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La FACC en el G20: “Despertamos o en caso contrario, reventamos”

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La Fuerza Artística de Choque Comunicativo (FACC), un grupo de artistas autoconvocades, volvió a accionar hoy previo a la cumbre del G20 que reúne en nuestro país a los presidentes más influyentes del mundo. Como parte de una acción anual que incluyó perfomances durante el año en Jujuy, Bariloche y Capital Federal, esta vez la FACC eligió plantar el mensaje “Propiedad del G20 #QuiénElige?” en Plaza de Mayo y frente a la Casa Rosada. Si el silencio del G20 es hermético, la FACC comunica que muchas veces las cosas son tan claras que, para explicarlas, no hacen falta tantas palabras. La crónica, las fotos y el video en vivo de la acción.
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Otra vez una caravana. Otra vez música en vivo, una acción performática y un texto contundente. Otra vez una pancarta enorme que pregunta #QuiénElige? y traza un puente con las acciones de la FACC este 2018 en Jujuy, en Bariloche y en Capital frente al Ministerio de Energía, donde con distintas herramientas comunicativas develaron las reuniones internacionales previas a la cumbre en las que se debatieron diferentes temas de política internacional que actualmente son ejes de ajuste en Argentina: educación, trabajo, energía, salud, alimentación, etc.
Otra vez la FACC.
Otra vez en el G20.
La FACC en el G20: “Despertamos o en caso contrario, reventamos”
Cerca de las 16:30 hs. un grupo de jóvenes musiques se plantó en la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada y después de la ronda de las Madres, que se transformaron en las primeras espectadoras de la acción. Entre ellas, resaltó el entusiasmo de Nora Cortiñas, quien minutos antes repudiaba por micrófono el cierre de la causa que investiga la muerte del joven Santiago Maldonado.
Una pancarta acompañaba a la FACC: “Propiedad del G-20 ¿Quién elige?”. La pregunta puede contener varios sentidos, pero en tiempos de Congresos vallados, decretos y reuniones secretas la intención artística se volvió, quizá, más clara que nunca.
La respuesta para la FACC está en la propia pregunta. Y en la acción.
De pronto unas 60 personas salieron del subte camino al mismo sitio, para luego sumarse al cuerpo de músiques: la escena quedó compuesta por cerca de 80 personas. Con sonidos de helicóptero de seguridad de fondo y en medio de un virtual estado de sitio, lentamente les jóvenes hicieron vibrar sus brazos, sus piernas, sus hombros, sus cabezas: sus cuerpos.
Fue llamativo que frente al silencio producido por la falta de transporte y transeúntes, el sonido de la música dominó la Plaza. Y todes quienes pasaban se convirtieron en público privilegiado de la acción. Les artistas miraban de frente a la Casa Rosada, mientras seguían sacudiéndose vibrando.
La FACC en el G20: “Despertamos o en caso contrario, reventamos”
Además de una acción artística con música en vivo, la FACC interpretó un texto inspirado en el Manifiesto Nadaísta al Homo Sapiens del colombiano Gonzalo Arango y las poesías de la activista trans argentina Susy Shock. Fue entonces que, de pronto, los cuerpos giraron hacia el público y en medio de un tenso silencio musical comenzó por megáfono la interpretación de este texto tan vibrante como los cuerpos allí presentes:

“En vista de que nadie hace nada.
En vista de que todo sigue peor.
En vista de que acechan los regimientos antiterroristas.
En vista de que la historia es una mentira sanguinaria.
Nos preguntamos: ¿qué hacer?
Despertamos, o en caso contrario, reventamos”.

La FACC en el G20: “Despertamos o en caso contrario, reventamos”
 
La música volvió a escena para envolver esas palabras. “Despertamos o en caso contrario, reventamos” se escuchaba mientras los cuerpos vibraban sin parar ante la Casa Rosada y se seguía escuchando el ruido de los helicópteros del G20.
La FACC en el G20: “Despertamos o en caso contrario, reventamos”
Todo fue parte del tercer acto de una acción nacional de la FACC que eligió una caravana vibrante como acción artística para denunciar los oscuros acuerdos que se sellan en este tipo de reuniones. Ya lo habían hecho en el mes de mayo en la plaza central de San Salvador de Jujuy a propósito de una reunión del G-20 sobre “Alimentación sostenible del futuro”, en junio en Bariloche en torno a la reunión “Transiciones energéticas” y en el Ministerio de Energía de la Nación, un día previo a la renuncia del ministro de esa cartera Juan José Aranguren.
Esta vez, el G20 entra en su etapa final y se juega políticamente su éxito o su fracaso. Todo indica que el sábado por la noche la diferencia se definirá en una reunión entre Donald Trump y el presidente chino Xi Junping. El balance de aquella cena indigesta y el rol de Argentina en la cumbre será lo que definirá los balances posteriores, sin develar la letra chica de los acuerdos internacionales que definen parte del futuro.
La FACC en el G20: “Despertamos o en caso contrario, reventamos”

Por eso, la FACC accionó y dijo:

“El planeta hiede a almas muertas: mirémonos al espejo y veamos el horrendo espectáculo.
Miremos alrededor  y no veremos más que cadáveres sacrificados por la justicia, el amor, la libertad, la paz y las demás porquerías de la razón humana. Despertamos o en caso contrario reventamos.
En caso contrario reventamos.
Nos subleva tener que aceptar despertar cada mañana para ir al trabajo, dormir para descansar y comer para sostener en pie nuestro pobre esqueleto
Vivir como muertes: como babosas.
Nos asusta no cometer siquiera un crimen al día y permitir que el bien y la virtud se apoderen de nuestra existencia.
Estamos avergonzades de pertenecer a la humanidad. Estamos terriblemente inconformes de ser semejantes, siendo cómplices.
Estamos avergonzades de pertenecer a la humanidad. Vivir como muertes.
Se trata de dejar de ser, de ser otres.
Pero somos libres de ser serviles, de ser estúpides, libres de no ser, nadie nos va a disputar ese derecho inalienable. Sigamos teniendo fe en nuestras tonterías si nos satisface. Seamos felices! engordemos! Y que algún dios nos corone de gloria, ya que no merecemos otra cosa. Seamos felices y que algún dios nos corone de gloria.
Despertamos, o en caso contrario: reventamos.
No seamos inocentes, dejemos de tener fe en tanto fetichismo.
No nos dejemos premiar con la felicidad. La felicidad es la peor desgracia que le pueda pasar a un pueblo.
Vivir como muertes, como babosas.
No busquemos la salvación, ni la gota de leche de la paz mundial, ni un orfanato para pobres de espíritu.
Todo lo que podemos hacer es renunciar a cualquier esperanza de salvación.
Estamos avergonzades de pertenecer a la humanidad. Se trata de ser otres, de dejar de ser.
Dejemos de sonreír idiotamente y tomémonos en serio antes de reventar.
Se trata de dejar de ser, de ser otres. Tomémonos en serio antes de reventar.

La FACC en el G20: “Despertamos o en caso contrario, reventamos”

No seamos razonables
No seamos razonables.
No seamos razonables.
La razón es una rata muerta, apesta, un vaho de putrefacción infecta la carne, la vida, el planeta.
No seamos razonables.
No seamos razonables.
Se trata, en definitiva, de ser otres, de dejar de ser.
Se trata de emanciparnos de toda sumisión.
Estamos avergonzades de pertenecer a la humanidad.
No queremos ser más esta humanidad.
Porque no tenemos más paciencia, no tenemos más tiempo, ni siquiera nos tenemos cerca.
Despertamos, o en caso contrario: reventamos.
No seamos razonables.
No aspiremos a triunfar.
La única certeza es el fracaso.
La única certeza es el fracaso.

La FACC en el G20: “Despertamos o en caso contrario, reventamos”

No aceptemos ninguna victoria que no sea sobre nosotres mismes, sobre nuestros propios cuerpos.
Nos preguntamos qué hacer.
Nos preguntamos qué hacer.
No seamos razonables.
Despertamos, o en caso contrario: reventamos.
No queremos ser más esta humanidad.
Estamos avergonzades de pertenecer a esta humanidad.
Estamos terriblemente inconformes de ser semejantes, siendo cómplices.
Se trata de dejar de ser, de ser otres.
Se trata en definitiva de ser otres, ser otres, dejar de ser, ser otres.
No queremos ser más esta humanidad.
Despertar o en caso contrario, reventar.”

La FACC en el G20: “Despertamos o en caso contrario, reventamos”
Después del texto, un silenció ensordeció Plaza de Mayo. Ya ni se escuchaban los helicópteros. Los cuerpos dejaron de vibrar. Nora Cortiñas comenzó a aplaudir, pero la acción seguía: risas y carcajadas estallaron de repente para llenar de inquietudes a quienes miraban, filmaban y lloraban.
La FACC en el G20: “Despertamos o en caso contrario, reventamos”
Risas de sarcasmo, risas de revancha, risas diabólicas, risas.
La FACC en el G20: “Despertamos o en caso contrario, reventamos”
Los cuerpos vibrantes estallaron en risas que no dan ninguna risa.
La FACC en el G20: “Despertamos o en caso contrario, reventamos”

Luego de las risas, el silencio.
La música se sostiene en Plaza de Mayo, mientras los cuerpos se retiran, y siguen vibrando.
La FACC en el G20: “Despertamos o en caso contrario, reventamos”

El G20

Existe toda una trastienda de poder y control económico alrededor del G-20, que implica fundamentalmente a Estados Unidos, la Unión Europea y a la estrella cada vez menos silenciosa: China. Y su impacto sobre países como el nuestro.
Argentina preside este año el G-20 por lo cual se están realizaron a lo largo de 2018, en once ciudades del país, unos 45 encuentros internacionales que culminan ahora en Buenos Aires -entre el 30 de noviembre y el 1º de diciembre- con la cumbre de presidentes que reunirá a Donald Trump, Vladimir Putin, Angela Merkel y Xi Jinping, con Mauricio Macri como anfitrión.
El G-20 está integrado por Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Francia, Alemania, India, Indonesia, Italia, Japón, México, República de Corea, Rusia, Arabia Saudita, Sudáfrica, Turquía, el Reino Unido, los Estados Unidos y la Unión Europea (UE). Entre todos, estos 19 países más la Unión Europea representan el 85% del producto bruto global, el 75% del comercio internacional, el 80% de las inversiones globales, y el 66% de la población mundial.
La presencia del G20 en el país provocó entusiasmo en el gobierno y sectores relacionados con el turístico, ya que se calcula que entre delegados y comitivas gubernamentales Argentina recibió a unas 20.000 personas durante 2018. Otros datos aportados por un informe de Argentina Mejor sin TLC indican que el país invertió cerca de “3000 millones de pesos para todo el proceso del G20, 1100 millones de pesos serán destinados a defensa y seguridad; alrededor de mil millones costarán los dos días de la Cumbre de los líderes; casi 500 millones estarán destinados a los eventos preparatorios en el país, y otros 218 millones para los viajes a las reuniones preparatorias que no tendrán lugar en la Argentina”. Un detalle: los gastos para la realización del G20 son casi iguales a lo que dispone el presupuesto argentino de 2018 para medio ambiente y ecología.
Más datos del informe: ante la presencia del G20 el gobierno compró aviones y helicópteros, un sistema de defensa misilístico y se trasladará desde Mar del Plata la artillería de defensa aérea. Se renovó el stock antidisturbios (escopetas, municiones de goma, gases lacrimógenos y chalecos policiales multiamenaza, vallas de contención, juegos de cascos, escudos, máscaras antigas y bastones para policías y gendarmes, además precintos plásticos de seguridad que se utilizan a modo de esposas para detenidos).
China le donó a Argentina vehículos blindados para reforzar la seguridad de la Cumbre. Estados Unidos enviará aviones militares para reforzar, en particular, la seguridad de su Presidente.
Se calcula que habrá 22 mil integrantes de las 4 fuerzas de seguridad para proteger a 15 mil diplomáticos, con apoyo del Comando Sur de los Estados Unidos, más los equipos de seguridad propia que aportarán al menos China, Estados Unidos y Rusia.
El operativo de seguridad de esta magnitud no tiene precedentes en el país. Distintas organizaciones sociales alertan sobre la posibilidad de detenciones masivas mañana viernes, día en que se declaró un asueto para garantizar la seguridad de la cumbre.

La FACC

La FACC (Fuerza Artística de Choque Comunicativo) es un colectivo de artistas autoconvocades no partidario y autogestivo que realiza acciones en vía pública desde 2016. Radicado en Buenos Aires, con injerencia en distintos puntos del país.  Les artistas de la FACC decidieron volver a salir a la calle con sus acciones que interpelan lo que está ocurriendo en esa zona a veces irreal llamada realidad. Una combinación de arte, denuncia, expresión y comunicación.
Lo habían hecho en mayo de 2017 bajo un concepto: “Femicidio es genocidio”. Esa vez, 120 mujeres se acercaron a la Casa Rosada, se pararon frente a ella, se fueron desnudando y formaron una montaña humana, simbolizando justamente los femicidios. La acción fue acompañada por un grito desgarrador de cada una de esas mujeres. La acción se reiteró ante Tribunales, y luego ante el Congreso Nacional.

En octubre del mismo año, más de 500 artistas realizaron a lo largo de un día cuatro acciones en diferentes puntos del país: frente a los tanques de petróleo de Comodoro Rivadavia, frente a la mansión La Rosadita, de los Blaquier, en Ledesma (Jujuy), frente a uno de los batallones de Gendarmería que participaron en el operativo que culminó con la desaparición de Santiago Maldonado, en Esquel, y frente al Congreso de la Nación. Allí comenzó a circular la pregunta #QuiénElige? acompañada de la presencia de unos pájaros, silenciosos, inquietantes. No hubo palabras. Sólo una suave música de cellos, violines, trompeta y tambor. Aquel día apareció el cuerpo sin vida de Santiago Maldonado, en las aguas del río Chubut.

#QuiénElige?: Los gritos del silencio


Fue esa pregunta, #QuiénElige?, la que la FACC decidió replicar otra vez y en la previa del final de la cumbre del G20 en Argentina.
Continuará…

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Hospital Bonaparte: agumentos versus fake news para evitar el cierre de una institución modelo

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De un día para otro, el gobierno anunció que cerraría el único hospital de salud mental de AMBA, amparándose en la fake news de la supuesta baja tasa de pacientes. Esta medida sería publicada en el Boletín Oficial el día lunes. Mientras tanto, las y los trabajadores de la institución ubicada en Combate de los Pozos 2133 permanecen adentro del edificio, en estado de alerta y asamblea, convocando a distintas actividades de apoyo hoy y mañana, y se preparan para dar una conferencia el lunes.

En diálogo con lavaca desmienten una por una las mentiras del gobierno, y cuentan lo que implica el eventual cierre: dejar sin trabajo a 612 trabajadores y trabajadoras, y también y sobre todo a la deriva a miles de pacientes por casos de salud mental, adicciones y en situación de calle que son atendidas regularmente en el Hospital o en uno de sus tantos dispositivos. Por qué el Bonaparte es un hospital modelo, y el sentido de pertenencia de quienes allí trabajan como un plus en una lucha que recién comienza.

El Hospital Laura Bonaparte -fundado en 1974- se encuentra hoy en peligro tras la decisión administrativa de parar el ingreso de pacientes a la institución, y el trascendido de que el lunes que viene se publicaría un Decreto anunciando su cierre definitivo. Esto fue comunicado por el ¿ex? director del hospital, Christian Baldino, a las y los 612 trabajadores, y no fue desmentido por el Ministerio de Salud que, al contrario, emitió un comunicado plagado de errores.

Gabriel Hagman, psiquiatra con 11 años en la institución, cuenta el estado de situación actual: “Estamos sin novedades desde ayer al mediodía hasta ahora. Estimo que va a ser así de acá al lunes, al menos que haya un problema con la permanencia que estamos sosteniendo en el Hospital. No nos vamos a mover hasta el lunes y hasta que sepamos algo más”, dice mientras preparan una convocatoria a las puertas del edificio, Combate de los Pozos 2133, con diferentes actividades de apoyo:

Hospital Bonaparte: agumentos versus fake news para evitar el cierre de una institución modelo

La última novedad data de ayer: “Lo de ayer es una indicación de cierre de las internaciones: no ingresa ningún paciente más por indicación del Ministerio de Salud, y en consecuencia de eso se cierran los ingresos de pacientes. Eso implica que ni la guardia ni la demanda espontánea cumplan funciones. En esa misma comunicación, pero de manera verbal, no por vía oficial, nos dijeron que se cerrará el hospital”.

La comunicación del cierre de las internaciones llegó primero vía el director Baldino, y luego formalmente mediante el sistema de tramitación digital del Estado, el famoso GDE, sin previo aviso: otro acto de inhumanidad. Luego llegó el trascendido del cierre definitivo: “Eso empezó a cobrar más dimensión en la medida en que todos los medios que dieron cobertura consultaron a fuentes de Ministerio y empezaron a decir que iban a derivar pacientes – cuenta Gabriel–, que el Ministerio se iba a hacer cargo de la cobertura y alguna otra explicación de por qué hacen lo que hacen”.

¿Qué explicaciones dieron? Fake news. Para intentar justificar la decisión de avanzar con el cierre, en el comunicado el Ministerio aduce una “baja tasa” de internaciones –supuestamente, 19– cuando en verdad el Bonaparte se encuentra a tope de internaciones con 37 internados en tratamiento de alta complejidad.

Los números de la verdad: “Respecto a los números, el comunicado de Ministerio es una doble falacia. Una respecto al presupuesto asignado, y otra sobre los pacientes atendidos. Es una tasa rara, no se entiende a qué refiere: las estadísticas son abiertas y son continuamente revisadas por el Ministerio. Los números reales los tienen. Por Ley de Transparencia se sabe cuál es el presupuesto aprobado por este mismo Ministerio”, analiza sobre la jugada. Los supuestos 17 millones destinados al Hospital no serían tales.

¿Cuáles son los verdaderos números? Gabriel: “El número de pacientes en el cálculo que estamos manejando es de 25 mil consultas por año. Esto incluye a los 37 pacientes internados actualmente y una asistencia a la guardia que puede llegar a 7 estaciones diarias, ingresos que pueden llegar hasta 3.000 consultas al mes y 140 personas que retiran medicamentos por día. Y la asistencia en consultorios externos es enorme: hay alrededor de 30 profesionales y de agenda completa hay 300 pacientes diarios. Los números son infinitamente mayores a hablar de 19 personas”.

Hacé clic acá para seguir las redes que crearon las y los trabajadores para difundir el plan de lucha.

El desmantelamiento como política

La única política del Ministerio de Salud es el desmantelamiento. Al nulo manejo del brote histórico de dengue (así como su inacción ante el brote que viene) y por las denuncias a los recortes de medicamentos para pacientes oncológicos, ahora se suma esta decisión que deja a la deriva a los pacientes más vulnerables: aquellos con padecimientos de salud mental.

El Ministro de Salud, Mario Lugones, lleva apenas una semana en su puesto, tras la salida de Mario Russo (quien se fue aduciendo “razones personales”, aunque se supo que su eyección tuvo que ver con internas con Santiago Caputo, además de las inacciones expuestas arriba). Lugones debutó con la idea de cerrar el Bonaparte y también con la de pedirle la renuncia al Consejo de Administración del Hospital Garrahan, cuyos trabajadores se encuentran también en pie de lucha.

El Bonaparte ya venía siendo objeto de distintos tipos de recorte, al igual que otras instituciones de salud y del Estado en general. Entre otras cosas, las contrataciones pasaron a renovarse de manera anual a trimestralmente, lo cual provocó que hubiese la misma cantidad de renuncias que de cesanteos. En la última tanda de renovación se dieron de baja 32 contratos, es decir: el gobierno despidió a 32 personas.

Con menos profesionales en este nuevo trimestre, las paritarias del sector cerraron al 1% en el último mes: las más bajas de la historia. Así y todo, se mantenían las tareas y los puestos de trabajo, y por eso la decisión intempestiva de cerrarlo igualmente sorprende. Aunque la única política del Ministerio de Salud sea el desmantelamiento.

Otra alarma se encendió dos semanas atrás, cuando el vocero presidencial Manuel Adorni anunció el traspaso de hospitales nacionales a las jurisdicciones locales. Al único Hospital que nombró fue al Bonaparte. Hortencia Cáceres, jefa de guardia, ex jefatura de consultorios externos, desde el 2016 en el Hospital, cuenta:“Dentro de los organismos descentralizados somos el más chico, pensamos que nos iban a traspasar a la Ciudad. No había ningún tipo de confirmación ni tampoco desde el Gobierno de la Ciudad sabían nada. Entonces lo que nosotros creemos es que la intención del cierre va en línea del desguace que se está haciendo desde el Estado y el Ministerio de Salud sea solo un rector y esté por fuera del presupuesto los descentralizados. El Bonaparte es el que menos presupuesto tiene, y empezar por acá es uno de los puntos más débiles: se está metiendo con la salud mental”.

Cómo trabaja el Bonaparte

Cuenta Hortencia sobre lo que está en juego: “Nosotros tenemos muchísima población que está en situación de calle y nosotros le brindamos la atención, es un grueso muy importante en nuestra población. Pero últimamente también estamos recibiendo también personas que no están pudiendo pagar la prepaga: a esas personas también las estamos absorbiendo nosotros”.

El cierre del Bonaparte no contempla un plan B: no es una reestructuración ni se plantearon instancias intermedias. “Es dejar a la deriva no solo a los 620 trabajadores que somos hoy en día sino también a los miles de pacientes que hacen tratamientos”, remata Hortencia.

Gabriel Hagman relata desde adentro: “Hay que entender que es muy difícil para la población a la que nosotros apuntamos acceder al sistema de salud. La problemáticas de salud mental es una problemática de lazos; son personas que están solas, con niveles altos de vulnerabilidad. Una gran parte son personas con consumo problemático. Lo que se ha construido en todo este tiempo es un hospital abierto, que rompe esas trabas de acceso, y acompaña: hay muchísimas personas y familias para las que el cierre significaría un impacto muy grande”.

El Bonaparte es un hospital modelo en el abordaje de la salud mental. Su universo implica el seguimiento de tratamientos de internación y ambulatorios, de consultorios externos, de hospital de día; los 365 días del año una guardia de lunes de 8 a 20 que atiende con demanda espontánea; y de 20 a 9 una guardia interdisciplinaria que sostiene la posibilidad que cualquier persona que llegue sea atendida o sea derivada.

Además: tiene equipos territoriales que hacen operativos; tiene una casa en el barrio Zavaleta con asistencia a familias; y hasta hace 3 meses también tenía una presencia diaria en Isla Maciel, cerrada tras la decisión de la gestión actual de eliminar el dispositivo y trasladar a los profesionales al Hospital. Esa población difícilmente viaje hoy de la Isla a la sede central.

¿Qué hay detrás de esta jugada perversa? Gabriel lo piensa en relación a otros momentos históricos con decisiones parecidas e intenta avizorar, en medio del shock, qué tipo de modelo insalubre se está planteando desde el gobierno nacional: “Hay un antecedente trunco respecto a la instauración de la cobertura universal de salud que fue muy resistida y que tiene que ver con pensar distinto cómo se financia la salud. Quieren correr al Estado como el prestador, el que genera equilibrio y equidad de que la salud sea pública, igualitaria y de calidad. Seguramente viene más por ahí: por el lado de las tercerizaciones y las privatizaciones encubiertas”.

La fortaleza de la lucha

Hortencia relata que las y los trabajadores se encuentran en “vigilia permanente”, haciendo actividades culturales en la puerta del Hospital, con permanencia adentro en turnos rotativos (el Bonaparte sigue atendiendo) hasta el día lunes en el que, en teoría, saldría el decreto. Ese día se convoca a una conferencia de prensa a las 11 horas en la puerta del edificio.

Hoy la calle de Combate de los Pozos sigue llena. De médicos, psiquiatras, psicólogos, licenciadas en educación, residentes, ex residentes, ex trabajadores de Hospital que sienten que el Bonaparte, por ser un hospital modelo, es un lugar de pertenencia. Eso, dice Hortencia, es una fortaleza en este proceso de lucha que parece recién comenzar: “Es un hospital modelo a nivel de cómo se aplica la Ley Nacional de Salud Mental. Por eso para nosotros es un orgullo enorme el Bonaparte y vamos a demostrar eso: lo mejor que tenemos es seguir organizados para evitar el cierre”.

Gabriel coincide: “Es difícil, es shockeante. Nos cuesta mucho asimilarlo y pensar cómo se puede seguir. Hay algo muy notorio que es el altísimo compromiso de los laburantes del Hospital con el proyecto de salud que representa. Eso se nota mucho y ha posibilitado sostener en instancias muy difíciles que el hospital siga existiendo. Tenemos muy claro por qué estamos acá y qué estamos haciendo. Está claro que se trata para todas y todos de nuestro trabajo, pero a la vez es el hecho de que uno tenga la convicción de que mucho de cada uno está puesto en ese trabajo. Tiene que ver con lo que uno cree, con el tipo de práctica, de garantizar el derecho, que hace que no sólo están tocando un hospital: nos están tocando a todos y a todas. Y eso me parece que es un poco lo que se reflejó ayer y hoy: no tardamos ni un minuto en generar una convocatoria que a la media hora teníamos miles de personas en la puerta de Hospital, con compañeros de otros hospitales, de otros sectores. Hay apoyo. La salud mental es algo importante, serio; nos damos cuenta que se están metiendo con algo muy sensible. El involucramiento personal que cada uno tiene con esto que hacemos es una fuerza que va a hacer que el costo que tengan que pagar será mucho más alto del que imaginaban”.

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Volvió Julian Assange: “Me declaré culpable de haber hecho periodismo”

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El fundador de Wikileaks dio hoy su primer discurso público desde que fue liberado tras 14 años de encierro. “Puede que mis palabras fallen o mi presentación carezca de brillo, el aislamiento me ha pasado factura, estoy tratando de aliviarlo y expresarme en este entorno es un desafío”, comenzó disculpándose ante la audiencia. Acompañado de su esposa y abogada, trazó un detallado racconto de lo que representa su caso hoy, haciendo eje en los peligros de la persecución al periodismo y los límites a la libertad de prensa; señaló a la justicia, a la inteligencia y a los poderes “transnacionales” como parte del esquema de amedrentamiento, a favor del ocultamiento de la verdad: “Veo más impunidad, más secretismo, más represalias por decir la verdad y más autocensura”, sintetizó. Resumimos aquí sus palabras incómodas, que volvieron a ver y echar luz.

Por Bernardina Rosini

Estrasburgo, Francia. En el Consejo de Europa y bajo la mirada atenta de los parlamentarios de 46 estados de la organización de derechos humanos de Europa, habló Julian Assange. Es el primer discurso público que realiza desde su liberación el pasado mes de junio, tras 14 años de encierro —primero en la embajada de Ecuador en Londres, y luego en la prisión de Belmarsh, en el Reino Unido—, enfrentándose a la extradición a Suecia y a Estados Unidos.

El escenario elegido por Assange para su regreso a la vida pública no pudo ser más simbólico. El fundador de WikiLeaks es una figura emblema de la libertad de expresión, y lo expresado esta mañana no fue tanto una declaración personal como una advertencia sobre los peligros que enfrentan el periodismo y las democracias hoy.

Sentado junto a Stella, su esposa, madre de sus hijos y su representante legal, Assange expuso con voz pausada pero firme. Esta aparición fue una excepción dentro de su esquema de recuperación: “La experiencia del aislamiento durante años en una celda pequeña es difícil de transmitir. Te quita el sentido de identidad”, dijo Assange. “Tampoco puedo hablar todavía de las muertes por ahorcamiento, asesinato y negligencia médica de mis compañeros de prisión. Puede que mis palabras fallen o mi presentación carezca de brillo, el aislamiento me ha pasado factura, estoy tratando de aliviarlo y expresarme en este entorno es un desafío”, se disculpó ante la audiencia.

Periodismo en el banquillo

Julian Assange no brindó más detalles que aquella mención sobre su encierro. Su mensaje, claro y directo, apuntó más bien al papel del periodismo en las democracias contemporáneas y al ataque sistemático que éste sufrió en las últimas décadas.

“Finalmente elegí la libertad por sobre una justicia irrealizable”, afirmó Assange al explicar por qué aceptó el acuerdo que lo liberó: “Quiero ser totalmente claro: no soy libre porque haya funcionado el sistema. Soy libre porque me declaré culpable de haber hecho periodismo” y detalló: “Me declaré culpable de buscar información de una fuente. Me declaré culpable de obtener información de una fuente y me declaré culpable de informar al público cuál era esa información. No me he declarado culpable de nada más”.

En sus palabras Assange no solo reflejó su lucha personal, sino que también expuso una verdad más amplia: el sistema judicial, que debiera proteger la verdad y la libertad de prensa, se convirtió en un instrumento para silenciar o inmovilizar oponentes. ¿Nos suena?

“Después de años de encierro y enfrentar una pena de 175 años de prisión sin ninguna solución efectiva, no podré buscar justicia por lo que me hicieron debido a que el gobierno de los Estados Unidos insistió por escrito en su acuerdo de culpabilidad en que no puedo presentar una demanda ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos o incluso en virtud de la Ley de Libertad de Información”.

La intervención de Assange resaltó las fallas fundamentales del sistema legal internacional, que fue utilizado como arma en su contra. “La persecución transnacional es una amenaza real”, subrayó. Los poderosos, según él, han aprovechado los vacíos y contradicciones en las normativas internacionales para perseguir y reprimir a quienes exponen sus crímenes: “Molestamos a uno de los poderes constitutivos de los EE.UU.: el sector de la inteligencia, quienes tuvieron el suficiente poder para forzar una reinterpretación de la Constitución americana. Mi ingenuidad fue creer en la ley; después de todo, las leyes son solo trozos de papel y pueden reinterpretarse por conveniencia política”.

“La criminalización de las actividades periodísticas es una amenaza para el periodismo de investigación en todas partes”, alertó Assange, llamando la atención sobre el peligro que representa este tipo de persecución para la democracia y esperando que su testimonio sirva para visibilizar las debilidades del sistema de garantías existente. Además de señalar los desafíos por delante, Assange compartió su análisis sobre el periodismo y las noticias desde que está en libertad: “La verdad parece ahora menos discernible y lamento todo el terreno que se ha perdido durante ese período de tiempo. Cómo se ha socavado, atacado, debilitado y disminuido la expresión de la verdad. Veo más impunidad, más secretismo, más represalias por decir la verdad y más autocensura”.

La persecución transnacional y el impacto en la libertad de expresión

Julian Assange es más que una figura en el ojo del huracán. Su caso sienta precedentes peligrosos para la libertad de expresión y para la justicia a nivel global. En su discurso ante el Consejo de Europa, Assange denunció la persecución feroz que ha enfrentado, no solo como individuo, sino como un periodista que expuso verdades incómodas. “Ningún individuo tiene la menor esperanza de defenderse de los vastos recursos que puede desplegar un Estado agresor”, afirmó con dureza, señalando cómo su lucha contra el aparato judicial estadounidense revela la fragilidad de las garantías jurídicas cuando un poder decide imponer su voluntad extraterritorialmente.

Assange también reflexionó sobre la naturaleza del periodismo y el rol de quienes buscan la verdad: “Entiendo el debate que hay a la hora de diferenciar a un activista de un periodista. Para mí, la clave es ser siempre preciso. Todos los periodistas deben ser activistas de la verdad”. Este comentario enfatiza la importancia de no solo informar, sino también de actuar con responsabilidad, profesionalismo y precisión en un mundo donde la información se ha convertido en un campo de batalla.

Lo que comenzó como una acusación de espionaje se transformó en una guerra jurídica que desafía los límites del derecho internacional. Assange dejó en claro que la criminalización del periodismo de investigación, especialmente cuando involucra a potencias mundiales, es una amenaza latente. A través de su caso, se desvelaron las inconsistencias y abusos de los sistemas legales, los cuales se tornan herramientas para reprimir voces disidentes en nombre de la seguridad nacional.

La situación que Assange tiene resonancias directas con los procesos de lawfare que afectaron a figuras políticas América Latina, y la violencia creciente contra periodistas críticos del gobierno de nuestro país. El uso de herramientas legales como mecanismo de persecución política y judicial para silenciar voces críticas interpela nuestra actualidad. En su intervención, Assange también subrayó la necesidad de una respuesta colectiva: “Es vital estar juntos para hacer frente a las amenazas a la libertad de prensa”, en un llamado a la unidad frente a la creciente represión a nivel global.

La advertencia de Assange no debiera diluirse: los derechos de quienes exponen la verdad están bajo ataque, y las democracias que no los protegen se arriesgan a morderse la cola. La criminalización del periodismo no solo pone en peligro la libertad de expresión, sino que erosiona los pilares de sociedades abiertas e informadas.

Lo que está en juego es el futuro del periodismo y su capacidad para desafiar el poder: eso es lo que, una vez más, nos dejó claro Assange hoy.

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Crónica de una causa armada: condenaron por “usurpación” a 7 integrantes de una comunidad mapuche

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Después de agradecer a la Gendarmería, “que nos facilitó las instalaciones” (ya que las audiencias se realizaron dentro de un Escuadrón de esa fuerza), la Justicia Federal condenó a 7 mujeres de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu por una supuesta “usurpación” de hectáreas pertenecientes al Parque Nacional Nahuel Huapi. La comunidad plantea que se trató de una recuperación que incluso fue homologada por el propio juez Hugo Greca que ahora firmó la condena (y agradeció a Gendarmería). La síntesis de la ausencia de justicia según una de las abogadas: “Tenemos una Justicia armada a medida del poder, que no tiene que ver con los gobiernos sino con los grandes intereses turísticos y de la megaminería”. Pese a la condena, la prisión de las mujeres queda en suspenso. Lo que molesta en el sur, la postura de las condenadas y una causa armada que tiene en el medio otro crimen impune: el de Rafael Nahuel. La voz de una de las acusadas tras la sentencia: “Nos quiere cortar la vida y viene por todo. Acá estamos y acá estaremos nosotras, mujeres y niños, porque eso es lo que más les molesta: que sigamos resistiendo”.

Por Francisco Pandolfi

Unos segundos antes del veredicto, se obsequiaron algunos agradecimientos, verbales y sin pudor.

“Primero a Gendarmería Nacional, que nos facilitó estas instalaciones. También al Comandante Principal García, jefe del escuadrón, y al Comandante Mayor Morales. Nos dieron comodidad, café, agua, nos mantuvieron bien”.

Ahora sí, después de las palabras de juez Hugo Greca (titular del Juzgado Federal de Coronel Roca), las condiciones parecían dadas para la lectura de una sentencia sobre un juicio exprés, que sólo tuvo tres audiencias. Exprés XXL. Exprés al cuadrado. Un juicio oral que arrancó el jueves pasado.

Que continuó el viernes y que finalizó hoy, con los últimos testimonios, los alegatos y con un fallo que se pronunció en un ámbito inapropiado: el escuadrón 34 de Gendarmería, en la ciudad rionegrina de Bariloche. Un salón que estuvo revestido para la ocasión: rodeado de un desmedido despliegue de efectivos de seguridad. 

La causa (armada)

Este lunes se juzgó a siete integrantes de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu, por la usurpación de un predio de siete hectáreas del Parque Nacional Nahuel Huapi, en septiembre de 2017. Una rectificación a la palabra “usurpación” la hace la comunidad, porque plantea el quid de la cuestión: no lo llaman usurpación, sino recuperación. “Nos acusan de usurpar nuestro territorio”. Y explican: “Fue parte de una reivindicación ancestral con el objetivo principal de estar en el territorio donde está nuestro Rewe (sitio sagrado de conexión con otras energías) en donde la Machi (guía espiritual y sanadora del pueblo mapuche), se levantó hace siete años en la lof Lafken Winkul Mapu”.

En ese proceso de recuperación, el 25 de noviembre de 2017 fue asesinado uno de los integrantes de la comunidad: Rafael Nahuel recibió un disparo por la espalda, del grupo Albatros de la Prefectura Naval. Por ese crimen fueron condenados cinco prefectos a 4 y 5 años de prisión.

Antes de comenzar el juicio, desde la defensa que llevó adelante la Gremial de Abogados y Abogadas, habían anticipado: “La sentencia ya está redactada y firmada, de antemano. Vamos seguramente a una condena porque todo esto forma parte de una ofensiva instrumentada hacia el pueblo mapuche”. La presunción tenía un basamento evidente: la causa judicial la reactivó el actual gobierno nacional al erradicar un pacto preexistente que reconocía al Rewe como sitio sagrado. El juez Hugo Greca –el mismo que hoy dictó el veredicto– había homologado el acuerdo conciliatorio firmado en junio de 2023 entre Horacio Pietragalla, secretario de Derechos Humanos de la Nación en ese entonces, y Alejandro Marmoni, expresidente del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI).

El fallo

En los alegatos, desde la Gremial exigieron la absolución, apoyándose en los tratados internacionales y las leyes nacionales que amparan los derechos mapuche. Y expresaron que el juez tenía “la oportunidad de aportar al proceso histórico”, así como abonar a “una solución dialogada y pacífica. Si hay condena, el conflicto territorial y de cosmovisión va a seguir”.

Sin embargo, luego de los agradecimientos a Gendarmería se escuchó “la condena de dos años de prisión cuya ejecución se dejará en suspenso” a Martha Luciana Jaramillo, María Isabel Nahuel, Yéssica Fernanda Bonnefoi, Romina Rosas, Mayra Aylén Tapia, Joana Micaela Colhuan y Gonzalo Fabián Coña, por considerarlos coautores penalmente responsables del delito de usurpación.

Crónica de una causa armada: condenaron por “usurpación” a 7 integrantes de una comunidad mapuche
El juicio se desarrolló dentro de un escuadrón de la Gendarmería Nacional. Foto Alejandra Bartoliche

La farsa actual

Gustavo Franquet es uno de los abogados defensores. Desde Bariloche le dice a lavaca: “Esta condena compromete internacionalmente al Estado, por violar todo tipo de tratados y convenciones nacionales e internacionales, inclusive la Constitución Nacional. Que los condenen por usurpación es negar su realidad de pueblo originario, es negar su propia existencia, es negar sus derechos particulares. Con esta resolución se ponen del lado colonialista, así que por supuesto que vamos a apelar, y si es necesario iremos hasta la Corte Suprema”.

Una de sus compañeras, Laura Taffetani, agrega sobre la resolución del juez Hugo Greca: “El juicio fue una farsa y forma parte de esta nueva versión de la Campaña del Desierto que venimos denunciando hace años. En las audiencias quedó claro el desequilibrio que hubo entre la querella de Parques Nacionales y la Fiscalía en comparación a nosotros. Todo lo que pidieron ellos fue todo lo que el juez condenó, excepto el tema del Rewe. El fiscal había pedido que los miembros de la comunidad no pudieran ir al lugar sagrado, y eso el juez no lo aceptó”. 

En relación a lo que muestra la condena: “Tenemos una Justicia armada a medida del poder, que no tiene que ver con los gobiernos sino con los grandes intereses turísticos y de la megaminería”.

Después de la sentencia, en la puerta del cuartel de Gendarmería se improvisó una ronda donde hablaron las mujeres mapuche, en medio de un viento bien patagónico  –de esos que no entienden de primaveras: “Aunque nos hayan condenado en suspenso, esta lucha no se termina acá, hay que seguir por el Rewe, por todos nosotros y por nuestros pichis (pequeños)”, dice María Nahuel. La Machi Betiana Colhuan Nahuel –que era una de las acusadas pero en la primera audiencia fue absuelta porque era menor en 2017–, continúa, con énfasis: “Esta lucha viene de nuestros ancestros y la continuaremos. No nos vamos a rendir, seguiremos firmes hasta que dejemos esta tierra. Otras comunidades se levantarán y vamos a resistir desde los distintos territorios”.

Romina Rosas fue la última en tomar la voz y en dar su propia sentencia: “No tenemos que bajar los brazos pese a que el winka (blanco invasor) nos quiere cortar la vida y viene por todo. Acá estamos y acá estaremos nosotras, mujeres y niños, porque eso es lo que más les molesta: que sigamos resistiendo, con nuestra verdad y con nuestras palabras”.

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Las mujeres detenidas, fuera del escuadrón, prenden el fuego.

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