CABA
El shock de Obama
Si Barak Obama resultó un vuelo de esperanza frente a George Bush y sus ocho patéticos años, Naomi Klein, autora de No Logo y La Doctrina del Shock propone ir aterrizando. Entrevista en Nueva York, sobre los verdaderos dueños de los bancos.
Naomi Klein vive en Toronto, Canadá, pero sería más específico decir que vive en el planeta Tierra. Eso le permite saltar de denuncias sobre la guerra en Irak, a descripciones deslumbrantes sobre el nuevo capitalismo chino como estilo de control social, o pasar por Argentina y convivir con procesos como el de las fábricas sin patrón. Libros como No Logo o La Doctrina del Shock, son verdaderas investigaciones globales que descubren con una inteligencia profunda y práctica, desde múltiples ubicaciones físicas, la temperatura de lo que podría llamarse sistema-mundo. Ahora anda como por su casa por Nueva York, por esas calles florecidas de moles de 90 pisos; dominicanos y senegaleses que venden relojes; ardillas del Central Park; porteros de librea cual dibujito animado; limusinas 4×4; latinos sonrientes; turistas sin barbijo; plasmas gigantes que hacen de Times Square un panel alucinado del marketing moderno. Llegó para Fire the boss (Echalo al patrón) evento que reunió a obreros, sindicalistas, movimientos sociales, intelectuales y a la cooperativa lavaca, programado a partir de la edición en inglés de Sin Patrón-Fábricas y empresas recuperadas en la Argentina, y de la toma de la fábrica Republic por parte de sus trabajadores.
Hubo tiempo, además, para las conversaciones y para conocer el pensamiento de Klein sobre Barak Obama, el demócrata y primer presidente negro de Estados Unidos. De la esperanza inicial, Naomi pasó a plantear que se está ante una nueva versión de lo que llamó “doctrina del shock”: la utilización de las crisis económicas y hasta los desastres naturales, como shocks (o electroshocks) que generan pánico, parálisis, y permiten domesticar a las sociedades para imponer situaciones económicas, laborales y sociales cada vez más perversas.
¿Cuáles son tus impresiones acerca del gobierno de Obama?
Estamos viendo que el patrón de La Doctrina del Shock se repite en el contexto de la crisis económica. Comenzó con Bush, pero continúa bajo Obama, y quiero ser clara: estoy hablando del salvataje económico, al que considero el mayor atraco en la historia monetaria. Hemos asistido a una transferencia de la riqueza pública a manos privadas sin precedentes. Bloomberg News estima que 12.5 billones de dólares han sido invertidos ya para salvar al sector financiero. Nunca antes habíamos visto algo de tal escala. No se trata de privatizar el sistema de aguas o el de caminos: es tomar el dinero de la esfera pública y dárselo a la privada. Pero la historia no termina ahí, porque eso crea una crisis de deuda en las cuentas públicas, y mi temor es que a la larga esta gran transferencia de recursos –que se hizo en nombre de aumentar el crédito– cosa que no sucedió–; que se hizo en nombre de la ayuda a los propietarios de hogares hipotecados –ayuda que no se dio– genere una crisis fiscal que se use como argumento para privatizar el sistema de seguridad social y otros ataques a la esfera pública.
Desgraciadamente, creo que es una repetición de la doctrina del shock. Mi objeción es que se ignora la voluntad democrática del pueblo, el derecho de la gente a participar en sus democracias de manera más profunda.
¿Qué cambió del discurso de Obama a su acción como presidente?
Vivimos un momento sin precedentes cuando Barack Obama desarrolló su campaña electoral, en la cual señaló como las causas de la crisis la ideología de la desregulación y la teoría de beneficiar a los de arriba esperando que el bienestar se derrame hacia abajo. Lo que es bueno para Wall Street no es necesariamente bueno para el pueblo, dijo. Así ganó un extraordinario mandato popular para cambiar el rumbo. Pero ese mandato no se está cumpliendo. Me estoy refiriendo al salvataje, porque en el paquete de estímulo y reactivación se puede entrever algún cambio de rumbo y una voluntad de invertir en la esfera pública que no vimos en décadas. Pero el salvataje es tan ineficiente y beneficioso para las elites, y no para el resto de la gente, la hipocresía es tan grande, que al fin va a absorber todas esas otras inversiones maravillosas que se están haciendo en la esfera pública, porque la crisis de la deuda nos espera en algún punto del camino. Además, si pensamos en nombramientos de figuras clave en la desregularización del sector financiero, como Larry Summers y Tim Geithner, que ahora vienen a salvarnos, sentimos cierta falta de credibilidad. ¿Las mismas personas que eliminaron las reglas las van a reponer? Tenemos el derecho a sospechar.
¿Quiénes podían simbolizar otro tipo de política?
Hay algo que resulta comprensible: si Obama hubiera nombrado, no sé, a Joseph Stiglitz, por ejemplo, como secretario del Tesoro, me hubiera encantado, pero los mercados se habrían hundido. Creo que podría haberlo hecho de todos modos, pero aquí enfrentamos una tensión real entre el pueblo que quiere un cambio y los mercados que quieren más de lo mismo, sin entender la medida del abismo. Pero aun si esto funcionara, si canceláramos nuestra incredulidad como cuando leemos una novela para tragarnos lo que nos dicen, me preocupa que esto se considere una nueva normalidad, que salva bancos a costa de trabajadores. Se necesita al movimiento obrero, a los trabajadores para que cuente cómo están ocurriendo en realidad las cosas.
De quién debe ser Citibank
Para Naomi Klein hubo todo un arranque del actual gobierno estadounidense donde se vivió bajo la siguiente metáfora: “No cuestionen a los bomberos, la casa está en llamas”. El crédito tras un abrumador triunfo electoral quedó abierto. “Pero tiempo después acá estamos, con la economía real colapsando: ejecuciones hipotecarias, despidos, falta de crédito. Todas las promesas quedaron incumplidas. Y hoy existe un consenso, por ejemplo, alrededor de la idea de que si un banco fracasa, pues no debería existir”.
¿Y cuál fue el punto de inflexión entre la promesa y la realidad?
Existe una diferencia entre el presidente Obama y el candidato Obama. Él ganó la elección cuando comenzó a hablar sobre la ideología de la desregulación que había cautivado a este país durante ocho años, o más. Pero recordemos: antes de la crisis financiera, Obama estaba atrás en las encuestas y sus rivales conservadores parecían ir creciendo. Cuando la crisis estalló, él comenzó a hablar contra la economía del derramamiento de la riqueza de arriba hacia abajo, y sobre necesidad de reconstruir la vida de la gente en lugar de las finanzas de Wall Street. Allí comenzó a conectar con los votantes. Creo que tendríamos que recordarle a Obama las promesas que hizo en la campaña. Personalmente no me siento traicionada, pero creo que se trata de ver si existe un movimiento de base que le ponga presión, ya que sabemos que sí hay mucha presión desde arriba.
¿En qué consiste?
Pese a todo el dinero que transfirió a los bancos, la derecha sigue diciendo que es un gobierno socialista. Sin embargo, en el Senado fue derrotado un proyecto de ley que habría ayudado mucho a los dueños de hogares hipotecados. Dick Durbin (senador demócrata) denunció que la industria financiera es la dueña del Congreso, a través del lobby (los grupos de presión de intereses sectoriales). Ese lobby tan intenso sigue ganando batallas. Lo increíble es que eso, además, se paga con dinero de los contribuyentes porque se trata de bancos que recibieron dinero del salvataje y que lo están canalizando hacia la presión de sus lobbistas, para derrotar políticas de interés público.
Pago para que me quiten.
Un caso extremo es el Citibank, que vale 21.000 millones de dólares, pero el gobierno le transfirió 45.000 millones. Con todo derecho los contribuyentes deberían poseer el banco, para ordenarle que entregue crédito a esos mismos contribuyentes. Ésa es la paradoja. Durban denuncia que los bancos usan el dinero para hacerse dueños del Congreso. Y en realidad los bancos tendrían que ser del pueblo norteamericano por una sencilla razón: pagó por ellos. Si eso pasara, también podrían empezar a ser ser dueños de su propio gobierno. Eso sería revolucionario.
Mientras tanto, lo que ocurre es que Obama mantiene su popularidad.
Sí, el amor por Obama está fuera de control. Esto ocurre particularmente en tiempos de crisis, nos volvemos casi regresivos. Queremos creer que nuestros líderes nos van a cuidar: creo que eso es poco sano. Creo que es hora de guardar en el ropero todas las camisetas y los gorritos de la campaña. Él es el presidente de la nación más poderosa de la tierra, y la cultura de fans de la campaña debe ser reemplazada por una cultura ciudadana comprometida que le haga sentir una respetuosa presión desde las bases. Me da temor toda la ira que circula, ira merecida: los bonos millonarios para los ejecutivos de las empresas que generaron la crisis, como aig, la hipocresía de acceder al salvataje de Wall Street pero rechazar el salvataje de Detroit (una de las principales ciudades industriales de Estados Unidos).
Danger: ego magullado
Una de sus recientes columnas se llamó Glosario para la decepción, una propuesta de despojarse de la esperanza para pasar a la acción, y un juego de palabras como “hopesick”, o “esperalgia” (nostalgia de cuando se tenían esperanzas), “hopeover” o “esperanzaca” (una resaca tras una borrachera de ilusiones). Más allá de los juegos, Naomi dice que la ira puede ser un recurso: “Un recurso, y un bien. La ira por la situación no es necesariamente populista, pero debe canalizarse en alguna dirección. Si no logra orientarse hacia un proyecto de sociedad más equitativa, que enfrente los elementos que han creado esta crisis, es una ira que queda flotando, lista para que la use cualquiera. Ya lo estamos viendo. Hay un aumento en la retórica horrible contra los inmigrantes, y hasta contra el presidente mismo por ser afroamericano. En tiempos de crisis, particularmente cuando el ego nacional anda magullado, pueden pasar cosas peligrosas. Como persona de izquierda, siento que no tenemos solamente una oportunidad sino una responsabilidad moral para estar a la altura del momento y asegurarnos que esa ira sea utilizada en un proyecto constructivo”.
¿Por ejemplo?
Exigir seguro de salud para todos. Y una economía realmente verde. Y una política de tolerancia cero para la pérdida de empleos.
Otro mercado
¿Cómo lograrlo? Si Obama ha cambiado su discurso…
Es que creo que Obama es un político brillante porque es un mediador muy bueno. Por eso es tan crucial que quienes lo apoyan, quienes quieren seguro de salud para todos y políticas serias sobre el medio ambiente, se conviertan en una fuerza de presión. Él es de centro. Para mí no es un problema. Él es quien es y eso significa que los progresistas de este país deben pensar en mover el centro. Roosevelt lanzó el New Deal (tras la llamada Gran Depresión, en los años 30) porque la gente estaba tan movilizada, y hacia la izquierda, que le permitió venderlos a las corporaciones norteamericanas que el New Deal era un compromiso necesario ante una alternativa que parecía la revolución. Yo no soy una autora utopista. No tengo un plan de diez puntos. Pero durante los últimos treinta años hemos vivido una revolución por la cual la lógica del mercado se impuso sobre todos los aspectos de la vida. Creo que existe, sin dudas, un papel para el mercado, pero no que deba mandar sobre cada cosa. Existen áreas muy grandes donde deben prevalecer otros valores y donde el concepto de ganancia es destructivo. La salud es una. Y el agua es otra. Y creo que tendremos problemas en el futuro con el copamiento de las corporaciones sobre la industria alimenticia.
Sin utopías, ¿qué hacer frente a esa agenda?
Pienso que necesitamos una economía mixta, donde existan algunas cosas que podamos considerar demasiado importantes como para dejarlas en manos del mercado, pero donde también existan los mercados, y otros elementos como las cooperativas, y otros modelos de organización social.
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
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