El encuentro se promocionó como un “apapache” para que niñas, niños y niñes se diviertan, jueguen, pinten y encuentren la propia tribu. Fue un éxito que incluyó música, comida sana y lecturas como una invitación a estar orgullosxs de ser quienes somos. Hubo un mensaje especial para las y los adultos: poner corazón. Por María del Carmen Varela.

Enormes burbujas de vida efímera explotan en el aire, algunas caean solas y desaparecen antes de tocar el piso, otras son interceptadas por las manitos inquietas de las niñeces que se acercaron al 1° Festival para Infancias Libres y Todo Tipo de Familias: Jugando bajo el Arcoiris, organizado por La banda de les Mostres, Futuro Trans Asociación Civil, Mostrate Mostre de Fufú Radio y docentes y profesionales dedicadxs al acompañamiento de las infancias.

El encuentro tuvo lugar en MU Trinchera Boutique, el espacio cultural de cooperativa lavaca y contó con juegos cooperativos, taller de fanzines, lectura de cuentos y música en vivo. Susy Shock, Garnier, Giancarlo Scrocco, Amarella, Sofía Diéguez, Lelé, Vito, Luz Ventura y Euge Carla fueron la banda artística que le puso color a la tarde de domingo y provocó sorpresa y sonrisas en el público infantil. 

El mundo del revés

Desde hace largo tiempo La Banda de les Mostres viene soñando con este festival que finalmente pudo concretarse un día después de la primavera. Integrada en este momento por Garni, Giancarlo (Yanca), Vito y Lelé, el grupo le habla al público infantil desde la diversidad, con música, teatro, títeres y letras que cuestionan la heteronorma para crecer sin violencias. Las niñeces bailan, cantan y aprenden y les adultes repiensan sus costumbres, mandatos y maneras de relacionarse con las infancias. Con la alegría como bandera, la banda propone un viaje a la construcción de la propia identidad. 

De vestido azul con lunares blancos y un girasol como prendedor, la payasa Amarella recibió a cada una de las infancias y organizó los primeros juegos: un balde burbujero llenó la sala de pompas de jabón, pañuelos de colores arrojados al aire, platos chinos que no paraban de dar vueltas y sus palabras que invitan a animarse: “Cualquier cosa que inventen, va a estar buenísimo. Prueben”. 

Terminada esta primera instancia lúdica, les niñes se ubicaron en las mesas para poner manos a la obra en el taller de fanzines a cargo de Lucía Aita y Camila Mack de Editorial Muchas Nueces, colectivo autogestivo de creación de obras literarias y artísticas dedicada especialmente a las infancias. Los pequeños cuadernos de colores se conviertieron en soporte para las historias que inventaron a partir de las consignas. Las figuras para cortar y pegar actuaron de disparadores para tirar del hilo de la fantasía. 

“El mundo del revés” –quizás inspirado en la realidad local– fue el título que una infancia escribió en la tapa de su fanzine. Hubo historias de perritos, de extraterrestres que atendían un restaurante y uno temático del club Vélez Sarsfield, entre otros relatos. Cuando les niñes estaban terminando sus narraciones sobre el papel, Giancarlo presentó a Gianquita, su alter ego reproducido en títere. “Es mi niñez”, aclaró, y pidió formar una oruga, es decir, una fila para bajar las escaleras y sumergirse en el Bosque de los Cuentos. 

La oruga y la desobediencia

Con sonido de pájaros y árboles proyectados en las paredes, esperaban a les niñes las tres Travas Madrinas: Susy Shock, Luz Ventura y Euge Carla. Alrededor de un fogón de cartón, se inició la ronda de cuentos. El fogón es de mentira, no quema, aclaró Euge. No importa, respondió Vera, de 3 años, y se sentó cerquita. El primero, “El dibujo de Eloy”, fue contado por Eugenia: Eloy amaba dibujar con sus crayones, encontró un crayón con un color nuevo y con él hizo el mejor dibujo que había hecho hasta ese momento. Contento salió a mostrarlo pero no obtuvo los elogios que esperaba. Cuando quiso borrar su dibujo, se sorprendió al escucharlo hablar. ¡No me borres! Eloy aprendió entonces que cada persona tiene su color y que es su tarea descubrirlo y compartirlo. Susy leyó un cuento de Mauricio Martinez Sasso: “La verruga de la oruga”. Refiere a la oruga Mariela, quejosa por la verruga en su panza. ¿Por qué a mí? La naturaleza le respondió que eso formaba parte de un plan mayor que hacía que cada unx tuviera su verruga. Mariela tuvo una tranformación y de oruga pasó a ser un hermoso mariposo. La verruga se transformó en un par de antenitas. Con alas azules y doradas con pintitas rojas, cambió su nombre por Dante. Si tuviéramos la posibilidad de reinventarnos, ¿seguiríamos haciendo lo mismo? preguntó Susy. ¡No! respondió intuitivamente una pequeña infancia. ¿Cuál sería nuestra verruga? Le siguió la bruja Luz, vestida de negro, con gran sombrero en punta, quien preguntó edad promedio de les adultes en la sala. Veinticinco, gritó alguien. ¡De monotributistas!, sugirió Susy. Luz dedicó el cuento a niñes y adultes con corazón de niñe: una travesti vivía en una casita con su mamá y papá, se encerró en una habitación mágica y allí le sucedieron una serie de aventuras extraordinarias. Se puso los anteojos que la ayudaban a soñar y sonó la música de los Power Rangers, de los Caballeros del Zodíaco y la canción Malísima, de Chiquititas. Bailaron y cantaron bruja, niñes y adultes.

Luego llegó el turno de la música en vivo y la actriz y cantante Sofía Diéguez trajo canciones de la animadora infantil brasileña Xuxa, quien en los 80 y principios de los 90 fue un verdadero boom en el público más pequeño. “No hay algo más lindo que el arcoiris –argumentó Sofía– que tiene todos colores diferentes. Esto es lo que tenemos que lograr como comunidad independientemente de la manera de pensar, del partido político, del género, de lo que sea, tenemos que ser mejores como seres humanos. Lo que falta es amor. Como dice Susy, la manera de combatir siempre es con amor. Abracen a las infancias, aunque no las entiendan, como dice Gaby Mansilla, primero abrazar y después preguntar. Porque una infancia abrazada crece siendo un adulto menos roto, digo menos porque es difícil no rajarse cuando vamos creciendo, pero si fuiste abrazado vas a ser un adulto más amoroso. Celebremos la diversidad”. Le siguió Lelé, el profe de música, quien cantó La canción del tiburón y Yogurcito. 

El cierre estuvo a cargo de La Banda de les Mostres, con Vito en bajo, Lelé en guitarra y Garni en voz. Yanca arrancó hablándoles a las niñeces: “Usen sus propios colores, los que más les gustan. A veces los adultos se equivocan un montón”. 

El primer tema fue Mariposas libres: “Podés venir, ayudame a construir un mundo así. Yo sé que sí. Vamos a volar como mariposas libres y sentir que aquí todo es posible”. Yanca bailaba con sus alas de colores y les niñes saltaban alrededor. Garni tomó el micrófono y aseguró: “Este recital es un viaje por la identidad, chiques, súbanse a su monopatín, a su bicicleta, o vengan en silla de ruedas, porque la vida es un viaje, que nadie interfiera”.  Oliva, una títere multicolor, dedicó un poema al auditorio de todas las edades: “Me he transformado en volcán, me he transformado en lluvia, en viento huracanado, en tierra fértil, en árbol fuerte, en fruta fresca, en grito de batalla, me he transformado en pájaro que deja de ser jaula y se entrega al vuelo de la transformación, me he transformado, sigo mi propio deseo, ni el de mamá, ni el de papá, ni el de ningún adulte, el mío, y como dice mi Hada Trava Madrina Lohana Berkins, si alguien te dice con qué o no jugar, sé desobediente, si alguien te dice con qué o no vestirte, sé desobediente, si alguien te dice cómo te tenés que sentir: ¡Furia Travesti!”.

Oliva se despidió con un mensaje para todxs, especialmente para lxs más grandes: “Adultxs, planten árboles, cuiden los bosques, todo está al rojo vivo. Purifiquen las aguas, limpien el aire y a otra cosa mariposa. No proyecten en las infancias sus enojos, sus deseos y sus expectativas y como dice Susy Shock, sepan leerles sus alitas, no hay que saber tanto, solo poner corazón. Para ser una nueva humanidad mucho más amorosa, empática y menos enojada, cuando vayan a casa vayan pensando ¿Cómo podemos hacer?”.

Y ahí arrancó la canción, con esa pregunta: “¿Cómo podemos hacer?”

La respuesta: “¡Con un abrazo!”.