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Economía antipolítica

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El rompecabezas del modelo. ¿Cómo entender lo que está pasando? ¿Qué tipo de país se vislumbra a partir de las medidas económicas? Algunas pistas sobre políticas y corporaciones frente a una sociedad que empieza a rechazar que le den más de lo mismo. ▶ SERGIO CIANCAGLINI

Economía antipolíticaLos vuelos en el país están generando una serie de desconciertos. Vuelan los dólares, euros y hasta yuanes hacia los conventos de monjas orantes y penitentes; vuelan también hacia las empresas y cuentas off-shore, aunque sus directivos aseguran que nunca hicieron movimientos en esos limbos fiscales, como si fueran estatuas vivientes.

Vuelan los billetes por las cuevas antes oficialistas y ahora opositoras –y viceversa, o ambas cosas a la vez- que no oran ni hacen penitencia. Y puede olfatearse que hay vuelos hacia determinados juzgados, ministerios, gobernaciones y despachos de los que tal vez la sociedad se entere con precisión oportunamente: dentro de algunas décadas.

La fascinación mediática no deja muy claro si los espectadores absorben información o si las pantallas absorben a los espectadores. Mientras tanto, en nuestras cabezas y bolsillos revolotean las incertidumbres. Y muchas veces la escasez, que ahora se mide por semestres según predican los panelistas de la televisión. Y no hay GPS, brújula o veleta que nos insinúe hacia dónde sopla el presente.

Hemos heredado supersticiones raras entre las cuales es notable aquella que define a la Economía como una Ciencia, o incluso unas Ciencias, con Mayúsculas, lo cual da lugar a fetiches con posgrado que ofician como gurúes. A endiosar papeles de formas cuadrangulares llamados billetes (se aceptan tarjetas). A mitologías: “manos invisibles”, “lluvias de divisas”, “mercados de capitales”, “acuerdos de libre comercio”, “derrames”, “sociedades de consumo”, “pobreza cero”, entre otras  promesas fabulosas. Con esos anzuelos clavados en nuestras entendederas, deciden en parte importante los destinos o condicionamientos de vida de millones de personas.

Aquí se intentará percibir algunas pistas de lo que está pasando con la ayuda de personas que pueden ser consideradas científicos económicos o sociales, pero acaso sean más que eso: gente con los ojos, cabeza y piel puestos a comprender cómo funciona ese artefacto llamado economía.

Votos prestados

«El PRO tuvo un 26% de votos propios en las PASO de 2015. Gana la presidencial con el doble -52%-, por rechazo a la experiencia anterior, pero se trata de un voto prestado”, dice Claudio Lozano, uno de los fundadores de la CTA, ex diputado, y coordinador del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP). “Es un consenso frágil, que no maneja todos los resortes clave de gobernabilidad, lo cual obliga a concesiones en el Parlamento o con los gobernadores. Tampoco tiene injerencia directa sobre las organizaciones sociales o sindicales”.

Moraleja: “Como ganaron con lo justo, la política económica no tiene todos los elementos propios del ajuste ortodoxo. Combina reordenamiento de precios de la economía, redistribución de ingresos a través de la megadevaluación (4.786 millones de dólares fueron a parar al monasterio de las firmas exportadoras por el solo hecho de la devaluación); quita de retenciones a los cultivos y a la minería (704 millones más a las cuevas de las corporaciones sojeras y mineras, que remiten buena parte de sus utilidades al exterior); y permisividad frente a los precios. Resultado: hasta abril, 15% de caída del poder adquisitivo del salario”.    

Ese dato se refiere a las personas que trabajan formalmente. “Es cierto, todo lo que no es formal tiene una caída aun mayor. Y si sumamos los despidos (127.000 en el año) a los 917.000 nuevos pobres en estos meses, de los cuales 290.000 son indigentes, ves que todo induce a un proceso recesivo”. En esos números de lo que se habla es de vidas.

La actividad industrial cayó más del 6%, y el consumo más de un 4%, números tal vez benévolos con respecto a lo que ocurre en la realidad. “El tarifazo abrió un proceso de conflictividad social, movilizaciones muy importantes y eso les complica un ajuste ortodoxo, como hubieran querido”. Aparecen otras medidas fuera de agenda: “Ante la conflictividad, tratan de poner un piso a la caída del consumo y aparecen la extensión de la AUH a los monotributistas y el tema de pago de deudas a los jubilados”. 

Hipótesis: “Van a mantener un déficit fiscal similar al del gobierno anterior, con una composición distinta. El tarifazo centralmente fue una transferencia a las petroleras que operan en el país, que además tienen el precio del barril subsidiado por el Estado. Y tiene un efecto de concentración económica en pocas manos. Con el déficit, en lugar de emitir billetes como el gobierno anterior –cosa que finalmente también van a hacer- buscan financiarlo con deuda externa”.

La deuda se incrementó unos 15.000 millones de dólares este año, utilizados para pagar deuda vieja a los fondos buitre y poder así contraer nueva deuda, que se agrega a los impagables 250.000 millones de dólares. “Apuestan a calzar deuda  para financiar obra pública y con eso subir el nivel de actividad el año que viene. Es muy posible que el dólar quede otra vez atrasado, con lo cual en 2017 estaremos en una situación similar a la de 2015: la misma inflación que criticaban (lo cual será vendido como un triunfo si es menor que la de este año), un endeudamiento mayor, el mismo estancamiento, más desocupados y pobres, y el mismo déficit fiscal. Después de una etapa de sufrimiento social inducido, volvemos al punto de partida”, explica Lozano.

“El país quería cambiar al gobierno anterior pero no para este lado, y en todo caso compró esta medicina amarga en gran medida por desconocimiento o manipulación mediática de una candidatura con discurso abstracto.  Tengo la impresión de que la estrategia les genera contradicciones de todo tipo, con una perspectiva de logros menores, en medio de una inestabilidad política y económica mayor”.    

La grieta unida 

Ariel Setton es un economista de 32 años, miembro de la camada joven del Plan Fénix: “El gobierno llegó diciendo que iba a mantener todo lo bueno de la etapa anterior, y cambar lo malo. Pero en realidad pasamos de un modelo de demanda, basado en el consumo, a otro orientado a la oferta, que apunta a las exportaciones. Eso transforma a nuestros recursos, incluyendo los humanos, en un material de comercio para maximizar ganancias. Lo laboral pasa a ser un costo, y no un dinamizador de la economía. Eso deprime el mercado interno y juega en contra de la industria local, principalmente las pymes, mientras la economía mundial se frena, hay crisis en Brasil, y una tendencia al proteccionismo en el mundo que no va a generar la lluvia de inversiones que se esperan, mientras se rompe el mercado interno”.

Teoría sobre el rebote: “La economía puede rebotar si se revierten los costos en los servicios públicos, pero como están las cosas no será en este semestre, sino en el segundo trimestre del año que viene en el mejor de los casos. Si por algo hay que felicitar al gobierno es por su esquema comunicacional que justifica las malas noticias como parte de la pesada herencia, y promete que si uno espera, la solución llegará. Pero lo único que ha mejorado es la situación de los grupos empresarios y de los exportadores”.

Setton reconoce una herencia: “El kirchnerismo no desarmó la política de subsidios generalistas que subsidiaba servicios públicos a sectores que no lo necesitaban. El Estado tuvo menos dinero para invertir en cosas que podrían haber dinamizado la economía, como un banco de desarrollo para generar nuevos proyectos de infraestructura o de nuevas empresas. Tampoco cambió la informalidad que afecta a uno de cada tres trabajadores, y el propio Estado contrató de modo precarizado. Es una gran deuda del kirchnerismo. Si el actual gobierno no baja el trabajo informal al 15% el sistema jubilatorio no va a ser sustentable ni en el mediano ni en el largo plazo”.

¿Y los cambios en el sistema jubilatorio? “La suba a los jubilados actuales que tenían sentencia, sumada a la pensión para la tercera edad, se va a llevar el 40% del total del Fondo de Garantía de Sustentabilidad en tres años. Va a ser una sangría permanente y el sistema va a pagar cada vez menos a los jubilados”.

¿Qué significa la profundización del modelo extractivo? Setton: “Creo que generaría un millón de nuevos desocupados. No tiene nada que ver con una idea de desarrollo. Tendríamos que promover una política de desarrollo industrial y de servicios clara, fomentada por el Estado, porque hay un potencial humano enorme. Es más: si asumen el modelo extractivo, ¿por qué no crearle valor agregado en el país? ¿Por qué vender litio y no crear nosotros mismos una industria de baterías? Lo fácil es ir al modelo de exportación de materias primas. El esfuerzo es hacer algo diferente para romper nuestra dependencia del valor de esas commodities, que además representan un modelo social de cada vez mayor desigualdad”.

Se denuncia corrupción y la respuesta es que quienes hablan de eso son conservadores neoliberales. ¿Será que ambas cosas son ciertas? Setton: “Claramente las dos son ciertas y cuesta mucho tener una visión más imparcial. Trato de ser crítico y olvidarme del concepto de grieta porque aparece eso: de un lado corrupción, del otro la derecha neoclásica”. Lozano: “Hubo una matriz de corrupción organizada en la anterior gestión. Obviamente todas estas causas estaban dormidas y aparecen porque hay un cambio de clima político y te arman un pabellón completo de funcionarios kirchneristas. Pero en realidad gente como Jaime, Schiavi, López, tendrían que haber estado presos mucho antes porque todos en el gobierno sabían lo que pasaba. Y todas las evidencias de corrupción kirchnerista han sido una mochila para la construcción popular y para los que le damos al Estado un papel importante en defensa de lo público. Y le da oxígeno a Macri”.

Sobre la teoría según la cual sin corrupción el país estaría floreciente: “Si tomamos la fuga de capitales que en la etapa kirchnerista alcanzó 102.500 millones de dólares, la parte de los Cristóbal López es muy baja en términos relativos. Creer que el problema del actual modelo se resuelve solamente eliminando la corrupción es un tanto ingenua. Atrás de la corrupción hay tres cosas. La venalidad de los funcionarios, que solo se va a poder discutir democratizando el aparato estatal. Segunda, el financiamiento de la política. Y tercera, los sobreprecios de la obra pública que no son patrimonio de Lázaro Báez. También tiene sobreprecios Techint, los tuvo Macri, y su primo Calcaterra. Los sobreprecios son un fenómeno de la obra pública cartelizada que nunca se reguló y que el Estado valida”. O sea: las condiciones para la corrupción siguen saludables como siempre.

Lozano vuelve a lo que representa la actual matriz productiva argentina: “La dictadura cambió estructuralmente al país. Los 90 aceleraron ese cambio vía privatizaciones y se consolidaron complejos clave, como el sojero. Y eso se profundizó brutalmente durante el kirchnerismo. Otro complejo es el de armaduría automotriz sostenida y subsidiada por el Estado, lo mismo que el minero-hidrocarburífero. La decisión hoy es acentuar ese rumbo. Es decir: un patrón extractivista depredador del ambiente, una armaduría industrial, excedentes en negocios inmobiliarios, un grado significativo de extranjerización que hace que la remisión de utilidades al exterior sea muy alta sumado a la fuga sistemática de capitales. Ese es el esquema”.

Más sobre ese rompecabezas: “Durante el kirchnerismo hubo, como en otros países de la región, un discurso anti neoliberal con baja efectividad práctica. Hubo políticas sociales de inclusión para compensar el desastre producido en 2001, y hubo conflictos con la administración norteamericana. Pero no se le dio vida a un modelo de organización económica diferente, pese a que por primera vez en mucho tiempo los términos del intercambio fueron favorables al país y a la región. Incluso en Venezuela no hubo un cambio cualitativo en términos productivos y estructurales. Con algunos matices la excepción puede ser Bolivia”, plantea. Si es así, en Argentina el modelo extractivo minero y transgénico produce la pregonada unidad: ahí no hay grieta entre oficialistas y opositores de antes y de ahora.

La desobediencia

Hace poco Jorge Castro, ex funcionario menemista que suele reflejar como analista político los anhelos de un país norteño y del poder corporativo fue a un programa de televisión intoxicado de panelistas. Advirtió que Argentina tiene “un sistema político débil en su conjunto frente a una sociedad intensamente movilizada y que es una de las más politizadas de toda América Latina y quizá del mundo. En este concepto, lo que ha sucedido con el gobierno de Macri y el aumento de las tarifas del gas es el comienzo de un proceso de desobediencia en el país”.

Recitó: “La cuestión no es mandar, la cuestión es ser obedecido en lo que se manda. Y en esta Argentina de hoy lo que hay es una situación de insurrección o insubordinación de la civilidad en términos generalizados que ha comenzado desde la Patagonia hacia arriba y que obliga al gobierno de Macri a retroceder inexorablemente”.

Mensaje desde zonas densas del poder a la actual gestión, cuando el ajuste no es suficiente: la cuestión no es mandar, sino ser obedecido. Ningún panelista pareció o quiso entender la idea, salvo Raúl Castells, al revés, quien anunció que los jubilados rechazarán a las cuadrillas que pretendan cortarles la luz o el gas a los que no paguen, mientras Castro lo miraba sin gestos.

Tal vez el gobierno está comenzando a percibir que las insurrectas pueden ser las corporaciones. Sería el caso del ministro ex Shell JJ Aranguren, reclamando a las petroleras porque importan petróleo barato contra la estrategia macrista. O la falta de acompañamiento que algunos funcionarios (presidente y vice) han manifestado sentir con respecto a las corporaciones. 

¿Forma parte esto de lo que hay que mirar en el futuro económico? Lozano: “No sé qué quiso decir Castro, pero es cierto que la sociedad institucionalizó más que en el resto de la región formas de reivindicación y resistencia. Tiene una capacidad importante de bloquear determinadas estrategias. Hasta la inflación puede ser vista en parte como un producto de esa disputa por el ingreso. Por eso, mantener la gobernabilidad le pone límites a la estrategia de ajuste del macrismo, y todo eso representa fuertes contradicciones”.   

¿Hay opciones en lo económico? Lozano: “El capitalismo actual y el cambio tecnológico, desde el punto de vista de las relaciones sociales y laborales, generan bolsones de personas que quedan fuera, que no sirven para el sistema. Por eso hemos planteado la necesidad de un seguro de empleo y formación ligada al cambio tecnológico, para que los trabajadores roten entre tiempo de empleo, 4 horas, y de capacitación, otras 4. Donde había un trabajador de 8 horas, que haya dos de 4 horas. Obvio que eso implica una disputa política del poder diferente para capturar parte de la renta de las empresas más importantes, para financiar ese sistema. Si las corporaciones siguen haciendo lo que quieren, el mundo va donde va. Crisis financiera, social, laboral, alimentaria, ambiental: el resultado de cómo funciona este mundo”.   

Lo nuevo: “La Argentina no puede tener un desarrollo capitalista mínimamente razonable y serio, con mejoramiento de la productividad y de las condiciones de vida de su gente, en gran medida, porque carece de una burguesía nacional con un compromiso inversor acorde. Lo que se encuentra en las principales actividades económicas es una burguesía local transnacionalizada y empresas multinacionales. Por lo tanto, todo lo que sean formas de organización de las relaciones laborales de carácter no capitalista, cooperativo, de autogestión y todo lo que uno pueda involucrar dentro del amplio concepto de la economía popular, y asociarlo a la práctica estatal en el ordenamiento del proceso de acumulación, puede conformar un área de economía pública y social que le abra la puerta al desarrollo de la Argentina”.

El periodista e investigador uruguayo Raúl Zibechi agrega otra mirada sobre la época: “Lo que vemos no es una economía, sino un sistema capitalista que incluye la economía, la política, la cultura: toda una forma de poder y de control. Y en nuestros países eso está basado en el modelo extractivo”.

La consolidación del país como vendedor de materias primas, en un proceso de creciente concentración económica –postula Zibechi- es una actualización del hecho colonial del que los optimistas suponen que el país se independizó hace 200 años.

A ese modelo se lo llama también de acumulación por despojo o desposesión, en la definición del teórico inglés David Harvey. Traducción: acumulan los centros de poder, despojando de sus riquezas a países y comunidades enteras. El obstáculo para la consolidación de este sistema son justamente las personas, grupos sociales y comunidades que no quieren ver sus recursos, territorios y vidas atacados de ese modo.

¿Y la idea de autogestión?

Zibechi: “La autogestión implica un concepto que propuso el economista y pensador egipcio Samir Amin: la desconexión. Por ejemplo una fábrica recuperada vende, compra, paga impuestos, produce dentro del sistema. Pero puede hacer a la vez una desconexión de las lógicas del sistema capitalista, que le permita tener autonomía y una capacidad propia de decisión, intercambios y acción. Es otra de las luchas que permiten crear situaciones contra la continuidad de lo que está ocurriendo. Es una pulsión de vida para frenar un modelo de muerte”.

Tal vez se trate de imaginar un presente y un futuro ubicado entre los de abajo, si es que las personas y las comunidades deciden no resignarse a que la vida se la formateen siempre desde arriba.

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El teatro sale a la calle por la derogación del decreto 345

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A 44 años del atentado al Teatro Picadero en plena dictadura, distintas salas, artistas, productores y gestores organizan un encuentro para conectar pasado y presente. De Teatro Abierto al Festival ENTRÁ, la organización contra el desmantelamiento del sector, representado en el decreto 345, para defender la cultura, la identidad y crear lo que viene.

Por María del Carmen Varela

El 6 de agosto de 1981, a pocos días de haberse iniciado el ciclo Teatro Abierto, el Teatro Picadero sufrió un atentado que lo dejó en ruinas. Por eso, 44 años después, bajo otro ataque sistemático a la cultura, la comunidad teatral sale a la calle para recordar y exigir.

La propuesta reza:

El Teatro está Abierto: ENTRÁ.

La historia no se repite igual, pero rima.

El miércoles próximo, de 17.30 a 19.30, en la puerta del Teatro Picadero, Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA, trabajadorxs de las artes escénicas se reunirán para celebrar que el teatro sigue abierto y para defender al Instituto Nacional del Teatro que por el decreto 345 está siendo desmantelado.

La gacetilla anuncia la participación de Lorena Vega, Valeria Lois, Elisa Carricajo, Laura Paredes, Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y Mariano Sayavedra leyendo framentos de “Decir sí” de Griselda Gambaro, “El Acompañamiento” de Carlos Gorostiza, “Parlamento” del grupo Piel de lava y “Civilización” de Mariano Saba. Un diálogo entre obras que fueron parte de aquel ciclo y obras contemporáneas que hablan de nuestro presente. También habrá un cierre musical a cargo de Talleres Batuka.

Sigue la gacetilla: «Les invitamos a este evento que es, a su vez, un acto de conmemoración y un encuentro de resistencia. Como Teatro Abierto en los 80, hoy desde ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) seguimos encontrándonos para defender nuestra identidad cultural, nuestro teatro».

El texto poético que acompaña el mitín:

Ayer fue dictadura, hoy es democracia simulada

Ayer fue incendio, hoy es apagón

Ayer fue teatro como refugio, hoy es como grito

Ayer fue unión de artistas, hoy es red federal viva

Ayer y hoy: el teatro vuelve a responder como acto político y vital

En defensa de la cultura, exigimos la derogación del decreto 345.

Entrá porque es urgente

Entrá porque es ahora.

El emblemático ciclo Teatro Abierto arrancó el 28 de julio de 1981 en en el Teatro Picadero. Su organización fue un acto de resistencia en un contexto de dictadura que censuraba a dramaturgxs, directorxs teatrales, actores y actrices de la escena nacional. Un grupo de dramaturgxs comenzó a reunirse en la sede de Argentores para poner al teatro en acción: Así nació Teatro Abierto. Con una programación de 21 obras breves, se proyectó la realización de 3 funciones por día durante 3 meses. Con dramaturgxs como Carlos Gorostiza, Carlos Somigliana, Roberto Cossa, Pacho O´Donell, Griselda Gambaro y Aída Bortnik, entre otrxs, el ciclo se convirtió en un verdadero fenómeno artístico apenas iniciado. El público respondió a la convocatoria y se agotó la venta de abonos casi de inmediato. Una semana después, el 6 de agosto, se produjo el atentado que destruyó al Picadero. Al día siguiente se produjo una concurrida asamblea en el Teatro Lasalle y decidieron continuar. Varias salas teatrales ofrecieron sus instalaciones y finalmente el Tabarís, clásico espacio de la revista porteña, fue el elegido para reanudar el ciclo. Una semana más tarde, volvió Teatro Abierto con un apoyo multitudinario por parte del público que llenó la sala hasta la última función.

Contacto: +54 9 11 6914-3033 (Ana)

[email protected]

Instagram: @festivalentra

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Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

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Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.

Por Francisco Pandolfi

Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra). 

La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.

La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.

Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra. 

Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran: 

• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.

• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.

• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.

• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.

• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.

• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.

Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:

• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.

• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.

• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.

La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.

Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.

¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?

Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.

¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?

Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.

¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?

Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.

La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.

Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.

Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.

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Marcha de jubilados: balas y bolitas

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Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales. 

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.

Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.

Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.  

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.

Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.

Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla. 

  • “Vacas gordas, jubilados flacos”.
Marcha de jubilados: balas y bolitas

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.

Números y un café

Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca  mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.

Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.

De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.

Abus en la calle 

Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.

En la marcha hubo muchos carteles al respecto: 

  • No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
  • Ni veto ni represión: fuera el FMI
  • No al veto a las leyes en jubilaciones
  • No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei). 

Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.

Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.

Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Jubilado hablándole a la pared.

Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”. 

Vallas a donde vayas

El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.

Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.

Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.

La violencia y las bolitas

Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar). 

La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

¿Qué escudan los escudos?

Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”. 

Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.

Sin embargo, la gente no se fue.

La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió. 

“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.

Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.

De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.

Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:

–Juguemos a las bolitas.

Todos se rieron, por el absurdo de la situación. 

De nuevo, frente al horror, la creatividad social. 

Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

Marcha de jubilados: balas y bolitas
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