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Esto no es felicidad

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Daniel Cerezo, el experto del que todos hablan y nadie escucha. Expuso ante el gabinete y lo presentaron como el Ministro de la Felicidad. Luego, informaron que se había deprimido. Antes y después, habló con MU de todo. Mentiras y verdades de un experto en crisis y puentes. ▶ FRANCO CIANCAGLINI

Esto no es felicidad

Daniel Cerezo, 33 años, padre de dos hijos, psicólogo social y pianista.

Esta historia está escrita entre comillas. Daniel Cerezo está a punto de despegar a Sunchales, Santa Fe, un pueblo de 20 mil habitantes, a donde viaja invitado por el Sindicato de Trabajadores Lecheros para brindar una “charla inspiradora”.

Lleva consigo una pequeña valija rodante y otra mochila más pesada: después de darle la misma “charla inspiradora” al gabinete del gobierno de “Cambiemos”, semanas atrás, para los medios Cerezo se convirtió en el “Ministro de la Felicidad”.

Antes de partir con apuro de aeropuerto, Cerezo le pone comillas a la palabra “felicidad” y tacha, directamente, ministro: “Salieron a decir que era asesor de Macri, cuando lo único que hice fue dar mi mirada sobre cómo trabajar la pobreza, cómo meterse en los barrios, y me volví a mi casa”, cuenta, convertido en Ministro de la Seriedad.

Su casa queda en el bajo Boulogne, provincia de Buenos Aires, desde donde parió una teoría que no habla de la felicidad, sino de todo lo contrario: cómo superar los contextos de crisis.

Crisis, sin comillas.

Diálogos sobre felicidad Parte 1. Aeroparque

En el check in de su teoría ya se entiende que, en el mundo en el que  un titular vale más que la dignidad periodística, nunca se va a comprender lo que hay detrás de los anteojos de este hombre de 33 años, nacido en San Juan, criado en La Cava, fanático de Gladys La Bomba Tucumana y de Nelson Mandela. “Un tipo que cuando intentaba dialogar con los blancos, lo querían asesinar”, relaciona con los insultos que recibió por la repercusión mediática de su charla con el gabinete, e intentando convencer(se) de que, a pesar de todo, hizo bien.

Cerezo habla rápido (el avión está por despegar), es descontracturado (otros dirán desprolijo) y se nota que lo que dice pasó antes por su cuerpo. Hay que escucharlo con atención (dice “terminemos con los prejuicios”) y verlo hacer. Y luego, conectar una cosa con la otra: “Yo tenía muchos prejuicios contra los empresarios y me di cuenta de que la pobreza del prejuicio era mucho peor que la económica. Porque erradicar la pobreza no pasa por dar dinero, sino por empoderar a las personas. Incluso a los empresarios”, sintetiza sobre su teoría, que plantea que los empresarios también pueden ser “pobres”.

Bajo ese verbo posmoderno -empoderar- Cerezo fundó en 2014 Creer Hacer, una empresa social que viene trabajando en los barrios Villa La Cava, 1-11-14 y 21-24.

Dicta, en paralelo, cursos a “tomadores de decisiones”: empresarios y políticos. Así su nombre llegó al gobierno (“no sé cómo consiguieron mi teléfono”) y a los lecheros de Santa Fe. El contraste entre esas dos experiencias es el siguiente: en una no le pagaron y sus oyentes demostraron tener, en sus palabras, “nula sensibilidad social”.

Adivinen en cuál.

Cerezo se autodefine como un “puente” entre el sector social y el privado (no hay Estado) y manotea una anécdota para intentar demostrarlo: “Al lado de la villa un empresario había puesto un restorán y cada vez que pasaba, le gritaban algo. Entonces me llama y me dice: ‘Necesito generar un vínculo, una confianza’. Como no tenía trabajo para ofrecerle a todos le sugerí la idea de armar un curso de formación de mujeres chefs”. El proyecto se llamó Cocina para integrar y logró que, finalizado el curso, toda la cadena de gastronómicos de San Isidro tomara a las chefs del barrio.

“Siempre tuve esta idea de cómo hacer una integración más que hacer una inclusión”, plantea Cerezo. Diferencia para anotar. “Los políticos hablan de inclusión, pero ¿incluirme  dónde? Yo ya estoy incluido en esta sociedad, ahora quiero integrarme: que se conozcan, que generen un vínculo para que tengan confianza, y desde la confianza generar una transformación”.

Para eso tiene que viajar a Sunchales. El avión despega, y Cerezo se lleva MU para leer en el viaje.

Diálogos sobre pobreza Parte 2. Internet

Entre estas palabras entre comillas, siempre de definiciones ambiguas, Cerezo agarró la más polémica: pobreza. Y saltó a la “fama” con una charla TEDX en 2014 en la cual, ante un auditorio de 10 mil personas, entre las que se encontraban su familia y su profesora de piano, habló de “pobrezas múltiples”. A saber:

La pobreza cultural. 12 años. “Pensé que la música era solo lo que escuchaba en mi barrio. No sabía que existía otra música”. Así pasó de tocar en el piano La pollera amarilla a Para Elisa, de Beethoven. Supo, además, que este no era sólo el perro de una película.

La pobreza de la dignidad. 14 años. Comenzó a dar clases de piano a jóvenes principiantes del barrio. “Entonces pasé de ser el pibe que se mandaba cagadas en la esquina, a que todos me llamaran ‘profe’”.

La pobreza del prejuicio. 25 años. Después de coordinar el centro cultural (“Ya no me importaba aprender yo y enseñar yo: lo que hacíamos era formarnos y empezar a pensar cómo se podía mejorar la calidad de vida de la comunidad”), empieza a trabajar dando talleres en el penal de San Martín. “Uno piensa que las personas que están privadas de su libertad no pueden cambiar su futuro. Sí: lo único que necesitan son oportunidades”.

La oportunidad de Daniel Cerezo llegó, precisamente, a partir de una de las charlas a la que lo invitaron a contar su experiencia. “Un pibe joven escucha mi historia y me dice: vos tenés que trabajar conmigo. Tenés que hacer en mi empresa lo que hacés en los barrios”. Y entonces Daniel fue nombrado Gerente de Cultura y Felicidad de la empresa de Alpargatas Páez.

Mantuvo ese cargo hasta que fundó Creer Hacer junto a tres socios y se le ocurrió replicar el modelo de charlas estilo TED en los tres barrios donde tienen pisada: “Ponemos un micrófono e invitamos a ese líder anónimo, ese líder positivo, para que sea legitimado por la propia comunidad, que lo aplauda y se sienta respaldado más allá de la acción concreta, que puede ser organizar un torneo de fútbol o gestionar un comedor”.

Diálogos sobre las ideas Parte 3. Entretiempo

Una entrevista que le hizo la revista Noticias lo transformó en trending topic. El título: “El ministro de la Felicidad del PRO, deprimido”. Nos llega entonces, vía Internet, un mensaje de Cerezo desde Sunchales: “Tengo una idea”. La idea es una invitación al proyecto más ambicioso de Querer Hacer, próximo a inaugurarse: en las ex oficinas de Páez en Boulogne -muy cerquita de Panamericana y Márquez- Cerezo y los suyos acondicionaron al mejor estilo Google un edificio de dos pisos para poblar con emprendimientos sociales e incubar nuevos proyectos. Bautizaron ese edificio Mate y esperan que allí se asienten 50 puestos de trabajo, subalquilando los espacios a precio de costo: “Además va a haber mentores y talleres. Y un 30% buscamos que sean emprendedores que estén arrancando, idealmente del barrio, que van a estar sponsoreados seis meses por una empresa y por el propio espacio, con la idea de que en ese tiempo se vuelvan sustentables”, cuenta. Caracteriza toda esta propuesta con otros dos nombres entrecomillados: “Una red autogestiva colaborativa” y “un círculo virtuoso”.

Diálogos sobre la riqueza Parte 4. Boulogne

De villero a profe. De psicólogo social a gerente. De gerente a CEO. Todos esos podrían ser los títulos entrecomillados de los saltos de vida de Cerezo, si no advertimos su línea clara: los pies en la tierra. Llamémosle Boulogne, La Cava o La Realidad, que le permite mirar e interpretar de abajo hacia arriba: “Desde hace poco las empresas se empiezan a preguntar qué está pasando que hay una rotación de personal increíble;  que no logran generar pertenencia en los empleados; qué pasa que ya no alcanza con un buen sueldo”, plantea. “Ahí es donde se genera una tendencia de trabajar con las nuevas generaciones que buscan otro estilo de liderazgo, cómo ser un referente, cómo ser un líder positivo, un líder de servicio más que un líder autoritario o impuesto por su conocimiento técnico, académico”.

Al lado de Cerezo, mate en mano, se para Luis, El Facha, uno de los cuatro socios que llevan adelante el proyecto. Parido en las oenegé, aporta: “Las empresas tienen mucho conocimiento de planes estratégicos, técnicos, académicos, operaciones, y por ahí un liderazgo muy basado en el hacer y en lo que tenés. Y lo que se ve en los barrios es un liderazgo muy basado en el ser: son personas que desarrollan proyectos no por la posición que ocupan, sino por lo que son”.

Después de señalar a Daniel con la mano, sigue: “También hay un cuestionamiento muy grande de las empresas, de esa cuestión de la responsabilidad social. Hoy la demanda, desde la sociedad misma, es: ‘necesito que todo lo que hacés y tenga un impacto ambiental y social esté bien gestionado’. Si sos una empresa que destruye un bosque y después le das guita a un comedor, la sociedad se da cuenta: pasás a ser un hipócrita. Ya no existe el buen marketing: detrás, debe haber una buena empresa”.

Daniel: “Si me preguntás si hay un aprovechamiento de los empresarios de sus trabajadores, seguro que sí. Pero la verdadera respuesta es: no hay que subestimar a las personas. En cuanto las personas se dan cuenta de que hay una manipulación, automáticamente el circo se cae. El empresario ahora se dio cuenta de que si no empieza a cumplir, no tiene futuro: si no empieza a preocuparse por el medioambiente va a dejar de existir la materia prima con la que tiene que producir, y así”.

Si a Cerezo se le pregunta por qué el gobierno está interesado en entender la pobreza, dice que cualquier político debería comprenderla. Si se le dice “las empresas” Daniel contesta: las empresas no existen. “Empresas, las pelotas. ¿Quién es la empresa? En el fondo hay personas. Lo que buscamos es que esa persona tenga una habilidad mucho más amplia que el egocentrismo, la omnipotencia y el individualismo”. Y cuando habla de los barrios, se entusiasma: “La crisis te puede paralizar y generar una frustración, o te puede generar una oportunidad de pensar qué querés hacer”, plantea. “Las crisis golpean en los sectores más vulnerables, pero también esos barrios son los más creativos y en los que más sobrevivientes hay”.

Si la brecha económica se amplía, ¿no es más difícil hacer de “puente”? “Las medidas económicas perjudican al sector vulnerable, eso seguro. El tema es cómo podemos desarrollar proyectos para no quedarnos solamente en la queja, no decir ‘qué mal que está esto’, porque claramente de ahí no vamos a partir para ningún lado. Sino: cómo enfrento esta situación, con la que no estoy de acuerdo, que me perjudica, y sigo quejándome… Yo no estoy justificando nada, lo que digo es: los panoramas siempre fueron complejos, y lo seguirán siendo. Si vas a los barrios, lo sabés. Y ante eso, vos podés generar un proyecto que puede superar esa situación”.

¿Ese no es un discurso individualista? “Al contrario: es todo lo contrario a la meritocracia. Estamos planteando que cualquiera puede proyectar su sueño más allá del contexto y llevarlo adelante. Y un proyecto te va a llevar a aliarte con otros, y a tener más participación en el barrio o una comunidad, justamente salir del invidiualismo”.

Epílogo sobre política Parte 4. Acá

Dicen que entre las empresas y los barrios está el Estado, con sus políticas públicas que defienden el “bien común”, regulan la vida comunitaria y protegen a la ciudadanía… Cerezo ve otra cosa: “Claramente el Estado no da a  basto y siempre hubo y va a haber organizaciones sociales. Ojalá no sea por necesidades básicas como alimentos – comedores- sino para formarse, cuando las papas no queman. Hoy queman”.

Sobre el uso político de la pobreza, el clientelismo y los punteros: “Lo mejor para generar ese vínculo es ir a los barrios, pero más importante es volver. Si vos caés cada muerte de obispo para la campaña…”.

El Facha de Querer Hacer revela: “Después de lo del Ministro de la Felicidad, hubo gente del barrio que nos dijo: ¿nos usaron para llegar ahí? Estábamos a un mes de organizar la actividad Barrio Abierto en la 21-24 y tambaleamos todos: ¿lo hacemos, no lo hacemos? ¿Lo hacemos en la Casa de la Cultura que es un lugar del Estado? Y finalmente la gente del barrio nos dijo: esto es del barrio y de nadie más. Fue un aprendizaje: la gente del barrio nos bancó”.

Cerezo: “Yo no estaba ni preparado ni sabía la dimensión que iba a tener, ni mucho menos la buscaba. No tengo la cintura política ni me interesa tenerla en un tema partidario. Yo sé que hago política, pero que tiene que ver con la política social. Siempre lo hice, y lo voy a seguir haciendo”.

La moraleja no tiene comillas.

Cerezo dice que en la cancha se ven los pingos.

Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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