CABA
Legalizando la impunidad
El rol de la justicia en el banquillo. Cómo es la estrategia judicial que deja sin condena a los crímenes de mujeres asesinadas por sus parejas. Qué pasa con los hijos e hijas de los femicidas. Casos y cifras que hablan del rol del Estado en la trama de impunidad. Por María Florencia Alcaraz.
Cuando el perito psiquiatra de la policía de Corrientes, Javier Núñez, escribió “obnubilación mental” en el informe de Ramón Aráoz, aquel 2 de diciembre de 2013, abrió una hendija para la impunidad del femicidio de Librada Haedo. En ese momento, la mujer todavía agonizaba con el 94% del cuerpo quemado en el Hospital Escuela de la capital correntina. Aráoz, un suboficial retirado de la Armada Argentina que trabajó en la Base Naval de Puerto Belgrano, la había prendido fuego en el garaje de la casa que compartían en el barrio Pujol. Él mismo había llamado a la policía local, a la que trató de convencer de que la mujer se había querido suicidar. Los tres hijos de Librada viajaron desde Buenos Aires hasta la provincia del litoral, pero ella no aguantó y después de cinco días de internación, murió. Librada había denunciado a su pareja al menos en ocho oportunidades. Ese historial de violencia que tuvo un final irreversible no quedó plasmado en el expediente. Con el informe médico psiquiátrico en la mano, la jueza Laura Varela sobreseyó al femicida el 7 de mayo del año pasado. El hombre no estuvo preso ni un solo día por el asesinato. Ahora está en el correntino Hospital Psiquiátrico San Francisco de Asís, hasta que el sobreseimiento quede firme.
Con un cuchillo de cocina, el ex jefe de redacción de La Nación, Antonio De Turris, apuñaló hasta a matar a su pareja, la periodista Claudia Servino, el 24 de diciembre de 2015, en Banfield. Tras asestarle 79 puñaladas, De Turris estuvo internado en la clínica Bazterrica y luego, en el Instituto Alexander Fleming hasta el 6 de octubre. Ahora está en una clínica de cuidados paliativos. En la causa figuran una serie de peritajes con variadas opiniones sobre cómo afecta a su situación jurídica el tumor que tiene en la cabeza el femicida: uno dice que el estado clínico es irregular e inestable, otro sostiene que es estable y, por último, el subdirector del Instituto Fleming afirma que el acusado tiene ideas paranoides. La jueza de Garantías de Lomas de Zamora, Laura Nini, ordenó un nuevo peritaje para tomar una decisión: si declara que el periodista es inimputable o no. Desde que mató a Claudia, el profesor de la Maestría de Periodismo que el diario La Nación montó con la Universidad Torcuato Di Tella no estuvo nunca en prisión.
“No hay formación, entonces muchos de los psiquiatras de los cuerpos forenses tienden a justificar las violencias de los varones y sus conductas”, sintetiza el psiquiatra Enrique Stola. “La mayoría de los profesionales de la psicología, psiquiatría, psicoanálisis y otras corrientes psi tratan de patologizar cada femicidio y con ello ocultar la dominación social masculina que les da sentido”. Stola aporta un dato: “La Asociación de Psiquiatras nunca organizó un congreso sobre violencia machista”.
Librada y Claudia tenían nada y todo en común. La intersección en la que sus dos trayectorias se cruzaron fue el círculo de la violencia en el que estaban encerradas desde hacía tiempo.
Librada tenía 52 años y trabajaba en su casa, se había ocupado de la crianza de sus dos hijos varones y su hija. Se había ido a vivir a Corrientes con su pareja, un militar retirado. Un mes antes de que él la asesinara, Librada se había ido de la casa que compartían y estaba viviendo en Buenos Aires con la hija. Él la convenció de que volviera con falsas promesas de cambio.
Claudia, la pareja del ex jefe de redacción de La Nación, era productora de modas y a los 62 años llevaba adelante su propia consultora. En su cuerpo estaban las marcas de la atmósfera machista en la que vivía: los forenses que contaron las puñaladas también encontraron cinco hematomas distribuidos en la cara, piernas y glúteos que databan de hasta 14 días antes del asesinato.
Mi papá, el femicida
El teléfono suena en la casa de una de las hijas de Antonio De Turris en Banfield. Una voz femenina, nerviosa y agitada, responde: “Te pido por favor que no llames más. Esto es una casa de familia”.
Tono.
No quiere hablar de cómo su padre mató a su pareja.
A contraluz de la hija de De Turris está Nicanor Aráoz, el mayor de los tres hijos de Librada Haedo y el militar retirado. Su papá es un femicida y quiere que se lo juzgue como tal. “El limbo es la imagen para este momento: no hubo un proceso, no hay culpable. Queremos que se juzgue y quede escrito que se trató de un femicidio. Hay que escribir las cosas para poder contarlas a futuro. ¿Qué le vamos a decir a mi sobrina cuando crezca?”, se pregunta en su taller de arte en San Telmo.
Para Nicanor, la violencia no estalló de un día para otro por “obnubilación”, ni se trató de un brote de locura. “La violencia estuvo siempre”, recalca.
Nicanor partió de la casa que compartía en Punta Alta con su familia a los 18 años. Se fue a estudiar psicología y después arte. “Me crié en un pueblo de milicos, mi viejo se formó en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), estuvo en Malvinas. Cuando me fui de mi casa, volví con preguntas”, cuenta.
En el último tiempo Nicanor ya no tenía relación con sus padres. “Con ese macho nunca pude hacer un link”, dice. Esa distancia también había debilitado el vínculo con su mamá. Nicanor y sus hermanos habían logrado que ella se fuera de la casa que compartía con el agresor. Pero eso duró un mes y decidió volver. Ahí la relación se cortó hasta que Nicanor supo que estaba internada con todo el cuerpo quemado menos el rostro, que llegó a taparse con las manos. “Uno puede tener muchos problemas psiquiátricos y también haber estado en Malvinas, pero también podés ser un asesino. No son cosas excluyentes”, resume Nicanor. Para él, el hecho de que su papá sea un militar retirado puede haber servido de salvoconducto para evadir la cárcel. Cuando su mamá lo denunciaba, alguna vez le dijeron “con un héroe de Malvinas no podemos hacer nada”.
La justicia ciega
Femicidio es un término político que intenta problematizar los asesinatos de mujeres como parte de una cuestión social y estructural. Quedó incorporado en el Código Penal argentino en 2012. La Ley N° 26791 reformó el artículo 80 para criminalizar de modo agravado ciertos homicidios especialmente relacionados con el fenómeno de la violencia machista. En particular, esta norma amplió la figura del homicidio calificado por el vínculo (inciso 1°) y el catálogo de crímenes de odio (inciso 4°), e incorporó las figuras de femicidio (inciso 11°) y “femicidio vinculado” (inciso 12). La palabra femicidio no está enunciada como tal se habla del homicidio “a una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un hombre y mediare violencia de género”. De este modo la ley modificó sus agravantes e incorporó entre sus supuestos la figura del homicidio de una mujer, cometido por un hombre en un contexto de violencia machista, que puede ser sexual, física, psicológica, entre otras.
¿Cómo emplea esta figura el sistema judicial? “Los fiscales no caratulan como femicidio, porque no visibilizan el contexto de violencia en el que se dan los hechos, no juntan las pruebas para dar cuenta de ese contexto. Es necesario que esas pruebas las recopile personal de la policía capacitado y con perspectiva de género, porque cuando ocurre un femicidio quien toma las declaraciones y analiza lo que pasó es la policía. No saben qué tipo de prueba tienen que juntar”, explica Laurana Malacalza, titular del Observatorio de Violencia de Género (OVG) de la provincia de Buenos Aires. Y ejemplifica con el reciente asesinato de Lucía Pérez, en Mar del Plata, que al cierre de esta edición aún no había sido caratulado como femicidio.
Malacalza también apunta a la disparidad de criterios que tiene el Estado para producir información. Un ejemplo: mientras que durante 2013 y 2014 no se inició ninguna investigación penal por femicidio en la provincia de Buenos Aires, en 2015 la Procuración General de la Suprema Corte de Justicia bonaerense publicó un informe señalando que habían ocurrido 97 femicidios “que fueron caratulados como homicidios agravados por el vínculo”, señala la titular de la OVG.
A nivel nacional, el Área de Análisis Criminal y Planificación de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM) hizo foco sobre los casos juzgados y sentenciados desde que se tipificó el femicidio, en 2012, hasta agosto de 2016. La conclusión principal del informe Homicidios agravados por razones de género: femicidios y crímenes de odio es que en las condenas no se califica a ese delito como femicidio, aunque esté configurado y los elementos estén disponibles para demostrarlo. El informe relevó 38 sentencias:
Solo en 8 casos “se agravó el homicidio por el inciso 11° (femicidio)”.
En el 71% de las sentencias, “se juzgó un homicidio cometido en el marco de una relación de pareja o ex pareja”.
Sólo el 34% de los casos fue juzgado como femicidio agravado por el vínculo.
“Casi la mitad de los homicidios de mujeres perpetrados por sus parejas o ex parejas (femicidios íntimos) no se reflejó de manera explícita el componente de violencia de género presente en el crimen”.
El ejemplo contrario a los casos del militar retirado Ramón Aráoz y el periodista Antonio De Turris es Belén en Tucumán: presa durante 881 días, acusada de “presunto homicidio” por haber padecido un aborto espontáneo. Una división sexual del derecho penal que deja al descubierto la matriz patriarcal sobre la que se cimentan los mecanismos del Poder Judicial.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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