CABA
Qué es la comida
Rosalía Pellegrini, de la UTT. Es fundadora y secretaria de género de la Unión de Trabajadores de la Tierra. Trabaja dentro del movimiento para erradicar la violencia machista, y hacia afuera para lograr acceso a la tierra para campesinos y agricultores, producir alimentos sin pesticidas y repensar lo que comemos. Producción, verduras, política, y la vida que nace cuando se siembran ideas sin venenos.

Rosalía Pellegrini todavía recuerda cuando salía a vender frutas y verduras en bicicleta con canasto. Se hizo militante política en el Frente Darío Santillán, creó cooperativas y fue una de las fundadoras de una organización asombrosa llamada Unión de Trabajadores de la Tierra, UTT. Es el mayor gremio de campesinos y agricultores del país, la organización que hace los célebres feriazos y verdurazos que ayudan a ver cuánto nos quita la intermediación, tanto a los productores como a los consumidores de verduras y frutas.
La UTT apuesta a la agroecología haciendo capacitaciones de campesinos a campesinos como un modo de recuperar la comida sana, sin veneno, riquísima, y a un precio accesible. Promueven el acceso a la tierra para que los productores de alimentos puedan dejar de alquilar a precios abusivos y comprar sus terrenos como lugar de trabajo, de vida y de producción de lo que después comemos todos los días. Además tienen verdulerías agroecológicas, y una mirada política para analizar con qué se come la actualidad .
¿Qué es la UTT?
Somos una organización compuesta por más de 15 mil familias, en muchas provincias de Argentina, ahí donde los agricultores y agricultoras producen el alimento está la organización. Es una herramienta para tener una vida digna, para acceder a nuestros derechos. Empezamos así a caminar y de ahí fuimos pensando cómo instalar nuestras luchas, nuestros proyectos, sobre todo nuestra lucha por el acceso a la tierra. Y pensando cómo hacer para que la gente de las ciudades nos conozca más fuimos recreando estos verdurazos, feriazos, los almacenes. Eso por ahí es lo que se ve, pero la UTT todos los días en nuestro territorio campesino y rural tiene mucha vida. Es organización, es mejorar la vida cada día.
¿Qué es exactamente la agroecología?
La agroecología es algo que fue surgiendo en la organización haciendo una lectura de quién es el enemigo de nuestro sector. No es que la UTT surge como una organización agroecológica sino que en el camino pudimos ir viendo cuáles son nuestros problemas cómo agricultores y agricultoras. Desde que no somos dueños de la tierra, hasta que tenemos que alquilar un tractor para laburar la tierra y eso te sale carísimo. O que para producir dependés de una semilla, de un insumo, de un agroquímico, de un agrotóxico como le decimos ahora, dependés de un paquete tecnológico que lo definen empresas de afuera, monopolios. Insumos que son en dólares, que encima nos matan, nos envenena tanto a nosotros como a los consumidores. Ahí fue que dijimos: esto nos esclaviza mucho más incluso que los intermediarios en la comercialización, ¿Qué hacemos? Ahí empezamos a ver que no es algo nuevo la agroecología, es como producían nuestros padres, abuelos, abuelas. Hace 50 años no se producía con agroquímicos, sino con productos naturales, con bosta de animales, con diversidad de plantas. Pero nos impusieron un modelo de un campo más productivista que -más que comida- genere plata y ganancias para ellos.
Lo que está introduciendo la UTT como factor importante es la calidad de la comida. Ustedes plantean un lema: “producimos alimento para el pueblo”. Sin embargo hay una idea de lo ecológico como algo elitista.
Eso es algo muy fuerte. En el grupo de agroecología de la UTT siempre se dan esos debates. Claramente: no queremos vender verdura solamente para un sector de la sociedad. Si te ponés a pensar es un sistema super vil: el que tiene plata va a comer bien y el que no tiene plata va a comer basura. Cuando nosotros nos dimos cuenta de que es al contrario: la agroecología implica no depender de esos insumos a precio dólar entonces producir es mucho más barato. Y es mentira que con el otro modelo producís más cantidad. En realidad nos vendieron un paquete con el cual producís en serie, esos tomates que no tienen gusto a nada. Por eso la producción agroecológica además de lo que genera en salud, se puede hacer a precios populares que es lo que venimos demostrando en los almacenes de la UTT.

La lechuga voladora
Separan la agroecología del marketing que se hizo con eso. ¿Cómo logran los insumos que necesitan los productos que ustedes venden? ¿Cómo reemplazan a los agrotóxicos?
Nosotros estamos produciendo bioinsumos. Eso está buenísimo, con un montón de productos naturales, y algunas cosas minerales que son súper accesibles podés hacer un insumo biológico que te sirve para curar las plantas. Generalmente es desde otro esquema, no desde el concepto: “hay que matar a todas las plagas”, sino viendo y entendiendo qué pasa en la naturaleza, sobre todo a partir del suelo. Después, con semilla de paraíso, con ortiga, con un montón de cosas podés generar tu propio bioinsumo y curar las plantas de esa manera. Nosotros estamos instalando plantas para preparar los bioinsumos porque el nuestro también es un sector que produce a gran escala: son toneladas de comida. Por eso decimos: nosotros somos los que producimos realmente el alimento para el pueblo, tanto el agroecológico como el convencional. Lo que come cualquiera en su casa, el tomate, la lechuga, si no lo compraste en el almacén agroecológico de la UTT, se lo compraste a un verdulero que te vende lo que producen compañeros y compañeras de UTT que todavía no están trabajando agroecológicamente. Pero somos los que alimentamos al pueblo y no tenemos acceso a la tierra, no tenemos una vivienda digna, no tenemos políticas públicas.
Una de las cosas que los hizo conocidos en las grandes ciudades fueron los verdurazos. ¿Cómo es eso y cómo es la intermediación? ¿Se va todo en intermediarios?
Por un lado la verdura, pero en general el mercado de los alimentos, depende del libre mercado. Es el sistema en el que vivimos. Hay una especulación con la verdura, como si fuese una mercancía, un negocio. Es como la Bolsa, pero en vez de estar el índice de valores está la lechuga. Se hace mucha especulación y eso es a costa del compañero, compañera productora. A veces por un cajón de lechuga que tiene 11 kilos de lechuga, te pagan veinte pesos y hay veces que ni siquiera te lo llevan. En ese caso lo tenés que tirar. Te dicen ¿cómo que lo tiran? Y a veces estás en el medio del campo, no tenés recursos para salir a donarlos, tenes que pagar 15.000 pesos por mes la hectárea de alquiler, y esa lechuga tenés que sacarla para poner otra cosa y tratar de generar un ingreso.
¿Cuánto dijiste entonces que cuestan 11 kilos de lechuga?
Veinte pesos le pagan al productor. Además justo coincide cuando la estación es buena y hay mucha lechuga. Por ejemplo cuando hay mucha helada, o granizo, frío tremendo de reente, eso hace que haya especulación y en esos casos los que pierden siempre son los consumidores y los productores.

La ley de la tierra
Ustedes tienen presentado un proyecto de ley. ¿Cuáles son las propuestas?
Lo que planteamos es que tanto para nosotros como para el vecino o vecina que no puede tener una verdura sana y barata, el problema parte de la tierra. Si en Argentina no pensamos que puede haber una distribución de la tierra con todo el territorio que hay, va a ser muy difícil resolverlo. La ley es muy simple: la idea es generar un Procrear rural. En vez de pagar ese alquiler altísimo yo demuestro que puedo pagar un crédito para acceder a la tierra. Proponemos que se cree un fondo de dinero para poder comprar tierra o distribuir las del propio Estado. Eso se presentó en el 2016, quedó en la nada, en el 2017 se volvió a presentar con varios avales de distintos diputados pero el núcleo duro contra el avance de la ley estuvo en Cambiemos.
Cuando ese debate salga a la luz, ¿qué argumentos hay para estar en contra de lo que plantean ustedes?
No hay argumentos. Cuando nosotros salimos a hacer esto del verdurazo a vos, como vecino, lo que te pega es el precio de la verdura. Entonces el foco siempre se pone en el precio de los productos. Muchos funcionarios o políticos salen a hablar diciendo que hay que mejorar la situación, pero de la tierra no hablan, todos se hacen los tontos digamos, no hay voluntad. Te das cuenta de que en el Congreso se cierran cosas a espaldas del pueblo.
Mujeres antipánico
Sos coordinadora del área de género de la UTT ¿Desde cuándo y respondiendo a qué necesidades?
Si bien veníamos trabajando hace mucho tiempo, la secretaría surge hace tres años. Nació justamente por muchos casos de violencia de género. Imagínense que en los territorios rurales la cuestión del machismo, de la violencia, por ahí está mucho más naturalizada. Dicen: “Me engañó, hizo tal cosa”, y sienten derecho a pegarle a la mujer, y muchos lo ven como algo que no estaría mal. Ahí nos dimos cuenta de que había que sacar el problema de la quinta y hacerlo más público. Y por lo menos entre nosotros plantear que el problema no es personal sino de una cultura machista que tenemos que erradicar de la organización, por lo menos combatirla. Primero empezamos juntándonos las mujeres, levantándonos la autoestima. Cuestionamos también el sacrificio, el doble laburo que tienen todas las mujeres trabajadoras de la tierra. Son compañeras que trabajan 12 horas en la quinta junto al varón, trabajo re-pesado y no es que la mujer se queda cuidando a los pibes y nada más: trabaja en la quinta a la par pero después vuelve a la casa y trabaja haciendo la comida, limpiando, cuidando a los hijos y las eternas tareas de cuidado de las mujeres. Ese doble trabajo de la mujer campesina es muy fuerte y no está reconocido, no está valorado económicamente y además no tiene derecho ni al tiempo libre, al uso del tiempo propio, ni a decidir sobre la producción. Las mujeres trabajan, trabajan, trabajan, pero están excluidas de decidir cómo producir, qué producir, qué semilla usar, cómo curar, qué modelo de producción vamos a elegir. Entonces empezamos en la secretaria primero encarando el tema de la violencia, ayudándonos entre nosotras, levantándonos la autoestima grupalmente. Aprendimos a conocer nuestros derechos, generando una red de promotoras de género rurales que es lo que armamos desde la secretaria. Después empezamos a dar otras discusiones: el modelo productivo, porqué el modelo de los agronegocios se asienta en los varones de las familias, la relación entre estas empresas que vienen a oprimir a nuestro pueblo y que se asientan en esta cultura patriarcal. Así estamos, con mucho laburo.
¿Notás cambios concretos en las mujeres desde que rompieron el aislamiento?
Totalmente. En la organización el rol de las mujeres es muy importante no solamente como promotoras de género que salvan mujeres. Nosotras salvamos vidas: nos llegan mensajes por teléfono, y todo lo que no funciona del Estado lo hacemos. Nosotras somos el botón antipánico. Además de todo eso que transforma la vida las mujeres en la organización tienen un rol muy importante: son referentas, son dirigentas, son voceras, hablan con la prensa, y cada vez los varones valoran más a las mujeres de la organización, a las mujeres de sus familias. Hay mucho cambio pero todavía falta un montón.
De bichos y flores
Pensando en el marketing, veo un tomate con agroquímicos y es un tomate enorme, radiante, que aguanta mucho más por los tratamientos que tiene pero no tiene gusto. Del otro lado, veo un tomate real que no es tan vistoso pero es mucho más sabroso y ni hablar de lo sano que es respecto del otro. Y encima, si se eliminan los intermediarios, es un tomate más barato. ¿El marketing llegó hasta las verduras?
Totalmente. Acá comemos lo que decidieron seis empresas en los países del primer mundo. Realmente no tenés acceso a otras cosas. Se perdieron las semillas criollas, sobre todo en Argentina. Se perdieron cantidad de variedades nativas. Todo eso se intenta recuperar pero es contra la corriente. Lo que encontrás es un tomate que está apurado, al que se le pone una cosa que se llama madurador para acelerar el proceso. Tiene otro gusto y otros nutrientes.
¿Qué tendría que decir una advertencia sobre el contenido de ese tipo de tomates? ¿Conservantes, químicos, porquerías? ¿Cómo difrenciarlos?
Lo que se puede hacer es lo que vos decías: si ves una acelga con manchitas es probable que sea una acelga más sana porque hubo un bichito que vivió ahí, que paso por ahí, y no te afecta en nada.
Hay muchas cosas que están más allá de lo que comúnmente llamamos política. La UTT es un caso. Pero Rosalía: ¿Qué es para vos la política?
Para mí la política siempre fue transformar la vida de los sectores que menos tienen. Y eso se hace a través de poder estar organizados. La organización construye todo el tiempo porque transforma vidas. Y eso es la política. En nuestro caso eso se hace con la organización de las y los productores, pero también construyendo lazos, haciendo puentes, como es en el caso de los verdurazos. Empezamos pensando: ¿Cómo hacemos para llegar a los vecinos y vecinas, a la gente común, con nuestro reclamo? ¿Cómo hacemos para que sean conscientes de que lo que comen es producido por familias que la están pasando mal y encima en un contexto donde nos gobierna el macrismo? (Nota: recuérdese que la charla ocurrió en 2019). El verdurazo es eso, una herramienta para tender un puente y construir acuerdos: que queremos comer más sano, queremos una vida digna. ¿Podemos llegar a pensar que el que produce alimentos tendría que tener derecho al acceso a la tierra? Creemos que podemos construir esos sentidos con la gente común: eso es la política.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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