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Colectivo audiovisual Silbando Bembas: sin mordaza

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Un grupo de jóvenes salió a la calle con tapabocas pero no en silencio, a filmar historias de trabajadores que no pararon: la fábrica ocupada de Bed Time, el paro de deliverys, el personal de salud precarizado. Quiénes son, qué vieron y cómo trazaron el registro vivo de una época pandémica. Por Néstor Saracho.

Colectivo audiovisual Silbando Bembas: sin mordaza
Foto: Martina Perosa

Esta nota es parte de la revista MU 147, que hacemos gracias a nuestros suscriptorxs. Hacete cómplice acá.

¿Es filmar una actividad esencial? Mientras los medios masivos ponen el ojo en la gente que incumple la cuarentena por pasear al perro o en la señora de barrio norte que salió a tomar sol, Lucía, Sebastián y Rama, miembrxs del colectivo Silbando Bembas, enfocan otra cosa: huelgas en frigoríficos, paro de repartidores, ocupaciones de fábricas, todas historias de trabajdorxs que, en medio del aislamiento, entendieron que la salida es colectiva.

Silbando Bembas es un colectivo audiovisual que se define como “militante” y que desarrolla un cine “destinado a intervenir y potenciar los procesos de lucha, ya sean sindicales, políticos, de derechos humanos, feministas o de distintos sectores oprimidos”. Las consignas, sin embargo, ceden ante la contundencia -y belleza- de las imágenes, que hablan por sí misma.

Los SB elaboran videos de difusión de distintos reclamos laborales con el objetivo determinado de visibilizarlos. Además, realizan largometrajes de largo aliento. Prefieren no revelar sus apellidos para remarcar lo colectivo  de la experiencia, y por razones de seguridad ante la temática que abarcan. Cuentan sobre su génesis: “Somos distintxs compañerxs que venimos de distintos lugares: Comunicación Social, Universidad Nacional de las Artes, Diseño de Imagen y Sonido, autodidactas e incluso sin estudios formales en cine”. El grupo inicial, en 2007, se interesó por las formas de los medios comunitarios y con los años abonaron la idea de formar un grupo de cine que se reconozca en el camino de Raymundo Gleyzer (cineasta militante del PRT, secuestrado el 27 de mayo de 1976 en la puerta del Sindicato del Cine Argentino y luego desaparecido) y del colectivo del que formó parte: Cine de la Base.

Contextualizan: “En el pos 2001, en la efervescencia de las ollas populares, asambleas populares, medios alternativos y radios comunitarias, surgieron también nuevos colectivos de cine militante. Al terminar el gobierno de Néstor Kirchner y empezar el de Cristina Fernández, comenzaron a estallar conflictos contra los despidos, las persecuciones sindicales y la tercerización de la mano de obra patoteril que en 2010 llegó al punto máximo con el asesinato de Mariano Ferreyra”.

Silbando Bembas se asume hijx de esta década de luchas laborales, y su nombre también refiere a las formas de comunicación cifradas que permitieron organizar resistencia: “En las cárceles, durante la dictadura en Argentina, lxs presxs políticxs detenidxs allí hablaban entre sí con determinados códigos, que eran llamados bembas. Lo de silbar sería enviar mensajes por el aire en un contexto adverso. Un sistema de comunicación clandestino en situaciones de opresión, entre lxs oprimidxs, y a la vez un intento de rescatar esa forma de comunicación”.

La precarización pandémica

Este 2020 los SB tenían pactado el estreno de La sesenta. Crónicas de una lucha obrera, documental que narra la historia de organización sindical de los colectiveros de esa línea. Pero como todas las fechas pandémicas, la función se vio cancelada: “Entendemos que el lugar de las películas con el público es en la sala, con pantalla grande y buen sonido. Queremos que sea un punto de encuentro de lxs trabajadorxs de la línea 60, de sus familias y de otros gremios, que se reconozcan en la pantalla y que la película se debata. Más allá de que, una vez que termine esto, llevaremos la película a todos los lugares posibles”.  Otro documental que tienen ya finalizado, aunque sin fecha de estreno, se llama Los instigadores y repasa el rol de las grandes empresas industriales en Argentina durante la última dictadura militar.

¿Cómo eligen estos temas? “En el caso de la línea 60, comenzamos acercándonos al conflicto de 2015 realizando materiales que aportaran a la lucha. Luego fuimos madurando la idea de un largometraje que contara cómo es una lucha desde adentro, como aprendizaje para otros sectores. Cuando la lucha se ganó, no lo dudamos, y cuando nos enteramos que Santiago Menconi, uno de los trabajadores de la 60, estaba por sacar un libro de crónicas sobre ese proceso, nos pusimos en contacto con él para trabajar juntos la idea: la película está basada en su libro y Santi es el narrador”. 

En el medio de la producción del film, en 2016, David Ramallo murió aplastado por un colectivo al que le hacía el mantenimiento, al fallar un elevador en la cabecera de la línea 60,  lo cual reactualizó el sentido de la película y abrió otra línea de trabajo: la de las muertes en contextos laborales. Aquel 9 de septiembre de 2016 hubieron otros dos casos: Diego Soraire murió al explotar un biodigestor en el INTA, y el trabajador de la construcción Richard Alcaraz perdió la vida al caerse una medianera. De esta horrible jornada sugió el cortometraje Las muertes invisibles y el espacio Basta de Asesinatos Laborales (BAL), cuyo informe 2019 arroja 534 muertes en los puestos de trabajo durante ese año.

Colectivo audiovisual Silbando Bembas: sin mordaza
Foto: Martina Perosa

Cine debate

¿Cómo pensar el cine en tiempos de pandemia? Los Silbando Bembas arriesgan: “El cine nacional independiente ya estaba en crisis antes de la pandemia. Si hay grieta es entre el cine independiente y el cine de las grandes productoras. El actual plan de fomento favorece la concentración de la producción en pocas manos, dando más cantidad de dinero a pocas grandes productoras, sectores que no necesitan subsidio. El INCAA debe existir para fomentar al cine independiente desde una mirada no mercantil del arte y la cultura, garantizando el acceso democrático a la producción y exhibición”. Estas inquietudes son compartidas por amplios sectores de la comunidad cinematográfica, entrevistados en la MU 146.

Sobre cómo se encauzaron las producciones en esta etapa, cuentan: “Las primeras dos semanas no salimos a filmar, por lo que hicimos un video de animación que cuestionaba el pago de la deuda y resaltaba que esa plata se podía destinar al sistema sanitario en crisis. Con el correr de los días nos dimos cuenta de que nuestro lugar era la calle. Nos estaban llegando muchas informaciones que no salían en ningún medio, muchas empresas que están obligando a ir trabajar igual aunque no se trate de un trabajo esencial: por ejemplo trabajadorxs de Felfort obligados a ir a producir huevos de pascua, poniéndolos en riesgo innecesariamente. Una vez que definimos qué vamos a hacer, llegamos y preguntamos qué hace falta y qué necesitan. Evitamos las recetas previas”.

¿Qué es lo esencial en esta etapa y en la que viene? “Tenemos que reflexionar y ponernos a pensar en qué sistema vivimos, cómo está organizada la producción, cómo estamos organizados o preparados para enfrentar una situación así. Qué es lo esencial y qué no: se ve que hay hoteles para quienes vuelven en vuelos internacionales y hay gente durmiendo en la calle. ¿Entonces? Cambiaría mucho poder decidir colectivamente las prioridades”.

Tal vez no sean las únicas cámaras que  salgan a silbar mensajes clandestinos en un contexto adverso. Lo que viene: “Estamos queriendo realizar un video sobre la cantidad de femicidios durante la cuarentena. Es terrible que las mujeres estén obligadas a pasarla con sus agresores. Otro video será sobre lo que está pasando en las barriadas, como la Villa 31, con la cantidad de contagios y el nivel de hacinamiento con que se vive. La realidad nos va proponiendo la agenda”. 

Se puede aventurar que los Silbando Bembas tendrán mucho trabajo.

Portada

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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