Teatro
Dólar, trabajo, y teatro para personas ni rotas ni descosidas

Las horas dedicadas al trabajo y sus dilemas existenciales: ¿vivir para trabajar o trabajar para vivir? Dos obras llevan a semejante pregunta: billetes verdes, plata dulce y otras confusiones argentinas en un caso y, en el otro, una fábrica como metáfora de estos tiempos. Por último, una obra donde tres mujeres desafían el paso del tiempo y buscan salvar la radio del pueblo al ritmo del bolero, al que resignifican con la valentía del sonido de esta época. Por María del Carmen Varela
La vergüenza de haber sido y el dólar de ya no ser (Testimonio dramático de un sobreviviente 1997-2001)
Cambio, cambio, dice Alberto Ajaka mientras sube las gradas de la sala teatral y entrega un dólar en miniatura en cada butaca. Así da inicio a este espectáculo de un solo actor, un relato en primera persona, un formato artístico que funciona como una afluencia de anécdotas de quien transitó su juventud en los ‘ 90. La economía y su dulzura transitoria, la crisis y su amargura ineludible. El dólar y su reinado, su marca indeleble sobre el mercado financiero argentino, el intruso que pareciera haber llegado alguna vez para quedarse e impregnar de verde el anhelo económico local. El contexto de la última década del milenio pasado es escenario de las aventuras, desventuras y confesiones de quien sumó su fuerza de trabajo a la empresa familiar para más tarde enamorarse de la actuación.

La obra tuvo dos funciones en diciembre de 2021 en la Casa del Bicentenario, en el marco de la exposición Memoria del caos. De la atomización a la organización popular, a veinte años de las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001. Ajaka la creó especialmente para este evento y fue lo primero que hizo transcurrido el período más cerrado de la pandemia. Su padre, Alberto Tito Ajaka había fallecido un año antes y este fue y sigue siendo el único duelo que le tocó afrontar. Hablar de su padre en escena le resulta una actividad terapéutica y reparadora. “Yo venía coqueteando con la idea de hacer un monólogo , tengo varios terminados y nunca me decidía”. Esta fue entonces la oportunidad de concretar. “Voy a meterme con mi vida, lo personal está siempre en la actuación hay materiales que me tienen como intérprete donde puedo imprimir más, o menos, de lo personal, en este caso le sumaba lo biográfico”.
Ajaka supone la existencia de tres Ajakas: “Este que soy yo, el que está en ese presente escénico que no tiene tiempo ni lugar, que es una especie de fisura en el tiempo, un agujero negro, donde el tiempo se confunde, en ese borde del agujero negro que los físicos llaman horizonte de sucesos. Y el Ajaka al que se refiere el que está en escena. No puedo dar fe de que ninguno de ellos sea yo, les doy mi cuerpo pero el Ajaka que habla es exagerado, demasidado romántico para mi gusto, pero tengo que aceptarlo. De aquel Ajaka yo ya ni me acuerdo. Me decidí a hacerlo porque había algo de la biografía donde decanta algo del clima de época”. Ese clima donde los paradigmas trastocan sus esencias. “En los ‘ 90 aparece la idea de la precarización del trabajo —y de los sueños — por el cierre de las empresas industriales, lo cual trae como consecuencia la merma en la demanda de personal especializado y por tanto de los oficios. Aparece el boom de los servicios, la era de la comunicación, la venta, el telemarketing, un mercado laboral con menos para ofrecer, un laburo peor pago, con trabajadores descartables”.
Desde 1997 hasta 2001. En ese paréntesis que aparece en la obra, Ajaka trabaja junto a su padre en la imprenta familiar, son asaltados varias veces, se pone de novio con Marcela, se compra un 0km rojo y reluciente que lo lleva de La Matanza a Puerto Madero. En una sola noche entra y sale de una decena de locales, se embriaga del glamour de los ‘ 90, se deja seducir, se enciende, se alborota y se estrella. En ese relato se percibe un Ajaka genuino. Aparece el niño, el joven, el que creció hasta las cinco décadas, el que hizo lo que quiso, el que descubrió una canción a bordo de su auto rojo y con entrega y generosidad la canta para nosotrxs. El escenario está despojado, solo un micrófono para cantar ese hit que nos hace seguir el ritmo con el pie y una botella plástica con agua para rociar su verborragia. “En el espectaculo agrego, saco, tengo alguna interacción con el público. A veces me paso de rosca, no tengo que poner todo en el asador poque me paso del tiempo”.
También en el 2001, Ajaka conoció el placer de actuar y no lo soltó más. Además de esta obra, en este momento está también en Made in Lanús, de miércoles a domingos. Los viernes sale corriendo del Multitabarís para ir a Nün. “Llego justito para hacer esta función. No estoy contento nunca, yo estoy contento mientras actúo. No me pone contento la idea de actuar, voy con cierta pesadumbre porque sé que voy a tener que hacer el sacrificio, pero después encuentro el goce en la entrega, en la crucificción, en la inmolación, porque es la que me tocó, es el modo que yo encontré para afirmarme en mi individualidad y para hacer el bien, al mismo tiempo”. Ajaka, como todxs nosotrxs, es un sobreviviente. A la economía, al dolor, al amor, el que se enfrentó con el diablo y estuvo con dios en el baño de un boliche de moda de la Costanera, sacude sus miedos, abre su corazón y, afortunadamente, ahí estamos para verlo.
Nün Teatro Bar, Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Viernes 22.30 hs
A la fábrica
Me matan si no trabajo, y si trabajo me matan. Con esta frase arranca la obra A la fábrica. Frase que se repetirá en varias ocasiones, como un mantra, una contradicción, una condena. Esa misma frase da título al documental rodado en 1974 por el cineasta Raymundo Gleyzer — desaparecido en 1976 por la dictadura civico-militar—en torno al conflicto obrero en la fábrica metalúrgica Insud de La Matanza, donde los trabajadores padecían de una enfermedad denominada saturnismo que consiste en tener plomo en la sangre lo cual deriva en dolor insoportable de cabeza, impotencia sexual, dolor de huesos y mareos entre otros trastornos. El saturnismo mataba lenta y dolorosamente a los trabajadores y también contaminaba a sus familias. Ante esta situación de extrema vulnerabilidad y el adeudamiento del salario, iniciaron una huelga.

Esta frase remite a un poema del poeta cubano Nicolás Guillén y sirvió de inspiración para la creación colectiva de una obra teatral surgida entre lxs estudiantes del último año de la Universidad Nacional de las Artes, en el Departamento de Artes Dramáticas. “El eje principal —cuenta Sergio Sabater, director, dramaturgo, docente y actual Decano de la UNA en Artes Dramáticas— fue trazar una reflexión escénica sobre el trabajo como una dimensión de la condición humana, por un lado estaba la idea de la fábrica como metáfora, el trabajo industrial que surge con la modernidad y sigue hasta hoy, también estaba la hipótesis de interrogar a los actores y actrices que no conocieron el universo de la fábrica, respecto a cuál era su situación y su conflictiva con la dimensión laboral que les toca asumir”.
Hay 28 actrices y actores en escena, cada uno de ellxs viste indumentaria de trabajo que cumple con el objetivo de uniformarlxs, aunque los overoles, delantales y guardapolvos de distintos colores otorgan individualidad y protagonismo a cada unx de lxs intérpretes. Con un texto profundo y testimonial, darán cuenta con sus palabras y sus cuerpos de la magnitud de la actividad laboral en sus vidas. Y en las nuestras, claro. Una estructura de tres turnos, el trabajo como sostén, como forma de ganarse el sustento y muchas veces como una obligación de acatamiento y sometimiento ineludible.
Aparecen en una pantalla imágenes del documental de Gleyzer y también de La salida de los obreros de la fábrica, del director alemán Harun Farocki, que dialogan con lo que sucede en escena. La fábrica encarna el espacio tradicional del trabajo industrial y también invita a reflexionar sobre la realidad laboral que se replica en otros ámbitos laborales. Así van tomando forma las historias de quienes ponen el cuerpo en escena y escuchamos como cada unx dice su nombre y expone una situación laboral propia. Alguien cuenta que trabaja en telemarketing y que le piden hablar de pie, otro que su jefe lo hostiga porque un día se olvidó las llaves del local y llegó tarde, otra que trabaja en un shopping parada durante doce horas.
“Hay muchos aspectos de la obra que me interpelan dado que fue una obra que se gestó desde cero,con todes nosotres arriba del escenario. Habla sobre la labor del actuante y todo lo que hace o deja de hacer para poder trabajar de aquello que lejos de llenarnos el alma,nos perpetúa en este sistema,el trabajo convencional y mal remunerado. Matraviesa como actriz y ciudadana de esta sociedad”, dice Macarena Laura. Suma Daiana Gonzalez: “Me interesó particularmente poder transmitir en escena, cómo seguimos actualmente atravesados por la forma de producción del sistema capitalista, por esos ritmos caóticos de producción y que a pesar de encontrar un pequeño tiempo de libertad y placer por fuera, generalmente estamos condenados a ser un producto descartable para ese sistema. Me identifico como parte de un colectivo, de una clase social, de una sociedad, donde sí siento que la obra muestra nuestro propio modo de producción como trabajadores de la cultura y a su vez es en medio de ese sistema dominante, donde quedamos subvalorados”.
Los cuerpos en escena reflejan esa metodicidad exigida, ese circuito sin fin que debe ser respetado para lograr eficiencia.¿Vivir para trabajar o trabajar para vivir? se preguntan al unísono. También hacen rodar su humanidad, sus ganas, su voluntad y el deseo de lograr lo que “empieza allí donde termina el trabajo impuesto por la necesidad”: a lo que Marx llamaba “el reino de la libertad”.
Teatro Beckett, Guardia Vieja 3556, CABA
Domingos 19.30 hs
Ni rotas ni descosidas
Un encuentro, tres historias. Ni rotas ni descosidas borda el sello de la amistad entre tres mujeres que han cumplido seis décadas, deciden apostar a los sueños y metas que son abundantes y alumbran cada uno de sus pasos. Las actrices Dana Basso, Cecile Caillon y Mariana Smibiansky encarnan a Dalila, Ro y Mara, quienes en su juventud formaban el Trío D´Amor, especializado en boleros.

Pasaron cuarenta años y la voluntad de salvar a la radio de su pueblo —Los Ángeles— hace que se reúnan las tres nuevamente. Una de ellas, Ro, se fue a sus veintipico a vivir al exterior, para no enfrentar los rumores y prejuicios del pueblo y cuatro décadas más tarde regresa entusiasmada por ver a sus amigas de la infancia y cantar juntas en una maratón musical. La obra transcurre en el camarín donde las tres se abrazan, ríen, recuerdan y dimensionan su amistad de casi toda la vida. ¿Qué las unió en el pasado? ¿Qué las une ahora?
La actriz Dana Basso escribió esta obra que nació “desde el pensarnos mujeres de más de 60, con historia personal de años vividos, de compartir pasiones y desde la noción de amistad en esta época de la vida. Se ha escrito mucho sobre la amistad. Desde Sócrates a Shakespeare, Camus, Borges, o Foucault; cada uno ha interpretado la amistad y ha expresado de alguna forma su parecer con respecto a ella. Es que es amiga aquella persona que te ‘apuñala de frente’ como decía Oscar Wilde o ‘aquella que camina a tu lado’ como escribía Albert Camus. ¿O ambas?”
En el Taller de Dramaturgia que dictaba el director, guionista y dramaturgo Javier Daulte, Dana manifestó su deseo de escribir una comedia musical. “Y nos embarcamos en esta aventura. Terminó siendo un Drama Cómico Musical que cuenta la anécdota de las vidas de estas tres mujeres que se juntan para salvar la radio de su pueblo natal. Cada una con su vida a cuestas y cada una con sus sueños”. A medida que transcurre la obra, aparecen conflictos a los que habrá que mirar de frente, algunos se arrastran desde hace años y es necesario resignificarlos. “El amor, la amistad, las diferencias entre las personalidades de ellas tres. ¿Cómo se sigue aunque, a veces, la vida te apalee y el dolor sea grande?. ¿Perseguir las utopías? ¿Apoyarnos en lo que amamos? ¿En los que nos aman? Y, básicamente no quedarse esperando que algo pase, sino, hacerlo posible desde la acción”.
Dalila, Ro y Mara van tranformándose a medida que transcurre la obra, así como sus vestuarios también cambian paulatinamente hasta ser quienes desean ser, sus procesos personales se potencian y tejen una trama común. Con la dirección de la actriz, bailarina, coreógrafa, directora y docente Gabi Goldberg, las tres actrices se lucen con temas que remiten a los ´70 y ´80 y diferentes coreografías para resaltar la belleza de cada canción.
Moscú Teatro, Ramirez de Velazco 535, CABA
Viernes 20.30 hs
Teatro
La Alfombra Negra: artistas en defensa del Instituto Nacional del Teatro

La acción organizada por la gente del teatro con la “Black carpet” mientras se entregaban los premios Martín Fierro al teatro por primera vez. Las reflexiones, las voces de adentro y afuera en una noche helada, al calor de hacer todo para defender al Instituto Nacional del Teatro de los proyectos de desfinanciación y destrucción del gobierno. La movida ENTRÁ, que convoca y sigue invitando a cientos de salas de todo el país del 3 al 9 de julio.
Por María del Carmen Varela
Fotos: @cuandosuenaelrio- Mariana Varela
La esquina de Caffarena y Pedro de Mendoza, en el barrio de La Boca, donde está ubicada La Usina del Arte es el lugar donde en una noche de lunes helada se entregan los premios Martín Fierro al Teatro por primera vez. Sobre la alfombra roja se lucen vestidos y trajes de fiesta, la entrada está llena de artistas nominadxs y periodistas con micrófono en mano para hacer las preguntas clásicas sobre estados de ánimo, expectativas y comentarios sobre el outfit elegido. Un grupo de muñecos-animales coloridos baja de una camioneta. Los muñecos se ubican en la entrada y al rato entran en fila a la fiesta donde se reconoce el trabajo de actores, actrices, directorxs, coreógrafxs, escenógrafxs y vestuaristas del teatro independiente, oficial y comercial. En la plaza que está frente a la Usina, otra alfombra se prepara.
La alfombra negra o black carpet se despliega sobre el piso para evidenciar que el teatro está en peligro. Sin Instituto Nacional de Teatro ¡No habrá nada que premiar!, indica la bandera sostenida por trabajadorxs de las Artes Escénicas y graduadxs de la UNA que celebran el arte y señalan el peligro que representa la puesta en marcha del decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro.

Por la black carpet pasaron distintxs artistas para expresar su apoyo al INT. Eran esperadxs por tres conductorxs vestidos elegantemente con llamativos tapados noventosos. Presentaron a cada artista y les preguntaron por qué es importante que el INT se mantenga en actividad. El primero en desfilar por la alfombra negra fue el director teatral Alejandro Tantanián, nominado por El trágico reinado de Eduardo II, El corazón del daño y Como nunca otra vez. “Me parece un desastre lo que está pasando. Hay que derogar ese decreto ya. Es algo que tiene que ir por la vía legal, se tienen que encargar nuestros representantes”. El actor Ariel Osiris, actor de Cantata para una rumia mental destacó que la Ley Nacional de Teatro es única en el mundo y hay que apoyarla. La actriz Laura López Moyano, nominada por la obra La fueza de la gravedad, pidió “que el Instituto siga funcionando y apoyando al teatro independiente, yo soy parte de eso, por eso estoy nominada”.
Tumbar el decreto 345
Pablo Gorlero es director teatral, periodista y escritor: “Quieren que seamos un pueblo estúpido, no es solo el INT, son todas las entidades cuturales las que pretenden desmantelar, hay un ensañamiento en torno a eso. El fascismo siempre arremete contra la cultura y la ciencia, hay algo parecido acá. La ley Nacional del Teatro llevó mucho tiempo, mucha gente luchó por obtener esa ley y fue contra viento y marea. El INT facilita que nosotrxs, como teatro independiente, podamos llevar a cabo nuestras obras y las salas puedan funcionar. El teatro argentino es un baluarte en el exterior”. La obra dirigida por Gorlero, Gayola en París, fue ganadora en el rubro mejor unipersonal. La actriz Claudia Cantero contó en la black carpet que fue jurado del INT en Rosario y resaltó que sin el Instituto, el impacto “en el interior del país será un golpe durísimo. Yo viví la historia completa del INT, desde que salió la ley. El crecimiento del teatro en el interior fue exponencial, se financió la capacitacion, se compraron teatros. Sería un durísimo golpe. No lo podemos permiti”.
“Hay que tumbar el decreto 345 de Milei –asegura el actor Iván Moschner–. Tiene que ser derogado para que siga existiendo el INT. El único objetivo del gobierno es quedarse con los fondos del teatro argentino. Lo principal es que los artistas estemos organizados en todo el país en asambleas, organizarnos para movilizar en la calle y hacer derogar el decreto”.

Nadie barre bajo la black carpet
La actriz Paola Barrientos, ganadora como mejor actriz de obra comercial por Esperando la carroza: “Por mi generación, yo soy hija del Intituto Nacional del Teatro, de la Escuela Municipal de Arte Dramático. Es absolutamente necesario un Instituto que defienda el trabajo, sobre todo del teatro independiente. Yo hoy estoy ternada por el teatro comercial, sin estos organismos que estimulan el trabajo, hubiese sido imposible que yo esté siendo reconocida por ese trabajo. Es muy necesario que el INT se sostenga y que los legisladores de todas las provincias honren su trabajo y defiendan el teatro. En muchos lugares del pais, si no hay INT no hay teatro. Senadores, diputados, pónganse las pilas, vengan, conversen con nosotrxs, que les vamos a explicar por qué es tan necesario un Instituto Nacional del Teatro”.
El actor Pablo Echarri cerró la pasarela y aseguró: “Hay muchos organismos culturales que fueron construidos a lo largo de las décadas con participación ideológica muy diversa, no fueron solo conquistas de gobiernos populares. En un momento la Argentina tuvo un consenso de que la cultura era una herramienta importante, no solamente para la identificación de un pueblo sino para el desarrollo económico. Esta iniciativa como las de ustedes pone el tema en agenda y hay una herramienta que es el Congreso, todavia hay posibilidad de tirar para atrás el decreto 345. Hay que salir a convencer a los legisladores de que no tienen que llevar adelante este retroceso”. Pasaron también por la black carpet Camila Peralta, Bábara Hang, Diana Szeinblum, Lucia Aduriz, Valeria Correa, Malena Solda, Esteban Meloni, Martín Flores Cárdenas, Analía Couceyro, entre otrxs.

El Parlamento de Pilar
Durante la ceremonia de entrega de premios, conducida por Karina Mazzoco y Martín Bossi, varixs artistas se hicieron eco de la difícil situación que atraviesa la cultura cuando les tocó subir a agradecer la estatuilla. La actríz Pilar Gamboa, integrante de la colectiva teatral Piel de lava, ganadora como actriz protagónica off por Sombras, por supuesto y Parlamento, fue la primera de la noche en referirse concretamente al conflicto: “Del off vengo, en el off voy a estar y en el off voy a seguir toda la vida, es mi lugar de pertenencia, de experimentación y es un lugar de resistencia, es tan interesante hacer teatro autogestivo, juntarse con lxs que una quiere hacer teatro”.
Después da agradecer a sus amigas de Piel de lava, contó: “También quiero decirles que afuera, a las ocho de la noche, se hizo una black carpet, una perfo muy interesante de un montón de artistas muy jóvenes que se juntaron para decir que sin teatro no hay premiación y que defendamos al Instituto Nacional del Teatro. Gracias al INT nosotras con Piel de lava pudimos llevar nuestro teatro a un montón de ciudades del país y para eso fue fundamental el INT, por eso sigamos defendiéndolo. No van a poder con el teatro y sobre todo van a ganar la batalla si se nos va el entusiasmo. Así que militemos el entusiasmo”. Pilar fue ovacionada por sus colegas.

Kartun, Fanego y Goity
Otrxs artistas se sumaron a la consigna de defensa de la cultura teatral. Sebastián Furman, ganador por música original del show de Bla Bla y Cía, Modelo vivo muerto, mencionó también a la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Escenográfica (ENERC) y al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA): “Defendamos nuestras instituciones, que son orgullo nacional”. El dramaturgo Mauricio Kartun fue galardonado por su trayectoria y agradeció al INT: “Todos los espectáculos que estrené en los últimos veinte años tuvieron de alguna manera u otra el apoyo del Instituto. Hoy está pasando un momento dramático”.

Modelo vivo muerto ganó como mejor obra teatro off y Manu Fanego destacó “el trabajo colectivo, independiente es lo que nos sostiene”. El ganador del Martín Fierro de oro, Gabriel Puma Goitiy recordó a sus maestrxs de la Escuela Nacional de Arte Dramático, actual Universidad Nacional de las Artes (UNA). “Qué importante es la educación pública. Todos los que estamos acá damos todo por el teatro, al teatro hay que militarlo. Es fundamental el Instituto Nacional del Teatro, les pido por favor, revísenlo, piénsenlo”.
El festival ENTRÁ

Del 3 al 9 de julio trabajadorxs de las artes escénicas están organizando el Festival ENTRÁ – Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa. Sucederá en cientos de salas de todo el país y busca difundir la actividad teatral, fortalecer lazos entre creadorxs y público y reivindicar el valor del arte como herramienta de resistencia y transformación social. Hay tiempo hasta el miércoles 25 de junio para inscribir obras al Festival. El día del inicio del Festival, el jueves 3, se realizará a las 11 de la mañana una caminata desde el CCK hasta el Instituto Nacional del Teatro. Caminata, movilización, marcha, performance o como quieran llamarla, para abrazar al INT y que viva el teatro.
Acá más información de ENTRA

Teatro
ENTRÁ: una semana de teatro contra la motosierra

El Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa (ENTRA) organiza una semana de funciones teatrales de todas las salas que quieran sumarse, del 3 al 9 de julio, como una gran vidriera del trabajo artístico “y un megáfono para visibilizar la situación de emergencia cultural que atraviesa el sector”, según plantea. La crisis incluye el desfinanciamiento del Instituto Nacional del Teatro, que pone en crisis tanto lugares y puestos de trabajo, como la riqueza teatral y cultural que se ha venido gestando con el correr del tiempo. Trabajadorxs de las Artes Escénicas de Buenos Aires con redes en todo el país planean distintas acciones performáticas y el Festival teatral. Los datos para sumarse y participar.
La asamblea de artistas ya lleva tres encuentros en El Galpón de Guevara de Chacarita (CABA), y está en contacto permanente con otras asambleas de distintos puntos del país: su espíritu federal busca visibilizar la falta de políticas destinadas a la gestión cultural pública. El resorte que puso de manifiesto la necesidad de juntarse a pensar y pasar a la acción fue el decreto presidencial que perjudica, entre otros, al Instituto Nacional del Teatro (INT) y una precariedad cada vez más notoria que afecta fuertemente al sector desde hace años y se agravó desde la asunción del actual gobierno.
¿Qué dice el decreto 345/2025 sobre el INT?
Este decreto publicado el pasado 21 de mayo, convierte al INT en una unidad organizativa de la Secretaría de Cultura de la Nación y disuelve su Consejo de Dirección. Crea un Consejo Asesor con carácter ad honorem. De esta manera le quita su condición de ente autártico, es decir, pierde la capacidad de gestionar sus recursos y pasa a depender de la Secretaría de Cultura. El decreto alega “una gestión deficiente de la administración”. Se espera que el resultado sea el progresivo desmantelamiento y más despidos con el fin de “equilibrar las cuentas públicas”.
¿Para qué sirve la Ley Nacional de Teatro?
El Instituto Nacional del Teatro fue creado gracias a la Ley Nacional de Teatro (24800), una norma modelo impulsada por el sector artístico que está vigente desde 1997 y con el tiempo consagró a Buenos Aires como una de las ciudades con más salas teatrales del mundo. El apoyo a teatros, espectáculos y elencos a partir de concursos, muestras, festivales, premios, becas, planes de formación e investigación, permitió que cada vez más salas y espacios culturales surgieran a lo largo del país y generó trabajo para trabajadorxs del arte. Si el INT se desfinancia, el resultado será el cierre de salas y pérdida de puestos laborales y de esa riqueza cultural gestada en años de trabajo.
Como modo de manifestar la necesidad de defender la cultura, la asamblea propone –en articulación con asambleas de todo el país– un Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa (ENTRA), del 3 al 9 de julio. ¿Para qué un encuentro de teatro? “En el marco del decreto 345/2025 por el cual se pretende modificar los elementos esenciales del funcionamiento de INT y convertirlo en una oficina más de la Secretaría de Cultura de la Nación y en el contexto de ajuste sistemático a la cultura, nos proponemos brindar una semana de funciones teatrales como una gran vidriera del trabajo artístico, utilizando el hecho escénico como megáfono para visibilizar la situación de emergencia cultural que atraviesa el sector. El festival tiene como finalidad difundir nuestra actividad, fortalecer los lazos entre creadores y públicos y reivindicar el valor del arte como herramienta de resistencia y transformación social”.
De este Encuentro Federal podrán participar todas las salas que quieran sumarse y proponer al menos una función a la gorra del 3 al 9 de julio, día en que se realizará una asamblea abierta con el objetivo de trazar un mapa cultural nacional donde cada asamblea de cada localidad del país redacte un breve documento con reflexiones y propuestas.
Para participar, cada sala podrá completar el formulario, hasta el 23 de junio:
e-mail: [email protected]
IG: @festivalentra

Teatro
El teatro y la aventura de contar

Jugar, crear, imaginar, divertirse. Los cuentos (y el teatro) como nexo. Como relatos para conectarnos y para entender, pensar y sentir tantas cosas de la vida. Eug Krla, Aldana Hilén y Macalú Entizne proponen una aventura teatral para explorar los distintos modos de contar historias sin que nadie nos diga cómo hacerlo. Un recorrido para reconocer nuestras formas de imaginar con otrxs, de la mano de un personaje que brilla, Luciérnaga, y un enigmático señor que quiere mandonearlo todo. La obra teatral para las infancias Cómo se cuentan los cuentos se presenta este sábado 10 de mayo a las 16 en MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA. Las entradas se consiguen por Alternativa Teatral.
Luciérnaga va en busca de historias. Esas historias se tranforman en cuentos. ¿Cuántos cuentos quedan por contar? Infinitos, por eso su labor no puede esperar. ¡A buscar historias! Con luz propia, Luciérnaga ilumina donde hay oscuridad y así va al encuentro de todo lo que el mundo ofrece a quienes saben mirar con ojos inquietos y curiosos. El camino tiene sus escollos pero la intrépida Luciérnaga no se detiene. Cuando aparece El Señor —personaje misterioso que parece ser una sombra— se produce un conflicto entre ambxs: él impone reglas y conceptos inamovibles para contar cuentos. Luciérnaga se rebela. ¿Por qué hay que contar los cuentos como quiere este Señor? ¿Por qué no dejarse llevar por la imaginación y contarlos como se nos ocurra?

Fotos: Ana Julia Firpo.
“La obra tiene esa capacidad de juego que es lo que nos interesa acercarle a las infancias”, asegura Eug Krla, dramaturga de Cómo se cuentan los cuentos. La idea surgió hace un año. Eug y la actriz Aldana Hilén fueron invitadas por el espacio La pausa teatral a realizar una obra de teatro para las infancias. El primer disparador fue el de una luciérnaga que ilumina las sombras. Aldana se dejó llevar por el personaje y ahí aparecieron las ideas fundacionales a las que Eug convirtió en texto. Para darle lugar al teatro de sombras, llamaron a le intérprete y narradore Macalú Entizne y les tres se sumergieron en esta aventura de contar un cuento. Eug: “Pensar el cuento en términos de libertad, que es algo que las infancias tienen mucho más cerca de lo que pensamos. Justamente son los adultos y las adultas quienes tenemos esa estructura más arcaica heredada en relación a la narrativa”.
¿Cómo desarmar la estructura? “El mundo es un lugar armado, cerrado, una jaula, como propone el Señor en la obra y las infancias son una llave para abrir la puerta de la jaula. Los cuentos que cuenta Luciérnaga son los cuentos que podría contar cualquiera de nuestros espectadores pequeñes, con esa potencia de la infancia”.
¿Qué se esconde detrás del Señor, ese personaje sombrío y mandón? La obra propone darle espacio a la imaginación, a la creatividad que habita en cada unx de nosotrxs. ¿Nos permitimos jugar cuando ya no somos niñxs? Eug: “Cada quien puede trabajar su mirada sobre la obra, las infancias disfrutarla plenamente y lxs adultxs también, para que se lleven un par de perlitas”.
Macalú: “También nos interesa reivindicar el espacio del teatro, donde podemos reunirnos con otrxs. Que venga la gente al teatro para ver qué les pasa. imaginate que en 45 minutos, que es lo que dura la obra, podés ver cientos de reels de Tik Tok, en cambio, estás viendo una historia en la que suceden un montón de cosas que no pasan por una pantalla”.
La idea de los seres que habitan en la penumbra y los que son luminarias dentro de la penumbra interpela a Eug desde hace tiempo. “Tiene que ver con la hostilidad de la realidad en la que vivimos. También podemos ser un farito de luz. El arte, la poesía, me han interpelado, me permiten encontrar una zona en medio de lo hostil, y tiene que ver con mi identidad travesti en el mundo”.
El universo del juego, de lo posible, de inventar lo que tengamos ganas de inventar. “Les intérpretes de la obra también tienen esa posibilidad de juego, de correrse del guion”. Aldana: “La pauta fue tener mucha libertad de poder hacer, de irme un poco de la dramaturgia y poder jugar con en eso. Como soy clown, me relaciono mucho con lo que pasa en el momento, con lo que me va despertando interés con lo que divierte a mí, entonces ahí me doy unos permisos, me voy y vuelvo”.
De eso se trata, de los permisos, de ir, volver, moverse, divertirse y salir de las jaulas.

Fotos: Ana Julia Firpo.
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