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Transgelandia
El gran encuentro anual del agronegocio transgénico expuso durante tres días y en Rosario su relato. Este año además inventaron un verbo: “resiliar”. ▶ DARÍO ARANDA
El salón es muy amplio, unos 50 metros de largo y 100 de ancho. Cinco pantallas gigantes, generoso escenario y todas las sillas ocupadas, a tope. Luz tenue, música épica y un locutor sobrio que propone: “Los invitamos a ponernos de pie. Entonaremos el Himno Nacional argentino”. El público deja los asientos y comienza con un recitado tibio, pero finaliza con fuerza y la bandera argentina en las pantallas. El locutor retoma: “Damos inicios al vigésimo cuarto congreso de Aapresid (Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa)”. Aplausos sostenidos. Bienvenidos al congreso anual de los empresarios rurales y engranaje fundamental del agronegocios de Argentina. Durante tres días quedará aquí en claro que ellos se consideran la vanguardia técnica y moral del campo.Y que, aunque utilicen millones de litros de agroquímicos, en público hablan de “sustentabilidad” y “cuidado del ambiente”.
El origen
Aapresid se presenta como una oenegé técnica “sin fines de lucro”, nacida en 1989 y promotora de la producción sin arar la tierra (siembra directa). Son usuales las palabras emprendedor, entusiasta, eficiencia, sustentabilidad. Desde sus orígenes se diferenció de las organizaciones tradicionales del agro porque no basa su importancia en la tenencia de tierras (llegaron a definirse “somos los Sin Tierra”), sino en el “conocimiento”. Se trata de empresarios exitosos que aplican tecnología. Uno de ellos, quizás el más conocido, es Gustavo Grobocopatel, integrante del mayor pool de siembra.
Durante la crisis de 2001-2002 tuvieron una aparición masiva, mediante la “soja solidaria”. De la mano de la iglesia católica, el Gobierno y diversas oenegés pusieron en marcha un plan de donación de soja para los comedores barriales y escuelas, daban cursos de cómo cocinarla y publicitaban las supuestas bondades alimenticias. Recibió muchos cuestionamientos de organizaciones sociales y nutricionistas, que la acusaban de ofrecer a los chicos carenciados el alimento de los chanchos y aves de Asia y Europa: la soja transgénica. Incluso publicitaban como “leche de soja” al jugo de la oleaginosa, lo que generó toda una confusión respecto a si era equivalente a la leche de vaca. Finalmente, la leche de soja fue considerada no recomendable para menores de 5 años y contraindicada para menores de 2.
Durante “el conflicto del campo” por la resolución 125 (2008), Aapresid mantuvo un perfil propio. Mientras el Gobierno y las entidades tradicionales del campo (Sociedad Rural, Federación Agraria, Confederaciones Rurales y Coninagro-Mesa de Enlace) aumentaban en la escalada de confrontación, Aapresid no entraba al ring, pero fijaba posición: “Rechazamos por inconstitucionales las medidas adoptadas por el Gobierno y celebramos la manifestación espontánea de los ciudadanos del interior del país, con el apoyo de los centros urbanos, es una clara demostración de civismo y conciencia democrática”. Llamaron a apoyar a la Mesa de Enlace “para continuar con este esfuerzo conjunto hasta lograr la indeclinable vuelta atrás de la Resolución 125”.
Bienvenidos
Dentro de Convenciones Metropolitano, parte del Alto Rosario Shopping. Las barreras de ingreso al estacionamiento, que suben y bajan como si fuera hora pico, tienen carteles publicitarios de empresas del agro. Autos último modelo y camionetas 4×4. Una calle interna y un gran arco de ingreso blanco: “Bienvenidos al 24 Congreso Aapresid”. Y un auspicio en letras azules: Ministerio de Agroindustria de la Nación.
Un patio al aire libre con una decena de maquinarias. Cosechadoras, tractores (“mosquitos”) fumigadores gigantes (de unos tres metros de alto), tolvas. En la jerga, “los fierros”.
Acreditación y la primera bolsa con folletería y publicidad. Al final del día, serán decenas de bolsas, carpetas, diarios, trípticos.
Cada sala tiene nombre de un auspiciante. La más importante es de Bayer. Le sigue Rizobacter. Tres salas llevan el nombre de productos de la empresa DuPont y otras tres de Basf.
El hall central es amplio, unos 200 metros de cada lado. Muy iluminado, estilo hipermercado. Los stand, de distintos tamaños. Todas las empresas: Syngenta, Bayer, Don Mario, DuPont, Nidera, Basf, YPF, Agrofina (Grupo Los Grobo), Rizobacter, Bioceres, Dow, entre otras. Y gobiernos: Ministerio de Agroindustria de Nación, gobiernos de Santa Fe y Córdoba, Banco Provincia de Buenos Aires. Folletería en abundancia y saturación de promotoras por metro cuadrado. Pantalones híperajustados, sonrisas en abundancia.
Las mujeres asistentes son clara minoría: dos mujeres por cada ocho hombres. Se las ve poco en las charlas y la desproporción es más evidente en los pasillos.
Los hombres visten informal. Mucho jean, camisas, chalecos polar, zapatillas o zapatos informales. Muy poco traje y corbata. Los pasillos por momentos están saturados. Los organizadores señalan más de 4.000 inscriptos. El acceso tiene precio: 1.000 pesos los estudiantes, 2.600 pesos para las organizaciones amigas y 3.700 los no socios. En los intervalos se ofrecen gratis manzanas, jugo de naranja, café y magdalenas.
Para ingresar a las charlas primero hay que sortear a una joven (claro, promotora) con un lector láser en la mano. Ellas controlan el código de barras de la credencial y habilitarán el paso.
“Somos resilientes”
La inauguración es en la Sala Bayer. Luz tenue, símil cine. Larga fila de sillas. Unos 50 metros de largo y 100 de ancho. Un pasillo en el medio, desde la puerta de ingreso hasta el escenario. Cámaras como en un estudio de televisión, incluso una aérea. Cinco pantallas gigantes y, de un lado, tres publicidades móviles (como en las canchas de fútbol) con productos de Bayer.
La sala está colmada. No alcanzan las sillas. Baja la luz y sube el volumen de la música. Proyectan el video institucional del 24 Congreso. Muestran el proceso de una tortuga recién nacida, intentando desarrollarse, con dificultad. Sube aun más la música. La tortuga está dada vuelta, caparazón abajo, y sigue dando lucha. Intercalan las imágenes con las palabras “constancia”, “adaptabilidad”, “autoconocimiento”, “estrategia”, “recuperación”. Hasta que la tortuga se sobrepone y se desarrolla. Patas al suelo, la tortuga camina, vive. El mensaje de Aapresid: “Somos sustentables, somos resilientes”
Crear sentido
Cada congreso tiene un eslogan o palabra guía. En 2013 fue “Otra tierra”. En 2014 La misión. Y en 2015 Biosapiens, la era del suelo. Este congreso utilizó como verbo la palabra “resiliar”. En el diccionario existe “resiliencia”, entendida como “capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”.
No existe el verbo, pero Aapresid la creó para su congreso anual y le impuso un sentido: “Reaccionar, rebelarse, sobreponerse a la adversidad, esforzarse, confiar en nosotros mismos, adaptarse modificarse. Seguir adelante. Interactuar con el entorno y recuperar el equilibrio. Afrontar situaciones que nos ponen a prueba, que nos obligan a dar el máximo y generan incertidumbre respecto del futuro. Confiar porque podemos transformarnos y volver a estar en condiciones de superar las adversidades. Entonces se revela el funcionamiento del sistema y su capacidad de recuperarse. Cuidamos, evolucionamos, seguimos aprendiendo, podemos resiliar”.
La palabra aparecía en todos los espacios, folleterías, talleres, charlas y era repetida por la mayoría de los expositores, funcionarios incluidos.
Argentinidad
El locutor invita a entonar el Himno Nacional. Las pantallas muestran paisajes de las distintas provincias. De norte a sur. Comienzan a cantar el Himno de manera tímida, como en los actos escolares, pero va tomando fuerza con las estrofas. Terminan con pasión al momento de “juremos con gloria morir”. En las cinco pantallas flamea la bandera nacional. Aplauso sostenido. Nacionalismo recargado.
En el panel de apertura están el presidente de Aapresid, Pedro Vigneau; el secretario de Valor Agregado del Ministerio de Agroindustria, Néstor Roulet (faltó el ministro Ricardo Buryaile); el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz; y la intendenta de Rosario, Mónica Fein.
Vigneau, de saco y corbata, pasa al atril. Enumera logros de los últimos meses:
El trabajo de la Red de Malezas Resistentes, espacio comandado por Aapresid que estudia las plantas no deseadas. También participan INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), universidades, Senasa y empresas de transgénicos.
Certificación de “buenas prácticas agrícolas (BPA)” junto a Casafe (cámara de las empresas de agroquímicos). “BPA” es un término que justifica el uso masivo de plaguicidas y culpa al “mal uso” (y no al modelo) de las consecuencias sanitarias y ambientales.
Un trabajo conjunto a las facultades de Agronomía y Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires con “nuevos conocimientos para la sustentabilidad”.
El crecimiento de Aapresid,con un grupo incluso en Brasil.
Y no le escapó a la coyuntura política: “Se siente un ambiente distinto. Se respira esperanza. Por primera vez en muchas décadas, la pelota está de nuestro lado”. El auditorio le respondió con aplausos.
En casa
La intendente señaló que es un “gran orgullo” que Aapresid haya elegido Rosario y, en sintonía con el discurso de los productores, celebró la “innovación, la ciencia, las buenas prácticas agrícolas, la sustenbilidad”. Y, por si quedaban dudas: “Coincido en que existen aires de cambio, que espero fortalezcan el diálogo para plasmar políticas de Estado. Comparto también con Aapresid el espíritu de resiliencia”. Y pidió que Aapresid se sienta “como en su casa”.
Néstor Roulet, ex vicepresidente de CRA (Confederaciones Rurales Argentinas) y actual secretario de Valor Agregado, recordó su participación como productor y como disertante en los congresos anteriores. “Es la primera vez que Argentina tiene política agroindustrial. Estamos trabajando en la presión impositiva (bajar impuestos) y mejorar el crédito”, comenzó. Y arrancó las primeras señales de aprobación. Prometió que el país producirá más para llegar al “hambre cero”, felicitó a Aapresid por ser parte de ese avance.
Atono con el congreso, reiteró la importancia de “cumplir en lo ambiental” y destacó que el país está en la vanguardia mundial de la biotecnología (transgénica).
Prometió avanzar en nuevas variedades de soja y en el “arroz dorado”, transgénico muy cuestionado a nivel internacional.
El gobernador Lifschitz dio el discurso más largo, monocorde y complaciente. “Nuestra capital social es nuestra fortaleza. Y Aapresid es nuestro mejor ejemplo, que muestra la interacción privada, del Estado y científica”, celebró. Explicó que acortó su gira por Estados Unidos para estar presente en el panel de apertura. “Celebro esta nueva edición del congreso. Ustedes han sorteado todas las políticas y contratiempos (del gobierno anterior). Pero están acá, esta provincia es su casa. Compartimos sus metas de producir más alimentos, con menos recursos y con una agricultura sustentable”. Y finalizó: “Celebro resiliar”.
Aapresid crea conceptos y relatos. La clase política los hace propios, los repite e impulsa las políticas públicas sugeridas por la institución. Lo empresario se impone a lo público. Aapresid lo hizo.
Las críticas al agronegocios siempre fue catalogada por Aapresid como como “ideológicas” o “políticas”. Por contraposición, Aapresid hizo (y hace) hincapié es su perfil técnico y no partidario. Pero llegó Cambiemos: Ignacio Garciarena, de la Regional Aapresid 25 de Mayo, asumió como Director Nacional de Agricultura. “Un orgullo para Aapresid”, señaló la gacetilla de prensa de la entidad el 5 de enero. Muy activo en las redes sociales, el 17 de octubre twiteó: “Día de la lealtad clientelista”.
Gran impacto produjo la designación de la saliente presidenta de Aapresid, María Beatriz Pilu Giraudo, en el Ministerio de Agroindustria. Se le creó un área especial -coordinadora de Políticas Públicas para el Desarrollo Sustentable- que depende directamente del ministro Ricardo Buryaile y tiene injerencia en todas las áreas de la cartera. Es la referente ambiental del Ministerio.
Explicó que su principal tarea será implementar en todo el país las “buenas prácticas agrícolas” para fumigar a distancias mínimas de las viviendas y “sincronizar las diversas legislaciones”. Las empresas del agro desean desde hace años una ley nacional que legitime las fumigaciones.
“Tenemos que enamorar a los argentinos, convencerlos de que no contaminamos”, explicó Giraudo al sitio Agrovoz y explicó el objetivo en la función pública: “En definitiva, vamos a tomar lo que veníamos impulsando desde Aapresid como política pública y convertirlo en una marca país”.
Lo no dicho
Durante los tres días se hizo eje en la agricultura sustentable, el cuidado del ambiente e, incluso, cómo el modelo agropecuario ayudaría a mitigar el cambio climático. Ningún dirigente de Aapresid, ni asociado ni expositor vinculó el modelo impulsado por la entidad con hechos menos publicitados:
Aumento de uso de agroquímicos. 70 millones de litros en 1996. Más de 300 millones de litros en 2012.
Desmontes. El agronegocios avanzó sobre zonas extrapampeanas, conocido como “corrimiento de la frontera agropecuaria”. Más de 5 millones de hectáreas desmontadas.
Concentración de tierras en pocas manos: el 2% de las explotaciones agropecuarias concentran el 50% de la tierra cultivada. El 57% de las chacras sólo tienen el 3% .
Desalojos y represión sobre campesinos y pueblos indígenas. Solo en el norte del país, donde más avanzó el modelo agropecuario, existen once millones de hectáreas en disputa. Relacionado: profundización del éxodo del campo a la ciudad.
El propio INTA, brazo técnico-estatal del agronegocios, alertó en diciembre pasado: “El principal objetivo del modelo agropecuario actual es maximizar la renta con una mirada de corto plazo, poniendo en situación crítica al sistema agroalimentario (…) No se ha tenido en cuenta que el uso excesivo de plaguicidas pone en serio riesgo al recurso suelo”.
Postales transgénicas
Resumen de la veintena de entrevistados en los pasillos. Asistentes: productores-empresarios de Bolívar, Totoras, Paraná, San Jorge, Río Cuarto, Marcos Juárez y Junín, entre otros. Conceptos recurrentes: sustentabilidad, eficiencia, tecnología en el agro, producir para combatir el hambre del mundo. Al mismo tiempo que impulsan el uso masivo de transgénicos y agroquímicos (lo llaman “fitosanitarios”), niegan consecuencias del modelo. Ninguno vive en el campo, sí en los pueblos o ciudades cercanas a la explotación agropecuaria. No se definen como empresarios, sí como productores o “emprendedores”. Otra coincidencia: rechazo al kirchnerismo y apoyo a Macri.
El 6,7,8, agropecuario: stand de los diarios La Capital (Rosario), La Nación, Clarín; radios La Red, Continental, Mitre, Cadena 3; Agro TV, Infocampo y Chacra, entre otros. Medios de apoyo explícito al modelo agropecuario y con generosas pautas de las mismas empresas. Hubo un panel específico sobre periodismo: Desafíos en la comunicación del campo a la sociedad,a cargo de Casafe y Nidera. El eje: cómo comunicar mejor las bondades del agronegocios.
Uso correcto de fitosanitarios para el cuidado de las comunidades y el ambiente fue el nombre del panel donde Edda Villaamil Lepori (Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA) y Olga Heredia (Facultad de Agronomía de la UBA) exhibieron parte de los resultados de un trabajo sobre agroquímicos en Pergamino y Chivilcoy. Ambas científicas (junto a otros de la UBA), fueron cuestionadas por la Asamblea por la Protección de la Vida, la Salud y el Ambiente de Pergamino. Entre muchas críticas (detalladas en lavaca.org) demostraron que las académicas no buscaron los químicos más usados en la actualidad (glifosato, atrazina, 2-4-D), no realizaron estudios imprescindibles (de orina y de daño genético) y minimizaron los resultados. Fue un “estudio” para legitimar a los agroquímicos.
En el mismo panel, Ramiro Cid (INTA) y Eduardo Moavro (Ministerio de Agroindustria) celebraron el proyecto de ley con media sanción en Buenos Aires que permite fumigar hasta diez metros de las viviendas y despreciaron a los críticos: “Son malintencionados que carecen de fundamentos científicos-técnicos”. El ministro de Agroindustria de Buenos Aires y ex gerente de Monsanto, Leonardo Sarquís, adelantó que la Cámara de Diputados bonaerense transformará en ley este proyecto.
El ministro de Ambiente, Sergio Bergman, también estuvo presente. A tono con los dueños de casa, celebró las “buenas prácticas” agrícolas y pidió que “las iniciativas de la sociedad civil, como Aapresid, se transformen en políticas públicas”.
En síntesis: el 24 Congreso de Aapresid emitó un discurso técnico y supuestamente apolítico. Utilizó términos ambientales y relatos de superación. Exhibió su alianza con medios de comunicación, políticos, transnacionales y científicos. Expuso su darwinismo empresario, construcción de hegemonía e impulso de políticas públicas en favor de las empresas.
Tres jornadas en las que Aapresid ratificó por qué es un engranaje fundamental del agronegocios local, cómo acumula poder y promete ir por más.
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