Actualidad
Córdoba: el conflicto por la universidad pública en tres actos

Un día después de la Tercera Marcha Federal Universitaria, las tensiones siguen en aumento en una provincia que ayer se movilizó masivamente en defensa de la educación. El estado de asamblea y de alerta permanente, mientras las tomas se multiplicaron en varias facultades y la actividad académica continúa. Las voces de estudiantes: «No vamos a ser la generación que entregó la universidad». De docentes: “No llego a los 300 mil pesos». Las pujas internas entre radicalizar o no el conflicto. El amedrentamiento de la Policía alrededor de Ciudad Universitaria y el hábeas corpus presentado como resguardo al derecho a la protesta. El (mal) recuerdo de Mauricio Macri y el rol actual del gobernador Martín Llaryora.
Por Bernardina Rosini desde Córdoba
Fotos Eze Luque desde Córdoba
«Martes, 18 horas, Patio de la Reforma: Asamblea en Derecho». El volante se reparte entre estudiantes y profesores a la entrada de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). No es un día cualquiera en esta manzana jesuítica que alberga una de las facultades más antiguas de Latinoamérica. Desde que el Congreso de la Nación ratificó el veto presidencial a la Ley de Financiamiento Universitario, la tensión ha crecido, y esta es la primera asamblea tras la toma de la facultad el pasado 9 de octubre. Las palabras de una de las oradoras resuenan: “En esta facultad organizamos la República”. No es una frase vacía, ya que figuras históricas como Juan Bautista Alberdi -autor de la primera constitución nacional y referente liberal reivindicado especialmente por el actual gobierno- pasaron por estas aulas y moldearon el país desde este lugar.
El ambiente en la asamblea es efervescente. «No vamos a ser la generación que entregó la universidad», dice un joven con determinación. Detrás de él, una guirnalda de carteles cuelga en el patio, con los rostros de diputados y diputadas que votaron contra el aumento de fondos para las universidades, acompañados por la palabra «TRAIDOR» en grandes letras.


Fotos Eze Luque para lavaca
Las tomas se multiplicaron en varias facultades de la UNC: Artes, Comunicación, Arquitectura, Lenguas, Sociales, Filosofía y Psicología. A pesar de ello, la actividad académica no se detiene. Clases abiertas como «¿Quién es moralmente responsable por las malas políticas públicas?» o “Salud mental y políticas públicas” se llevan a cabo en veredas, calles y plazas. En el Museo de Antropología, una charla sobre la Ley Bases y el poder concentrado atrae a curiosos y preocupados por lo que pueda venir.

Fotos Eze Luque para lavaca
«No entreguemos la última promesa real de ascenso social», advierte un profesor en el Patio de la Reforma, mientras sostiene un informe de Adiuc (Asociación de Docentes e Investigadores Universitarios de Córdoba). Su voz es clara: «En los años ‘60, un profesor de dedicación exclusiva ganaba lo mismo que un juez de la Nación; hoy, sólo el 5% de los docentes tienen dedicación exclusiva, y a los 65 años, con más de 25 años de carrera, ganan lo mismo que un pinche de tribunales». La crudeza de su afirmación es respaldada por una profesora que aplaude y añade: «Soy semi-dedicación, 20 horas semanales, y no llego a los 300 mil pesos». El reclamo tiene números concretos, tanto en relación a los sueldos de docentes y no docentes como a los gastos de funcionamiento propios de la academia.

Fotos Eze Luque para lavaca
Un joven delgado y pequeño toma el micrófono. Se presenta como hijo de un carpintero y su mensaje resuena: «Esta lucha es colectiva, nos abraza a todos, no solo a los estudiantes, sino a la sociedad entera». Con la Constitución en la mano, cita el artículo 75, inciso 19: «El Estado debe asegurar la educación pública gratuita y equitativa». Su llamado es claro: la educación es un derecho que trasciende las fronteras ideológicas.
Sin embargo, no todas las voces están alineadas. Un grupo de estudiantes sostiene carteles que dicen «NO A LA TOMA», y un joven de traje se acerca al micrófono pidiendo auditorías en las universidades, lo que desata abucheos. «Respetemos la pluralidad de voces», se escucha entre la multitud, mientras se mantiene el debate. Finalmente, la asamblea decide continuar las acciones de visibilización, pero sin tomar la facultad. Luis, estudiante de tercer año de Derecho, se muestra indignado: «¿En serio la Franja Morada definirá el plan de lucha? Es ridículo, el rector de la UNC es radical y son los radicales quienes nos están entregando, no pueden ser juez y parte”.

Fotos Eze Luque para lavaca
Hábeas corpus
El Pabellón Venezuela en la Ciudad Universitaria continúa tomado por los estudiantes. Desde el 14 de octubre, la policía provincial incrementó su presencia en los alrededores del campus. Flavia Dezzuto, decana de la Facultad de Filosofía y Humanidades, denuncia esta situación: «La policía no tiene permitido ingresar al predio universitario; sus límites son las avenidas exteriores». Sin embargo, patrullan cerca, interrogando a los estudiantes que salen de las asambleas. Preguntan sobre la cantidad de asistentes, los horarios y los temas discutidos.
Ante el incremento de situaciones de provocación y violencia en distintas universidades del país, decidieron presentar un hábeas corpus que resguarde el derecho a la protesta y en el documento presentado se exige que «las autoridades competentes informen sobre las medidas que hayan solicitado, o prevean solicitar, respecto a las medidas de protesta, expresión o deliberación, en el ámbito de la Universidad Nacional de Córdoba. En particular respecto al despliegue de fuerzas policiales que pudieron afectar la libertad, la seguridad y la integridad física, entre otros derechos». Asimismo las autoridades de la Facultad impulsaron una presentación en el Consejo Superior para que el rector tenga conocimiento sobre la situación. Teléfono al radical Jhon Boretto.

Fotos Eze Luque para lavaca
Las figuras del poder
La tercera Marcha Federal por la educación universitaria reunió ayer a miles de personas en Córdoba. Horas antes, el expresidente Mauricio Macri paseaba por las mismas calles, tras haber dado una conferencia en la Bolsa de Comercio y haber deslizado a través de la negativa la posibilidad de ser gobernador de la provincia mediterránea. “Estoy construyendo una casa en Córdoba, por lo cual voy a pasar más tiempo acá. No empiecen con las especulaciones de si voy a ser gobernador”, deslizó.
Su presencia en el marco del conflicto universitario reaviva la memoria de las protestas del 2018, bajo su gestión presidencial. En aquel entonces, estudiantes universitarios tomaron el Pabellón Argentina. 24 de ellos fueron identificados y posteriormente imputados por hechos encuadrados en la figura penal de usurpación por despojo y turbación de la posesión. Hace apenas 4 meses el Juzgado Federal 1 de Córdoba, a cargo del juez Pablo Montesi, declaró extinguida la acción penal contra los estudiantes. Este antecedente de judicialización de la protesta universitaria es el que motiva en la actualidad los estrictos recaudos que toman las asambleas estudiantiles en materia de seguridad.
Por otro lado, el actual gobernador, Martín Llaryora, se posicionó en el conflicto solicitando al Gobierno nacional la conformación de una mesa de diálogo urgente. Sin embargo, su propuesta de expandir la Universidad Provincial de Córdoba, con la creación de 20 nuevas sedes en el interior provincial, ha sido vista como una jugada astuta para distanciarse de la retórica de Javier Milei: «De las crisis se sale con más educación, no con menos», afirmó Llaryora. Esta afirmación, entendida como parte de una estrategia política, termina reforzando la imagen de Llaryora como un «buen alumno», ya que no desobedece a las intenciones de descentralización de la educación superior que propone el gobierno nacional.

Fotos Eze Luque para lavaca
Actualidad
Marcha de jubilados: el papelón vs. la solidaridad

La calle volvió a dar una respuesta de movilización, encuentro y solidaridad frente a un Congreso en el que Milei –presidente del país– se dedicó a dirigir el griterío de sus barras contra opositores. Y un radical (si es que tal identidad existe) que cobra millonadas como diputado, se dedicó a balbuceos acaso onanistas con respecto a las diputadas, defendiéndose luego con una teoría delirante. La presencia en la plaza de Fabián, el padre de Pablo Grillo, el fotógrafo agredido por las fuerzas de seguridad del oficialismo. La idea sobre lo que hay que organizar. Una marcha de la Gorra que denuncia la violencia institucional, historias sobre cómo recuperar el humor y la ironía, un “Rappi” que cuenta su día y la teoría sobre Luis Caputo en plan verdulero.
Por Luca Pedulla
Fotos Juan Valeiro
La Cámara de Diputados se renovó con la presencia en el recinto del presidente Javier Milei y su hermana Karina, secretaria General de la Presidencia, festejando a viva voz que el resultado de las últimas elecciones, más el movimiento de algunos diputados que se autoperciben peronistas, transforman a La Libertad Avanza en la primera minoría, lo que le facilitaría el tratamiento de las reformas que el gobierno quiere imponer, como la laboral. Todo esto con barras comandadas por Milei hostigando con cantitos a los opositores.

Imagen de la 9º Marcha de la Gorra en Congreso, acompañando a los jubilados, contra la violencia institucional y policial.
La transmisión osciló entre esas imágenes y otras perlitas, como el micrófono abierto de un diputado por donde se escabulleron ciertos comentarios desagradables respecto de la apariencia de algunas diputadas. Sus pares señalaron al radical chaqueño Gerardo Cipolini como el responsable, aunque se defendió con un argumento tan extraño como esa Cámara, en la frontera del delirio: “La tecnología ha avanzado a límites irreconocibles. Tal vez uno sale diciendo cosas que no ha dicho”.
Pablo: la recuperación del humor
El devenir de ese palacio, entre cantos, saludos y gestos que acaparan la atención de los portales supuestamente periodísticos sigue diferenciándose mucho de la calle que todos los miércoles separa la valla que cruza de punta a punta la plaza.
“El Congreso vallado a espaldas del pueblo es más que una metáfora”, define a la perfección Fabián Grillo, papá de Pablo, el fotógrafo herido en su cabeza por una granada de gas lacrimógeno el 12 de marzo, brutal ataque que lo mantiene internado desde entonces, y del cual sigue recuperándose.

El domingo Pablo cumplió 36 años, y por eso jubilados y jubiladas se acercan a Fabián a saludarlo saludarlo y preguntarle cómo está Pablo.
“Está bien, está mejorando, y lo volvieron a trasladar del Hospital Ramos Mejía al Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca. También habla, discute y putea”. Para Fabián esos son grandes indicadores de mejora de su hijo.
Además, está manejando humor e ironía. Cuenta que un médico cubano, tras una charla de ocasión, le dijo: “Amigo, entre bomberos no nos pisamos la manguera”. Y Pablo le respondió: “Yo no soy bombero”.
Fabián se ríe. En minutos tiene que irse a una muestra fotográfica en la Asociación Madres de Plaza de Mayo, frente a la plaza de Congreso, pero antes lo invitan a la asamblea de la Mesa Coordinadora de Jubilados. “Soy el papá de Pablo, pero no quiero hablar en nombre de él, porque Pablo habla y habla bien”, dice, lo que despierta emociones y aplausos. Fabián cuenta que a partir de octubre es un jubilado más y por eso viene también a marchar: “Esto es lo que nos va a levantar. Es por lo cual le pegaron a Pablo, porque él iba a mostrar la lucha de los jubilados unida con las hinchadas y los gremios. Esa imagen no podía pasar: ¿cómo puede ser que haya solidaridad?”.
Pero la hay, dice Fabián: “Acá estamos”.
La hincha que trabaja para el barrio
Gabriela, hincha y vecina de Dock Sud (y la imagen que encabeza esta nota), es una de las tantas que organiza esa solidaridad. Sobre una mesa tiene desplegados paquetes de fideos, arroz, polenta, azúcar, salsas, botellas de aceite, latas de arvejas, bolsas con cebollas. Con otros cómplices junta donaciones para que jubilados, personas en situación de calle, o con alguna discapacidad –hoy es el Día Internacional que los conmemora– se lleven después de la marcha. “Es para hacer algo, porque en el barrio está todo complicado. Tengo tres hijos, soy mamá soltera, y sé lo complicado que es, así que imaginate para un jubilado de la mínima. Incluso en el barrio se ve que alguno se quiere hacer el vivo subiendo los precios en la verdulería, por lo que un vieji se tiene que caminar diez cuadras para conseguir precio. Es horrible lo que está pasando, porque de repente Caputo es el verdulero”.

Gabriela se interrumpe porque llega un chico con la mochila de Rappi, en su bici, a dejar donaciones. “¿Ves? Por esto lo hacemos, esto es la solidaridad”, dice Gabi, emocionada.
¿Cuánto hay que pedalear?
El trabajador de Rappi se llama Gastón, tiene 31 años y vive en Isidro Casanova, partido de La Matanza. Su vida laboral es una síntesis de este momento. Trabaja en una empresa logística, pero solo cuando lo llaman: para eso tiene que estar atento a las notificaciones que le llegan al celular. “Es cuando abren la convocatoria”, dice. Y después agrega la descripción de buena parte del presente: “Son las formas en las que hoy se está precarizando el trabajo”.

Testimonio arriba de la bicicleta sobre la situación laboral: el pedaleo infinito.
Por eso en los días libres se pone el casco, se sube a la bici y pedalea como Rappi, desde las dos de la tarde hasta las doce de la noche.
–¿Cuánto llegás a hacer por día?
–Treinta lucas.
Hace una mueca al ser consultado sobre el prejuicio de que muchos trabajadores de Rappi son afines al gobierno. “Muchos trabajadores de muchos rubros lo votaron, pero sí, hoy prima un individualismo muy fuerte”, define. La reforma laboral le parece “horrible”, pero reconoce que su generación es parte de una época que no conoció casi ninguno de los derechos que la Ley de Contrato del Trabajo consagra: “Es cierto. Y ese es el problema”.


Delante de sus ojos avanza la movilización de jubiladas y jubilados, hoy acompañada por la novena Marcha de la Gorra, cara a cara con la policía, pero sin incidentes, salvo por los picos de calor que descompensan a algunas personas. “Siempre que puedo, vengo a acompañar a los jubilados”, se despide Gastón, en un pedaleo que seguirá hasta la medianoche.
Tal vez haya que dejar de mirar lo horrible, de prestarle atención y darle importancia –como todo lo que ocurrió dentro del Congreso. Y convenga pensar la organización de la solidaridad de la que hablan Fabián, Gabriela y Gastón, como una de las tantas claves para pensar esta época y lo que se viene.


Actualidad
Mendoza: el consenso de la rosca y la inmediata movilización contra el proyecto minero San Jorge

La Cámara de Diputados mendocina aprobó por 32 a 13 la Declaración de Impacto Ambiental del proyecto de cobre San Jorge, declaración que había sido impugnada por el CONICET y por las asambleas provinciales. Hubo un “consenso” contrario a las comunidades y a los pueblos originarios, poco transparente y hecho de la materia del lobby, en el cual el oficialismo provincial, el radicalismo, el PRO y la sinuosa actitud peronista coincidieron casualmente con las corporaciones, el oficialismo nacional y la prédica de medios beneficiados con el avance minero. (Dato: por esas cosas es que en Mendoza se hablaba de la “casta política” muchos años antes que el concepto fuera plagiado según es público y notorio). Curiosidad: lo votado en Mendoza implica menos regalías aún que las que otorgaba a la provincia el RIGI que ya era en sí un punto de remate de bienes que las grandes empresas valoran tanto, pero por los que no pagan.
Tras la votación, la gente que estaba en la calle inmediatamente resolvió marchar a la Casa de Gobierno, y seguir en estado de alerta hasta que el proyecto sea tratado en el Senado. La censura en el CONICET y lo que pasó durante la votación.
Por Francisco Pandolfi
Son las 18 horas, 34 minutos, 20 segundos. En la Cámara de Diputados de Mendoza se acaba de debatir de forma expeditiva y de votarse el cuarto y último expediente minero del día: la Declaración de Impacto Ambiental al proyecto San Jorge Cobre Mendocino. Se aprueba por 32 a 13. Las 4 iniciativas mineras ahora pasan al Senado, donde se presume que a principios de diciembre también se votarán a favor.

La multitud, afuera, se entera, explota de indignación y canta ante una hilera numerosa de policías clavados en la puerta de la Legislatura mendocina:
“La cordillera, que linda está,
y si la tocan
qué quilombo se va a armar”.
De aprobarse en el Senado la Declaración de Impacto Ambiental, le permitirá a la Minera San Jorge S.A (perteneciente a la multinacional Solway Holding) llevar a cabo la explotación minera metalífera en Uspallata y conformarse como el primer proyecto de explotación de cobre en el país, en una zona que atraviesa la cuenca del río Mendoza, la cual abastece a una población de 1,5 millones de habitantes, a más de 9.000 industrias y riega 250 mil hectáreas de cultivos. Hoy la Cámara de Diputados votó a favor pese a la Ley 7722 que prohíbe el uso de sustancias tóxicas, como un modo de proteger el ambiente, el agua y la salud, tanto de las personas como de los territorios.

Expo fotográfica en la plaza: diputados y diputadas que votan en favor del extractivismo.
En 2011 la Legislatura había rechazado por unanimidad un estudio de impacto ambiental similar al votado hoy. Mientras que en 2019, luego de derogar la Ley 7722 de defensa del agua, una movilización histórica obligó a la Legislatura a restablecer la norma unos días después.
Con la votación consumada en Diputados, en la puerta de la Legislatura se armó una asamblea multitudinaria donde las distintas asambleas y vecinos autoconvocadxs empezaron a plantearse los pasos a seguir. No para mañana, sino para ya: el consenso fue marchar, desde ese mismo momento, a la Casa de Gobierno. Así empezaron a caminar y a cantar, cuadras enteras, en un grito unificado: “No se negocia, el agua de Mendoza” en un loop colectivo.

Al finalizar, Eugenia Segura de la Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Uspallata le señala a lavaca la hoja de ruta: “Alerta y movilización permanente hasta el próximo paso, que es el Senado”.

Valle de Uco, junto a la ruta. Atardecer, mensaje, y el comienzo de una nueva movilización contra la megaminería.
La censura en el CONICIET
En la noche del martes 24 de noviembre, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Mendoza emitió un comunicado institucional sobre el proyecto megaminero San Jorge, horas antes de que este mediodía se empezara a tratar la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) –finalmente aprobada (como se preveía) por la Cámara de Diputados–.

Este era el link con el documento publicado en su web oficial https://mendoza.conicet.gov.ar/comunicado-institucional-del-conicet-mendoza-sobre-el-proyecto-san-jorge-cobre-mendocino. Sin embargo, al hacer click no te lleva a ningún comunicado, porque la posición del CONICET Mendoza hoy cambió, repentina y sospechosamente.
La postura (inicial) del Conicet la reproducimos este mismo miércoles en lavaca:
Algunos extractos: “En los últimos días observamos que avanza el trámite administrativo para otorgar la Declaración de Impacto Ambiental, sin que la empresa haya respondido sustantivamente a las objeciones y sugerencias vertidas en el dictamen técnico y en la mayoría de los informes sectoriales presentados. Muchas de esas objeciones constituyen requerimientos y exigencias importantes consideradas prioritarias para la habilitación de un proyecto como PSJ Cobre Mendocino”.
Otro tramo: “Se identificaron importantes deficiencias en el Informe de Impacto Ambiental. La falta de datos actualizados, de líneas de base completas y de estudios adecuados sobre agua, biodiversidad, patrimonio arqueológico y aspectos sociales impide una evaluación confiable de los impactos que el emprendimiento podría generar en la cuenca del río Mendoza”.

El horizonte de montañas en las que nace el agua: lo que buscan seguir protegiendo las comunidades mendocinas.
Y además: “Dado que estos vacíos de información limitan la toma de decisiones responsables y pueden comprometer recursos naturales, culturales y comunitarios de alto valor, se considera necesario que las autoridades soliciten la revisión y ampliación del estudio antes de continuar con el proceso administrativo. Sólo una evaluación completa y rigurosa permitirá resguardar el interés público y garantizar la protección del ambiente y del patrimonio de la provincia”.
Sin embargo, ese posicionamiento viró a otro publicado este mediodía https://mendoza.conicet.gov.ar/comunicado-de-la-direccion-y-el-consejo-directivo-del-conicet-mendoza/
En este caso el CONICET Mendoza no denuncia “importantes deficiencias”, ni “objeciones sin responder”, ni “vacíos de información” en la Declaración de Impacto Ambiental. Ahora, lo que dice es que “El CONICET Mendoza no está en contra de ninguna actividad productiva que contribuya al desarrollo de la región”.

Eugenia Segura, de la Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Uspallata, le dice a lavaca desde la puerta de la Legislatura mendocina: “Esta es la línea divisoria de aguas entre la ciencia digna al servicio de los pueblos y la mercenaria, si se le puede llamar ciencia todavía. Mejor dicho, los profesionales al servicio de las corporaciones, sin importar las consecuencias éticas ni legales de sus actos y omisiones”. Desde lavaca nos comunicamos con el CONICET Mendoza para consultar qué había pasado o qué había cambiado, pero el telefonista de guardia que atendió explicó que nadie del CONICET podía atender.
La Asamblea de Trabajadorxs del CONICET, este miércoles por la tarde difundió un texto en redes sociales:
- “Queremos expresar nuestra máxima preocupación por la baja de un comunicado institucional sobre el #ProyectoSanJorge. Este escrito fue producto de un trabajo de investigación riguroso realizado por investigadorxs de nuestra institución. Sin explicaciones, el mismo fue removido de la web oficial del organismo horas después de su publicación. Decidimos poner en circulación su contenido nuevamente y llamar a la comunidad a defender la ciencia pública, soberana y digna que llevamos adelante desde Conicet”.
El gallinero y el consenso
Todo había comenzado a las 9.30 de la mañana, hora a la que las asambleas mendocinas por el agua convocaron a las puertas de la Legislatura donde la Cámara de Diputados, a partir del mediodía, debatió y terminó aprobando la media sanción al paquete de 4 proyectos mineros que el gobernador Alfredo Cornejo (UCR) envió al poder legislativo el miércoles 29 de octubre, tres días después de ganar las elecciones de medio término.

Pese a ser un día laboral, la convocatoria en contra de la megaminería fue multitudinaria y creció a medida que avanzó el día sobre la Plaza Independencia, frente al Palacio Legislativo. De fondo, las montañas, como símbolo de lo que se busca que no sea arrasado. El paisaje también fue de aplausos, cacerolazos, bombos, redoblantes y cientos de carteles. Algunos más directos, exigían el “no a la megaminería”.
Otros más simples: “El agua es del pueblo”.
Los poéticos: “Somos gotas de un mismo río”, ese río llamado Mendoza y que está en juego si se aprueba el proyecto San Jorge, en la localidad de Uspallata. En una de las vallas lindantes para que las y los honorables diputados no se mezclen con la gente, alguien colgó una cartulina blanca: “Gallinero cerrado por falta de huevos”.
Nadie ve en directo lo que pasa. Ni el pueblo movilizado en las afueras ni quien quisiera seguir la votación en algún otro lado del mundo.
Lo que pasa en Diputados no se transmite. Se oculta.
Mientras la gente sigue de pie en la calle, cantando, gritando, bailando, refugiándose bajo sombrillas o en las sombras que dan las abundantes copas de los árboles.
Desde adentro del recinto iban confirmándose, una por una, las previsibles malas noticias.
Primero se debatió de forma expeditiva y se votó el Fondo de Compensación Ambiental, apuntado a conformar un fondo para afrontar catástrofes ambientales que produzcan las empresas y las revierta el Estado. Se aprueba: 39 (UCR, libertarios y peronistas unidos) a 6.
Segundo tema: se debate de forma expeditiva y se vota el proyecto de ley de regalías mineras, que estipula que una empresa puede pagar como máximo el 3% (igual que la vigente ley nacional), renunciando al límite del 5% que fijaba el RIGI (Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones). Se aprueba: 39 (UCR, libertarios y peronistas unidos) a 6.
La gente, afuera, canta: “No se vende, el agua no se vende”.
Tercero, se debate de forma expeditiva y se vota el expediente Distrito Minero Occidental II, que abarca 27 proyectos de exploración en la localidad de Malargüe. Se aprueba: 39 (UCR, libertarios y peronistas unidos) a 6.
En las calles se repudia megáfono en mano esa escena de negociados con rostro de “consenso”: “Se acaba de aprobar totalmente fuera de toda legalidad. La Ley 7722 establece que por cada proyecto minero de exploración tiene que entrar a la Legislatura una declaración de impacto ambiental. Y acaban de aprobar 27 proyectos con una sola declaración de impacto ambiental”.
Lo que sigue es un repudio generalizado. El grito de “ladrones” fue de lo más elegante y suave que se destinó a semejante aberración legislativa.
Por último, se debatió de forma expeditiva y se votó la Declaración de Impacto Ambiental del proyecto San Jorge Cobre Mendocino. Se aprueba con 32 votos (en la imagen figuran 31 por error) a 13 (los siete votos negativos los sumó el peronismo que en la aprobación del dictamen se habían abstenido).
La multitud, afuera, explotó otra vez de indignación. Se cantó: “La cordillera, que linda está, y si la tocan qué quilombo se va a armar”. Allí comenzó la asamblea, y los primeros signos de la hoja de ruta a seguir, que empezó con una inmediaa movilización.
Esta historia continúa.


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Marcha de jubilados: el hit del día y por qué las cuentas no dan

Increíblemente sigue sin haber ni asomo de respuesta oficial alguna a los jubilados y jubiladas (salvo la indiferencia en unos casos , la represión en otros). Este miércoles volvieron a marchar en la zona de Congreso. Mientras el gobierno y sus funcionarios se abrazan a los saltitos en las reuniones de gabinete y apenas atinan a debatir el control de cajas opacas y millonadas de dólares, este sector sigue siendo víctima de dos herramientas: motosierra para los medicamentos y servicios, licuadora para sus ingresos. Un miércoles entre alquileres, comida saladita, indiferencia, sombreros Piluso, testarudez para seguir, carteles y nuevos hits musicales.
Por Lucas Pedulla Fotos Juan Valeiro
Miguel, 73 años, vecino de Once, cobra la jubilación mínima (en diciembre será $340.879,59, más el bono de $70.000, y se sumará el aguinaldo), pero solo de alquiler tiene $450.000. Su señora también cobra la mínima –mismos valores–, por lo que pasa lo siguiente: “una jubilación sirve para comer y otra, para el alquiler”.

Clima de época.
De todas formas está buscando dónde acceder a algún bolsón de mercadería porque hasta hace poco lo ayudaba su hijo –enfermero–, pero ya ni eso. El kilo de morrón en la verdulería le salía $5.000, así que le terminó comprando a un vendedor ambulante, que vendía medio por $1.000. “No quieren que lleguemos a un 2001, pero nos están empujando para allá”, dice en tono chaqueño, tierra de donde se vino hace 20 años porque, explica, Dios atiende mejor la salud en Buenos Aires. La única salida, piensa, es seguir insistiendo, cada miércoles: “Mi parrilla tiene herrumbre”.
Sobre vecinos y siestas
Olga, 70 años, vive a dos cuadras de esta Plaza a la que viene cada miércoles. Todas las semanas la ve así, movilizada. Y escéptica: “Mejor ni hablemos de mis vecinos, porque si pudieran salir a pisarnos, ahora mismo, nos pisarían”. Cuenta que está mal porque el alquiler se le fue a $600.000, el mismo valor que su jubilación. Su hija, por suerte, la mantiene, de lo contrario no podría vivir. La hija tiene tres trabajos: docente en una universidad, administrativa en otra y artista en un grupo de teatro. Ahora se viene la reforma laboral –encima–, pero Olga revolea los ojos al pensar qué es lo que puede pasar en las calles: “Hay mucha indiferencia, porque amenazan con que la jornada se va a extender 12 horas, pero muchos ya están laburando eso. Oíme, lo de trabajar 8 horas, salir de la fábrica y disfrutar tu vida, se terminó. Hoy la guita fácil está matando a la fábrica”.
¿Por qué seguir viniendo? “Porque es la lucha”, dice. “Por Norma Plá”, agrega. “Y porque si nosotros nos bajamos, el gobierno se queda durmiendo la siesta”.

Almorzar, cenar, y el hit del día
Carlos, 73 años, también tiene la reforma laboral en la cabeza, por la que armó un cartel en su casa de Avellaneda, sur conurbano, y lo trajo al miércoles que no falta nunca:
- “Es ahora, CGT. Mañana puede ser tarde”.
Carlos sabe que no hay mucho tiempo. Tampoco espera nada del Gobierno: “Si no tiene piedad con un discapacitado, imaginate con un jubilado. Espera que pasemos de largo”.
Confiesa que hay una palabra que viene odiando mucho: “Gobernabilidad”. Eso siente que garantizó la CGT y los partidos políticos al no querer salir a la calle. Es radical, pero también le habla a los peronistas: “El pueblo está de este lado de las vallas. No puede ser que voten contra nuestros intereses. ¿Pero sabés qué va a pasar? A mitad del 2026 le van a soltar la mano y se van a candidatear en 2027. Los únicos pelotudos que seguimos bancando somos nosotros”. Pese a todo –y a todos– Carlos se mete de lleno en la marcha.

Carteles de la Ciudad intervenidos para la marcha. En este caso, con la foto de Carlos (Chaca), uno de los jubilados emblemáticos de cada miércoles.
Estela, 63 años, también de Avellaneda, es más práctica: “La CGT está comprada”. También se indigna con los partidos políticos: “No hay unión”. Se embronca con algunos que no están en esta calle, en este cara a cara con la policía –como ella–, o con la bandera argentina que utiliza como capa, o con ese sombrero Piluso que tiene un cartelito que la pinta de cuerpo entero, aunque se le dibuja una sonrisa: “Jubilados testarudos”.

Expresión de arte conceptual acompañando la manifestación.
Lo testarudo, en Estela, se manifiesta en que no va a dejar de venir y de estar, sobre todo porque su jubilación mínima, con la que antes podía proyectar el mes y más tarde la semana, ahora solo le alcanza para comparar precios en lo diario. Ni hablar –dice– los remedios, porque hoy a muchos se les juega pensar si almuerzan para no cenar.

Editorial político en siete palabras.
–¿Y esta noche?
–Espero comer algo saladito. Puede ser fideo. O arroz. Es muy penoso. Perdoname, pero me pone mal.
Estela se mete a la marcha, la misma de Miguel, Olga y Carlos, y tantos otros y otras, que están siempre, pase lo que pase, siendo los mismos, en horarios distintos, con un sol imposible o en una sombra de radio abierta que tampoco interpela. Todos saben que hay que repensar estrategias, formas, pero que el lugar para hacerlo sigue siendo esta calle.
De fondo, mientras tanto, se escucha el hit del día, al menos mostrando otra impaciencia:
Luchen todos,
no rompan más las bolas,
a ver si se dan cuenta:
la lucha es una sola.


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