CABA
Mal y Pronto: Coronavirus en medios
Qué simboliza el cierre de la editorial PubliExpress, una de las que más vendía en el país: despidos, menos pluralidad, más precarización. La maniobra que intenta justificarse en la pandemia, pero esconde tercerización. El panorama de los impactos al sector comercial y las propuestas desde los medios autogestivos. Por Franco Ciancaglini y Lucas Pedulla.
Esta es uno de los textos de la última edición de MU. Lo compartimos para que la cuarentena no signifique encerrar las ideas y para que puedan circular historias, experiencias y sueños. Lo podemos hacer gracias a lxs lectorxs y suscriptorxs, el gran secreto y la gran alianza para que la comunicación sea posible y que los virus no impidan que respiremos juntos. La suscripcion a MU puede hacerse aquí.
La primera noticia que deja el fin de la editorial Publiexpress después de 24 años es, como siempre tras un cierre, 120 familias en la calle, entre periodistas, administrativos y operarios de la imprenta IPESA, también de los mismos dueños.
La segunda: las empresas de medios comerciales, a pesar de su aparente éxito, siguen forzando procesos de achicamiento, especulación y cierre, ahora con el pretexto de la pandemia.
La tercera: el golpe del cierre de revistas como Pronto, la estrella del grupo y líder de su segmento de mercado, afecta no solo a los trabajadores sino a los canillitas para los cuales esas publicaciones representaban un significativo aporte, y en general a la mentada pluralidad de voces que se sigue concentrando en las mismas manos de siempre.
Cuarta lección: en la medida en que no se democraticen las condiciones de competencia en el mercado de revistas, desde el papel, pasando por los circuitos de distribución y venta, llegando a la pauta publicitaria, las editoriales con corona seguirán monopolizando los kioskos y las más chicas enfrentando condiciones cada vez más adversas.
Y quinta: el futuro de la profesión será ese que sepamos crear juntxs gracias a las lecciones de estos cambios y de estas maniobras, a nuestra capacidad de auto-organización y a la potencia de nuestros saberes, sueños y deseos.
La caída del imprentero
Eduardo Lerner creyó encontrar en el avance de la pandemia el pretexto ideal para concretar un pendiente: cerrar Publiexpress con menor costo económico. Intentó ante la justicia justificar el cierre de la editorial aludiendo al impacto de la pandemia (de la recesión) bajo el amparo que otorgan las razones de “fuerza mayor” y que, según la Ley de Contratos del Trabajo, habilita a indemnizaciones del 50%. Sin embargo, el DNU presidencial para evitar los despidos y la lucha de sus ex empleados le complica la coartada.
Lerner, de origen colombiano, acento gallego, formado en Estados Unidos y argentino por opción, conoció el éxito como imprentero a principios de la década del 90. Hizo su debut como editor en el 96 con un semanario de espectáculos que rápidamente se posicionó en ventas, Pronto, dirigido a un sector popular (arrancó en 2 pesos, cuando Caras y Gente costaban 5) y que con los años se fue consolidando con primicias, exclusivas y marcas propias. Pero no se quedó ahí: en el 99, según sus creadores para responder a una “fuerte tendencia global a los hábitos saludables”, nació Saber Vivir; diez años después sacaron a la calle Buenas ideas, dirigida a “una mujer casada, con hijos que dedica mucho tiempo a su familia y hogar”; y de 2014 a 2017 lanzaron cuatro publicaciones más: el exitoso Diario de la Salud, Fashion trends, Tribuna Económica y Mt Slogan.
Lerner formó así su pequeño imperio y, durante este siglo, creó diversas empresas con los nombres de las calles del barrio de Barracas, donde vivió su editorial: a la imprenta IPESA y Publiexpress se le sumaron Magallanes Media y Azzaro S.A. Los trabajadores de las publicaciones podían estar en una o en otra de manera indistinta, maniobras extrañas que se fueron aceitando cada vez más con el paso de los años.
Su caballito de batalla, Pronto, vendió hasta enero 38 mil ejemplares, siendo la revista de espectáculos más pedida en los kioskos argentinos, superando con creces a la competidora Paparazzi (casi 24 mil) y duplicando a otras como Gente (15 mil en enero).
Dejó de salir la última semana de marzo.
En su última tapa, la plazoleta del Obelisco y sus anchas avenidas aparecían vacías, todo titulado bajo el lema: “Argentina: vacía de gente, llena de fe. Un país haciéndole frente al coronavirus”.
Él no predicaría con el ejemplo.

Negocios infectados
«El domingo 29 de marzo a las 8:30 AM me suman a un grupo de WhatsApp entre Eduardo Lerner y Abel Nahon (socio y contador) donde empiezan a lamentarse sobre el impacto económico de la pandemia y lo difícil que se iba a poner todo”, cuenta el cronista y delegado gremial de Pronto, Matías Ayrala. “Yo le pregunté si tenía algo para comunicarme. Quedó ahí”.
Al día siguiente Matías -padre reciente- fue a trabajar y escribió una nota sobre la muerte de la novia del futbolista de Vélez Ricardo Centurión. Promediando la tarde, el teléfono le volvió a vibrar: “Era Lerner para comunicarme directamente que cerraban la empresa”.
Según la editorial el golpe de efecto para tomar la decisión del cierre fue la postura de los trabajadores gráficos de decidir no imprimir sino aquellas publicaciones “que mantengan informado al conjunto del pueblo”, de las que revistas de entretenimiento como Pronto quedaron afuera. Hola o Gente, porque se imprimen en imprentas del Grupo Clarín, sí siguieron saliendo, dato que revela la desigualdad de competencia.
A la baja natural de la venta se le sumó a los editores la caída de la publicidad. Hasta el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) advirtió la preocupante situación a partir del Observatorio Laboral, calculando que “las pymes, emprendimientos autogestionados y freelance, tendrán serios problemas”. Se salvan entonces las empresas de medios monopólicas que no viven de la venta ni de la publicidad, sino de otros negocios.
Publiexpress siempre había piloteado las crisis gracias a y junto con IPESA, la imprenta, que en épocas electorales solía salir victoriosa de la impresión de boletas.
Esta vez el destino impuso otra ironía: Lerner y los suyos ganaron una licitación millonaria del Estado para imprimir manuales sobre Coronavirus del Ministerio de Educación por 25 millones de pesos, un día antes de empezar con los despidos.
A pesar del embolso, el plan de cierre continuó.
Cerrar para tercerizar
Pero la versión patronal de la caída de ventas y publicidad parece no explicar el fondo del asunto: “Está claro que una revista que tiene 24 años de existencia, que es la número 1 del país desde hace más de una década, que hoy vende entre 35 y 40 mil ejemplares por semana, no puede presentar en siete días una supuesta inestabilidad que obligue a su cierre”, reflexiona el cronista y delegado Ayrala.
Al cierre de esta edición los telegramas seguían llegando, por lo cual si bien la noticia de los despidos circuló antes del DNU presidencial que prohibía las cesantías, en la práctica los despidos de la editorial quedarían sin efecto. Una mesa de conciliación obligatoria en el Ministerio de Trabajo abierta en plena cuarentena obliga a Lerner a reincorporar a los trabajadores, lo cual el imprentero devenido empresario rechaza rotundamente.
En rigor los despedidos de Publiexpress son 45 periodistas, contando decenas de cronistas, fotógrafos y colaboradores eventuales, que eran monotributistas y no trabajaban en relación de dependencia. Si se suman los operarios de IPESA, se llega a la cifra de 120 despedidos por Lerner y los suyos: los hermanos Eduardo y Rubén Grimberg, el contador Nahon, Christian Langenheim y Lisando Carlomagno.
Lo único que dejaron en pie los accionistas es la empresa Magallanes Media, editora de los medios digitales del grupo, entre ellos la web de Pronto. El delegado Ayrala sostiene: “Conocemos la estrategia de la patronal, que es la de presentar este cierre fraudulento para, una vez que pueda concretar las indemnizaciones a la baja, volver a reabrirla con personal tercerizado”.
Andrea Mazzei confirma esta idea, no como una teoría conspirativa sino como algo que le confesó el propio Eduardo Lerner. Andrea era la editora de El diario de la salud, el último semanario creado en el país. Fue también despedida. Y así relata la treta en primera persona en un texto que publicó en sus redes: “Eso me dijo cuando me habló con una voz desconocida, -Andreíta… ¿cómo estás? Muy angustiada, le respondí. – Imagínate, yo- me respondió. Y después se ocupó de aclararme que si no aceptábamos la mitad de la indemnización que por ley nos correspondía, iba a declararse en quiebra y cerrar todo. Aunque al minuto, me argumentó, orgulloso como la primera vez que lo vi, yo me quedo con los títulos, con el papel, con las máquinas de la imprenta, y cuando todo esto pase, en unos meses, vuelvo a publicar todo”.
Andrea confiesa que la charla la dejó en shock y al momento de hablar con MU aún sigue procesando los 23 años que pasó en la empresa. “Si bien sabía que estábamos vendiendo menos no pensé que nos iba a rajar en este momento. Pronto vendía 120, 140 mil mensuales. El diario de la salud llegó a vender 40 mil ejemplares semanales. Entendemos que hay una caída abrupta del papel pero creo que la editorial no estaba para cerrar todavía, no solo por las ventas certificadas por el IVC: hay otras muchas peor que se siguen sosteniendo”.
Andrea trabajaba en Publiexpress desde el 97; fue la primera editora de la revista Mujer Única ese año, y luego la editora fundacional de El diario de la salud, el semanario de salud más vendido en el país, que realizaba junto a 3 redactoras que trabajaban medio tiempo y cobraban 20 mil pesos cada una: “Hacían todo”. También ellas fueron despedidas.
Desde su casa, aislada en cuarentena, Andrea reflexiona: “Estoy muy desilusionada. Aposté todo el tiempo a trabajar en esta empresa, nunca generé mi propio emprendimiento que podría haberlo hecho con amigos. Me parece que lo que es una empresa como editorial y redacción tal como la conocíamos, se terminó. No sé qué va a pasar cuando termine la pandemia; me parece una frase hecha pero creo que de verdad el mundo va a estar diferente, también para cosas buenas. En épocas de crisis uno tiene que encontrar otras cosas para hacer. Pensé en armar mi propia página y empezar a escribir cosas”.
Cómo piensa que quedará parada la industria gráfica: “Creo que en este momento de crisis del papel quedarían las revistas más de nicho, incluso las autogestionadas. Si bien debe ser duro mantenerlos en esta época -desde conseguir papel hasta que les paguen la pauta- me parece que todo lo que es de nicho es lo que la gente quiere leer, porque eso no lo encontrás en Internet ni en otro lado”.
El golpe y la esperanza
El Sindicato de Prensa de Buenos Aires denunció más de 4500 despidos de trabajadores y trabajadoras de prensa en todo el país durante los últimos cuatro años. Su secretario general, Fernando Tato Dondero, dice que la situación coronavirus profundizó los problemas que ya había, sobre todo, dentro del sector privado:
En Diario Popular se viene pagando en cuotas hace cuatro meses.
En Editorial Atlántida hay amenazas de despidos a al menos 35 personas, entre periodistas, diseñadores y fotógrafos.
En Radio Metro hubo paro de productores.
Perfil adeuda pagos de hasta seis meses a sus colaboradores. Según un informe del sindicato en base a una encuesta a 300 trabajadores y trabajadoras precarizadxs, el 79% declaró que factura menos de $14.000 al mes.
En los medios públicos, el diálogo mejoró pero todavía no se tocó lo salarial.
Dondero: “La situación es muy mala, pese a que, como ya sabemos, hubo publicidad oficial. La pauta que estaba restringida o parada, se abrió, tanto en la Ciudad como en Nación. Pero con las patronales, no hay vuelta. Sin duda la flexibilización es algo que impulsan ahora aún más, y si no tenemos colectivos fuertes que se planten en asambleas, las empresas van a avanzar de manera absoluta”.
Qué hace falta: “Si no nos organizamos nos pasan por arriba independientemente de los esfuerzos individuales que puedan hacer medios recuperados, cooperativos, comunitarios, colectivos organizados de medios públicos o privados. Necesitamos una organización más férrea. Pero hay mucha juventud, y a eso le tengo más confianza”.
Sobre huesos & derrames
El sector comunitario, autogestivo y cooperativo atraviesa una complejidad particular.
Pablo Antonini es el presidente del Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO), una organización que nuclea a 91 asociadas en todo el país, y coincide con Dondero en que el golpe de la pandemia se suma las dificultades que atravesó el sector durante el macrismo. “Tuvimos que resistir a los tarifazos, padecimos la clausura de algunas emisoras, fuimos absolutamente discriminados en el reparto de pauta oficial”, enumera la historia reciente. “Una radio comunitaria tiene como definición no cerrar ni despedir a nadie, más ahora que no podemos dejarle la agenda a los medios de los grupos económicos, que fomentan el discurso del miedo y del sensacionalismo. En la crisis tenemos que evidenciar más que nunca la necesidad de que haya medios populares fuertes”.
Otro caso similar es el de las publicaciones gráficas nucleadas en la Asociación de Revistas Culturales e Independientes de Argentina (AReCIA), un sector que llegó al cambio de Gobierno en estado de emergencia por el impacto que provocó la devaluación en su estructura de costos, con muchas publicaciones que redujeron su cantidad de páginas o tirada, se mudaron a la web o directamente dejaron de editarse.
El presidente Alberto Fernández habló en la apertura de sesiones del Congreso sobre empezar a destinar pauta a contenidos educativos como una forma de fijar un criterio sobre un manejo que históricamente fue discrecional -aunque en su discurso sólo mencionó a los medios privados y públicos, y no al sector cooperativo y comunitario-, pero hasta la emergencia coronavirus no hubo ninguna novedad. Previo a dictarse la cuarentena, fue público su encuentro con los representantes de empresas (Perfil, Infobae, América, La Nación, Clarín, Grupo Alpha, Canal 26, Grupo Octubre, Popular), y como apuntó Dondero, durante las semanas de aislamiento se destinó una ayuda económica a esas empresas.
Antonini cuenta cómo se trata al sector comunitario: “Tuvimos reuniones, expresiones de voluntad, nada comparable en el trato de la etapa anterior, y hubo algunas radios que pudieron acceder a alguna pauta. Pero estamos lejos de una política democrática y federal de asignación de publicidad oficial. Es importante que se haya simplificado la inscripción para el acceso de medios, pero lo que nos preocupa es que si no queda clara en este momento la importancia de una política de distribución federal y democrática, ¿cuándo va a ser? Me refiero a una política, y no a que te tiren un hueso”.
La diferencia: “FARCO cumple 25 años en agosto, hay emisoras que tienen 32 años de existencia, lo cual muestra una probada sostenibilidad en estos contextos, incluso en esta pandemia. Podemos pensar que hay cuestiones organizativas o administrativas que están terminando de acomodar, pero la verdad es que no tenemos más tiempo”.
La situación es extensible a todos los sectores autogestivos y cooperativos.
Cómo seguimos
Además de esta discusión, FARCO y AReCIA -junto a diarios recuperados y canales de TV comunitarios- participan de la Iniciativa para el Pluralismo y la Diversidad, una confluencia de medios sin fines de lucro de todo el país que impulsan un proyecto de ley que fije condiciones de financiamiento y fomento al pluralismo informativo. La iniciativa no habla de regulación de pauta oficial, sino de construir mecanismos que puedan corregir las asimetrías regulatorias para estos medios en un escenario de concentración mediática, que afecta seriamente a la libertad de expresión en Argentina. Un ejemplo: sólo cuatro grupos empresariales acaparan el 74% de los diarios impresos, alcanzan el 56,7% de la audiencia en TV abierta y el 53% en radio en todo el país. Los detalles de la Iniciativa pueden leerse en www.pluralismo.com.ar.
¿Qué hace falta para cristalizar eso? Antonini: “Existen hoy compañeros históricos de lucha en lugares importantes, pero no es la visión que prima en la escala de prioridades de política pública. Está la mirada que te trata como una pyme con una línea editorial piola. Pero una cosa es un pequeño propietario con dos o tres empleados, y otra son organizaciones de 15, 30 o hasta 100 personas. Esto no termina de verse como valor estratégico”.
Cómo se imagina el escenario post cuarentena: “Quiero creer que parte de lo que estamos hablando va a ser entendido y se va a traducir en políticas. La realidad va dejando poco margen para no verla. Cuando los que estamos al pie de cañón y seguimos adelante somos mayoritariamente medios comunitarios, eso te tiene que dar alguna lectura. Creo que vamos a salir de esta con medios comunitarios aún más fuertes. Está todo dado para que cada una de estas cuestiones se empiece a traducir en políticas concretas, y ya no sólo de derrame sino de fortalecimiento de medios, de distribución de la pauta y una política de comunicación con un criterio democrático y federal”.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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