Sigamos en contacto

Nota

65 facultades tomadas (y contando) en todo el país: el veto por la culata

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

El veto presidencial y su aval en el Congreso de la Nación al presupuesto universitario desataron una ola de facultades tomadas en todo el país, en un contagio sin precedentes: Exactas, FADU, Ingienería y Medicina y otras como Derecho de Córdoba que nunca habían ejercido esta medida de lucha. Se suman así a una lista que al cierre de esta nota contabilizaba 65 facultades tomadas en el país, otras en proceso de y todas con planes que aseguran que el conflicto recién comienza.

Mientras garantizan que las clases continúen, las y los estudiantes y docentes desmienten las fake news del gobierno y piensan cómo hacer para ganarla, junto a otros sectores: la lucha universitaria ya recibió la solidaridad tanto de colegios como de asambleas barriales y de trabajadores de la salud y jubiladas y jubilados. Un símbolo de todo lo que está en juego. Comienza, entre otras cosas, a planificar se una nueva “marcha blanca” de estudiantes y sectores de la salud. En tanto el próximo l lunes una gran asamblea interfacultades planificará las acciones conjuntas para darle continuidad a la palabra del día: “Unidad”. Por Franco Ciancaglini

El color de la unidad

Gonzalo tiene una remera verde, Cecilia una violeta, Micaela una roja y Valentina, celeste: son de distintas agrupaciones estudiantiles y charlan parados en la calle, juntes. Están coordinando que el corte parcial de la Avenida Independencia garantice las clases públicas en la Facultad de Psicología de la UBA.

Ayer por la noche estos cuatro estudiantes levantaron la mano junto a otros 1.500 que votaron que esta facultad sea tomada hasta el día lunes, fecha en la que harán una nueva asamblea para definir cómo seguir. “Tenemos un objetivo muy claro todas las agrupaciones, que es defender la universidad pública: partimos desde ahí”, cuenta Valentina – de El Impulso, a cargo del Centro de Estudiantes-, sobre cómo conseguir la unidad. “Obviamente tenemos diferencias. Lo más rico que tiene una asamblea es que hay libertad de voces y todos pueden opinar. Pero el objetivo es el mismo: defender la educación pública”, repite.

Pareciera obvio si no fuera literal: el presupuesto asignado actualmente no garantiza que las universidades puedan seguir funcionando. La norma vetada proponía declarar la emergencia presupuestaria para las universidades en este 2024 y actualizar las partidas del Presupuesto 2023. Actualmente están funcionando con ese presupuesto prorrogado (elaborado a su vez en 2022), y no actualizado. La consecuencia: no hay sueldos dignos para docentes, ni para no docentes. Este ahogo financiero es acompañado con una demonización de la universidad pública a fuerza de fake news. Cecilia, de la agrupación MotorPsico, las repasa: “El gobierno nacional fue tirando distintas mentiras para desviar la discusión: primero las auditorias, después los alumnos fantasma, ahora que la universidad es de hijos de ricos… A mí lo que me parece es que eso no cala en la sociedad. En la marcha del 2 de octubre mostramos el gran acompañamiento que tiene la defensa de la educación. Y esta intención del gobierno de querer confundirnos se les va a volver en contra. Lo que me hace pensar eso es que los funcionarios no conocen ni saben que acá está lleno de primera generación de universitarios y de trabajadores”.

Los números avalan lo que dice Cecilia, y no lo que dijo el Presidente: según la Encuesta Permanente de Hogares, 7 de cada 10 estudiantes son primera generación y, encima, 4 de cada 10 son pobres. Ni ricos ni hijos de ricos.

Gonzalo de la agrupación EDI: “Creo que ciertas ideas calan porque hay gente que, por no investigar, les termina creyendo. Por ejemplo, lo de las auditorías: eso ya sucede, todos los años, las podés ver en la página web. Y con respecto a lo de que la universidad es solo es hijo de ricos, eso no llegó a penetrar porque la mayoría de los estudiantes somos justamente hijos de trabajadores: eso lo sabemos todos”.

Micaela, de Clave Roja: “Y no solo hijos de trabajadores: la mayoría trabajamos, también. Acá los estudiantes de psicología tienen salidas laborales ultra precarizadas, de acompañamientos terapéuticos, por ejemplo, o de inclusión escolar. No cobramos durante meses”.

Gonzalo reafirma: “La mayoría somos trabajadores que estudiamos. Ninguno es hijo de rico. Realmente”.  “La crisis que está habiendo la vivimos en carne propia, no solo como estudiantes, docente y no docentes, sino como pueblo trabajador” sigue Natalia, de remera roja. “Ayer en asamblea retomamos demandas históricas como los apuntes o el boleto educativo, no resueltas por este gobierno ni por los anteriores”.

Durante el día las y los estudiantes recibieron tres tipos de visita:

·         La de medios de comunicación, que mostraron cómo se desarrollaban las clases públicas en medio de una transitada Avenida, con bocinazos de apoyo por parte de los conductores que pasaban;

  • La de la Policía de la Ciudad, que se presentó temprano –camión hidrante incluido- para “liberar” la Avenida, y ante la negativa de los estudiantes liberaron nomás dos carriles, por donde circulan los autos, y luego volvieron con cámaras de filmación;

·         La de la asamblea del barrio de Boedo, que llevó comida y apoyo.

Resume Gonzalo. “Ayer se decidió juntarnos con el hospital Garrahan y el Bonaparte, así como con otras universidades y facultades. Vamos a hacer una marcha blanca que será justamente de universidades y de salud pública, porque ambas luchas van de la mano”.

La lucha (desde diciembre 2023) de asambleas barriales, la lucha por la salud (septiembre 2024) y la de ahora por la educación parecen ir lentamente confluyendo en una sola. Natalia: “Esta semana se demostró que la sociedad se está enterando de lo que está pasando y se está movilizando, y seguiremos: no nos vamos a ir para atrás, las medidas van a ser cada vez más radicales. Nos vamos a unir con otros sectores en lucha – hospitales, jubilados- y se están uniendo cada vez más estudiantes independientes”.

Los independientes

Ian y Candela son alumnos de tercer año de la carrera de Psicología y acaban de aprontar el mate. Se sientan en uno de los pupitres vacíos que están sobre la calle, antes de entrar a una de las clases públicas. Son lo que las agrupaciones llaman “estudiantes independientes”, ya que no pertenecen a ninguna. Dicen: “Al ser tan crítica la situación, se genera una unidad. Estamos todos en la misma, así que vamos juntos para adelante”, dice ella. Ian: “Se tomaron Exactas, Ingeniería, Derecho en Córdoba: evidentemente esto moviliza, no es solo acá”.

¿Cuál fue el detonante? Candela arriesga: “El veto fue la gota que rebalsó el vaso. Esto viene desde hace un montón y el veto fue el colmo. Habiendo habido marchas tan masivas, hacen esto: es un montonazo. Me parece que estamos un poco cansados”. El cansancio para estos jóvenes incluye los alquileres, las tarifas, el trabajo precarizado. Y el alrededor: “Tenemos familiares jubilados: nos está golpeando por todos lados”, dice ella.

Pasa un motoquero que los insulta  con el  típico: “Vayan a laburar”. Ian le responde riendo: “¡Yo entro más tarde!”. Ella interpreta este tipo de gritos: “Somos estudiantes de psicología…. tenemos también que comprender que hay gente que no le queda otra que sostener lo que creyó en un principio, e intenta seguir adelante”.

¿Es esperanza o es odio? “Puede ser un poco de ambos, o que uno sea el motor del otro. Igualmente yo percibo en mis círculos y en mis redes que el apoyo bajó bastante. Hay gritos de bronca, pero hay mucho más apoyo”.

¿Qué ven hacia adelante? “El problema que veo es que esto no sea momentáneo y sea consistente. El 23 hay una asamblea Interfacultades para poder laburar ese tema”.

¿Irán, como “estudiantes independientes”? Responden al unísono: “Obvio”.

El piberío

Agus Mermet se considera de “la vieja guardia” del Centro de Estudiantes Filosofía y Letras y desde esa experiencia arroja otro dato esperanzador: “Hay más involucramiento del piberío”.

Mermet habla desde el célebre patio del pino en la sede que ayer fue sede de otra masiva asamblea (https://x.com/Lavacatuitera/status/1845970725347188789 ) “con muchas agrupaciones y estudiantes que se sumaron por primera vez”. El resultado fue una votación unánime a favor de tomar la facultad por tiempo indeterminado.

Hoy, estudiantes como Agustina amanecieron sacando bancos a la calle para garantizar las clases públicas que, a las 12 del mediodía, están repletas. Mientras, se organizan en comisiones: cultura, limpieza, articulación, comunicación. “Estamos invitando a sumarse a todos los sectores en lucha y a la comunidad, a abrazar las tomas de la facultad que más cerca le quede”, le cuenta a una señora de Caballito que pasa hacia la coqueta Avenida Pedro Goyena con gesto adusto.

Es la excepción. La palabra “unidad” también sobrevuela por esta Facultad que se caracteriza por el extenso abanico de miradas políticas. ¿Qué es lo que los une? Agus: “El veto fue lo definitivo, pero yo creo que empieza ya el año pasado, en la pelea electoral y la preocupación que marcamos distintos sectores más golpeados por las políticas de ajuste y los discursos de odio. Los estudiantes, les jubilados, la comunidad de las disidencias, el movimiento socio ambiental estábamos en alerta y cuando Milei gana, ya sabíamos que íbamos a salir. Si estos tipos pudieran, irían por todo, y ahí depende de nosotros. Ya fines del año pasado con los primeros cacerolazos, las organizaciones en las asambleas barriales se vio la coordinación; acá en la Facultad, en Filo fue darle continuidad a ese proceso. Nos unimos para llegar al consenso en lo común y después discutimos, pero el norte es tirar abajo todo el plan: ahora es la educación, pero son todos los sectores los afectados. Desde la Facultad queremos expresar la máxima unidad, y el no pasarán: no estamos dispuestos a negociar”.

La Facultad de Filosofía y Letras, a diferencia de otras que debutan en la cuestión tomas, tiene una larga historia de lucha. La última se dio en 2018 en reclamo de mayor presupuesto y una solución a los salarios docentes. Desde entonces no hubo medidas fuertes, pese a los contextos. Analiza Agus: “Post pandemia venimos de un proceso de desmovilización. En 2018 ya estaba más caldeado y ese proceso se plegó con todo el crecimiento de la marea verde, con el feminismo. Ahora le estamos poniendo mucha cabeza para hacer espacios amplios y democráticos, para fortalecer todo esto. El mayor desafío es el recambio generacional, somos cada vez menos los de la vieja guardia; hay mucho piberío que el 23 de abril fue la primera marcha  en su vida”, relata.

Agus se entusiasma al hablar de las y los jóvenes, porque cree que esa nafta –que hasta ahora no venía apareciendo con claridad- es la que faltaba para darle aire a lo gastado de la lucha: “Depende de la fuerza de que se le pueda dar a este movimiento, y a la coordinación, será que se pueda hacer retroceder al gobierno. Soy optimista y confió plenamente que todos los sectores en lucha organizados, si peleamos a fondo, podemos arrancarle la conquista del presupuesto y frenar la política de despidos y de recorte. Las respuestas de conjunto y rápida nos parecen fundamentales: esta semana es definitiva para generar esa unidad que nos fortalezca para lo que venga. Sostener la toma o no dependerá de qué pasa en otros lugares, en otras facultades, en el país. Tenemos todo para pelearla y ganar”.

La voz docente

Yohia es docente de la materia Grupos de la carrera de Psicología. Está dando clases públicas “como una forma de visibilizar el reclamo y abrirlas a la comunidad. La decisión de darlas o no está, claro, en manos de los docentes y no de los estudiantes. Cuenta Yohia: “La mayoría definimos que vamos a darlas. Las clases virtuales vaciarían el reclamo; la mejor forma de apoyar es mostrar que las clases están garantizadas por los docentes y que sean públicas”. 

Yohia cuenta emocionada que su mamá, trabajadora de comercio, terminó el secundario el año pasado, a sus 52 años. Y que el papá es empleado de mantenimiento, secundario incompleto. “Trabajaron desde muy chicos y no pudieron acceder a la educación superior. Muchos de los docentes que estamos acompañando somos primera generación de universitarios de nuestra familia. Eso que pudimos lograr para nosotros queremos que se multiplique. Yo, frente a los dichos de Milei, recordaría que el 48% de los estudiantes universitarios viven en hogares pobres según el INDEC. Que la docencia universitaria el 85% estamos bajo la línea de la pobreza. Entonces es al contrario: los pobres subsidiamos la fiesta de los ricos, a los cuales se les quitan impuestos”.

Yohia da cátedra mientras sus alumnos y alumnas se organizan. Y regresa de su historia personal a la macro para contar cómo el desfinanciamiento educativo es parte de un plan integral: “Es un plan conjunto de este gobierno que también se encarna con la reforma laboral – acompañada por sectores del radicalismo, la CGT- que tiene que ver con fomentar la precarización en nuestro país”. Yohia cuenta que desde 2015 los docentes perdieron alrededor de 45 puntos de poder adquisitivo. Sus números: cobra 126 mil pesos por 16 horas cátedra. Y cuenta: “Todos tenemos otros trabajos, en mi caso hasta el mes pasado tenía cuatro para intentar llegar a fin de mes. . Pero también hay algo más estructural que no dice el gobierno ni ningún medio, que es que las universidad públicas se sostienen también gracias a la docencia ad honorem, docentes que trabajan de forma gratuita. Hay algunas unidades donde cerca del 40% son ad honorem, es decir, dan clases gratis”.

El poder del arte

Mathias es estudiante de la carrera Artes de la Escritura en la Universidad Nacional de Artes (UNA). Su facultad no está tomada al momento de la charla, pero aclara que sobre la tarde noche una asamblea definirá la medida: las y los estudiantes llevarán esa propuesta que debe ser articulada con docentes y no docentes. “Queremos que la toma sea efectiva y se dé de la manera más colectiva posible”.

Frente a otras luchas estudiantiles, la de la UNA con sede en calle Bartolomé Mitre de Congreso parece cocinarse a fuego lento, lo cual no siempre es negativo. Las versiones del por qué son encontradas y no fomentan la unidad política, segmentada entre espacios panperonistas,que prefirieron esperar a post marcha contra el veto, y otros de izquierda,que buscaban precipitar medidas más radicales. Los y las llamadas estudiantes independientes promovían, en su mayoría, esta segunda postura y como estudiantes-artistas canalizaron su energía haciendo distintas acciones en los alrededores del Congreso.

Sin embargo, esta facu tiene un antecedente de toma en 2018. Mathías estuvo presente en ese entonces y con esa mirada larga aporta una clave: “Esta va a ser una lucha más ardua. En aquella instancia se podía hacer torcer el brazo de una manera más concreta:  se revisó el presupuesto. Acá ya quedó vetado por una instancia parlamentaria mucho más firme. Entonces la lucha va a tener que ser más prolongada; y en esa instancia ir construyendo nuevas formas de llevarla a cabo. Nosotros somos una universidad de cultura y de arte, y estamos siendo atacades  por todos lados. Estamos buscando estrategias nuevas – hacer festivales, muestras, perfomances, escrituras de lucha, intervenciones- que demuestren que el arte conlleva a crear también la firmeza del pueblo. Es un poder: cada expresión artística nos hace más fuertes”.

Lunes de asambleas

“Se propone la toma de Ingeniería hasta el miércoles, y ahí confluir en la marcha al ex Ministerio de Educación”. Acto seguido, las manos de todas y todos los estudiantes arriba. Por unanimidad se vota la toma. 

Estas imágenes sucedieron ayer lunes, y al cierre de esta noche se seguían replicando.

Mariano Lazzarini cursa la carrera de Informática y es uno de los estudiantes que, previo a votar a favor de la toma, agarró ayer el micrófono y le habló a sus pares. Dijo en asamblea: “Necesitamos informar más sobre lo que pasa, en nuestra facultad, en la última elección un 20% votó a la lista que representa a este gobierno que nos está sacando el presupuesto”. De la advertencia, pasó a lo propositivo: “Tenemos que hacer cosas que le molesten a este gobierno, no alcanza con poner cartelitos. Hay que tomar la calle,y hacer suficientes cosas para que sí o sí nos tengan que prestar atención, y sí o sí hagan algo al respecto”.

Día después de votar la toma, desde los pasillos de la universidad pública, le cuenta a lavaca: ““Por estos problemas, anoche hicimos una asamblea que es algo muy poco visto en Ingeniería. La última asamblea que hubo fue en 2010 y la anterior en 2003, o sea estamos en una facultad bastante apolítica, pero la situación es tan terrible que se tuvo que llamar a una asamblea para ver cómo estudiantado que hacemos con el veto de Milei. Después de muchas discusiones, llegamos al consenso que lo que se paga a los profesores no es suficiente y que si no hacemos algo al respecto no estamos seguros de que pueda terminar el cuatrimestre y que haya clases el año que viene”.  

Otra asamblea muy simbólica tuvo como escenario la Facultad de Exactas que reunió también a estudiantes de la FADU, quienes terminaron cortando la Avenida Cantilo al lado de la autopista Lugones.

Las voces de esa asamblea, cuyo eco sigue aumentando, lo dicen todo:

Un hombre con un bebé en brazos: “Necesitamos saber a dónde queremos ir ahora. No nos sirve defender la universidad y la ciencia con todos los problemas que tiene. Tenemos que defender la universidad que queremos, no la que teníamos antes. Tenemos que defender la universidad pública de calidad. Saludo que tengamos un acuerdo en este plan de lucha y tenemos que tener claro que esta asamblea también es una respuesta para quienes nos dicen que no hay que luchar ahora. No habrá 2025 si no salimos ahora con una respuesta contundente”.

Rubén de Jubilados Insurgentes: “Hace muy poco también nos vetaron la Ley de Movilidad Jubilatoria. Los jubilados, que ya tenemos algunos años, estamos muy emocionados de estar acá en esta asamblea entre trabajadores y estudiantes: evidentemente empezamos a recuperar la memoria de lo que fue la unidad. Acuérdense lo que cantábamos hace una semana: “qué cagazo, qué cagazo, obreros y estudiantes como en el Cordobazo”. Necesitamos la unidad de todos los trabajadores, de los estudiantes, de los desocupados y de todos aquellos que están siendo atacados. Nosotros no vamos a opinar sobre lo que ustedes tienen que hacer, simplemente decimos que necesitamos una lucha cada vez mucho más contundente: no va a alcanzar solamente con una movilización. Necesitamos la unidad desde abajo para empezar a pelear por una huelga general”.

Un joven con un buzo del Conicet: “Los estudiantes somos los que vamos a garantizar la lucha, a dormir en el piso, dirigir y planificar bien las medidas. El lunes nos volvimos a reunir masivamente no solo nosotros, todos tenemos que convocar a un amigue, a un docente que sabe que quiere defender la universidad pública para ser cada vez más y son menos los que apoyan a este gobierno de crueles. Somos nosotros los que vamos a definir los destinos de la universidad pública”.

Trabajador de Aerolíneas Argentinas: “Lo que están haciendo ustedes es enorme. nosotros no entendemos una pelea que no sea en unidad entre estudiantes y trabajadores, es una alianza que tenemos que construir. Por eso ante cada lucha que estén dando, nos van a ver a nosotros; ante cada movilización van a ver atrás de las banderas de Exactas y de FADU, las banderas de los tercerizados de Aerolíneas Argentinas, porque creemos que la lucha es con ustedes. Porque si no no la vamos a ganar. Ahora eligieron a las universidades, antes a Aerolíneas Argentinas, antes de los trabajadores, antes a los jubilados, que marchan todos los miércoles y se comen los palazos. Ahora son ustedes, y cuenten con nosotros”.

Nota

El estado de la salud: Hospitales marcharon contra el recorte, con el Bonaparte como símbolo de la insensibilidad

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Médicos y médicas de distintos hospitales públicos e instituciones de salud marcharon hoy a Plaza de Mayo. El Hospital Garrahan -donde el gobierno nacional echó al Consejo Directivo- fue el punto de partida y el símbolo, el Hospital Bonaparte cuyos trabajadores y trabajadoras resisten al cierre. Lo común: el ahogo presupuestario y el recorte salarial. El contexto: mayor demanda, menos dinero, menos insumos y más precariedad. Un combo insalubre para quienes trabajan y para quienes se atienden. El llamado a un paro general, y la unión sin distinciones de todo el personal de las instituciones. El jueves, Día de la Salud Mental, habrá una nueva marcha a las 10 de la mañana, desde el Hospital Rawson al Bonaparte.

Por Lucas Pedulla

Karen tiene 35 años y este martes cumplió su primera semana de residencia en el Hospital Nacional Laura Bonaparte. Lamenta no estar en su área de trabajo, después de estudiar durante años en la Universidad Nacional de Luján, sino en Plaza de Mayo, fruto de una necesidad que la empujó a salir a la calle, con miles de trabajadores y trabajadoras de la salud.

Pero rescata lo bueno, ante la pregunta de cómo está, que ella elige responder en plural: “Estamos bien, es muy energética esta situación: permanecimos en nuestros puestos de trabajo, con el hospital abierto, garantizando la continuidad de la atención, y reconforta que haya tenido toda esta respuesta. Todo eso implica que es una pelea que vamos a poder ganar”.

Karen ingresó al Bonaparte en medio de un plan de lucha que trabajadores y trabajadoras de la salud llevan adelante hace meses, con pedidos de recomposición salarial y la denuncia del desabastecimiento de las instituciones. Hasta ahí, todo a-normal. Hasta que el viernes llegó el “baldazo de agua fría”, según describe: “Cuando volvimos a nuestros puestos y a realizar las tareas diarias, a las dos y media de la tarde, sin que tengamos la mínima sospecha empezaron a circular mensajes de que habían anunciado el inminente cierre del hospital -dice Karen a lavaca– Para nosotros fue impactante. No sabíamos cómo reaccionar hasta que bajamos al hall de entrada y nos encontramos con las puertas cerradas y los pacientes en la vereda: los habían sacado de la guardia”.

Así fue que una compañera propuso quedarse hasta revertir la decisión de cierre. El apoyo fue unánime, con festivales y vigilias que acompañaron a lxs trabajadorxs todo el fin de semana. El lunes realizaron un abrazo simbólico, donde cantaron: “El Bona no se cierra”. Y hoy se movilizaron a Plaza de Mayo.

A Karen, en su primera semana, ya algo le quedó claro: “Nos quieren destruir como clase trabajadora. No quieren que tengamos salud. No quieren que tengamos educación. Nos quieren destruir para poder explotarnos más. Quieren que ganemos salarios miserables. No sé cómo pretenden que sostengamos la productividad del país si no tenemos salud, vivienda, educación y alimento”.

Foto: Tadeo Bourbon para lavaca

Del Hospital a la Plaza

La movilización partió del Hospital Garrahan, donde la junta interna de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) lleva adelante un paro de 48 horas en reclamo de recomposiciones salariales, pero que es tan solo la punta de un iceberg: así se plegaron trabajadorxs del Bonaparte y, también, de otras instituciones como el Piñero, el Penna o el Posadas. 

La Plaza de Mayo combina hoy dos escenarios, Casa Rosada y el Ministerio de Economía, a donde el presidente Javier Milei cruzó al mediodía para almorzar con el ministro Luis Caputo, protagonista de uno de los estribillos de este mediodía: 

“Che caputo, che Caputo / no te lo decimos más / si tocás los hospitales / qué quilombo se va a armar”. 

Cantando está Magalí, 34 años, bioquímica, quien hizo toda su carrera dentro del Garrahan, donde trabaja hace ocho años. Hoy es personal de planta, en el sector de Laboratorio. Precisa el reclamo: “Pedimos 100% de aumento en una sola cuota. Recomposición salarial de todos los trabajadores de todos los hospitales. Desde diciembre nuestro salario perdió mucho, quedamos atrasados, y eso genera una situación de mucho pluriempleo, con mucho cansancio, que redunda en una mala calidad de atención y en que muchos profesionales formados se están yendo. El hospital se está vaciando con estas políticas de recorte. Y eso afecta a la salud”. 

Luego, otro trabajador del Garrahan toma el micrófono: “Esta marcha agrupa sin distinción de tareas y sin distinción de agrupación. Nos tenemos que unir en una sola lucha y hacer una huelga general para derrotar a este gobierno”. 

Un residente del Hospital Posadas, en el oeste del conurbano bonaerense suma: “Tenemos que estar todos juntos para enfrentar un gobierno de insensibles que quieren llevarnos a la pobreza extrema”.

Un residente del Penna: “Si hay algo que quiere el Gobierno es dividirnos: los residentes por un lado, los de planta por otro, los del Bonaparte por otro, los enfermeros por allá. Tenemos que unirnos y que todas las centrales llamen a un paro”.

Una trabajadora de hospitales de Lanús y Alejandro Korn, al sur del conurbano profundo: “Este es un gobierno despiadado y oscurantista que quiere cerrar baluartes para la sociedad, como las universidades que brindan la posibilidad de ascenso social para la clase trabajadora. Paro general ya”.

Magalí, del Garrahan, escucha y dice a lavaca: “Hemos movilizado en todos los gobiernos pero este recorte no lo vi hasta ahora. Aumentó la demanda, porque se caen de las obras sociales y vienen al hospital público, y los insumos y reactivos tardan mucho llegar”.

Foto: Tadeo Bourbon para lavaca

Desde la Plaza anuncian que el jueves es el día de la Salud Mental y habrá una nueva marcha, a las 10 de la mañana, desde el Hospital Rawson al Bonaparte. “No queremos resignarnos a los salarios de miseria que atentan contra la salud de los pacientes -dice, desde el camión otra trabajadora del Bonaparte-. Acumulamos casi un 50% de pérdida de poder adquisitivo. Sostenemos, con profunda vocación, que vamos a seguir luchando”.

El vocero presidencial Manuel Adorni dijo el lunes que “el Hospital Bonaparte no va a cerrar”, aunque habló de una “reestructuración” en base a un supuesto “desfasaje” entre la cantidad de empleados y los usuarios. En Plaza de Mayo, desde un camión, responde una de esas trabajadoras: “Atendemos de 8 a 20 (horas). Recibimos a mamás y papás que tienen a sus hijos en tratamiento. Contamos con una guardia las 24 horas y un 0800 que atiende llamados. Hoy el hospital está funcionando porque lo estamos defendiendo. No se cierra. Están diciendo que sobran los trabajadores, pero es mentira: estamos desbordados de demanda. En el Bonaparte no sobra nadie. La mayoría hacen tratamientos ambulatorios. Es el primer hospital que quieren cerrar en democracia, y no lo vamos a permitir”.

Seguir leyendo

Nota

Hospital Bonaparte: agumentos versus fake news para evitar el cierre de una institución modelo

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

De un día para otro, el gobierno anunció que cerraría el único hospital de salud mental de AMBA, amparándose en la fake news de la supuesta baja tasa de pacientes. Esta medida sería publicada en el Boletín Oficial el día lunes. Mientras tanto, las y los trabajadores de la institución ubicada en Combate de los Pozos 2133 permanecen adentro del edificio, en estado de alerta y asamblea, convocando a distintas actividades de apoyo hoy y mañana, y se preparan para dar una conferencia el lunes.

En diálogo con lavaca desmienten una por una las mentiras del gobierno, y cuentan lo que implica el eventual cierre: dejar sin trabajo a 612 trabajadores y trabajadoras, y también y sobre todo a la deriva a miles de pacientes por casos de salud mental, adicciones y en situación de calle que son atendidas regularmente en el Hospital o en uno de sus tantos dispositivos. Por qué el Bonaparte es un hospital modelo, y el sentido de pertenencia de quienes allí trabajan como un plus en una lucha que recién comienza.

El Hospital Laura Bonaparte -fundado en 1974- se encuentra hoy en peligro tras la decisión administrativa de parar el ingreso de pacientes a la institución, y el trascendido de que el lunes que viene se publicaría un Decreto anunciando su cierre definitivo. Esto fue comunicado por el ¿ex? director del hospital, Christian Baldino, a las y los 612 trabajadores, y no fue desmentido por el Ministerio de Salud que, al contrario, emitió un comunicado plagado de errores.

Gabriel Hagman, psiquiatra con 11 años en la institución, cuenta el estado de situación actual: “Estamos sin novedades desde ayer al mediodía hasta ahora. Estimo que va a ser así de acá al lunes, al menos que haya un problema con la permanencia que estamos sosteniendo en el Hospital. No nos vamos a mover hasta el lunes y hasta que sepamos algo más”, dice mientras preparan una convocatoria a las puertas del edificio, Combate de los Pozos 2133, con diferentes actividades de apoyo:

Hospital Bonaparte: agumentos versus fake news para evitar el cierre de una institución modelo

La última novedad data de ayer: “Lo de ayer es una indicación de cierre de las internaciones: no ingresa ningún paciente más por indicación del Ministerio de Salud, y en consecuencia de eso se cierran los ingresos de pacientes. Eso implica que ni la guardia ni la demanda espontánea cumplan funciones. En esa misma comunicación, pero de manera verbal, no por vía oficial, nos dijeron que se cerrará el hospital”.

La comunicación del cierre de las internaciones llegó primero vía el director Baldino, y luego formalmente mediante el sistema de tramitación digital del Estado, el famoso GDE, sin previo aviso: otro acto de inhumanidad. Luego llegó el trascendido del cierre definitivo: “Eso empezó a cobrar más dimensión en la medida en que todos los medios que dieron cobertura consultaron a fuentes de Ministerio y empezaron a decir que iban a derivar pacientes – cuenta Gabriel–, que el Ministerio se iba a hacer cargo de la cobertura y alguna otra explicación de por qué hacen lo que hacen”.

¿Qué explicaciones dieron? Fake news. Para intentar justificar la decisión de avanzar con el cierre, en el comunicado el Ministerio aduce una “baja tasa” de internaciones –supuestamente, 19– cuando en verdad el Bonaparte se encuentra a tope de internaciones con 37 internados en tratamiento de alta complejidad.

Los números de la verdad: “Respecto a los números, el comunicado de Ministerio es una doble falacia. Una respecto al presupuesto asignado, y otra sobre los pacientes atendidos. Es una tasa rara, no se entiende a qué refiere: las estadísticas son abiertas y son continuamente revisadas por el Ministerio. Los números reales los tienen. Por Ley de Transparencia se sabe cuál es el presupuesto aprobado por este mismo Ministerio”, analiza sobre la jugada. Los supuestos 17 millones destinados al Hospital no serían tales.

¿Cuáles son los verdaderos números? Gabriel: “El número de pacientes en el cálculo que estamos manejando es de 25 mil consultas por año. Esto incluye a los 37 pacientes internados actualmente y una asistencia a la guardia que puede llegar a 7 estaciones diarias, ingresos que pueden llegar hasta 3.000 consultas al mes y 140 personas que retiran medicamentos por día. Y la asistencia en consultorios externos es enorme: hay alrededor de 30 profesionales y de agenda completa hay 300 pacientes diarios. Los números son infinitamente mayores a hablar de 19 personas”.

Hacé clic acá para seguir las redes que crearon las y los trabajadores para difundir el plan de lucha.

El desmantelamiento como política

La única política del Ministerio de Salud es el desmantelamiento. Al nulo manejo del brote histórico de dengue (así como su inacción ante el brote que viene) y por las denuncias a los recortes de medicamentos para pacientes oncológicos, ahora se suma esta decisión que deja a la deriva a los pacientes más vulnerables: aquellos con padecimientos de salud mental.

El Ministro de Salud, Mario Lugones, lleva apenas una semana en su puesto, tras la salida de Mario Russo (quien se fue aduciendo “razones personales”, aunque se supo que su eyección tuvo que ver con internas con Santiago Caputo, además de las inacciones expuestas arriba). Lugones debutó con la idea de cerrar el Bonaparte y también con la de pedirle la renuncia al Consejo de Administración del Hospital Garrahan, cuyos trabajadores se encuentran también en pie de lucha.

El Bonaparte ya venía siendo objeto de distintos tipos de recorte, al igual que otras instituciones de salud y del Estado en general. Entre otras cosas, las contrataciones pasaron a renovarse de manera anual a trimestralmente, lo cual provocó que hubiese la misma cantidad de renuncias que de cesanteos. En la última tanda de renovación se dieron de baja 32 contratos, es decir: el gobierno despidió a 32 personas.

Con menos profesionales en este nuevo trimestre, las paritarias del sector cerraron al 1% en el último mes: las más bajas de la historia. Así y todo, se mantenían las tareas y los puestos de trabajo, y por eso la decisión intempestiva de cerrarlo igualmente sorprende. Aunque la única política del Ministerio de Salud sea el desmantelamiento.

Otra alarma se encendió dos semanas atrás, cuando el vocero presidencial Manuel Adorni anunció el traspaso de hospitales nacionales a las jurisdicciones locales. Al único Hospital que nombró fue al Bonaparte. Hortencia Cáceres, jefa de guardia, ex jefatura de consultorios externos, desde el 2016 en el Hospital, cuenta:“Dentro de los organismos descentralizados somos el más chico, pensamos que nos iban a traspasar a la Ciudad. No había ningún tipo de confirmación ni tampoco desde el Gobierno de la Ciudad sabían nada. Entonces lo que nosotros creemos es que la intención del cierre va en línea del desguace que se está haciendo desde el Estado y el Ministerio de Salud sea solo un rector y esté por fuera del presupuesto los descentralizados. El Bonaparte es el que menos presupuesto tiene, y empezar por acá es uno de los puntos más débiles: se está metiendo con la salud mental”.

Cómo trabaja el Bonaparte

Cuenta Hortencia sobre lo que está en juego: “Nosotros tenemos muchísima población que está en situación de calle y nosotros le brindamos la atención, es un grueso muy importante en nuestra población. Pero últimamente también estamos recibiendo también personas que no están pudiendo pagar la prepaga: a esas personas también las estamos absorbiendo nosotros”.

El cierre del Bonaparte no contempla un plan B: no es una reestructuración ni se plantearon instancias intermedias. “Es dejar a la deriva no solo a los 620 trabajadores que somos hoy en día sino también a los miles de pacientes que hacen tratamientos”, remata Hortencia.

Gabriel Hagman relata desde adentro: “Hay que entender que es muy difícil para la población a la que nosotros apuntamos acceder al sistema de salud. La problemáticas de salud mental es una problemática de lazos; son personas que están solas, con niveles altos de vulnerabilidad. Una gran parte son personas con consumo problemático. Lo que se ha construido en todo este tiempo es un hospital abierto, que rompe esas trabas de acceso, y acompaña: hay muchísimas personas y familias para las que el cierre significaría un impacto muy grande”.

El Bonaparte es un hospital modelo en el abordaje de la salud mental. Su universo implica el seguimiento de tratamientos de internación y ambulatorios, de consultorios externos, de hospital de día; los 365 días del año una guardia de lunes de 8 a 20 que atiende con demanda espontánea; y de 20 a 9 una guardia interdisciplinaria que sostiene la posibilidad que cualquier persona que llegue sea atendida o sea derivada.

Además: tiene equipos territoriales que hacen operativos; tiene una casa en el barrio Zavaleta con asistencia a familias; y hasta hace 3 meses también tenía una presencia diaria en Isla Maciel, cerrada tras la decisión de la gestión actual de eliminar el dispositivo y trasladar a los profesionales al Hospital. Esa población difícilmente viaje hoy de la Isla a la sede central.

¿Qué hay detrás de esta jugada perversa? Gabriel lo piensa en relación a otros momentos históricos con decisiones parecidas e intenta avizorar, en medio del shock, qué tipo de modelo insalubre se está planteando desde el gobierno nacional: “Hay un antecedente trunco respecto a la instauración de la cobertura universal de salud que fue muy resistida y que tiene que ver con pensar distinto cómo se financia la salud. Quieren correr al Estado como el prestador, el que genera equilibrio y equidad de que la salud sea pública, igualitaria y de calidad. Seguramente viene más por ahí: por el lado de las tercerizaciones y las privatizaciones encubiertas”.

La fortaleza de la lucha

Hortencia relata que las y los trabajadores se encuentran en “vigilia permanente”, haciendo actividades culturales en la puerta del Hospital, con permanencia adentro en turnos rotativos (el Bonaparte sigue atendiendo) hasta el día lunes en el que, en teoría, saldría el decreto. Ese día se convoca a una conferencia de prensa a las 11 horas en la puerta del edificio.

Hoy la calle de Combate de los Pozos sigue llena. De médicos, psiquiatras, psicólogos, licenciadas en educación, residentes, ex residentes, ex trabajadores de Hospital que sienten que el Bonaparte, por ser un hospital modelo, es un lugar de pertenencia. Eso, dice Hortencia, es una fortaleza en este proceso de lucha que parece recién comenzar: “Es un hospital modelo a nivel de cómo se aplica la Ley Nacional de Salud Mental. Por eso para nosotros es un orgullo enorme el Bonaparte y vamos a demostrar eso: lo mejor que tenemos es seguir organizados para evitar el cierre”.

Gabriel coincide: “Es difícil, es shockeante. Nos cuesta mucho asimilarlo y pensar cómo se puede seguir. Hay algo muy notorio que es el altísimo compromiso de los laburantes del Hospital con el proyecto de salud que representa. Eso se nota mucho y ha posibilitado sostener en instancias muy difíciles que el hospital siga existiendo. Tenemos muy claro por qué estamos acá y qué estamos haciendo. Está claro que se trata para todas y todos de nuestro trabajo, pero a la vez es el hecho de que uno tenga la convicción de que mucho de cada uno está puesto en ese trabajo. Tiene que ver con lo que uno cree, con el tipo de práctica, de garantizar el derecho, que hace que no sólo están tocando un hospital: nos están tocando a todos y a todas. Y eso me parece que es un poco lo que se reflejó ayer y hoy: no tardamos ni un minuto en generar una convocatoria que a la media hora teníamos miles de personas en la puerta de Hospital, con compañeros de otros hospitales, de otros sectores. Hay apoyo. La salud mental es algo importante, serio; nos damos cuenta que se están metiendo con algo muy sensible. El involucramiento personal que cada uno tiene con esto que hacemos es una fuerza que va a hacer que el costo que tengan que pagar será mucho más alto del que imaginaban”.

Seguir leyendo

Nota

Volvió Julian Assange: “Me declaré culpable de haber hecho periodismo”

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

El fundador de Wikileaks dio hoy su primer discurso público desde que fue liberado tras 14 años de encierro. “Puede que mis palabras fallen o mi presentación carezca de brillo, el aislamiento me ha pasado factura, estoy tratando de aliviarlo y expresarme en este entorno es un desafío”, comenzó disculpándose ante la audiencia. Acompañado de su esposa y abogada, trazó un detallado racconto de lo que representa su caso hoy, haciendo eje en los peligros de la persecución al periodismo y los límites a la libertad de prensa; señaló a la justicia, a la inteligencia y a los poderes “transnacionales” como parte del esquema de amedrentamiento, a favor del ocultamiento de la verdad: “Veo más impunidad, más secretismo, más represalias por decir la verdad y más autocensura”, sintetizó. Resumimos aquí sus palabras incómodas, que volvieron a ver y echar luz.

Por Bernardina Rosini

Estrasburgo, Francia. En el Consejo de Europa y bajo la mirada atenta de los parlamentarios de 46 estados de la organización de derechos humanos de Europa, habló Julian Assange. Es el primer discurso público que realiza desde su liberación el pasado mes de junio, tras 14 años de encierro —primero en la embajada de Ecuador en Londres, y luego en la prisión de Belmarsh, en el Reino Unido—, enfrentándose a la extradición a Suecia y a Estados Unidos.

El escenario elegido por Assange para su regreso a la vida pública no pudo ser más simbólico. El fundador de WikiLeaks es una figura emblema de la libertad de expresión, y lo expresado esta mañana no fue tanto una declaración personal como una advertencia sobre los peligros que enfrentan el periodismo y las democracias hoy.

Sentado junto a Stella, su esposa, madre de sus hijos y su representante legal, Assange expuso con voz pausada pero firme. Esta aparición fue una excepción dentro de su esquema de recuperación: “La experiencia del aislamiento durante años en una celda pequeña es difícil de transmitir. Te quita el sentido de identidad”, dijo Assange. “Tampoco puedo hablar todavía de las muertes por ahorcamiento, asesinato y negligencia médica de mis compañeros de prisión. Puede que mis palabras fallen o mi presentación carezca de brillo, el aislamiento me ha pasado factura, estoy tratando de aliviarlo y expresarme en este entorno es un desafío”, se disculpó ante la audiencia.

Periodismo en el banquillo

Julian Assange no brindó más detalles que aquella mención sobre su encierro. Su mensaje, claro y directo, apuntó más bien al papel del periodismo en las democracias contemporáneas y al ataque sistemático que éste sufrió en las últimas décadas.

“Finalmente elegí la libertad por sobre una justicia irrealizable”, afirmó Assange al explicar por qué aceptó el acuerdo que lo liberó: “Quiero ser totalmente claro: no soy libre porque haya funcionado el sistema. Soy libre porque me declaré culpable de haber hecho periodismo” y detalló: “Me declaré culpable de buscar información de una fuente. Me declaré culpable de obtener información de una fuente y me declaré culpable de informar al público cuál era esa información. No me he declarado culpable de nada más”.

En sus palabras Assange no solo reflejó su lucha personal, sino que también expuso una verdad más amplia: el sistema judicial, que debiera proteger la verdad y la libertad de prensa, se convirtió en un instrumento para silenciar o inmovilizar oponentes. ¿Nos suena?

“Después de años de encierro y enfrentar una pena de 175 años de prisión sin ninguna solución efectiva, no podré buscar justicia por lo que me hicieron debido a que el gobierno de los Estados Unidos insistió por escrito en su acuerdo de culpabilidad en que no puedo presentar una demanda ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos o incluso en virtud de la Ley de Libertad de Información”.

La intervención de Assange resaltó las fallas fundamentales del sistema legal internacional, que fue utilizado como arma en su contra. “La persecución transnacional es una amenaza real”, subrayó. Los poderosos, según él, han aprovechado los vacíos y contradicciones en las normativas internacionales para perseguir y reprimir a quienes exponen sus crímenes: “Molestamos a uno de los poderes constitutivos de los EE.UU.: el sector de la inteligencia, quienes tuvieron el suficiente poder para forzar una reinterpretación de la Constitución americana. Mi ingenuidad fue creer en la ley; después de todo, las leyes son solo trozos de papel y pueden reinterpretarse por conveniencia política”.

“La criminalización de las actividades periodísticas es una amenaza para el periodismo de investigación en todas partes”, alertó Assange, llamando la atención sobre el peligro que representa este tipo de persecución para la democracia y esperando que su testimonio sirva para visibilizar las debilidades del sistema de garantías existente. Además de señalar los desafíos por delante, Assange compartió su análisis sobre el periodismo y las noticias desde que está en libertad: “La verdad parece ahora menos discernible y lamento todo el terreno que se ha perdido durante ese período de tiempo. Cómo se ha socavado, atacado, debilitado y disminuido la expresión de la verdad. Veo más impunidad, más secretismo, más represalias por decir la verdad y más autocensura”.

La persecución transnacional y el impacto en la libertad de expresión

Julian Assange es más que una figura en el ojo del huracán. Su caso sienta precedentes peligrosos para la libertad de expresión y para la justicia a nivel global. En su discurso ante el Consejo de Europa, Assange denunció la persecución feroz que ha enfrentado, no solo como individuo, sino como un periodista que expuso verdades incómodas. “Ningún individuo tiene la menor esperanza de defenderse de los vastos recursos que puede desplegar un Estado agresor”, afirmó con dureza, señalando cómo su lucha contra el aparato judicial estadounidense revela la fragilidad de las garantías jurídicas cuando un poder decide imponer su voluntad extraterritorialmente.

Assange también reflexionó sobre la naturaleza del periodismo y el rol de quienes buscan la verdad: “Entiendo el debate que hay a la hora de diferenciar a un activista de un periodista. Para mí, la clave es ser siempre preciso. Todos los periodistas deben ser activistas de la verdad”. Este comentario enfatiza la importancia de no solo informar, sino también de actuar con responsabilidad, profesionalismo y precisión en un mundo donde la información se ha convertido en un campo de batalla.

Lo que comenzó como una acusación de espionaje se transformó en una guerra jurídica que desafía los límites del derecho internacional. Assange dejó en claro que la criminalización del periodismo de investigación, especialmente cuando involucra a potencias mundiales, es una amenaza latente. A través de su caso, se desvelaron las inconsistencias y abusos de los sistemas legales, los cuales se tornan herramientas para reprimir voces disidentes en nombre de la seguridad nacional.

La situación que Assange tiene resonancias directas con los procesos de lawfare que afectaron a figuras políticas América Latina, y la violencia creciente contra periodistas críticos del gobierno de nuestro país. El uso de herramientas legales como mecanismo de persecución política y judicial para silenciar voces críticas interpela nuestra actualidad. En su intervención, Assange también subrayó la necesidad de una respuesta colectiva: “Es vital estar juntos para hacer frente a las amenazas a la libertad de prensa”, en un llamado a la unidad frente a la creciente represión a nivel global.

La advertencia de Assange no debiera diluirse: los derechos de quienes exponen la verdad están bajo ataque, y las democracias que no los protegen se arriesgan a morderse la cola. La criminalización del periodismo no solo pone en peligro la libertad de expresión, sino que erosiona los pilares de sociedades abiertas e informadas.

Lo que está en juego es el futuro del periodismo y su capacidad para desafiar el poder: eso es lo que, una vez más, nos dejó claro Assange hoy.

Gracias.

Seguir leyendo

LA NUEVA MU. ¿Dónde está?

La nueva Mu
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Lo más leido