CABA
Desaparecido en el barrio
Susana es la compañera y Paula la hija del periodista Luis Píriz. También son vecinas del genocida apodado El Nazi y, si la justicia las obliga, de Etchecolatz. ▶ LUCAS PEDULLAHay que decirlo. Esta nota comienza a escribirse con varios demonios asaltando la memoria. Inquietan, molestan, duelen. Tras las palabras y los silencios, tras memorias y justicias. Están allí.
Su negación -se dirá en esta charla- equivale a una batalla perdida.
Mirarlos a los ojos -se dirá también- cambia la conversación.
No es fácil, se contestará en algún momento, pero sostener la mirada -se dirá- es político. Por eso estamos aquí.
1.
En el Bosque Peralta Ramos, verde zona arbolada de cabañas y chalets en la zona sur de Mar del Plata, entre pájaros que afinan y vientos de sal, nos esperan en una casa de madera y piedra Susana y Paula, madre e hija, sobrevivientes del terrorismo de Estado en Argentina.
Allí, a tan sólo cinco cuadras, pretende retornar Miguel Osvaldo Etchecolatz, mano derecha del general Ramón Camps durante los años de horror, condenado cinco veces a prisión perpetua y principal foco en la desaparición en democracia de Jorge Julio López. El Tribunal Oral Federal N° 1 le concedió la prisión domiciliaria, pero el juez federal Ernesto Kreplak, que lo investiga en otras causas en las cuales está procesado, se la negó.
Etchecolatz no sería el único vecino genocida: el juez Kreplak concedió en febrero la domiciliaria a Juan Miguel Wolk, alias El Nazi, responsable del centro clandestino Pozo de Banfield. Se hizo pasar por muerto, fue descubierto por la hermana de uno de los desaparecidos en la Noche de los Lápices, violó la prisión domiciliaria entre 2012 y 2013, fue preso y hoy está procesado por torturar a más de 300 personas y por el robo de bebés. En marzo, Abuelas, Madres, hijas y vecinos hicieron un escrache silencioso frente a su chalet.
Allí estamos.
2.
Susana Chamizo vive en el Bosque hace 17 años, pero no es de Mar del Plata. Nació en Palermo, se crió en San Isidro, vivió en Capital y tras el golpe se mudó 13 veces en un año. “En uno de los departamentos tuvimos que caminar un tiempo entre colchones y almohadones para que no se escuchara, porque supuestamente estaba deshabitado. También había que tirar la cadena cuando el vecino la tiraba y abrir la canilla cuando el vecino la abría”. Susana explica: “Estábamos clandestinas”.
Era 1976 y Susana Chamizo ya tenía dos hijas con su compañero Luis Julio Píriz, hoy desaparecido. Militaban en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).
3.
Susana creció en una casona de San Isidro que -dice- era la primera del barrio en tener ascensor. Cuenta que nació dos años antes del famoso discurso de Evita que inauguró la televisión argentina: el 17 de octubre de 1951. Su papá fue el empresario Julio Chamizo, candidato a presidente en 1973 por Nueva Fuerza, el partido fundado por Álvaro Alsogaray, que sacó el 1,96% de los votos, pese a una fuerte campaña publicitaria. También había sido candidato a gobernador de Buenos Aires en 1958 por el Partido Cívico Independiente.
Su hija Paula le dice que fue la oveja negra de la familia. Susana matiza: “Era diferente. En casa siempre decían que era defensora de pobres y ausentes. A todas las empleadas les enseñaba suma, resta, multiplicación y división. Pero mis padres respetaban mucho la individualidad de cada hijo. Nos dieron mucha libertad, confiaron siempre en nosotros. Yo escuchaba Zitarrosa y no había problema”.
4.
Susana se detiene en un recuerdo: “Mi madre, antes de morir, me pidió perdón por no haberme creído. Cuando ella se enteró de la búsqueda de las Abuelas, me dijo: ´Perdón, pensé que exagerabas. Nunca pude pensar que hacían esa atrocidad, me hubiera muerto si tocaban a mi nieto´. Papá también, cuando yo estaba en la cárcel: no creía que sucedía lo que yo decía. Y te hablo de cuando desapareció Luis. No creían que era tan atroz la realidad”.
5.
Se conocieron en una librería en Pueyrredón y Santa Fe. Luis la vio entrar un 2 de abril de 1969 y le dijo a su amigo librero, también militante, que le hiciera la segunda: se hizo pasar por vendedor. Susana tenía 20 años y se puso a mirar un libro sobre Picasso. Luis se acercó. “¿Pensás que me lo voy a llevar?”, le preguntó Susana. Le respondió que sólo quería saber si le interesaba. Susana le comentó que tenía que animar una fiesta infantil y estaba buscando algo para hacer con los chicos. Luis le recomendó las obras que Debussy le compuso a su hija. Susana aceptó. “Me dijo: tengo que hacer una ficha con tu nombre, dirección y teléfono para hacerte un descuento”.
Se los dio.
Cuando llegó a su casa en San Isidro sonó el teléfono. Era el vendedor. “Ahí empezó la historia. Recién nos encontramos el 14 de abril, porque él iba a la facultad y yo estudiaba Letras y no coincidían nuestros horarios. Me re enamoré”.
Luis tenía 32 años.
6.
Luis Julio Píriz nació el 25 de marzo de 1937, también en el seno de una familia política: su papá, Leandro Píriz, fue el secretario de Juan Hortensio Quijano, vicepresidente de Juan Domingo Perón. Luis se sumergió a los 13 años en el grupo Praxis, fundado en 1956 por Silvio Frondizi, uno de los hermanos del ex presidente Arturo. Silvio era un emblema de la izquierda argentina, marxista, formador de cuadros por generaciones, a quien alguien llamado Ernesto Guevara le propuso la titularidad de la Universidad de La Habana. No aceptó: su lugar era Argentina. “Uno de esos cuadros que formó fue Luis”, define Susana.
Luis escribió, junto a compañeros de Praxis, Del peronismo al tercer movimiento histórico y De la Reforma Universitaria a la Revolución Nacional, entre otros textos. Estudió, se recibió y trabajó como médico ferroviario. “Estaba en uno de los puestos médicos en la marcha a Ezeiza cuando volvió Perón. Después, la militancia lo llevó para otro lado”. Fue periodista en La Opinión y, ya como militante del PRT, en El Mundo, el diario del partido. “En La Opinión empieza haciendo notas de política exterior y enseguida lo pasan a Cultura. Fue uno de los primeros que habló de Lacan. Le interesaba mucho David Cooper y la antipsiquiatría. Uno de sus últimos textos son los escritos económicos del Che”.
Luis viajó dos veces a Cuba en aquellos años revolucionarios. “En uno de esos viajes se encuentra con una persona, pero en ese momento estaba muy preocupado por un problema que había tenido con el Citroen. Se la pasa hablando sobre el auto y no habla de otra cosa. Cuando se despide, alguien le dice quién era esa persona. Se quería matar”. Era el Che, de incógnito.
7.
Dos años antes del golpe recibieron la primera amenaza de la Triple A: “Una mensaje con tres A marcadas con sangre. Cuando Paula nació, Luis me dijo que nos teníamos que ir. Me voy con las dos nenas a Uruguay un tiempo”. Susana hace un silencio que recorre épocas.
Y sigue:
“No pensábamos que iba a ser tan duro. No pensaba que iba a haber desapariciones. Pensaba, sí, que podíamos estar presos, pero no lo que realmente pasó”.
“Cuando el 24 de marzo de 1976 escuchamos que los milicos habían tomado el poder, Luis recibe una comunicación, corta y me dice: ‘No te pongas mal, se acelera el proceso’. Ahí sí tomé conciencia de que se venía una jodida. Es más: el día que desaparece, le pedí por favor a Luis que no fuera. Por favor. Estábamos en un departamento en pleno centro, Talcahuano y Sarmiento, donde teníamos una especie de lavadero: si bajabas un ténder no podías abrir la puerta por lo angosto que era. Yo me enojé y le bajé el ténder para que no pudiera darme un beso. ‘Por favor no te vayas’, le dije. No nos despedimos. Estuve muy enojada con él durante muchos años. Muchísimos”.
Silencio.
¿Cómo cayó?
Cometió el error número uno que puede cometer un militante: ir a la casa de un familiar. Fue al laburo del padre para pedirle un salvoconducto para nosotras, porque mi documento había caído. Sabía que eso era para agarrarme. Me lo había dicho la amante del custodio de mi papá, que en ese momento era director de la Junta Nacional de Carne. Me dijo: “Ni se te ocurra porque te está esperando la Marina”. Tenía información, y él no me escuchó.
8.
Susana y Paula recuperaron los restos de Luis en 2013. Paula: “Ahí nos enteramos que lo fusilan el 20 de junio del 76, junto a 12 compañeros más, a la vera del arroyo Sarandí, en Avellaneda, después de haber estado preso y torturado. Aparece como NN, abatido en combate, según los registros del cementerio de Avellaneda”. Susana dice que hasta ese exacto día, 20 de junio, escribía cartas a sus hijas como si fuera Luis. “En ese momento me dije que no podía seguir con esa mentira, porque no iba a saber cómo manejarla. Ese día sentí que su corazón ya no latía con el mío”.
Paula, sobre esa infancia: “No tengo los recuerdos como fotografías. Son sensaciones. Hay veces que necesito silencio, como cuando caminábamos sobre colchones y almohadas. Tampoco tengo recuerdos de mi viejo, pero sí su voz, y como la de un papá muy presente. Cuando mi vieja fue presa y mi papá desapareció dormíamos con mi hermana dándonos la mano, porque sentíamos que cualquiera de las dos se podía ir como se había ido mi papá”.
9.
Susana es detenida en 1980 cuando intenta sacar su DNI. “Pensaba que ya había pasado lo peor. Mi padre me aseguró que ya podía caminar libremente. Y me jugué. Caí en cana”.
Sigue Susana.
“No caí en la tortura y te digo por qué: dos días antes había llegado la hija del cónsul de España y estaban los organismos internacionales de derechos humanos en Argentina con la lupa puesta acá. Estuve presa cuatro meses nomás, en Devoto. Estuve aislada: querían que me quebrara”.
¿Cómo resististe?
Probé algo: no quería pensar en mis hijas ni en el sufrimiento de todos los que quiero, entonces empecé a pensar en otra cosa. Pensaba en cómo estaba compuesta mi biblioteca, qué puse en el primer estante, libro por libro, hasta que llegué a donde estaba El viejo y el mar (de Ernest Hemingway) y me acordé de una frase: “En la lucha con el pez, yo tengo solamente un cuchillo y esta soga”. Así lo sentí: tenía que manejarme con lo que tenía. Ahí descubrí que podía hablar con mis compañeras por el agujero del tornillo de la cucheta. Una era la sobrina de Tato Bores.
¿Y después?
Cuando salí estuve un año y pico vigilada. Tuve un intento de violación por un carcelero. Cuando ya estaba por violarme le dije: ‘Pensá que pueden estar haciéndole lo mismo a tu mamá, a tu hermana y a tu hija’. Fue como ponerle una cruz a un vampiro. Se fue. Otro me vigilaba siempre en la puerta o en la esquina de casa. Una vez estaba con una amiga y lo enfrenté. Es la mejor estrategia: hay que desarmarlos. Si tenés miedo, te muerden. No: hay que reconocerlos, mirarlos y decirles: ‘Sé quién sos’.
10.
Susana dice entonces: “¿Sabés cuál es el aprendizaje de todo esto? Que todo lo que tiene vida tiene alma. Y que todo lo que se hace por amor te mantiene ilesa”.
11.
La pregunta brota de Paula: “Y con estos genocidas viviendo acá, ¿cómo hacemos?
Susana: “Creo que el Bosque los va a echar, y toda nuestra energía. Creo en esas cosas. Los 30 mil desaparecidos, esa fuerza y vibración que está y existe, eso es lo que va a dar vuelta todo”.
CABA
El teatro sale a la calle por la derogación del decreto 345

A 44 años del atentado al Teatro Picadero en plena dictadura, distintas salas, artistas, productores y gestores organizan un encuentro para conectar pasado y presente. De Teatro Abierto al Festival ENTRÁ, la organización contra el desmantelamiento del sector, representado en el decreto 345, para defender la cultura, la identidad y crear lo que viene.
Por María del Carmen Varela
El 6 de agosto de 1981, a pocos días de haberse iniciado el ciclo Teatro Abierto, el Teatro Picadero sufrió un atentado que lo dejó en ruinas. Por eso, 44 años después, bajo otro ataque sistemático a la cultura, la comunidad teatral sale a la calle para recordar y exigir.
La propuesta reza:
El Teatro está Abierto: ENTRÁ.
La historia no se repite igual, pero rima.
El miércoles próximo, de 17.30 a 19.30, en la puerta del Teatro Picadero, Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA, trabajadorxs de las artes escénicas se reunirán para celebrar que el teatro sigue abierto y para defender al Instituto Nacional del Teatro que por el decreto 345 está siendo desmantelado.
La gacetilla anuncia la participación de Lorena Vega, Valeria Lois, Elisa Carricajo, Laura Paredes, Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y Mariano Sayavedra leyendo framentos de “Decir sí” de Griselda Gambaro, “El Acompañamiento” de Carlos Gorostiza, “Parlamento” del grupo Piel de lava y “Civilización” de Mariano Saba. Un diálogo entre obras que fueron parte de aquel ciclo y obras contemporáneas que hablan de nuestro presente. También habrá un cierre musical a cargo de Talleres Batuka.
Sigue la gacetilla: «Les invitamos a este evento que es, a su vez, un acto de conmemoración y un encuentro de resistencia. Como Teatro Abierto en los 80, hoy desde ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) seguimos encontrándonos para defender nuestra identidad cultural, nuestro teatro».
El texto poético que acompaña el mitín:
Ayer fue dictadura, hoy es democracia simulada
Ayer fue incendio, hoy es apagón
Ayer fue teatro como refugio, hoy es como grito
Ayer fue unión de artistas, hoy es red federal viva
Ayer y hoy: el teatro vuelve a responder como acto político y vital
En defensa de la cultura, exigimos la derogación del decreto 345.
Entrá porque es urgente
Entrá porque es ahora.
El emblemático ciclo Teatro Abierto arrancó el 28 de julio de 1981 en en el Teatro Picadero. Su organización fue un acto de resistencia en un contexto de dictadura que censuraba a dramaturgxs, directorxs teatrales, actores y actrices de la escena nacional. Un grupo de dramaturgxs comenzó a reunirse en la sede de Argentores para poner al teatro en acción: Así nació Teatro Abierto. Con una programación de 21 obras breves, se proyectó la realización de 3 funciones por día durante 3 meses. Con dramaturgxs como Carlos Gorostiza, Carlos Somigliana, Roberto Cossa, Pacho O´Donell, Griselda Gambaro y Aída Bortnik, entre otrxs, el ciclo se convirtió en un verdadero fenómeno artístico apenas iniciado. El público respondió a la convocatoria y se agotó la venta de abonos casi de inmediato. Una semana después, el 6 de agosto, se produjo el atentado que destruyó al Picadero. Al día siguiente se produjo una concurrida asamblea en el Teatro Lasalle y decidieron continuar. Varias salas teatrales ofrecieron sus instalaciones y finalmente el Tabarís, clásico espacio de la revista porteña, fue el elegido para reanudar el ciclo. Una semana más tarde, volvió Teatro Abierto con un apoyo multitudinario por parte del público que llenó la sala hasta la última función.
Contacto: +54 9 11 6914-3033 (Ana)
[email protected]
Instagram: @festivalentra
CABA
Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.
Por Francisco Pandolfi
Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra).
La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.
La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.
Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra.
Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran:
• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.
• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.
• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.
• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.
• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.
• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.
Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:
• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.
• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.
• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.
La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.
Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.
¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?
Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.
¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?
Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.
¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?
Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.



La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.
Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.
Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.
Actualidad
Marcha de jubilados: balas y bolitas

Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales.
Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.
Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.
Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.
Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.
Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla.
- “Vacas gordas, jubilados flacos”.

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.
Números y un café
Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.
Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.
De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.
Abus en la calle
Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.
En la marcha hubo muchos carteles al respecto:
- No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
- Ni veto ni represión: fuera el FMI
- No al veto a las leyes en jubilaciones
- No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei).
Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”.

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.
Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.
Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”.

Jubilado hablándole a la pared.
Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”.
Vallas a donde vayas
El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.
Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”.

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.
Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.
La violencia y las bolitas
Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando.

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar).
La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

¿Qué escudan los escudos?
Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”.
Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.
Sin embargo, la gente no se fue.
La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió.
“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.
Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.
De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.
Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:
–Juguemos a las bolitas.
Todos se rieron, por el absurdo de la situación.
De nuevo, frente al horror, la creatividad social.
Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

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