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Abrazo al hospital Laura Bonaparte: la locura del modelo

Se concretó el acto y abrazo al Hospital Laura Bonaparte, tras la noticia de 200 despidos por no renovación de contratos en el único hospital que atiende situaciones de salud mental y consumos problemáticos del país. En octubre la movilización había impedido el cierre entonces anunciado. En esta nueva etapa todavía no se sabe cómo continuará el conflicto, ni qué garantías habrá de atención a la comunidad. Por Sergio Ciancaglini
Isidro lleva una pancarta hecha con un pedazo de cartón y una pregunta manuscrita:
“¿Fuertes con los débiles?”
Dice a lavaca: “Van por lo más preciado. Por la conquista de las mentes. Si los usuarios del sistema de salud mental no lo defendemos, estamos en el horno”.
La entrada al Hospital Laura Bonaparte está rodeada de gente que vino a apoyar a la institución tras la noticia sobre 200 despidos producida el 15 de enero. El gobierno los incluye entre 1.400 cesantías en distintos centros de salud. El personal del Bonaparte (poco más de 500 personas) decidió movilizarse para rechazar la medida. El principal lema está inscripto en una gran bandera y también en hojas A4: “Vaciar es cerrar”. Imprimieron además, y pegaron en el frente del edificio, quiénes son los despedidos. Trabajadoras y trabajadores sociales, psiquiatras, psicólogos, médicos generalistas, personal de mantenimiento…
Y todos los nombres: Vanesa, Candela, Marcos, Tatiana, Santiago, Eugenia, Fernando, Nicolás, Anabella…

En el documento que leyeron durante el acto, Escrito para el abrazo del lunes 20/01 (que reproducimos completo), la gente del Laura Bonaparte plantea: “Paradójicamente el vaciamiento del Hospital se presenta en el momento de mayor crisis de salud mental. En un contexto en el que la pandemia incrementó los padecimientos y consultas: con cuadros de depresión, ansiedad, ataques de pánico, trastornos de la conducta alimentaria, consumo problemático de sustancias, ludopatía, secuelas de situaciones de violencia de género y abuso sexual, y el aumento exponencial de la tasa de suicidios, cuya estadística supera a las muertes por accidentes de tránsito, entre los que se encuentran afectados niños y niñas de entre 10 y 14 años a quienes hoy dejan sin tratamiento. Por lo que resulta evidente que la atención en salud mental debe ser un eje fundamental en la agenda política. Y eso hoy NO pasa”.
Agregan: “Todos los servicios del hospital fueron diezmados: la guardia, consultorios externos, Demanda Espontánea, internación, Hospital de Día, Niñeces y adolescencia, farmacia, odontología, nutrición, salud integral, abordaje territorial, comunicación, formación y docencia, investigación, mantenimiento, gestión de pacientes, administración, recursos humanos y el 0800 de urgencias. Al día de hoy, ninguno de estos servicios puede funcionar debido a los despidos”.
El contexto socioeconómico: “El despido masivo significa que el Hospital deje de funcionar y brindar atención a la comunidad. Porque estas medidas afectan a la sociedad en su totalidad, en el contexto de la crisis socio-económica que precariza, ajusta y deteriora la salud de toda la población. El Hospital es de los trabajadores y de los usuarios. El Hospital es de todos y para todos”.
En el documento plantean que permanecerán en el hospital reclamando la reincorporación de los despedidos para garantizar el funcionamiento de un centro que resulta crucial para la salud pública.
La vida de las personas
El psiquiatra Gabriel Hagman está hace once años en el Bonaparte, no fue de los cesanteados, y explica a lavaca: “Tras la amenaza de cierre en octubre, que pudo superarse, entendimos que es necesario visibilizar el conflicto para que esas decisiones no avancen. Ahora lo real es que desvinculan al 40% de la planta del hospital”.
“Con el nivel de demanda que existe la atención se hace inviable. No sabemos muy bien cómo pararnos en cuanto a lo asistencial para dar respuesta. Están cerrando un hospital que brinda una cobertura muy grande y a la vez sensible, que calculo involucra unas 100.000 atenciones anual. Durante 2024 habíamos comenzado con 612 trabajadores, pero la paulatina destrucción del proyecto hospitalario generó más de 40 despidos, jubilaciones, se fue achicando la planta y llegamos hoy con cerca de 500 trabajadores a los que habría que restarle alrededor de 190 o 200 despidos de estos días”.
Hagman describe consecuencias concretas de lo que está ocurriendo: “La semana pasada atendí tres casos que llegaban con recientes intentos de quitarse la vida por distintas razones. Una cuestión más depresiva en un caso, otra relacionadas con las pérdida de trabajo y con el alejamiento de sus vínculos afectivos, otra por estar en situación de altísima vulnerabilidad y sin respuesta. Empezamos a contener, a sostener, a acompañar e intentar producir un devenir más sano. Eso es un tratamiento de salud mental. Estamos hablando concretamente de la vida de las personas que está en juego. Atendí esos casos con un equipo interdisciplinario: yo como psiquiatra, un psicólogo, asistente social, terapista ocupacional. Pero hoy fueron todos despedidos. Profesionales de trayectoria, que hacen todo ese trabajo que acabo de contarte. Casos así, sé que solo no puedo atenderlos. Habrá que decidir colectivamente cómo reagruparnos en esta instancia, pero si le sacan un gran porcentaje de gente al hospital a la larga no se puede seguir”. Por eso la advertencia del acto: “Vaciar es cerrar”.

Sobre la época: “Hay situaciones de enfermedades de salud mental que vienen de largo. Pero en la medida en que empeoran tan bruscamente las condiciones socioeconómicas en sectores como los que atendemos aquí, todo se hace muy notorio. Los más excluidos generan muchísima mayor demanda y carga sobre los servicios de salud mental, entonces te encontrás con una trampa de pinzas: por un lado empeoran las condiciones y se genera mucho mayor padecimiento de salud mental, y por el otro se disminuye la capacidad de dar respuesta”. Otra pinza: la expulsión de miles de familias del sistema de salud prepaga, convalidada por el gobierno, en simultáneo al desmantelamiento del sistema de salud púbica.
Las internaciones se mantuvieron en alrededor de 40 camas, informa Hagman, “número que es siempre fluctuante, al que se agregan miles y miles de pacientes ambulatorios, de consultorios externos y todo lo que se atiende por guardia”.
¿Qué lectura se puede hacer sobre la salud mental de la época, con la agresividad oficial en general, y en particular hacia sectores cruciales como la salud pública? Hagman hace silencio unos segundos: “Más allá de que dibujen esto por el lado de la eficacia presupuestaria, es evidente que los problemas económicos no están en este tipo de gastos. Para mí hay una lectura en clave electoral, como si la política anti estatal generase robustez en los votantes. Esa es su batalla cultural. En octubre logramos hacer oír otra voz, que se entienda qué significa cerrar un hospital. Si uno no le pone la cara, la voz, las palabras a lo que están haciendo, queda dando vuelta esa imagen de los ñoquis, o de que están robando a los contribuyentes. En definitiva no sé qué es locura o qué no, pero me parece toda una política bastante estudiada”.
Sobre la ausencia de la política, la oposición, y otras entidades de comportamiento curiosamente fantasmal hasta ahora en medio de esta crisis: “Lo que puede permitir contrastar con este discurso cruel es la voz y la presencia y la imagen de los afectados. Uno no puede negar el apoyo de organizaciones más formales, pero no parece momento de alinearse al discurso de un partido político. Todo lo contrario. Está difícil que esa sea la voz a partir de la cual plantear la resistencia. Está muy desacreditada. Me parece que en este momento hay que mostrar que lo más sensible, lo que de verdad está afectando, es lo único que puede motivar una resistencia”.

Contexto
En octubre Javier Milei había dicho a un medio norteamericano: “Amo ser el topo dentro del Estado, yo soy el que destruye el Estado desde adentro”, y agregó: “La reforma del Estado la tiene que hacer alguien que odie al Estado”.
En casos como la salud, las jubilaciones, la educación, la ciencia, la destrucción del Estado implica la destrucción de capital social y de vidas concretas. En estos días el mecanismo está siendo avalado con su irresponsabilidad habitual por el FMI, que ya había generado el préstamo más grande de su historia durante el macrismo (que no será pagado por los señores Macri y “Toto” Caputo y sí lo está siendo por la sociedad, que seguirá pagándolo por décadas). El FMI buscó con ese préstamo facilitar la reelección de Macri, según confesó Mauricio Clever Carone, quien actualmente es el encargado para América Latina del reasumido Donald Trump. Milei estaba en Washington durante el abrazo al Bonaparte, mientras pocos medios difundían la detención con dos kilos de cocaína del financista en criptomonedas José Hauque, para quien el actual presidente argentino hizo propaganda en redes mientras era diputado nacional.
Sobre la fecha elegida por el gobierno para efectuar los despidos, el propio Milei había planteado en octubre ante un supuesto «coloquio empresarial» en Mar del Plata que el ajuste “era importante hacerlo en vacaciones para que la gente no se enterara tanto, por decirlo de alguna manera”.
Paloma no fue despedida, y está en el área de formación y comunicación del Bonaparte: “Al hospital lo están vaciando para cerrarlo. Aquí la comunidad de pacientes está solidarizándose y acercándose. Hay algo de la comunidad del hospital que forma un lazo muy importante con los pacientes, los vínculos en los tratamientos. Ahí estuvo una de las claves del no cierre de octubre, y ahí tenemos que seguir encontrando nuestra fuerza”.

La política pasmada
Pedro es uno de los médicos y recuerda un símbolo que reúne la salud mental y los derechos humanos: “Laura Bonaparte fue Madre de Plaza de Mayo. Para mí no es casual que quieran hacer inviable este lugar”.
Diagnóstico: “Al mismo tiempo, el arco político está como pasmado, con un perfil muy bajo. Como si no fuese importante la pretensión de cerrar un hospital en la Argentina. O que echen a tanta gente. Como que se empiezan a normalizar situaciones que resultan distópicas. Hace un año y medio hubiera parecido imposible pero acá estamos viviendo miles de personas que se están quedando sin tratamiento, como si la salud mental fuera un privilegio de clases. Hospitales como estos son indispensables para que personas de clases populares puedan acceder a un tratamiento profesional”.
Sobre el momento en el que ocurre todo esto: “Hay pacientes de mucho tiempo con problemas, pero empezamos a tener este año mucha gente que perdió su trabajo y su obra social, que perdió la prepaga, y la medicación psiquiátrica es muy cara, como pasa con los tratamientos psicológicos y psiquiátricos. Es una situación cada vez más peligrosa”.
Bombas de tiempo
El acto fue acompañado por la propia comunidad y familias afectadas, por agrupaciones de izquierda y algunas organizaciones sindicales (ATE, CTA, SIPreBA).
Isidro no deja descansar su pancarta de cartón: “Para mí estamos con un renegrido augurio sobre lo que están haciendo. Vienen por la conquista de las mentes. Eso es lo que quieren dominar. ¿Sabés cómo lo hacen? Aturdiendo a la gente por los medios masivos de comunicación. Y es un momento donde hay muchas personas en situación frágil. También dicen vulnerables, pero yo creo que son situaciones de fragilidad. Y ahí te encontrás con bombas de tiempo. Con sufrimiento, con sangre, con dolor. Eso es lo que están propiciando con esta medida de gobierno”.
“Si no hacemos algo, lo que estamos consintiendo no es un acto administrativo. Lo que estamos consintiendo es que veamos cada vez más sangre, cada vez más vidas en peligro. No es espiritual lo que te digo. Hablo de lo corporal más bestial” dice, y se va rumbo a la calle exhibiendo su pregunta a quien quiera verla: “¿Fuertes con los débiles?”

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Punto de inflexión

Nadie imaginó semejante triunfo por 13 puntos del peronismo en la provincia de Buenos Aires sobre el partido que gobierna a nivel nacional. Lavaca estuvo en La Plata. El ambiente desolado en el salón de fiestas en la periferia elegido por los libertarios, solo para funcionarios y periodismo, sin público ni militancia. La falsa frase de Churchill. El contraste con la cumbia, la masividad y el alivio congregados alrededor del triunfo de Axel Kicillof, que es apenas un paso. El diagnóstico y la propuesta del gobernador. Y la demostración de unidad.
Por Claudia Acuña Fotos: Manuela Mendiondo
Es un salón de fiesta, pero hoy no. El lugar elegido por La Libertad Avanza para anunciar su derrota electoral en la provincia de Buenos Aires está sin gente, con funcionarios y la prensa atrapada en un corralito en la helada intemperie.

Fotos: Manuela Mendiondo para lavaca.
Hay, sí, efectivos de la Gendarmería Nacional custodiando la nada de los alrededores donde ni siquiera merodean los perros. En el interior del salón de la no fiesta el presidente Javier Milei ofrecerá lo que quizá sea el discurso público más racional que ha pronunciado desde que asumió. Reconocerá la derrota, citará una frase falsamente atribuida a Winston Churchill (googleen) y hará cuentas: este es el techo del peronismo y el piso de su partido. Son aritméticas que carecen de contexto político: quizá el contrincante no pueda sumar más aliados, pero el piso de una oferta política derrotada a veces funciona como el de una bañera a la que se le acaba de sacar el tapón. Mañana comenzará a saberse de qué lado queda el agua y de cuál, la fuerza. Mientras, en el salón de la no fiesta lo único que baila es la mandíbula del monotributista asesor Santiago Caputo.

Fotos: Manuela Mendiondo para lavaca.
A diez minutos de distancia y en pleno centro platense hay cumbia y hay alivio. Hay también una ceremonia de prolija unidad que marca su momento cúlmine con algo que en esta elección es más que un símbolo: un audio. La voz es de mujer, también, pero en este caso ni hace falta decir su nombre para que las personas se unan en silencio a escuchar las felicitaciones que Cristina Kirchner emite desde su hogar convertido en cárcel.

Fotos: Manuela Mendiondo para lavaca.
Es una muestra de fervor que no alcanza a opacar la arenga que incita desde el escenario a gritar “Axel conducción”, aunque quizá hoy eso ahí arriba no importe demasiado: haber desdoblado las elecciones y obtener este triunfo es motivo suficiente para que toda la dirigencia peronista bonaerense conciba este paso como un punto de inflexión. Hay un antes y un después dentro de esa fuerza y ese cambio lejos de ser un problema parece esta noche ser una solución: relaja la tensión interna, mejora las condiciones de convivencia y permite acomodar posiciones, tal como indica la ley de los melones en movimiento.


Fotos: Manuela Mendiondo para lavaca.
Planteó el gobernador un diagnóstico y una ruta: “No se puede tomar este triunfo con soberbia, querría decir que no entendimos nada. Venimos de una enorme decepción a nivel nacional de nuestro propio gobierno. Lo que quiero decir es que ganamos pero ganamos sumando fuerzas y vamos a seguir sumando fuerzas en el peronismo y de fuera del peronismo. Ganamos gobernando a favor del pueblo y vamos a seguir gobernando a favor del pueblo. Llegamos hasta acá acompañando a los sectores que resisten y a los sectores que luchan”.

Fotos: Manuela Mendiondo para lavaca.
Construir esperanza
Allí estaba Victoria Montenegro, nieta recuperada entre tantas otras cosas que planteó algo que tal vez sintetiza mucho de lo que piensa la militancia en estos días.
¿Qué empieza a partir de hoy?
-Primero, celebrar la victoria y lo que significa en tiempos tan complejos, ¿no? Que el pueblo acompaña, cuando hay una conducción decidida y cuando hay un gobernante que está presente. Entonces, se cae esta idea de Milei del Estado mínimo, del ataque permanente, de la violencia. Nuestro pueblo no es así, y hoy quedó demostrado en las urnas en la provincia de Buenos Aires. Y lo que empieza es pensar que toda la Argentina merece volver a vivir con dignidad, y creo que ese es el paso de aquí al 2027: construir la esperanza.
¿Y hacia adentro cuál es el desafío, con esta unidad que costó bastante?
-El desafío es leer los números. Parece que Kicillof algo sabía. Parece que a veces gestionar con responsabilidad te permite identificar qué es lo que le pasa a tu gente, qué es lo que le pasa a tu pueblo y cuáles son las definiciones que los gobernantes tienen que hacer. Las críticas por haber adelantado las elecciones quedan desarmadas con este resultado: 13 por ciento arriba. Creo que claramente el gobernador sabía lo que hacía, porque es un compañero que trabaja en su territorio y que sabe, en el termómetro de su propio pueblo.
Hay una posibilidad que le dé tiempo para rearmarse de acá a octubre este resultado al gobierno. Había un primer paso que era septiembre, y no solo se superó: se superó con creces. Reafirmó que Axel tenía razón en la importancia de desdoblar y, claramente, en la conducción del movimiento el compañero es fundamental.
¿Cuál es tu rol ahora?
-Acompañar. Como todo militante, acompañar en la reconstrucción del peronismo, que es lo más importante y volver a construir un proyecto de país para que el pueblo efectivamente pueda volver a abrazar una causa que nos represente. Creo que estuvimos muy alejados de nuestro pueblo y, bueno, aprendimos de los errores. De aquí en adelante, a la trinchera que nos toque, estar acompañando al compañero que, sin lugar a dudas, es nuestra esperanza y es Kicillof.


Fotos: Manuela Mendiondo para lavaca.
Sorpresas y mitologías
Las sorpresas de esta noche para la política partidaria fueron varias.
La primera es la confirmación de que las elecciones territoriales se han nacionalizado, efecto boomerang de la omnipresencia de Milei en todo acto electoral.
Otra: que el peronismo obtenga un triunfo contundente en la primera sección, contra todo pronóstico de la mitología encuestadora.

Fotos: Manuela Mendiondo para lavaca.
Una más: que La Libertad Avanza gane en esa Bahía Blanca que abandonó a su suerte tras el azote del devastador temporal que sufrió hace apenas seis meses.
Las más humillantes: las magras cifras cosechadas por el oficialismo en las localidades que eligió para hacer campaña, Moreno, Lomas de Zamora –capital del brócoli- y La Matanza. No debería sorprender, sin embargo, que el trato infligido a discapacitados y jubilados sea considerado por los votantes como un límite.
Quizá sea simplemente eso lo que expresaron las urnas bonaerenses hoy.
Este lunes comenzará a saberse de qué lado queda la moraleja y de cuál, la razón.

Fotos: Manuela Mendiondo para lavaca.
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Un día que hizo historia

¿Cómo se combinan lágrimas, risas, emoción, desahogo, abrazos, música, compañerismo, alegría, confraternidad, creatividad, justicia, en tiempos oscuros? La plaza de los Dos Congresos fue el escenario de un evento histórico, un símbolo de capacidad. Allí se bailó, se jugó y se cantó durante toda la tarde, hasta que llegó el momento en el que el Senado hizo lo que tenía que hacer: volteó por 63 a 7 el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Como el veto ya había sido rechazado en Diputados, la Ley pasa a estar vigente. El gobierno ha amenazado con llevarla a la justicia, lo cual provocará (como es habitual) mayor conflictividad. Detalles, retratos y asombros de lo que se propuso que a partir de ahora cada 4 de septiembre se celebre como Día del Orgullo Disca.
Por Sergio Ciancaglini
Fotos Juan Valeiro / lavaca.org
Cuando llegó la noticia desde los parlantes estalló todo. Fue un grito y un llanto de alegría. Bailaban chicos y chicas con síndrome de Down, saltaban en una pata personas a las que literalmente les falta una pierna, quienes estaban en sillas de ruedas sacudían los brazos y los hombros y seguían el ritmo con sus sillas, un ciego levantaba su bastón con una sonrisa antológica, los andadores se sacudían haciendo percusión, llegaron jubilados que se sumergieron en ese volcán de afecto que no siempre encuentran los miércoles, la gente se abrazaba como solo ocurre cuando se gana un Mundial, los profesionales de la salud, choferes, acompañantes periodistas, miraban azorados a esos chicos y chicas y adultos que estiraban los brazos al cielo, las madres y padres y abuelos y hermanas gritaban de placer, de dignidad recuperada, y una nena de las que insulta el gobierno y usa como insulto, se acercó a un viejo periodista que lloraba como hace mucho no le pasaba, le tomó la mano y le dijo “hola”.

Ritmo de la tarde.
Después se armó un gran pogo de toda esa gente ofendida, humillada, atacada, discriminada, amenazada, basureada, hundida, que de golpe se sintió resurgir y armó una especie de fiesta con música popular caribeña y risotadas: “Alta coimera, Karina es alta coimera”. (El hit llegó desde Catamarca, creado por la cantante y música tucumana María Paula Godoy en base a la música que el cubano Joseíto Fernández compuso hace casi un siglo a partir de unos versos de otro cubano, José Martí). Otro éxito fue «Devolvé la coima», reversionando a Bersuit. La última vez que el Congreso logró rechazar un veto presidencial fue en 2003, cuando estos extraños territorios eran presididos por Eduardo Duhalde.
Todo eso ocurrió hacia el final de una tarde helada signada por una calidez que un joven en silla de ruedas, Jony, editorializó así: “Los discas le torcimos el brazo a Milei”. Es difícil saber cómo continuará la historia en estos tiempos un tanto estrambóticos, pero se confirmó que si hay zonas sociales de resignación, hay otras con una capacidad (no discapacidad) de resistencia que no se sabe hasta dónde puede llegar.

Postal de una tarde de resistencia, diversión y triunfo.
La botella y la vida
Un grupo de niños con síndrome de Down jugaban sentados en el asfalto con una botella de plástico. El juego consistía en tratar de hacerla caer parada. Eso ocurría muy poco, como pasa a veces con la vida, pero cuando lo lograban estallaban toda clase de aplausos y risas. Y a medida que el juego avanzaba, lo lograban cada vez más.
En otro lado armaron un concurso de chistes. El primero: “¿Por qué una vaca compra una radio?” Nadie atinaba a contestar. Solución del enigma: “Para escuchar muuuuuuusica”. Hubo también concursos de baile, en el que intervenían chicos y chicas discas, como usan decir cada vez más, acompañantes, e incluso un hombre sin piernas, en silla de ruedas.

Niñez jugando mientras parlamentarios decidían sobre su futuro.
Mientras se esperaba la votación, la plaza hablaba. En una silla de ruedas estaba Francisco, 13 años, junto a un cartón manuscrito: “No veten mi futuro”.
Su mamá Estefanía explicó a lavaca: “Francisco tiene un síndrome congénito, requiere terapias de apoyo desde siempre, pero el sector de discapacidad está en crisis, no se actualiza el nomenclador. Entonces los centros las escuelas especiales los transportes y los prestadores ya no puedan sostenerse, ya no puedan seguir de pie ya muchos cerraron las puertas. Nos dice el gobierno: ‘si tenés unhijo con discapacidad jodete, no es problema del Estado’. Están pisoteando los derechos. Es súper angustiante. Yo entiendo que estamos en un sistema capitalista que se mueve por la plata, pero él tiene derecho a una vida digna. No pedimos asistencialismo sino ayuda, y que no dejen tirados a chicos como él. El centro al que va Fran es muy importante para él, y también para nosotros, porque te ayuda a sostenerte ante la enfermedad y los cuidados que hay que darle”.

Francisco y su mamá Estefanía. El proyecto de una vida plena.
La pesadilla descripta por Estefanía tiene otro concepto: “Al quitar pensiones vienen a destruir las vidas de las personas, todo lo que armamos las familias, eso están robando, nuestros vínculos nuestros afectos, nos están quitando a nuestros hijos”.
¿Y qué buscan? “El derecho a una vida plena”.
Efecto pandemia
Paula anda junto a un cartel que dice “Dale alegría, alegría, a mi corazón, es lo único que le pido al Senado hoy”. “Soy profesional de la salud, acompañante terapéutica y esposa de Cristian, que es una persona con discapacidad, así que me toca el tema por todos lados”. Están juntos hace 32 años, pero a Cristian, que está en su silla de ruedas, la discapacidad le llegó con la pandemia como consecuencia de un ACV. “El tiene internación domiciliaria, y ya van cinco médicos que renuncian por fala de pago. Lo veo todos los días en mis propios trabajos, por los recortes. Pero bueno, hoy esperamos que voten. El gobierno va a querer judicializarlo. Así que hay que juntar fuerza de esto que logramos hoy, para seguir peleándola. Siempre”. Andrea además de sus tres trabajos hace feria los fines de semana para venderle cosas a las 12 millones de personas que salieron de la pobreza.

Paula con el cartel, su marido Cristian en la silla de ruedas. Ella es profesional de la salud. Cristian sufrió un ACV en la pandemia.
Superhéroes
Andrea y Rober son choferes de una pequeña empresa llamada El transporte de los superhéroes. Andrea: “Es una experiencia única. No se condice con la normalidad de los que mucha gente cree que es normal. Pero ellos son normales, ¿se entiende? Solo que son diferentes. Acá tenés una relación, porque tenés incluso un idioma diferente. Hay chicos que no hablan. Te entendés con una mirada, con un gesto, una sonrisa. En uno de nuestros vehículos hay muchísimos idiomas, y es muy fuerte”. Rober: “Es un mundo invisible. A nosotros nos da una fuerza muy grande. Pero si sacan el apoyo, dejás a cantidad de chicos a la deriva, sin tratamiento, sin posibilidades. Y las familias no tienen paz. O hay casos como el de Jony, un chiquito que quedó huérfano y lo vamos a buscar al orfanato. La idea al sacar el apoyo, es que un chico como él quede totalmente desamparado, sin tratamiento. La empresa banca igual seguir yéndolo a buscar para que lo atiendan, pero eso ¿hasta cuándo te da?”

Abrazos al conocerse el resultado.
Adrián es el dueño de la empresa y está conmovido con lo que pasa. “Para mí son superhéroes. Tienen que enfrentar y superar cantidad de cuestiones. Tienen convulsiones, comen por traqueotomía, miles de cosas, y cada vez que vas a buscarlos te dan una sonrisa, te devuelven paz. No tienen maldad. Entonces acá, en este tema, te encontrás con la corrupción, y no se puede entender. Entonces acá la única coherencia que tiene el gobierno es causar daño. Me pone muy triste. Pero no se puede gobernar contra los débiles”.
El actual presidente plantea que los héroes son los que contaminan, evaden impuestos y fugan capitales. Adrián me mira extrañado y levemente asqueado: “No, no se puede creer. Los verdaderos héroes son estos chicos, no los que roban a estos chicos”.
Se van Ignacio y Valentina con sus choferes. Son adolescentes. Ella en silla de ruedas, él caminando con dificultad desacompasada. Al pasar sonríen. Mueven las manos para saludar, pero las manos no hacen el movimiento que uno espera (“lo normal” me diría Andrea). Sin embargo todo el gesto es una expresión de puro afecto, de verdaderos superhéroes.

Ailén no es un fantasma
Andrea está con su hija Ailén, que tiene 11 años y está en silla de ruedas. “Soy de Santiago del Estero, a mi nena la operaron del corazón a los 8 meses, hizo un paro, y el paro le provocó esto. Pude venir a Buenos Aires hace cuatro años. Ahora nos quieren cerrar todo el tratamiento y que nos volvamos. Eso es matar a Ailén. Mi nena no es un fantasma. Con su discapacidad y todo, es una nena. Y peleadora, salió delante de muchas operaciones. Si ella peleó, la mamá también, para que tenga la mayor calidad de vida”.

Andrea y Ailén.
Andrea llora. Nadie que la escuche puede evitar contagiarse de esa angustia. Cambiamos de tema, o no, y me cuenta que sale cuando puede con su hermana y con la propia Ailén, a vender empanadas, empanadillas (rellenas de dulce de batata) y rosquete, que es una masa dulce que afuera lleva merengue. Nada alcanza, obviamente, para una nena que debe comer con una bomba porque tiene un botón gástrico, y esa bomba para alimentarla implica un alquiler que Andrea ni quiere saber por lo inalcanzable y porque se calcula en dólares. Andrea no es como Caputo y el JP Morgan, no tiene registro de lo barato que está el dólar.
“La nena pesaba 11 kilos, hoy 22 kilos. Antes, era una nena que vivía cautiva de una puerta para adentro y no salía, hoy con todos los tratamientos y los médicos la pudieron sacar adelante. Que pueda salir, hacer una vida social. Yo no voy a permitir que le quiten eso a mi hija”.
¿Dónde está la fuerza?
Yanina es la mamá de Dante, que tiene síndrome de Down. ¿El hecho de estar en la plaza es también un gesto de poder, de sanación, teniendo en cuenta esa emoción y esa alegría que se nota en el ambiente? Dice Yanina: “Hay mucha mala sangre, mucha maldad y cosa inhumana en todo lo que está pasando. Entonces estar aquí juntos es una fortaleza. Se meten con los jubilados, con los chicos del Garrahan, con nuestras familias y nuestros hijos. Yo me quedé sin palabras: brutos, salvajes, animales… ¡no! Los animales no tienen maldad. No hacen las cosa que hace esta gente disfrutando causar dolor y problemas”.

Yanina y Dante.
Yanina toma ambos brazos del cronista y dice: «Te juro que no entiendo por qué hacen esto. Si la vida es una sola, ¿entendés? ¿Por qué este maltrato, si lo que queremos todos es vivir tranquilos? ¿Y a estos chicos? -dice señalando a Dante, que nos mira de reojo-. No lo entiendo».
Dice Yanina algo que debería trascender muchos tímpanos: “Lo que no podés hacer es resignarte, encerrarte, quedarte en tu casa. Porque te morís. Aquí entendimos que ninguno de nosotros está solo. Así que estar aquí es abrirnos una posibilidad en esta única vida que tenemos. Para mí hay que estar juntos, y sobre todo ser muy creativos”.
Llaman para avisar que está por producirse la votación en el Senado. Yanina cierra los ojos y los puños con fuerza. Cada persona de las que estamos allí llenamos la plaza de rezos, cábalas, supersticiones, manos aferradas, ilusiones, adrenalina al infinito y más allá.
Los chicos y las chicas miran y comparten la ansiedad de sus mayores, todos esperan. Se cantó el himno con mucho énfasis en lo de jurar con gloria morir, aunque en esta plaza de lo que todos hablaron fue de vida con dignidad. Luego hubo un silencio.
Y cuando llegó la noticia desde los parlantes estalló todo.

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Marcha de jubilados: el arte de la rebeldía

La creatividad de jubiladas y jubilados en Congreso fue un signo de ingenio que generó un clima de alegría en toda la zona, mientras la policía esta vez cumplía rol de adorno y no de provocación. Antes del patético cierre de campaña libertaria en Moreno, otra marcha de quienes siempre la vieron, y las imágenes y planteos en los carteles que explican mucho sobre lo que está ocurriendo en el país
Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi
Fotos: Juan Valeiro / lavaca.org

Taxista elocuente y anti prejuicio: «No soy facho, solo espero que este gobierno se vaya».
El acto de cierre de campaña del presidente Javier Milei que con todo el aparato convocó apenas a unas 1.000 personas en el barrio Trujui de Moreno. Su entrevista a un medio francés en el que dijo que la oposición intenta matarlo. El riesgo país en los 900 puntos. La intervención del Tesoro para frenar la disparada de un dólar que no conoce de bandas. El intento de censura previa a los audios con información sobre coimas, dictado por un juez con denuncias de acoso sexual, entre otras. Los acontecimientos se atropellan en una Argentina que transita los días previos a la elección de medio término en la provincia de Buenos Aires, el distrito más poblado del país, el próximo domingo, en un escenario tan intenso como imprevisible.
Todo esto parece no molestarlo mucho a Carlos, 68 años, taxista, que conducía por Rivadavia y tuvo que doblar obligado sobre Rodríguez Peña por la marcha de jubilados y jubiladas de todos los miércoles. Carlos no puede moverse, como tantos autos cuyos conductores transportan caras largas, pero este hincha de Boca tiene otra estrategia.

Queremos preguntar.
“¡Andate a cagar, Milei!”, grita por la ventana, y con su mano izquierda muestra tres dedos: “¡El 3 por ciento a Karina, pá! ¡A Karina el 3!”. Carlos parece tirar por esta ventana, también, un prejuicio sobre su gremio: “No soy facho, solo espero que este gobierno se vaya”, dice y redobla su apuesta al mostrar una foto con Cristina Fernández de Kirchner, la expresidenta que cumple una condena de seis años en su domicilio: “Los chorros son ellos”.
La democracia y los locos
A su alrededor la marcha comienza, con una mirada reverdecida por los escándalos gubernamentales de las últimas semanas que parecen encender la creatividad del sector más ajustado por el gobierno.

Homenaje al brócoli.
Al hit de la semana pasada –”Alta coimera, Karina es alta coimera”, con melodía de Guantanamera– este miércoles le suman la melodía de Comadre Compadre, de Los Fatales: “El 3 por ciento, la coima, la coima, la coima de tu hermana”.
Y gran renovación de carteles. Algunos ejemplos:
- “La corrupción avanza. Tu voto tiene poder”.
- “Voto contra las coimas”.
- “Voto contra la represión”.
- “Voto por la democracia verdadera”.
- “Cada vez que votes como el culo, nos vamos a encontrar en la calle. El nono de Boedo”.
- “Somos más votos que vetos”.
- “¿Espertpento huyó con la moto de su amigo narco?”. El subrayado es del propio cartel.
- “No al ataque a la libre expresión, a la destrucción del país, a la represión, al autoritarismo, a la corrupción, a la mentira, al odio, etc, etc. Sí a que se vayan”.
- “Karina coimera”.
- “Milei sos trucho”.

Fiscalización electoral suizo argentina.
Brócoli a la CGT
Frente al Congreso, una serie de cinco carteles de cartón sobre las vallas: “Por más que corran, el pueblo prepara el vuelto. Nos estamos muriendo pero sin remedios. Nuestro muro de hierro, saqueo, hambre, represión. Gobierno de locos, borrachos y chorros destruyendo todo. Defienden la libertad de ellos. La nuestra es morir en la calle”.
Frente a ese muro de hierro, otra vez el humor. Sobre el asfalto, en el centro de un círculo perfectamente dibujado, como un árbol que sigue en pie en un campo arrasado, se erige una brassica oleracea var. italica, mejor conocida como brócoli, vegetal altamente nutritivo y convertido esta semana en una pieza de lucha, cuando las hortalizas volaron en Lomas de Zamora haciendo que el diputado José Luis Espert tuviera que huir en moto, entre otras cosas. Debajo de ese círculo, una leyenda le rinde el mejor homenaje:
- “El brócoli hizo más que la CGT”.
Arriba, una olla destapada tiene escrito “3%”, y debajo hay un cassette que dice: “Audios. Ruta del dinero Karina”.
Durante la marcha, los jubilados también recordaron a Jonathan, el hincha de Chacarita que perdió un ojo por el disparo de un prefecto, y al fotógrafo Pablo Grillo, que sigue en terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía.

Un posible anticipo: este jueves se prevé acto en Congreso en apoyo del posible rechazo del Senado al veto de Milei contra la emergencia en discapacidad.
Este miércoles el juzgado de María Servini incorporó el informe de la reconstrucción balística que la Policía de la Ciudad realizó el 11 agosto: “La conclusión más importante es que se descartó por completo que el disparo de Guerrero (Héctor, cabo de Gendarmería) hacia Pablo haya sido en 45 grados hacia arriba o entre los 30 y 45 grados hacia abajo, como obliga el manual de las pistolas lanza gases aportados por Gendarmería a la causa”. La querella explica por qué es importante: “La prueba demostró que si el gendarme hubiese disparado en cualquiera de esas dos formas, el cartucho de gas lacrimógeno jamás hubiera alcanzado a Pablo del modo en que lo hizo”.
El juzgado le tomará declaración indagatoria a Guerrero el 17 de septiembre. La duda de siempre: ¿habrá justicia?

A mano y sobre cartones puestos sobre las vallas de acero con las que quieren contener a los jubilados.
Gandhi, Mandela y el problema de los buenos
Norberto Palla tiene 79 años y es de Saavedra. Habla por un megáfono, sin parar. Le habla a este gobierno y también a la oposición. Le habla a sus pares jubilados y a los jóvenes. Y a lavaca: “Es vergonzoso este gobierno, pero también es vergonzosa la oposición, a la que tampoco le importa la gente. Milei vino a mejorar al gobierno pasado, del que también estábamos cansados, contó con el 56% de la esperanza de la gente pero lo que está haciendo es una barbaridad, buscando el equilibrio fiscal eliminando a los individuos”.

De algún lado saca la ironía Norberto, combustible para afrontar el día a día: “Milei en vez de una motosierra tiene que empezar a mostrar una motoniveladora, que es lo que necesitamos para nivelar los niveles de inequidad que está profundizando. En el Congreso ganan 25 veces más que un jubilado. Estoy espantado y muy dolido”.
Deja la ironía para otro momento y hace toda una definición filosófica política del momento: “No estamos mal por los malos, sino por los buenos que no se involucran. Martin Luther King, Gandhi y Mandela hablaban del silencio de los buenos. Pero acá, entre los indiferentes, los cobardes y los mezquinos, quedan muy pocos buenos”.

Aprovechando el semáforo en rojo, unas informaciones sobre la actualidad.
Un fuego que no se apaga
Una señora marcha entre la multitud con su hijo al lado. Lleva en sus manos un pedazo de cartón chiquito, con letras negras, también chiquitas. Lo que dice llama la atención: “Tierra del Fuego”. A Marta Aguilera le dicen “Kika” y es de Río Grande, ciudad de la provincia argentina más austral. Viajó para celebrar a su nieta, que se acaba de recibir de coreógrafa en la Universidad Nacional de las Artes (UNA).
Es jubilada docente y ahora hace artesanías, para sumar monedas a este presente que describe así: “Es una necesidad, un deseo que se vaya este gobierno para poder vivir de nuevo. No veo alegría en la gente, hemos pasado momentos de hambre, pero se luchaba con otra energía; con todos los años que tengo, que son muchos (se resiste a decir cuántos) jamás viví esto”.

Para el mes de septiembre, las jubilaciones reciben el módico aumento del 1.90%, al regirse por el índice de inflación. “Menos del 3% de las coimas que recibe Karina Milei”, dice, riendo para no llorar. Con ese incremento, la jubilación mínima será de 390.277,17. “Nada, nada, no alcanza para nada –mueve la cabeza–. Un jubilado debe vivir bien, descansar bien. Y no es culpa nuestra, sino de este hombre que encima está vendiendo el país. En Tierra del Fuego no dejan de cerrarse fábricas mientras se llevan nuestros bienes naturales”.

Una nueva marcha termina. Las y los jubilados siguen cobrando una migaja, a la que se le suma un bono de 70 mil pesos congelado desde hace un año. Pero algo cambió en las marchas desde la semana pasada. Esa alegría que no venía percibiendo Kika, este miércoles parece no ser tan así. Se ve en los semblantes, en las sonrisas, y en una movilización que empieza y termina cantando una guajira cubana con letra coimeramente argentina, hasta el miércoles que viene.

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