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Poder hip hop

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Actitud María Marta es un grupo pionero del hip hop local, nació como banda sonora de escraches y marchas y desde allí consolidó un estilo que lo convierte en una de las expresiones más originales de la escena argentina. Vienen de una gira por Europa y de un romance con Venezuela que les marca el ritmo de sus pasiones actuales.

Poder hip hop¿Cuándo viene Actitud? La pregunta, que se hace unánime entre las mujeres que están delante nuestro, no encuentra respuesta siquiera en el programa que las acomodadoras reparten a diestra y siniestra. Lidia Borda, que sobre el escenario y junto a su hermano entona alguna chacarera o tan tango bien porteño, no sugiere nada al respecto. ¿Cuándo toca María Marta? No sé si la señora que me pregunta espera a Serra Lima, o piensa que dentro del trío de mujeres de hip hop existe alguna integrante con dicho nombre. Igualmente respondo que no lo sé y, junto con la impaciente señora y sus impacientes compañeras, pienso que no queda otra opción que esperar.
Dos cosas me resultan, de movida, extrañas. El 90 por ciento del teatro Coliseo está repleto de mujeres; la segunda, que el 70 por ciento de esas mujeres lleva alguna prenda o atuendo de color verde manzana. Rápidamente me doy cuenta de mi estupidez. En el I Festival Latinoamericano por los Derechos, la Vida y la Salud de las Mujeres, ¿a quién esperaba encontrar? ¿A Baby Etchecopar? Escucho que las mujeres de verde, por otro lado, están entonando cánticos en contra del Papa, la Iglesia, y otras desgracias. Deduzco, entonces, que ese color es el distintivo de las que apoyan a gritos -literalmente- la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, consigna estampada sobre sus remeras.
Todo muy agradable, sí. La música, los músicos, la gente, los cantos, el verde. Pero hay un pero. La gente está alegre, tiene ganas de divertirse y hasta bailar, pero la oferta musical no da más que para estar sentado y escuchar. Falta conexión entre esos dos mundos: el de ese público y el escenario, el de la música y los sentidos.
Después de Lidia, aparece un hombre de ropas anchas que –asomando como una esperanza– comienza a enchufar aparatos. Ahora se desliza una base de rap, una suerte de intro a lo que viene después: Malena D’Alessio y las Karen (Pastrana y Fleitas) irrumpen en el escenario ya cantando, como si no hubiera nada que esperar ni tiempo que perder. Ese pero, ahora entiendo, tenía nombre propio. Entonan Sonrisa Macabra, tema del último disco dedicado al –por suerte– ex presidente norteamericano, George Bush:
Degenerado, criminal,
terrorista de estado
Genocidio o suicidio,
qué dilema, eh.
 
El festival da un vuelco abrupto: el trío de mujeres baila e invita a bailar, toca y contagia el ritmo, canta y transmite puro el mensaje. Se mueve ahora la marea verde por los pasillos y trepa al escenario lista para bailar. Los del pullman y súper pullman hacen lo propio desde sus butacas. El teatro Coliseo en este momento es una suerte de boliche bailable donde no hay dj’s, sino tres mujeres y ganas de divertirse. ¿Hace falta agregar mucho más? Actitud.
 
De escraches y musicoterapia
El hip hop exige rimas, letras extensas y un cantar veloz y rítmico como pocos, en relación con otros géneros musicales. Las palabras se mezclan, las frases se entrecortan y las chicas improvisan bailes al compás del sampler. “¿Se entiende la letra?”, pregunta una de las tres. Sí, se entiende, y el mensaje llega clarito: ahora suena Hijo Mío, y es una de las frases de esa canción la que me reaparece el día después, cuando me siento a charlar con Malena:
“La rima me ha enseñado
a vomitar mi mierda
y convertirla en arte.”
La estrofa representa lo que Malena nos contará a continuación: Actitud María Marta nace casi simultáneamente a la agrupación h.i.j.o.s. (de la que fue miembro fundadora, allá por el 95) como banda soporte de la Comisión Escrache, y con una formación distinta a la actual. “Era una época donde las manifestaciones se veían con un dejo de nostalgia, una marcha era algo triste, amargo, y nosotros a eso le opusimos la fuerza del escrache como algo de confrontación. Era salir del llorisqueo y pasar a la lucha. Poco a poco, además, fueron evolucionando: lo que primero era solamente una manifestación en la puerta de la casa de un tipo, después se transformó en un evento cultural, con grupos de música que tocaban, de percusión, de teatro… era algo muy creativo y alegre. Se podría decir que fueron mis terapias”.
Malena ríe y contagia la risa. Tiene la asombrosa capacidad de transformar lo malo –y me estaría quedando corto con este adjetivo– en algo alegre y lleno de energía. En palabras de ella: «una energía que puede ser de protesta, pero que de todos modos es una expresión artística, no es solamente una cuestión de militancia política. Poder combinar la creatividad, poder canalizar la historia de uno, y con un espacio como éste, tan potente y enérgico fue algo que a mí me hizo mucho bien en lo personal.»
 
Lecciones de hip hop
«Nosotras hacemos un hip hop sudamericano, digamos, con bastante identidad argentina, en el sentido de que se despega de los grupos que son un calco del rap norteamericano. Que hay muchos, ¿no?”. La pregunta, digámoslo, revela cierto desprecio. Malena se siente más familiarizada con el continente negro, por su música y su ritmo, que con los que nos aplastan desde arriba, al norte. El rap, aclara, no es más que un envase que uno rellena «con el contenido que quiere», pero que no necesariamente debe llevar consigo la estética del prototipo del rapero de ropas anchas, cadenas de oro, letras con apologías a las armas, al sexo y al dinero. “Me parece interesante despegarse de eso. En Latinoamérica el rap está retomando cada vez más las raíces y la esencia que tenía al comienzo. Las estéticas no responden a algo necesariamente pautado. Por ejemplo, en Bolivia hay quienes rapean en aymara y usan sus ropas tradicionales. En la parte melódica lo que hacen es fusionarla con músicas regionales autóctonas, desde africana y flamenco, hasta el tango y el folklore, como hacemos nosotras. También tenemos mucho de reggae y dance hall, que son ritmos jamaiquinos”.
Cuenta, además, la fuerza del hip hop en casi toda Latinoamérica -estuvo en las favelas brasileñas y en los barrios de la periferia cubana conociendo en directo lo que suena y cómo- hasta que su itinerario se detiene en ese casi nuestro país. “Argentina es el que menos cultura del rap y hip hop tiene de todo el continente”, se lamenta y acusa al rock de tal desgracia. Tal vez por eso viaje tanto y conozca todo el continente y más. “En cada lugar donde vamos intentamos involucrarnos y conocer un poquito más allá del evento musical en el que nos presentamos. Averiguamos qué esta pasando, un poco de la historia, de cómo se van entrelazando los movimientos sociales y políticos que están emergiendo ahora, especialmente mirando el escenario del mapa mundial en Latinoamérica, que es una de las cosas más interesantes que están pasando en el mundo”.
 
Identidad y religión
Malena y Actitud han encontrado, por azarosa causalidad de la historia o quizá por un triste determinismo del destino, un envase en el medio de su camino que les ha servido para devolverle al rap y a ellas mismas sus propias raíces. Es un envase que han rellenado a lo largo de estos años -aunque todavía no esté saturado-, de pura fuerza y lucha política, de esperanza latinoamericana y ritmo africano. “Creo que la música es una de las herramientas que tienen más potencial transformador porque es una de las ramas del arte más masiva, más influyente en los jóvenes”. Malena se detiene. No la interrumpo porque sé que va a seguir, sé que está tomando carrera para continuar, sé que es como una maquinita que piensa y dice, que dice y hace, que hace y sueña. “La música es como una conexión con algo que va más allá de lo intelectual y lo racional. En ese sentido, tiene cierto grado de trascendencia, aunque suene así, religioso”. Y agrega con total espontaneidad: “Y te digo que si tengo que tener una religión viene más por ese lado. Tiene que ver con la energía, con cosas que están en otro plano de la existencia”.
Le creo más que a cualquier cura.
 
La mirada de los otros
De su gira de este año por Europa cuenta de todo: que se animó con el francés y el inglés arriba del escenario y que hubo una muy buena recepción del público. Menciona cómo trató, ante la ignorancia de la opinión pública respecto a los procesos latinoamericanos, de dejar su testimonio en otro capítulo más de una lucha emprendida ya hace tiempo contra lo que considera un adversario hostil, de difícil confrontación: los medios masivos. “Estamos en una época donde el bloqueo mediático es uno de nuestro grandes enemigos, y donde es así de literal: hay un bloqueo en lugares como Venezuela o Bolivia. Esto dentro de Latinoamérica y ni hablar del resto del mundo. Para los europeos, en el caso de Venezuela, al presidente le faltan los cuernos y la capa para que sea el diablo. Mismo desde la izquierda europea hay una subestimación de todos los procesos políticos y sociales que están ocurriendo acá.” Queda en claro que esta mirada europea no es cercana a la Actitud Malena: no tiene ni su curiosidad ni su experiencia. “Subestiman todo, como si ya lo hubiesen vivido y nosotros somos para ellos unos ingenuos que seguimos pensando que los cambios son posibles. La opinión pública masiva, influenciada directamente por los medios, habla de dictaduras, de cosas que si te ponés a hablar cinco minutos y le empezás a decir: ´bueno, pero Venezuela es el país con más cantidad de elecciones y referendums en la historia de las democracias latinoamericanas´… no saben qué contestar”. Para Malena es complejo tener que luchar de manera constante contra unos medios de comunicación tan claramente posicionados políticamente, pero no por eso desesperanzador. “Porque ni siquiera es algo sutil, digamos, es bastante grotesco. Sobre todo en el caso venezolano”, reitera y evidencia su puntual interés por contar lo que considera “la verdadera realidad” del país bolivariano. Malena mira, toca, conoce y luego -recién luego- habla. Y lleva y cuenta su testimonio a donde haya a quién contárselo.
 
Conexiones
De tanto gobierno latinoamericano, nos olvidamos del nuestro. ¿Qué pensará esta muchachita rebelde de un gobierno que apoyó uno de sus puntos débiles: los derechos humanos? Revela: “La verdad que sí, que se han ocupado muchísimo del tema y me parece bien, y no es subestimable y hay que reconocerlo”. Y sin que se lo pregunte, se anima también con una crítica. “Falta conexión con el pueblo. Hay una desinformación terrible. Y cuando digo esto se me vienen a la cabeza el tema de las retenciones a las exportaciones agrícolas. Me acuerdo que fue un momento crucial, en el que se dividieron las aguas y era interesante eso como fenómeno político. Personalmente nunca terminé de entender el tema, la parte técnica, y no me pareció que desde el gobierno hubiese una política de difusión masiva, de bajar toda la parte técnica a tierra y explicarle a la gente en palabras simples eso que era tan complejo. Hay como una especie de soberbia en ese sentido, y ése es para mí el costado malo de este gobierno”. Y sí, por supuesto; dicho esto, a Malena se le cruza por la cabeza el programa del gobierno venezolano. “En el caso venezolano ese tipo de comunicación está muy bien plasmado en Aló Presidente, en donde se le explica a la gente de manera accesible un montón de cuestiones que se están haciendo, políticas, económicas. Va cada ministro y habla con la gente y le explica. Hay gente que opina que eso es demagogia, que es populismo, pero el pueblo cada vez está más exigente y más crítico con el gobierno mismo. Ése es el mejor termómetro de lo que esta pasando”.
Su entusiasmo por Venezuela es explícito y forma parte de su catecismo; allí vio en acción algo de su fe y le interesa que quede claro, como si necesitara ese ejemplo para transmitir en qué cree y en qué no. Cree en la política, por supuesto (“es la mejor herramienta que tenemos para solucionar los grandes problemas. Es lo que define quién come y quién no, así que cómo no le vas a dar bola.”) y no cree en los líderes (“las cosas se solucionan con la gente en la calle, presionando”). Cree en la música (“reemplazó a la militancia”) y no cree en los discursos (“prefiero lo concreto: en poner el cuero”).
Malena está muy lejos de cantar un tango pero sí, como dice la canción, pone en cada verso su propio cuero. El hip hop es un arma que le vino “como anillo al dedo” para hacerlo latir al ritmo de sus pasiones. Canta y baila y a ese ritmo cura las heridas. Las propias –su padre era militante montonero y desapareció en 1977– y las ajenas, como ahora mismo puedo ver en este Coliseo donde no hay nadie, nadie, sentado: la marea verde se agita en esta ceremonia que une y conmueve. En el escenario, Malena está en el centro, escoltada por las Karen. Una es dueña de tal vez la mejor voz y de un espíritu más sereno. La otra usa los típicos pantalones anchos y la típica agresividad rapera. Malena parecería ser el equilibrio entre las dos Karen, aunque la palabra equilibrio tiene en ella otro sentido. ¿Hace falta explicarlo? Desde el escenario me llega, salvadora, la estrofa perfecta para dejar de dar vueltas:
Conciencia, rebeldía
que día a día crece.
Mi cuerpo fortalece,
espíritu engrandece,
Actitud María Marta,
le pese a quien le pese.

Portada

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

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Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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