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Doble de cuerpo

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Escriben, dirigen y actúan dos bellas obras de la escena independiente que retratan la magia de su infancia provinciana. ▶ MARÍA DEL CARMEN VARELA

Doble de cuerpoRita y Natalí son amigas, viven muy cerca, en un mundo pequeño en el que todos se conocen, un mundo de mates en la vereda y charlas en el patio de atrás. Comparten sueños, travesuras y se deslizan con entusiasmo por la travesía de la infancia. Desobedecen el mandato de dormir la siesta y, con lo que hay a mano, montan un show con cumbia de Karina como fondo musical. Con tacones que le quedan enormes y el deseo de lucir el vestido bordado de la mamá de su amiga, Natalí construye un personaje a su antojo, una realidad paralela, alejada de la tragedia que la aguarda en su casa. Inquieta, mandona, le aconseja al pretendiente de Dorita que para conquistarla le regale un anillito o “un osito de I love you”. Rita es más dócil y se deja llevar por las ocurrencias de Natalí.
Amigas y cómplices, divierten, sorprenden y despiertan ternura. Así Yo no duermo la siesta es como abrir una caja de bombones y regodearse en el placer que se avecina. La dramaturgia y dirección es de Paula Marull, quien la escribió en el taller que hace con Javier Daulte, reconocido guionista, dramaturgo y director.
En un pueblito correntino se celebra el día de los milagros de “la Pilarcita”. Así se la conoce a Pilar Zaracho, una niña santificada por la fe popular. A los 4 años iba con sus padres en una carreta, la muñeca se le escapó de las manos, se arrojó a buscarla y la carreta la pisó. En ese mismo lugar, sus padres la enterraron y colocaron una cruz. Tiempo después un racimo de milagros hizo crecer el mito. En un día caluroso, Selva y Horacio llegan a una pequeña pensión atendida por dos adolescentes: Celina y Celeste. En ese día tan esperado nadie quiere quedarse afuera del reparto de gracias. Para ganar los favores de la Pilarcita, los peregrinos la agasajan con muñecas preparadas especialmente para la ocasión. Celina es estudiosa y tímida, ansía que el chico que le arranca suspiros pose su mirada en ella. Su amiga Celeste es pícara, puro impulso y se propone brillar en la comparsa del pueblo con su traje de plumas y lentejuelas. El peso del deseo conspira para que cada cual inhale el perfume del milagro tan esperado.
María Marull es la dramaturga y directora de La Pilarcita, la escribió en el taller de Mauricio Kartun en la Escuela Metropolitana de Arte Dramático (EMAD), tomando como punto de partida esta devoción popular de la que escuchó hablar y la inspiró.
Uno y otro son relatos que transcurren en pueblos, hilvanados con la solidez de los hilos que unen a los protagonistas y que entrelazan historias simples, cotidianas, plenas de encanto. El mundo posible que se esconde si traspasamos la puerta que derriba la ilusión.
Yo no duermo la siesta y La Pilarcita recorren matices que parecen escritos por la misma mano o el mismo corazón.
Así es: las gemelas Paula y María Marull son las relatoras de este manojo de pequeñas historias adorables, que desatan carcajadas y disparan emociones. Si bien no las escribieron juntas hay un clima amable e íntimo que persiste en las dos obras. Obras hermanas, como ellas.
“Trabajar juntas es sumamente natural porque hicimos muchas cosas juntas: nacer, jugar, hacer la tarea, maquillarnos para ir a bailar. Amamos trabajar juntas, potencia mucho lo creativo, lo lúdico, nos entendemos, compartimos las dificultades. Cuando uno dirige está solo y tenés responsabilidad de decidir muchas cosas, haciéndolo entre las dos es todo más fácil”, cuenta María.
 

Recuerdos de provincia

 
Comerse las eses delata el lugar de nacimiento de estas gemelas: Rosario. Luego de separarse, su padre se fue a vivir a Esquina, un pueblito de Corrientes, y allí iban a pasar sus días de vacaciones. Ese lugar les permitió conocer y vincularse con una realidad de vida tranquila, siestas, tardes de calor y juegos, que las inspiró a la hora de abrazar la dramaturgia. “Patio, aire libre, sol, mangueras, jugábamos con todo lo que había, charlábamos, escuchábamos música, bailábamos con los temas de Los Parchís. Tiempos distintos, ni mejores ni peores”, sintetizan estas almas gemelas. Ambas son también actrices y Paula dirige la actuación de María en Yo no duermo la siesta, en su rol de Dorita.
“Tenemos muy buena comunicación con la mirada y por la actividad que hacemos suma mucho conocernos tanto. Cuando escribimos juntas, compartimos el proceso desde lo creativo, hay un montón de terreno ganado. Las dos conocemos Esquina, sabemos lo que significa ese pueblo. Encaramos los trabajos de una manera parecida, muy autoexigentes y por eso nos entendemos. Uno escribe desde lo que conoce, de su mundo, las imágenes que uno tiene del pasado, de la infancia, eso que también está en los personajes, es un terreno conocido”.
La infancia, ¿es el período que nutre el mundo imaginario de sus producciones?
María: “Uno hace recortes y te quedás en un mito de tu propia infancia, la recordás de una manera y quizá no era así, es un período corto, pero te marca”.
Paula: “Había más silencio y austeridad. Una sábana primero se convertía en un vestido de novia, después en un fantasma y después en un mantel. Ahora hay de todo, pero igual los chicos se aburren. La infancia es un terreno que está idealizado. También es un terreno de sufrimiento, en un mundo que está diseñado para grandes. Hay dolor, soledad, incomprensión”.
 

El camino

 
Las Marull llegaron a Buenos Aires a los 20 años, con ganas de probar cómo era vivir lejos de su Rosario natal, donde estaban trabajando como modelos. Se instalaron en la casa de una tía, se anotaron en la carrera de Diseño Industrial, después en Letras, trabajaron en publicidad, las convocaron para un programa de televisión, la representante les sugirió estudiar teatro y quedaron fascinadas. Comenzaron a elaborar sus propios proyectos, a vincularse con gente del teatro, estudiaron dramaturgia, dirección y descubrieron que escribir es lo que más disfrutan.
María: “En el teatro te enterás ahí mismo si a la gente le gusta la obra, ves las reacciones, si se ríen, si se emocionan, si se aburren. Es un ritual de confianza: el que escribe confía en el que va a dirigir, el que dirige confía en el que va a actuar, el que actúa confía en el espectador, y el espectador confía en toda la cadena. Cuando veo La Pilarcita en la cabina, escucho los textos, la gente que se está riendo y me acuerdo de cuando lo escribí, que viene de algo mío, pienso en el recorrido que eso hizo”.
En los 90 se hicieron conocidas por su participación en el programa 1,2,3 out, conducido por Horacio Cabak, y luego condujeron en Utilísima. Ahora están dedicadas al teatro.
¿Por qué eligen trabajar en la escena independiente?
Paula: “Podés convocar a los actores con los que querés trabajar, lo grupal es fundamental, lo cooperativo. Los actores, directores, la escenografía, todo está alineado en la misma sintonía. El deseo de hacer le da otro espíritu al proyecto. Hay tiempo, compromiso y no tenés limites: todo lo podés probar y hacer”.

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Chau Monsanto: se levantó el acampe de Malvinas Argentinas

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A tres años del bloqueo histórico los vecinos de Malvinas Argentinas anunciaron con alegría el levantamiento del acampe, una de las medidas que frenaron la instalación de la corporación transgénica más grande del mundo, ante la confirmación de que las 28 hectáreas del predio tendrán uso como un polo de pequeñas industrias. En la edición de octubre de #MU, el periodista Sergio Ciancaglini viajó a Malvinas Argentinas y reflejó en esta crónica qué significa este triunfo por la vida el pueblo que se convirtió en ícono y epicentro de la lucha mundial contra Monsanto y el extractivismo. Todo lo que hicieron, padecieron y construyeron. Todo lo que soportaron y lo que no. Cómo cambiaron, qué perdieron y qué ganaron estas personas de un cuento que tiene final feliz. Y epílogo: ahora se viene la lucha por la salud. La nota completa y las voces de un pueblo que hizo historia, acá. ▶ SERGIO CIANCAGLINI
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Desaparecido en el barrio

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Susana es la compañera y Paula la hija del periodista Luis Píriz. También son vecinas del genocida apodado El Nazi y, si la justicia las obliga, de Etchecolatz. ▶ LUCAS PEDULLA
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Diccionario mediático argentino

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Por el catedrático Pablo Marchetti.
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