Nota
Entre Mandinga, el Diablo y Metrochenta

Teatro del presente y presente del teatro para ir a ver, sentir y pensar. Un joven afrodescendiente tiene que explicar que no es extranjero y escuchar una y otra vez que le digan negro de mierda, volvete a tu país. Una marica de barrio estalla de amor y propone hacer Nagasaki con esta ciudad egoísta, acorralada por el odio. El teatro y sus formas de manifestar realidades que queman.
Mandinga, el Diablo que vino de África
Los barcos provenientes de África, los océanos surcados, la tierra añorada, los cuerpos maltratados, las vidas desgarradas. Ese dolor antiguo está presente en Matías, un joven estudiante afrodescendiente. Un día saliendo del subte, su hombro se chocó involuntariamente con el de otra persona que lo increpó diciéndole: Volvete a tu país, negro de mierda. Muchas veces tiene que explicar que no es un recién llegado y que habla tan bien el idioma español porque nació acá.
Un momento de desesperanza provoca la invocación y con la velocidad de un rayo aparece Mandinga, atravesado por el abrigo del humo. Para muchos, la encarnación del mal, el indeseable a quien se le teme y se le huye. “Un dios blanco inventó un diablo negro”, dirá en su descargo. El actor afrouruguayo Mauricio González da vida a Matías y a Mandinga con una versatilidad admirable y con la contundencia del texto escrito por el autor Diego Martinez.
Mauricio y Diego se habían conocido años atrás cuando Mauricio concurrió a un casting para realizar sketchs cómicos y quedó seleccionado. El guión que escribió Diego para él tenía que ver con ese episodio viralizado: en medio de un desalojo en el barrio de Flores, un mantero africano hace volar por el aire a un policía que los estaba reprimiendo. Tiempo después, Mauricio le pidió a Diego que siguiera trabajando con ese guión y lo alargara. Diego se puso a investigar y su conclusión fue: “Esto necesita otro tono. Soy un convencido de que desde el humor se puede hablar de todos los temas pero ya el material me estaba pidiendo otro tono asi que me alejé del humor porque en principio iba a ser un stand up. Tomé conciencia de que el texto iba a caer en manos de un actor muy talentoso entonces me planteé como desafio darle la oportunidad a Mauricio de que se luzca en el escenario”. Su intención fue que estuviera dirigido por alguien del teatro físico o del teatro-danza, así que googleó “teatro fisico Buenos Aires” y el primero que apareció fue Yamil Ostrovsky. Lo contactó para contarle que tenía texto y actor, Yamil leyó, aceptó y pusieron en marcha el proyecto. Para este momento, Diego ya se había ido a vivir a España.
Diego, Mauricio y Yamil trabajaron a la distancia. En octubre del año pasado Diego vino a la Argentina y pudo ver la obra estando presente. “No puedo estar más contento con el trabajo de ellos, es un lujo. Lo ha visto gente de todas las edades y las devoluciones son hermosas, me hacen sentir muy feliz de haber hecho este trabajo, nos gustaria ir a las escuelas, recorrer el pais y ¿por qué no? fuera del pais”.
“La posibilidad de poner en palabras y en el cuerpo las vivencias de las personas afro dentro de esta comunidad, que el teatro sea una herramienta de cambio cultural, de cambio social y que sea una posibilidad de mayor comprensión de los otros” fue lo que le resultó atractivo de la obra a Mauricio. Se siente identificado con el texto porque refleja muchas de sus propias vivencias. “Más allá de que yo soy uruguayo, les sucede a un montón de personas acá. Yo vivo en San Telmo, en las fiestas de candombe de Lindo Quilombo encontré muchos afroargentinos y esto le pasa a muchos”. ¿Qué ven cuando te ven? “Siempre me pasa que lo primero que ven es mi color, después me preguntan de dónde soy. Si es negro, no debe ser de acá, piensan. Hay una creencia de que esta es una ciudad de inmigrantes europeos y no es así”.
Durante el proceso de investigación, a Diego se le aparecía la imagen de Mandinga como inspiración, desfigurado y con movimientos desarticulados. “Lo que surge entre Matías y Mandinga es la reconciliación y el despertar afro que está viviendo nuestro pais”. Vemos un Mandinga que recurre a la memoria, a poner en palabras y gestos una vieja herida que aún sigue abierta. “Esto me parece tambien una reivindiacacion que deberiamos hacer todas las argentinas y argentinos porque es una cuestión de identidad nacional. Se nos ha negado esta parte y tenemos derecho a reclamar para que no quede incompleta. El aporte afro está en la cotidianeidad de nuestras costumbres: el tango, la milonga,el dulce de leche, el candombe, la payada”. A propósito de esta obra, Diego se decidió a investigar en lo personal y supo que por parte de su familia materna tiene raíces de pueblos originarios, del pueblo charrúa.
A los 16 años Mauricio empezó a actuar, hace nueve llegó desde Montevideo para participar de la obra “¿Quién es el señor Schmitt?” en el Paseo La Plaza, con dirección de Javier Daulte. Volvió a Uruguay y al poco tiempo ya estaba nuevamente de este lado del Río de la Plata. “Me sentía como pez fuera del agua y me di cuenta de que me había enamorado de Buenos Aires, de su gente, de los barrios, de la noche, del teatro, de trabajar como actor”. En esta oportunidad, Mauricio es uno y es muchos, es presente y es pasado. Propone reconstruir la historia invisibilizada, soltar prejuicios, abrir los ojos y repensar cuando suene la frase “Cosa de Mandinga”. Quizás sea una posibilidad —como en su caso— de experimentar de una vez por todas, un abrazo reparador.
Hasta Trilce, Maza 177 , CABA
Sábados 21.30 hs hasta el 9 de julio
Bolívar (viernes 12 de agosto) y Tranque Lauquen (sábado 13 de agosto).
@mandinga.teatro
@diegodamian84
@soymauriciogonzalezok
Metrochenta

Esta historia transcurre en la noche. El humo se vuelve compañía, el frenesi del amor, las lágrimas, la rabia de habitar un mundo injusto y la ternura que se descubre debajo de los párpados conviven en un microuniverso de barrio. El texto es poesia continua. Metrochenta y Suspiro se encontraron y se amaron. Dos flores de loto en medio de tanto barro. Acá está Suspiro para contarlo.
Encerrado y sin certezas durante la cuarentena obligatoria, el escritor y director nacido en Allen, Rio Negro, José Guerrero, escribió esta obra. “Escribí y reescribí, mastiqué frases para volver una y otra vez sobre cada palabra”, relata José. En 2021 arrancaron los ensayos y este es un proceso que sigue: “Con todo el equipo seguimos trabajando sobre el material, moldeando a partir de lo que descubrimos luego de los encuentros con el público. Nos gusta imaginar a la obra como un ser vivo, que va pidiendo y descartando”.
El proyecto artistico se fue encaminando: “El eje de trabajo fue crear una obra, por un lado, de claro posicionamiento político y, a la par, desbordante en su imaginación poética: por su musicalidad, por su lenguaje y por sus estallidos visuales. Sobre esa hipótesis fuimos generando pruebas, acopiando referencias musicales, audiovisuales y literarias, con el propósito de desplegar el material y llenar los vacíos que el texto dramático proponía”. La intención de José estaba puesta en la creación de una obra que “desde la rabia oral de su personaje, espejara un universo marginal, a través de una voz tierna y rabiosa a la vez”.
José conocía a al actor, bailarín y docente Eddy García por haber visto sus performances artísticas en distintas obras. Durante la pandemia estaba escuchando el podcast “Pandemonium para la cultura” —conducido por Eddy y la bailarina, coreógrafa y docente Josefina Gorostiza y producido por cooperativa lavaca— y alli le despertaron interés los comentarios y opiniones de Eddy. “Recuerdo bien que en uno de los capítulos del podcast leyó un texto de Urdapilleta y me encantó, al toque pensé: quiero trabajar con él. Justo en ese momento estaba muy metido en el proceso de escritura de Metrochenta y a medida que avanzaba con eso, se me hacía más presente él como el actor para la obra. ¡Tenía que ser él!”. Le hizo llegar el texto por medio de una amiga y Eddy lo leyó esa misma noche: “Leí la obra de corrido dos o tres veces y esa misma madrugada les confirmé que me sumaba al proyecto. Fue un poco mágico, un poco de azar y de necesidad. Así nos conocimos con José”.
La trama lo atrajo al instante de comenzar a leerla: “Me atrapó el desafío de incorporar y apropiarme un texto tan robusto como Metrochenta, que hasta el momento no había tenido esa posibilidad. La cantidad de imágenes cruzadas, densas, potentes. Y en términos sensibles, su temática que me resonó muchísimo, el amor, el deseo y la tragedia en los márgenes, en los bordes del todo. Es de esas obras que a mí me interesa atravesar porque son historias que merecen ser contadas, crudas, sanguíneas y por supuesto políticas también”. Es el primer unipersonal que encarna Eddy, que acaba de terminar funciones junto a la actriz y bailarina Griselda Siciliani en”Pura sangre”.
Eddy es Suspiro. Junto a Metrochenta conoció el perfume del amor, la agitación del cuerpo embebido en deseo en el baño de un boliche, mirada y risa, humo y salvación. ¿Cómo se construyó Suspiro? Detalla Eddy: “Me gusta contar que Suspiro es un Frankenstein trolo, el resultado de cantidad de referencias mariconas, ´Pink Narcissus , ´Vagon Fumador´, ´Brothers of the night´, ´Mala Noche´, ´Fangoria´; entre otras. Pero también me gusta pensar que Suspiro tiene gestos de esas amigas maricas que me rodean siempre. Mis amantes, sus historias, sus tragedias. Pero también la picardía, el comentario oportuno y filoso, ¡El humor! ¡No hay como el humor de las maricas! Porque Suspiro tiene lo dark de nuestras historias, pero también intenté recuperar gesto político conductual de dar vuelta la tragedia como un guante, ponerla afuera y cagársele de risa”.
Suspiro y Metrochenta son los nombres de personajes de una novela que José está escribiendo. Y también esos nombres tienen que ver con que es fanático del escritor chileno Pedro Lemebel: “Él tiene una forma de nombrar a sus personajes que a mí me encanta entonces es algo que tomé de él de haber leído mil veces sus obras. También viene del humor marica, de mencionarnos entre maricas poniéndonos apodos graciosos y sin duda ayudaba a construir personaje. Metrochenta era muy caracteristico y de por si ya te genera una imagen de como puede ser ese cuerpo de ese personaje y Suspiro te instala en otra, me parecia que era un contraste que podia llegar a funcionar”.
Hacer Nagasaki con toda esta ciudad egoista, propone Suspiro, y declara: “Se puede ser familia con cualquiera que te quiera. Que hagan memoria, que revisen sus libros y que vean cuánto nos deben. Que paguen calladitos y que les quede bien clarito que no vamos a dejar que nadie nos diga cómo tenemos que amar”.
Timbre 4, México 3554, CABA
Viernes 23.30 hs hasta el 29 de julio
@metrochenta.teatro
@teatrotimbre4
@guerrerej
@eddygarciactor
Nota
Madres de Plaza de Mayo: rondar el presente

La Ronda de Madres de cada jueves como lugar de encuentro, denuncia y reflexión, desde los 12 hasta los 93 años. Elia Espen y lo que vienen pidiendo hace más de 40 años. Por Lucas Pedulla
Tiene 12 años, se llama Catalina y es la primera vez que viene. «Es hermoso», dice, con brillo en los ojos, después de tomarse un tren y un subte desde Lomas de Zamora, sur del conurbano, con su tía Daniela, para venir a la ronda de las Madres en Plaza de Mayo, segunda después del triunfo de Javier Milei en el balotaje presidencial.
La caminata la encabezan Nora Cortiñas y Elia Espen, Madres de Plaza de Mayo de la Línea Fundadora. Hay menos personas que la semana pasada, pero el movimiento sigue siendo vital para pensar esta época.
Catalina, por ejemplo, cuenta que en su colegio se discutió mucho durante las elecciones, y si bien fueron pocos los compañeros que apoyaban a Milei, lo hacían con argumentos que le parecían extraños: «Hablaban de la dolarización y pedían que vuelvan los militares».

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org
Zurda vas a correr
Daniela –31 años, preceptora– abre los ojos: «¿Por qué será que siendo tan jóvenes crean eso? Soy docente y he tenido problemas por tratar de frenar esos discursos. Tenía estudiantes que me chicaneaban, y aun si lo hacían para hacerme enojar, eran chicanas violentas: ‘Se te acaba la joda’, ‘viene el Falcon verde’. Mi otro sobrino, el hermano de ella, me dijo: ‘Zurda vas a correr’. Tiene 10 años».
¿Dónde vio eso? «En Tik Tok», dice. Catalina suma su visión: “Hay mucho Tik Tok y mucha violencia. Las redes sociales no ayudan para nada”. Daniela piensa que son necesarias nuevas formas de comunicar: “Trato de dar información, hablar con mi mejor tono, y enfatizar los ejemplos: los militares secuestraban personas y las tiraban vivas de los aviones. Pero no cala. En algo estamos fallando. Ahora todo son 10 segundos efímeros”.
De fondo, mientras caminamos, una voz lee nombres:
Lopez Ceferino.
López Bravo José María.
Lópes Calvo María Eugenia.
Son personas que siguen desaparecidas.

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org
El lugar donde se mira al mundo
Otro de los camina en ronda es Sergio Maldonado, hermano de Santiago, el joven de 28 años que desapareció el 1º de agosto de 2017 en medio de una brutal represión de Gendarmería a una comunidad mapuche en Esquel, provincia de Chubut. Su cadáver, sospechosamente aparecido meses después, fue señalado como efecto de un “accidente”. Eran tiempos de Mauricio Macri como presidente y Patricia Bullrich como ministra de Seguridad. Tiempos en que también fue asesinado por la espalda Rafael Nahuel en la Patagonia. Maldonado está en Buenos Aires porque el 11 de diciembre iba a tener la audiencia de apelación por el intento del juez Gustavo Lleral de cerrar la causa, pero se la postergaron hasta el 28 de febrero.
Percibe, en general, un sentimiento de retroceso: “Todas las instituciones se rompen, como un desmoronamiento general. Ya no es un negacionismo, sino desidia. Hubo una disconformidad que se manifestó, pero también es irresponsabilidad: es triste ver cómo la tercera fuerza se mete ahora a manejar el gobierno, con el discurso de rebeldía, pero el ministro de Economía va a ser el mismo que nos endeudó por 100 años (Nicolás Caputo). Hay un grupo de gente que no votó con el bolsillo, sino de manera irracional”.
No sintió miedo, pero sí preocupación: “Bullrich está coqueteando con el Ministerio de Seguridad, aunque hoy también sonó para Trabajo. Representa dos épocas nefastas, porque como ministra de Trabajo en 2001 ya le recortó el 13% a los jubilados. Y ni que hablar que ahora, si asume en Seguridad, tiene como vicepresidenta a alguien que reivindica el genocidio”.
¿Por qué, entonces, venir a la Plaza? “Quedan poquitas Madres y esto tiene que seguir. Nos encontramos con seres queridos en una misma línea. Capaz no sabés la fecha de cumpleaños, pero es un lugar de reencuentro. Desde acá se mira el mundo y también se interpela a la Casa Rosada. No hay que perder el vínculo con las Madres”.

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org
Pensar todo otra vez
Lua tiene 16 años y Paloma 17. Son estudiantes de cuarto año del colegio porteño Carlos Pellegrini. Paloma viene por primera vez: “Estamos en una situación complicada y ahora, que se está reivindicando la dictadura, es súper importante cuidar la memoria”.
Lua ya vino varias veces: “Se cuestiona algo tan básico que siempre me pareció incuestionable. Y es importante venir para que en las casas se vuelva a hablar”. Percibió que Milei entró en el Pellegrini más silenciosamente, a diferencia de otros colegios donde el apoyo fue más colectivo, precisa: “La mayoría son por las familias; o lo toman como chiste, un meme, algo nuevo; o por la desconfianza en la política. Muchos descreen de lo político, entonces tampoco hablan, por lo general, con alguien que no piensa como ellos”.
¿Qué pudieron hablar post balotaje en el Pellegrini? “Siento que es un momento donde deberíamos hablar más que nunca, pero en mi colegio la juventud no se está pudiendo organizar lo suficiente para pensar estos cuatro años. Recién pasaron dos semanas, pero tuvimos una instancia para hablar y éramos nada más que 20 personas. Siendo un colegio tan politizado, es poco, y hay que replantearnos cosas básicas y volver a esquematizar todo”.
–¿A qué te referís con esquematizar?
–Pensar cómo vamos a salir, cómo van a ser nuestras marchas, cómo nos vamos a cuidar. Probablemente a mucha gente no la dejen ir a las marchas, porque somos pibes de 16, 17, 18 años, incluso menos. Tenemos que ser un gran volumen.

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org
Me tienen podrida
Elia Espen tiene 93 años. El 18 de febrero de 1977, su hijo Hugo Orlando Miedan Espen fue secuestrado y llevado al centro clandestino de detención y tortura El Atlético. Sigue desaparecido.
«Están diciendo pobrecitos los generales, que tienen que liberarlos, mientras nuestros hijos siguen desaparecidos, fueron tirados al mar –habla, micrófono en mano, una vez terminada la ronda–. Estamos como empezamos: me tienen podrida. ¿Qué más podemos decir? Seguimos pidiendo lo mismo que pedimos hace más de 40 años: verdad y justicia. Estoy escuchando cada cosa por la radio y televisión que me espanta. Todavía no sabemos nada de lo que pasó con nuestros familiares. Ojalá se unan, ustedes, todos. Lo único que tenemos que seguir haciendo es estar juntos».
Luego, le pasó el micrófono a Nora Cortiñas, 93 marzos. Su hijo Gustavo está desaparecido desde el 15 de abril de 1977. Nora habló y dejó frases para tomar apuntes:
- “Todavía este pueblo no llegó a captar los horrores que vivimos durante el terrorismo de Estado porque, si no, las elecciones hubieran sido diferentes”.
- “Vamos a tener que seguir hablando”.
- “Como vienen días muy difíciles tratemos de estar juntas, juntos, y pensar que no queremos que se repita más lo que vivimos”.
- “Tenemos que estar en la calle todo lo que podamos”.
- «En vez de absorber el veneno que tienen les contestaremos con el amor que tenemos».
- “Hay que salir y reivindicar lo que lucharon nuestros 30 mil”.
- “Vengan acá, vengan a acompañarnos porque así vamos a demostrar que exigimos memoria y verdad hasta el final”.
- “A seguir luchando. Vamos a vencer”.
- “No pasarán”.
Voto cansancio
Rocío, 23 años, de Lomas de Zamora, estudiante de Periodismo en la Universidad Nacional de Avellaneda (UnDAV), militante del Movimiento Evita, la escucha con atención. También, es la primera vez que viene. “Me movilizó mucho venir ahora que Milei es gobierno, ver todo el sufrimiento de las Madres, pero que siguen acá. Vine por eso. Y seguro vuelva”.
Rocío es de las que piensa que no fue un voto negacionista sino un voto cansancio: “Venimos haciendo las cosas muy mal y hay reconocerlo: en los últimos cuatro años no hubo grandes políticas que le cambiaran la vida a la gente, que es por lo que el peronismo se identifica. Hay un cansancio: no creo que el 55% sea negacionista. Espero que no”.
Le cuento que recién, en otra entrevista, una docente hablaba de la necesidad de nuevas formas de comunicar. ¿Qué piensa una estudiante de periodismo? “Las empresas de medios siguen siendo funcionales al sistema. Yo me tiro del lado de los medios autogestivos, ahí se cuenta la realidad de los hechos. Soy mamá de una nena de cuatro años y no quiero que se malinforme por Tik Tok. Deberíamos volver a lo que hicieron las Madres y contar desde ahí. Por no querer confrontar, la juventud peronista fue tibia. Tenemos que perder el miedo y dejar de ser sumisos. El Nunca Más es Nunca Más en muchas cosas”.
-¿Qué destacás en las Madres como comunicación?
-La sensibilidad. Las Madres son un gran ejemplo de cómo enfrentaron la dictadura. Hubo estrategia ahí. Cuentan un hecho terrible que vivieron en carne propia, pero desde la sensibilidad con el otro, de entender al otro, de comunicar hacia el otro. Es por ahí y es lo que nos está faltando.
Repite: “Es por ahí”.
El jueves que viene, a las 15:30, habrá ronda otra vez, como hace 46 años.

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org
Nota
Crimen de Rafael Nahuel: condenan a los prefectos a 4 y 5 años de prisión; la familia apelará

La condena por el asesinato de Rafael Nahuel llegó tarde y mal: el prefecto Sergio Guillermo Cavia, responsable del delito de homicidio agravado, fue condenado a 5 años de prisión. Sus cuatro compañeros, cómplices, a 4 años y 6 meses. Y hasta tanto no quede firme la condena, seguirán libres. La familia anunció que apelará el fallo, a las puertas de una nueva presunta asunción de Patricia Bullrich, la responsable política del asesinato. Crónica de la audiencia de un veredicto anunciado, en cobertura colaborativa con Perycia.
Por Ludmila Cabana Crozza. Fotos de Jaime Carriqueo
desde fiske menuco
El fiscal llegó antes que nadie. Al habilitarse la sala de audiencias era la única persona sentada en la sala, en su lugar. Por momentos cerraba los ojos, por momentos revisaba su teléfono celular. Cuando ingresó al Juzgado saludó a una de las decenas de policías federales que custodiaban el edificio del Tribunal Federal de la ciudad de General Roca adentro y afuera. Antes de iniciar la subida por la escalera recibió un buen deseo. Va a estar todo bien, doctor, le dijo un policía.
Desde las 7:25 am hasta que se habilitó el ingreso a la prensa, el fiscal Rafael Vehils Ruiz estuvo solo en la sala. Entraron la prensa y la familia de Nahuel. Se llamó a un breve cuarto intermedio y todos regresaron, junto al Tribunal, cerca de las 11 para presenciar la lectura de la decisión final.


Este miércoles 29 de noviembre de 2023 en la sala de audiencias Alfredo C. Nielsen se leyó el veredicto que los jueces federales Alejandro Silva, Simón Bracco y Pablo Díaz Lacava entendieron como justicia por unanimidad: condenar a Sergio Guillermo Cavia por considerarlo autor material responsable del delito de homicidio agravado por haber sido cometido mediante la utilización de arma de fuego y con exceso de legítima defensa, a 5 años de prisión e inhabilitación especial por 8 años.
Eran cinco los prefectos procesados por la muerte de Rafael Nahuel en 2017 en Bariloche. Francisco Pinto, Juan Obregón, Carlos Sosa y Sergio García fueron condenados a 4 años y 6 meses de prisión e inhabilitación especial por 7 años por el tribunal oral criminal federal de General Roca ya que los consideraron partícipes necesarios del delito de homicidio agravado cometido por Cavia. Los 5 condenados no tendrán condena preventiva: serán detenidos cuando la sentencia quede firme. Hasta tanto no podrán abandonar el país ni retirarse de su domicilio por más de 24 horas salvo que avisen con anticipación.


Pero antes de los 6 minutos que tardó la lectura del veredicto hecha por el presidente del tribunal, Alejandro Silva, los cinco procesados tuvieron un momento para decir las palabras finales. Todos hicieron uso de ese derecho y dijeron casi lo mismo: que obraron en cumplimiento del deber, conforme a derecho, sin cometer excesos y con una orden judicial que los legitimaba.
Cavia agregó que tenía fe en que se iba a hacer justicia; Obregón dijo que respetó la vida propia y la de terceros en cuanto se pudo. García dijo que actuó en este “lamentable hecho conforme a derecho”. Todo fue escuchado y visto en una pantalla, porque ninguno de los acusados pisó el Tribunal Federal en ninguna de las audiencias: siguieron el juicio desde sus casas, conectados a internet. Recibieron el veredicto en las mismas circunstancias.
Durante el debate oral hubo dos querellas: una por parte de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación con el abogado Mariano Przybylski como representante, y otra por parte de los padres de Rafael Nahuel con los abogados Rubén Marigo y Ezequiel Palavecino. En los alegatos ambas querellas pidieron prisión perpetua para los 5 prefectos por homicidio agravado.
El pedido de pena máxima se desprende de lo que el abogado Marigo entiende es un delito político, un delito de violencia institucional pero fundamentalmente una deuda de la democracia: no haber terminado con prácticas que vienen de la dictadura militar. Se refiere a usar el aparato estatal (en este caso las fuerzas de seguridad) en contra de ciudadanos comunes.

La defensa fue por la absolución, no reconoció ningún delito pese al resultado de una persona muerta y dos heridos de bala del mismo lado. El fiscal Vehils Ruiz, por su parte, pidió 5 años de prisión para los acusados. No consideró quitar el atenuante en la acusación original de homicidio en exceso de legítima defensa y fue por la idea de un enfrentamiento entre las partes. Esta posición, pese al pedido de las querellas, limitó la decisión del Tribunal en cuanto a la pena dictada: la más alta fue la que pidió el Ministerio Público Fiscal.
Rafael Nahuel fue alcanzado por un disparo por la espalda y murió el 25 de noviembre de 2017, tenía 22 años. Quienes lo acompañaban también fueron heridos y oficiaron de testigos en una de las jornadas del juicio que ayer terminó, no estaban armados.
El miércoles 29 de noviembre, día del veredicto, la mamá de Rafael Nahuel cumplió años. Se llama Graciela, es una mujer bajita, lleva zapatillas negras de caña alta, medias de color rosa, un pantalón animal print y una remera mangas largas con otra blanca encima con la cara de su hijo asesinado. La misma remera llevan Alejandro, el padre y Ezequiel, el hermano. Graciela tiene, en el día de su cumpleaños, que estar lejos de su casa en Bariloche, a 481 kilómetros, porque le falta un hijo y busca justicia.
Lleva dos hebillas con brillos en el pelo, tiene una bolsa de tela de Unelen que revisa buscando alguna cosa, hace un gesto como de revolver algo en la boca mientras escucha y mira lo que dicen los jueces sobre los acusados de la muerte de su hijo, que son culpables y están en sus casas -¿qué mastica Graciela? ¿bronca?-.
Afuera, al sol, dijo frente a un micrófono que no está conforme, que esperaba más, que está desilusionada. El abogado Marigo aseguró que apelarán, Horacio Pietragalla Corti, titular de la Secretaría de Derechos humanos de la Nación que acompañó la jornada dijo que, a pesar del cambio de gestión que se acerca, esa también es la intención de la Secretaría.


El 29 de Diciembre de 2023 a las 11 hs. es el día fijado para dar a conocer los motivos del hecho en el que se funda el veredicto conocido hoy. «Que tengan un excelente día, cuídense», fueron las palabras del juez antes de dejar el recinto.
En 2017, el año del hecho juzgado hoy, la poeta neuquina Silvia Mellado escribió:
Rafael Nahuel
han soltado los albatros
en el medio del bosque
donde dice tierra ancestral
leen coto de caza los perdigueros que olisquean
gustosos un pedazo de tu muerte
Nota
La casa de Lucía: inauguración en Mar del Plata de un centro de capacitación y encuentro, símbolo de una epopeya

(Desde Mar del Plata/lavaca.org) Guillermo Pérez se quedó mirando absorto unos pupitres escolares que había enviado el cura Héctor Díaz, muchísimo más conocido como Chobi. Los pupitres estaban siendo acomodados por toda la gente de la Campaña Somos Lucía en el patio de una casa ubicada en la calle Alvarado al 4500.

Las mujeres y luchas en el acto. Fotos: Lina Etchesuri.
En medio del vértigo de la inminente inauguración Guillermo (mecánico de automóviles) le habló a su esposa, la enfermera Marta Montero:
–Acá hay un mensaje. Acá empezó todo– dijo señalando los pupitres garabateados en algunos casos, un símbolo de la escuela pública a la que iba Lucía cuando fue captada como tantas otras adolescentes por narcos que vendían lo suyo a la salida de las clases. En el caso de Lucía, el negocio terminó en el femicidio de esa chica que iba a 4º año del secundario, en octubre de 2016, caso que provocó el primer Paro Nacional de Mujeres.

La ministra Mazzina, Marta, Guillermo, Raquel Vivanco, Yamila Rodríguez. Fotos: Lina Etchesuri.
Guillermo completó su idea:
–Y acá puede continuar todo ahora: a esto vamos con todo lo que estamos haciendo– dijo señalando los pupitres, porque el proyecto de la Casa de Lucía es que sea un lugar para capacitaciones, talleres, para compartir ideas, acciones y la contención de las familias víctimas. Un punto de encuentro crucial para el trazado de estrategias de vida frente a la violencia contra las mujeres en la ciudad, y la impunidad que suele acompañarla desde siempre.

La mamá de Candela, la mamá de Iaria. El sentido de tener un lugar de encuentro. Fotos: Lina Etchesuri.
Tres datos para sintetizar la historia
- –El femicidio de Lucía provocó un cimbronazo social que derivó en aquel primer Paro Nacional de Mujeres el 19 de octubre de 2016. La familia llevó el caso a un juicio (2018) que resultó vergonzoso, con jueces dedicados a sembrar sospechas sobre la víctima menor de edad y a exculpar a los narcos acusados, Matías Gabriel Farías (29) y Juan Pablo Offidani (48). El tercero, Alejandro Maciel, había fallecido en 2020.
- –Marta y Guillermo se propusieron entonces lo que parecía impensable: la anulación de esa vergüenza, y la realización de un nuevo juicio que se realizó finalmente en febrero de este año, en el que sí se pudo lograr la condena a perpetua por femicidio de Farías, y a 15 años a Offidani como “partícipe secundario”, tema que está apelado.
- –La familia además impulsó un jury aún pendiente, que juzgue a los jueces del primero de esos juicios, Facundo Gómez Urso y Pablo Viñas (el tercer juez, Alejandro Carnevale, eludió el proceso al jubilarse antes).
- –Ahora la Campaña Somos Lucía obtuvo algo más: recibió del Estado, a través de la AABE (Agencia de Administración de Bienes del Estado) una casa abandonada y derruida que en apenas dos meses lograron acondicionar a pulmón y corazón, y que fue inaugurada este martes 28 de noviembre junto a otras familias de víctimas de femicidios que se acercaron a compartir ese momento acaso histórico.
- Lugar de encuentro y aprendizaje
- Así contado todo parece veloz, pero en la práctica significó años, meses, días y cada segundo de energía, de lágrimas, de insomnios, de amenazas, que Guillermo y Marta, y también su otro hijo Matías Pérez, lograron superar.
No lo hicieron dedicados solo al caso de Lucía sino también buscando acompañar y reunir a otras familias que pasaron por infiernos similares. Así fue que inspiraron otra organización clave: Familias Victimas de Femicidios, Transfemicidios y Desparecidas.

Madres que no bajan los brazos, y el sacerdote Héctor Díaz, Chobi, siempre acompañando las luchas marplatenses. Fotos: Lina Etchesuri.
Entre los familiares estuvieron Gustavo Mellman, papá de Natalia (asesinada en febrero de 2001). Los policías condenados están presionando para obtener su libertad. Estaba también Mariela Quintanilla, la mamá de Iara Nardelli (sus huesos aparecieron este año, pero el caso sigue sin investigarse como femicidio), Carola Labrador, madre de Candela Rodríguez (asesinada por una banda narcopolicial en 2011, cuando ella tenía 11 años), Marisa, la madre de Luna Ortiz (asesinada en 2017 a los 19 años). Participaron también integrantes de la Asamblea por un mar libre de petroleras, y de la multisectorial Ni un hundimiento más, creada por familiares del barco pesquero El Repunte, hundido en 2017.
Estuvieron además las hijas de Evangelina Sánchez, asesinada el 20 de noviembre pasado. Por el lado oficial se hizo presente la ministra nacional de Mujeres, Igualdad y Género, Ayelén Mazzina. El presidente Alberto Fernández no pudo asistir, y fue representado en el acto por una de sus asesoras, Raquel Vivanco, así como Yamila Zavala Rodríguez representó a Estela Díaz, ministra provincial de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual.

Marta, Guillermo, y una idea: “No nos podemos quedar en el dolor, el sufrimiento y que todo termine así. Nuestras hijas son la semilla». Fotos: Lina Etchesuri.
“Lucía está acá” dijo Marta durante su intervención, junto a la gigantografía con los ojos de su hija. “La perversidad de la justicia fue de tal magnitud… pero no pudieron con nosotros, que somos gente de la calle, y eso muestra que nadie nunca debe bajar los brazos”. Marta nombró y presentó a quienes fueron a compartir la inauguración formal de la casa y destacó que en los casos de femicidios no alcanza con la condena: “Siguen las vidas de quienes quedan, pero el Estado tiene que estar presente como tiene que ser. Que las hijas de Evangelina, por ejemplo, puedan tener comida, educación, que puedan cubrir sus necesidades básicas porque quedaron solas, criaturas enfrenando un mundo perverso de adultos. No es una dádiva, es un derecho el que hay que darles. Y organizados vamos a hacerlo” dijo mirando a dos de las hijas de Evangelina Sánchez.
Dijo también: “Esto va a ser un lugar de encuentro, de aprendizaje. Acá no terminó nada. Acá seguimos sin bajar los brazos para que crezca una esperanza de vida, de respeto y de derechos. Esto hay que hacerlo porque en el fondo lo que se quiere es que estemos desunidos. Si estamos desunidos, ganan ellos”.

Familiares de un pesquero hundido, El Repunte. Fotos: Lina Etchesuri.
“No nos podemos quedar en el dolor, el sufrimiento y que todo termine así. Nuestras hijas son la semilla. Jamás nos van a convencer de que somos unos negros de mierda. Somos mujeres y hombres trabajadores, que no son egoístas, gente que piensa que no somos el ombligo del mundo, sino que necesitamos comunidad para trabajar”.
Después fue el tiempo de las fotos, los abrazos y las lágrimas de tantos familiares, que por esta vez no fueron de tristeza sino que simbolizaron una puerta al futuro.

Fotos: Lina Etchesuri.
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