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El amor es más fuerte

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Cómo ganó Andalgalá una batalla contra la megaminería. El Concejo Deliberante prohibió la actividad minera. Es el principio de un final feliz de una historia que comenzó con dos hombres, con una bandera argentina, deteniendo a los camiones de una corporación. Y siguió con todo un pueblo. Por Sergio Ciancaglini.

El amor es más fuerte

Hay textos que son como ciertos territorios o como algunos espíritus: áridos. Pero muchas veces en la aridez puede haber una secreta belleza, según se mire. Por ejemplo:

“VISTO:

La existencia de proyectos megamineros (Agua Rica y Filo Colordado) que se desarollan en la Cuenca alta del Río Andagalá poniendo en “riesgo y agraviando derechos amparados constitucionalmente”, como son los “bienes colectivos/comunes y los servicios ambientales que generan”(…)

El Concejo Deliberante de la Ciudad de Andalgalá sanciona la siguiente ordenanza:

Artículo 1º: Prohíbase la actividad minera metalífera (Oro, Cobre, Plomo, Plata, etc.), en la modalidad denominada a cielo abierto o a tajo abierto, y la actividad minera de minerales nucleares, uranio y torio, bajo cualquiera de sus formas, en las modalidades a cielo abierto o por galería, en yacimientos descubiertos o a descubrirse, en todas sus etapas: cateo,  prospección, exploración, explotación, desarrollo, preparación, extracción y almacenamiento de sustancias minerales, en toda la extensión de la Alta Cuenca Hídrica del río Andagalá, Provincia de Catamarca”.

Esa ordenanza número 029/16 fue aprobada unánimemente por los siete concejales de Andalgalá el 8 de septiembre de este año. Captaron, tardíamente tal vez, el mensaje de la comunidad, tras años de asambleas, palazos, caminatas, detenciones, bloqueos de caminos, balazos, gas pimienta, insultos e insomnios.

“Los concejales ni nombran la lucha de la gente, pero por una vez nos beneficiaron”, dice con alguna desconfianza don Alberto Zozi.

La prohibición de la minería a cielo abierto se agregó a un fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que este año dio la razón a los vecinos, que venían reclamando un amparo desde 2010.

En la mira municipal y judicial está centralmente Agua Rica, curioso nombre del proyecto de la canadiense Yamana Gold, que debía tres veces mayor que Bajo Alumbrera, de la suiza Glencore, asociada a Yamana y Goldcorp. Agua Rica sigue paralizada desde que en el planeta que gira alrededor de un algarrobo ocurrió algo infrecuente: cambió la historia.

Prostíbulos y casinos

Andalgalá está geográficamente ubicada entre la bendición y la maldición, a 240 kilómetros de la capital catamarqueña. Fernanda Vallejo, de la asamblea El Algarrobo: “La bendición es estar entre estos paisajes, en una tierra con un potencial enorme. La maldición es que este es un lugar codiciado por las corporaciones”.

La historia adjudica la primera explosión de la primera megaminera argentina, Bajo Alumbrera, a Carlos Menem, en octubre de 1997, aunque en realidad su avión no llegó a la inauguración por problemas climáticos. Su gobierno creó las leyes que facilitaron la llegada de la minería. Al anunciar Alumbrera, Menem dijo: “Esta es la Argentina que necesitamos, que se abre al mundo, que recibe inversiones, que promete un futuro”.

Cuenta don Alberto Zozi: “Estábamos todos chochos con la minería. Después nos fuimos dando cuenta. No había trabajo, no mejoró la situación”. El ex intendente pro minero del FpV, José Perea, reconoció que Alumbrera ocupaba apenas a 50 andalgalenses (sobre 20.000 habitantes) y en el período dorado de la mayor inversión minera de la historia, Andalgalá siguió y sigue siendo el departamento con mayor desocupación de una de las provincias más pobres del país.

Ruth Vega: “Desde el año 2000 empezamos a tener Internet aquí y pudimos investigar, ver lo que pasaba en otros lugares, la corrupción en lo económico, los impactos. Había gente que pensaba que la lucha era por más regalías. Otros proponían mayores controles, pero al final todos vimos que el problema es la megaminería en sí misma, que no trae beneficios y genera contaminación ambiental y social”. Detalles: se hacen explotar 340 toneladas diarias de roca. Sólo Alumbrera usa la misma cantidad de explosivos que el resto del país. Y consume tanta electricidad como toda Tucumán. Se calcula que utiliza 100 millones de litros diarios de agua. Equivalente a una piscina olímpica de 20 manzanas de extensión (cinco Plazas de Mayo) y dos metros de profundidad.

Marcelo Orellana, dueño de un hostel, dice sobre los efectos sociales: “Techint hizo el mineraloducto que traslada una especie de barro en el que van los minerales. Cuando terminaron la construcción, lo que quedó en Andalgalá fueron dos prostíbulos y un casino, que ahora ya no existen”.

Lo que enferma

El médico cirujano y cardiólogo Luis Alberto Flores coordinó un equipo de salud que elaboró el Informe Médico sobre aparición de enfermedades raras. Detectó un crecimiento de 2.400% de osteosarcoma (cáncer de huesos), 500% de esclerosis múltiple, 800% de cáncer en general, 300% de enfermedades respiratorias en niños, entre otras, contemporáneas a la aparición de Alumbrera. “Consideramos que está en relación directa como causa de la aparición de estas enfermedades”, plantea el informe. Al mismo tiempo, el kirchnerismo ampliaba y profundizaba la política pro minera del menemismo.

Otro hito: en Tucumán se inició una causa penal por contaminación contra Alumbrera, y se procesó a su entonces vicepresidente, Julian Rooney. El caso, iniciado en 1998, fue luego motorizado por el fiscal Antonio Gómez. Se descubrió la contaminación en la cuenca de los ríos Salí y Dulce, que desembocan en Río Hondo, por ejemplo. Las últimas noticias del caso: el 3 de agosto de este año fue procesado el actual gerente general de Minera Alumbrera, Raúl Mentz, y se sobreseyó a Rooney, que hoy es presidente de la Cámara de Comercio Argentino-Británica. El sobreseimiento fue apelado.

Por entonces, se había creado el grupo Vecinos por la Vida. En 2009 se sumaron dos novedades:

El proyecto Pilciao 16: concesión del subsuelo de Andalgalá a la empresa Billiton, que incluso contemplaba el pago de indemnizaciones. El futuro prometido ahora estaba en el sótano de las casas de los andalgalenses, que empezaron a ponerse nerviosos.   

El anuncio de la construcción de Agua Rica.

Las arterias de Andalgalá

El profesor del polimodal Aldo Flores y el judicial Sergio Martínez vieron el documental Las fuentes del jardín de tus arterias, sobre los efectos del modelo extractivo. “Aldo dijo: tenemos que parar esto mañana  mismo. Y yo le contesté: te acompaño”, cuenta Martínez.

El 14 de diciembre de 2009 fueron juntos, a las 6 de la mañana y con una bandera argentina de 10 metros de largo, al camino comunero que da a Agua Rica. Uno en cada extremo de la bandera. Sólo querían impedir el paso de vehículos de la empresa. Una radio transmitió el hecho, más vecinos se enteraron y empezaron a llegar. Uno relevó a Sergio, que tenía que ir a trabajar. Así se fueron turnando junto a la bandera. Al lado había un algarrobo. “No sabíamos si nos iban a sacar del forro del traste, y terminamos quedándonos”.

Fue como descubrirse a sí mismos, a sus vecinos y amigos. Allí fundaron la asamblea El Algarrobo. Agua Rica no pudo empezar a operar, como estaba previsto, el 3 de enero de 2010.

El 15 de febrero la decisión de desalojar el camino del juez Rodolfo Cecenarro fue puesta en práctica por la fiscal Marta Nieva con el envío de 100 policías, infantes y miembros del verdoso grupo Kuntur.  Fue una violenta batalla contra los vecinos, mayoría de mujeres y chicos: hubo decenas de heridos y más de 40 apresamientos.

La entusiasta represión provocó una indignación inédita y una pueblada en Andalgalá: se destrozaron los vidrios de las oficinas de Yamana Gold y se incendió parte de la municipalidad. Apenas reflejos de la violencia institucional que la comunidad venía sufriendo. El juez de minas Raúl Cerda ordenó detener  las obras mineras “para contribuir a la paz social”.

Los vecinos lo tradujeron así: con la mina, jamás habría paz social.

La bomba suprema

En este 2016 en Andalgalá se percibió el siguiente fenómeno culinario: estaban en el horno. Los datos: el cambio de gobierno nacional, la continuidad de las políticas pro mineras, y las designaciones en la Corte Suprema de Justicia de la Nación. “Eso fue lo decisivo” reconoce Martínez: “Teníamos presentado un amparo ante la Corte Suprema. Cuando Macri anunció que iba a nombrar a Carlos Rosenkratz y a Horacio Rosatti dijimos: no queremos que esas personas toquen nuestra causa. Rosatti  es experto en evaluaciones de impacto ambiental para las empresas, y Rosenkratz es un conocido lobista de grandes grupos privados. No quisimos esperar más, y decidimos hacer un acampe. Pero no en Andalgalá, sino en Buenos Aires, frente a Tribunales”.

La abogada Mariana Katz repasa las cosas que hay que hacer para que exista justicia o algo por el estilo: “Los vecinos habían presentado originalmente un amparo, que fue rechazado en 2010 por el juez Rodolfo Cecenarro, el que los había mandado a reprimir en la ruta. Apelamos esa decisión, fue a la Cámara de Catamarca, que también rechazó el amparo. Presentamos un recurso ante la Corte provincial y también nos rechazó. Entonces presentamos un recurso extraordinario ante la Corte Suprema de la Nación, en 2014”.

Cuatro años rebotando legalmente: la asamblea seguía junto al Algarrobo y haciendo una caminata cada sábado por Andalgalá, bajo la sospecha de que la justicia es algo demasiado importante como para dejar en manos exclusivas del Poder Judicial.

Mariana: “En 2014 se hizo un primer acampe frente a Tribunales y la procuradora Alejandra Gils Carbó dictaminó que los vecinos tenían razón: tenemos derecho a un ambiente sano y existía un peligro para la vida de la gente. Por eso la Corte tomó el caso. Pero como todo seguía sin resolverse, se decidió hacer este nuevo acampe”.

Dejaron pasar enero, por la feria judicial, organizaron familias, vacaciones y licencias. Sergio Martínez consiguió prestado un Gol modelo 2007, se sumaron Rosa Farías, Alejandro de la Cueva y Brian Chayle, cada uno con su bolso y un equipo de mate. Recorrieron 1.282 kilómetros y se instalaron en Plaza Lavalle el 1° de febrero. “Mariano Sánchez Toranzo, de la CTA, nos facilitó una carpa y baños químicos” cuenta Sergio. Recibieron a las Madres-Línea Fundadora Nora Cortiñas y Mirta Baravalle, y al Nobel Adolfo Pérez Esquivel, entre muchas otras visitas y adhesiones. “Parecía que teníamos que andar mendigando vida” recuerda Rosa Farías. Se agregaron andalgalenses, durmieron en las carpas, hicieron turnos, charlas, rifas. Vecinas y vecinos de Tribunales ofrecieron  sus hogares para que los acampantes pudieran darse un baño: El Algarrobo oxigenando al ecosistema porteño.

En la asamblea cuentan una trastienda: “El 1° de marzo Ricardo Lorenzetti (presidente de la Corte) tenía que iniciar el año judicial con un discurso solemne. Preside un programa de Naciones Unidas para el medio ambiente (el Consejo Asesor Internacional para la Promoción de la Justicia, la Gobernanza y la Ley para la Sostenibilidad Ambiental). Dijimos: no lo vamos a dejar en paz, va a ser muy bochornoso iniciar el año judicial hablando de medio ambiente ante invitados internacionales, teniendo enfrente una carpa que reclama por un amparo durante seis años. Postergaron el inicio del año judicial, y el 2 de marzo salió la sentencia”.

Contra todos los tribunales catamarqueños, la Corte le dio la razón a ese amparo que plantea que fue ilegítima la aprobación del Informe de Impacto Ambiental de Agua Rica, que además no tuvo participación ciudadana. El fallo detalló todos los riesgos de avalanchas, contaminaciones, filtraciones de ácidos y lixiviados, el pasivo ambiental por generaciones enteras y el “peligro de daño ambiental inminente para el pueblo de Andalgalá” .

La Corte devolvió el expediente a la provincia planteando que hay que hacer estudios de impacto ambiental con bases científicas y participación ciudadana. Pérez Esquivel diagnosticó: “Sobre la minera, la Corte no dijo ni que sí ni que no”. Martínez: “Pero el efecto vino después. El fallo generó mucho ruido y un clima contra la minera a nivel político. El propio juez Cecenarro tuvo que dar vuelta todo, obedecer lo dicho por la Corte y suspender provisoriamente toda actividad de Agua Rica”.

La victoria

Algunos vecinos empezaron a meditar si no sería conveniente ir a instalarse a los cerros junto al Aconquija, con el fallo en la mano, para garantizar que Agua Rica no funcione más. La asamblea recusó a Cecenarro. Martínez: “Salvo la gobernadora Lucía Corpacci (FpV), ya no hay funcionarios ni políticos que hablen de la megaminería en Catamarca. Por primera vez en muchos años, a lo sumo se habla de pequeña y mediana minería. Y nosotros vamos por todo: pedimos una ampliación de la medida cautelar porque desde que empezó todo esto hay leyes nuevas, como la Ley de Glaciares, o la Ley de Bosques, y por eso planteamos que la paralización de la megaminería tiene que ser  definitiva”.

El profesor Aldo Flores, que ya se jubiló y supone estar dedicado a la vida contemplativa, informa: “Acá nadie se agranda”.

Andalgalá siguió haciendo sus caminatas (van casi 360), las emisiones desde FM El Algarrobo, las asambleas. Y en septiembre el Concejo Deliberante prohibió la minería a cielo abierto, confirmando que jamás hay que perder la capacidad de asombro.

Charlando con políticos

El presidente del Concejo Deliberante de Andalgalá, José Luis Olas, radical del Frente Cívico y Social explica la ordenanza: “Toda la cuenca de nuestros ríos tiene que ser protegida, por su fragilidad, los glaciares, la biodiversidad. Además está el fallo de la Corte Suprema. Es un deber del funcionario público preservar todo esto para nosotros y para las generaciones futuras. Si no hacemos nada actuamos por omisión: somos cómplices”.   

Pero el propio Frente Cívico siempre fue pro minero a nivel provincial: “Nosotros defendimos como andalgalenses nuestro pensamiento. El intendente (Alejandro Páez) siempre estuvo contra la minería, y en un momento eso le costó quedar fuera del partido”. Por su posición antiminera, Páez se abrió del radicalismo y del FCS en 2011. Ganó la intendencia con Proyecto Sur y el MST, la alianza se evaporó velozmente, y Páez volvió al radicalismo, que ahora está aliado al PRO. Un señor llamado Bauman dice que todo esto es la modernidad líquida.

Olas: “Todas las producciones locales fueron perjudicadas o relegadas por la política minera nacional y provincial, que siempre jugaron muy mal con nosotros. Pretenden imponer por la fuerza que seamos un distrito minero. Y la gente no lo quiere. Creo que la gobernadora Corpacci no viene escuchando al pueblo. Y se equivoca si cree que el tema es sólo Andalgalá: toda la provincia tiene mucha información y van a seguir los coletazos. Se despertó mucha gente”.

Carlos Sánchez, también radical y concejal del mismo Frente: “Alumbrera fue una muy mala experiencia que no dejó beneficios y terminó haciendo que los vecinos abrieran los ojos, y rechacen la instalación de Agua Rica, en la que además se ha violado la Ley de Glaciares: de 38 glaciares hay 8 ya afectados por los trabajos de exploración que se habían hecho”.

Se discute la validez de la ordenanza porque se supone que los recursos son propiedad de la provincia, no del municipio: “Pero nosotros aportamos otra mirada, que prioriza la autodeterminación de los pueblos. La provincia administra la minería, siempre que no afecte a las comunidades como la nuestra. Del mismo modo tomamos el artículo 41 de la Constitución que dice que no sólo es un derecho sino un deber defender el ambiente hoy y para el futuro. Entonces lo administrativo no puede estar por encima de esos valores”.

Acotaciones: “Supimos extraoficialmente que Yamana aparece en los Panamá Papers, sin identificar quiénes son los que la operan. Ni en la provincia saben quiénes son realmente”.

Sánchez aporta otros datos: “Aquí los únicos que están a favor de la minera son los que trabajan ahí. Hemos hablado con ellos, pero estamos pensando en un interés mayor que es la salud del pueblo. Con el agua contaminada, no hay vida posible”.

Gustavo Álvarez es concejal del FpV (que además gobierna la provincia): “No soy ni seré antiminero, pero es muy poco lo que ha dejado la minería al pueblo. Se enriquecieron unos pocos”. La posición es contradictoria con el FpV nacional y provincial, que es pro minero. “Es que ha faltado diálogo, se nos ninguneó. En Buenos Aires y en Catamarca toman decisiones con aire acondicionado y nosotros tenemos que acatar. Fijate que acá se violó la Ley de Glaciares, que hay mucha pobreza y se supone que debería haber mucha plata de la minera. No se ha hecho una minería con equilibrio”.

En Argentina no hay noticia alguna sobre una megaminería con equilibrio. “Totalmente de acuerdo, no lo discuto. Por eso tomamos esta decisión. No hay controles. El dique de cola de Alumbrera está sobre una falla geológica. Un peligro. Si es buena la megaminería, ¿por qué no la van a hacer a sus países? No, la hacen acá, y nadie dice nada: todos miramos para el otro lado haciéndonos los boludos”.

Policías en acción

En la asamblea las mujeres hablan sobre el machismo andalgalense. “Cuando fue Ni una menos la municipalidad no sabía qué era, pero quiso participar: organizaron una clase de trekking para mujeres y vino un cura que dio un sermón diciendo que teníamos que referenciarnos en la Virgen”, cuenta azorada Gabriela. “Es difícil cambiar una sociedad conservadora, pero se puede”.

Fernanda: “Influyen los medios. La gente se entera de lo que le conviene al poder. No sabemos qué pasa en el pueblo de acá al lado, pero sí sabemos de Lázaro Báez”.

Rosario, arquitecta: “Es increíble que digan que la única solución es la minería, hay un mundo de cosas que se pueden hacer y cultivar”. Nogales, membrillos, olivos, frutas y verduras de enorme calidad, viñedos, fábricas que aportan valor agregado a las producciones, potencial turístico, pero todo relegado por las políticas pro mineras.

Rosario distingue: “No somos anti-mineros, somos personas que quieren que se cumplan las leyes. Y los pro-mineros no son pro-mineros: quieren trabajar, es gente a la que le dijeron que esa es la única opción”. La única marcha pro-minera que quiso hacerse este año se suspendió: sólo había 25 personas.

Dato de época: la mitad de los adolescentes varones a los que consulté aspiran a ser policías, en una ciudad en la que la gente vive sin cerrar con llave sus casas. El resto querría un horizonte profesional: ingeniería, medicina, diseño. “Casi todos los chicos saben lo que significa la minería, el agua y lo que estamos haciendo” dice Aldo Flores, en viaje hacia los portones de Agua Rica y Alumbrera, bajo la conducción de don Alberto Zozi en terrenos que sólo pueden ser recorridos en 4×4.

En Alumbrera, tras el portón de la planta retrobombeadora que manda una especie de sopa de minerales hacia Tucumán a través del mineraloducto que suele derramarse, aparecen un guardia privado y un joven vestido de policía, sin identificación. “Les pido que se identifiquen” dice.

“Pedile identificación a los de la empresa que son ilegales y no pueden cerrar un camino que es de todos” responde Aldo, que sabe cómo mirar a alguien con desprecio. Luego, se da vuelta y, observando hacia la montaña, pronuncia cuatro sílabas, como un mantra: “Pe-lo-tu-do”. Luego encara al policía. “El que no tiene identificación sos vos”. El joven mira al suelo. Aldo me dice, para que lo escuchen. “Acá ves que la policía está para cuidar los intereses mineros, no para cuidar a la comunidad. Nosotros defendemos la vida, la de ellos también. No son nuestros enemigos. Nuestros enemigos son las grandes estructuras políticas, económicas. Igual ellos podrían cumplir otra función, y no ésta que están cumpliendo ahora”.

Alguna vez, con estilo quijtesco, Aldo se plantó con su bicicleta frente a camiones desmesurados de la minera, y no los dejó pasar. En el viaje de vuelta, corcoveando entre cerros y arroyos que son más de vergel que de desierto, dice: “Por  vocación soy pesimista. Pero lo mejor está por venir”. Ante mi sorpresa, Aldo agrega un dato técnico, pertinaz en estas aventuras y desventuras, y de indescifrable valor político: el amor. “Es que la inconciencia y la irracionalidad están en el amor, que es lo más grande. Uno no piensa para estar enamorado. Nosotros estamos enamorados de nuestro suelo, de nuestra gente, del agua. Enamorados del sentido de la vida que encontramos en lo que estamos haciendo. Y por lo tanto, es algo muy fuerte”.

En esta breve concientización sobre la inconciencia, Aldo informa: “Las potencias que nos quieren enfrentar no sienten lo que sentimos nosotros, y por eso están con miedo. ¿Sabés por qué? Porque tenemos amor. Y porque no tenemos miedo”.

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