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Diccionario mediático argentino
Por Pablo Marchetti.
Consumo
En economía, volumen de ventas de mercancías, ideas, objetos, productos y todo tipo de cosas que representan tiempo. En una sociedad que fomenta el consumo, los índices de consumo son los que se utilizan para medir si una sociedad funciona bien o mal. Si hay mucho consumo, se supone que todo está bien. Si hay poco consumo, se supone que las cosas están mal. Uno de los índices que más se utilizaron en los últimos tiempos para medir si la sociedad mejoraba y empeoraba fue el de la venta de automóviles cero kilómetro. Este índice es muy claro sobre el uso que se le da a esas estadísticas: mientras se mide el consumo de esta manera y se celebra que se vendan más autos, hay una preocupación por el colapso del tráfico en las calles, la saturación de contaminación atmosférica y sonora, etc. Otra manera muy popular de medir el consumo es la cantidad de gente que viaja a los lugares de vacaciones durante los fines de semana largos. Algo que es bastante discutible, pues aun en épocas de crisis, hay una gran cantidad de gente que viaja igual. Los peligros del consumo son reales y palpables. Sin embargo, esto también sirve muchas veces como excusa para tapar errores groseros en la implementación de políticas de energía. Es así que mientras se promociona la venta de aparatos de aire acondicionado, se pide que se los use poco o nada, en una clara intención de hacer pasar por cuidado del medio ambiente lo que en realidad es negligencia.
Esperanza
Vaguedad que, junto con la fe, forma parte de los pilares de toda religión o conjunto de creencias. Se trata de algo intangible e inasible, que se le reclama a la población cuando no es mucho lo que se le puede ofrecer de manera concreta y cuantificable. En una época donde la emoción forma parte central del discurso político (muy por encima de las ideas o propuestas concretas) la apelación a la esperanza tiene una apelación casi mágica. Tanto que uno de los objetivos centrales de un candidato en campaña es transformarse en alguien que representa “una esperanza para la gente”. Lo cual no se sabe muy bien qué es lo que significa, pero que puede ser tan importante que resulta crucial a la hora de tener una buena performance en un comicio.
Inversiones
Entelequia que, según mucha gente, sirve como modo de medir si el país funciona bien o mal. En la fantasía, las inversiones a las que se alude provienen de entes financieros que se la pasan observando el mundo, analizando qué países son serios y tienen garantías institucionales para instalar empresas. Siempre según esa fantasía, si los inversores deciden invertir en un país es porque las cosas funcionan correctamente. Es decir, se trata de uno de los “países serios” (ver). ¿Qué cosas son las que funcionan bien en los “países serios” para que vayan las “inversiones”? Eso varía mucho de acuerdo a quien lo enuncia. En los supuestos “países serios” puede haber pena de muerte; sistema ejemplar de salud pública; monarquía; despenalización del consumo de drogas; toque de queda y estado de sitio; aborto legal, libre y gratuito; ejército en la calle para “combatir el terrorismo”; recortes a las libertades individuales debido a “la presencia del terrorismo”; y un larguísimo etcétera. Sin embargo, nada de esto parece ser condición para la llegada de unas inversiones de las que no se tiene registro en ningún lugar del mundo. Porque, según la fantasía, las inversiones llegarían para crear empleo, lograr manufactura local, desarrollar el país y terminar con la pobreza. Cosas que, como puede comprobarse, no se ha logrado ni en los países serios ni en los otros.
Sinceramiento tarifario
Forma amable de decir “aumento de tarifas”. La expresión surge del hecho de que quien la usa cree que las tarifas tenían precios muy bajos gracias a los subsidios implementados por políticas denominadas “populistas”(ver). Y que estos subsidios deben terminar. Para que se entienda: las empresas que suministran servicios ganan siempre lo mismo. La diferencia está en que los “populistas” dan subsidios para que las tarifas sean más bajas; y los “liberales” (ver) que hablan de “sinceramiento tarifario” quieren eliminar los subsidios y que esa carga corra por cuenta exclusiva de los usuarios. Lo curioso es que los subsidios los paga el Estado. Y el Estado lo conforman todos los habitantes legales de un país. Con lo cual el sinceramiento del que se habla tiene que ver más que nada con la cuestión simbólica de sacar directamente dinero de un bolsillo para pagar por algo que tiene un precio determinado. Al menos en eso, el sinceramiento del que se habla tiene algún sentido.
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Ahora nosotras
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Política de película
La cordillera, última película de Santiago Mitre.Darín hace de presidente, Dolores Fonzi de su hija irreverente y Santiago Mitre, del director que mejor interpreta la época. Los tres son parte de una fórmula que levanta el nivel de la industria y ya cosechó elogios en Cannes. Estrena en agosto. Pero Mitre ya está pensando en lo que sigue. POR CLAUDIA ACUÑA
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