CABA
Cianuro o glaciares
Jáchal vs Barrick: el expediente judicial. La causa que investiga la responsabilidad de los funcionarios nacionales en el derrame de cianuro de Barrick Gold aporta datos sobre la complicidad del Estado. Ahora, la clave es si además se violó la Ley de Glaciares. Qué está en juego. Por Franco Ciancaglini.
Si se aplica la Ley de Glaciares, Barrick Gold tiene que cerrar Veladero. Sin embargo, el retardado inventario a cargo del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable hace que la multinacional canadiense aproveche la brecha entre la ley y su aplicación para seguir explotando la cordillera.
El descontrol es ley desde el 3 de julio de 2012, cuando la Corte Suprema revocó una medida cautelar presentada por Barrick Gold. Hasta ese día la cautelar habia logrado suspender durante un año y ocho meses la aplicación de numerosos artículos de la Ley de Glaciares, favoreciendo la supervivencia de Barrick. Sin embargo, esa medida que le sirvió para patear la pelota afuera hoy se transformó en evidencia: “Al presentar la cautelar se dan por aludidos en la Ley de Glaciares”, razona Roberto Vargas, vecino de Jáchal devenido en especialista en geología y uno de los testigos en la causa federal que se abrió para investigar el derrame de cianuro de septiembre de 2015 y que, a partir del segundo derrame de este año, ahora averigua por qué no se cumple esa ley.
Vargas está lleno de informes, mapas y en su computadora muestra un Google Earth que señala cómo el campamento Veladero está montado sobre glaciares y ambientes periglaciares. Su fuente es nada menos que la propia Barrick: “Cuando la empresa presenta su informe de impacto ambiental todavía no había ningún proyecto de ley, por eso no tienen reparos en admitir que están sobre ambientes glaciares y periglaciares”, dice.
Confesión de parte
El primer Estudio de Impacto Ambiental presentado por Barrick a las autoridades chilenas para explotar Pascua Lama registra la presencia de unos 20 glaciares. En el informe publicado en el año 2000, capítulo 5, también se hace referencia a la importancia de los glaciares como fuente de abastecimiento a las cuencas del Río Toro y Río Estrecho, ambos con glaciares en su cabecera. “En sus informes posteriores, la empresa -cuenta Vargas- pasa de decir que esos glaciares no existen; a reconocer que aportan agua; luego, a negar que tengan ‘relevancia hídrica’; para después contar una veintena y, por último, identificar sólo siete: el Estrecho, Amarillos, Los Amarillos, Esperanza, Toro 1, Toro 2 y Guanaco”.
El conflicto de Barrick en Chile terminaría una década más tarde, con la clausura total de Pascua Lama en abril del 2013. Así, la experiencia chilena dejó el claro la imporancia estratégica de cuidar los glaciares: son los fabricantes naturales del 75% del agua dulce del mundo.
En Argentina, la primera en llevar la preocupación de los glaciares a la justicia fue la Fundación de Ciudadanos Independientes de San Juan, presentando una denuncia penal a Barrick Gold en el 2005 por el riesgo que representaba la actividad en Veladero y alertando sobre Pascua Lama. El siguiente denunciante fue el jachallero Ricardo Vargas: en el 2007. Patrocinado por el abogado Diego Seguí, presentó una acción en la Corte Suprema de la Nación que denunciaba la falta de consulta pública, la ausencia de seguro ambiental, los riesgos a la Reserva de San Guillermo y el impacto de los residuos peligrosos del proyecto Veladero.
La presión sobre Barrick Gold para que asumiera el impacto en glaciares que estaba causando del lado argentino empujó a la empresa a producir estudios. Lo hizo a la criolla: contrató a glaciólogos del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA), el organismo estatal que debería controlar a la empresa.
Sí: Barrick contrató a quien debía controlarlo.
Dicen los glaciólogos del IANIGLA en la primera página de ese estudio: “Este informe no constituye un informe de impacto ambiental, sino un conjunto de mediciones y conclusiones relativas al estado y posible evolución de los cuerpos glaciales mencionados”. Es decir: estudiaron cómo están los glaciares, pero no porqué están como están. Este detalle es importante: el discurso de Barrick, avalado por IANIGLA, sostiene que la desaparición de los glaciares es producida por el cambio climático.
Todo cambió cuando el 22 de octubre del año 2008 se aprobó la primera ley del mundo que protege a glaciares y al ambiente periglacial. Por unanimidad y por todos los bloques, algo que parecía inédito para los egos e intereses políticos. La entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner les envió entonces el siguiente mensaje: “Los diputados y senadores que levantaron la manos livianamente sin saber lo que votaban, que se hagan cargo”. César Gioja, hermano del entonces gobernador José Luis y entonces senador, sí sabía: se levantó del recinto y se fue.
La que se hizo cargo fue la propia Cristina Fernández, quien vetó la ley con los argumentos mineros. La medida fue llamada “Veto Barrick”.
Tras dos años de debates en ambas cámaras del Congreso, se logró consensuar dos proyectos de ley: uno firmado por Miguel Bonasso -que respetaba el presentado por Diana Maffei y vetado por Cristina- y otro liderado por el senador Daniel Filmus, que eliminaba ciertas prohibiciones y ponía mayor control en mano de las provincias mineras. Después de idas y venidas, en septiembre del 2010 se aprobó un proyecto conjunto.
Así, las zonas que figuraban en los propios estudios de impacto ambiental de Barrick como glaciares, peligalciares o cubiertas de hielo, pasaron a ser zonas legalmente protegidas.
Las zonas sensibles
El paso definitivo para la aplicación de la ley se concreta con un inventario de glaciares, es decir, un ordenamiento territorial para localizar las zonas sensibles: “Como si en Capital Federal se tuviera que determinar dónde puede estar un shopping y dónde no”, grafica Ricardo Vargas. En este caso, el organismo encargado de inventariar es el IANIGLA, dependiente del CONICET, con sede en Mendoza y cuyas autoridades se encontraban de viaje al momento de contactalas MU, al igual que las autoridades de Ambiente: en este caso, en el retiro espiritual que el gabinete hizo a Chapadmalal.
En junio de 2016, el IANIGLIA fue parte de una audiencia pública en la que la Asamblea Jáchal No Se Toca pidió que se concretara al inventario de la cuenca del Río Jáchal, que venía postergado hacía más de 5 años. El pedido no es caprichoso: la letra de la ley indica que el inventario debe arrancar por las zonas sensibles donde se encuentran proyectos funcionando. En cambio, el Estado arrancó por Mendoza.
“En esa audiencia ellos dicen que era inminente la entrega del inventario de Jáchal al Ministerio de Ambiente”, recuerda Vargas sobre la promesa que nunca se concretó. Otras confesiones: “También admiten que habían sido objeto de presión tanto por el sector minero como de parte de la gobernación”. Ahora, el video de esa audiencia es uno de los materiales de prueba de la causa que investiga el juez federal Sebastián Casanello, abierta tras el derrame en septiembre de 2015.
El juez Casanello tuvo en sus manos la investigación completa del derrame que produjo Barrick en la cuenca del río Jáchal, ya que el desastre que produjo afectó a varias provincias. Pero la Corte Suprema determinó qué competencia debía investigar qué delito: así la provincial se quedó con la investigación del derrame, y la justicia federal con las responsabilidades estatales que permitieron el desastre. Partida la causa en dos, obligó a delegar todas las investigaciones que venía haciendo el juez Casanello en manos del juez provincial Pablo Oritja, entre ellas, los resultados de una inspección a Barrick Gold que nunca llegó a Comodoro Py.
Actualmente, el juzgado federal N° 7 se encuentra investigando no las causas del derrame, sino la responsabilidad de los funcionarios nacionales. En ese marco, el juez Casanello hizo un allanamiento a la sede del IANIGLIA y otro al Ministerio de Ambiente. El objetivo: recolectar información que permita entender el nivel de control del Estado a la empresa canadiense. El resultado: “Se secuestra documentación en la que se ve que están haciendo un inventario de glaciares que sean de más de una hectárea, y que no están incluyendo los ambientes periglaciares”, relata Gonzalo Strano, de Greenpeace, que tuvo acceso a los documentos secuestrados.
En criollo:
La documentación allanada demuestra que el IANIGLIA tomó una serie de criterios a la hora de efectuar el inventario, que no están acordes a la ley.
El primero y más llamativo: la decisión de no incluir en el inventario a los glaciares de menos de un kilómetro. La decisión viola la ley, que dice: “Todo hielo perenne, sin importar su forma o tamaño, es un glaciar”.
Dato: Barrick Gold pretende rebajar la categoría de glaciar a Toro 1, por cuya contaminación fue frenado el proyecto binacional Pascua Lama.
La segunda decisión polémica: no toma en cuenta los ambientes periglaciares. Así, elude las escombreras de Veladero, lo cual ubica a la mina explotada por Barrick en plena zona protegida por ley, tal cual se muestra en la ilustración de la nota.
Pero el hallazgo más impresionante de los allanamientos ordenados por el juez Casanello es el inventario de los glaciares que sí fueron censados. Según interpreta Greenpeace, con sólo el 10% del inventario realizado ya se detectaron 44 proyectos mineros que deberían estar prohibidos. Dice Gonzalo Strano: “Si uno superpone el mapa de emprendimientos mineros de Argentina sobre ese 10%, se identifican que hay 77 proyectos en esas cuencas. De los cuales, 44 estarían afectando glaciares o ambientes periglaciares. Son proyectos en distintas fases de desarrollo: en exploración, en proceso. Pero el número solo puede incrementarse en la medida que se siga avanzando con el inventario”.
Según un inventario realizado por el Centro de Derechos Humanos y Ambiente, que toma de partida y línea de base el período 2005/2006, se contabilizan al menos 247 cuerpos de hielo, entre glaciares descubiertos y glaciares de escombros en zonas de influencia de la actividad de Pascua Lama y Veladero. El caso más grave está registrado sobre el glaciar Almirante Brown. En una imagen tomada el febrero 27 del 2006 el glaciar medía casi 2.5km de largo. En otra imagen se lo ve luego de que Barrick Gold lo partiera literalmente al medio: hizo un camino para llegar a Veladero.
Otras imágenes satelitales que forman parte del informe del Centro de Derechos Humanos y Ambiente evidencian la reducción de muchos glaciares desde que comenzaron actividades mineras, a mediados del año 2000. “Las voladuras en el proceso de extracción y preparación impactan en glaciares, elevando enormes nubes de polvo que se depositan en su superficie”. La foto en la tapa de este informe es del Toro 1, que según Barrick Gold tiene oro bajo su hielo.
El derrame
Ricardo Vargas, junto al abogado Diego Seguí y Gonzalo Strano de Greenpeace están de paso por Buenos Aires: deben visitar al juez federal Sebastián Casanello. Los tres son parte de una serie de indagatorias que apuntan a recolectar información sobre la aplicación de la Ley de Glaciares en la zona de Barrick.
Significa, también, que la causa tomó un giro: el juez Casanello empezó investigando el derrame de 2015, luego la responsabilidad de los funcionarios y ahora el cumplimiento de la Ley de Glaciares. Y ese giro fue originado por una presentación que hizo la Asamblea Jáchal No Se Toca. Cuenta su abogado Diego Seguí: “Cuando fue el segundo derrame –públicamente conocido el 8 de septiembre- nos presentamos ante el juez Casanello pidiendo que asociara el incumplimiento de la Ley de Glaciares al acontecimiento sucesivo de derrames que se producen en Veladero. ¿Por qué? Porque en el lugar donde se producen los derrames, que es en el valle de lixiviación, está localizado en un ambiente periglaciar. Y la ley señala que no debe haber actividad en ambientes de esa naturaleza”.
En síntesis, el planteo de la asamblea fue: de haberse aplicado la Ley deGlaciares los derrames no hubieran ocurrido.
Y eso investiga ahora el juez Casanello.
Tanto el derrame de un millón de litros en 2015 como el sucedido este septiembre, si bien se desconocen las causas exactas, tuvieron como protagonistas a las extremas condiciones de producción, pero también geográficas en las que se desarrolla el campamento Veladero. Según concuerdan todas las teorías -asamblea, empresa, Estado- el primer derrame ocurrió en el marco de un desborde de la pileta de lixiviación producto, entre otras cosas, del deshielo. El protagonista del segundo derrame fue directamente un bloque de hielo que habría roto un caño.
Dice Seguí: “Lo que demuestran estos derrames es la sensatez de la ley. Realizar una obra de envergadura en un ambiente periglaciar, en donde 9 meses al año nieva de modo constante, es un despropósito”. Ricardo Vargas suma: “Los glaciares son reservas de agua dulce, por eso la fragilidad de la zona. Es muy peligroso que justo ahí esté funcionando el valle de lixiviación, que trabaja con cianuro, pero en este caso se suma que también el campamento y la escombrera están en ambiente periglacial. La zona es delicada, y por eso no es que sólo la minería a gran escala no puede estar: una fábrica de alfajores, tampoco. No es una ley antiminera: es una ley que protege el agua”.
Si bien la causa está caratulada en cumplimiento de la ley de residuos peligrosos, que no implica prohibiciones sino sanciones ante una contaminación, este viraje hacia la Ley de Glaciares puede derivar en una prohibición.
Dice Seguí sobre la expectativa de la Asamblea: “La causa puede determinar que Barrick no puede estar donde está; y después, quién paga por todo esto”.
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
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