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Lo falso es verdadero
Su majestad el CEO, de twitter al libro. Comenzó como una de las tantas falsas personalidades que cría Twitter y se convirtió en uno de los más seguidos del circuito criollo: tiene 10 mil seguidores. Ahora editó un libro donde expone qué sostiene al Grupo Clarín.
En Internet, por cada luminaria del espectáculo existe un puñado de imitadores que se toman el oficio con mayor o menor seriedad; y así como en una librería se pueden encontrar veinte biografías distintas de una misma vida en el mundo Facebook una sola persona puede estar representada por 50 usuarios diferentes. En nuestro tiempo la identidad falsa se impone; las horas de ocio permiten el desdoblamiento de la personalidad en múltiples facetas.
Nuestro caso es el siguiente: un hombre que se hace pasar por otro publica un libro. El impostor es anónimo y actúa virtualmente. Le alcanzan una casilla de mail y una cuenta en Twitter para comunicarse con sus casi 10.000 seguidores (mientras tanto, el hombre real tiene 50). El libro se titula Mi lucha y fue escrito por “Su Majestad el CEO”, personaje satírico que recuerda inmediatamente a Héctor Magnetto, propietario y CEO del Grupo Clarín. Escrito en un registro ceremonioso, la autobiografía abre espacio a un ensayo político donde se detallan los males de nuestro país (como las pymes, el peronismo y la sindicalización, los placeres de la juventud, el reparto de la riqueza) pero con final promisorio en el que Su Majestad ofrece soluciones, y definitivas.
Todas las voces, todas
El libro, dedicado por el autor “A mí mismo, por mi valentía, lucidez y entereza” es el producto material de una cómica farsa virtual en la que Su Majestad postea continuamente cosas como: “Todos mis esclavos me dicen que soy humano y derecho”. o “La inflación está descontrolada: un juez cuesta casi el doble que el año pasado”.
Este personaje es fanático de la claríngrilla y asegura: “Creo profundamente en la diversidad y multiplicidad de voces conculcada: es la que prefiero, junto con la libertad de comercio. Va de suyo que, además, creo profundamente en la diversidad y multiplicidad de voces; es por eso que tengo 300 medios que expresan, de maneras diferentes, lo que pienso”. Así se presenta al autor en la contratapa:
“Su Majestad el CEO nació en la provincia de Buenos Aires y estudió en la ciudad de La Pampa. Aún joven, ingresó como administrativo en un grupo editorial y, gracias a que pisó las cabezas adecuadas, rápidamente escaló posiciones hasta devenir uno de los hombres más poderosos de la Argentina, y por qué no, del mundo. Hoy vive recluido en su búnker de máxima seguridad, arropado por el afecto pago de sus sanguinarios custodios, de sus lobbystas y de sus testaferros más cercanos. Desde su panic-room de trabajo dirige los destinos de su colosal holding de prensa, con el que busca conseguir su gran objetivo: lograr una Argentina que merezca ser vivida. Para ello, Su Majestad el CEO se vale de la verdad y el rigor, aunque también de la mentira y el envío de fruta. Su Majestad el CEO está dispuesto a poner su inteligencia, su don de gentes, su humanidad, su constancia y su brillantez en función de su lucha sin cuartel para poner al país en manos de gente de bien y acabar, así, con los populismos de todo signo”.
Exagerar los méritos, omitir los desaciertos y elevar a una categoría épica un libro intrascendente es uno de los lugares comunes de la crítica contemporánea. Yo no caigo en esa limosna que es la gratuita simpatía. Hay prólogos de muchos tipos, bien o mal escritos; casi todos comparten la facultad de ser inútiles. Una obra debe bastarse a sí misma, sin elementos ajenos que la justifiquen. Yo pensaba eso hasta que leí el prólogo de Su Majestad. Ahora, el prólogo y la obra toda me parecen imprescindibles. En ocasión del estreno, mu pudo acceder al contacto –siempre virtual– con este incunable para hacerle algunas preguntas, que tuvieron estas respuestas:
¿Cuáles son las influencias literarias que lo llevaron a perpetrar semejante obra?
Sólo leo la Biblia, la columna de Van der Kooy y la revista Viva. También me nutro recorriendo mis viejos escritos e informes.
Comente en pocas líneas –si es que alguien puede encerrar el cielo en un frasco de mermelada– su ideal político.
Basta con mirar TN, leer Clarín y escuchar Radio Mitre para darse cuenta de lo que pienso. Esos tres medios, junto con los 297 restantes, expresan con absoluta fidelidad mis ideas y convicciones: república, libertad de expresión, multiplicidad de voces, libertad de mercado, sumisión absoluta a la Iglesia, férreo control social, represión inmediata de conflictos… En fin: todo lo que contribuya a forjar una Argentina mejor.
Usted, hombre de la República que promueve la libertad de prensa, el efecto derrame, el ajuste republicano, el esclavismo amigable, el respeto por la tradición y demás panaceas…, ¿es un Gran Hombre en todo momento, o descansa de la tarea notable?
El país es mi pasión, y de ella no descanso. En todo momento pienso en la Argentina, cuya actualidad me duele a más no poder. Como casi no duermo, dedico prácticamente 22 horas por día a repensar la Patria, mi Patria.
¿Qué personajes ilustres se rindieron a sus pies?
Gorbachov, Reagan, Barack Obama y Mitterand no, pero sí Pato Bullrich, Eduardo Duhalde y Julio Cobos.
¿Presentía de joven su futuro éxito?
No. Si bien yo sabía que era superior a todos, no pensé que eso redundaría en lo que soy actualmente: un portento. Soy el mejor, y lo digo desde mi proverbial modestia; de hecho, soy la persona más modesta del mundo.
Destaque algún personaje de la Biblia que lo represente.
Jesucristo. No sólo porque mi nacimiento fue muy parecido, en varios aspectos, al del venerado hijo de Dios, sino también porque vengo a traer la paz y la concordia. Soy luz. Soy amor. Y lo seré, se me oponga quien se me oponga: no dudaré en pisar cabezas y aniquilar a quien sea para que se me reconozca como vector de la fraternidad y la Buena Nueva.
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La tierra del nunca jamás
Villa 31, el territorio más fecundo de la ciudad. Sobrevivió a la dictadura y a las amenazas de desalojo de Menem y Macri. Es el barrio más democrático de la Capital, con delegados por manzana que se votaron en elecciones transparentes y fiscalizadas por el juez Gallardo. Organizó una Mesa de Urbanización que logró imponer un proyecto que prepararon los vecinos junto a la Facultad de Arquitectura. Tiene equipos de fútbol femenino y de rugby que ganan torneos, grupos de hiphop, canales de tevé y cooperativas para recibir y dar trabajo a los que salen de prisión. Éstas son las lecciones de política, resistencia y organización de la verdadera cultura villera. Por Sergio Ciancaglini.
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Con las antenas paradas
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