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Hermanarte: Ferni y Luchi de Gyldenfeldt

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Gemelas no binarias, docentes y cantantes. Comparten el dúo Ópera Queer y un camino artístico y activista que avanza en visibilidad y derechos. Lo bueno y lo malo de estar en foco. Los caminos individuales, los colectivos. Y qué significa hermanarse: autogestión, arte y política para un mundo mejor. Por Claudia Acuña.

Hermanarte: Ferni y Luchi de Gyldenfeldt
Ferni y Luchi. Foto: Marieta Vázquez

Es la mirada de Luchi y Ferni la que alumbra esta charla que comenzó en una parrilla de Chacarita, siguió por wasap –audios y textos- y terminó en un mediodía en la confitería Las Violetas, Almagro. Y en cada ocasión el deteriorado mundo cotidiano se oscureció y solo quedó, brillando, lo que ellas hacen ver: un futuro en tensión de inminente parto. 

El dolor que obliga a hacer fuerza.

Claros son los ojos de estas gemelas que llegaron a este mundo fecundadas en un mismo óvulo por dos espermatozoides. El patriarcado y el capitalismo, les digo en broma y en serio, para sintetizar lo que tienen en común con el resto de la humanidad, pero también aquello que las distingue: ellas lo saben desde el vamos. Tienen además una conciencia especial, como un súper poder que les otorga el plus que las caracteriza: les tocó en suerte aprender a compartir, a ser cómplices y a construir juntas cada destino personal. “Nadie puede nada en soledad”, concluirán ahora, cuando esa frase la convierten en linterna para atravesar la oscuridad de una época opaca.

Ferni está en pleno jaleo, luego de haber logrado cambiar para siempre las reglas del festival de Cosquín cuando dijo “no” a la propuesta de participar en las tradicionales categorías binarias –voz femenina o masculina- y demostrar así cómo había cambiado el mundo, el nuestro, el de todos los días. El Festival se avino a sincronizar estos tiempos –denuncia ante el INADI mediante– y el aplauso y respeto del público de Cosquín hizo el resto. El resultado:  ahora todos los miércoles a las 20 conduce el programa Brotecitos, en Radio Nacional Folklórica –junto a Susy Shock y Valen Bonetto–, prepara junto al guitarrista Nahuel Quipildor un recital en el Centro Cultural San Martín –será el 26 de abril a las 20.30– y espera que se defina la propuesta para interpretar la Misa Criolla junto a la Filarmónica Nacional. En tanto, de 8 a 17, sigue al frente de las clases de música del Liceo 9: es docente en la escuela pública donde estudió.

Luchi está concentrada en su próximo desafío académico: concursa por una vacante en la Maestría de Gestión Cultural LGTBI+ de la Universidad de Buenos Aires, mientras prepara la celebración del primer año de la Cátedra de Canto Disidente que dirige en la Universidad Nacional de las Artes –será el jueves 5 de mayo a las 17–, mientras ensaya la ópera Mujer sin nombre, que tendrá como escenario el CCK: será el 9 de julio a las 18. Sí: también es docente en la universidad pública donde estudió.

Juntas son Ópera Queer y harán una gala lírica en el auditorio principal de la Facultad de Derecho junto a la Banda Sinfónica porteña, en junio también.

Este breve resumen de algunas de las muchas actividades que nutren la agenda de Luchi y Ferni es apenas una de las tantas pruebas de ese futuro que nos hacen ver. Las otras pruebas son las mozas de la parrilla o las vecinas que toman su té con masas en Las Violetas, que ni se sorprenden ni cuchichean cuando las ven, Ferni con un vestido turquesa, Luchi con un la boca y las uñas color fuego; ambas con la brillante mirada de quien habita el presente con luz propia.

Lo que sigue es apenas un resumen de lo mucho que hablamos, de lo tanto que dejaron resonando y del enorme desafío que representan. Palabras que se comprenden mejor al escucharlas cantar, porque es en la música y con el arte donde calan profundidad, donde realmente se sienten.

Hermanarte: Ferni y Luchi de Gyldenfeldt

¿Hay una nueva agenda de la diversidad cultural?

Luchi: Sí y no. No podemos perder de vista que algunas cosas no cambiaron igual para toda la comunidad. El desafío sigue siendo asumir que nuestra comunidad necesita una reparación histórica, con todo el dolor que eso representa. La nueva agenda, por otro lado, significa asumir que nos estamos quedando sin planeta. La pandemia nos dejó la necesidad urgente de militar un cambio de paradigma de la producción extractivista. Y también nos dejó, en materia social y cultural, la confianza en que el arte y el encuentro son herramientas irremplazables, por necesarias y básicas. Tenemos entonces en nuestras manos una posibilidad histórica y una responsabilidad enorme de  dejar de producir culturalmente bajo parámetros que ya están en decadencia y que corresponden a una lógica exitista, que es la que nos propone el mercado industrial de la cultura para que la “peguemos” y seamos merxs entretenedorxs con bajo porcentaje de contenido crítico.

Ferni: Como comunidad en estos momentos estamos en un foco social. Nos apuntan, ya no sólo los focos del patrullero en los oscuros bordes de la explotación sexual, sino en el centro de la cocina del odio social, como lo son redes y medios. Y eso significa dos cosas: por un lado, violencia. Pero por el otro, asumir que las luces enceguecen, cosechan expectativas por momentos muy competitivas, buscando construir liderazgos. Y no tenemos que perder de vista que esos son los patrones que queremos derribar. El desafío ahora es construir desde otras formas. Es sentirnos comunidad, más allá de las trayectorias individuales, y sin perder el sentido de lucha histórica ni la capacidad de diálogo, de charla, para hacer el mundo que queremos.

¿Qué le exigen al Estado y qué a la autogestión social?

Luchi: Al Estado hay que exigirle todo, no de manera extractivista pero sí de manera vehemente. A la autogestión social le exigiría no perder las calles ni las causas. O la gran causa, que es querer un mundo más justo y con igualdad  de posibilidades para todes. Que podamos asumirnos como herramientas de construcción de belleza y catapulta hacia esa otra humanidad que necesitamos.

Ferni: Al Estado hay que pedirle todo: totalmente de acuerdo. Eso lo entendí con el tiempo, con la práctica, con experiencias concretas. A la autogestión le pediría que no nos quiten la alegría. La pandemia acentuó el entristecimiento, el engrisamiento de las causas… que no nos quiten la fiesta, pero no la del pogo y alcohol, sino la fiesta del abrazo, del encuentro, para reconocer que hoy las cosas no son iguales a 20 ó 50 años  atrás, y que eso merece celebrarse. Hay muchos motivos para festejar y para sentir orgullo, y felicidad, y poder. Hay mucho que nos duele, claro, nos duele Tehuel, pero también hay mucho para sentir la alegría de la fuerza, y eso es algo que necesitamos para conquistar lo que nos falta. No nos olvidemos del bosque, de lo que hay más allá, eso que todo el tiempo nos hacen creer que no existe, y así nos van sacando de la cabeza y del corazón el horizonte al que apostamos cada vez que hacemos algo: hay otra forma de producir y de vivir juntes. Y es mejor.

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Aprender y enseñar

Luchi cuenta que el primer año de la Cátedra de Canto Disidente le dejó como saldo, entre muchas experiencias –en las que por supuesto está presente la de sanación personal– “la presencia fundamental de une alumne no binarie, que me expresó desde el comienzo que no se hubiese anotado si no fuese por esta cátedra, y que es, sin lugar a dudas, una de las vocalidades más maravillosas que escuché como profesora alguna vez”.

Ferni suma: “En cada clase, en cada aula, siento cierta reparación al despertar interés por la diversidad a través de la música. Los pequeños cambios cotidianos son los que logran que los grandes cambios ocurran. Los pequeños momentos revolucionarios que no son noticia, pero construyen las noticias. Nuestra sola presencia en la escuela pública inyecta arco iris a nuestras instituciones. Inyecta esperanza”.

Aprendieron, así, a poner límites para educar en la no violencia: el fascismo no reconoce límites ajenos. Les menciono entonces la paradoja de que los fachos criollos se autodenominen “libertarios” mientras que la diversidad sexual ha proclamado desde siempre la libertad como bandera.

Ferni: Qué interesante ver cómo juegan con las palabras los que atentan contra la libertad. Porque si la libertad realmente existiese, más arcoiris y más multicolor sería el mundo. Y sin embargo vemos cómo hoy en día nos siguen mostrando sólo una sola forma de ser, cómo nos quieren hacer vivir una vida que sea gris, opaca, binaria. La gran diferencia es que cuando hablamos de nuestra libertad de elección, estamos abrazando al resto de las libertades. Nuestras  libertades tienen empatía con las otras: no las violentan. Son libertades que están dispuestas a charlar y a abrazar, a hermanar y no a aniquilar. Y eso es lo que hace el fascismo.

Luchi: Tenemos que asumir que tener visibilidad es tener poder. O disputarlo, por lo menos. La cultura de la cancelación dejémosela al mundo paqui, pero nosotras tenemos que saber poner límites: acá no. Hay un mundo en donde alguna gente puede acusarnos de ser agentes de ideología de género, ponele, y eso es un síntoma de que estamos haciendo las cosas con contundencia, pero en ese otro mundo que necesitamos no hay espacio para discursos de odio. No es mundo para cualquiera ni para hacer cualquier cosa. Con un fascista no podemos compartir ni una mesa.

Ferni: Los cambios sistémicos van a llevar muchísimo más tiempo del que nosotras tenemos de vida, pero lo que podemos disfrutar hoy, lo hermoso, es generar esos cambios en una persona. Cuando alguien se enamora de nuestra voz, de nuestra obra, cuando alguien se conmueve, cuando alguien nos entiende. Son esos triunfos los que celebramos, los que estamos viviendo ahora. Y que son, a la vez, presente y futuro, porque donde más vamos a notar, ojalá, un cambio profundo en el entendimiento empático hacia las diversidades, hacia la Madre Tierra, y hacia el planeta, es en lo que son ahora las infancias. Ahí está nuestro objetivo. Opera Queer nunca perdió ese contacto con lo lúdico, habla per sé de esa etapa de la vida humana que el sistema también busca opacar, volver gris: la capacidad del juego. Por algo Opera Queer conmueve a tanta gente y, a la vez, le gusta tanto a las infancias: porque somos dos niñas jugando. Haciendo folklore yo puedo sentirme una cantora gigante, agradecerle a la vida, a Mercedes Sosa, a Lohana Berkins, y cantar con la intensidad de mi corazón, pero con Opera Queer soy también una niña jugando. Recuperar esa alegría de la niñez, donde todo es posible: ahí vamos a ver el cambio. Ahí tenemos que seguir apostando.

Luchi: Apuntamos a ese cambio a futuro, eso es lo esperanzador para la militancia, para el artivismo. Porque si pensás que el mundo va a quedar tal como está ahora ahora, ¿para qué exponerte? Hay mucho odio en nuestra sociedad. Existe. Esa repulsión a todo lo que se corre de la norma, existe. Y para evitar que eso alimente al fascismo tengo en claro que debo exigirle al Estado que cambie eso, porque tengo la convicción de que se puede hacer. Y que se debe hacer ya. Porque lo que veo en la calle es que todo lo que el sistema quiere sostener está ya derrumbado y ya los discursos no se los cree nadie. Y lo que hay que hacer es construir otra cosa. 

¿Cómo hacerlo?

Dirá Luchi: “No hace faltar ser un hater o salir con un arma a matar travas para ser violento. Hay algo muy instalado en este mundo: ese individualismo, capitalista, de la sociedad, hegemónico, donde lo único de lo que te tenés que preocupar es de vos misme, y hasta te lleva a boicotear o amargarte por algo que no te involucre como protagonista. Entiendo entonces que ese mundo esté en contra de que lo último del jarro ahora produzca cosas tan importantes. A mí, en lo personal, y creo que como dúa también, eso nos genera la importancia del aprendizaje de la humildad. Siempre estamos pensando de qué manera podemos ser más empáticas, y de qué manera podemos entender mejor las necesidades de nuestro colectivo, por ejemplo. Y de qué manera esto que son conquistas, podemos no solamente sentirlas como colectivas, sino hacerlas colectivas. La responsabilidad está ahora, no en haber cambiado el estatuto de Cosquín, o haber hecho una cátedra. La historia nos dio esta oportunidad, pero es nuestra responsabilidad militar estos logros para que sean colectivos. Esto recién empieza.

Ferni: Como comunidad tenemos que comprender que el enemigo es inteligente y que tenemos que charlar más, encontrarnos más, y construir lo que queremos.

Luchi: Lo más importante para mí ahora: herramientas hoy para vencer mañana. Tenemos que formarnos, individual y colectivamente. Estamos en un momento en el que, sobre la base de algunas conquistas, podemos enriquecer nuestra capacidad de hacer. 

¿Algo más? 

Sí.

Luchi y Ferni me miran con esos ojos claros y húmedos de esperanza y en gemela sincronía repiten:

Ferni: Hermanarse es fundamental.

Luchi: La hermandad es una trinchera y es un poder. Le da a cada triunfo una historia y un futuro, y un cuidado. Y eso es lo que nos da fuerza: saber que juntas somos más poderosas.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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