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La Patagonia rapera

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Poesía Urbana agita Comodoro Rivadavia. El hip hop como cultura artístico social. A partir de esa idea, Poesía Urbana, en Chubut, saltó de ser un grupo musical, a convertirse en un movimiento llamado Conciencia Activa Detonante que involucra a cientos de chicos puestos a hacer música, eventos, bailes, y a crear, rompiendo un destino que parecía sólo de silencio.

La Patagonia raperaLos baldíos en el Barrio Castelli no tienen canchitas de fútbol sino balancines, que son como pájaros mecánicos de cinco metros de altura que chupan petróleo, entre otras cosas. Comodoro Rivadavia se empecina en lo gris, pero en Castelli muchas paredes tienen graffitis, colores que abren la puerta a algo que está pasando a partir de dos palabras leves, rítmicas: hip hop.
Javier tiene 21 años, gorra rapera, arma un cigarrillo, y mira de costado: “El tema es el miedo. El miedo de hablar. De no poder decir lo que uno piensa. Me parece que no se entiende el valor de la palabra. Ni de la acción”.
Según lo que uno suele conversar con el mundo “adulto”, los jóvenes son personitas levemente descerebradas, los chicos pobres (o pobres chicos) son delincuentes potenciales; lo digan o no piensan que lo mejor que se puede hacer es contratar más policías (jóvenes pobres), levantar rejas, cárceles, endurecer leyes, rezar con los obispos que se consternan ante la pobreza (sobre todo cuando ocurre bajo un gobierno que no les gusta) o con el Papa escandalizado. La línea más sincera de este grupo postula el crimen y el castigo como remedio de venta libre.
Muchos setentistas también andan azorados, al no encontrar demasiados jovencitos de menos de 60 interesados en compartir el anecdotario de los años felices. Los buenos progresistas (los progresistas son todos buenos ya se sabe) considerarán que la juventud está sumida en cierta imbecilidad, no como la de antes. Más que policías propondrán oenegés (en especial aquellas en las que ellos trabajan). Dirán que los jóvenes son víctimas del sistema, o pronunciarán: “El problema es la educación”, frase notable que acaso compartan con los buenos izquierdistas (ídem al rubro anterior) que además se pondrán rojos de ideología y de indignación, al declarar que nada es posible hasta que no se haga la Revolución, cosa que ellos mismos difícilmente lograrán porque están ocupados en indignarse con el mundo, y con los demás izquierdistas, socialistas autonomistas, moralistas, librepensadores y otros ex, neo o post, que replican su indignación contra los primeros, todos se van denunciando unos a otros, y la ronda vuelve a empezar. (El problema no siempre es lo que se dice sino el tono neuronal y cardíaco. Según una bella milonga infantil de María Elena Walsh, no es lo mismo ser profundo que haberse venido abajo).
En Chubut ocurre algo más o menos similar, y salvo honrosas excepciones uno puede cruzarse con multitudes adultas hablando sobre los chicos convertidos en drogadictos, ladrones, violentos, desinteresados, incultos, mal educados, vagos, borrachos, entre otras agudas observaciones frente a las calamidades del mundo actual. La acción de la que habla Javier, ausente.
Dicho esto, la invitación es a conocer Castelli, en las periferias de Comodoro Rivadavia, barrio de hip hop y jóvenes pobres que no son pobres jóvenes, que a fuerza de música, baile, poesía, autogestión, pintura de colores, acción grupal, todo intenso y ágil como un rap, están inventando una mirada distinta sobre lo que está pasando con la vida.
 
¿Qué revoluciona una cabeza?
Cristian Viveros es Iman Fae. Tiene 22 años. Javier Ortega es Asterisco, 21 años. Integran Poesía Urbana, un grupo musical de cinco personas que nació a fines de 2003, y se fue transformando en una red de hip hop que se llama Conciencia Activa Detonante, Cad Tribu, que incluye a grafiteros, o chicos que hacen break dance como Dosis Mortal. Dan talleres de hip hop que abarcan a 150 chicos de barrios periféricos de Comodoro (Pietrobelli, Divina Providencia, KM 5), y trabajan como big bang que impulsó a unos 30 grupos al menos en la provincia, cada uno de los cuales es a la vez como Poesía Urbana, un motor de otras actividades y grupos.
“El hip hop se divide en el canto que es el rap, el baile que es el break, los graffiti, y el DJ (el dí yéi) que en algún sentido es el que armó todo cuando mezcló música y rap y sacó todo a la calle para hacer una fiesta” dice Cristian. En todo lo que rodea a Poesía Urbana y a Cad Tribu, los más viejos tienen 25 años y la camada nueva arranca con 11. El rap entonces es la canción del hip hop. Como un latido:
 
Ellos no viven lo que vivo,
No lo ven en vivo,
Y sin embargo hablan, amigo,
Abran sus mentes,
Es todo lo que pido
El pensamiento no se viste,
Se pule y se hace fuerte a conciencia libre,
El pensamiento se organiza
Entre el pibe de barrio
Vos y yo
Y muchos que se identifican
 
¿Por qué hablan de tribu?
Javier: Porque la idea es romper todo esquema jerárquico. Hay líderes pero en realidad todo es una imagen colectiva. No hay caciques. Y esa imagen se refleja al trabajar en círculo. El hip hop es una cultura tribal. Si te parás en una esquina a ver a los pibes los vas a ver en ronda. Y eso rompe el esquema educacional de las escuelas donde el profesor está adelante como un símbolo de autoridad y los alumnos están mirándose las nucas.
Cristian: Nosotros trabajamos en círculo para poder mirarnos las caras. Además el hip hop impulsa la autoeducación, ser autodidactas, aprender de vos mismo como aprendés de los demás. Con eso no queremos decir que los chicos tienen que salirse de la escuela y agarrar los libros solos. Pero sí que la escuela es una cosa y estudiar es otra.
Javier: Acá tenemos la suerte de que la educación es gratis. No como en Chile. Pero que sea gratis no quiere decir que sea de buen nivel.
Pero, ¿qué significa la autoeducación?
Cristian: El tema de los valores. Hay cosas que la escuela pasa de largo. No me enseñaban valores en la escuela, sino a ser profesional, o sea una persona fría. Si manejás una empresa tenés que saber de números, no valores. Y si falta plata, hay que echar gente. Todo así. Por eso sería bueno que en la escuela enseñen primero el valor de aprender. Y después números o cuestiones físicas.
Javier: En la escuela te enseñan a formar fila. No sé si eso sirve. En la escuela te dicen alumno, pero alumno significa persona sin luz. Nosotros creemos que cualquier niño, cualquier estudiante, todos tenemos luz. Nacemos con una luz y una energía con la cual nos desenvolvemos. Lo que sí me sirvieron fueron dos cosas: leer y escribir.
¿Y qué sería lo autodidacta?
Javier: Ser curioso. La curiosidad te lleva a ser autodidacta. Hacerte preguntas. Una de las primeras fue ¿qué hacen con la plata de los impuestos? Pensar eso me dio vuelta la cabeza por completo. Empecé a responderla: con eso crean el asfalto, compran armas, le pagan a los policías que son los que nos pegan. Hay un montón de cosas cuando uno se pregunta, te encontrás con un ser diferente y hay algo que revoluciona tu cabeza. Y te abre a nuevas preguntas. Es algo infinito.
No mucha gente tiene ese tipo de curiosidad. ¿A qué edad se te ocurrió la pregunta?
Javier: A los 14.
 
Los chicos no son el futuro
Poesía Urbana no se considera un grupo puramente artístico sino algo que definen como artístico social, cosa que puede entenderse desde los 11 años. Otro rap llamado Mi Mundo:
 
Dicen que somos el futuro del país,
Lavándose las manos: te lo dejo todo a ti.
Y la cosa no es así, ¡no!
Porque si todos aportamos cambiaremos
el matiz
 
¿Por qué esa letra?
Cristian: Porque sabemos que no somos el futuro del país. En la escuela te dicen eso pero nos dimos cuenta de que no tenemos por qué hacernos cargo de las cagadas de los grandes en el pasado. Si el futuro somos nosotros, lo son también los grandes. Los viejos y los niños. Y lo más importante: el futuro es hoy, no mañana.
Javier: Yo creo que hay que actuar. Porque nada es imposible, y el mundo se puede cambiar. Un amigo mío que se llama Eloy dice que si en 150 años hemos aprendido a hacer mierda el mundo, en otros 150 podemos aprender a mejorarlo.
Cristian: Yo creo que cambiamos el mundo durante todos estos años, todos los días, porque siempre se está pasando uno para este bando, el bando de los positivos.
¿Qué es el bando de los positivos?
Javier: Tratar de volvernos buenas personas, ser amables, ser compañeros en el asunto. Nosotros estamos en una causa que es social, y que no es atacar a las personas. Vamos atacando los antivalores. Lo negativo es el individualismo, no compartir. Y el miedo también. El miedo de hablar. De no poder decir lo que uno piensa. Me parece que no se entiende el valor de la palabra. Ni de la acción.
Cristian: Una persona negativa es la que usa la violencia, como la policía. Te paran, te revisan. Lo que intentan es que te pongas violento para llevarte a la cárcel. Te putean, te dicen cara de pelotudo. Aprendí que si les sigo el juego me convierto en negativo como ellos.
Javier: Yo no respeto ningún símbolo autoritario. La autoridad tendría que respetarme a mí. Además, nosotros también les pagamos el sueldo. No hay que creerse el cuento de los grandes, que dicen que ellos pagan los impuestos. Cuando el pibe compra un caramelo lo paga con iva, así que todos pagamos impuestos.
Cristian: Lo de la autoridad lo legitimás vos. Mi padre yo lo veo como una autoridad que nace del respeto.
Javier: O del amor.
Cristian: Pero no puede ser impuesto. ¿Quiénes son las autoridades? ¿Por qué son más que cualquiera de nosotros? Imponen la autoridad como verdad, y no la verdad como autoridad.
 
Pánico o Internet
Poesía Urbana armó su propio estudio a pulmón con el hermano de Cristian, en lo que era un galpón de la casa de su madre. Así nació Periferia Records. “Nos pusimos como objetivo la autogestión. Poder hacer nuestra propia economía, que todos los pibes puedan hacer cosas con nosotros”. Esa especie de red rompe el supuesto destino inexorable de pobreza, la etiqueta de delincuencia, o la maldición de que no hay nada que hacer. “Cualquier pibe que viene a los talleres y está con otros, es re copado, mucho mejor que estar en la calle haciéndose experto en otra cosa”.
Para Cristian y Javier, o Iman Fae y Asterisco, lo que logra el hip hop por el lado social es algo escaso: comunicación. “Hoy nadie se comunica con nadie. Ni el adulto con el joven, ni el joven con el niño. Y menos los medios de comunicación. No es que todo esté perdido. Está dado vuelta” dice Javier. Cristian: “Hay comunicación desde que nacemos, tenemos un lenguaje. Pero desde que nacemos nos dicen lo que tenemos que hacer. Te imponen un lenguaje. Ahí es importante ser curioso, para poder pensar y no que te lleve la ola. La televisión es el principal motivo del pánico. La fiebre porcina es un ejemplo. O que a un pibe de 12 años le digan por televisión que mande mensajes a sexo 2112”. Javier: Nosotros buscamos medios como Internet que es un poco más democrático. No te imponen sino que buscás lo que querés. Ya tenemos nuestras páginas web para comunicarnos con los chicos en cadena. Sin publicidad, en plena gripe porcina, juntamos un montonazo de gente”.
Javier prepara mate. El viento de Comodoro reventó el sistema eléctrico y la hermana de Cristian trae una vela cuando en el estudio se hace de noche. Javier tiene una forma nueva de entender la palabra activismo: “Hay que estar activo todo el tiempo. Hacer actividades. No dormirse. El mundo quiere que seamos gente dormida, que no hace nada, que consumamos más y nos quedemos encerrados”. Cristian: “El hip hop contrarresta eso. Y rompe lo de que sos el mejor si tenés la mejor nota, o si tenés el mejor celular o mejor ropa. Eso es superficial. Pero yo creo que hay una esperanza que es lo que uno hace, lo que te llena el corazón”.
Cristian reconoce que hay parte del movimiento hip hop que busca la ganancia económica, “como también buscan mercado, hablan de prostitutas y cosas por el estilo”. Javier hace otro encadenamiento: “Si hacemos temas diciendo que nos volteamos a 5 pibas, nos tomamos 3 lagartos y nos fumamos 20 porros, en una semana llegamos a mtv”.
Tampoco cierran la historia del hip hop en Estados Unidos. “El movimiento ya venía con una característica en común, los inmigrantes. Los afroamericanos se contaban su propia historia como esclavos en Estados Unidos. De ahí viene el rap. El baile nació en Centroamérica. Los graffitis ya estaban en Francia en los años 50”. Javier agrega: “Yo lo asimilo con el universo que está siempre en expansión. El hip hop también. Porque además uno abre horizontes para no cerrarse musicalmente, mentalmente”. Cristian: “Si el arte se vuelve sectario, es autoritario. Y se muere”.
 
Drogas y personas
Los chicos cobran del municipio por los talleres. “Todo lo hicimos siempre por amor al arte, digamos, pero crecer te hace ver que es importante generar recursos para poder seguir creciendo. Con los eventos juntamos dinero para la pintura y para hacer discos. El objetivo es independizarnos”.
¿Cómo perciben temas como la droga entre los chicos de las periferias? Javier: “Es re complejo. El problema no es la cocaína, la nafta se hizo para los autos y el poxi para pegar cosas. Todo va por las personas. En los talleres no decimos: ‘no te drogues, dejá la bolsa, no tomes’. Lo que esperamos es que el pibe se dé cuenta de lo que quiere”. Cristian lo pone en términos de límites: “Está mal prohibir, porque invitás a hacer lo prohibido. Yo creo que es mejor decir: elegí, está esto, esto y aquello otro. Meté los dedos en el enchufe, y ya vas a aprender. Tenés que saber tu límite como persona. Porque puede ser la marihuana, o la cocaína. Pero el casino puede ser tu droga, o comer demasiado”.
Sobre los medios Cristian considera que simplemente han sido comprados. “Hay diarios que viven de la política y del negocio. La política ha perdido tanta credibilidad que es otra farándula. Todo está organizado para que la gente escuche lo que le quieren hacer escuchar”. ¿Pero lo que hace Poesía Urbana es político en algún sentido? Cristian: “Sí, porque tomamos política como el arte de decidir cosas, plantear ideas hacer cosas. Pero no estamos con ningún partido político, ni siquiera con un equipo de fútbol. Nos gusta el fútbol, pero ya no queremos ser hinchas. Queremos ver buenos partidos, lindos goles”.
Javier aclara otra cuestión: “No aparentamos lo que no somos. No somos chicos sanos que salimos de la escuela y decimos cosas lindas. Nosotros tuvimos el resentimiento social del que es tratado como menos por el que tiene moneda. Sabemos lo que es la calle. Anduvimos en varias cosas. Pero es un proceso de cambiar de vida, de buscar otro camino y desechar las cosas que te hacen mal. Mejor respirar igualdad”.
¿Qué significa eso? Cristian: “Que no te autoclasifiques, que no te creas más por ser artista. Ni menos por no serlo. No nacimos con un micrófono en la mano ni haciendo rap”. No leyeron el número anterior de mu, con la entrevista a la travesti Marlene Wayar, pero sin embargo dicen algo muy parecido: “La identidad está en lo que hacemos, en la delicadeza de saber qué palabras usar para comunicar. En hacer algo social, pero sin caretearla. Primero que nada aprendimos que somos personas”.

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