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Mercado libre. Nahuel Levaggi, presidente del Mercado Central

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Coordinador de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), fue designado al frente del Mercado Central. Qué significa ese cargo, y qué se puede hacer. Alimentación y precios en tiempos de pandemia. Poder y consensos. El rol de la agroecología como posibilidad que se empieza a sembrar en un centro de abastecimiento que alcanza a 13 millones de personas. Por Sergio Ciancaglini.

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Mercado libre. Nahuel Levaggi, presidente del Mercado Central
Foto: Lina M. Etchesuri

El presidente más raro del Mercado Central tiene una oficina enorme que casi no usa de tanto andar de acá para allá desde que fue nombrado en ese cargo que jamás imaginó ocupar y menos, para complicarla un poco más, en tiempos de pandemia. 

La rareza tiene que ver con haber instalado por primera vez ideas como el Compromiso Social de Abastecimiento, alquimia que combina oferta y demanda del precio de frutas y verduras, y acuerdos con los operadores del Mercado (con quienes no se habla el idioma del derecho humano a la alimentación, precisamente): así se logró generar valores de referncia para que el público no termine siendo engullido al comprar alimentos.   

Además, Nahuel Levaggi elige hacer sus recorridas por esa especie de ciudad de 530 manzanas en un utilitario y no en una 4×4 reluciente que tiene también a disposición. Saluda y conversa con los puesteros que nunca habían tenido oportunidad de hablar con uno de los funcionarios “normales” y un tanto invisibles de anteriores gestiones. Y no se le conoce relación alguna con artefactos tales como “corbatas” o “sacos”: anda con un pulóver gris debajo del cual se adivina que hoy lleva la remera verde, símbolo de UTT, la Unión de Trabajadores de la Tierra, a la que entrega la mitad de su salario.

Confiesa que duerme poco y que algunas veces, de tan tarde que se va y tan temprano que se propone llegar, termina por quedarse allí mismo, en noches desveladas en medio de esa megalópolis de las hortalizas: “A veces duermo poco. Mentalmente es todo muy al palo”. 

Mercado libre. Nahuel Levaggi, presidente del Mercado Central

Levaggi es coordinador nacional de la UTT, el gremio de campesinos y agricultores más grande del país que incluye a unas 15.000 familias productoras de alimentos. 

Por ese rol, y de modo acaso inesperado, recibió una de esas clásicas ofertas difíciles de rechazar: el jefe del bloque de diputados oficialista, Máximo Kirchner, le planteó en nombre del gobierno en marzo de este año hacerse cargo del mercado concentrador más grande del país. Nahuel intentó que fuera otra la persona de la UTT la designada, pero la propuesta era a la organización y a él mismo. Cuenta que fue todo muy directo, sin demasiada charla política, en el tono de “hagan ustedes lo que crean que hay que hacer en ese lugar: suerte”. “No teníamos una relación especial. Lo conocí por las gestiones que veníamos haciendo en Diputados por nuestro proyecto de Ley de acceso a la tierra. Propuso hacernos cargo, garantizar el abastecimiento y que haya buenos precios para que la gente pueda comer barato”. 

En una fecha fuerte, el 24 de marzo de este 2020, cuatro días después de declarada la cuarentena obligatoria, Levaggi hizo su entrada con barbijo al ente creado en 1984 que hoy tiene más de 500 empleados, cuya principal función es abastecer de frutas y verduras a 13 millones de personas que habitan el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires): ciudad + conurbano. El sector mayorista de frutas y verduras tiene 854 puestos en 18 gigantescas naves o galpones. “Y ese es el corazón del Mercado” explica Nahuel mientras lo recorremos. En el predio hay un Paseo de compras minoristas con 713 locales y otros 116 en la llamada Feria del Reloj: entre ambos tienen verdulerías, carnicerías, almacenes, polirrubros, todo a menor precio que los comercios urbanos. 

El sector mayorista comercializa 106 millones de kilos mensuales de frutas y verduras, lo cual implica diariamente una circulación de no menos de 700 camiones y entre 10.000 y 15.000 personas. “Aparte del protocolo, los barbijos y todas las medidas de seguridad que tomamos el primer día tanto para cuidar al personal como al público, aquí no se notó la pandemia. El movimiento fue el mismo porque hubo que seguir trabajando para garantizar el abastecimiento de comida”. 

El nombramiento de Levaggi fue recibido como el de “un ex piquetero que comanda un grupo de pequeños productores” según Clarín, medio que, según esa propia jerga podría ser definido como un ex diario que comanda un grupo de pequeños periodistas. En la nota se decía que su nombre es Marcos y no Nahuel: “A los 15 años quise llamarme así, es una cuestión mía, no un nombre de militancia ni nada por el estilo”. El adolescente de clase media, hijo de un ingeniero y de una docente, eligió su nombre y transitó su camino de décadas que lo ha depositado ante este enigma: ¿cómo combinar, si es que se puede, valores de soberanía alimentaria, agroecología y justicia, con las actividades, las lógicas y las ilógicas del mercado y de los negocios? 

Mercado libre. Nahuel Levaggi, presidente del Mercado Central
Foto: Lina M. Etchesuri

Rugby, ecología y villa 

Nació en la ciudad de Buenos Aires en plena dictadura, el 9 de julio de 1979. Cuenta que ya en la adolescencia fue voluntario en la ONG Vida Silvestre y en la Reserva Ecológica de la Costanera porteña; tuvo relación con la causa mapuche; jugó al rugby en Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires; terminado el secundario estudió Antropología dos años; empezó a hacer trabajo social en la Villa 20 de Lugano y a los 18 años se fue a vivir allí. “Iba todos los días, hasta que dije: ‘si quiero proponer algo tengo que ser parte de la comunidad’. Fue difícil, pero muy enriquecedor para el espíritu. Lo mío era más que nada laburo social, no militancia política. Ese fue el eje rector de todo lo que hice. Le tengo mucho respeto a la militancia pero ese avance de la politización fue posterior”. 

En Lugano conoció al Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD). “Estaba la gente de la Aníbal Verón y me sumé en 2002 por la propuesta de cambio social y lucha, después de lo del 26 de junio”. No alcanzó a conocer a Darío Santillán ni a Maximiliano Kosteki, asesinados aquel día por las llamadas “fuerzas del orden”. Se incorporó al MTD de Lanús, transformado luego en Frente Darío Santillán. 

Mercado libre. Nahuel Levaggi, presidente del Mercado Central

“Yo venía de la cuestión ambiental, con una ligazón fuerte al campo y la naturaleza. Viviendo en Lugano veía que la solución no era construir un decimonoveno piso en la villa, sino salir de ahí: la vuelta al campo. Para mí esa fue siempre la cuestión”. En el FDS retomó esa idea. “Articulé con el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI) con esa idea que tenía en la cabeza pero no sabía cómo concretar. Hubo una experiencia en San Vicente, la CTR (Cooperativa de Trabajo Rural) que tenía que ver con eso de que gente de la ciudad vuelva al campo. Estuve siete años en esa cooperativa”. 

El click: “En un momento organizamos un encuentro y vinieron quinteros y quinteras del cordón frutihortícola de La Plata. Ahí me di cuenta de que ese era el sujeto social con el que quería trabajar. Un sector postergado y desorganizado. Nos fuimos conociendo y en 2010 nació la UTT. En 2014 empezamos a trabajar la cuestión agroecológica, que no era una demanda de los quinteros y quinteras sino parte de un proyecto transformador que de a poco se empezó a hacer carne en el campesinado, y pasó a ser parte de nuestro reclamo como política pública, junto con el tema de la lucha por la tierra”.  

En apenas 10 años la UTT creció exponencialmente e instaló en la calle el problema de la producción de alimentos a través de sus Verdurazos. Tiene un mercado mayorista en Avellaneda y cuatro Almacenes de ramos generales (Almagro, Devoto, Monte Grande, La Plata) con los que llega al público particularmente con su producción agroecológica: frutas y verduras sin pesticidas ni químicos de ningún tipo. Hoy son unas 350 familias que producen de ese modo, más del doble que hace un año, aunque Nahuel cree que andan atrasados con los números y deben ser más de 500. “Es una minoría, pero crece a cada minuto. Hace dos o tres años hablar de agroecología era cosa de una huertita. Ahora hablamos de un sector organizado, con técnicos argentinos, un trabajo multiplicador de campesino a campesino y una práctica que sirve, porque la técnica de producción además de ser sana es más barata, le deja más ganancia al que produce, y es muy exitosa”. 

¿Por qué es todavía minoritaria? “El mayor logro del agronegocio es haberle ganado la cabeza al productor y al campesino con la creencia de que solo se puede trabajar con agrotóxicos. Pero ese modelo hegemónico está empezando a cambiar con toda esta experiencia, que va a seguir creciendo”. ¿Cuál fue la clave del crecimiento de la UTT? “Una base social que necesitaba organizarse, una propuesta metodológica y de construcción acertada, y un grupo militante con tremendo compromiso y creatividad. Es una estructura democrática de base muy fuerte, con un nivel grupal de decisión y con una conducción. Siempre existe dirigencia y conducción: podés blanquearlo o no. Pero hay roles y responsabilidades concretas de las cuales hay que hacerse cargo y someter a evaluación. Mandar obedeciendo” dice, evocando al zapatismo.  

Esa práctica puede pensarse como un ejercicio que en lugar de concentrar el poder y cerrarlo, lo abre, para que se multiplique, cosa que de varios modos ocurre también con la energía y la fertilidad que se perciben en las producciones agroecológicas. 

El cuco o el consenso

En su whatsapp Levaggi tiene las fotos de sus hijxs Aluén (10) y Amanda (7), y contactos con todo el escenario político imaginable, entre otras cosas. Su cable a tierra es correr (“y es el momento en el que más ideas se me ocurren”) y tiende a no tener huecos de agenda: “En el tiempo libre, trabajo”. Cuando está en familia se distrae viendo alguna película. “Prefiero las comedias. De vida real ya tengo bastante con lo que hago”. 

Su cargo en el Mercado: “El presidente aquí es como un conserje, el administrador de un consorcio. El mercado les alquila el lugar a los operadores, que son los que trabajan a partir de la oferta y la demanda. Por eso aquí otros que estuvieron se hacían traer a las 10 de la mañana, se quedaban un rato, almorzaban, y se iban. Nosotros no somos eso. Venimos a hacer lo nuestro, que es lograr que haya una alimentación sana, segura y soberana. Para eso, hay que gobernar lo que hay. Lo que queremos hacer tiene poco que ver con la operatoria diaria que hay en el Mercado, pero a la vez esa operatoria puede influir en lo que queremos hacer”. 

Ejemplo: al llegar al Mercado Central convocó a los operadores. “Estaba el cuco de que yo venía a destruir esto, a armar algo paralelo. Lo que hicimos fue organizar todo el protocolo para la pandemia y ponernos a trabajar. El segundo día hicimos el Compromiso Social de Abastecimiento. Había muy malas experiencias con los temas de precios máximos que después eran mentiras, porque encontrabas dos bolsas de papas a ese precio máximo y el resto al triple”. No lo dice, pero la referencia obvia es a la gestión de Guillermo Moreno al frente de la Secretaría de Comercio. “Entonces hubo momentos de mucho maltrato y nada de consenso. Y acá estamos hablando de números con muchos ceros”. 

Levaggi eligió lo contrario: “Planteamos que estamos en una situación social gravísima. A mí me estaban pidiendo poner precios máximos pero dije no: si pongo precios máximos voy a tener que poner precios sostén, pero, ¿cómo los pago, cómo lo operativizo? Decidí buscar el acuerdo, el consenso, hablar con todos y transparentar los precios. Y eso me fortaleció, porque es más fuerte el poder del consenso que el institucional que yo pueda tener. Y ese consenso es mucho más fuerte que poner un precio tope. Repartí el poder con los operadores”. De hecho algunos precios mayoristas, como la papa, estaban a 17 pesos, luego a 19 y luego bajó a 15. 

“Después armamos lo de los bolsones de comida a 100 pesos para organizaciones sociales, clubes, iglesias, y ahora se suman municipios. Ya llevamos repartido un millón de kilos. Nosotros pusimos la estructura, le propusimos a los operadores que pusieran los fletes gratis, las organizaciones hicieron el trabajo militante y así pudimos garantizar que lleguen a la gente al precio mayorista que hay aquí”. Llama a esto “gobernanza”: “Aterrizar, conocer, entender, integrar nuestras ideas a la realidad y a los tiempos de acá adentro”. 

Hubo choques frontales, por ejemplo por un video de oenegés bienintencionadas, en el cual además participó la UTT, que planteaba que la subida de precios durante la pandemia era producto de la especulación de los mercados concentradores. “Acá están mirando cada palabra que decimos, encontraron el videíto, y eso además no es así. La culpa no la tiene el mercado concentrador, sino la especulación, el agronegocio, la concentración económica. Pero el Mercado tiene que existir, porque nuestra propuesta de la UTT, del productor al consumidor, no es masificable a 13 millones de personas, ¿se entiende? Entonces no sirve pensar que esto es una cueva de malos, donde todos son iguales. No lo digo porque ahora estoy aquí. Lo digo porque es inexacto. Si pensás la economía real, no la de nuestra porción de los sectores populares, te das cuenta de que todo es mucho más complejo: no es que vos sos buenito y el resto es malo, y todo igual de malo. Lo que sí hay que hacer es plantarse fuertemente. ¿Vos estás en desacuerdo con que la gente que no tiene plata pueda comer? Ahí yo creo que la mayoría de la gente no es mala. Apoya el bien. Pero en esta sociedad está todo distorsionado para que lo bueno parezca malo y lo malo parezca bueno. Igual, como funcionario no podés pararte en la pureza de una construcción, tenés que mirar integralmente, incluso los intereses que se chocan, para concretar políticas integradas que no sean solamente consignas, sino hechos”. 

Cree Levaggi que ese planteo no implica modificar los valores “ni en medio centímetro. El que los modifica es porque quiere”. ¿Cómo tomar la situación con un gobierno que a la vez está favoreciendo la fabricación de agrotóxicos y el incremento de las fumigaciones y los transgénicos? “Para mí es todo más complejo que pensar que Alberto Fernández promueve los agrotóxicos. Hay muchas complejidades. Luis Basterra (ministro de Agricultura) promueve y valora la agroecología pero hay millones de hectáreas que no son agroecológicas y que también hay que gobernar. Nosotros vamos a seguir diciendo que los agrotóxicos matan y que hay que promover la agroecología”. 

Ver la transformación 

El Mercado Central es un lugar muchas veces bajo sospechas y denuncias: barrabravas dependientes de poderes económicos y políticos enquistadas en algunas de las cooperativas de carga y descarga, tráficos no solo de lechugas, y mucho de lo que en el saber popular se relaciona con la palabra mafia. Levaggi razona: “No es todo así, hay que poder diferenciar y entender cómo y con quiénes construir algo distinto. Yo me planteo tres cuestiones a partir de las cuales se puede actuar: lo racional, lo legítimo y lo legal. Esa es la línea divisoria, que aquí nunca se planteó”. 

¿Cómo puede favorecer el Mercado a un proyecto agroecológico? “Aquí hay un laboratorio buenísimo, que es el que analiza las frutas y verduras que llegan. Cuando se pasan de tóxicos, se decomisan. Vamos a hablar con los operadores para que promuevan la agroecología entre los productores para evitar justamente esos decomisos, con un programa financiado desde el Mercado. La propuesta agroecológica no va contra la ganancia ni de los productores ni de los operadores. Mientras vean que no van a ganar menos plata, eso va a crecer. El problema en todo caso son las multinacionales de agrotóxicos, pero los actores de la comercialización y la producción tienen que ser aliados en esa promoción en la que nuestro laboratorio además puede hacer una certificación agroecológica. Y con una demanda de alimentos sanos cada vez mayor, porque a cualquiera que le pregunte si prefiere verduras con químicos o sanas, ya sabemos lo que contesta. Yo creo que el alimento no puede ser tomado solamente como una mercancía, sino que es un derecho, pero no puedo desconocer que se rige por oferta y demanda desde la quinta: entonces tenemos que lograr incluir a todos, desde el productor, en esta idea”.  

Otro proyecto: estimular el rol del Mercado como comprador de frutas y verduras para abastecer al Estado, lo cual tendría un enorme impacto en toda la producción (también la pequeña). “Es una de nuestras propuestas históricas y provocaría una transformación material, real, más allá de poner un puestito simbólico en el Mercado”. Allí centra Levaggi la posibilidad de su gestión: “Este es un canal, pero no es el lugar de la transformación. Es la herramienta para que la transformación sea en el territorio, en la producción”. Por eso la UTT, aparte de todo esto, continuará insistiendo con la Ley de acceso a la tierra, un Procrear rural que permita que los pequeños productores puedan comprar sus tierras con créditos blandos, en lugar de dilapidar lo que ganan en arriendos imposibles. Otro aspecto del proyecto: que se promueva el uso de tierras fiscales en desuso o en mal uso, para crear colonias agrícolas. “Ya hablamos con el bloque oficialista en Diputados y esperamos que esto pueda avanzar lo más pronto posible”. 

Dice Nahuel que no corre riesgo de mimetizarse con el poder –tema tantas veces verificado– y mientras sigue buscando ejercer su trípode en el Mercado (racional, legítimo y legal) reconoce que el coronavirus no le hizo ver algo nuevo: “Ya sabía que es todo un efecto de la destrucción ambiental, el extractivismo, los modelos de producción y de alimentación. Pero a la sociedad le demuestra cómo son las cosas. Cuando vienen épocas así, donde la vida está en juego, la alimentación vuelve a ser vista como algo fundamental. Son los momentos para decir una sola cosa: ¿Vieron?”.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

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A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

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Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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