Los casos de cáncer por el uso del glifosato de Bayer-Monsanto siguen provocando pérdidas a la corporación en Estados Unidos: 4.000 millones de dólares en los últimos meses, por daños y resarcimiento. La estrategia empresaria de ocultamiento de información a los usuarios, la falta de controles de las agencias, los argumentos de las víctimas sintetizados en sus propias enfermedades. ¿Quién  puede decir basta? Por Anabel Pomar.

Décadas de pruebas demuestran que el glifosato está en todos lados. Investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata ya han advertido que los residuos de este herbicida con potencial carcinogénico están presentes, en diferentes concentraciones, en la lluvia que cae en el centro de ciudades, en el algodón, gasas, peces, en las lagunas bonaerenses, en distintos alimentos que consumimos, en todo nuestro sistema ambiental. 

Recientemente se agregaron a esas pruebas los resultados obtenidos en la provincia de Buenos Aires dentro del proyecto financiado por la Unión Europea,  SPRINT (Transición Sostenible de Protección Vegetal: Un Enfoque de Salud Global). El total de participantes argentinos muestreados tiene glifosato en su cuerpo. Un dato que continúa sin recibir ningún tipo de respuesta por parte de las autoridades sanitarias y que como única reacción provocó que el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), organismo participante como pata local del proyecto, lo abandonara oficialmente el pasado diciembre, antes del cambio de autoridades, censurando además la difusión de los resultados.

Estados Unidos no es la excepción en cuanto a los daños del agrotóxico, tema que ha sido judicializado. Esta es una historia cuyo inicio se remonta a 2018, y que continúa su curso pese al intento de Bayer (corporación alemana que compró Monsanto por 63 mil millones de dólares en 2018) de cerrar esos juicios a través de un acuerdo extrajudicial. De ese modo, en 2020 logró alejar de los tribunales unas 100 mil demandas con el pago total de unos 11 mil millones de dólares distribuidos entre quienes aceptaron esa compensación para no ir a juicio. Pero en Estados Unidos quedan pendientes 50 mil casos de personas que acusan a Bayer y Monsanto de enfermarlos de cáncer a través del glifosato, a sabiendas de su peligrosidad. En Argentina no se registra ni un solo juicio de este tipo. 

Lo maligno como diagnóstico

En los últimos meses, en diferentes casos y tribunales en EE.UU., la corporación fue sentenciada a pagar 4 mil millones de dólares. La última noticia se dio en el marco del caso “Carson v. Monsanto Company” que, tras idas y vueltas de apelaciones, terminó con un golpe a la estrategia empresaria.  

En su desesperado derrotero por ponerles freno a los juicios contra la marca Roundup, Bayer intentó una movida legal que se desmorona por estos días. Sus acciones han perdido el 70% de su valor desde que adquirió Monsanto, mientras la sentencia en el caso Carson y nuevas condenas la obligan a pagar multimillonarias sumas de indemnización a pacientes oncológicos. 

Bayer AG intentó ante la justicia que se desestimen los cargos en su contra alegando que si el organismo de control norteamericano autoriza el herbicida base de glifosato sin categorizarlo como cancerígeno y sin la obligación de ponerle un rótulo de advertencia, eso la libera de responsabilidades y de los reclamos por no advertir adecuadamente el riesgo por el uso del pesticida. En la sentencia con fecha 5 de febrero pasado, ese argumento fue rechazado por el Tribunal de Apelaciones de los Estados Unidos para el Circuito 11  que se negó a desestimar la demanda presentada por el Dr. David Carson, un médico de Georgia que afirma que el herbicida Roundup de Bayer AG le causó cáncer (histiocitoma fibroso maligno). 

La decisión del tribunal socavó la estrategia de defensa de Bayer, que buscaba cargar la culpa en las agencias federales que deberían regular el uso de este tipo de sustancias. Esto concuerda con las conclusiones de otros tribunales de apelaciones en casos similares, lo que complica aún más la posición legal de Bayer. La compañía esperaba un fallo favorable de la Corte Suprema para limitar su responsabilidad por el litigio Roundup, pero ese tribunal ha rechazado sistemáticamente las apelaciones de Bayer, manteniendo la puerta abierta a demandas en curso y futuras.

La página oficial

“Salud para todos, hambre para nadie”, dice el eslogan en la página oficial en Internet de Bayer Global donde pueden encontrarse los últimos casos judiciales que perdieron.  Allí resumen, dentro de un sitio especial, todo lo relacionado con el “Roundup trial” (juicio al Roundup). Junto a las condenas figuran también los casos que lograron que fueran desestimados, pero los que recibieron condena demuestran cómo falla el eslogan publicitario. 

El 26 de enero de 2024, un jurado del Tribunal de Apelaciones Comunes de Filadelfia falló a favor del demandante en el juicio de John McKivison y le otorgó 250 millones de dólares en daños compensatorios (por los gastos médicos, salarios y trabajo perdidos, dolor, angustia, sufrimiento, relaciones dañadas, pérdida del disfrute de la vida, etc.), y 2 mil millones de dólares en daños punitivos (que implican un castigo específico para el demandado por su imprudencia y negligencia).  

McKivison, un hombre de 49 años diagnosticado con linfoma no Hodgkin, alegó que su cáncer fue el resultado de dos décadas de uso de Roundup en su propiedad. La decisión del jurado subraya la opinión de que el herbicida es un producto defectuoso, destacando la negligencia de Monsanto y el ocultamiento sobre los peligros del producto.

El 5 de diciembre de 2023 un jurado del Tribunal de Apelaciones Comunes de Filadelfia falló a favor de la demandante Kelly Martel, enferma de linfoma no Hodking, y le otorgó 500.000 dólares en daños compensatorios y 3 millones de dólares en daños punitivos. En este caso, junto a Monsanto también fue condenada la empresa química transnacional Nouryon , que en Argentina es conocida por su fábrica (ex Akzo Nobel) en San Lorenzo, Santa Fe. El jurado concluyó que Monsanto era responsable en un 92,5% de las lesiones de Martel y Nouryon en un 7,5%.

El 17 de noviembre de 2023, un jurado en el condado de Cole, Missouri, falló a favor de los demandantes, enfermos de linfoma no Hodking, Jimmy y Branda Draeger, Valorie Gunther y Dan Anderson. Les otorgó 61,2 millones de dólares en daños compensatorios y 1.500 millones de dólares en daños punitivos. El veredicto declaró responsable a la empresa estadounidense Monsanto por defecto de diseño, falta de advertencia y negligencia en la comercialización de productos Roundup a base de glifosato. 

Condenas previas

Estas tres condenas a Bayer/Monsanto se suman a las que recibió en 2023. El pasado 31 de octubre, un jurado de San Diego, en California, falló a favor de Michael Dennis, diagnosticado con una forma rara de linfoma no Hodgkin, y dictaminó que fuera compensado con 332 millones de dólares: 7 millones en daños compensatorios y 325 millones en daños punitivos. El veredicto confirma que Monsanto conocía los riesgos cancerígenos del glifosato y que ocultó esta información para proteger sus ventas. 

Por su parte, en el Tribunal de Apelaciones Comunes del Condado de Filadelfia, el viernes 27 de octubre, un jurado le ordenó a Monsanto pagar 175 millones de dólares –25 millones en daños compensatorios y 150 millones de dólares adicionales en daños punitivos– a Ernest Caranci de 83 años, quien también sufre de cáncer LNH.  

Poco antes, el 20 de octubre, en la tierra natal de Monsanto, St. Louis, Missouri, un jurado halló culpable a Bayer AG  y la condenó a pagar 1,25 millones de dólares en daños y perjuicios al demandante John Durnell, diagnosticado con linfoma no Hodgkin en 2020 y usuario del Roundup desde 1996. Otra vez: la empresa sabía, pero ocultó los datos para privilegiar sus ventas.  

Durante el transcurso de ese juicio, los abogados del demandante sostuvieron que el ingrediente principal del Roundup, el glifosato, es un carcinógeno tóxico pero la formulación final es un cóctel venenoso aun más grave por la presencia de cancerígenos conocidos como el 1-4 dioxano, NNG (N-nitroso glifosato), formaldehído y arsénico.

Las condenas enumeradas se suman a las sentencias firmes a favor de los demandantes, en el inicio de todo el litigio Roundup: los casos Dewayne “Lee” Johnson, en 2018; Ed Hardeman; y el matrimonio Pilliod, ambos en 2019.  

Negocios son negocios

William N. (Bill) Anderson asumió el cargo de presidente del consejo de administración (CEO) de Bayer el 1º de junio de 2023. A menos de un año de asumir, Anderson no da señales de tomar otro rumbo. En declaraciones de prensa, el pasado 9 de febrero, descartó un cambio en la estrategia legal de Bayer para los casos de Roundup, y volvió a asegurar que el producto es seguro. La próxima reunión de accionistas, la primera del año en curso, prevista para este marzo, puede ser el lugar de expresión del descontento interno que no se ventila públicamente. 

(A la memoria del científico Damián Marino, fallecido en diciembre de 2023).