CABA
El clima extractivo: la mirada de los pueblos originarios
Diaguitas, qom, warpe y mapuche cuentan desde los territorios cómo ven la discusión sobe el cambio climático y alertan que no hay ninguna medida concreta que los favorezca frente a gobiernos y multinacionales que incumplen leyes. Son ellos quienes defienden los recursos desde hace años y ponen el cuerpo para evitar el saqueo. Por qué nadie los oye y cuáles son sus propuestas ante la crisis ecológica. DARÍO ARANDA
Son los primeros ambientalistas, incluso desde antes que se conociera esa palabra. Alertaban sobre el cambio climático (aunque con otro nombre) desde mucho antes que existiera la ONU. Son de los que más cuidan los ecosistemas. Y las mayores reservas de biodiversidad se encuentran en sus tierras. Pero pocas veces se los consulta sobre la crisis climática.
Están entre los que más defienden los territorios. Son reprimidos y hasta asesinados por esa lucha. Pero se los acusa de terroristas.
Los incendios en la Amazonía de Brasil y Bolivia, la aparición mundial de Greta Thunberg y las movilizaciones contra la crisis climática irrumpieron en agendas mediáticas y políticas, que se poblaron de opinadores y, por unos minutos, todos parecían preocupados por el ambiente. Quizá porque no son blancos de clase media, o porque no viven en la ciudad, o porque no hablan inglés, pero no se los escucha. Qué piensan, hacen y proponen los pueblos indígenas ante el desastre climático y, en lo local, qué expectativas tienen ante el próximo gobierno.
De norte a sur
Una ronda imaginaria de voces indígenas va del territorio mapuche (Chubut, Río Negro y Neuquén), pasa por la Nación Warpe (San Juan), atraviesa comunidades diaguitas (valles de Tucumán) y se instala en la lucha del pueblo Qom (Formosa). Son sólo una pequeña muestra de referentes indígenas que luchan por el territorio desde hace décadas y reflexionan sobre el acontecer del mundo, las políticas, el clima. Y, sobre todo, son voces de hombres y mujeres que ponen el cuerpo en la defensa territorial.
Xalkam Nawel, 34 años, reparte su vida entre la capital neuquina y Aluminé, zona cordillerana. Es vocera de la zonal zonal Xawvnko de la Confederación mapuche de Neuquén. Recuerda que los pueblos originarios reclaman por la crisis climática desde hace décadas, pero con eje central en el cuestionamiento al sistema capitalista basado en el extractivismo, que destruye territorios. Recuerda que las migraciones forzadas son una consecuencia también de la crisis. Y precisa que, en la provincia, dos caras de ese modelo son las petroleras y la megaminería.
Marcos Pastrana, 73 años, abuelo indígena de Tafí del Valle (Tucumán), parte de la Unión de la Nación del Pueblo Diaguita (UNPD), dice: “No hay que olvidar que la causa principal del cambio climático es el extractivismo, que en algún momento se llamó Alianza Para el Progreso o globalización, últimamente le dicen ‘desarrollo’. Va mutando de nombre, pero en realidad es la transferencia de bienes y servicios desde los territorios, desde los pueblos, hacia los centros de poder financiero mundial”.
Mauro Millán, 48 años, histórico activista mapuche de Chubut, lonko de la comunidad Pillan Mahuiza, cuestiona el enfoque de las “corporaciones mediáticas”, que difunden el cambio climático como algo intangible, donde no suelen visualizarse las causas, o que pareciera una acción fortuita de la naturaleza. “Existe una imposición de un sistema extractivista capitalista, impulsado por países considerados de primer mundo, que quieren perpetuar la injusticia”, destaca.
Afirma que es necesario identificar quiénes son los responsables del proceso de devastación. Señala que algunos llaman a este proceso como “el antropoceno”, donde el ser humano es el generador del proceso destructor del planeta. También alerta que no se trata solo de la derecha política: recuerda que existen sectores de izquierda que también creen en la “depredación de la tierra” como salida a las crisis económicas.
Argentina Paz Quiroga tiene 80 años, es autoridad espiritual del pueblo Warpe de San Juan. Fue protagonista de un hecho inédito: interpeló en persona a un Presidente, en la propia Casa Rosada, y le cuestionó en la cara el apoyo gubernamental a las multinacionales extractivas. Nunca antes un indígena había cuestionado así a un primer mandatario argentino. Sucedió en 2010, en el marco de las celebraciones por el Bicentenario, y la que tuvo que escuchar los reclamos fue Cristina Fernández de Kirchner, ante una veintena de funcionarios y líderes indígenas.
“Nuestra propuesta y nuestra mirada ante esta crisis climática que enfrenta el planeta Tierra no es nueva, es desde siempre y en todo el mundo. Los pueblos indígenas son los únicos que nunca han destruido a la naturaleza, a la madre, nunca la han saqueado”, afirma Quiroga.
Paz Quiroga señala que, en en América Latina, se desarrolla una “segunda invasión”. Esta vez no es Cristóbal Colón y las carabelas, sino las empresas trasnacionales. Aún así, remarca que los pueblos indígenas, campesinos y asambleístas, están de pie, en lucha. Resalta dos triunfos: los pueblos indígenas frente a la petrolera Chevron en Ecuador y las asambleas socioambientales frente a Monsanto en Córdoba. Nadia Gómez, de la Comunidad del Kuyum, joven dirigente Warpe, lo resume así: “Los pueblos indígenas hemos sido afectados desde hace siglos por la mentira del progreso capitalista que produjo el cambio climático”. Y cuestiona argumentos del ambientalismo light y gobiernos: “No es un tema que se resuelve con reducir la basura, reciclar y reutilizar”.
Israel Alegre, 60 años, referente del pueblo Qom de Formosa también coincide en la responsabilidad de las grandes empresas, que se traduce en los territorios, por ejemplo, en desmontes y fumigaciones con agrotóxicos. Pero también aporta el saber y sentir indígena ancestral: “Si hacen fracking perforan con químicos la tierra, la naturaleza se lastima y va a responder, se va a enojar. Y eso le vuelve a los humanos. Los indígenas respetamos la naturaleza, la cuidamos, pedimos permiso para entrar al monte y sacar lo que necesitamos para comer”.
Propuesta indígena
Luchar contra el extractivismo y fortalecer el Kume Felen (“buen vivir”, plan de vida en armonía con la naturaleza). Ambas acciones que desarrollan desde hace décadas y son parte de la propuesta del pueblo Mapuche, explica Xalkam Nawuel. Recuerda el avance de petroleras en Vaca Muerta y las mineras e inmobiliarias en la zona de la Cordillera. Un caso testigo es la comunidad Paicil Antreao, en Villa la Angostura, donde enfrenta juicios por “usurpación”. Uno de ellos, impulsado por el astro argentino de la NBA Emanuel Ginóbili.
Explica que la soberanía alimentaria es parte del Kume Felen, desde donde se enfrentan al agronegocio que también está en Neuquén, donde se utilizan agrotóxicos. Recuerda que el pueblo Mapuche conserva sus semillas ancestrales, mantiene su forma de producir alimentos sanos, con prácticas que hoy se llaman agroecológicas pero se realizan desde hace siglos, y que incluye intercambios en ferias de semillas.
Pastrana aclara que el pueblo Diaguita tiene muchas propuestas, pero hay dos que pueden resumir casi todas las demás: que los gobiernos cumplan las leyes (desde convenios internacionales hasta legislaciones nacionales que protegen a pueblos indígenas y el ambiente); y, la segunda, devolver los territorios a pueblos originarios, para así reconstruir culturas e identidades.
Mauro Millán señala que cuando las comunidades mapuches recuperan un territorio el paso siguiente es el “resguardo” del mismo, que significa protegerlo de las mineras, petroleras, represas. Es el caso de la comunidad Pillan Mahuiza, que rechaza desde hace más de diez años la construcción de una hidroeléctrica sobre el río Corcovado, que inundará el territorio mapuche. “Cuando luchamos para que un río no sea represado estamos diciendo que queremos perpetuar la vida de ese río, no solo para mapuches sino para todos”, explica. La defensa y control sobre los territorios, es el principal proyecto político del pueblo Mapuche.
Argentina Paz Quiroga resume el sentir Warpe: “Nuestra propuesta es volver a la raíz, volver a recuperar un sistema donde no se destruya la vida”. Aunque aclara que la mayor dificultad es que para eso es necesario el territorio, hoy asediado por gobiernos y fuerzas represivas para entregárselos a las multinacionales.
Lo que viene
A pocos días de las elecciones y ante el próximo cambio de gobierno, Marcos Pastrana no anda con vueltas: “Los nombres ya no cuentan. Nos quieren hacer creer que elegimos gobernantes, pero en realidad son gerenciadores. El Estado argentino se transformó en estados trasnacionales mineros, petroleros, sojeros, que son los que dominan los territorios, legislan y aplican leyes a través de nuestros ‘representantes’”.
Denuncia que este modelo extractivo recobró fuerza en la década del 90 y ningún gobierno lo cambió. Al contrario, los distintos presidentes lo perfeccionaron “a pedido del patrón, que son las trasnacionales”. Desde Tafí del Valle pide que se le permita una “pequeña reflexión”, pide disculpas si es demasiado sencilla: “Hemos sacrificado pueblos y culturas para que vivan las megaempresas. Es hora de preguntarnos qué tenemos que hacer para que vivan los pueblos… ¿Habrá que sacrificar las megaempresas, sacarlas de nuestros países?”.
Xalkam Nawel afirma que su mayor expectativa es la continuidad de la lucha de los pueblos originarios, que seguirá levantando la voz por sus derechos y saliendo a reclamar a las calles. Aclara que no dice que Alberto Fernández sea lo mismo que Mauricio Macri, cree que (de llegar Fernández a la presidencia) quizá haya mayor distribución del ingreso y nuevas políticas sociales.
“Nuestra consigna es que gane quien gane no vamos a permitir que saqueen nuestros territorios. No vamos a permitir que contaminen con la megaminería, que avancen con agonegocios y rechazamos el fracking. Gane quien gane vamos a seguir en la lucha, defendiendo nuestra autodeterminación, nuestro derecho a vivir”, aclara Nawel. Y recuerda a Cristina Linkopan, lonko de la comunidad Gelay Ko, que falleció en 2013 víctima de la contaminación petrolera.
Mauro Millán piensa un instante, mientras intenta sin suerte arrancar el auto, y concluye que ningún candidato presidencial planteó una discusión seria sobre la crisis climática y mucho menos entabló diálogo con los que luchan por los territorios sin contaminación. Al contrario, precisa que Alberto Fernández apuesta a la megaminería y a Vaca Muerta. “Es la única receta que tienen. Perpetúan el modelo que favorece a las multinacionales”, cuestiona.
Aclara, por las dudas, que no tienen esperanza en el gobierno que llegue el 10 de diciembre, pero sí esperan que haya justicia por la persecución, represión y asesinatos que sufrió el pueblo Mapuche en manos del gobierno de Macri. Rafael Nahuel, asesinado en noviembre de 2017 en Río Negro, es el caso más reciente.
Argentina Paz Quiroga cuestiona que los políticos prioricen la crisis de dólares que tiene el país y que sólo vean los territorios como proveedores de esas divisas, previa explotación de bienes naturales. También cuestiona el anunció de la multinacional Syngenta (productora de transgénicos y agrotóxicos), que propuso luchar contra el hambre y para eso donar el 1 por ciento de su producción. La autoridad Warpe contrapropone: “Que las grandes empresas se lleven el 1 por ciento y dejen el resto hasta tanto se resuelva la tenencia de la tierra, que es lo fundamental para otro modelo”.
Recuerda que los pueblos indígenas tienen las semillas con las que siempre se obtuvieron alimentos. Falta la tierra y, en San Juan, el agua, que está en manos de mineras y grandes fincas. Nadia Gómez complementa: “Hay temas en los cuales no existe grieta entre candidatos. Los acuerdos con Chevron, los desastres de Barrick Gold, son temas que tienen una continuidad con los gobiernos. Creemos que habrá una profundización del agronegocio y las industrias extractivas, que no vendrán con el discurso de progreso sino como alternativa a la crisis económica”. Aclara que creyeron que la participación de políticos como Pino Solanas o Victoria Donda (en el Frente de Todos) haría revisar el apoyo a estas actividades, pero concluye: “El interés económico es más fuerte”.
Israel Alegre recuerda que los pueblos indígenas de Formosa siguen padeciendo las políticas de Gildo Insfrán, en el poder de Formosa desde 1987 (ocho años vicegobernador, y desde 1995 a cargo del Poder Ejecutivo). Fue menemista, tuvo buena relación con la Alianza, fue duhaldista y kirchnerista de la primera hora. Con Macri mantuvo el perfil bajo y ahora ya se muestra en fotos sonriente con Alberto Fernández.
Aclara que tanto en Provincia como en Nación se busca lo mismo: “Es como en 1492, pero con discurso ‘democrático’. Eliminar a los indígenas y quedarse con sus tierras”. Afirma que no hay voluntad política de cumplir las leyes vigentes, pero advierte que de igual manera los cuatro pueblos de Formosa (Qom, Wichí, Pilagá y Nivaklé) seguirán exigiendo sus tierras y una “reparación histórica” que contemple educación bilingüe, salud ancestral y desarrollo territorial.
Escuchar(los)
Programas de radio con auspicios de petroleras, diarios que llaman a explotar (literalmente) Vaca Muerta y con suplementos de propaganda del agronegocio, radios autodenominadas “del campo” (con publicidad de todas las empresas de transgénicos y agrotóxicos), periodistas famosos que siempre minimizaron lo ambiental. Todos, súbitamente, se acordaron del desastre climático con los incendios en la Amazonía, la presencia de Greta Thunberg en la la cumbre climática de la ONU y las marchas de jóvenes en decenas de ciudades del mundo. Abundaron voces de universitarios, científicos del Conicet, abogados, oenegés, funcionarios. Pero pocas, o nulas, voces indígenas y campesinas, quienes viven en los territorios en disputa.
Xalkam Nawel cree que no se consulta a los pueblos originarios porque se le ha dado en el periodismo énfasis a una mirada ecologista, o de oenegés con mirada más conservacionista. También porque, afirma, se intenta despolitizar los conflictos territoriales. Sin embargo, no deja de parecerle contradictorio que no se escuche a los sujetos que viven y resisten en los bosques, selvas, humedales, todos lugares asediados por el cambio climático, y por las empresas.
“Nuestro planteo va más allá de decir no tires un papelito o no contaminemos con los autos. El planteo de los pueblos originarios tiene que ver con una propuesta de cambio radical de este sistema consumista que viene desde hace siglos destruyendo todos los ecosistemas”, explica la joven mapuche.
Pastrana tiene un postura más cruda de la invisibilización a las comunidades. indígenas: “Prefieren seguir tratándonos como seres ignorantes, analfabetos y sin posibilidad de emitir propuestas. Es todo lo contrario a la realidad: tenemos muchas propuestas pero no nos quieren escuchar”.
Quiroga, la abuela Warpe, sonríe ante la consulta y responde con una contra pregunta: “¿Cómo nos van a consultar los periodistas si ellos mismos están al servicio de este modelo extractivo y de saqueo que encima le llaman ‘desarrollo’?”.
Afirma que tampoco se consulta a los pueblos indígenas por ningún otro tema y denuncia que ni siquiera mencionan los derechos vigentes que son vulnerados (Constitución Nacional, Convenio 169 de la OIT, Declaración de Naciones Unidas). Y resalta el fracaso del modelo extractivo: en San Juan crece la pobreza mientras Barrick Gold se lleva el oro. En Argentina se incrementan las toneladas de cosechas mientras aumenta el hambre y la malnutrición.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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