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El cuerpo es social
Primera casa, un documental performático. Una reflexión sobre el cuerpo y las marcas que dejan en él los mandatos sociales que hoy lo gobiernan. A través de la danza, testimonios e ilustraciones, se plantea como una herramienta de libre circulación para abrir debates y pensar propuestas. ▶ LUCÍA AITA
Hay una mujer desnuda en la oscuridad. Una mano recorre en cámara lenta su panza y espalda. Se ve con detalle cómo se deslizan los dedos sobre ombligo, costillas, pelos y lunares. La luz se refleja en ella y el fondo es negro. Se escuchan voces de hombres y mujeres que cuestionan: ¿Cómo te subís a un árbol, marimacho? ¿No te da vergüenza? ¿No te parece que estás muy provocativa? ¡Parate derecha! Y así, el cuerpo de Carla Rímola -intérprete y bailarina y modelo de la la tapa de esta edición- se mueve al ritmo de algunas de las muchas frases que dejan marcas en un cuerpo.
Primera Casa es un documental performático. Una producción audiovisual que busca, con entrevistas, poesía, danza e ilustraciones, entrelazar temas enormes: partos sin violencia, explotación sexual y cuerpo respetado. “Habla del cuerpo como objeto de poder y quién ejerce ese poder”, dice Paula Zambelli, su directora. Y abre otra pregunta: “¿Lo podemos ejercer nosotros mismos?”.
Su intención es generar una herramienta que, sin fines de lucro, logre hacer circular el debate sobre esos temas. Primera casa está todavía en proceso de realización porque se lleva a cabo gracias a sucesivos financiamientos colectivos y por etapas.
Criar proyectos
“Estamos comiendo galletitas veganas”, dice Paula y se ríe de los estereotipos. Sobre la mesa, en realidad, hay una docena de facturas que desbordan dulce de leche y crema pastelera. Paula es artista plástica, fotógrafa y docente. También es madre y se nota. Alrededor, el living está lleno de grandes pelotas, andadores y una rampa de madera. ¿Una rampa? Sí. Paula lleva su mensaje a su práctica cotidiana. Ella cuenta como al pasar que cría a su hija con ideas y elementos de la teoría de Emmi Pickler.
Pickler fue una médica de Viena que sostuvo la importancia del desarrollo motor autónomo de los niños y las niñas. Su teoría se basa en que es central para la crianza el vínculo relacional, los cuidados y generar un compartir profundo entre adulto y niñx.
Paula cuenta por qué elige este camino: “No hay noción de lo que le hacés a un chico al agarrarlo de las manos y tironearlo. Haciéndole eso le decís que conocer lo nuevo depende del adulto y, sobre todo, que no puede elegir solo. Lo acelerás, en vez de ayudar a que crezca con la confianza de respetar sus tiempos. Si desde el primer ritmo no somos respetados perdemos ese espacio de conocimiento de nuestro propio cuerpo”.
Paula cuenta que creó toda la idea del documental durante el embarazo y terminó de cerrarla durante los primeros tiempos de crianza. “Fue como si algo en mí hubiese decantado. La propuesta vincula todo lo que transité en mis últimos 20 años de laburar con el arte como herramienta de poder. La mirada del arte relacionada con temas que me inquietaban. Y, al mismo tiempo, la docencia, la pasión por aprender con el otro y buscar el cómo y las estrategias”, dice Paula. Y agrega: “Tiene que ver con un vuelco personal. Pasé de la denuncia a sentir que eso no alcanzaba. A partir de la crianza, comencé a vincularme con miradas desde lo constructivo y desde la potencia del ser humano. Este largometraje es una mezcla de esas dos etapas de mi vida. La denuncia y la potencia de hacer algo al respecto”.
Habitar el cuerpo
Paula dice que lo que no le costó fue armar un equipo. Se sumaron con mucha energía a la red interdisciplinaria que filma Primera Casa: fotógrafa, bailarina, coreógrafa, artista plástica, ilustradora, periodista, editor y realizadores audiovisuales. ¿Para contar qué? “Primera Casa es el cuerpo de la mujer como potencia creadora. Todo empieza ahí. Todos venimos de ahí. Después, la pregunta es qué va pasando con esa piel que es nuestra primera casa, tanto en hombres como en mujeres. Cómo habitamos nuestro cuerpo y cómo lo usamos”, dice Lorena Obiol, periodista. Paula agrega: “El hecho de que el lugar de nuestro origen sea justo el que está más objetualizado muestra que estamos absolutamente adormecidos. La violencia comienza desde el principio. Lo que investigamos es que eso se va produciendo en cada una de las etapas. Parto, crianza, educación y trabajo. Nos preguntamos cómo nacimos, cómo aprendimos a caminar, cómo fuimos a la escuela, cómo nos vinculamos sexualmente por primera vez y cómo elegimos nuestra orientación sexual”.
Victoria Bornaz –productora- suma: “Buscamos revisar la cultura en la que vivimos y cómo nuestros cuerpos se convierten en pedazos y en mercancías. Eso pasa desde las publicidades y los estereotipos de belleza del cine hasta cuando vas a parir. Yo trabajé mucho en televisión de aire y, por ejemplo, cuando una famosa no quiere ponerse photoshop le cuesta mucho más todo que a una que sí quiere”.
Paula pone la educación formal como otro de los ejemplos de la no conexión con el poder del propio cuerpo: “Es muy claro en la separación que hace Occidente entre el cuerpo y el resto de nuestro ser. En la escuela, la educación física va por un lado y el resto de las materias por otro. Lo que se transmite esa separación es que para pensar no uses para nada el cuerpo ni tampoco la sensibilidad”.
Las herramientas
Victoria cuenta por qué les pareció que un documental era una buena herramienta para lo que querían decir. “La comunicación audiovisual tiene llegada y alcance. No es necesario que estemos ahí”. Y Julia Zárate -fotografía y realización- suma: “El cine formó mucho ideológicamente los cuerpos y está bueno empezar a deconstruirlo. Por eso buscamos una película que cuestione y que también proponga. Y para eso hacemos todo este recorrido político y social, con elementos de la danza, la música y el dibujo que permiten empezar a debatir y a preguntarnos sobre algo que, si no resulta inabarcable”.
“Desde la mirada de una artista plástica y la disciplina artística de la danza contemporánea buscamos simbología. La idea es que no sea un documental solo con gente hablando y explicando, sino generar una estética visual potente”, dice Laura Figueiras -directora de coreografía- desde su formación en danza. Victoria señala un punto clave de todo el esfuerzo que hacen para reunir tantos elementos artísticos: “Estamos totalmente focalizadas en que el formato sea atractivo y que uno termine de verlo y no se quiera alejar del tema. Es casi un instinto de supervivencia no querer ver la violencia”.
Moviendo estereotipos
Paula suma otro punto: la película no es solo un mensaje sino también una acción concreta. “En Primera Casa decimos que el cambio empieza en una acción y desde uno. Y para nosotras la película es nuestra acción concreta. No estamos haciendo algo para que el otro piense. Estamos siendo lo que queremos ser a partir de hacer esta película, por eso también tanta pasión puesta a pesar de las dificultades, porque nos sentimos vivas mientras la hacemos”.
Además de lo artístico, en Primera Casa hay diez entrevistas que hablan desde diferentes lugares: desde la antropología y la psicología pasando por la bioenergética hasta una partera. Paula hace una aclaración sobre las entrevistas: “Los entrevistados se dirigen al espectador. Miran a cámara. Hablan con ejemplos y anécdotas personales. No es desde un lugar teórico, sino desde un lugar personal. La idea no es plantear ‘oponete a todo y andate a vivir a una isla’, sino que lleguemos a ejemplos concretos de cómo cada uno de los entrevistados buscó su espacio para accionar”.
Para llevar a cabo la película el equipo ideó un plan de financiamiento colectivo por etapas. Es decir, no tener que esperar a que esté toda la plata que se necesita, que es mucha, para arrancar a filmar. El primer crowdfunding fue un éxito: recaudaron 47.970 pesos y se habían propuesto alcanzar 45.000. Recibieron aportes de 266 personas. Además de los típicos premios, apuntaron a utilizar sus conocimientos como forma de financiación y dieron a cambio de las ayudas talleres de fotografía, edición de video, arte y política y expresión corporal, entre otros.
Otro uso de las redes por parte del equipo es que además de la película, Primera Casa será una plataforma web. La idea es que se pueda usar la página como fuente de información y datos cuando algún tema despierte interés. Estarán disponibles allí por si alguien quiere profundizar: artículos, legislaciones y materiales de divulgación.
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