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Lo que Loan nos hace ver

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MU en Corrientes. ¿Qué hay detrás de la desaparición de este niño de 5 años, ahora que los medios ignoran el tema? Viajamos para ver, hablar y registrar lo que dicen la familia, el pueblo y los funcionarios. La compra de niños, la sombra del (narco) tráfico, la pedofilia y la impunidad, algo corriente. Las infancias en peligro, lo que la ausencia de Loan nos revela, y la pregunta: ¿dónde está? Por Francisco Pandolfi.

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La imagen de Loan presente en cada movilización y en cada rincón de su pueblo. Fotos: Juan Valeiro

La bienvenida a 9 de Julio la da Ramona, una vecina que vive en una casa bajita, como todas las que conforman este pueblo correntino de casi 3 mil habitantes. Ramona acompañó a la familia Peña desde el 13 de junio de 2024, cuando Loan desapareció. Cuando a Loan lo desaparecieron de esta tierra tranquila, o que se percibía tranquila, a 200 kilómetros al sur de la capital provincial y a más de 750 de la ciudad de Buenos Aires. Ramona cocinó para quien lo necesitara en aquellos primeros días, que se hicieron semanas y luego meses. Y también brindó su casa para albergar a periodistas que no tenían dónde dormir. Una casa desde la que se puede ver nítidamente el sistema de producción imperante en la región. La imagen impacta: al frente –a cien metros– y al lado –pegadísimo a su terreno, a menos de diez metros–, una serie de tendales protegen las plantaciones de morrones, mientras se desprotege a toda la localidad: “Acá tiran veneno como si no viviéramos al lado”, resume la dueña de casa sobre los agrotóxicos, una de las tantas problemáticas que parecen sumarse, y que aparece a simple vista. 

Así será todo en 9 de Julio.

Ramona ubica, pone en contexto: “El pueblo siempre fue un lugar muy tranquilo, donde uno puede decir sin miedo a equivocarse: ‘Si me acuesto a dormir en la vereda, voy a amanecer en la vereda’. Esto se perdió. Lo que pasó con Loan destapó un montón de cosas que pensábamos que no existían acá, o que no estaban visibles, o que no asociábamos quizá por ingenuos. Creíamos que éramos el pueblo sin corromper, pero lo escondido salió a flote”.

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¿Por ejemplo?

Lo que pasó con María Victoria Caillava, de las primeras detenidas. Era la directora de Producción del municipio y se había ganado la confianza de la gente, hasta que de repente un balde de agua congelada nos cayó en la cabeza a todo 9 de Julio. Las pruebas demostraron que Loan estuvo en su auto y ahí entendimos que estuvo operando a la espalda del pueblo, haciendo su negocio sucio detrás de vaya a saber cuántos inocentes. Es tremendo pensar que convivimos con una persona así.

La verdadera bienvenida a 9 de Julio, a minutos de haber arribado, no la da esta geografía donde el tiempo se siente detenerse y la siesta parece ser una condición innegociable para vivir acá. Tampoco la dan los caballos y las vacas que andan por las anchas veredas recubiertas de pasto y por las anchas calles sin asfaltar. 

La bienvenida nos la da Ramona al hacer esa pausa. Y sobre todo cuando decide continuar el relato. “No sé si fue por inocente o porque una quiere pensar que todo está bien y más en un pueblo tranquilo como este, pero nunca había asociado que ella tuviera que ver con lo que me pasó a mí. Nunca, hasta la desaparición de Loan”.

¿Qué es lo que le pasó, Ramona?

Caillava era la interventora del pueblo (ocupó ese cargo de 2005 a 2007) cuando un día mi mamá me avisó que “la cordobesa”, una vecina que vivía acá cerquita, nos había invitado a almorzar. Llegamos y me dijo sin rodeos: “Está todo arreglado con tu mamá, ya tenemos los papeles. Tus hijas mellizas se quedan conmigo. A cambio, esta casa es tuya y ese auto que ves en la puerta también”. Me levanté, les dije que mis hijas no estaban en venta y me fui. Pese a los rumores que vinculaban a Caillava con la venta de chicos, nunca lo hubiera imaginado ni tampoco lo había asociado con mi caso. Vaya a saber a cuántas mujeres les hizo lo mismo.

Ramona tiene 44 años y dos hermanos. “Mi mamá nos regaló a los tres. Tanto mi hermana como yo sufrimos un montón de cosas, incluso abusos. Eso también era muy común en esta zona”. Cuando cumplió los 14, su mamá la obligó a juntarse con un tipo de 28. Lo que les pasó a ella y a sus hermanos –describe Ramona– no era la excepción, sino algo normalizado en 9 de Julio. “Mis primas sufrieron lo mismo. Por un lado, dejaron que se las lleven hombres mucho más grandes. Una tenía 12 cuando la juntaron con un tipo 20 años mayor. A su hermana, cuando tenía 8, el padre la obligaba a ir con un tipo todas las tardes a una cañada que había acá cerca. Ese tipo le pagaba a mi primita después de hacerle lo que se imaginan, y ella iba y le llevaba la plata a su papá. Esto era común. Los que más plata tenían se abusaban de la pobreza, de las necesidades que sufríamos otros”.

Ramona dice, con los ojos mojados, que el caso de Loan vino a revivir su infancia. “Siento que es como mi hijo, cuando escucho su nombre parece que me están clavando algo”.

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Un vecino de 9 de Julio junto a su caballo reflejan parte de la cotidianidad de un pueblo.

Loan

Loan Danilo Peña. 

5 años, desaparecido desde el 13 de junio de 2024.

Loan, 26 kilos, 90 centímetros.

Loan, inquieto, hiperactivo.

Loan, cantante, bailarín de chamamé y folklore. 

Loan, músico, apasionado del acordeón. 

Loan, fanático de jugar a la pelota, de andar en bicicleta, de montar su caballo. Loan, amante de las plantas, de regar su huerta, de tocar la tierra.

Loan.

Un nene.

Un nene de 5 años que nos muestra un pueblo, una provincia, un país, un mundo. Nos lo enseña en retazos, en fragmentos, en capítulos, en un rompecabezas al que le falta una pieza hace más de 100 días.

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Fernando Morales, segundo al mando de la comisaría de 9 de Julio: “Desde el día uno hubo muchos errores”.

Entre fronteras

9 de Julio se ubica en el centro oeste de Corrientes, una provincia limítrofe de otras cuatro y rodeada de tres fronteras internacionales: Santa Fe y Chaco, al oeste; Paraguay y Misiones, al norte; Brasil y Uruguay, al este; y Entre Ríos, al sur. A todo el oeste y el norte correntino lo atraviesa el Río Paraná. A todo el este, el Río Uruguay. A 9 de Julio lo cruza al medio la ruta nacional 123, que cubre casi la totalidad del ancho provincial y por la que en dos horas y media se alcanza la frontera con Brasil. No es la única vía de rápido escape: a 15 minutos del pueblo está el acceso a la ruta nacional 12, que en dirección al norte llega hasta la triple frontera entre Misiones, Paraguay y Brasil.

Ni las entradas y salidas del pueblo, ni las fronteras de la provincia se cerraron en las primeras y vitales horas tras la desaparición de Loan. La policía, la justicia y el gobierno provincial decidieron no hacerlo.

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Hilda Presman, referente de derechos humanos de Corrientes: “El poder tuvo voluntad de embarrar la cancha”.

Caso testigo

El 5 de junio de 2014, una década antes de la desaparición de Loan, en Corrientes capital secuestraron a una beba de dos años. No era cualquier beba. Era la nieta de Jorge Goitia, dueño de Casinos Litoral S.A, emporio de casinos y hoteles. El juez Carlos Soto Dávila, que tomó el caso al instante, ordenó un cerrojo para que no sacaran a la nena de Corrientes e incluso de otras provincias. El robusto operativo desplegado de inmediato tuvo una inmediata consecuencia: la beba fue devuelta a las 5 horas.

Loan no tuvo esa suerte.

En las primeras 24 horas no se aplicó la Alerta Sofía (sistema de emergencia en la que se difunde en forma masiva la búsqueda de una persona), ni el sistema de búsqueda de personas. Tampoco se pusieron retenes en el pueblo ni en toda la provincia, ni se dio alerta a Vialidad para hacer un control exhaustivo en las rutas.

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En la única plaza que tiene el pueblo también se pide por Loan.

Desaparición e investigación

El jueves 13 de junio pasado Loan fue con su papá José a visitar a la abuela Catalina, en el paraje rural Algarrobal, a las afueras de 9 de Julio. Tuvieron un concurrido almuerzo familiar junto a su tía Laudelina Peña, la pareja Antonio Benítez y sus tres hijos: Macarena y dos menores. Su prima política Camila Núñez, que fue con su nena. Y dos matrimonios más: Daniel Ramírez y Mónica del Carmen Millapi (pareja amiga de los tíos de Loan); María Victoria Caillava (funcionaria municipal y amiga de la abuela de Loan) junto a su marido Carlos Pérez (capitán de navío retirado de la Armada). Luego de la comida, Benítez, Caillava y Ramírez fueron junto a Loan y los otros nenes a juntar naranjas.

En ese momento, Loan desapareció.

Juan Carlos Castillo y Guillermo Barry, de la Unidad Fiscal de Goya, fueron los fiscales que iniciaron la investigación y ordenaron las primeras detenciones tras considerar que Caillava y Pérez, con la complicidad de Benítez, Ramírez y Millapi, habían secuestrado a Loan en el camino al naranjal, lo cargaron en la camioneta del marino, y que luego lo pasaron al auto de Caillava y se lo llevaron. Todo gracias al encubrimiento del comisario del pueblo, Walter Maciel. El 24 de junio la justicia correntina se declaró incompetente y la causa pasó a la justicia federal. Con la jueza federal de Goya, Cristina Pozzer Penzo, a cargo de la investigación, la tía Laudelina quedó presa tras su declaración. Casualidad o causalidad, las siete personas detenidas viven en un radio de 300 metros. Todas continúan presas en la causa principal por “sustracción y ocultamiento de un menor de 10 años”. Ninguna confesó nada que haya servido para encontrar a Loan.

En una causa paralela, y a tres meses de la desaparición de Loan, la jueza determinó el encarcelamiento de otras diez personas por “obstrucción de la investigación”, la mayoría vinculadas a la Fundación Lucio Dupuy, ONG cuyo declarado propósito es combatir el maltrato y el abuso infantil.

Hasta el momento hubo más de 4.000 llamadas a la línea 134 del Ministerio de Seguridad para reportar información de personas desaparecidas, pero ninguna de las pistas derivó en un resultado positivo. No hay ninguna noticia sobre el paradero de Loan.

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La policía, en la mira

Fernando Morales está a cargo de la comisaría de 9 de Julio. Es el segundo al mando, debajo del comisario Lencina que está de franco. Tiene 36 años y llegó desde Paso de los Libres cuando “removieron a todos los que estaban antes por lo que pasó en el caso Loan”. El primer barrido fue Walter Maciel, el ahora ex comisario que continúa preso por encubrimiento. En su despacho Morales dirá sobre el accionar de Maciel: “Desde el día uno hubo muchos errores”. Luego explicará los porqué: “Por un lado, el cerrojo de seguridad que no se hizo en el pueblo y en la provincia. Por el otro, a todos los que estuvieron en el almuerzo debieron apresarlos y que quedaran incomunicados desde ese mismo día. A todos se les debió secuestrar el celular el 13 de junio”. También dirá: “Era algo tan fácil, tan simple de resolver”.

¿Por qué no se hizo entonces?

La codicia, el poder. La criatura se perdió a las dos de la tarde y en teoría Maciel dijo enterarse a las cuatro. Ahí mismo la policía debió iniciar el oficio; acá lo llamamos el preventivo, que es la denuncia. Por lo que se ve en nuestro sistema interno, lo que debió hacer al instante lo hizo al otro día y ahí recién se enteró todo el mundo. El preventivo motoriza a que se inicie una causa penal, ya con el involucramiento del fiscal. ¿Qué pasó en este caso? Todos los que estuvieron en el almuerzo se fueron como si nada y pudieron planificar lo que quisieron.

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Su nombre y su cara están en todo 9 de Julio. El intendente dijo: “Hay muchos involucrados con esta porquería”. Luego decidió callarse la boca.

Despiste

Son las 2.15 de la madrugada del 14 de junio de 2024. Loan desapareció hace doce horas. La gente del pueblo y de los pueblos cercanos sigue llegando al Algarrobal para ayudar en la búsqueda monte adentro. A las 2.15 de aquel día se escucha un grito de alegría, de emoción, que va pasando de boca en boca, de llanto a llanto: “Apareció Loan”. Laura es de las pocas voluntarias que tiene el raquítico cuerpo de bomberos de la localidad. Está ahí, en esa madrugada de angustia. 

Y tres meses después, parada en la puerta de su casa, recuerda: “Cuando gritaron que lo habían encontrado con vida, empezamos a saltar, a festejar y a abrazar a María, su mamá, que minutos antes repetía que su hijo ya no estaba ahí, que se lo habían llevado. Cerquita nuestro había unos policías que ratificaron la noticia: ‘Es verdad, nos lo acaba de confirmar el jefe (el comisario Maciel) por celular, lo encontraron’. María escuchó y se largó a llorar de la emoción. La gente empezó a volver del monte, contenta; era impresionante la cantidad de personas que había. Al rato apareció Maciel junto a Báez (el Jefe de la Unidad Regional de Goya) y como si nada preguntaron ‘¿dónde está Loan?’”.

–¡Ustedes  tenían que traerlo!– gritó un vecino.

–Bueno, bueno, hay que chequear la información la próxima vez– respondió Báez.

María Noguera, la mamá de Loan, se volvió a descomponer.

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En la casa de Loan hay una habitación que ya antes de su desaparición había sido destinada como santuario. Ahora, en esa sala se multiplicaron las vírgenes y los santos, y los rezos por su aparición.

El comisario Maciel

¿Con qué prontuario llegó Walter Maciel a ser el comisario de 9 de Julio? Subcomisario en las localidades correntinas de Monte Caseros y Mercedes, el 29 de enero de este año lo premiaron al nombrarlo comisario. De Monte Caseros fue eyectado luego de que la oficial Diana Yardín lo denunciara por abuso sexual. No lo separaron de la fuerza: lo enviaron a la seccional de Mercedes. En medio de un manto de silencio, la periodista Griselda Blanco mantuvo el tema a la luz hasta que fue asesinada en su casa de Curuzú Cuatiá, en mayo de 2023. Sin embargo, a Maciel, el denunciado por la periodista, lo subieron de escalafón y se estrenó como comisario en 9 de Julio. Llegó en febrero y en mayo sus ex compañeros de la comisaría lo denunciaron por abuso de poder.

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El reemplazo

La policía de Corrientes, con la venia del Ministerio de Seguridad, designó al comisario mayor Raúl Rodríguez, que duró una semana en su flamante puesto. Cuando Stella Maris se enteró, decidió hacer público lo que había callado más de 20 años. Desde la localidad correntina de Lavalle, cuenta: “Siento que volví a mi infancia y a mi adolescencia. Ahora tengo 32 años y desde los 11 a los 15 la policía de Lavalle me secuestró y me abusó sexualmente. Volví a remover todo, a desconfiar de la gente. El caso de Loan me atravesó por todos lados, pero yo tuve la suerte de volver a mi casa. La monja Martha Pelloni me rescató y mi caso fue uno de los que motivó a que ella comenzara con la Red de Infancias Robadas. Yo sabía que hablar me iba a traer problemas, que iba a volver a caer en depresión, pero no podía callarme y aceptar que otro hijo de puta estuviera al cuidado de la gente como comisario de 9 de Julio. Rodríguez era oficial de la comisaría de Lavalle cuando a mí me atacaron sistemáticamente”. 

Con la voz entrecortada del dolor, cierra: “A partir de que conté esto, se abrió una causa y ya fui a declarar a la fiscalía de Goya. Justamente Goya, donde trasladaron a Rodríguez a atender los llamados del 911”.

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Radiografía correntina

Nilda Presman es una de las referencias de los Derechos Humanos de Corrientes. Lleva en el cuerpo décadas de lucha contra la violencia institucional, en sus diversas formas. Abre la puerta de su casa en la capital provincial, a un par de cuadras del Río Paraná, y diseña con su voz una radiografía del poder político: “Yo no puedo asegurar qué pasó con Loan, obviamente, pero está claro que el poder tuvo la voluntad política de embarrar la cancha desde el minuto uno, de lo que resulta que hoy el caso esté en un punto muerto, de irresolución. Nada nos extraña de lo que pasa, porque estamos acostumbrados. Para analizar la desaparición de Loan hay algunos datos de la historia institucional y represiva de Corrientes a tener en cuenta, debido al entrecruzamiento de la policía, el poder político y el judicial que viene de larga data”.

Un hito en la línea de tiempo: “El punto clave fue la intervención de los tres poderes que hubo en la provincia entre 1999 y 2001. Se removieron todos los jueces y los nuevos fueron puestos por la intervención, encabezada por Ramón Mestre y Oscar Aguad. Desde esa intromisión externa hubo toda una línea de jueces promovidos y nombrados por el Poder Ejecutivo, adictos a una gestión gubernamental que desde hace 25 años comanda la Unión Cívica Radical” (Ricardo Colombi –2001/2005–; su primo Arturo Colombi –2005/2009–; la vuelta de Ricardo Colombi –2009/2017; y el gobernador actual Gustavo Valdés, desde 2017).

Agrega: “Este sistema enquistado no solo explica la impunidad sino también los enroques que se dan en los tres poderes y también en la policía. La trayectoria de Maciel es emblemática de cómo funcionan la policía y la política. Maciel era un agente del interior, que le resolvía cuestiones de poca monta al intendente de Monte Caseros. Cuando hay denuncias contra algún oficial siempre quedan trancadas judicialmente y nunca hay apartamiento, ni retiro ni exoneración. Solo cuando hay demasiada visibilización de un hecho, se lo traslada a localidades más chicas. Así llegó Maciel a 9 de Julio. Por su parte, el intendente de Monte Caseros hoy es el ministro de Planificación de Corrientes, porque la cadena de encubrimiento, de protecciones y de complicidades nunca se corta”.

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El gobernador

José Peña trabaja como changarín en la cosecha de frutillas, tiene 25 años, un hijo de 3 y es uno de los siete hermanos de Loan. Recibe a MU en su casa, ubicada casi al final de la zona urbana de un pueblo con menos de 70 manzanas. Es una casa que desde el 13 de junio cambió su fisonomía. El alambrado del frente ya no está vacío: luce lleno carteles que exigen “justicia” y “que aparezca Loan”. Tampoco estaba esa cartulina blanca pegada en una de las paredes del patio, que resalta por sus letras negras y por su contenido: 

–“No a la corrupción”. 

Y también se transformó esa pieza que la familia hace tiempo ya había establecido como santuario y desde que Loan no está se atiborró de más vírgenes, de más santos, de más velas. Entre medio, un cartelito solitario: 

–“La fe mueve montañas”.

Con una oración, José sintetiza el obrar del gobernador Gustavo Valdés: “Cuando necesitábamos realmente que viniera, no vino”. Al cierre de esta edición, los padres de Loan presentaron un escrito al Poder Judicial denunciando a Valdés, al vicegobernador Pedro Braillard Poccard y al ahora ex ministro de Seguridad Buenaventura Duarte por “mal desempeño”, exigiendo su juicio político frente a la falta de respuestas del gobierno. En esa mala praxis, los padres de Loan subrayan dos tweets que Valdés subió el 29 de junio por la mañana a su cuenta de X:

“Se ha dado un gran paso en la resolución del Caso Loan”. 

“Laudelina declaró tanto ante la Fiscalía General como ante la Fiscalía Provincial de Corrientes, y habría narrado cómo fueron los hechos del Caso Loan”.

Horas antes de las publicaciones de Valdés, la tía de Loan, Laudelina, había sido llevada a declarar de madrugada ante la justicia provincial –pese a que el caso ya estaba en manos del fuero federal– acompañada por su ahora ex abogado José Fernández Codazzi y por el senador provincial Diego Pellegrini, ladero del gobernador. Esa noche y en ese contexto, Laudelina declaró que Loan había sido atropellado por María Victoria Caillava y Carlos Pérez. Luego el gobernador Valdés escribió los tweets. Unos días después, Laudelina confesó que Pellegrini la había sobornado. Quedó detenida. Ni Valdés ni Pellegrini ni Codazzi fueron llamados a testimoniar.

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La actitud de Milei 

Pedro Cerdán es primo de los hermanos Peña. Vive en la ciudad de Corrientes y es uno de los que organizaron cada multitudinaria movilización que se hizo en la capital. Está sentado en el patio de su casa, en un barrio periférico. Pero su corazón no está ahí. Dice que piensa en Loan todo el tiempo, desde que abre los ojos hasta que los cierra, en las pocas horas que concilia el sueño. De la tristeza pasa al enojo: “El gobierno provincial no hizo nada, no se movió, nunca dio la cara. Lo mismo el gobierno nacional. Patricia Bullrich vino a Corrientes y ni se acercó. Parte de la familia viajó a Buenos Aires y Milei no los quiso recibir. ¿Por qué? Que alguien nos explique el porqué. ¿El intendente de 9 de Julio? “Tampoco estuvo junto a la familia”. Del enojo, Pedro muta a la angustia: “Una criatura de 5 años tiene derecho a vivir, no le pueden hacer esto. Duele en el alma, te juro. Duele un montón”.

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El intendente

Hugo Sebastián Insaurralde es el intendente de 9 de Julio. Llegó a gobernar la localidad desde la alianza Sumemos, bajo el sello partidario de Unión Popular que en las últimas elecciones apoyó a Gustavo Valdés. Cuando Insaurralde habló, ni bien lo desaparecieron a Loan, no usó eufemismos. Sus últimas palabras públicas fueron a mediados de junio y dijo cosas como estas, relacionadas al narcotráfico y a la policía: “Todos somos padres y hoy nos toca vivir una situación que jamás vivimos. Pero no seamos hipócritas, hay muchos involucrados con esa porquería. Hoy tenemos un chico desaparecido, hay muchas aristas, pero desde hace tiempo y ahora también, le pedí a las autoridades que tomen medidas con respecto a la conducción actual de la comisaría”. También arremetió: “Hace años venimos advirtiendo algunas situaciones y parece que nadie hace nada. La ruta que atraviesa el pueblo, la 123, es una bendición, pero también un problema. Por acá pasan muchas cosas”.

Previo a viajar a Corrientes, nunca respondió los pedidos de entrevista. Ya en 9 de Julio, el silencio se mantuvo. En la puerta de su casa –que está en plena remodelación– su mujer lo excusó de no poder charlar. “Está con descompostura, pero mañana los va recibir a las 9”. Al día siguiente, Hugo Sebastián Insaurralde se arrepintió. Dijo que ya se había expuesto mucho. Que no iba a opinar nada. Ni de Caillava. Ni de Maciel. Ni del narcotráfico. Ni de lo incontrolable de la ruta 123. Ni de lo que pasa por estar tan cerca de las fronteras sin controles. Ni si tuvo presiones del gobierno de Corrientes para callarse. Al final de la charla en off, prometió que cuando se aclarara todo, “ahí sí” iba a volver a hablar.

Silencio

Al igual que Insaurralde, no aceptaron preguntas el viceintendente de 9 de Julio, Alberto González, y el concejal de la UCR Adrián Maldonado. Tampoco fueron respondidos los pedidos de entrevista a la jueza a cargo de la investigación, Cristina Pozzer Penzo, y al fiscal del caso Mariano de Guzmán.

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Refugio pedófilo

Durante la estadía en la provincia y en los días posteriores ocurrieron una serie de hechos que no se pueden obviar. El diputado de Misiones Germán Kiczka, prófugo de la justicia, acusado de pedofilia por tenencia y distribución de material de abuso sexual infantil, es encontrado en la localidad de Loreto, al norte de Corrientes. Pese a que Interpol había emitido una alerta roja para buscarlo en todo el mundo, el legislador del partido Activar –aliado de la Libertad Avanza– pudo salir de su provincia y refugiarse en el distrito lindero.

La referente de Derechos Humanos Hilda Presman asocia: “Yo no sé si habrá una vinculación directa entre el caso Loan y el de este diputado, pero sí hay un hilo conductor: la realidad socioeconómica y cultural de la zona, muy vulnerable, con mucha desprotección y falta de políticas sociales; con gobiernos clientelares y un patriarcado arraigado. Es muy similar la situación de Misiones y de Corrientes, con un ecosistema favorable para que las infancias sean presas fáciles de las mafias, ya sean de pedofilia, prostitución, narcotráfico. La zona NEA es la más pobre del país, donde hay más trabajo rural e infantil, donde hay más analfabetismo, más deserción escolar, más altos índices de repitencia, donde están todos los indicadores de mayor vulnerabilidad”.

A menos de una hora de Loreto, más al norte todavía, pegada a la frontera con Paraguay y cerca del límite con Misiones, está la localidad correntina de Ituzaingó. Allí vive María Valoy, que en 2013 desbarató en su ciudad una red de pedofilia que integraban un juez, un comisario y un sacerdote. Más de una década después, nada cambió. Cuenta: “Estoy acompañando a una víctima de explotación sexual acá en Ituzaingó que es testigo de una red de pedofilia que involucra a políticos, policías y muchas personas del poder”. Valoy, que actualmente es concejal, denuncia: “A fines de agosto, un hombre intentó meter en un auto a mi hija de 14 años. Pudo escapar, pero le dijo que tenía un mensaje para mí. Sé que quieren generar terror y desesperanza, pero somos más las personas que queremos un país donde no se roben a nuestras infancias”.

En los primeros días de septiembre, en la misma Ituzaingó, fue detenido Sixto Omar Fernández, político que comandó el Partido Liberal durante casi veinte años, por ser parte de una “red de explotación sexual y pedofilia”.

Mientras tanto en Argentina…

Ana Llobet es la presidenta de Missing Children, organización que ayuda a buscar a las infancias. Dice que hubo un antes y un después de la desaparición de Loan. Que se contactaron de provincias que jamás habían recibido denuncias, como Río Negro y San Juan. Que están recibiendo una “catarata de llamados sobre chicas y chicos perdidos”. Dice que en Misiones, donde tienen un convenio, después de lo de Loan “todos los días se pierden chicos, cuando antes nos avisaban de uno cada tanto”. 

¿Por qué? “Hay preocupación por los protocolos, porque si no se siguen rigurosamente puede pasar lo de Loan”. Detalla: “El caso de Loan es especial por la edad, por el lugar geográfico donde se perdió y por el contexto de corrupción que rodea su desaparición. La primera persona que estuvo a cargo de la investigación (el comisario Maciel) está presa porque tardó 24 horas en activarse la Alerta Sofía, que se logra cuando la justicia lo pide, o sea el fiscal o el juzgado que interviene en la causa manda el pedido al SIFEBU (Sistema Federal de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas, a cargo del Ministerio de Seguridad de la Nación) que lo activa. Loan desapareció el jueves al mediodía y nosotros nos enteramos recién el viernes porque un vecino nos mandó un mensaje. Ahí publicamos de inmediato, pero el impacto mediático se logró recién el domingo al mediodía. El sentido de la Alerta Sofia es que el país entero esté atento, en las fronteras, en migraciones, en todos los posibles lugares a donde el chico pudiera ser llevado y que la sociedad conozca esa cara y esté alertada. Eso no pasó. Hay algo que se llama la hora de oro. Si en esa primera hora hubieran activado los mecanismos necesarios, probablemente a Loan lo hubiesen encontrado antes de que se lo llevaran”.

Ana dice que desde 1999, cuando nació Missing Children Argentina, recibieron hasta el momento 18 mil denuncias de infancias perdidas, de las cuales aparecieron alrededor del 95%, en general al día siguiente o a los pocos días. Y que el resto (aproximadamente 900 chicos), pareciera que “se los tragó la tierra”.

Ana manifiesta otro problema: “No hay entrecruzamiento de datos en el país, o está muy mal hecho”. Cita un ejemplo: “Hace unos meses apareció el cuerpo enterrado de una NN. La identificaron como Aylén López, una chica que se había perdido hacía cinco años en Florencio Varela. Al día siguiente de su desaparición, en Florencio Varela hubo un accidente de trenes y una pareja falleció en las vías. Tardaron cinco años en darse cuenta de que una era esta chica, que se había ido con el novio. O sea, ni cotejaron las huellas”.

En las redes sociales del SIFEBU (Instagram, Facebook y X) la última publicación es de abril de 2022. “Buscamos a Tehuel De La Torre, de 21 años de edad al momento de su ausencia, visto por última vez el 11/03/2021 en San Vicente, Provincia de Buenos Aires”. El caso de Tehuel tuvo condena en agosto por homicidio. 

Para las redes del SIFEBU, Loan no está desaparecido.

Lo que no ven las cámaras

Plaza de Mayo, 16 horas. Concentración y marcha para exigir la aparición de Loan Danilo Peña. Hay una centena de personas que cantan: “Vivo lo llevaron, vivo lo queremos”. Que protestan en carteles: “Todo el poder de Corrientes es cómplice”; “Valdés culpable, hacete responsable”. Que gritan, con un megáfono, en dirección a la Casa Rosada: “Milei, queremos saber por qué no recibiste a los papás de Loan”. Y que se preguntan: “¿Dónde está Patricia?”. Que le hablan a Loan, en escritos: “Nuestro país te espera”. 

Para la movilización vino desde Corrientes José, el hermano de Loan. La gente le dedica palabras para bancar el ahora y lo que viene: “Fuerza, no bajes los brazos”; “Seguí luchando”. Y la gente, también, le pide fotos. Una, cinco, veinte, y muchas más, como si José fuera un rockstar. Pero José no es un rockstar ni un reconocido folclorista de la Mesopotamia. Es un chico correntino de 25 años, con un hermano desaparecido. Selfies y más selfies le piden (le exigen), que tan tímido como incómodo, acepta y agradece, porque qué otra cosa puede hacer un chico de 25 años correntino con un hermanito desaparecido, en el centro porteño y político de Argentina.

José empieza a caminar desde la Plaza de Mayo hasta el Congreso de la Nación. Lleva un cuadro en la mano, con la cara de su hermano. Una remera: “Todos somos Loan”. Y una bandera celeste y blanca enroscada en el cuello que cae sobre su cuerpo. Lleva, también, una mirada triste, perdida. Que ya lo acompañaba desde antes. Y que lo acompañará después.

En la caminata, se entona: “No se venden, los chicos no se venden”, en sintonía a lo que manifiestan cartulinas, hojas A4, banners: “Los chicos se protegen”. “Los chicos no se tocan”. Se canta una y otra vez, como un mantra: “Queremos a Loan, queremos a Loan, queremos a Loan”.

Se llega al Congreso. En una camioneta de alta gama, negra, espera sentado en el asiento del conductor Fernando Burlando, en ese entonces todavía abogado de la mamá de Loan. Burlando ve llegar a la movilización y lo ve llegar a José, con Loan en la remera, con Loan en la foto del cuadro que lleva en la mano, pero no se baja de su camioneta. Espera. Recién cuando se asegura que han llegado suficientes cámaras de televisión, ahí sí desciende. La gente lo vitorea, como si fuera un superhéroe: “Fernando, querido, el pueblo está contigo”. 

Y ahí va Fernando, que es Burlando, a enfrentarse con las cámaras; a entrelazarse con las cámaras. Va solo. Va sin José. No lo llama ni le dice ‘vení, que vos sos el hermano de Loan, hablá vos’. No, Fernando, que es Burlando, va con el pecho erguido al centro de las luces, de los flashes. Va, llega y habla solo. Y después de que dijo todo lo que quería decir, a José le dicen que vaya a su lado y entonces sí, ahí va José, que acepta y agradece y Fernando que es Burlando le da un abrazo que las cámaras toman justito unos segundos antes de apagarse, y de que Burlando se suba rápido a la camioneta, la ponga en marcha y se vaya sin mirar atrás.

Mientras tanto en 9 de julio…

Aunque en un principio está un poco reticente a hablar y la familia prefiere que lo evite, Julieta decide hacerlo. Primero toma algunos recaudos: pide el DNI y la credencial de prensa. Luego, aclara que no quiere salir en fotos ni que se grabe la conversación. Cuenta que tiene miedo. Que ahora todo el pueblo tiene miedo.

Dice que su marido viene de una familia donde a él lo regalaron, hace 32 años. Y que “la venta de niños acá siempre fue algo normal”. Casi sin mediar silencio, aclara: “No digo que sea lo normal, digo que acá se cree que es lo normal”. Explica Julieta: “Antes, muchas familias que no tenían un buen pasar económico les daban sus hijos a otras que sí podían criarlos, fueran de su propia familia o no. Saber que ese es ‘criado de la fulana’, es normal acá. Ese mecanismo en algunos casos se transformó en un negocio, que lo permite el desastre económico en el cual vivimos”.

Julieta plantea que en 9 de Julio no hay trabajo y que si no hay empleo en lo público, o en algún negocio, solo queda “changuear” y eso significa que solo queda “sobrevivir”.

En esta tierra fértil del noreste argentino predomina la producción de frutilla, en invierno/primavera, y de limón, sandía y melón en verano. Lo que no predomina es la buena paga a quienes hacen las changas. “Por juntar un cajón te pagan 350 pesos, te rompés la espalda y estás en negro. Ese cajón los dueños lo venden a 20 mil”.

Hay una camioneta que pasa una y otra vez por la puerta de la casa de Julieta durante esta charla. “Ese es el narco de la zona. En enero lo detuvieron, estuvo 15 días preso y le otorgaron el arresto domiciliario. Y ahí lo ves, de acá para allá, sin tobillera ni consigna policial, haciendo la vida como si nada. Es más, se acaba de comprar una camioneta, mesas de pool, una cancha de fútbol y la policía brilla por su ausencia”. Remata: “Acá la droga está instalada muy fuertemente desde hace nueve años. Ahora salió a la luz por la desaparición de Loan, pero viene de mucho antes”.

El oficial Fernando Morales, segundo al mando de la comisaría de 9 de Julio, dirá: “Si esa persona está saliendo es porque no tiene tobillera y si no tiene tobillera, es porque no tiene arresto domiciliario. De todos modos, depende de la Policía Federal, nosotros no podemos actuar excepto que la Federal o el Servicio Penitenciario nos pida colaboración”.

Julieta da otro ejemplo, de cómo se (sobre) vive en 9 de Julio. “Tenemos un hospital público que parece privado”, afirma. “No hay pediatra y si lo necesitás, hay que irse a otra localidad. ¿Pero cómo hacés? Un remis al hospital de Goya (73 kilómetros) te sale 70 mil pesos. Tampoco hay sala de parto. Solo hay una doctora, que es la directora del hospital. Si te enfermás un fin de semana, esperá hasta el lunes”. Añade: “Si vas al odontólogo, hay que pagar la anestesia; si te vas a sacar sangre, pagás 15 mil pesos; si necesitás hacerte un electrocardiograma, 30 mil. O sea, no es una exageración cuando digo que es un hospital privado. Acá no tenemos nada, nos podemos morir tranquilitos. Pero la gente no habla, porque mucha depende del municipio”.

La mayoría de las y los vecinos prefiere no dar su nombre. El porqué lo explica en una frase una de las jóvenes que atienden el único restaurante del pueblo: “Se partió la confianza”. Y que esa rotura, que cree ya no tiene vuelta atrás, generó cambios drásticos y cotidianos en el latir de 9 de Julio: “Ya no hay chicos en la plaza jugando solos; los sábados a la noche la ruta 123 (que atraviesa horizontalmente al pueblo) se llenaba de música y ahora escuchen, puro silencio; ya no hay más fiestas en el pueblo, porque no hay nada que festejar”. Es así, el silencio solo se rompe por el ladrido de los perros y el canto de los pájaros. En esta partecita chiquita del mundo donde todas las personas saludan cuando ven a otra (“todas” es “todas”, literal), donde las bicicletas no se atan, donde casi no hay rejas en las casas, donde se duerme la siesta con la puerta abierta, o a lo sumo entornada, desde el 13 de junio el aire que corre es de inseguridad. 

Una familia toma mate sentada en la puerta de su casa, frente a la plaza central del pueblo (la única plaza que tiene el pueblo). “Vivimos en una zona muy humilde, donde se terminó la tranquilidad”. Un ejemplo: “Acá, creo que una sola vez alguien robó un celular y fue hace mucho. Todo queda afuera y no pasa nada. Mesas, sillas e incluso si de verdad dejás un teléfono, nadie lo toca”. 

Hay un antes y un después: “Lo que pasó con Loan nos cambió la vida a todos. Parece la cuarentena, suspendimos los cumpleaños, los eventos grandes, no se festejó el Día del Niño, ni el Día del Padre, tampoco las fechas patrias”. En la fachada de la casa, hay un cartel que afirma: “Loan, hijo del pueblo, hijo de todos”. Se lamentan: “Acá venía a trabajar su papá, José; nos arreglaba la huerta, la limpiaba, carpía la tierra. Y su ayudante era Loan, que arrancaba los yuyitos, corría por todos lados, se ponía a jugar a cualquier cosa”.

Mientras tanto Loan

Ya pasaron más de 100 días de la desaparición y no hay novedades. Entre tantas hipótesis tiradas al aire para llenar horas y horas de televisión; entre tantas pistas falsas lanzadas para desviar la prioridad absoluta, que es su aparición; entre tanto barullo y al mismo tiempo tanto silencio, Loan nos muestra varias certezas de un rompecabezas donde falta la pieza más importante: él.

En el mismo pueblo donde él no está, su carita y su nombre están en todos lados. En innumerables carteles. En un enorme y colorido mural en la plaza. En pasacalles y banderas. En la pared del centro de jubilados y pensionados. En las ventanas de los autos que transitan sin prisa. En su jardín de infantes, donde iba con su delantal rojo y verde. En el kiosco. En la escuela primaria. En el gimnasio. En el almacén.

Loan. Loan. Loan. 

Por todos lados, Loan.

Y por ninguno, también.

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Misión imposible: la ¿increíble? historia de Sabrina Ortiz

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Ella, como sus hijos y como muchas personas de Pergamino, se enfermó por agrotóxicos. Perdió un embarazo de casi 6 meses y tuvo dos ACV. Como no encontraba abogados que la defendieran estudió Derecho y se recibió. Con pruebas y argumentos llegó a la Corte Suprema, que le dio la razón: se corrió la frontera de las fumigaciones. Fue amenazada y atacada, pero el caso de su ciudad es parte de una denuncia internacional contra Bayer/Monsanto. Por Sergio Ciancaglini.

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Fraguando el futuro: Marcelo Schwerdt y la mirada agroecológica

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Menos productores, concentración de tierras, pérdida de fertilidad, contaminación ambiental, empobrecimiento social: evidencias del fracaso del modelo agropecuario extractivo. Mientras tanto, la agroecología crece en más de 200.000 hectáreas del país y crece también en términos de producción de alimentos. Desde Guaminí, la experiencia que reúne producción sana y producción accesible para la comunidad. La actitud frente a la violencia oficial, y reflexiones de quienes cultivan: lo diverso, la rentabilidad y la paz mental. Por Sergio Ciancaglini.

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La Ronda

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Fotorreportaje colaborativo. Nueva entrega del registro colaborativo de la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, que se propone transmitir el valor de la constancia, de los pies en el espacio público, de la gota a gota que horada la piedra, la no violencia contra la violencia, su valor social, sus 47 años. Una coreografía de la perseverancia: media hora, todos los jueves. Esta cobertura fue realizada por la fotógrafa y artista visual Martina Perosa.

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