Derechos Humanos
15 años sin Luciano Arruga: “No hay justicia para nuestros pibes”
Con movilización y marcha por el barrio de Lomas del Mirador: así se recordó que la muerte de Luciano sigue impune. “Somos más que nuestra lucha: somos un grupo que abre los brazos solidariamente porque ha entendido que, de esta, tenemos que salir juntos y juntas, porque la lucha es colectiva”, dice Vanesa Orieta, su hermana, para definir cómo es la batalla contra los discursos de mano dura en los barrios sin acceso a derechos.
Texto: Lucas Pedulla / Fotos: lavaca.org
“No es justo poner tanto cuerpo 15 años para saber qué pasó con un joven de 16 años que se negó a robar para la policía”. La frase resuena en el barrio conurbano de Lomas del Mirador, en el partido bonaerense de La Matanza. Hay una cuadra de movilización que escucha en silencio. No hay bocinazos, tampoco cantos ni bombos; simplemente escucha, atenta y sensible.
La persona que habla es Vanesa Orieta, y el chico al que se refiere es su hermano, Luciano, un joven de 16 años que intentó ser reclutado para robar por efectivos de la Policía Bonaerense, pero se negó. Por esa razón comenzaron a hostigarlo y en 2008 fue torturado en un destacamento policial que se había abierto por pedidos de mano dura en el barrio. Por ese caso un oficial fue condenado a 10 años de prisión. Sin embargo, las amenazas siguieron, y el 31 de enero de 2009 fue la última vez que la familia de Luciano lo vio con vida. Desde entonces, cada enero, la familia de Luciano construyó en estas calles un memorial de lo que significa la represión estatal en democracia.
Esta marcha, que escucha en silencio, recuerda una herida que duele, con 15 años de impunidad, pero Vanesa también lo refleja así: “Es un momento más para poder cristalizar que llevamos 15 años de organización y de lucha para poder llegar a la verdad y la justicia”.
Vanesa Orieta durante la marcha por su hermano, Luciano Arruga.
Mónica Alegre: “No creo en la justicia”
El contexto de la causa de Luciano es explicitado al barrio:
- Luciano era un joven pobre de 16 años que se negó a robar para la policía.
- Era permanentemente hostigado, amenazado, detenido y torturado por los efectivos policiales del Destacamento de Lomas de Mirador, una dependencia que funcionaba en un chalet, que no tenía las condiciones para alojar detenidos (menos un niño), y había sido abierto por reclamos de mayor seguridad en el barrio. Por esas torturas, la justicia condenó al policía Julio Diego Torales a diez años de prisión. La familia logró cerrar el destacamento y convertirlo en un Espacio Social y Cultural que lleva el nombre de Luciano.
- El 31 de enero de 2009, Luciano fue visto con vida por última vez. Con la denuncia sobre la Bonaerense, el propio destacamento y las comisarías de la zona donde testigos señalaron que el joven había sido detenido, la familia inició una denuncia en el fuero provincial que luego pasó al federal como desaparición forzada de persona. El 17 de octubre de 2014, la familia encontró el cuerpo de Luciano enterrado como NN en el Cementerio de la Chacarita. Según la reconstrucción, Luciano fue atropellado en la madrugada del 31 de enero luego de cruzar con ropa que no era de él por un lugar inaccesible de la General Paz. La denuncia, nuevamente, se posó sobre la Bonaerense.
- Por esa causa, que aún sigue en etapa de instrucción, no hay detenidos. Hace 10 años la familia inició un pedido de destitución a la fiscal Roxana Castelli (derivó la investigación en la propia Bonaerense denunciada, incumpliendo el reglamento de la Procuración) y al juez Gustavo Banco y la fiscal Celia Cejas (por espiar durante 1 año y 6 meses a la propia familia). “El daño que hicieron es irreparable en el proceso de investigación”, dice Vanesa en la marcha. “Entiendan esto como una lógica por parte de la Justicia para no llegar a la verdad”.
Por este contexto, Mónica Alegre, mamá de Luciano, habla de “desesperanza” y “desilusión” en esta charla con lavaca.
Instrucción judicial: 15 años
“La desesperanza es porque hace 15 años que hay una causa en etapa de instrucción -dice-. Los policías están como testigos. Ya no creo en la justicia. Es triste, porque no hay justicia para nosotros, nuestros hijos o nuestros pibes. No le deseo el mal a nadie, pero tiene que ser el hijo de un policía que, además, es custodio de un funcionario, para que haya justicia. Mientras tanto, pareciera que Santiago Maldonado se ahogó en un río, que Facundo Castro se cayó de un puente, y que Luciano Arruga fue atropellado por un auto”.
-¿Qué encontraste en estos 15 años de lucha?
-Desilusión por parte del Estado. Pero, a la misma vez, alegría de encontrarme con mucha gente linda que me dio una mano cuando estuvimos muy mal, para apoyarnos y darnos aliento. Gracias a ellos sigo en pie. Y, también, gracias al nieto hermoso que tengo.
-Luciano siempre nos permitió pensar el contexto en el que estamos: qué entendemos por justicia, por seguridad, por política. ¿Cómo ves este momento?
-Políticamente estamos mal. Si salís a hacer una marcha, arremeten contra vos, suben a colectivos a pedirte documentos. Es muy delicado lo que estamos viviendo. Creo que es el momento más álgido de la política en estos 15 años, pero lamentablemente esto sigue. Como dice Vanesa, todos los gobiernos desaparecieron. La diferencia es que este es mucho más áspero. Tenemos que tener los mismos cuidados que tuvimos antes: comunicación fluida entre familiares y entre mi grupo, que sepan en qué actividad estoy, no mandarme sola. Son las mismas, pero hay que extremarlas. Aunque, ojo, a Luciano no lo desapareció Milei, sino que pasó con Cristina; Julio López, con Néstor; Santiago Maldonado, con Macri; y Facundo Castro, con Alberto. Hay que seguir, pero cuidándonos, sin tirar más del hilo. No tenemos que dar pie a que hagan algo contra nosotros.
Vecino, vecina
Vanesa habla a la calle que marcha, pero también al barrio, con su claridad y contundencia: “Por más que esté bien el encuentro, que en nuestros corazones la resistencia sea nuestro motor de lucha, no corresponde que tengamos que poner tanto esfuerzo físico, psíquico y emocional para poder lograr la condena a todos los responsables, no solo materiales -apunta-. Exigimos la condena, a tantos años de los hechos, y pedimos que llegue a término el juicio político que iniciamos al juez Banco y las fiscales Cejas y Martín”.
También ubica el contexto en el que llegan estos 15 años: “Tenemos en la presidencia a un señor altamente nefasto con una mirada discriminadora y criminalizante a los sectores empobrecidos, organizados y en defensa de sus derechos. Hace años este grupo (por Familiares y Amigos de Luciano Arruga) y muchos otros grupos, insistimos en la débil democracia que padecemos. Venimos manifestando que no hay palabras para describir la pobrezaM que los niños, niñas, adolescentes y jóvenes en nuestro país están sufriendo la violación a sus derechos fundamentales, a través de la falta de acceso a esos derechos. Y, por supuesto, también a través de la violencia de la represión policial”.
Seguridad y derechos
Vanesa habla de la inseguridad como el “bastión” de los gobiernos constitucionales para agudizar políticas de mano dura: “La seguridad no es golpear a pibes de Santos Vega y 12 de Octubre (barrio donde vivía Luciano), no es controlar los barrios pobres: la seguridad es que todas podamos acceder a nuestros derechos -explica-. También advertimos que tarde o temprano los sectores afectados iban a ser otros, que no eran rozados por la política represiva o de desigualdad, pero hoy lo vemos. Este gobierno no solo no habla de los sectores empobrecidos, sino que avanza fuertemente sobre los sectores medios. Quizá haya que hacer fuertes replanteo, y que realmente debamos construir una sociedad solidaria en todo tiempo histórico que entienda que siempre hay que mirar a los que están sufriendo, a los hermanos y las hermanas que no la estén pasando bien. Quizá sea la única forma de evitar futuros gobiernos empobrecedores, entreguistas, represores. Hoy nos toca luchar contra éste. Mañana lo seguiremos haciendo por más que un gobierno progresista intente paliar el sufrimiento de la pobreza, porque lo que exigimos no son limosnas del Estado sino el acceso real a los derechos fundamentales para que todas las personas podamos vivir en dignidad y elegir el futuro que tenemos”.
Por esa razón, dice Vanesa, es que marchan: “Ya no somos una lucha, no somos solamente la bandera levantada con la bandera de Luciano. No somos sólo el grupo de Familiares y Amigos denunciando la represión estatal. Somos también trabajadores y trabajadores que acompañamos diferentes realidades a lo largo y ancho del país, y que vemos el sufrimiento de un pueblo que es cada vez más ajustado, más discriminado, más criminalizado”.
Vanesa habla de las asambleas que defienden los territorios del extractivismo y no quieren contaminación; de los pueblos originarios; de los jubilados; de las Madres y de las Abuelas que siguen pidiendo verdad y justicia; de los medios comunitarios, porque la comunicación es un derecho; de las personas en situación de encierro en cárceles; de las madres que hoy salen a la calle en la Marcha de la Gorra, de la Violencia Institucional, la represión estatal y la violencia policial. “Estamos todas juntas y ahí nos abrazamos -dice-. Pero una aclaración: cuando nosotros decimos violencia institucional, no decimos violencia estatal, sino que hablamos de la falta de acceso a derechos fundamentales de niños, niñas y adolescentes. Insistimos porque se hace necesario no desvirtuar con palabras livianas una problemática que se llama represión estatal y que, en el fondo de esto, oculta graves violaciones a los derechos humanos por hostigamiento, fusilamiento, desapariciones forzadas”.
Vanesa dice todo esto para remarcar un concepto: “Somos más que nuestra lucha, somos un grupo que abre los brazos solidariamente porque ha entendido que, de esta, tenemos que salir juntos y juntas, porque la lucha es colectiva”. Agradece el acompañamiento, “porque no se puede luchar en la invisibilización y de espaldas a la sociedad”.
Y aclara: “Por eso marchamos, vecino y vecina, porque son muchos años sin saber la verdad”. En la intersección de Mosconi y San Martín, a dos cuadras donde funcionaba el destacamento policial, Vanesa habla otra vez directo al barrio: “Ha costado mucho que ustedes, vecinas y vecinos, puedan entender la injusticia de por qué la policía secuestró y desapareció a Luciano aquel 31 de enero del 2009. Pero esta familia siempre dijo por qué: a Luciano lo secuestro la bonaerense por negarse a robar para ellos”.
Leo Santillán: no a la resignación
Las marchas por Luciano también son escenarios donde se movilizan otros familiares que sufrieron la violencia estatal. Una de ellas es Sandra Gómez, mamá de Omar Cigarán, asesinado el 15 de abril de 2003 en La Plata. El policía fue absuelto y la causa espera resolución de la Corte: “La lucha la damos los familiares en la calle porque no nos escuchan. La policía mata a nuestros pibes y terminan impunes. Queda en nosotros seguir visibilizando sus nombres”.
Ricardo, papá de Marcelo Peca Rivero, asesinado el 18 de marzo de 1989: “Lo mataron en la Comisaría 14 de Rafael Castillo. No me dieron bola, quedó todo impune. Sigan luchando porque nos da más fuerza para no abandonar la injusticia de que maten a nuestros hijos”.
También marcha Leo Santillán, hermano de Darío, asesinado en la Masacre de Avellaneda el 26 de junio de 2002: “En la lucha de Moni y Vane hay un fuerte mensaje de lucha, amor y resistencia -dice a lavaca-. Muy importante para estos tiempos, donde tenemos que salir a multiplicar la esperanza. Hay mucha resignación, miedo y tristeza, pero no podemos salir a pelear sin esperanza”.
Ahora y siempre
La marcha ingresa a la plaza y se dispone en ronda para escuchar a la familia, previo al cierre de la artista Sara Hebe.
Comienza Vanesa, recordando que siempre le pareció muy difícil responder cuando le preguntaban quién era Luciano: “Hoy digo que fue un pibe con una decisión política zarpada. Lo que ha pasado con nuestros pibes y pibas es una intención clara de despolitizarlos, de desubjetivizarlos, para no poner en el foco de la discusión la intención concreta de los diferentes gobiernos constitucionales de ir sobre ellos. Siempre la respuesta fue decirnos que el gobierno de turno no se sentaba en una mesa chica a decidir sobre el futuro de los pibes como se hizo durante la etapa genocida: era un esfuerzo enorme para la familia salir de esos vericuetos de palabras rebuscadas que nos hacían ubicarnos en un lugar de meras víctimas reclamando imposibles. Fueron muchos años de entender que no estábamos equivocadas”.
Y pone, en esta plaza, una discusión que establece como triada: “La violencia institucional es la base que siempre permitió que nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes sean presentados como otros peligrosos por ser pobres y no acceder a sus derechos fundamentales”. Luego vuelve a la inseguridad: “La problemática (aceitada por los medios masivos, aclara) alimenta que se persiga a ese otro peligroso, que es el pibe pobre”. Finalmente, la problemática represiva: “Aunque no haya una mesa chica, en los hechos las políticas públicas inundaron los barrios de policías, y hay infancias que naturalizan ver itakas en los pasillos de sus casas”.
Propone esta discusión como replanteo para pensar por qué hoy Javier Milei es el presidente: “Algo no hicimos. Es necesario que podamos hacer memoria, dinámica, no estanca. Una memoria que pueda encadenar que fueron 30 mil, y decir con fuerza y seguridad que el fantasma genocida sigue rodeándonos y siempre se mantuvo presente: los ejemplos, claramente, fueron los hechos de represión estatal”.
Vuelve a Luciano y los 15 años de impunidad: “Es una tomada de pelo porque en la medida que no podamos condenar un hecho de desaparición forzada, estas situaciones se repiten. Una de las cosas que debieron hacer los gobiernos es, mediante condenas ejemplificadoras, decir no. Porque somos un país con memoria, porque no queremos más desapariciones forzadas, y eso no ha ocurrido. Podría escribir 40 tomos, como los 40 tomos que tiene la causa de Luciano, sobre la invisibilización que sufrimos. No esperamos nada de gobiernos de derecha, de Macri o de Milei, pero hubo gobiernos que levantaron firmemente la bandera de los derechos humanos y que hablaron de una primavera mientras muchos y muchas de nosotras estábamos desgarradas por dentro. Por eso necesitamos tender puentes en momentos precisos para que lo que lleguen a nuestros barrios no sean limosnas, sino para poder vivir una vida digna”.
Luego, Mónica agradece el “aguante” de estos 15 años: “No fueron fáciles. Tuvimos que dejar muchas de lado. Pero aprendí el respeto hacia los demás, a no ser egoísta, gracias a Luciano. Estamos de pie, no vamos a bajar los brazos y vamos a seguir saliendo a la calle”.
A su turno, el que habla es Sebastián, otro de los hermanos de Luciano, que emociona a toda la plaza, habituada a escuchar en estos años las voces de Mónica y Vanesa. Sebastián hoy está como referente de Familiares y Amigos, y sumó este enero una nueva voz:
“Quería arrancar agradeciendo a los que están acá marchando abajo del sol, muchas cuadras, concientizando un barrio que, en un momento, fue ajeno a las problemáticas que sufria esta familia. No es fácil estar acá 15 años después. No lo fue ni no lo va a ser, seguir estando más años, porque en cada uno de estos años no solamente nos encargamos de poner el nombre de mi hermano en lo alto y de pedir justicia y esclarecimiento, sino que también dejamos mucho de largo: vidas personales, sentimientos y emociones fueron depositadas en esta lucha que fue construyéndose con la participación de ustedes y el gran esfuerzo que hicimos nosotros. Por eso recordarles que no son sólo 15 años de Luciano que no está, porque si me pongo a hacer la cuenta, esto viene mucho antes de Luciano: he conocido familiares que me mostraron las fechas de sus hijos 10 años antes que yo naciera. Padres que estuvieron 30 años llorando un hijo, una hija, un hermano, un primo, un amigo que fue a bailar, una piba que murió adentro de un penal, un pibe suicidado en una comisaría. No son hechos aislados y, por esto, vamos a estar 15 años hasta que finalmente sintamos que el Nunca Más es un Nunca Más”.
La plaza, visiblemente emocionada, aplaude y agradece cada palabra.
Y previo al cierre, suena un grito: Luciano Arruga, presente, ahora y siempre.
Derechos Humanos
Nieta 139: bienvenida a la verdad
En épocas negacionistas, hostiles, inciertas, también hay otras noticias: “Abuelas de Plaza de Mayo comunica con enorme felicidad la restitución de otra nieta apropiada durante la última dictadura cívico militar”. Con esa oración y un flyer las Abuelas Estela Carlotto y Buscarita Roa anunciaron otra restitución de identidad menos de un mes después de la del nieto 138. Otro caso concreto que confirma lo patético y falso del negacionismo en temas de derechos humanos, mientras los megamillonarios imitan gestos nazis. La historia de la pareja, el secuestro, y lo que dijo Ramón, el hermano de esa mujer nacida en 1978: “Hoy sabemos un poco más quiénes somos”.
Por Sergio Ciancaglini
Mientras un megamillonario hace saludos nazis anunciando viajes a Marte (para divertir trolls, escandalizar progres y continuar el trabajo sistemático de aturdimiento social) en la ex ESMA, la Escuela de Mecánica de la Armada en la que funcionó un infierno clandestino de asesinatos, desapariciones, violaciones y torturas, se cantó este martes: “Como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar”.
Hoy funciona allí la Casa de la Identidad de Abuelas de Plaza de Mayo entre otros espacios dedicados a los derechos humanos. Y se informó algo que puede ser llamado restitución de identidad, o milagro, o hazaña, entre otras cosas.
En todo caso, la noticia de este martes es el producto más reciente de determinadas actitudes y actividades que estas señoras han motorizado durante casi medio siglo:
- investigación, capacidad de trabajo, acciones más que discursos, paciencia, voluntad, decisión, todo construido a base de desesperación por la vida, amor y un coraje infinito: basta imaginar la situación de tener a sus hijos e hijas desaparecidos o muertos y saber que sus nietos y nietas habían sido secuestrados y entregados a familias afines a una dictadura criminal, en medio de la censura y la represión, todo apoyado por los mercados y los megamillonarios de entonces.
El fruto flamante de ese trabajo de décadas fue descripto con sencillez por las abuelas: “Hoy damos la bienvenida a la hija de Noemí Beatriz Macedo y Daniel Alfredo Inama, nacida entre enero y febrero de 1978. Inexorablemente, la verdad sobre los crímenes de la dictadura sigue saliendo a la luz”. Expresaron así parte de lo que se juega en este presente: el conflicto eterno entre las tinieblas y la luz.
Fútbol, baile e inundación
En el Auditorio de Abuelas estaban Estela Carlotto y Buscarita Roa (dos de las tres abuelas vivas: la tercera es Rosa Roisinblit, que tiene 104 años), Manuel Gonçalves Granata (nieto recuperado número 57), Taty Almeida de Madres de Plaza de Mayo y Ramón Iname, medio hermano de la nieta que acaba de recuperarse.
Estela fue la que inició la lectura que explica la historia familiar:
“Noemí nació el 8 de febrero de 1955 en Mar del Plata y Daniel el 12 de noviembre de 1951 en La Plata. Ambos militaban en el Partido Comunista Marxista Leninista. A él sus compañeros lo llamaban ‘Pablo’ y sus amigos ‘El Pelado’ o ‘El Loco’. A ella su familia le decía ‘Noe’ y sus compañeros “Negrita”. Daniel tuvo dos hijos, Ramón Oscar y Paula Lorena, con dos compañeras anteriores.
Noemí Macedo.
Daniel Inama.
La pareja fue secuestrada el 2 de noviembre de 1977. No está claro si ella fue secuestrada en la ciudad de La Plata o en el mismo operativo que él, en la ciudad de Buenos Aires, en Barrio Norte. La joven estaba embarazada de seis o siete meses. Los dos fueron vistos por sobrevivientes en el centro clandestino ‘Club Atlético’. En el mismo operativo en que secuestraron a Daniel, también se llevaron a otros compañeros del partido: Teresa Galeano, Jorge Giorgieff, Beatriz Longhi y Oscar Ríos. Todos permanecen desaparecidos”.
Estela leyó: “Daniel era hincha de Estudiantes de La Plata” y miró al público en un gesto de complicidad, como corresponde a una platense hincha de Gimnasia. Siguió la reconstrucción de esas vidas desaparecidas y tan presentes contando que a Daniel le gustaba mucho bailar. “Noemí, según cuentan, era muy solidaria. Hizo la primaria en el Instituto San Antonio María Gianelli y la secundaria en una escuela de monjas. Su familia fue diezmada por el terrorismo de Estado: su padre Laudelino Macedo, su hermana Gloria Nelly con su compañero Rubén Justo García y la hija de ambos, Miriam Viviana García, y otro cuñado, Oscar López Lamela, fueron secuestrados y continúan desaparecidos”.
“La madre de Daniel, Lucila Ahumada de Inama, transcurrió toda su vida en La Plata. La desaparición de su hijo fue un golpe muy duro. A partir de ese momento, cada cumpleaños, cada fiesta, tuvo una carga de dolor y tristeza. Falleció en abril de 2013, en la trágica inundación que afectó a la ciudad de La Plata y sus alrededores. Nunca dejó de buscar a su nieto o nieta. ‘Desde algún lugar lo guiará en la búsqueda’, manifestamos, por entonces, desde Abuelas. Y parece que así fue”.
La búsqueda
La explicación continuó así: “Abuelas de Plaza de Mayo recibió información de manera anónima, que sistematizó y relevó para iniciar la investigación. Luego, en articulación con la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI) se continuó con el abordaje del caso. Desde la CoNaDI se requirió la documentación a las diferentes dependencias nacionales y provinciales, cuyas respuestas en tiempo y forma son fundamentales para la resolución de estas búsquedas. Entre ellas, se contó con la asistencia del Registro Unificado de Víctimas del Terrorismo de Estado (RUVTE) que corroboró y aportó información clave. A partir de todo este exhaustivo trabajo de relevamiento, se logró contactar a la posible nieta”.
“En este marco, la mujer fue convocada por la CoNaDI en noviembre de 2024, para brindarle toda la información recabada. Así, ella accedió a concurrir al Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) para dejar su muestra de ADN. Ayer el Banco confirmó que es la hija de Noemí y Daniel, y la CoNaDI volvió a contactarla para comunicarle la feliz noticia”.
“Desde hoy, la nueva nieta podrá abrazarse con sus dos hermanos, Ramón y Paula, que se criaron juntos gracias al buen vínculo que mantuvieron sus madres, y que siempre supieron del embarazo de Noemí. Hace diez años, Ramón prestó su testimonio para una publicación de Abuelas, Historietas por la Identidad, y allí expresó: “El día que te encontremos no queremos que dejes atrás la vida que construiste, queremos formar parte de ella, abrazarte, que conozcas a tus sobrinos, ellos también te van a abrazar”.
Ramón, hijo de Daniel y medio hermano de la nieta 139.
“Al fin y al cabo, de eso se trata esta lucha: de reparar lo que el terrorismo de Estado quiso destruir. Nos impulsa el amor, la ternura, la certeza de que la verdad –aun cuando sea dolorosa– puede sanar, en parte, las heridas, y esto lo hemos comprobado en los 139 casos que hemos resuelto”.
Políticas de Estado
La conferencia incluyó una reflexión sobre la crisis laboral producida por las amenazas de despidos y desmantelamientos por parte del oficialismo: “Una vez más, debemos subrayar que no hubiéramos podido lograr nada solas: esta es una lucha colectiva. La continuidad de las políticas de Estado es fundamental para terminar con delitos de lesa humanidad como lo son las apropiaciones de nuestras nietas y nietos, así como es central el papel de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, una de las herramientas construidas en estos 41 años de democracia ininterrumpida. Esta secretaría y sus políticas, deben seguir siendo sostenidas por el gobierno, con la totalidad de sus trabajadores y trabajadoras, y mantener sus instrumentos para poder continuar con el proceso de Memoria, Verdad y Justicia que nos tiene como ejemplo en el mundo”.
“Todo esto ha sido fruto del diálogo entre el Estado y la sociedad civil, un verdadero consenso democrático, para que los derechos de todos y todas y de las futuras generaciones estén garantizados. ¡Bienvenida a la verdad, querida nieta!”
Ramón, el hermano de la nieta recuperada, dijo: “Esto es un acto de justicia, una reparación. Una certeza en medio de tanta incertidumbre. Hoy sabemos un poco más quiénes somos”.
Manuel Gonçalves Granata se refirió al episodio de los libertarios que borraron una pintada mural con el número 138, a raíz de la restitución anterior. “Ahora podrán borrar el 8 y poner el 9”.
Estela luego dijo: “Esta lucha no es cruel, es una lucha de amor, de que esto no se repita, que no le pase a nadie lo que nos ha pasado a nosotras”.
Mencionó que solo quedan tres abuelas vivas, con Buscarita y Rosa. Lo hizo sin lástima ni queja, hasta con ese tono de humor que suele esparcir a su alrededor, y planteó: “Estas tres abuelitas que lloramos a las que se fueron antes, estamos acompañadas por estos jóvenes” señalando hacia la bandada de hijos e hijas de desaparecidos que hoy integran la organización. “Nos están reemplazando de maravillas. A veces pienso si es bueno que los animemos a tener el tiempo que podría ser para el amor, la belleza, todo lo que es para vivir en este mundo que no es perfecto, pero es el que nos toca vivir. Y sin embargo ellos están con nosotros. Así que los que tienen que ser aplaudidos son ellos”.
Las Abuelas fueron luego hasta el hall de la ex Esma en el que está la placa que sintetiza su trabajo, que siempre conviendría releer y es la imagen principal de esta nota. Nuevamente, sin necesidad de actitudes pomposas, mientras se cantaba “Como a los nazis les va a pasar…”, Estela sonrió y concretó otro hecho histórico: cambió el número 138 por el 139.
Derechos Humanos
Derechos humanos hoy: lo que está en juego
¿Cómo pensar el panorama actual frente a la situación de los derechos humanos? Ana Tauil, de la organización Nietes, Carlos Sueco Lordkipanidse, ex detenido desaparecido y testigo en distintas causas, y Carlos Maco Somigliana, del Equipo de Antropología Forense y la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad del Ministerio Público Fiscal, conversaron con lavaca. Dudas versus certidumbres. Las políticas oficiales. El negacionismo. La velocidad y la lentitud de lo judicial. El trasfondo social y las enseñanzas para encarar formas de acción presentes y futuras inscriptas en la genética de una sociedad.
Por Sergio Ciancaglini
Ana Tauil integra Nietes, tiene 28 años, y cuenta cómo se plantan las nuevas generaciones frente a un tema que no es arqueología sino futuro, y cuál creen esos jóvenes que será el rol de las Rondas de Madres. Incluso con tan pocas que van quedando.
Carlos Maco Somigliana es antropólogo, formó parte del grupo de jóvenes que trabajó en la fiscalía durante el Juicio a las Juntas militares que se reflejó en la película 1985, es de los fundadores del Equipo Argentino de Antropología Forense y trabaja en la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad. Habla de cuestiones mal enfocadas y sobredimensionadas por gobiernos anteriores, y brinda algunas hipótesis sobre la práctica de comer vidrio.
El Sueco Carlos Lordkipanidse, ex detenido desaparecido, diferencia lucha contra la impunidad con despidos en el Estado, y propone mirar una fecha tan lejana y tan inminente como el 24 de marzo.
Los datos que acompañan esas reflexiones provienen del Ministerio Público Fiscal.
En 2024, pese a los oleajes negacionistas o simplemente hostiles hacia las políticas de derechos humanos, hubo 17 juicios que llegaron a sentencia con 55 condenas y 14 absoluciones.
Para 2025 el panorama es el siguiente.
- 12 juicios orales y públicos llegarán a sentencia.
- Hay al menos 6 causas que deberían iniciar sus audiencias orales y públicas.
- Otros 254 juicios se encuentran en diversas etapas de instrucción.
Esta foto y la de la portada, ambas en la Ronda de Madres, de Nora Lezano.
Todo en medio de oleajes de hostilidad o negacionismo oficial, que chocaron esta semana contra un fallo del juez Ariel Lijo (propuesto por el propio gobierno para incorporarse a la Corte Suprema de Justicia).
“Requiérase a la secretaría de Derechos Humanos de la Nación se arbitren los medios necesarios con el objeto de garantizar una dotación de personal capacitado para que los espacios de Memoria que funcionan en los ex CCDT (centros de detención y tortura) ‘Olimpo’, ‘Club Atlético’, ‘Automotores Orletti’ y ‘Virrey Cevallos’ permanezcan en funcionamiento”, ordenó Lijo a la secretaría encabezada por Alberto Baños. Planteó además que “las actividades se encuentren abiertas al público en dichos sitios”, y que se “preserven los acervos y archivos que se han generado a la fecha y que se continúen llevando adelante las tareas de investigación y coordinación pedagógicas”. El reclamo había sido planteado por la legisladora porteña Victoria Montenegro (secuestrada de bebé, hija de desaparecidos, entregada a apropiadores militares y nieta recuperada desde 2001) junto a una denuncia penal contra el ministro Mariano Cúneo Libarona. La demanda se produce en defensa de la ley Nacional N° 26.691 –de 2011– que declaró Sitios de Memoria del terrorismo de Estado a “los lugares que funcionaron como centros clandestinos de detención, tortura y exterminio y aquellos en los que sucedieron hechos emblemáticos del accionar de la represión ilegal en Argentina, hasta el 10 de diciembre de 1983”.
El negacionismo y la hostilidad en colisión con las leyes y el poder judicial.
La cuestión: ¿cómo interpretar este presente contradictorio?
Lo que importa y lo que se devalúa
Plantea Carlos Maco Somigliana: “En este momento está todo muy matizado por la cantidad de despidos. Es lógico que en este contexto uno piense que está todo mal, para atrás. Este gobierno no tiene un interés por los derechos humanos. Y además estos temas estaban sobredimensionados en gobiernos anteriores”. El telón de fondo de sus palabras son los despidos, retiros voluntarios y crisis en ámbitos como el centro cultural Conti.
Aclara velozmente: “Hay personas que trabajaron maravillosamente, con una vida metida en esto, pero también hay un hastío de la gente porque se identificaba con derechos humanos temas que no necesariamente lo eran”.
Foto de Alejandra López.
¿Algún ejemplo concreto? “No quiero mencionarlo, pero hay plantas de personal que cualquiera que está al tanto del tema sabe que eran exageradamente grandes. Claro que yo lo digo manteniendo mí trabajo, frente a gente que lo ha perdido. Así que hablo con mucho pudor. Y a la vez quiero ser sincero, porque hay una política de derechos humanos que con todo lo que se puede haber hecho mal, con todo lo que se pueda haber intentado utilizar partidariamente, sigue siendo relevante para la sociedad: importa en serio”.
Pero siempre hay un pero: “Tampoco le gusta a la gente que un tema que valora se agita como una bandera. No hay que sacarlo todos los días porque se desgasta”.
¿Se puede devaluar? “Claro, pero sigue siendo importante para la sociedad. Mi esperanza es saber que este gobierno no pueda ir más a fondo contra esta política. Nadie tiene el poder absoluto como para frenar procesos institucionales que están en marcha. Y los tiempos de la justicia, en particular, son exasperantemente lentos pero una vez que se pusieron en marcha son como un tren que es muy difícil de frenar de golpe”.
¿Por qué cree que no pueden hacerlo? “Porque tendrían que pagar un costo enorme. Entonces vemos escaramuzas, amenazas, gente muy valiosa que se queda sin trabajo y eso me da mucha bronca y tristeza. Entiendo la injusticia, pero estoy intentando que ese no sea todo el análisis. Una de las pruebas de fuego en derechos humanos es que esas políticas sobrevivan a todos los que creemos haber hecho algo por ellas. Y van a seguir no por bondad de quienes gobiernan, sino por el precio político que tendrían que pagar: esta gente no come vidrio”.
Cree Somigliana que eso de todos modos no frena la intención de fondo que podría tener el gobierno: “La coyuntura es lamentable, es triste. No van a poder cerrar todo, pero tratarán de limitarlo a su expresión mínima. Entonces se tratará de poder demostrar que no es un lujo que una sociedad tenga parámetros básicos de humanidad. Eso significan los derechos humanos. Si no, estamos jodidos”.
Diagnóstico: “Creo que eta gente en el gobierno se distingue por la brutalidad. No digo todos, pero es un rasgo distintivo. Lo que me preocupa es que esa brutalidad está teniendo niveles de aceptación para mí sorprendentes en la sociedad. En todo caso el mensaje que creo que hay que transmitir es que es una mierda que se estén perdiendo líneas de trabajo, como pasa también en el ámbito científico, donde se destruye con esa facilidad pueril. Y se pierden inversiones sociales de décadas. Mi apuesta es que nos demos cuenta de que eso que se llama política de derechos humanos no es algo diseñado para mirar el pasado –pensarlo así fue uno de los problemas- sino que sirve para el presente, para que no maten pibes en la calle, para defender nuestros derechos actuales. Es un reaseguro para no volver a comprar las mentiras de que las cosas se arreglan con ‘los argentinos de bien’, mientras pasan cosas terribles en la sociedad. Ese es el desafío actual del que llamamos movimiento de derechos humanos: tiene que servir para ahora, para el presente y el futuro”.
Foto: Alejandra López.
Mirarse el pupo
Maco cree que la actitud para estos tiempos consiste en no dar respuestas automáticas ni obvias. “No podemos quedarnos en la cómoda, hay que buscarle la vuelta a todo lo que se está planteando. Sé que lo que te digo es un discurso complejo y contradictorio a veces, pero banco esa complejidad. No podemos seguir proyectando hacia adelante imágenes que ya fueron, que pudieron ser valiosas o útiles hace 15 años. Si ellos aprenden y nosotros solo repetimos, nos van a reventar. Tenemos que usar la imaginación, trabajar mucho, porque si no, ¿qué estoy haciendo? ¿Me estoy chupando el dedo, me estoy mirando el pupo? No, yo me rompo, como te pasará a vos, trabajando con cosas que me parece que son importantes más allá del resultado, te guste más o menos, pero son cosas serias. Entonces no podemos quedarnos en la cómoda porque es demasiado importante todo lo que está en juego”.
Nietes en ronda
Ana Tauil es socióloga, vive de un trabajo temporario y terminado el home office accede a la charla con lavaca. Se sumó a Nietes en tiempos pandémicos y concretó esa militancia apenas pudo poner los pies y el corazón en la calle. Nietes es una de las más flamantes organizaciones de derechos humanos integrada por nietos y nietas de personas desaparecidas. Reconoce que es tranquila, paciente, y trasunta una especie de juvenil sabiduría. “No creo que haya un ataque específico a los derechos humanos, sino que es un ataque en el marco de una política en la que lo más doloroso son los niveles de empobrecimiento que se ven en la mayor parte de la población, y donde también se atacan las políticas de diversidad, la obra pública, el trabajo, todo lo social. Electoralmente eso es doloroso porque parecería que hay un porcentaje de gente para la cual no es importante la política de memoria, verdad y justicia. No digo que sea un sector que defienda abiertamente a la dictadura, sino que actúa de modo indiferente frente a estos temas, no le parecen relevantes”.
Foto: Lina Etchesuri.
El punto que señala Ana marca una época: entre medios y redes, podría pensarse que nada es relevante, ni siquiera las personas indiferentes, ni el clima, ni la ciencia, ni las generaciones futuras, ni las pasadas (y así al infinito). “En medio de esa indiferencia el discurso de que vuelvan los Falcon, la defensa de la dictadura, es algo súper violento. Y viejo. Y se ataca tanto a los derechos humanos como al feminismo, que han sido expresiones de lo que en estos años fue el progresismo”.
¿Cuál es el problema, según Ana? “”hubo una asociación de los derechos humanos con el kirchnerismo que siempre lo hemos visto como un problema en Nietes. Nosotros buscamos la mayor independencia de lo partidario porque creemos que los derechos humanos tienen que ser universales a todas las identidades políticas. Y la otra asociación es con ‘lo zurdo’. Y la realidad es que movimientos como el nuestro son de diversidad ideológica”. Solo hay que recordar que Madres, Abuelas y distintos organismos contuvieron siempre a víctimas y afectados que distintas clases y procedencias, unificadas por lo que estaban sufriendo y lo que decidieron enfrentar juntas.
“Por eso para nosotros tiene que haber un arco amplio contra el fascismo, para que quede expulsado como propuesta política. Y apuntar a un movimiento de derechos humanos que recupere la diversidad y la potencia. Muchas cuestiones nos fueron quitando esa fuerza, porque esa vinculación con lo partidista vuelve más pequeño el universo que uno quiere interpelar” dice Ana, en referencia a un riesgo siempre de moda: quedarse hablando entre quienes ya están de acuerdo.
Para un acto de egreso del secundario, en 2013, varios compañeros de escuela planearon a Ana disfrazarse de militares y hacer bromas en favor de cosas horribles que la propia adolescente conocía y había sufrido familiarmente. Decidió no discutir, simplemente no aceptar. Con eso, sin hablar demasiado, mostró un ejemplo de actitud diferente. La propuesta pro militar se derritió. Algo de aquello trasladó ella a Nietes: “Nosotros creemos que más que bajar línea como ha hecho tanto el progresismo, lo que hay que hacer es escuchar mucho más. Comprender, pensar, trabajar, problematizar. Conectarnos con los demás desde un lugar de igual a igual. Entender que hay muchas interpretaciones de la historia. Y no puedo plantarme desde la visión de que yo tengo el conocimiento y vos sos un ignorante. Vamos mucho a escuelas y aplicamos esa actitud como un modo de intercambiar y generar algo entre todos. De golpe te tenés que bancar cuestionamientos dolorosos y falsos, pero bueno, hay que hacerlo sin subestimar y tratando de hacer entender cómo ocurren las cosas. Pero todo nace de una formación muy intensa que tratamos de hacer para estar lo más preparados que podamos”. Eso se trasunta en encuentros nada burocráticos, y muy conmovedores.
La posibilidad de la calle y del hecho de reunirse: “Es un modo de sobrellevar una situación horrible, saber que estamos juntos, que somos un montón, que existimos. Y a la vez saber que tenemos que salir de nuestra burbuja, comprender lo que los demás están diciendo, y entender que no se trata de discutir para ganar esa discusión, sino para comunicarnos y empezar a imaginar otros mundos, otras posibilidades”.
Nietes se ha incorporado con creciente frecuencia a las rondas de las Madres. ¿Cuál es la idea? Ana informa: “Como dice uno de nuestros compañeros y amigos, Lucas, queremos que la ronda sea un dispositivo para la continuidad de las luchas. Vamos a estar ahí”.
Foto: Alejandro Carmona.
Los archivos secretos
Conoció el infierno. Fue un secuestrado en la ESMA (Escuela Superior de Mecánica de la Armada) durante más de dos años. A Carlos Lordkipandise el apodo Sueco se le pegó a la vida tras su exilio en Suecia, a donde pudo huir gracias al apoyo de Carmen Cobo, Madre de Plaza de Mayo, y de Adolfo Pérez Esquivel. Volvió al país en 1987 y ha sido testigo y querellante desde ese rol de ex detenido desaparecido, e integra actualmente el Archivo Popular de la Memoria. Al hablar transmite entusiasmo, intensidad.
“Dentro de la temática de derechos humanos hay incertidumbre, angustia, por lo que significa para mucha gente perder su puesto de trabajo en el Estado. Ahora, en cuanto a la lucha contra la impunidad para ponerlo en términos más amplios, lo que significan los juicios, las investigaciones y demás, bueno, qué decirte: hemos recuperado al nieto 138. Lo que quiero decir es que acá nadie baja las banderas”.
Cree que hay tema crucial entre los reclamos hacia adelante: ”Lo que nos convoca a todos es la apertura de los archivos de la represión. Porque existen, y porque eso permitiría dejar de buscar dónde están los desaparecidos, qué pasó en cada caso, excavando en todas partes y se podría determinar, en los casos que faltan, saber quiénes fueron responsables. Esa es la lucha que empezaron unas viejitas locas que dan vuelta alrededor de la Plaza de Mayo buscando a sus hijos y nietos, y eso no terminó con la dictadura ni con los gobiernos posteriores. Ninguno abrió los archivos secretos de la dictadura. Y por eso tenemos los 8.900 casos de desapariciones denunciadas durante un corto período en la CONADEP (Comisión Nacional para la Desaparición de Personas). Pero hoy podemos asegurar con certeza absoluta que ese número se ve totalmente rebasado solamente con los 5.000 secuestrados en la ESMA, otros 5.000 en Campo de Mayo, y hay que sumar 500 centros clandestinos de detención en todo el país”.
Partidos bajo la cama
¿Qué va a pasar cuando no haya madres? ”Las nuevas generaciones aprendieron lo que significa lo de Madres. Que haya ido tanta gente a apoyar al Haroldo Conti no es tanto por el propio accionar de ese centro, sino por el accionar de Madres de más de 40 años. Así que me parece eso: que hay que acordarse de dónde aprendimos las cosas, para seguir poniéndolas en práctica”.
¿Por ejemplo? “Entendiendo cuáles son las vías de reclamo contra la impunidad, las que han dado resultado. El testimonio del sobreviviente, del vecino, del familiar, y no creyendo que porque vino un gobierno negacionista hay que claudicar. Negacionista fue Menem con los indultos, Alfonsín con las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Tuvimos 20 años de impunidad, pero todo lo que hicieron Madres, Abuelas y demás logró que los mismos que levantaron la mano para que hubiera leyes de impunidad, tuvieran que votar derogarlas”.
Muchas veces estos temas quedan como atrapados por lo partidario. “Claro, pero imaginate que cuando las Madres empezaron a movilizarse, en plena dictadura, los partidos políticos estaban todos metidos debajo de la cama. Entonces esas Madres nos mostraron un camino. Hasta hoy: el que se tome la molestia de ir un jueves a Plaza de Mayo las verá rondando alrededor de la Pirámide, pese a pérdidas irreparables como la de Nora Cortiñas o Mirta Baravalle, entre tantas. Pero ahí es que aparece el aprendizaje de las nuevas generaciones, la sabiduría para que no vuelvan a cometerse los mismos crímenes”.
Miami, Punta del Este y la comodidad
Comparación del Sueco: “Si se pudo derrotar a la dictadura más feroz que hubo en toda Latinoamérica con mucho esfuerzo y un costo altísimo, ¿cómo no vamos a poder enfrentar a este gobierno que tiene políticas de miseria para el 60 o 70% de la población, mientras el 30% se va de vacaciones a Miami y a Punta del Este?”.
No comparte la teoría del hartazgo: “Una cosa es la política de derechos humanos y de lucha contra la impunidad, y otra cosa la política general de la cultura, la educación y la economía. En el tema de derechos humanos, yo no veo el hartazgo. El punto referencial para mí fue el 2×1 en 2017, cuando el gobierno de Macri intentó consagrar la impunidad y salieron millones de personas a la calle. O la explosión en los cines que generó la película Argentina 1985, sobre el juicio a las Juntas Militares. Lo que sí veo es que hay sectores que están de acuerdo con lo que estamos diciendo, pero se quedan en una situación de comodidad. No salen a pelearla. Entonces ahí empieza a haber un reclamo de parte de la gente hacia su dirigencia”.
El cuerpo y el diluvio
“Salir a pelear no es que vayamos vos y yo, pero no se ve a la CGT, a las CTA, a los partidos. Hace falta ponerse los pantalones sobre lo que significa ser opositor a este gobierno. Los que salieron a enfrentarlo se han comido las corridas, los gases, pero no bajaron las banderas. Entonces ahí está la enseñanza de las Madres que hay que recordar. Las corrieron, las secuestraron, las tiraron vivas al mar”.
Ni siquiera aquellas mujeres tenían un discurso, sino que mostraban un ejemplo: “Claro, los discursos, las palabras, estaban vedadas. Lo que hacían era poner el cuerpo en serio. Me acuerdo cuando hubo un diluvio en Buenos Aires. La Plaza de Mayo estaba inundada. Las viejas fueron igual, con el agua hasta las rodillas, y la ronda no se suspendió ni se postergó. Entonces, muchachos, hay que poner el lomo porque acá lo principal es un plan económico que está poniendo en juego a toda la población, y el futuro de los chicos que son cada vez más pobres y sin comida en un país productor de alimentos”.
Los juicios hacia adelante: “Este año, pese a todo, hubo condenas ejemplares por ejemplo en la causa ESMA. Los juicios siguen y seguirán porque hay una cosa llamada Código Penal que hay que cumplir. Y nosotros no nos vamos a conformar con que se haya condenado a 1.100 represores de los más de 500 centros clandestinos de represión, porque no nos van a decir que cada centro lo manejaban dos tipos. Entonces la vamos a seguir, y aunque estén muertos van a ser juzgados en ausencia. Como te dije antes: acá nadie baja las banderas”.
Foto: Martina Perosa.
Derechos Humanos
Abuelas: fue encontrado el nieto 138 en medio del reclamo contra el desmantelamiento de la Secretaría de Derechos Humanos
Crónica de la jornada en la Ex ESMA, donde Abuelas de Plaza de Mayo informaron sobre la aparición del nieto 138 y se llevó a cabo además un abrazo en defensa de las áreas del Estado dedicadas a los temas de derechos humanos, investigación y restitución de la identidad. Detalles sobre la pareja desaparecida, el hermano que esperaba, las pibas viejas, y la descripción de los efectos del ajuste.
Por Lucas Pedulla/ Fotos: Juan Valeiro, lavaca.org
Nunca un tuit se asemejó tanto a una caricia.
Los grupos de WhatsApp periodísticos, militantes y gremiales estaban atravesados por dos cuestiones, ambas ligadas entre sí, con mensajes de trabajadores y trabajadoras con mucha angustia, por lo que significa la posibilidad de quedarse sin trabajo:
- A las 11 de la mañana, el secretario de Derechos Humanos, Alberto Baños, recibiría a una delegación de ATE por la amenaza de cientos de despidos que dejarían prácticamente desmantelada la Secretaría y las políticas públicas de memoria, verdad y justicia, a pocos meses de cumplirse el 49º aniversario del golpe genocida.
- A las 17, el abrazo al Espacio Memoria y Derechos Humanos, que funciona donde operó el campo de concentración de la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada), convocado por organismos, partidos y gremios como una muestra de defensa de los sitios de la memoria, a sus trabajadorxs, y de repudio al vaciamiento que denuncian que lleva adelante la gestión del ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona.
Fue a las 11.38 cuando Abuelas de Plaza de Mayo tuiteó lo inesperado: “Encontramos un nuevo nieto. Conferencia de prensa: hoy, 27/12, a las 14 hs. Casa por la Identidad Espacio Memoria (ex Esma, Av. Libertador 8151, CABA)”.
De pronto, sonrisas.
De pronto, llantos.
Y de pronto, un día o un año o cuatro décadas que se resignificaban por completo.
Ocho meses y medio
A las 14, el auditorio de Abuelas está lleno. Este lugar –precisa un nieto restituido, Manuel Gonçalves Granada, para ubicar la importancia de las políticas de memoria y recuperación de los sitios– era una sala “con un feo pizarrón verde” que la Marina usaba para adoctrinamientos. Hoy es el escenario donde se comunica una noticia que da vida.
La primera que llega es Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Luego bajan por las escaleras la vicepresidenta de Abuelas Buscarita Roa seguida de Estela de Carlotto, su presidenta, quien es la primera en saludar: “Gracias por venir. Coincide casi con el fin de año, y es un regalo muy grande para las viejas, nosotras, las que tenemos ya tantos años de lucha”.
Taty Almeida y Estela Carlotto, ese viernes en la Ex ESMA.
A continuación, lee el comunicado con la información:
- El nieto 138 es hijo de Marta Enriqueta Pourtalé y Juan Carlos Villamayor, militantes de Montoneros. A ella le decían “La Negra” o “María”; a él le decían “El Negro” o “Ricardo”.
- Marta nació en Azul, provincia de Buenos Aires, el 5 de mayo de 1946. Juan Carlos nació el 28 de abril de 1955 y se crio con su familia en José León Suárez, conurbano bonaerense. A los 11 empezó a trabajar en una zapatería en Boulogne. Fue boy scout y lo recuerdan sensible, solidario y con iniciativa. Amaba organizar bailes. Era hincha fanático de River y de la música: tocaba la guitarra y era fan de Pappo, Spinetta y los Rolling Stones.
- Juan Carlos tenía 17 cuando conoció a Marta. Ella había estudiado el Profesorado de Historia y tuvo varios trabajos como administrativa, el último en Entel, entonces empresa estatal de telecomunicaciones. Marta tenía un hijo, Diego Antonio, con una pareja anterior, pero cuando Juan Carlos cumplió 21 le dio su apellido a Diego.
Marta y Juan Carlos fueron secuestrados el 10 de diciembre de 1976 en su domicilio de la ciudad de Buenos Aires. El operativo fue perpetrado por personas vestidas de civil.
Marta estaba embarazada de ocho meses y medio.
“La pareja fue vista en el centro clandestino de detención ESMA, que funcionó en este predio, donde posiblemente se haya producido el nacimiento del nieto 138 –precisa el comunicado de Abuelas–. Hasta el momento se tienen contabilizados más de 30 nacimientos en este Centro Clandestino”.
Marta y Juan Carlos querían llamar Soledad o Manuel al bebé que esperaban.
Hermanito dibujado
La hermana de Juan Carlos, María del Carmen Villamayor, y su mamá, Carmen Morinigo, presentaron habeas corpus y visitaron tribunales y cárceles. En 1979, Carmen denunció las desapariciones ante la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), y de puño y letra escribió: “En la carta que les entregué personalmente en septiembre pasado denuncié la desaparición de mi hijo Juan Carlos Villamayor y de mi nuera Marta Enriqueta Pourtalé (…) Ella en el momento que desapareció estaba embarazada de ocho meses y medio por lo cual queremos saber, como imaginará, qué fue del bebé”.
Del lado materno, el tío Pedro Pourtalé recibió un llamado de la comisaría de Villa Ballester para buscar a un menor de cuatro años. Era su sobrino, Diego, que había sido dejado allí, pero le negaron información de su hermana y de su cuñado. Pedro y su mamá criaron al niño y, en democracia, denunciaron el caso ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP). Diego siempre supo que esperaba un hermanito: cuando Marta y Juan Carlos le contaron hizo un dibujo de la familia incluyendo al bebé. Continuó esta búsqueda desde el grupo de familiares que participa activamente de Abuelas.
Otro detalle los une: ambos son abogados. Diego todavía no conoció a su hermano, que vive en España, pero Manuel Gonçalves reproduce en la sala un audio de WhatsApp que le mandó: “Nunca me preparé para esto ni me sale demasiado. Estoy embargado por la emoción. Muchas gracias, Abuelas, son el orgullo nacional. Las adoro. Y a todos los que están ahí”.
La sala explota de aplausos.
El delito más aberrante
Ya en 1988 las Abuelas presentaron una denuncia que hablaba de un niño que podría ser hijo de desaparecidos. Desde 1999 la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI) trabajó en la investigación del grupo familiar Villamayor-Pourtalé para que el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) fuera incorporando las muestras biológicas de la familia. Dice Abuelas: “Por otro lado, un joven que fue convocado por la justicia dio su muestra de ADN, que fue ingresada al BNDG en el marco de la causa 188/2000”.
La CoNaDI y el BNDG son dos instituciones que están en riesgo, denunció Abuelas, por las políticas de ajuste y la visión negacionista del gobierno de Javier Milei y Victoria Villarruel. “Esto demuestra, una vez más, la imprescindible e incansable labor de los distintos mecanismos que nuestro país fue creando para lograr resultados por los que somos admirados en el mundo”, precisan.
El Banco fue cotejando todos los perfiles, mientras la Unidad Especial de Investigación de la CoNaDI y la Unidad Especializada para casos de apropiación fueron aportando datos al juzgado de María Servini, quien convocó al hombre a realizarse el estudio de ADN. “Ayer, el Juez Daniel Rafecas informó al nieto 138 los resultados. Todo este proceso conjunto permitió la restitución de su identidad y abrió su camino hacia la verdad”, explica el comunicado de Abuelas.
El acto de ayer.
Y agrega:
- “Esta restitución es, una vez más, la muestra de las consecuencias del terrorismo de Estado en el presente y, también, de la necesidad de dar centralidad a las políticas de derechos humanos para que los delitos de lesa humanidad cesen”.
- “La CoNaDI y BNDG fueron instrumentos indispensables para la resolución del caso. En la consolidación de nuestra democracia la Secretaría de Derechos Humanos ha acompañado nuestra lucha en busca de las respuestas que los perpetradores nunca nos han querido dar. Este organismo del Estado se encuentra atravesando uno de los ajustes más brutales con la reducción de su personal a partir de un plan de desmantelamiento”.
- “El delito más aberrante de la dictadura se hace evidente en cada restitución: mantener viva a una mujer embarazada, someterla a las peores vejaciones hasta dar a luz a su bebé en condiciones inhumanas, para luego robarle a su hijo y sustituir su identidad. Aunque tarde, con este encuentro, este crimen cesa. El pueblo argentino ya ha repudiado estos crímenes horrendos”.
- “Hoy celebramos la restitución del nieto 138 y desde Abuelas pedimos que se sostenga el trabajo de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, una herramienta imprescindible para la defensa de estos derechos fundamentales”.
Y cierran: todavía faltan encontrar a 300 nietos y nietas más.
Una piba vieja
Al finalizar el comunicado Abuelas dio lugar a una ronda de preguntas. Algunas indagan por detalles que puedan contar del nieto y su reacción. “Es una persona que está muy conmovida –dice Manuel, la persona que le dio la noticia junto a Mariana Herrera, directora del BNDG-. Vimos una persona que, aun en esta situación de tanta conmoción, con el pasar de los minutos empezó a hacer un ejercicio muy valioso para estas historias tan complejas: empezó a pensar en la familia. Le dijimos que se va a encontrar con una familia que lo buscó y que nunca perdió las esperanzas. La dictadura había secuestrado a una mujer con más de 8 meses de embarazo: eso también demuestra la fuerza de nuestras madres que nos parieron en las peores condiciones”.
Manuel precisa el momento del encuentro: “Le estamos diciendo algo que le va a cambiar la vida, pero que va a sanar algunas de las heridas más dolorosas de la dictadura, no sólo para ellos, sino para toda la sociedad. Es el momento en que sus familias dejan de buscarlo todos los días”. Consultado sobre sus apropiadores, responden que seguramente la restitución traerá nuevos movimientos en la causa, pero “los detalles están en la Justicia”.
Estela revaloriza: “Los nietos, para nosotros, son todas hermosuras, preciados y buscados. Cada uno en su momento recibe todo el cariño y amor. Pero faltan muchos. Tenemos que luchar y seguir luchando. La gente joven. Yo tengo 94 años, soy una piba muy vieja”.
Estela, la piba de 94 años.
Taty Almeida le responde: “Es juventud acumulada”.
Estela se ríe: “Vos decís juventud acumulada, pero somos viejas. Qué vamos a hacer: es lindo envejecer luchando”.
La sala la ovaciona.
La sala canta: “Como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar”.
La sala entonces se levanta y acompaña a Estela y a Buscarita al hall central, donde actualizan el mensaje que, en una de las paredes, lleva el conteo de lxs nietxs restituidxs. Estela, espléndida y sonriente, lleva el 8 en la mano y actualiza el número.
La estrella 138 sobre el cielo de Abuelas.
El desmantelamiento
El día, sin embargo, no termina. En breve comienza el abrazo y ya hay militantes de ATE que acomodan el escenario y los parlantes frente al edificio cuatro columnas, como le llaman a la entrada que conserva un nombre que sigue generando escalofríos: “Escuela de Mecánica de la Armada”. Aquí será el abrazo, y a metros hay una señalización que indica que este lugar era el pabellón central de la ESMA, con el despacho del director, la sala de profesores, un patio cubierto dedicado a ceremonias y formaciones, y varias dependencias administrativas. Aquí, también, funcionó la Jefatura de la “Compañía Ceremonial”, sobre la que se conformó el Grupo de Tareas 3.3.2, cuyo jefe de inteligencia, Jorge “Tigre” Acosta, hoy condenado por delitos de lesa humanidad, tuvo su oficina.
Cruzando el patio largo, enorme, se encuentra la Secretaría de Derechos Humanos. Allí trabaja hace 14 años Paula Donadío, delegada de ATE, integrante de la Junta Interna. Su área es, precisamente, la Dirección de Sitios y Espacios de la Memoria, uno de los sectores en crisis por los anuncios, que Paula sintetiza a lavaca con precisión y dolor:
- “En 2023 éramos más de 1.000 personas y hoy estamos debajo de los 800. Desde marzo venimos teniendo despidos. Hasta finales de septiembre fueron casi 150 en la Secretaría. Tuvimos la reincorporación de casi la mitad, todo por la lucha”.
- “Lo que sucedió ahora es que decidieron terminar con una modalidad de contratación que es el ente de cooperación ACARA (Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina). Ofrecieron retiros voluntarios y, a quienes no querían, les dijeron que los iban a despedir. Eso, en la Secretaría, implica a 400 personas. Al mismo tiempo, teníamos la incertidumbre de qué va a pasar con las contrataciones no permanentes, que son 200”.
- “Además informaron el recorte salarial de entre el 50% y el 70% de casi 200 personas”.
- “Esto significa espacios de la memoria que no pueden abrir, atención psicológica a víctimas de violencia institucional o de violaciones a los derechos humanos que no reciben, seguimiento de juicios que se dejan de hacer. Y no por culpa de los trabajadores”.
- “La reunión con Baños fue tensa. Hace poco fuimos a la justicia con una medida cautelar para proteger los puestos de trabajo. Le planteamos estos puntos y se comprometió a hablar con el Ministerio para tener algún tipo de resolución estos días. Les recordamos que el lunes es el último día hábil del año”.
A este combo, Donadío suma que se les agregaron funciones que provienen de la desarticulación del INADI y del Ministerio de las Mujeres. En una carta abierta, ATE denunció que en los últimos tres meses dos compañerxs de la Secretaría murieron y que las presiones son constantes. También que la gestión de Baños –un ex juez nacional que se jubiló en medio de la causa por la desaparición del policía de la Ciudad Arshak Karhanyan– aumentó la presencia de Policía Federal en el edificio, algunos de civil, que “observan las asambleas” y, en una ocasión, “intentaron desenfundar el arma durante una protesta”.
En este panorama, la noticia del Nieto 138 fue un abrazo, pero también un motor que le dio a la jornada otro tono, por la noción de ubicar estas políticas en algo tan concreto como la restitución de las identidades robadas durante el genocidio.
Desde este viernes, son 138 los nietos recuperados. “Faltan 300” dicen en Abuelas.
Más que nunca
Es la hora del abrazo, y el patio está lleno y diverso. Desde las banderas del Partido Obrero a Roberto Baradel, de SUTEBA, o del exministro de Trabajo Carlos Tomada a la dirigenta del PTS Myriam Bregman, los colores y los rostros y los pañuelos forman una foto poco habitual, pero necesaria, mientras saludan y abrazan a las Madres Línea Fundadora -Taty Almeida, Carmen Lareu, Clara Weinstein y Vera Jarach- que llegan y se ponen al frente, mientras todes cantan que el pueblo las abraza. Cantan hijos, hijas, familiares, sobrevivientes, nietos y nietas restitutidxs, nietes, y militantes que, en muchos casos, no suelen cruzarse en las mismas marchas.
Nietes: la nueva generación que se suma.
Es Taty Almeida la que cierra este día donde los abrazos siguen en modo alerta: “Como verán quedamos muy pocas, pero estamos tranquilas, sobre todo porque no es la primera vez que escuchamos a tanta gente joven hablar, seguir con la lucha. A ellos ya les hemos pasado la posta, que la ponen en práctica. La prueba es que estamos todas, todos y todes reunidos. Tenemos que demostrar más que nunca que un pueblo unido jamás será vencido. La unidad es lo único que nos va a ayudar”.
Taty cierra: “Después de tanta muerte, vimos que hubo vida. No nos han vencido”.
Los puños se levantan: “30 mil compañeros detenidos desaparecidos, presentes”.
El patio truena: “Ahora y siempre”.
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