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El Encuentrazo: 37° Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias
Estuvimos en el histórico Encuentro que llegó a Jujuy albergando la lucha de los pueblos indígenas y la educación pública, y construyó asambleariamente una agenda de los temas urgentes: agua, femicidios y transfemicidios, derechos humanos, acceso a los derechos reproductivos, reconstrucción de lazos sociales y democracia. ¿Cómo lograr unidad en los reclamos? Las miradas originarias sobre la vida en los territorios. Las familias que reclaman justicia. Y lo que construyen mujeres y disidencias desde la calle. Por Anabella Arrascaeta.
Esta historia comienza el 16 de octubre de 2023 en la ciudad de Bariloche, provincia de Río Negro. Por ese entonces en la Patagonia había casi cien mil personas reunidas en lo que fue el 36 Encuentro de Mujeres y Disidencias. El último día, dos delegaciones subieron al escenario y frente a una multitud presentaron sus propuestas para ser sede del próximo Encuentro, un evento históricamente federal. Primero habló Capital Federal, y después Jujuy.
Mariana Vargas, abogada de la Multisectorial de Mujeres de Jujuy, fue la encargada de argumentar el porqué: la provincia norteña tenía uno de los mayores índices de femicidios del país; venía del jujeñazo (relatado en MU184), esa enorme resistencia en las calles a la reforma inconstitucional impulsada por el gobierno de Gerardo Morales; la represión ilegal se había cobrado hasta los ojos de quienes protestaban y habían sido detenidas más de cien personas; las organizaciones sociales, sindicales y de base se habían organizado para resistir la avanzada fascista; el Malón de la Paz conformado por comunidades de distintos territorios, que habían cortado la ruta en 20 puntos estratégicos de la provincia, se alzaba para defender el agua, la vida y los recursos naturales.
El resultado se midió por el conocido método democrático de los aplausos: Jujuy se llevó una ovación.
Por eso, acá estamos.
El laboratorio del gato
La ciudad de San Salvador de Jujuy, capital de la provincia, está atravesada por el río Xibi–Xibi que, desde acá, se ve seco. A su derecha, de cara a las montañas y bajo el sol, se montó el escenario principal de la 37 edición –la continuidad de estas reuniones fue solamente interrumpida por la pandemia– del Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries, en un enorme playón que suele usarse de estacionamiento.
El punto que marca el GPS es céntrico; en diagonal está la Legislatura provincial y a una cuadra la Plaza Belgrano, que tiene alrededor todos los edificios que rigen la institucionalidad de este lugar: la Casa de Gobierno, la Catedral y el Cabildo.
Es, también, un punto simbólico de la historia reciente: el acto de apertura está armado en el mismo lugar donde un año atrás fue la violenta represión del jujeñazo. Por eso se dice desde el escenario: “Jujuy ha sido el laboratorio del modelo represivo y antipopular que hoy reina en todo el país”.
Por eso, acá estamos alrededor de 50.000 personas escuchando, muchas de esta provincia, porque desde abajo llega el primer grito que posiciona este evento como claramente opositor: “Morales, gato, sos un ladrón, te robaste la educación”, se canta recordando que el jujeñazo empezó por el reclamo salarial docente, un reclamo que hoy atraviesa a las universidades nacionales.
Poco cambió desde entonces.
Facultad tomada
A la vuelta de la Catedral está la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Jujuy; creada hace 40 años, se pueden cursar aquí unas 15 carreras entre tecnicaturas y licenciaturas. El edificio, que antiguamente era del correo, tiene enormes telas blanca colgadas sobre la entrada: “Facultad tomada. Abajo el veto”,dice una y hay otra sobre una de las ventanas: “La universidad es de lxs trabajadores, parásitos son los traidores a la patria”. Un día antes de que el presidente Javier Milei vetara la Ley de Presupuesto Universitario, una asamblea definió “vigilia y toma sin cese de actividades” a la espera de esa decisión. Había pasado una semana desde la segunda marcha federal universitaria, y faltaban dos días para que se iniciara el Encuentro en Jujuy.
Melina tiene 27 años y estudia Trabajo Social. Está sentada sobre una de las mesas que pusieron en el patio de la Facultad, rodeada de compañeras de esas y otras carreras. Acomodan pastafrola de membrillo cortada en porciones dispuesta a venderse. Ahí cerquita está el comedor de la Facultad con precios que parecen de otro país: el menú para dos personas –seis empanadas y una jarra de limonada– sale 3.000 pesos.
Dice Melina: “En la Facultad de Humanidades hace mucho venimos peleando: es una lucha constante y en crecimiento”. Y enumera: primero fue la apertura del comedor, después el sostenimiento del boleto estudiantil gratuito, y ahora el presupuesto. “Con la primera marcha de abril conseguimos presupuesto para gastos de funcionamiento, pero también pedimos para el aumento del salario de los docentes y los no docentes; porque a veces las aulas están llenas y tenemos que salir a otra a pedir los banquitos porque no hay lugar; y porque por ejemplo cuando llueve, acá llueve más adentro que afuera. Es horrible esa frase, pero es la verdad”.
Nora, de 44 años, y Candela de 23, estudian Educación para la Salud. Jenny, 22 años, estudiaba Comunicación pero tuvo que dejar. Mariana, de 47, estudia Trabajo Social. Bianca, también de 27 años, hizo una diplomatura en este edificio, y quiere estudiar Enfermería pero ahora no sabe si va a ser posible. Dicen que las y los docentes y no docentes acompañan, pero que de las autoridades mejor ni hablar. Son todas mujeres las que sostienen la toma y la Facultad es sede de talleres durante el Encuentro: una forma de integrar las luchas.
Violeta es egresada de Ciencias de la Educación; en 2018 estuvo en la toma de la Facultad como estudiante y ahora lo hace como docente a cargo de la materia “Problemática educativa”; una materia que, según explica, es introductoria al pensamiento pedagógico. Sobre el porqué estar: “Porque nunca hay que dar una pelea por ganada, hay que sostenerla, esa es la cuestión. Constantemente el poder está buscando ejercerse, y la respuesta es siempre estar luchando y disputando el terreno”.
¿Qué ves de nuevo en esta toma?
Estamos quienes ya tomamos esta Facultad y la gente nueva, eso es lo lindo: el cambio generacional. Antes la carrera de Ciencias de la Educación tenía poca participación política y social, muchas de las egresadas de acá fueron Ministras de Educación y aplicaron políticas de desfinanciamiento educativo. Nos hicieron mierda nuestro campo laboral y eran egresadas de acá, colegas, hicieron y hacen las cosas mal, y defienden un gobierno que es un gobierno represor que tiene las escuelas hechas mierda. Por eso seguimos acá.
En asamblea
En una asamblea de más de 200 estudiantes de la Universidad de Jujuy votaron convocar frente a la Casa de Gobierno, en el marco del Encuentro, a una Asamblea Nacional Estudiantil. La respuesta fue tan masiva que valió el corte de la calle.
Se anotaron estudiantes de distintas facultades del país para hablar, muchos representaban diferentes organizaciones estudiantiles, y algunas eran conducción de los centros de estudiantes, pero muchas otras eran estudiantes independientes que denunciaban que las conducciones de sus centros neutralizaban las tomas. Todas pidieron continuar con las medidas de fuerza, y la mayoría denunció las complicidades políticas del peronismo y la UCR para sostener el veto.
La síntesis puede ser una de las frases escuchadas durante la asamblea: “El gobierno nos decretó la guerra y las tomas nos marcaron el camino de cómo hay que seguir y de lo que hay que discutir”.
La secretaria general del Sindicato Docente de la UBA se sinceró: “En marzo había una pregunta que recorría a cualquier docente: ¿qué pasa con el movimiento estudiantil? Y miren lo que pasó: se levantó”. Ella y todas las docentes que hablaron reconocieron a les estudiantes al frente de la lucha, y sobre todo les agradecieron.
La asamblea terminó cantando: “Qué cagazo, qué cagazo, obreras y estudiantes como en el Jujeñazo”.
Venganzas & vetos
“No nos dejan descansar”, dice Miriam Morales, secretaria de género de CTA–A, días después de terminado el Encuentro en el que integró la Comisión Organizadora.
Miriam fue la encargada de poner la voz en el micrófono en el acto de apertura y el de cierre. Habla de noche porque hace unos minutos terminó la larga audiencia en la que el juez Rodolfo Fernández decidió elevar a juicio las causas contra 19 manifestantes del Jujeñazo que sucedió en junio de 2023. Uno de los que iría a juicio es su compañero. Cuenta: “Durante el Encuentro el tema estuvo muy presente: fue uno de los motivos por los que se vino a Jujuy. Una semana y media antes las reavivaron, y los cinco días anteriores al Encuentro tuvimos cinco audiencias re tediosas donde el juez tenía que decidir si las llevaba a juicio o no, pero esperó a los días siguientes para hacerlo”.
La abogada Mariana Vargas, de la Multisectorial de Mujeres, representa a seis de los acusados; todos están imputados por lesiones leves y resistencia a la autoridad; y algunos también por daños. “Esta causa no tiene nada que ver con la transparencia”, dice y sigue: “Nos rechazaron todas las pruebas; es esencial mostrar que es ilegal la represión y no se nos permite traer esa prueba. No se configura la resistencia a la autoridad si hubo una represión ilegítima”.
Ninguno de los que quemaron autos en esos días o entraron a la Legislatura fue identificado e imputado; de hecho, a Miriam le quemaron su propio auto, pero nadie fue detenido por ese hecho.
Mariana completa: “El código penal de Jujuy es violatorio de los derechos de los imputados. No existe derecho a nada”.
¿Cómo se lee la elevación a juicio a un día de terminado el Encuentro?
Mariana: Es un tema de venganza personal y política. Ellos pudieron el año pasado reformar la Constitución, pero políticamente perdieron porque tuvieron que hacerlo a costa de mutilaciones, de represión ilegal, de amplio repudio popular. Ahora Morales solo aparece en una interna política dentro del gobierno en Jujuy, y con su empresa que asesora en cuestiones de litio.
Miriam: Es claramente un revanchismo de Morales. Aunque ellos no lo digan, el Encuentro fue un sacudón muy importante porque fue también un apoyo en relación a lo que fue esa represión. Hubo además una parte grande de la población que participó y fue claramente un Encuentro unánimemente opositor al gobierno de Javier Milei. Lo pusimos en el discurso de apertura: “Milei: nosotras te vetamos”.
Verdadera democracia
En el acto de apertura la Comisión Organizadora, integrada por mujeres referenciadas en distintas organizaciones de la provincia, se posicionó enumerando las políticas de ajuste que el gobierno nacional lleva adelante. Y después le habló con nombre y apellido: “A esa derecha que nos silencia y nos quiere sacar la voz, le decimos: aquí estamos, aquí estamos Milei. Nosotras y nosotres te vetamos porque la represión engendra la rebelión, la organización y la lucha; y eso también lo aprendimos en estos Encuentros”.
Dice Miriam: “Fue un Encuentro opositor pero también de mucho abrazo y alegría, que es otro contrapunto con el gobierno actual que nos pretende desmembrar con su ideología de la crueldad. Es un contrapunto contra el extractivismo, contra el sentimiento de soledad, el estar auto centrada en lo que a uno le pasa, y eso que lo que nos pasa es un montón, y contra la dificultad de que aparezca lo colectivo. El Encuentro es un contrapunto contra el escepticismo, porque ellos trabajan perversamente con la desmoralización. Fue encontrarnos para unirnos, sin evitar discutir diferencias, pero poniendo por delante lo que tenemos en común: ahí se armó la oposición”.
¿Cómo se logró esa oposición?
El Encuentro no sale de la galera: es producto de la verdadera democracia y de estar todo el tiempo lidiando contra la aparateada, contra la cuestión de que lo sectorial, no solo lo individual, esté primero que lo colectivo. Cada uno quiere imponer lo suyo como más importante, por eso la necesidad de la horizontalidad, acá trabajamos todo por igual: no es para la vidriera. Por ejemplo, no es porque sos docente universitaria te encargás de los talleres porque sabés más; al contrario el contenido de los talleres lo discutió toda la plenaria para no caer en la división manual–intelectual. Fue estar todo el tiempo cuidando el respeto por esa democracia, y los sectores políticos no conocen esta construcción, siempre las lógicas son otras. El Encuentro creció en estos casi 40 años por las formas organizativas que tiene. Nosotras no tomamos postura de las distintas cosas que fueron pasando durante el año, que fueron un montón, y como Comisión Organizadora teníamos que hacer que estén todas las condiciones dadas para que el Encuentro suceda y allí sí poder expresarnos políticamente. Resolver que se pueda hacer el Encuentro donde cabemos todas y todes era nuestro trabajo. Hay que poder sacar experiencias de la construcción que estamos haciendo para poder replicarla en la política en general, porque no es esto lo que se impulsa en otros ámbitos.
¿Qué creés que le queda a la provincia de este Encuentro?
Un abanico mucho más amplio de unidad, de lucha, de fuerza. Lo que queda son semillas: un movimiento que ha mostrado qué potencial tiene. Una amiga maestra me mandó un video de una alumna de primaria contando cómo fue su participación en un taller de niñeces, y el resto del aula haciéndole preguntas. Nos quedan esas semillas.
La abogada Mariana Vargas completa: “Necesitábamos encontrarnos para discutir, porque si hay algo que no hacemos los feminismos es resignarnos, somos muy persistentes, estamos muy acostumbradas a doblar el viento. Tenemos que organizarnos y ver cómo damos la batalla, hay que argumentar mucho, encontrar los caminos, es una nueva situación porque ha avanzado la derecha. Pero los feminismos somos hoy oposición y vanguardia. Tenemos un gran desafío, un rol, y vamos a seguir siendo odiadas por Milei, porque para él somos un peligro, un fueguito que no se va a apagar”.
¿Cómo construir Unidad?
Jujuy alberga en su memoria a la Noche del Apagón, en la que 55 trabajadores del Ingenio Ledesma fueron desaparecidos durante la última dictadura cívico militar. Pedro Blaquier, dueño del ingenio, murió impune sin ser juzgado por su responsabilidad.
También recuerda que en el Cabildo funcionó el Centro Clandestino de Detención Tortura y Exterminio “Comando Radioeléctrico” y la Jefatura de la Policía jujeña. El gobierno de Morales impulsó su refacción. En la inauguración, el actual gobernador Carlos Sadir cortó la cinta con la vicepresidenta Victoria Villarruel, abiertamente negacionista. Las tareas de refacción debían preservar seis sectores declarados de interés por la Dirección Nacional de Sitios y Espacios de Memoria de la entonces Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. No se cumplió.
El Cabildo queda a dos cuadras del escenario donde está parada Nora Ferreyra, detenida durante la dictadura y militante de Derechos Humanos en la provincia. Cuenta su historia: “Yo nací en Córdoba, comencé a militar en el Centro de Estudiantes del Secundario con el que participamos en el Cordobazo, estábamos politizados desde muy jovencitos. Después estudié el Profesorado de Ruso en la Facultad de Lengua, y ahí me uní al PRT. Casi todos los militantes estábamos perseguidos. En 1980 estaba en Paraguay, en la clandestinidad, cuando me detuvieron, estuve un mes en Investigaciones. Cuando salí de Paraguay me fui a Brasil, y cuando volvió la democracia no quise volver a Córdoba: entonces me vine a Jujuy, desde entonces estoy acá”. Nora es una de las que canta el coro que se repite día tras día y une al actual presidente elegido democráticamente con las prácticas de un régimen dictatorial. Nora enumera sus razones:
“Primero: yo soy de la casta porque soy jubilada.
Segundo, si uno sale a protestar, el código de contravenciones que está aplicado en Jujuy no te da ese derecho consagrado en la Constitución.
Además, en lo económico aplica exactamente el mismo plan de hambre que Martínez de Hoz.
Otra cosa que veo: en ese y este momento cuando salíamos a protestar había infiltrados, te sacaban fotos, armaban causas: no es menor que hoy vayan repitiendo muchas cosas.
Hay otra cosa que también veo peligrosa: en los 70 nos decían subversivos y ahora dicen terroristas: ese rótulo también lo puso la dictadura. Van generando en la población ‘si lo detienen por algo será, algo habrá hecho’.
La diferencia entre los años 70 y esta época es que no sé el porqué de la desmovilización que hoy existe en la sociedad. Se armó el Cordobazo, el Jujeñazo, no sé por qué no se arma un Argentinazo, si los desocupados son tantos. Hay que poder construir una unidad real, cuando se hace una movilización todos los referentes hablan de la unidad, pero la unidad no se proclama, se construye. Hay que poder salir codo a codo a las calles, ya están los jubilados, los estudiantes, tienen que salir los gremios, hay que volver a tomar las calles. Porque la unidad es la fortaleza y por eso la quieren minimizar. El Encuentro fue eso: unidad”.
Nora formó parte de la Comisión Organizadora de este Encuentro, y también de los otros dos Encuentros que se realizaron en la provincia: en 1995 y en 2006, atravesado por la lucha nacional que impulsaba la libertad de la jujeña Romina Tejerina.
¿Qué diferencias se perciben entre los tres Encuentros?
En los otros se luchaba para conquistar derechos, y en este para defenderlos, porque en este contexto se pierden las políticas públicas que habíamos conseguido. Por ejemplo: en 2006 se luchaba por el aborto libre, seguro y gratuito. Ahora ese derecho lo tenemos, pero los medicamentos para garantizarlo no están en varios puestos de salud. Vamos hacia atrás.
Leyes y preservativos
En Argentina la Ley 27610 de Interrupción Voluntaria del Embarazo está cerca de cumplir cuatro años, y por eso durante el Encuentro se grita: “Ni un paso atrás, el aborto es legal”.
La Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito organiza históricamene dos acciones en el Encuentro: el pañuelazo en la calle, y el taller para debatir sobre lo que ahora es un derecho pero que se encuentra en peligro. Es que desde el gobierno nacional no hay orden de compra de misoprostol y mifepristona, los medicamentos necesarios para la interrupción.
Natalia Tangona, parte de la Campaña, explica: “Hoy con lo que se está contando es con el remanente de lo que fue quedando de la distribución nacional de la gestión anterior. Hay provincias que se están haciendo cargo de comprar, pero otras que no, aun sabiendo que el gobierno nacional no va a enviar”. En este marco, en el taller surgió la discusión de a quién se le demandan esos medicamentos. Natalia: “Siempre se le tiene que demandar al Estado, y esto no quiere decir que las provincias se tienen que desligar de su responsabilidad porque son quienes deben dar respuesta por las personas que viven en su territorio: cada Estado es responsable. Y también es responsabilidad de los Estados provinciales reclamarle a Nación que garantice el suministro: no puede quedar solamente en manos de les activistas, o de los equipos de salud”.
A la falta de medicamentos, se suma el desmantelamiento –lo llamaron “rediseño”– por parte del Ejecutivo del Plan ENIA, creado en la gestión de Mauricio Macri y destinado desde entonces a la prevención del embarazo adolescente. Dice Natalia: “El ENIA era una vía de ingreso de medicamentos sobre todo hacia las provincias del norte que, al cerrarse, dejan de recibir. Los estados provinciales del norte no se están haciendo cargo. Y vemos también la falta de métodos anticonceptivos, un problema que viene desde que Sergio Massa era ministro de Economía, cuando subió el dólar. No hay preservativos en Argentina suministrados por la salud pública: esto es una barbaridad y es inédito”.
El Plan ENIA trabajaba en algunas provincias que tenían altos indicadores de embarazo adolescente; una era Jujuy, donde se había logrado reducir a la mitad la tasa, pero aún falta: en 2023 el 7,5% de quienes tuvieron hijos en Jujuy tenían entre 10 y 19 años, según informó a la prensa a principios de este año Claudia Castro, directora de Maternidad, Infancia y Adolescencia de la provincia.
Sintetiza Natalia: “No suministran métodos anticonceptivos, no hay información disponible, no compran misoprostol y mifepristona; desmantelan los Programas de Salud Sexual Reproductiva y No Reproductiva: es un paquete que trae consecuencias negativas en la vida de mujeres y adolescentes. Y el moño es el discurso criminalizador que se baja, ¿cómo reclamar los derechos si no los sentís propios?”.
Cuando el pañuelazo llegó dando la vuelta a la Plaza Belgrano hasta la Casa de Gobierno había una asamblea de familias de víctimas de femicidios y travesticidios que estaba por cerrar con una intervención artística. Con un silencio conmovedor se sentaron a escuchar y a acompañar, hasta que se terminó, y los pañuelos se agitaron para llenar las calles y los cielos de verde.
Sacar la voz
A Mónica Cunchila la paran en la calle de San Salvador para abrazarla; lo hace una señora que está con su hija y su mamá, operadora de salud, le cuenta que recorre los barrios detectando, entre otras cuestiones, situaciones de violencia; lo hace más tarde una estudiante universitaria; al otro día una mamá con sus dos hijas que van al Encuentro a vender dulces para desayunar; y así, cada día.
Es la mamá de Iara Rueda, asesinada cuando tenía 16 años en Palpalá, a 13 kilómetros de la capital provincial, y toda una referencia en la lucha contra las violencias en Jujuy. Junto a otras familias de la provincia armó Madres y Padres del Dolor, y forma parte también de la Asamblea Nacional de Familias Víctimas de Femicidios y Desapariciones en donde intercambian experiencias, estrategias, y sobre todo se acompañan en sus reclamos.
Mónica contó su historia en el acto de apertura; fue el momento en el que reinó un silencio abrazador y que incomoda para pasar a la acción; abajo corrían lágrimas de quienes estaban conociendo su historia y de quienes ya la conocían; lloraban las vendedoras jujeñas que estaban ahí con sus mantas.
Más tarde, Mónica y otras familias realizaron una asamblea frente a la Casa de Gobierno. Cada una compartió en qué estado están las causas, lo que necesitan para tener justicia y reparación. Junto al Observatorio Lucía Pérez realizaron una acción: en alto se fueron poniendo fotos de víctimas de femicidios de todo el país.
Dos días después de terminado el Encuentro, Mónica se despierta temprano para que una de sus hijas vaya a la Facultad, y analiza: “Hay mucha gente muy agradecida con el Encuentro. En lo económico la provincia venía muy mal, en ese sentido hay agradecimiento por la cantidad de gente que llegó pese a esa situación. Y también sorprendida, siempre se corre ese rumor de que las feministas son violentas, pero en el Encuentro se veían familias enteras caminando. No vi nada que después tengamos que estar lamentando. Pero sí vi algo que me molestó muchísimo: el día después del encuentro estuvo el gobernador en Canal 7 de Jujuy y dijo ‘fue un encuentro positivo, lo único lamentable que se haya pintado la iglesia’. Nosotras antes de empezar la marcha nos enteramos de que habían matado a una mujer más en la provincia, y el gobernador no lo nombró: eso sí me molestó”.
Jujuy soporta seis femicidios y travesticidios en lo que va del año, según información del Observatorio Lucía Pérez. Los últimos dos en los días del Encuentro: Florencia Sayes, de 31 años, asesinada poco antes; y Natividad Cañizares, de 68 años.
Dice Mónica: “Dos días después del Encuentro le hicieron la autopsia, esa misma tarde marchamos frente a la Casa de Gobierno. Su familia está dolida e indignada, pero con ganas de pelear por justicia. Vamos a pasar un Día de la Madre triste: Florencia Sayes tenía una nena de 5 años, vivía a cuatro cuadras de Natividad, en el mismo barrio. Cuando Natividad salió a comprar las cosas para cocinar y comer con su hijo, ahí la mataron. Que el poder sepa que no vamos a dejar de movilizarnos”.
Mónica está preocupada también por las causas elevadas a juicio, y lo ve como parte de un mismo entramado que lo que genera es “asustar a toda una provincia”.
¿Lo logran?
Lo que pasa es que en Jujuy la mayoría trabajamos en el Estado, y quedarse sin trabajo no se puede. Corrían rumores y quedó instalado ese miedo. Y ahora hacer esto después del Encuentro es volver a instalar el miedo porque en el Encuentro se vio una fuerza terrible que han sacado todas las jujeñas.
¿Cómo se supera el miedo?
Yo cuando salgo ya me acostumbré a avisar dónde estoy, a dónde voy. Pero el miedo se supera con el solo hecho de pensar que tengo que salir a marchar por mi hija. A veces miro las fotos y digo: ¿de dónde me salió esta voz? Yo estaba escondida, era una mujer callada, pero me tocaron a mi hija. Nuestra única herramienta es salir a la calle y gritar lo que nos pasó. A veces dicen que es morboso, pero es una realidad que hay que escuchar: cómo nos están matando. Ayer fui a comprar flores para mi hija, y la florista había ido a escuchar la apertura con sus hijas y su marido, estaban mirando de lejos, y me dijo: cuando vos relatabas el femicidio de tu hija yo estaba al final y lloré como el primer día.
Marlene Wayar, activista, escritora, trabajadora social y referenta de la comunidad travesti trans, marcha por Jujuy con la foto de Ana Paula Costas, una mujer trans de 43 años que volvía a su casa en el barrio de Alto Comedero cuando fue atacada a golpes. Después de estar internada durante 12 días, finalmente murió. Nadie está detenido por el ataque. Marlene vino hasta acá porque es “necesario juntar las luchas en momentos en que nos quieren disgregar, dispersar y mantenernos quietas en casa” dice. Para hacerlo hay antes otro paso, tan necesario como el de juntarse, que a veces se ve obstaculizado tanto que hubo corridas en algún momento del Encuentro. Argumenta: “Hay que saber bajar algunas diferencias, y poner todo el foco en un enemigo común que se está llevando el país por delante”.
¿Cómo se bajan esas diferencias?
Es preciso de encontrarse cara a cara, y darnos cuenta quiénes son las compañeras y compañeres que están con hambre, que han sido despedidas de su puesto de trabajo, que siguen sin acceso a la salud pública, a la vivienda, que están en el ejercicio de prostitución, y no están ni acá, ni en las protestas, ni en tomas de las universidades. No nos podemos olvidar de todo eso, somos ese pequeño número que tenemos las posibilidades, los privilegios, de estar pudiendo actuar políticamente: entonces, en vistas a eso, bajar el egocentrismo propio y el ánimo de popularidad.
Y si se logran bajar esas diferencias, ¿desde dónde se construye lo común?
Con unidad e inteligencia, tenemos que encontrar dos o tres puntos en común, y las fuerzas que hay que se pongan al hombro esos dos puntos. Creo personalmente que soy objetiva al decir que la reparación histórica para la comunidad travesti trans es sumamente necesaria, pero sobre todo pertinente. Es un ejemplo muy pequeño sobre el que se puede discutir muy bien qué son los derechos humanos, cuál es la condición de dignidad del ser humano, y que después toda esa conversación social que se dé, impacte en cómo miramos los derechos humanos de pueblos originarios, de discapacidades, cuerpos diverses, y demás. Porque, ¿podemos decir que las mujeres están bajo un régimen patriarcal que es genocida? Seguramente sí, pero es muy difícil jurídicamente demostrarlo: las travestis estamos en una evolución política que podemos hacer ese planteamiento, porque llevamos trabajando esto hace mucho tiempo.
Litio y críticas al feminismo
A la misma plaza en donde todo sucedió durante tres días llegó bajo el sol del mediodía el 12 de octubre la Marcha del Agua, que desde hacía doce días estaba caminando desde la Puna. San Salvador de Jujuy había recibido esa misma semana al “XIII Seminario Internacional: Litio en Sudamérica” con la presencia de los gobernadores del noroeste argentino, autoridades gubernamentales, y empresarios de la industria del litio. Como cada 12 de octubre –mientras Casa Rosada subía a X, ex Twitter, un video en el que celebraba la llegada de Colón a América como inicio de la civilización del Continente– las comunidades venían a decir lo que debería ser obvio: “Necesitamos defender el agua”.
La diferencia fue que esta vez no había policía esperando, porque alrededor estaba el enorme Encuentro, aunque el recibi miento no fue masivo, sino al contrario.
Avelina Rogel, autoridad espiritual de los pueblos indígenas del Ecuador, llegó para acompañar a las comunidades locales; un año atrás había estado también en Bariloche. Cuenta: “Ayer nos reunimos con las hermanas mapuches y hermanas de territorios preexistentes porque el Encuentro es una oportunidad de juntarnos con un dinero que no tenemos, porque en nuestros pueblos hay muchísima necesidad y mucha urgencia. Nos convocan desde ONG, fundaciones, me imagino también partidos políticos, y lo que hacemos es tomar esa oportunidad para poder venir a mirarnos y abrazarnos acá con nuestras hermanas que están resistiendo, que están sosteniendo la vida. Muchas mujeres llegamos desde lejos para apoyar a las hermanas que están acá en el territorio, esto nos fortalece porque nos podemos ver, nos podemos abrazar, nos podemos sentir, y eso le da más sentido y más fuerza a la lucha, porque muchas veces estamos ya con poca fuerza porque no nos dejan descansar. Además, aprovechamos también estos pequeños espacios, para poder denunciar, evidenciar, que no hay congruencia con lo que se dice y con lo que se habla”.
Avelina concurrió a una nutrida asamblea convocada dentro del Encuentro con mujeres de distintos territorios, y sintetiza: “Si toda esa gente que estaba bajo el árbol tomando mate hubiese recibido a la Marcha del Agua, la historia sería distinta”.
Naira llegó desde el pueblo de Zaraguro, Ecuador, en la frontera con Perú. Coincide en la mirada crítica: “En Ecuador hemos compartido muchos encuentros con compañeras, y yo miro acá y me pregunto: ¿dónde está el feminismo con las luchas comunitarias? Y me permito decir y cuestionar también a esta noción del ‘feminismo comunitario’, que siento yo que está muy lejos de ser feminismo comunitario, porque si no estamos entendiendo los vínculos entre la comunidad y la territorialidad, entonces definitivamente pasa a ser un eslogan. La disputa territorial tiene que ser una disputa feminista, pero no lo está siendo y eso me da mucha pena”.
¿Por qué creés que pasa esto?
Lamentablemente el capitalismo, la noción de la propiedad privada, la noción del derecho individual, nos ha llevado a mirarnos únicamente como sujetos, a verme a mí como persona sin saber que detrás de mí o alrededor de mí hay un montón de vínculos que hacen que yo me mantenga con vida, y eso es el agua. Para mí la gente que vive en las urbes desconoce absolutamente que tiene un vínculo directo con la tierra, con la naturaleza, porque la forma en la que se relacionan es mediante el dinero, y entonces la forma de relación se convierte en lo más importante: ganar dinero. El tipo de vínculo que nosotros tenemos con nuestro entorno es otro porque yo para comer no necesito dinero, necesito sembrar, y sé que luego este proceso de siembra me dará lo que yo he sembrado. Esta poca sensibilidad es una de las ganancias del capitalismo: el sujeto individual, que hace que finalmente seamos tan insensibles hacia una realidad que va a afectar a todos, y que en este momento mismo ya está tomando la propia venganza con nosotros, los seres humanos.
Paola llegó desde Caspala, en los valles de altura de Jujuy, parte del Malón de la Paz, y dice que durante el Encuentro entendió de qué se trata la lucha por el aborto legal. Lo toma como ejemplo para decir que las luchas se tienen que unir: “Sé que es difícil, tanto para las feministas como para las personas que somos aborígenes, nos cuesta estar en estos espacios. Pero es necesario porque la lucha por las tierras siempre estuvo, pero ahora se viene la lucha por el agua. El año pasado en el Malón la gente que viajó a Buenos Aires para reclamar dejó a su familia, todas sus cosas, y ahora que volvió tiene que volver a ocuparse. Yo en persona no pude este año volver a salir mucho a reclamar pero trato. No puedo por trabajo y por dinero también, que se necesita para viajar hasta aquí, además de dejar mis cosas, y a mis padres también necesitan cuidado”.
Las razones que da Paola las repite la artista Maryta de Humahuaca: para ella y otras compañeras durante todo el año estar en las reuniones preparativas del Encuentro era costoso y difícil; sintió que no eran escuchadas, y se terminaron yendo. Aun así la Marcha del Agua llegó a Plaza Belgrano con las hermanas de las diversas comunidades para hacerse oír.
“Nuestras abuelas dicen: solamente luchamos por lo que amamos, y para amar tenemos que sentir”, repite Avelina como un mantra mientras sostiene un fuego que no se apaga, y ojalá contagie un modo de sentir en la Plaza que es el corazón del Encuentro.
Mujeres construyendo
El cierre fue una marcha que entró a la ciudad desde las afueras, literalmente desde la autopista, y juntó 16 cuadras de personas encolumnadas que pasaron por el mural con los nombres de las víctimas de femicidios y travesticidios de la provincia, y por el que recuerda a las y los desaparecidos de la última dictadura.
Caminaron juntas hasta llegar al escenario, y en ese lugar donde un año atrás hubo represión armaron una fiesta gigante a cielo abierto.
Dicen que había 80.000 personas, tantas como las que habían salido a las calles en el Jujeñazo, lo que hasta ese momento había sido la convocatoria más masiva de esta provincia.
Para el frente amplio que se necesita para ser oposición al actual gobierno nacional encabezado por Javier Milei el feminismo ya tiene sus bases construidas, con los pies, en las calles de Jujuy.
El próximo Encuentro será en Corrientes.
Continuará…
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La comunidad organizada: triunfo vecinal en Villa Lugano
La gestión encabezada por Jorge Macri desde hacía ocho meses estaba obstinada en hacer una obra para eliminar pasos a nivel a través de túneles que traerían un abanico de problemáticas para el barrio. Las y los vecinos que se organizaron pese a no ser escuchados por los funcionarios ni por la justicia, lograron frenar esa obra de casi 4.500 millones de pesos encarada por la Ciudad y AUSA (autopistas). El estudio de impacto ambiental que el gobierno no atendió. Los absurdos de una construcción que fragmentaba físicamente al barrio. La audiencia pública con más de cien vecinos en contra, y ninguno a favor. El día en que decidieron atarse a los árboles centenarios para que no los arrasaran. Las voces de quienes se plantaron y dieron vida al colectivo “No dividan Lugano”, que tras la victoria se plantea un tema crucial: ¿cómo vivir mejor? Por Francisco Pandolfi.
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Qué hay de nuevo: una mirada sobre el conflicto universitario
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Tierra sin mal: Cooperativa Ivy Maraney
MU en Corrientes. Una cooperativa de producción agroecológica parida tras la muerte de dos niños a causa de los agrotóxicos, muestra cómo es producir sin venenos en medio del agronegocio. Granja, huerta, chacra y vivero para pasar de la queja al “hacer las cosas bien”: la muestra de que otro mundo también es posible. Por Francisco Pandolfi.
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Haciendo justicia