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¿Cuál es tu cepo?

Dos preguntas mientras sucedía la marcha de jubiladas y jubilados en Congreso de este miércoles 16. Una de esas preguntas le cabe a toda la sociedad: ¿Cuál es tu cepo? Palabras, hechos y “daños colaterales” durante una nueva ronda del sector más movilizado contra la situación actual. Pablo Grillo, el fotógrafo herido por la policía, y una nueva operación. Y cómo se está atacando el verdadero sentido de la palabra libertad.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Entre gendarmes, prefectos, aeroportuarios y federales que intentan –sin éxito– ponerle un cepo a la manifestación en las calles de jubiladas y jubilados. Entre cacerolas y latas de dulce de batata golpeadas con botellas de plástico. Entre silbatos y cantitos sobre qué feo de ser pegarle a un jubilado para poder comer o qué vergüenza pegarle a un jubilado por dos pesos con cincuenta. Entre una movilización que registró una persona detenida y según la Comisión por la Memoria al menos 116 heridas (entre ellas una niña de 13 años, un joven de 16 y decenas de jubilados, la mayoría con quemaduras por el lanzamiento de gases químicos, pero también por golpes con palos y escudos). Entre vírgenes de Luján y carteles que denuncian las políticas de desguace. Entre banderas y remeras que exigen justicia por Pablo Grillo, las voces de la vanguardia de la lucha contra este gobierno: jubilados y jubiladas –que la repetición valga lo político– contestan dos preguntas bien concretas, en medio de celebraciones libertarias de cepos económicos, devaluaciones camufladas y genuflexiones monetarias internacionales:
- ¿Cuál es tu cepo?
- ¿Cómo seguimos?

Beatriz Blanco, la jubilada atacada hace un mes por la policía, marchó con su propia imagen en la tapa de la nueva MU. Fotos Lina Etchesuri/lavaca.org
Viaje a la verdulería
Oscar tiene un cartelito. Un cartel. Un cartelazo, en realidad: “Con 71 años lucho porque la dignidad no la negocio”. Dice: “Te cuento el cepo de hoy. Fui a comprar un pedazo de queso fresco y me quedaban 28.000 pesos hasta fin de mes. Me costó 4.500 pesos y lo tuve que pagar con la tarjeta de crédito. Es un cepo que nunca había tenido en mi vida y se llama pasar hambre”. Afirma, digno: “La lucha no se deja, la calle no se abandona. Esto algún día va a cambiar, yo estoy seguro que va a cambiar”.

Mirta, de Lanús, 71 años. Su cepo: “Gano la mínima después de haber aportado 40 años, es una aberración, nunca hemos vivido algo así. Mirá que he vivido gobiernos, eh, pero como esto nunca. No podemos salir a ningún lado. Voy a la verdulería y tengo que comprar 4 papas, 3 manzanas. Tenemos que elegir entre la medicación o comer, así de sencillo”. Así de complejo, ¿cómo se sigue? “Luchando para que esta gente se vaya de una vez por todas y para que construyamos un cambio estructural”.

Fotos Lina Etchesuri/lavaca.org
La vanguardia y la milanesa
Hernán, 75 años, artesano. Su cepo: “Seguir trabajando a mi edad. No podría vivir si no, con la cantidad de remedios que tengo. Tengo gratis solo el de la diabetes”. Cómo seguir: “Parece que la única forma que tenemos de cambiar las cosas es en la calle. Pero es una lástima que la vanguardia de lucha seamos nosotros, es horrible. Deberían estar los estudiantes, los sindicatos, no los jubilados al frente”.
Cristina, 78 años, casi 79. “Mis cepos son todos. Si pago una cuenta, no puedo pagar otra. Así vivo. Nos gobierna una manga de atorrantes, chupasangre, desgraciados. Desde Mauricio Macri en adelante es imposible afrontar el día a día”.
¿Qué nos queda? “Lo único que nos queda es un plan de lucha, rebeldía y resistencia. No queda otra, te lo dice esta vieja que es de la década del 40, cuando en el país ni siquiera se hacían alfileres, nada de nada de nada”.
Mario (70), Beatriz (79), Rubén (72) y Felipe (76) integran el Movimiento Activo de Trabajadores y Jubilados. Mario: “Mi cepo es la carne. Con lo poco que tengo casi la dejé de lado, como máximo algún día una milanesita preparada, pero hasta ahí, el asado ya no existe”.
Beatriz: “Mi jubilación es de 493.000 pesos mensuales, así que vivo gastando lo menos posible. Vivo con mi hijo, que es un trabajador activo y eso me ayuda. Hoy mi cepo está en los libros. No me puedo comprar ni uno, no puedo ir al teatro, ni al cine. El domingo me gustaría ir al teatro a ver la última función de Miguel Ángel Solá, que es maravilloso. Esas actividades no las puedo hacer más y también son importantes. Trabajamos toda la vida para eso, y ni así”.
Rubén. “Yo visualizo dos cepos para tratar de ser sintético. No soy poeta, pero sí puedo hacer una síntesis. Uno es mi futuro, con el acotado tiempo que nos queda, y otro es exactamente lo contrario que este gobierno propone y propagandiza: mi libertad”.
Felipe: “Mi cepo está en la alimentación y los remedios, porque los servicios los tengo que pagar sí o sí. Por más que el gobierno anterior era un desastre, no era de esta manera, se podía tomar el colectivo, pagar la luz y teníamos los remedios. Estábamos mal, pero ahora estamos hundidos”.
Entre los cuatro, comparten un plan para el futuro: “Este es un gobierno que aplica el ajuste marcado por el FMI, esa manga de usureros que aprietan a todos los países del mundo. Acá estamos en manos de un gobierno agarrado de pies y manos y al que no le importa el destino de nosotros ni de los trabajadores. Están llevando a cabo un ajuste criminal oncológico y la única forma de hacerlo retroceder es parando el país, no hay otra. Un plan de lucha con paros y movilizaciones hasta hacerlo retroceder y poder imponer otro plan al servicio de la necesidad del pueblo trabajador”.

Fotos Lina Etchesuri/lavaca.org
¿Dónde ir?
María Elba, 78 años, camina y tose por los gases que ya empiezan a surcar el aire, porque la marcha se hace igual, a pesar de las cuatro fuerzas federales, los ojos que lagrimean y los –al menos– seis drones que se dejan ver en el cielo. Su cepo: “Ninguno, porque soy jubilada y no tengo nada, ¿o querés que te mienta como miente este gobierno? ¿Te parece que no tenga un plato de comida a los 78 años?”.
Cómo se sigue: “Con esto –dice y señala la marcha que resiste y persiste–. Que los jóvenes nos acompañen y que no se olviden que nosotros ya vivimos cosas feas y jodidas”.
Alicia, 76 años, chaleco rojo y gorra roja de Jubilados Clasistas. Su cepo: “Que no pueda llegar a fin de mes”. Piensa en su hija y en su nieta por cómo se sigue: “Organizándonos de forma independiente para no depender de la CGT que siempre cuida su quintita. Aquí seguimos los miércoles, con un montón de organizaciones más, por el destino de ustedes, porque no se van a poder jubilar. La lucha es en conjunto con la juventud”.
Estela, de 81, con bellos rulos color caoba y voz suave: “Mi cepo es mi jubilación, porque está, pero en verdad es como que no está: se esfuma. Por suerte tengo un hijo que trabaja: no sé cómo haría para pagar las expensas. ¡Me vinieron 150.000 pesos!”. Cómo se sigue: “Este gobierno se tiene que ir, porque estamos mal, y así la cosa no termina bien. Yo estuve en el 2001”.
Luis, 80, médico jubilado, y una paleta de cepos: “La gente que conozco con cáncer a la que le niegan los medicamentos. El millón de pibes que no tienen para cenar. Que haya tantos policías –dice y señala a la burda farsa actual teatro antidisturbios que nos rodea– y que solo sirvan para cagarnos a palos”.
Su mapa de ruta es intelectual, militante, cultural y político: “¿Cómo se sigue? Este gobierno, que es lo peor que nos pasó, se va a romper si nos movemos y sacamos el cepo de nuestras cabezas, el cepo que llevamos dentro. Para eso hay que ir a las marchas, a la asambleas del barrio, a la iglesia del cura piola”.
Luis mira, abraza y resume: “Moverse”.

Fotos Lina Etchesuri/lavaca.org
Pablo y la política de reciclarse
Pasaron cinco miércoles del momento en que un gendarme le disparó a Pablo Grillo un tubo de gas lacrimógeno que lo dejó peleando por su vida. Por eso, en la marcha instalaron una silueta de Pablo en Hipólito Yrigoyen y Solís, donde el joven recibió el impacto. Entre carteles y cantos que lo recuerdan y le transmiten toda la solidaridad y el amor, la familia comunicó que el fotorreportero pasó por otra operación para encontrar dónde se originaba la pérdida de líquido cefalorraquídeo que tuvo estos días. La intervención salió bien.
“Gracias eternas por los rezos, las energías y toda la buena vibra que enviaron”, saluda la familia.
Termina la marcha y Oscar sigue ahí. Es quien arranca esta nota y también la cierra, porque sus ojos son un cristal donde se ve lo que pasa. Tiene la mirada repleta de cepos. Como tanta gente. Y una convicción, como tantos más. “Este es un gobierno de exterminio a cuenta gotas, que festeja un préstamo. Pasamos a una democracia colonial, es una locura. Pero así como ellos se reciclaron, nosotros también. Adelante está el triunfo”, dice, sin ninguna duda.

Fotos Lina Etchesuri/lavaca.org

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Motosierra privada: despidos en Secco, proveedora de mineras y petroleras

Trabajadores de la empresa Secco (proveedora de insumos para petroleras, mineras y petroquímicas) denuncian 37 despidos desde mayo de 2024, sin motivos ni explicaciones. El jueves volvieron a cortar la autopista del Buen Ayre y este viernes tuvieron la séptima audiencia en el Ministerio de Trabajo bonaerense “sin ningún avance”. El gobierno nacional y el bonaerense. La persecución ideológica. Y lo que los sostiene: la unidad con el resto de las luchas. Por Francisco Pandolfi
Secco es una multinacional proveedora de energía y de equipos para las industrias petroleras, mineras, petroquímicas y siderúrgicas. De origen argentino, tiene más de 2.000 empleados en el país y opera también en Chile, Brasil y Uruguay. Desde hace un tiempo ingresó en el negocio del litio alquilándoles a las empresas mineras los motogeneradores para dar energía eléctrica.
El logo de la empresa (ovalado, fondo blanco, letras azules), está presente desde hace más de un año en cada una de las movilizaciones que se hacen en el país: de jubilados, de la salud, de la educación reclamando por los que hasta ahora son 37 despidos.
La sangría se viene dando de a tandas, como estrategia de dispersar el conflicto. Pero los trabajadores tienen su propia estrategia. Ayer jueves por la tarde protestaron cortando la Autopista Camino del Buen Ayre y este viernes tuvieron la séptima audiencia en el Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires, sin ninguna respuesta. “Necesitamos visibilizar el conflicto porque estamos solos”, dicen.

Trabajadores de Secco reclamando en Arminera, exposición de La Rural en la que la empresa tuvo un stand.
Juan José Luis es uno de los despedidos y habla con lavaca. “El 3 de mayo del 2024 fueron los primeros siete despedidos, de la central de Ensenada. Ahí empezó el conflicto. Tomamos la central durante seis meses y logramos la reincorporación en ese lapso. Luego, conseguimos un acuerdo de trabajo con el Ceamse que los tomó por 4 meses, hasta que el negocio pasó a ser del Chiqui Tapia y rompieron el trato. Ahí el conflicto se profundizó y el 25 de abril de este año despidieron a otros cinco compañeros, tres de ellos de Córdoba. El 30 de abril, 5 más, donde caí yo en la volteada. Así en tandas, hasta ahora somos 37 familias perjudicadas sin respuestas. No dan explicaciones de por qué nos despiden”.
Juan José denuncia “una persecución y un hostigamiento muy puntual”. Explica: “Son despidos discriminatorios porque quienes fuimos echados estamos afiliados a la Agrupación de Trabajadores de la Energía Móvil, que pelea por los derechos laborales, pero también por el buen tratamiento ecológico. Echaron a varios delegados y ex delegados. Somos la única organización gremial dentro de la empresa –afiliada a la Fetera (Federación de los Trabajadores de Energía Eléctrica de la Argentina) y a la CTA– y eso les molesta, porque nos precarizan. Nosotros empezamos a organizarnos por un baño, sí, porque no teníamos un baño, imaginate la precarización. Ese es solo un ejemplo. Otro: trabajar en condiciones que ningún trabajador debería ni aguantaría, por ejemplo, manejando 18 horas en la ruta”.
El contexto según Juan José: “El problema no es únicamente Milei, que ya sabemos su embestida contra los derechos en general. En nuestro caso el gobierno de Kicillof es parte de lo que estamos viviendo, porque el Ministerio de Trabajo provincial no dicta la conciliación obligatoria, ni trata con rigor a la empresa. Hoy tuvimos la séptima audiencia y Secco no hizo más que ratificar los despidos, ofreciéndonos un monto de dinero que es irrisorio: ¿qué hacemos con 4 millones de pesos? Es una locura. Pero más allá de la plata, nosotros queremos trabajar”.
La fórmula que encontraron para no desmotivarse fue movilizarse una y otra vez por sus fuentes de empleo, y sumarse a otras luchas: “Empezamos a acompañar a los jubilados todos los miércoles, a solidarizarnos con trabajadores despedidos de otras empresas como los de Georgalos, estamos generando un movimiento que va más allá de lo económico, más bien moral, para aguantar esta época”.
En la marcha de jubilados del 12 de marzo –la misma en que fue impactado por una granada de gas lacrimógeno el fotógrafo Pablo Grillo– la Policía detuvo a tres trabajadores de Secco. Juan José corrió otra “suerte”. “Ese día me balearon, tengo 12 postas de bala de goma en la pierna izquierda”.
Hace dos meses, desde MU fuimos a ver y contar el Congreso Minero, una especie de universo paralelo que ocurrió en La Rural. En la puerta, estaban reclamando los trabajadores de Secco. Dentro, en el stand de la compañía, un gerente que no quiso dar su nombre aseguró:
–Te voy a decir una sola cosa, y nada más– mientras uno de sus laderos miraba fijo la credencial del cronista–. A esas personas se les terminó el contrato.
Las personas despedidas eran de planta permanente, no contratadas
Juan José, sin haber encontrado una solución al reclamo, ¿cuáles son los pasos a seguir?
Necesitamos que esto se difunda, es la única manera que el Ministerio de Trabajo pueda accionar algo. Es la única esperanza que tenemos. Mantenemos intacta la convicción de pelear por nuestros puestos de trabajo y por un futuro digno. Seguir adelante es nuestra victoria, porque más allá de nosotros, son todos los derechos laborales y la democracia lo que está en peligro en Argentina.

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Mapuches en Neuquén: 10.000 personas movilizadas contra la represión y en apoyo a las comunidades originarias

Este jueves se realizó una gran marcha en la provincia. Reclamos contra la represión, el concepto de «gobiernos de las petroleras». Los mapuche siguen exigiendo que se cumplan las leyes y los fallos judiciales (incluyendo a la Corte Suprema) sobre el otorgamiento de sus personerías jurídicas, lo que genera la represión por parte del gobierno.
Por Francisco Pandolfi
Fotos Equipo de comunicación y prensa de la Confederación Mapuche de Neuquén.
Más de 10 mil personas –casi diez cuadras– se movilizaron este jueves contra la represión que el gobierno de Neuquén desató el domingo pasado ante las comunidades nucleadas dentro de la Confederación Mapuche de Neuquén (19 personas detenidas y varias lastimadas), cuando reclamaba frente a la Casa de Gobierno el otorgamiento de las personerías jurídicas que el oficialismo al mando de Rolando Figueroa prometió y niega sistemáticamente.

Fotos ECyP Confederación Mapuche de Neuquén.
La violencia contra la ley
La cabeza de la marcha mostró una bandera: “No a la represión, no a los gobiernos de las petroleras”. Y una consigna: “Unidad en las luchas”. Eso es lo que se vio en las calles neuquinas, entre comunidades originarias, sindicatos, organismos de derechos humanos y organizaciones sociales para repudiar la violencia estatal y la falta de cumplimiento gubernamental: en 2013 la Corte Suprema de Justicia ordenó a la provincia regularizar el marco legal de las comunidades originarias, pero doce años después sigue sin cumplirse.

Fotos ECyP Confederación Mapuche de Neuquén.
El pedido de reconocimiento de personería jurídica en este caso es de cuatro comunidades mapuche: Newen Kura (Rincón de los Sauces), Fvta Xayen (paraje Tratayén, Añelo), Kelv Kura (Portezuelo) y Ragilew Cárdenas (Picún Leufú), que se habían encadenado la semana pasada hasta que la policía provincial las desalojó a golpes, palazos y a punta de pistolas.
Un policía le gritó a Jorge Nawel, referente de la Confederación: “Salí o te arranco la cabeza», mientras le apuntaba con una escopeta.
La propia situación exhibe que son los mapuche quienes defienden la ley, la Constitución (nacional y provincial) y los tratados internacionales firmados por el país con respecto a los pueblos indígenas (Convenio 169 de la OIT, por ejemplo). La violencia es la que utilizan los gobiernos para seguir dándole largas y no resolver el conflicto.
En esta nota previa a la marcha se explican los detalles de la represión y la vulneración de derechos que está ejerciendo el gobierno local. https://lavaca.org/actualidad/neuquen-represion-en-modo-milei-bullrich-a-la-confederacion-mapuche/
La marcha tuvo música, tambores y cientos de banderas mapuche. Y carteles que describieron el clima entre la gente:
- “La era de los títeres, nos gobiernan las petroleras”.
- “La deuda es con el Mapuzungun”.
- “¿Dónde están los derechos de los niños?” (La policía se llevó a dos adolescentes de 15 y 13 años y a uno le fisuraron las costillas a golpes).
- “Figueroa represor”.
- “Tobares renunciá”.
Jorge Tobares es el Ministro de Gobierno neuquino. El pedido de su alejamiento fue una de las consignas principales de la protesta.

Fotos ECyP Confederación Mapuche de Neuquén.
La palabra de la Confederación: “Una de las razones por la que pedimos la renuncia del Ministro de Gobierno es que no se puede tener un interlocutor que miente descaradamente y agravia la palabra mapuche. Salió a decir por los medios que nos faltaba completar los trámites, cuando cumplimos en todo”.
La movilización finalizó frente a la Casa de Gobierno, con un acto multitudinario donde se oyó la voz de la Confederación Mapuche de Neuquén: “Es un día histórico para la lucha del pueblo mapuche y para toda la provincia. Para repudiar la represión, sí, pero sobre todo para defender el derecho a la protesta, el derecho al agua. El pueblo mapuche está de pie y más fortalecido que nunca”.

Fotos ECyP Confederación Mapuche de Neuquén.
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Adiós Mary, chau Milei

Nuevo acto y marcha de jubiladas y jubilados reclamando por la motosierra aplicada a sus haberes. La policía de la Ciudad intentó detenerla, pero la manifestación partió de Congreso hasta llegar a Plaza de Mayo. La despedida a María Teresa López, la jubilada fallecida por la negativa del PAMI a brindarle tratamiento oncológico y las definiciones y reflexiones sobre el gobierno.
Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos: Juan Valeiro
“Milei, fracasaste, game over”.
Así dice el cartel que creó Carlos para la marcha de hoy.
Una mujer lleva un papel en el que escribió a mano: “No soy terrorista. Soy jubilada pisoteada y humillada por este gobierno”.

Golpes y gases. Esta vez, por parte de la policía de la Ciudad, que luego se retiró lo cual permitió que la marcha culminara sin incidente alguno.
Carlos, 72 años, argumenta en el mismo sentido: “Lleva 19 meses y no podemos nombrar ni dos medidas a favor de Argentina, en cultura, educación, salud, trabajo. Los capitales no llegan, los pibes hacen colas de 150 metros para un laburo de 500 lucas con suerte. No hizo nada por la sociedad”.
Carlos vive con su pareja en Avellaneda, sur del conurbano. Sigue trabajando porque no le alcanza para sobrevivir. “Soy plomero y aunque tengo varios problemas de salud no puedo no trabajar. Los 300 mil pesos que gano no alcanzan para nada”. Cuenta que dejó “los gustitos” que se daba: alguna factura a la tarde, un yogur de vez en cuando. Pero lo que más lamenta no es eso: “Tuve que hacer más espaciosas las salidas con mis nietos. Es lo que más daño me hace. Este gobierno genera eso: mucho daño”.
El malestar social crece y la acción de las jubiladas y jubilados es una muestra que se ratifica cada miércoles. Hoy al mediodía tomaron el PAMI en la provincia de Mendoza; por la tarde, en Buenos Aires, se concentraron como cada semana ante el Congreso. Esta vez, además, caminaron a Plaza de Mayo bajo la consigna “marcha anti represiva y contra el veto presidencial”.

Geopolítica de la actualidad argentina, tras la vergonzosa intervención del supuesto futuro embajador norteamericano en Argentina, y el más vegonzoso silencio oficial al respecto.
También está presente el recuerdo de María Teresa López, la jubilada que murió este domingo de un cáncer terminal, mientras el gobierno le negaba acceso a sus medicamentos.
Las comparaciones son ilustrativas
Las leyes aprobadas por el Senado hace dos semanas –suba de las jubilaciones, ley de moratoria previsional y emergencia en discapacidad– ya están en Casa Rosada y el Poder Ejecutivo debe promulgar o vetar la ley antes del 4 de agosto. Este lunes, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, afirmó: “No tenemos los recursos para pagar el aumento a jubilados”. De confirmarse el veto, para revertirlo, la oposición tendría que reunir dos tercios en cada cámara del Congreso.
Carlos opina: “Ya compraron que no salga el rechazo al veto, quedó claro con el acuerdo de De Loredo en Córdoba con la Libertad Avanza. Yo soy radical, y me duele un montón. Pero la lucha sigue. Vetará la ley, y nos seguirá teniendo acá, como cada miércoles”.
La jubilación mínima es de 379.000 pesos. Con el aumento votado en el senado se iría a 441.600. Un número muy distinto del sueldo mensual, por poner un caso, de Demian Reidel, titular de la empresa pública Nucleoeléctrica y quien hasta pocas horas era el jefe de Asesores de la presidencia: $14.134.792,15.
O sea, 37 jubilaciones mínimas.

No suele faltar el accionar policial contra quienes manifiestan.
¿Qué es el equilibrio?
Antes de marchar se hace la habitual “radio abierta” frente al Congreso. Se habla de resistencia y de persistencia. De seguir en la calle para enfrentar el veto. De tener fuerza para lo que viene: “La motosierra que seguirá atacando”.
Hay una señora con una botella de agua en una mano y un libro en la otra, insultando a viva voz por la privatización de AySA (Agua y Saneamientos Argentinos). Hay trabajadores despedidos de las empresas Secco y Georgalos, y los que representan a los hospitales Garrahan y Posadas, en pleno conflicto salarial. Hay carteles contra el ministro de salud Mario Lugones. En otros casos las pancartas exigen justicia por Pablo Grillo, el fotógrafo que sigue rehabilitándose tras ser baleado por Gendarmería el 12 de marzo pasado. También está Beatriz Blanco, la jubilada que aquel día fue golpeada y tirada al suelo por la Policía.
Juan Manuel, 61 años, lleva un cartel que ahorra metáforas, calificando al presidente Milei como “paparulo” y sugiriendo con rima, dónde ubicar el veto. Ahonda en la opinión: “Dicen que no pueden aumentarnos para mantener el equilibrio fiscal y eso es una estupidez. En poquísimos países del mundo hay superávit fiscal porque ese no puede ser el eje del gobierno, sino que la gente viva bien, que no se muera de hambre”.
¿Si el veto se confirma? “En octubre habrá que votar legisladores que defiendan al pueblo y nosotros estar en la calle, así de sencillo”.

Vacaciones de invierno
Empieza la marcha desde Congreso a Plaza de Mayo, primero por Rivadavia, luego por Avenida de Mayo. Cuatro cuadras entre jubilados y organizaciones de derechos humanos y sociales fluyen hasta la calle Salta, cuando un cordón de la Policía de la Ciudad impide el paso incluso por la vereda, rompiendo el protocolo implementado por Patricia Bullrich.
Tras unos minutos de tensión y una lanzada de gas lacrimógeno por parte de la policía, con golpes a jubilados y reporteros gráficos, el cordón de uniformados se abre y la movilización continúa hasta la Casa Rosada.
Dato no menor: la policía porteña es la única que actuó hoy, a diferencia de los miércoles anteriores en los que prevalecieron las fuerzas federales (Gendarmería, Prefectura, Aeroportuaria y la Federal).
Durante la caminata se canta:
Se pensaban que nos habían cagado,
porque éramos unos viejos meados;
pero ahora, con lucha y con paciencia
va creciendo la nueva resistencia…
Luche que se van,
luche que se van.
Lo escuchan muchas familias con infancias que pasean por la zona, en plenas vacaciones de invierno. Los chicos preguntan. Los grandes contestan. Todos miran.
Las y los jubilados siguen cantando:
Qué lo vengan a ver, qué lo vengan a ver,
jubilados enseñan cómo luchar a la CGT.

En la marcha se recordó el conflicto en el Hospial Garrahan.
Economía oncológica
Ana es de Barracas y tiene 74 años. Dice que no le recomienda a nadie ganar poquito más de 300 mil pesos. Ni tener un marido que tampoco llegue a los 400 mil, ni tener que alquilar con esas jubilaciones. Cuenta que le da aliento la rebeldía de los jubilados que entraron al PAMI de Mendoza a reclamar por la gratuidad de todos los medicamentos, y también la ilusiona la marcha de hoy, la más multitudinaria de los últimos miércoles. “Estamos empeñados en seguir adelante, necesitamos un gran cordobazo, una movilización que una a todas las personas que sufrimos las consecuencias de este gobierno”.
Al llegar a Plaza de Mayo se lee un documento consensuado por todas las organizaciones que integran la mesa de jubilados. En el acto se nombra, se homenajea y se llora a María Teresa López, jubilada que falleció el domingo a la madrugada, quien no recibía los remedios oncológicos, negados por el PAMI en modo motosierra. Tenía 67 años, integraba Jubilados Insurgentes y era asambleísta ambiental de su ciudad natal, Caleta Olivia, donde denunció la contaminación del agua por empresas petroleras.
“Para nosotros fue un ejemplo porque luchó hasta el último día de su vida”, plantea Zulema, compañera de lucha y de calle. Ella y sus compañeros y compañeras tienen un cartel que dice: “Justicia por Mary. Lugones y PAMI son responsables”. Zulema recuerda las protestas con Mary frente al PAMI. Muchas veces aceleraron algún trámite, pero el recorte brutal del gobierno la dejó sin medicamentos.
“A pesar de que tenía un cáncer terminal, venía al Congreso todos los miércoles. La recordamos así, en la calle, porque nos da fuerza. Si ella en ese estado luchaba incansablemente, nosotros no podemos dejar esta pelea. Denunciamos al Estado, a Milei, a Lugones, y a todos los que están involucrados en el crimen de Mary y en este genocidio permanente ”.

Uno de los grupos de jubilados, en Plaza de Mayo.
En el acto, al jubilado que recuerda a Mary se le quiebra la voz. Como en la ceremonia de las Madres todos los jueves, en esta misma Plaza, propone un coro:
–Mary, presente: ¡ahora!
–Y siempre.
–¡Ahora!
–Y siempre.
Se despiden. Un hombre se va gritando “¡Fuera Milei cagador!”. Todos se saludan. No hace falta aclarar que las personas más movilizadas de esta época no necesitan que nadie las convoque: el próximo miércoles, a más tardar, volverán a hacerse oír.
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