CABA
Reunión cumbre: María Galindo entrevista a Susy Shock
La teórica y activista boliviana, en su paso por Argentina, entrevistó a Susy Shock la emisora de Mujeres Creando: identidad, etiquetas, el mundo mediocre, burocracias de género, rebeldías y una pregunta desconcertante: Susy, ¿serías candidata? Comienza el programa. Por María Galindo / Radio Deseo.

Acabamos de escuchar cantar a Susy Shock, cantante, actriz, poeta, ícono trans argentina. Es una mujer impresionante, es una mujer de una trayectoria de lucha gigante, yo te tenido el privilegio de robarle una hora. Susy no acepta cualquier entrevista porque su agenda es cargadísima y ustedes me dirán “pero María, estamos en una emergencia de feminicidios, de violencia machista contra las mujeres…”. ¿Qué te pasa que nos vas a pasar una entrevista con una actriz trans argnetina despues de haber pasado una entrevista con una actriz trans boliviana? Miren, mi interés, mi decisión (si cambian de dial a mí me da lo mismo), pero mi decisión es entender que la lucha es más profunda: no solo necesitamos meter a la cárcel a un feminicida sino cuestionar el sistema carcelario que reproduce la violencia. No solamente necesitamos meter a la cárcel a un violador, sino cuestionar el sistema patriarcal que hace que un niño se convierta en un violador y una niña se convierta en una mujer violable. Y si no cuestionamos el binarismo sexogenérico… ¿qué significa el binarismo sexogenérico? Que hay un hombre absoluto modélico y una mujer absoluta modélica, y que la mujer que no responda al absoluto modélico de ser mujer, es una mujer desechable, maltratable, utilizable, reemplazable. Y, ¿quién esa mujer que no es el absoluto modélico femenino? Todas nosotras. Y, ¿quién es ese hombre que no es el absoluto modélico masculino? Todos ustedes. O rompemos esos modelos y entendemos que entre hombre y mujer, entre masculino y femenino hay una pluralidad de existencias y que esa pluralidad de comprensiones de nuestros cuerpos, de nuestras sexualidades, de nuestros deseos, de nuestras subjetividades, tienen un lugar de dignidad, de creatividad y de placer; si no hacemos eso, vamos a seguir enterrando mujeres y metiendo hombres en la cárcel. Hay que cambiar el sistema de fondo, romper el modelo masculino; un hombre mata para sentirse hombre,un hombre viola para sentirse hombre, díganme que no hay que romper esa visión de ese hombre y esa visión que ese hombre tiene de esa mujer. Entonces no se trata de ser tolerantes con la población trans, tolerantes con la población lésbica, o con la población marica; se trata de entender que estamos todos, todas y todes atrapados, atrapadas y atrapades en un sistema sexogenérico opresivo y destructivo. Con esa pequeña introducción, quiero dejarles en manos de una mujer fabulosa: Susy Shock. Yo tengo y me he traído sus Brotecitos, Nuestrans Canciones, ella trabaja con infancias trans y voy a rifar este hermoso libro en el próximo Tacones de Lilith. Vamos con el encuentro con Susy Shock.
Es un privilegio, estamos en Buenos Aires, estamos con una diosa. Te agradezco enormemente la generosidad porque sé que tu tiempo es precioso, y ya te han peguntado tantas cosas, que quien quiera saber quién es Susy Shock aprieta un botón… que lo lea, que lo vea, que lo disfrute. Así que muchas gracias, hermosa.
–Gracias a vos María por este viaje relámpago que nos despereza, a un país que está dormido, que está en una siesta demasiado intensa. Siempre hablo de personas necesarias, te nombro a vos, a Marlene Wayar, otra gran incomodadora, cuando se espera cierta certeza.
Me he preparado diez preguntas, como una niña que va al colegio. Me he preparado diez preguntas porque te estoy entrevistando porque estoy en busca de respuestas y sé que algunas las tienes acá. ¿Qué hacemos ahora, Susy? Han conseguido ustedes una ley, hace tiempo ya; esa ley repercutió en otros países, en Bolivia para mí es una ley de cambio de datos, de sexo, en el plástico, más nada; la ley boliviana es probablemente de todas la más pobre, pero sirve para inflamar al Estado de sí, somos, respetamos, damos y tú me hablas de un adormecimiento. Es tan tóxico conseguir algo, ¿qué viene ahora para adelante o por dónde deberíamos ir?
–La ley cumple este año, María, diez años. Hay un censo nacional ahora que una esperaría que los datos duros signifiquen que diez años después de semejante ley que la hemos peleado y pateado nosotras, en un enorme activismo que se ha puesto a discutirle a un Estado, y que entre otras cosas ha logrado esa ley. Hasta hace poquito –si es que estos datos no nos cambian de idea– el promedio de vida de una persona travesti trans era de 35 años, diez años después de la ley. Yo creo que eso, para mí, habla de un fracaso. Sí, es verdad, una puede acceder a su documento, yo soy de ese grupo que ha peleado la ley y que no tiene cambio registral, (…) no somos ni hombres ni mujeres, no trabajamos, no construimos, ni peleamos para eso (…). Yo digo que ver a Susy cantando en un festival, accediendo a una nota, viajando por el mundo, no significa que el colectivo travesti trans lo esté haciendo: está Susy. Parece que está el colectivo y no, dificilmente después de que estuve en un lugar vinieron compañeras, hermanas, detrás, cuando accedemos otras y otros es porque nosotras abrimos el juego.
Donde no hubo ningún regalo, ni ninguna concesión, ni una caja de bombones.
–Nada.
Que conste. Voy a mi siguiente pregunta: No sé si has visto el camino de Francia Márquez, la afrocolombiana que incluso conversando conmigo me dijo se quedó chico el espacio y he decidido candidatear a presidenta, ahora está yendo a vicepresidenta. Yo te veo a ti como un ícono argentino, no te veo como un ícono trans, a mí me hablas tú directamente, como mujer o como feminista, o como la que soy lo que quiero ser, en fin, tú me hablas a mi libertad, a la mía, a la de tantos, tantas, o sea lo trans, lo travesti, te queda chico, ¿no te lanzarías a una cosa así, a disputar el debate país, a futuro país, a disputar el futuro, la esperanza?
–No, me parece que hay algo que termina siendo complejo en el entramado, porque es absolutamente patriarcal y absolutamente macho en el peor sentido de la palabra y de la construcción política; está todo vulgarizado y está para que en todo caso entremos en una trampa sentir que de adentro lo podemos cambiar.
Pero no porque podamos cambiar adentro. Yo tampoco soy del adentro, soy del afuera, pero Susy, ¿qué más vas a hacer? Lo has roto todo.
–No, pero yo creo que hay mucho más para hacer en el arte porque el arte en todo caso sí siento que es el camino. Me gusta lo que decís, yo tengo muchos más años como artista, antes de nombrarme de un montón de otras cosas, creo en la artista y estar aferrada al espacio de arte como inquietud. (…) Sería una candidata demasiado honesta, no sé…
¿Y si te lo tomas como una obra de teatro?
–Me encantaría desafiar a este sistema y creo que Claudita Rodriguez, la trava poeta chilena… antes de la pandemia tuvimos una charla pública, ella hablaba de ciencia ficción y yo creo que hay que mentirle a este mundo, hacerle creer lo que quiere creer y nosotros. No sé si está bien hacerlo público, nos van a encontrar el secreto, pero yo creo que es tan torpe, tan básico, tan mediocre este mundo que cree que estamos contentas con lo que nos da, que es desde el arte, el compromiso y la acción que el arte es política. No estoy hablando de hacer cancioncitas.
Explícale a la gente que nos está escuchando por millonésima vez cuando dices que el arte es político, ¿qué estás diciendo?
–Estoy diciendo que es imposible pensar que cantarle a un amor desesperada no es un acto politico, todo eso es político (…) Yo tengo un compromiso en este momento con las infancias, yo sé que las infancias me creen, empezamos en MU, nuestra querida casa, pensando un proyecto radial, pensando en el mundo adulto, y yo quería ser una tía trava que le hablara a ese mundo adulto, entonces partir de la excusa pensé en Uriel mi sobrino y a partir de eso, empezó a crecer la idea (Crianzas) y hoy es un libro hecho para las infancias y ahí dije “wow”, ahí hay algo que está haciendo eco. Y también es una decisión política no creerle más al mundo adulto, porque estar con una infancia significa que yo tengo que ser transparente, no tengo que mentir, no puedo caretear, soy esto (…) Eso en todo caso quiero y entiendo y me emociona y es más lindo que ser presidenta de la nación.
Por si acaso yo soy LGTB, como gorda lesbiana, terca y boliviana, pero esto de LGTB plus… ¿cómo ves esa nomenclatura? ¿Qué harías, qué haces, qué le dirías a la gente que nos está escuchando sobre esa nomenclatura? ¿Te sienta bien, te estorba?
–Yo aprendí de la importancia de constituirse cuando se trata de esa relación, esa discusión con un Estado. Porque el Estado nos ignora precisamente por ser LGTB. Yo empecé a decir soy género colibrí, y yo tengo ganas de pelear esta emergencia, esta urgencia para pedir, aunque una no esté después, que las nuevas generaciones puedan volar con sus propias alitas. Al mundo yo lo siento de una forma cada vez más clara, que el mundo va cada vez más a un casillero, ese casillero en lo normado: quiere ser ese hombre, esa mujer, no quiere discutir más eso (…) Yo no tengo ganas de estar de la manera en que deberia estar una feminidad.
No sé si te entiendo, ¿tú tirarías lo LGTB plus? ¿No lo adoptas, lo entiendes, lo respetas, te sirve no te sirve?
–Lo entendí en un momento, y estoy hablando de hace diez años, cuando hubo que dar esa pelea, donde yo empecé a nombrarme más travesti que género colibrí. Todo ese vuelo que el arte me daba, porque el arte será muy complejo, María, pero si hay algo que no es, es prejuicioso; yo entré en la adolesencia y todo el mundo me abrazó, porque no andan mirándote cómo nos vestimos, si me pinto, si hago un dedito parado, tendrán otros problemas pero prejuicios no; entonces yo crecí en un lugar donde no tenía que ponerme a desafiarlo, porque me amaba, porque ama lo distinto. Pero después una se encuentra en el marco de lo social, de conocer a las amigas ya discutiendo política y creo que han dejado una condicion interesante y a la vez nos ha burocratizado mucho esto, que nos quedamos ahí. Esto que yo entendí, que me nombro porque tengo que discutir con un diputado, y decirle la palabra, no le puedo decir “bueno, somos género colibrí” a la persona que está sentada ahí al pedo hace años y que no entiende de derechos. Son términos prácticos, concretos; yo entendí que era una táctica necesaria, ahora yo creo que mucha gente se quedó en esa comodidad.
Porque se volcó también contra nosotros, nosotras, nosotres esa etiqueta, se volvió de una manera muy perversa…
–El hecho de por qué tenemos Ministerio, tenemos secretaría…
Tenemos bandera, pero ¿quiénes tenemos bandera?
–Yo digo: llámenme para cantar a otra cosa que no sea al evento de la secretaría de género.
¿Y cómo damos ese salto?
–Metiendo el cuerpo.
Yo también quiero destruir el mundo.
Esta conversación se produjo en medio de la gira de presentación de Feminismo bastardo, el último libro de María Galindo, editado por lavaca.
La entrevista original puede verse en el canal de Youtube de Radio Deseo 103.3.
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
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