CABA
La raíz del oficio
Blanca Rébori. Comenzó a trabajar en un diario Clarín que hoy parece de cuento, con Osvaldo Bayer de jefe. Desde hace 26 años hace Raíces en radio, desafiando etiquetas. Pero es sobre todo una maestra del oficio que deja en su trabajo una huella ética.Si una raíz nutre y ancla, la que Blanca Rébori representa está arraigada en el suelo del periodismo como un ombú. Y si creció sólida y robusta es precisamente porque tuvo que enfrentarse a la naturaleza misma de esa profesión que le mostró desde el primer día no la aridez del piso, sino la rigidez del techo, ese que para las mujeres periodistas de su época ni siquiera era de de cristal, sino de hierro. Blanca lo comprobó cuando tenía 20 años y entró al despacho del mítico director de La Razón, Félix Laiño. “Algún lugar debe haber en la sección modas”, le ofreció amablemente. “De modas no sé nada ni quiero aprender porque no me interesa”, fue la respuesta que le cerró esa puerta. “El periodismo era un mundo de varones a tal punto que cuando logré, finalmente, colaborar en Clarín decían que otro me escribía las notas, porque eran buenas. Así que le pedí a mi jefe que me dejara usar una máquina de escribir y me senté ahí mismo a hacer la nota. Así me fui ganando el respeto y el empleo”. Estamos hablando del diario Clarín, sí, pero también de otra cosa. Blanca la llama “la pre-historia”, pero en realidad son los tiempos en que se construyó eso que estamos viendo caer hoy: un diario prestigioso. Es difícil reconocer en la decrepitud actual aquel escenario que rememora Blanca, donde ejercía su oficio de editor Osvaldo Bayer –“mi mejor jefe, lejos”– o redactaban la sección política jóvenes imberbes como Horacio Verbitsky, “que se sentaba detrás de mí y al lado de Luis Guagnini”, uno de los 84 periodistas desaparecidos durante la última dictadura. Fue la época en que Blanca publicaba sus agudos reportajes a los nuevos referentes de la época, como aquel que todavía puede leerse en Internet a un joven James Petras presentando su libro Ni Marx ni Jesús, publicado con su firma el 8 de julio de 1971.
La firma, justamente, fue lo primero que perdió cuando comenzó otro capítulo de la historia de ese diario, cuya trama ya puede resultar más familiar. “Con el ingreso de Héctor Magnetto como gerente, el predominio de lo comercial se notó inmediatamente. Por esa época ya estaba en Espectáculos y comencé a tener que dar muchas explicaciones y por escrito, en memorandums que tenía que entregar a mi jefe, Rómulo Berruti, por cada nota en la que criticaba un espectáculo. Terminó pasándome lo mismo que a Tomás Eloy Martínez en La Nación. Un día vi entrar a la redacción y en patota a los cuatro grandes popes de las empresas distribuidoras de cine. Luego, me informaron que ya no podía firmar. También me cambiaron de sección: pasé al teatro off. Estaba chocha, porque era una época muy floreciente y vanguardista. Pero además era una época en la que Clarín tenía una comisión interna que te defendía”. Al clima de humillaciones, entonces, se respondía con asambleas y paros que llegaron, incluso, a incluir un piquete al auto de Magnetto para bloquearle la salida del diario, cosa que logró sólo después de firmar un aumento salarial, según recordó este año en su maravillosa nota de despedida de Clarín el periodista Armando Vidal, que por cierto el diario no publicó.
Clarín logró dirimir este tipo de tensiones en forma terminante y sin costo económico, con la llegada de la dictadura. Primero despidió a la comisión interna, luego a los candidatos a reemplazarla y por último, a los activistas. Blanca cayó en la segunda tanda. “Recibir el telegrama representó quedarme sin trabajo en todos los medios y durante todo el Proceso”. Su regreso a la profesión fue triunfal y democrático. Ya eran tiempos de Raúl Alfonsín cuando Jacobo Timerman la convocó para hacerse cargo de la sección Espectáculos del diario La Razón, donde se convirtió en jefa de un dream team exquisito: Gerardo Fernández y Ernesto Schoó eran los críticos de teatro y Homero Alsina Thevenet y un joven Luciano Monteagudo, los de cine. El periodismo seguía siendo un territorio masculino, pero Blanca ya había aprendido qué podía aportar una mujer al oficio para ganarse el respeto de semejante grupo de profesionales. Sacó sus uñas éticas y sembró un hito: fue la única jefa de ese diario que presentó su renuncia para desafiar una orden de Timerman. Lo sorprendente no fue sólo que el terco Jacobo retrocediera, sino que Blanca jamás se jactara de haberlo logrado.
La democracia, también, la llevó al micrófono de Radio Municipal con un proyecto propio, que llamó Raíces y con cual transita desde hace 26 años diferentes radios que la acogieron y la despidieron con igual fervor. Un programa diario, que desde hace tres años ocupa las tardes en el dial de La voz de las Madres, dedicado a difundir las culturas, definición a la que sólo es posible llegar después de que Blanca resista durante toda la entrevista cualquier otra etiqueta.
¿Se trata de una forma de abordar el folklore en su sentido más amplio?
El folklore es lo más inasible que hay. El propio origen de su palabra te da una idea de su dinamismo: el saber popular. Es algo en continuo devenir…
Agua corriendo…
Exactamente. Puedo decir que el programa tiene relación con lo folklórico en la medida en que está mostrando culturas en continuo cambio, pero no en el sentido que la mayoría entiende lo folklórico. Aplicamos la palabra folklore a cierta música, arbitrariamente, y lo atrapamos en la tradición más cerrada, que es justamente lo contrario de su dinámica. Hablamos de folklore para referirnos a lo más ramplón, ridículo y tradicionalista. Aunque por suerte esa concepción está muriendo, sobre todo entre los más jóvenes.
El temor del poder
Para Blanca, Raíces se define por lo que representó en la radio sentar por primera vez a antropólogos, historiadores y filósofos frente al micrófono “para, desde una visión Latinoamericana, conversar sobre las relaciones, las influencias, las tendencias…”.
¿La fusión?
¿Qué es fusión? Vos hacés música o escribís con lo que te nace o te brota, con tu época, con tu historia, con tu sensibilidad. En todo caso la creación es mucho más rica que el rótulo que necesitamos para explicarla. Sí es cierto que hoy hay muchísimo acercamiento de lo académico hacia otras culturas, y eso da como resultado una producción mucho más rica de libros, investigaciones, análisis, que te permiten informarte y formarte, que te amplían la mirada. Pero esa diversidad de estudios no implica que se hayan abierto en la misma proporción los canales de divulgación y distribución de ese conocimiento. Los periodistas que nos ocupamos de esto seguimos marginados.
¿Considerados alternativos?
Exactamente. Cuando, en realidad, para un periodista lo que lo define no es el medio para el cual trabaja, sino cómo percibe lo cultural, qué olfato tiene para atraparlo, cómo investiga o se acerca a esas temáticas. Eso no es valorado cuando te apartás de la agenda y justamente, ésas son herramientas de la profesión que más se ponen en juego cuando te apartás de ella. Yo pertenezco a una generación súper veterana, que se ha formado en lo más estricto de la cultura occidental y el pensamiento único y hemos tenido que poner en juego sobre todo nuestra condición de periodistas para poder ampliarla, es decir, la curiosidad y la necesidad de leer tu época, para poder salir de ese libreto. Mi profesión me siguió y me sigue enseñando. A mí causa mucha gracia cuando periodistas que se definen como cultos se aferran a sus verdades, muchas de ellas decadentes. Porque tenemos que ponernos permanentemente en duda, en interrogación: nuestra profesión, nuestra formación, todo. Hay que interrogar a la literatura, a la historia, a la cultura argentina toda, o al menos reconocer que hay gente que se dedica a eso y puede enseñarnos mucho al respecto. Gente que plantea dudas y pone los signos de preguntas donde hasta no hace mucho tiempo había sólo respuestas tajantes, inmóviles. Si fuéramos un poquitito menos soberbios, si tuviéramos un poquito menos de prejuicios, si intentáramos ser medianamente cultos de verdad, tendríamos que entender al folklore como la cultura humana que tiene más poder de movilización, de reflejar los cambios, las rupturas, las combinaciones, las posibilidades de integración. Es el que te da individual y colectivamente y en esa tensión, las mayores posibilidades de entendimiento y comprensión del presente, el pasado y el futuro, tal como lo entienden los pueblos andinos: está todo ahí y siempre en juego.
Pero eso da mucho trabajo…
Te da mucho laburo porque vivís con dudas, buscando la otra cara de la verdad. Y claro: cómo no te van a echar después. Es lógico. Porque los poderes a lo que más temen es a eso: a los signos de interrogación.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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