de sensibilidad o algo de inocencia a un mundo bastante podrido.
Por supuesto, Trump no es ni sincero, ni sensible, ni inocente, ni verdadero. Pero hay algo del magnetismo que genera el personaje que hace que, en un punto, lo veamos como portador de algo distinto del resto de la dirigencia política.
Trump jamás había ocupado un puesto político. Ni diputado, ni senador, ni gobernador, ni concejal: el primer cargo público que tuvo en su vida fue el de presidente de los Estados Unidos. Eso sí, había hecho apariciones en una gran cantidad de películas y series, entre ellas “Celebrity” (de Woody Allen), “Zoolander” (de Ben Stiller) y en un capítulo de “Sex & The City” sobre el viagra.
La llegada de Trump a la Argentina es la llegada de una estrella internacional. Trump no es tanto un presidente de los Estados Unidos, sino una mezcla de Madonna con Mick Jagger. Y es probable que el Baby Trump sea lo mejor para representarlo.
Trump es una caricatura que tiene a su disposición el mayor arsenal nuclear de todo el Mundo. No es como Bush (padre e hijo) que resultaban la representación más obvia del mal. Tampoco es como Barack Obama, que generaba cierta contradicción entre alguna progresía que no terminaba de odiar a ese negro demócrata como lo amerita cualquier otro presidente yanqui.
No hay atenuantes políticos ni ideológicos para odiar a Trump. Al contrario, si se lo analiza sólo desde ese lugar, el odio y el rechazo son inmediatos. Sin embargo, hay un magnetismo que genera Trump que tiene que ver con el deseo inconfesable de ser como él y que atraviesa a muchos hombres.
Trump no es Macri, que intenta disimular su condición de niño rico y caprichoso tras una pátina de seriedad republicana. Tampoco es Bolsonaro, una bestia racista y homofóbica que antes de decir cualquier cosa invoca a Dios un par de veces. Trump es como si Ricardo Fort hubiera sido presidente.
¿Será consciente Donald Trump de haber llegado a un país hecho a su medida? ¿Tendrá claro de que acá juega de local? Lo más probable es que sí. No sólo eso: es seguro que tiene claro que este es un mundo en el que juega de local.
Hubo un solo elemento que no sólo compitió, sino que pudo haber desplazado a un segundo plano la visita de Trump a la Argentina: el anuncio de que River-Boca se iba a jugar en el estadio Santiago Bernabeu, en Madrid. Pero la indignación futbolera fue tal que poco tiempo después los focos de la noticia volvieron a posarse sobre Donald.
Trump no está solo, por supuesto: lo acompañan varios de los mandatarios más importantes del mundo: el chino, el indio, el francés al que no recibió nadie, Putin (tal vez el que más se le parece, desde que no está más Berlusconi), el italiano, Kagame y varios más. Pero nada brilla tanto en el firmamento de los dueños del mundo como la presencia estelar de Donald.
Magnético, grotesco, con jopo ridículo, millonario, impredecible: así es el presidente estadounidense que no podemos terminar de odiar como deberíamos. Por eso él es la estrella principal, por eso los demás son teloneros. Por eso los medios hablan de él, sólo de él.
Mezcla rara de Rockefeller y Pomelo, Donald Trump es la estrella indiscutible de este Loolapalooza de garcas que es la cumbre del G20 que se está desarrollando en este momento en una ciudad sitiada llamada Buenos Aires.

Nota

83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

Publicada

el

Pablo Grillo
Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

Seguir leyendo

Nota

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

Entradas por Alternativa Teatral

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Seguir leyendo

Nota

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

Seguir leyendo

Lo más leido

Anticopyright lavaca. Todas nuestras notas pueden ser reproducidas libremente. Agradecemos la mención de la fuente.