CABA
Legalizando la impunidad
El rol de la justicia en el banquillo. Cómo es la estrategia judicial que deja sin condena a los crímenes de mujeres asesinadas por sus parejas. Qué pasa con los hijos e hijas de los femicidas. Casos y cifras que hablan del rol del Estado en la trama de impunidad. Por María Florencia Alcaraz.
Cuando el perito psiquiatra de la policía de Corrientes, Javier Núñez, escribió “obnubilación mental” en el informe de Ramón Aráoz, aquel 2 de diciembre de 2013, abrió una hendija para la impunidad del femicidio de Librada Haedo. En ese momento, la mujer todavía agonizaba con el 94% del cuerpo quemado en el Hospital Escuela de la capital correntina. Aráoz, un suboficial retirado de la Armada Argentina que trabajó en la Base Naval de Puerto Belgrano, la había prendido fuego en el garaje de la casa que compartían en el barrio Pujol. Él mismo había llamado a la policía local, a la que trató de convencer de que la mujer se había querido suicidar. Los tres hijos de Librada viajaron desde Buenos Aires hasta la provincia del litoral, pero ella no aguantó y después de cinco días de internación, murió. Librada había denunciado a su pareja al menos en ocho oportunidades. Ese historial de violencia que tuvo un final irreversible no quedó plasmado en el expediente. Con el informe médico psiquiátrico en la mano, la jueza Laura Varela sobreseyó al femicida el 7 de mayo del año pasado. El hombre no estuvo preso ni un solo día por el asesinato. Ahora está en el correntino Hospital Psiquiátrico San Francisco de Asís, hasta que el sobreseimiento quede firme.
Con un cuchillo de cocina, el ex jefe de redacción de La Nación, Antonio De Turris, apuñaló hasta a matar a su pareja, la periodista Claudia Servino, el 24 de diciembre de 2015, en Banfield. Tras asestarle 79 puñaladas, De Turris estuvo internado en la clínica Bazterrica y luego, en el Instituto Alexander Fleming hasta el 6 de octubre. Ahora está en una clínica de cuidados paliativos. En la causa figuran una serie de peritajes con variadas opiniones sobre cómo afecta a su situación jurídica el tumor que tiene en la cabeza el femicida: uno dice que el estado clínico es irregular e inestable, otro sostiene que es estable y, por último, el subdirector del Instituto Fleming afirma que el acusado tiene ideas paranoides. La jueza de Garantías de Lomas de Zamora, Laura Nini, ordenó un nuevo peritaje para tomar una decisión: si declara que el periodista es inimputable o no. Desde que mató a Claudia, el profesor de la Maestría de Periodismo que el diario La Nación montó con la Universidad Torcuato Di Tella no estuvo nunca en prisión.
“No hay formación, entonces muchos de los psiquiatras de los cuerpos forenses tienden a justificar las violencias de los varones y sus conductas”, sintetiza el psiquiatra Enrique Stola. “La mayoría de los profesionales de la psicología, psiquiatría, psicoanálisis y otras corrientes psi tratan de patologizar cada femicidio y con ello ocultar la dominación social masculina que les da sentido”. Stola aporta un dato: “La Asociación de Psiquiatras nunca organizó un congreso sobre violencia machista”.
Librada y Claudia tenían nada y todo en común. La intersección en la que sus dos trayectorias se cruzaron fue el círculo de la violencia en el que estaban encerradas desde hacía tiempo.
Librada tenía 52 años y trabajaba en su casa, se había ocupado de la crianza de sus dos hijos varones y su hija. Se había ido a vivir a Corrientes con su pareja, un militar retirado. Un mes antes de que él la asesinara, Librada se había ido de la casa que compartían y estaba viviendo en Buenos Aires con la hija. Él la convenció de que volviera con falsas promesas de cambio.
Claudia, la pareja del ex jefe de redacción de La Nación, era productora de modas y a los 62 años llevaba adelante su propia consultora. En su cuerpo estaban las marcas de la atmósfera machista en la que vivía: los forenses que contaron las puñaladas también encontraron cinco hematomas distribuidos en la cara, piernas y glúteos que databan de hasta 14 días antes del asesinato.
Mi papá, el femicida
El teléfono suena en la casa de una de las hijas de Antonio De Turris en Banfield. Una voz femenina, nerviosa y agitada, responde: “Te pido por favor que no llames más. Esto es una casa de familia”.
Tono.
No quiere hablar de cómo su padre mató a su pareja.
A contraluz de la hija de De Turris está Nicanor Aráoz, el mayor de los tres hijos de Librada Haedo y el militar retirado. Su papá es un femicida y quiere que se lo juzgue como tal. “El limbo es la imagen para este momento: no hubo un proceso, no hay culpable. Queremos que se juzgue y quede escrito que se trató de un femicidio. Hay que escribir las cosas para poder contarlas a futuro. ¿Qué le vamos a decir a mi sobrina cuando crezca?”, se pregunta en su taller de arte en San Telmo.
Para Nicanor, la violencia no estalló de un día para otro por “obnubilación”, ni se trató de un brote de locura. “La violencia estuvo siempre”, recalca.
Nicanor partió de la casa que compartía en Punta Alta con su familia a los 18 años. Se fue a estudiar psicología y después arte. “Me crié en un pueblo de milicos, mi viejo se formó en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), estuvo en Malvinas. Cuando me fui de mi casa, volví con preguntas”, cuenta.
En el último tiempo Nicanor ya no tenía relación con sus padres. “Con ese macho nunca pude hacer un link”, dice. Esa distancia también había debilitado el vínculo con su mamá. Nicanor y sus hermanos habían logrado que ella se fuera de la casa que compartía con el agresor. Pero eso duró un mes y decidió volver. Ahí la relación se cortó hasta que Nicanor supo que estaba internada con todo el cuerpo quemado menos el rostro, que llegó a taparse con las manos. “Uno puede tener muchos problemas psiquiátricos y también haber estado en Malvinas, pero también podés ser un asesino. No son cosas excluyentes”, resume Nicanor. Para él, el hecho de que su papá sea un militar retirado puede haber servido de salvoconducto para evadir la cárcel. Cuando su mamá lo denunciaba, alguna vez le dijeron “con un héroe de Malvinas no podemos hacer nada”.
La justicia ciega
Femicidio es un término político que intenta problematizar los asesinatos de mujeres como parte de una cuestión social y estructural. Quedó incorporado en el Código Penal argentino en 2012. La Ley N° 26791 reformó el artículo 80 para criminalizar de modo agravado ciertos homicidios especialmente relacionados con el fenómeno de la violencia machista. En particular, esta norma amplió la figura del homicidio calificado por el vínculo (inciso 1°) y el catálogo de crímenes de odio (inciso 4°), e incorporó las figuras de femicidio (inciso 11°) y “femicidio vinculado” (inciso 12). La palabra femicidio no está enunciada como tal se habla del homicidio “a una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un hombre y mediare violencia de género”. De este modo la ley modificó sus agravantes e incorporó entre sus supuestos la figura del homicidio de una mujer, cometido por un hombre en un contexto de violencia machista, que puede ser sexual, física, psicológica, entre otras.
¿Cómo emplea esta figura el sistema judicial? “Los fiscales no caratulan como femicidio, porque no visibilizan el contexto de violencia en el que se dan los hechos, no juntan las pruebas para dar cuenta de ese contexto. Es necesario que esas pruebas las recopile personal de la policía capacitado y con perspectiva de género, porque cuando ocurre un femicidio quien toma las declaraciones y analiza lo que pasó es la policía. No saben qué tipo de prueba tienen que juntar”, explica Laurana Malacalza, titular del Observatorio de Violencia de Género (OVG) de la provincia de Buenos Aires. Y ejemplifica con el reciente asesinato de Lucía Pérez, en Mar del Plata, que al cierre de esta edición aún no había sido caratulado como femicidio.
Malacalza también apunta a la disparidad de criterios que tiene el Estado para producir información. Un ejemplo: mientras que durante 2013 y 2014 no se inició ninguna investigación penal por femicidio en la provincia de Buenos Aires, en 2015 la Procuración General de la Suprema Corte de Justicia bonaerense publicó un informe señalando que habían ocurrido 97 femicidios “que fueron caratulados como homicidios agravados por el vínculo”, señala la titular de la OVG.
A nivel nacional, el Área de Análisis Criminal y Planificación de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM) hizo foco sobre los casos juzgados y sentenciados desde que se tipificó el femicidio, en 2012, hasta agosto de 2016. La conclusión principal del informe Homicidios agravados por razones de género: femicidios y crímenes de odio es que en las condenas no se califica a ese delito como femicidio, aunque esté configurado y los elementos estén disponibles para demostrarlo. El informe relevó 38 sentencias:
Solo en 8 casos “se agravó el homicidio por el inciso 11° (femicidio)”.
En el 71% de las sentencias, “se juzgó un homicidio cometido en el marco de una relación de pareja o ex pareja”.
Sólo el 34% de los casos fue juzgado como femicidio agravado por el vínculo.
“Casi la mitad de los homicidios de mujeres perpetrados por sus parejas o ex parejas (femicidios íntimos) no se reflejó de manera explícita el componente de violencia de género presente en el crimen”.
El ejemplo contrario a los casos del militar retirado Ramón Aráoz y el periodista Antonio De Turris es Belén en Tucumán: presa durante 881 días, acusada de “presunto homicidio” por haber padecido un aborto espontáneo. Una división sexual del derecho penal que deja al descubierto la matriz patriarcal sobre la que se cimentan los mecanismos del Poder Judicial.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

- Revista MuHace 3 semanas
Mu 205: Hay futuro
- CABAHace 2 semanas
Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”
- #NiUnaMásHace 2 semanas
Femicidios en julio: la noticia es el horror
- ActualidadHace 2 semanas
Mendoza movilizada: sábado de caravanazo contra la minera San Jorge
- ActualidadHace 3 semanas
Mapuches en Neuquén: 10.000 personas movilizadas contra la represión y en apoyo a las comunidades originarias