CABA
Barriolandia tevé
La televisión comunitaria persiste desde hace 23 años desafiando la legislación, hasta la reciente Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. El recorrido muestra experiencias múltiples. ¿Alcanzan para que un día la caja boba deje de serlo?¿Qué hace falta para crear tu propia televisora? Agarrá lápiz y papel y anotá la receta:
Un mezclador de video, otro de audio.
Una cámara y una computadora para crear la imagen.
Para emitir sólo por Internet es necesario otra computadora con capturadora de video y para sacar la señal al aire; un transmisor.
A esta lista sólo hay que agregarle el corazón, el núcleo de todo esto: levantarse del sillón y pasar de ser espectador a productor. Las personas que lo experimentaron dicen que muy pronto la magia de la televisión deja de encandilar. Es que se van descubriendo sus trucos, y eso no es poco…
Ahora, ¡que las cámaras me acompañen porque vamos a ver cómo algunos ya cocinaron su receta y otros están preparando su propia exquisitez!
El viejo canal ilegal
Una de las primeras experiencias de televisión comunitaria en nuestro país surgió en 1987 con la fundación de Canal 4 de Alejandro Korn. La especialista María Cecilia Fernández da cuenta, en un artículo publicado en diversos medios digitales, de que la emisora fue el resultado de la experimentación técnica. Durante tres años Ricardo Leguizamón, uno de los vecinos del barrio, se dedicó a la autoconstrucción de un transmisor de televisión de bajo costo. La experiencia no tardó en multiplicarse por todo el país. En los inicios de los años 90 existían 250 canales nucleados en la Asociación Argentina de Teledifusoras Comunitarias (aateco). La entidad agrupaba a todo tipo de iniciativas –comerciales, políticas, barriales– en pos del reclamo de legalidad. En ese momento, la Ley Nacional de Radiodifusión N° 22.285 prohibía expresamente a las organizaciones sin fines de lucro (sindicatos, asociaciones culturales, cooperativas) ser titulares de licencias de radios o canales de televisión. Esta norma fue establecida por la última dictadura militar en el año 1980 y estuvo vigente hasta la sanción de la nueva Ley de Servicios Audiovisuales, en octubre de 2009. Durante este mes está prevista la reglamentación del texto y recién entonces la legislación se habrá puesto al día con la democracia.
Imágenes de la utopía
Fabián Pierucci es documentalista y clasifica su tarea dentro del rubro “oficios”. Fundó el grupo de cine Alavío y es uno de los responsables de llevar adelante la emisora Ágora TV que transmite solo por Internet. Fabián participó -como director del informativo- de una de las experiencias “más potentes de la televisión comunitaria”: Canal 4 Utopía. La televisora comenzó a transmitir en 1991 desde un departamento ubicado en el porteño barrio Caballito. Su antena apuntaba hacía el noroeste de la Ciudad de Buenos Aires. La zona de influencia la conformaban Flores, Floresta, Devoto y Liniers. “En el año 91 comencé a rodar mi primera película Viejos son los trapos sobre la situación de los jubilados y me invitaron a estrenarla ahí, y luego me propusieron ser el responsable del noticiero”, resume Fabián.
Para él la palabra poderosa que le daba título define la experiencia de Utopía, lo cual implicaba cosas bien concretas. Una de ellas –quizás inesperada para una televisión comunitaria– era medir su impacto en términos de audiencia. Lo hacían contabilizando los llamados, que a veces saturaban las líneas telefónicas, con las convocatorias a debates y asambleas y hasta con las denuncias que presentaba el dueño de Canal 2, Eduardo Eurnekian, quien insistía en judicializar la situación ilegal de Utopía TV. También se corría el rumor de que en algunos barrios los índices de audiencia de la emisora privada no superaban los de la comunitaria.
¿Qué hacía tan atractiva a Utopía TV?
Violaba la propiedad privada todo el tiempo. Teníamos una consecuente política de estrenos de películas: si nos caía en las manos la última producción de Hollywood, la pasábamos. No nos importaba nada. ‘Si quiere ver Batman, lo puede hacer gratis’, anunciábamos. También había una frescura que todavía no era muy común en la televisión. A la vez, aglutinaba a todos los sectores que peleaban contra el neoliberalismo. Todas las expresiones tenían su espacio, desde la Central de Trabajadores Argentinos (cta) hasta grupos que tenían una política de clandestinidad. Nos desafiaban: “Mirá que vamos y aparecemos encapuchados”. “Ningún problema”, decíamos nosotros. Y ellos mismos se sorprendían. El canal también era un organizador político. Por ejemplo, dos hijas de desaparecidos convocaron a sus pares a reunirse y lo plantearon desde lo afectivo. Luego de esas reuniones, se constituyó la agrupación HIJOS de Capital. Otra experiencia linda fue con los presos de Devoto que nos conocían porque la señal les llegaba muy bien. Nos invitaban a los campeonatos de fútbol que se jugaban dentro del penal. Íbamos todos y hacíamos asambleas, charlábamos con los detenidos. Entonces, decidimos que cada vez que un preso llamara al canal y quisiese salir al aire para decir que los estaban golpeando o que extrañaba a su familia, lo podía hacer. Interrumpíamos los programas y salía el mensaje. Todo esto se dio con un montón de discusiones internas y contradicciones. A esto hay que sumarle la persecución del Estado, los allanamientos, el secuestro de equipos y la judicialización de los trabajadores del canal.
Poco tiempo después la historia comienza a agotarse. Fabián cuenta que decidieron resistir uno de los allanamientos junto a los vecinos. Se aguantó, pero quizá por la repercusión pública, dentro del grupo surgieron dos preguntas fundamentales: ¿Qué significaba la forma de funcionamiento ilegal? ¿De quién era el canal? Y los cuestionamientos derivaron en un concepto: el canal es de todos.
El saldo chocaba con la realidad, pues Utopía tenía un dueño, que era el militante de izquierda Fabián Moyano. Entonces, los trabajadores decidieron formar una mutual para exigir la legalidad de Utopía TV. En un lapso de 2 años –calcula Fabián– surgieron otras dos preguntas casi antagónicas: ¿para qué queremos la legalidad? y ¿para qué formamos este colectivo de personas? Un grupo, integrado entre otros por nuestro entrevistado, se retiró del canal comunitario hacia 1995. Sin embargo, éste siguió transmitiendo hasta el 97, año en el que se quedó sin aire.
Ahora, Fabián Pierucci está inmerso en la experiencia de Ágora TV, que transmite solo por Internet. “Eso tiene de positivo que puede ser visto en todo el mundo y de negativo, lo difícil que es incorporar en las agendas de las organizaciones sociales el concepto de tener medios de comunicación propios”. En 2006 el documentalista sugirió la idea de hacer un canal y transmitir desde el recuperado hotel Bauen, aprovechando la altura de su terraza y los recursos existentes. Pero el proyecto no prosperó. La mayoría de los trabajadores consideró que tener una emisora comunitaria sumaba “otra ilegalidad” a la situación precaria de la cooperativa, de la cual pende cíclicamente la posibilidad de ser desalojada. El argumento esgrimido por Fabián también tiene forma de pregunta: ¿la televisión no podría convertirse en una herramienta para impedir el desalojo?
La mención a ese debate fallido trae a la charla otro enigma: ¿cómo lograr que la ilegalidad no contamine de marginalidad la propuesta? ¿Es posible no quedarse refugiado en un lenguaje que entienden sólo los amigos de la causa? Fabián responde: “Creo que con respecto a la comunicación no hay que tener prejuicios desde el punto de vista de la percepción. Hay que confiar. Si la gente descubre que hay posibilidades de que otro tipo de expresiones tenga la palabra, muy probablemente un sector marginado de la opinión pública puede convertirse en interlocutor. Y la posibilidad de interlocución significa que un medio, que por definición es unidireccional, puede transformarse en otra cosa. Y ese cambio sólo es posible con la participación de los vecinos. Ahí, con ellos, estás haciendo un medio comunitario y en ese intercambio se rompe eso de ‘los de izquierda hablándole a los despolitizados’. Los medios populares o comunitarios deberían ser como una autopista donde haya lugar para los que van lento, los que van a cien y los que van a 300. Porque se tiende a censurar a los acelerados y a menospreciar al más lento. Y la verdad es que todos, en algún momento, pueden cambiar de carril.”
¿A dónde va esa autopista?
A una forma de organización social en la que nadie cague a nadie. A una sociedad comunitaria.
Anarcotransmisión
Antena Negra TV funciona desde hace un año y medio en la Asamblea del Cid Campeador en Caballito. La televisora está formada por varias organizaciones sociales vinculadas a la comunicación. Parte de sus 30 integrantes participó de otras experiencias similares, como el Canal 4 Darío y Maxi, en Avellaneda, y las transmisiones itinerantes de eventos políticos.
Martín Sande es mecánico y electricista y comenzó esa experienca en su etapa nómade. Explica que tomaron el desafío de dejar de ir de acontecimiento en acontecimiento para sostener un proyecto de comunicación a largo plazo. Y aclara que habla de un proyecto no comercial, lo cual implica “empezar a ensayar lo que para nosotros debe ser un medio de comunicación, lo que imaginamos en otro contexto, en otro mundo, hace que nos relacionemos con otras lógicas. Entonces pensamos que Antena Negra debe ser autogestiva desde el punto de vista de las finanzas. Por eso creemos necesario que las organizaciones sociales banquen estos medios porque no se debe mercantilizar el espacio de aire”.
¿Te interesa que el vecino de enfrente vea el canal?
No. Me gusta más que venga y participe. Nosotros nunca salimos a hacer publicidad del canal por el barrio. Sí invitamos a los vecinos a actividades concretas, a que se sumen a construir otra forma de comunicar.
¿Y cómo le hablás para que se sume?
En teoría no tengo ni idea. Creo que como me sale. Acá todo es práctica pura. Intentamos hacer, pero siempre aparece uno que sabe y dice: “Fijate que si hacés así es mejor…”. Aprendimos a hacer preguntas, a preparar entrevistas. Pasamos de tener mucha voluntad de comunicar a encontrar la vuelta de cómo comunicar. Creo que no nos salió todavía.
Lo que si les salió es generar la confianza para que las organizaciones sociales se apropien de la herramienta televisiva. Simplemente, ellos manejan las cámaras y los micrófonos. Así fue como un grupo que lucha contra los desalojos en la Ciudad de Buenos Aires armó su programa Articulo 14 VIP. Otro caso más extraño es el de los empleados de CableVisión, que llegaron un día a trabajar al edificio donde funciona la televisora comunitaria y terminaron produciendo un programa de rock llamado Soy de la Eskina.
También pudieron multiplicar la posibilidad de la palabra. En marzo de este año convocaron a un taller de armado de transmisores de radio. Juntaron plata para los materiales y se comprometieron a armar 63 de estos aparatos para Frecuencia Modulada. Las condiciones para participar del taller: que no fuera un proyecto comercial y que cada radio mandara a una o dos personas a trabajar en el armado. “En una semana, el espacio donde funciona la TV y la terraza lo ocupó una especie de fábrica de transmisores. Llegaron 120 personas de todo el país y en siete días cada uno se llevó su propio transmisor para su radio. Fue un delirio porque la gran mayoría no tenía idea de electrónica. También era un delirio pensar en armar esa cantidad de transmisores en tan poco tiempo. Y el tercer delirio era que funcionen. Y funcionan.
Con todo esto, ¿qué va construyendo Antena Negra?
Un colectivo sólido de comunicación que tiene intereses, más o menos claros, de participar en todo aquello que quiera hacer de esta sociedad algo distinto.
Ser parte de la cosa
Faro Televisión Comunitaria comenzó a transmitir en diciembre de 2009. Nació de una iniciativa de la cooperativa de trabajo audiovisual Chisperos del Sur. Se concretó a través de una convocatoria que, en poco tiempo, reunió a 50 personas con experiencia en talleres barriales de comunicación, algunos profesionales y vecinos. En tanto, para la antena hubo aportes de diferentes organizaciones sociales y políticas. Colaboraron particulares y también el Banco Credicop.
Ariel Tcach es realizador, militante de la agrupación Barrios de Pie y coordinador del sector Contenidos de la televisora. Explica que las entidades y particulares que sostuvieron el inicio del proyecto no los condicionaron, porque desde el principio aclararon que ese dinero no compraba ningún derecho en Faro TV. En ese sentido, Ariel especifica que no se alquilan los espacios, sino que se busca que la gente se involucre, que “sea parte de la cosa”.
¿Cómo se integró a la gente sin experiencia en lenguaje televisivo?
Durante tres meses hubo talleres de formación con distintas personalidades del medio. Además. funcionamos en asamblea. Ése es el espacio donde se define cuáles son las necesidades de la televisora, qué tipo de programa falta poner al aire. En la primera reunión había un montón de ideas y pudimos concretar y llevar adelante 13 programas.
¿Qué criterio estableció Faro TV en lo político?
Aquí tienen lugar todas las expresiones dentro del progresismo. Nuestra televisora es participativa, comunitaria y popular. Es decir, que los integrantes de la comunidad deben apropiarse del espacio. No es una televisión mala ni de improvisados. Tiene muchos más matices y profesionalismo, incluso, que la TV privada. A la vez, da la posibilidad de experimentar y de ser creativo. Y algo muy importante: no es una contradicción que una televisora comunitaria sea masiva.
¿Y en cuanto a lo financiero?
La TV tiene la potencialidad no explotada de armar circuitos de economía diferente –no basada en la publicidad– sino en el intercambio. Entonces ahí radica el interés que hace que exista determinado tipo de programación para desarrollar economías locales. Por ejemplo, un programa sobre tejido debería ser costeado por todos los tejedores interesados en desarrollar esa actividad. Y así deben financiarse proyectos como esta televisora.
¿Cuáles son los desafíos de la televisión comunitaria en el marco de la nueva ley?
Lo que debería establecer la ley es un fomento en equipamiento y en capital, para medios comunitarios y ninguno de los dos ejes están contemplados. Así las cosas, como en cualquier emprendimiento extragubernamental, su destino no tiene que ver con la ley, sino con la propia capacidad de convocatoria, organización y finanzas.
CABA
Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.
Por Francisco Pandolfi
Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra).
La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.
La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.
Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra.
Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran:
• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.
• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.
• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.
• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.
• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.
• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.
Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:
• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.
• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.
• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.
La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.
Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.
¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?
Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.
¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?
Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.
¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?
Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.



La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.
Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.
Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.
Actualidad
Marcha de jubilados: balas y bolitas

Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales.
Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.
Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.
Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.
Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.
Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla.
- “Vacas gordas, jubilados flacos”.

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.
Números y un café
Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.
Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.
De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.
Abus en la calle
Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.
En la marcha hubo muchos carteles al respecto:
- No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
- Ni veto ni represión: fuera el FMI
- No al veto a las leyes en jubilaciones
- No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei).
Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”.

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.
Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.
Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”.

Jubilado hablándole a la pared.
Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”.
Vallas a donde vayas
El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.
Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”.

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.
Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.
La violencia y las bolitas
Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando.

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar).
La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

¿Qué escudan los escudos?
Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”.
Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.
Sin embargo, la gente no se fue.
La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió.
“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.
Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.
De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.
Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:
–Juguemos a las bolitas.
Todos se rieron, por el absurdo de la situación.
De nuevo, frente al horror, la creatividad social.
Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre


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