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Teoría (y práctica) del shock

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Artista, activista, cantante y poeta, Susy Shock es más que la suma de sus partes. Una intelectual del movimiento trans que nos provoca a pensarnos. Y que acaba de editar dos libros perfectos.

Teoría (y práctica) del shockNo importa qué somos,
si alcanzamos a poder serlo…
Susy Shock (2007)
 
Susy es un huracán que te sacude. Pasa y va provocando un torbellino que levanta los cimientos en los que estás parado, abriendo canaletas de incertidumbre. Allí te va sembrando dudas como flores que irán creciendo, poquito a poco, hasta echar raíz. Vos te creés inmune, pero no. Sos una grieta abierta que no se termina de abrir. Ella lo sabe. Lo siente. Lo vive. No en vano se llama Susy Shock.
Agarrate fuerte porque ahí viene. Se acerca zigzagueando entre las mesas, como una anguila bajo el agua. La veo venir, cada vez más figura y menos fondo, y se me viene a la mente ese dibujo de Dalí en el que se desintegran los relojes. El mundo binario comienza a derretirse. Susy, ahí mismo, ahora mismo, mientras apoya la cartera en la silla y se deja caer como un pájaro herido, comienza a disolver ese universo (uni-verso) que conocemos para permitirnos imaginar los múltiples que podemos ser capaces de crear. Después de todo, los artistas como ella, que sintetizan la época que vivimos, tienen ese don de oráculo, que antes era posesión exclusiva de seres mitológicos.
“Poner las cosas en duda es un ejercicio que puede ser muy interesante si volvés al lugar de origen cambiado, modificado o endulzado”, dice con el tono y la postura de quien lo expresa desde su propia experiencia. “¿Qué soy? ¿Importa? Soy arte”, sostiene desde su blog, donde publica los relatos, poemas y presentaciones que la llevan a recorrer distintos escenarios como plataforma de sus intervenciones poéticas-políticas. Así elige definirse, crearse e inventarse. Y desde allí recorre un camino que ni ella sabe dónde termina, que la constituye en militante trans cuyo cuerpo es también su bandera de lucha.
¿Qué significa ser arte?
En realidad todas y todos somos arte. Lo que pasa es que no nos permitimos dudar de lo que recibimos, porque por ahí mueve mucho la estantería. Estamos hablando de replantear los roles masculinos y femeninos. Nos ubican en lugares impensados, en los que, por ahí, estábamos de prestado. Cuando me preguntan de qué genero soy, respondo: “Soy género colibrí”. En realidad, es mi apuesta política, poética, de cómo quiero me veas, de cómo quiero que hagas el esfuerzo para verme, porque me parece que si hay algo que estaría bueno es que hagamos el esfuerzo del reconocimiento al otro.
Sigue con una anécdota: “El otro día me dijo un taxista: ‘Te escucho una voz, pero te veo vestida así. ¿Cómo te digo?’. ‘Susy’, le consteté. Me encantó que se permita preguntar. Me pareció genuino”. Completa la historia con una aclaración que siento lógica para comprender cómo funcionan los anticuerpos en la lucha trans: “Estamos acostumbradas a la violencia y al etiquetamiento. A veces estas aclaraciones son a los gritos, a cachetazos, a empujones”.
Próxima estación
Susy es una locomotora que me lleva de viaje en su tren. Recorremos anécdotas, paramos en las estaciones felices, en las dolorosas, en las angustiantes y alzamos la barrera para que pase la farolera. Con la luz tenue de ese farol, atravesamos los túneles más oscuros, que siempre desembocan en un cielo más alto y plomizo. Sin frenar la marcha, tomamos la curva peligrosa vomitando humo. En un tramo, sumamos a su hija, de 19 años: “La otra vez me preguntaron cómo me llama y yo le dije que, a veces, con sonidos. Hoy, por ejemplo, me llamó ‘Shhhhhh’ y mañana me llamará ‘Bububu’. Y se me quedó mirando el periodista, porque estaba esperando que le de una respuesta a partir de lo único que conoce. La verdad es que apunto a que haya un montón de cosas que no conocemos y que nos permitamos transitar también. Si no, es como demasiado pobretón todo, muy chato”.
Las Madres de Plaza de Mayo sostienen que fueron paridas por sus hijos para explicar la metáfora que les dio origen. ¿Qué parió a Susy?
Un colectivo de gente, que fue Giribone (el lugar donde desplegó su arte) en el 2001. Durante siete años, un espacio que me permitió saltar del escenario a la cotidianidad de la gente y, desde ahí, a la calle. Y sostenida no siempre por trans: había chicos y chicas hétero, que ya son trans en la medida que se fueron corriendo de ese varón y esa mujer impuesta. El arte, también. Y la Pachamama: yo tengo una gran conexión con la tierra, aun siendo porteña como soy, pero me permito encontrarla en ciertas sonoridades. Técnicamente la encontré a la hora de cantar baguala. La baguala permite que tu voz transite por ciertos cánones o, en todo caso, por ninguno de los establecidos. Te posibilita que juegues con masculinidades y feminidades, si es que tenemos que hablar de algo así para que se entienda qué me hizo descubrir. Yo no reniego de la masculinidad que tengo porque es parte de mi construcción, del ser al que apunto. Ahora, a dónde irá esa construcción no sé: ésa es mi búsqueda. Pero también sé que políticamente necesito -y se necesita- que se establezca una pauta. Porque hay cosas concretas desde la política que tenemos que lograr, como un Estado de Derecho que todavía nos debe un montón de derechos. Aspiro a esta búsqueda de no discriminación que el arte ya la está adelantando, como suele suceder.
Arte y parte
Son palabras, pero también con la mano, con la pose, con los dedos y hasta con las uñas, Susy me indica qué cosas construyen su identidad. Me las señala desde la edificación que fue y es capaz de realizar para habitar ese mundo, interior y exterior, que está puliendo como un escultor alocado. “El arte en sí no tiene un género, y si lo tiene se lo ha puesto la academia en todo caso. Hablo de un arte en cuanto a espacio de exploración que cada uno y cada una tiene, para sacar lo que tenga que sacar. Por eso no tiene género, no tiene título”.
De un soplido, otra vez, Susy deshace frente a mis ojos, como un mago eximio, ese mundo que muchas veces parece concreto, real e inmodificable. Con esa varita que es su poética y su política esfuma los géneros de las cosas, pese a que aun antes de caminar nos enseñen a distinguir si los objetos y las personas pertenecen al mundo de los machos o al de las nenas.
Nada por aquí, ¿nada por allá?: “La Pachamama es trans. ¿Es hombre? ¿Mujer? ¿Qué es? Entonces ahí me cierran muchas cosas, como la posibilidad de cantar. ¿Cómo canta un varón? ¿Cómo canta una mujer? ¿Cuál es la voz de un varón, la de una mujer? El arte yo lo concibo como la naturaleza”.
En tu blog pusiste: “Que otros sean lo normal”. ¿Qué es “lo normal” y quiénes son “los otros”?
Lo normal es todo lo normativo. Es una cultura imperante que viene desde hace muchísimo. No casualmente la Conquista vino a barrer cosas en este territorio que ni siquiera sabemos que estaban, pero que suponemos, intuimos. Se vino a implantar un modelo a partir de la cruz y la espada, que es para mí lo normativo, lo binario, lo patriarcal, lo machista. Pero también somos grandes reproductores de todo esto. Y hablo concretamente de los y las pares.
¿En qué cuestiones?
Tengo una gran discusión con los y las compañeras del progresismo y la izquierda, porque es un campo social donde también reproducimos estos mandatos. Pareciera que de acá a acá (las manos marcan dos fronteras) somos revolucionarios y a partir de acá (ahora señalan un umbral) nos permitimos ser los más capitalistas. Con nuestros hijos, con nuestras parejas, cuando los celamos, cuando las volvemos locas. Eso de lo “normal” no solamente lo tiene Bergoglio o Mirtha Legrand. Eso lo tenemos todos y todas y hay que reconstruir otras formas de relaciones mirando para adentro. Quienes estamos en ese camino, apenas comenzado, podemos después empezar a añorar y pensar otras cosas, pero me parece que el primer cambio es ése, la revolución es eso: cambiar desde adentro. Después vendrá lo otro.
Nos-otros
Susy desgrana el asunto de esta manera: “El otro día hablaba sobre la lucha por las tierras y decía: “¿Para qué queremos la tierra?”. No porque no la quiera, ojo. ¿Pero para qué la queremos? ¿Para qué pedimos la reforma agraria? ¿Para que después nuestras mujeres sigan sometidas? Me parece que hay que replantear un montón de cosas, que incluye definir claramente hasta para qué queremos la reforma agraria. Eso desde el arte se puede proponer, se puede inquietar, con frases que no son inocentes, que intentan ser movilizadoras, abrir el debate, el diálogo que nos debemos. Yo propongo eso. Nos lo debemos primero nosotros, nosotras. Después, será pararnos frente al enemigo, que es fuerte”.
Susy Shock es, como seguramente lo son varios de los ojos que caminan estos renglones, hija de una militancia partidaria de la que abjura. Y hermana de eso que el 2001 puso en toda su dimensión: la construcción autogestionada y horizontal. Desde allí navegó diversos mares hasta pisar tierra firme en Futuro Transgénero, organización que entre otros menesteres edita El Teje, la primera revista trans de toda América Latina.
Estas latitudes son las cartografías desde donde decidió soltar amarras con las estructuras que la aprisionaban: “Los lazos afectivos son la base desde donde tenemos que poner en práctica estas ideas para el mundo que soñamos. De otra forma no entiendo de qué estamos hablando. Son cosas que nos implican un cotidiano laburo. Si no, pareciera que todo pasa de asamblea en asamblea: la siguiente me hago revolucionario y dejo de serlo hasta la próxima. Lo digo desde la calle, no lo estoy diciendo porque soy una artista o una ciudadana de café: estoy en la calle. Siento que hay algo de escribir con la mano y borrar con el codo. Y eso es algo que me asusta cuando pienso que el enemigo está tan adentro y no lo podemos leer. Porque Bergoglio ya sé quién es. Pero el problema son los otros, que a veces están sentados en la misma mesa. Y eso hay que releerlo mucho, muy finamente. No hay tiempo que perder”
En este recorrido poético al que Susy te propone asomarte hay dos libros con sabor a cofradía, de los que la Shock es autora: Poemario Trans…pirado, con prólogo de Marlene Wayar, y Relatos en Conecalón, con prólogo de Fernando Noy. “Para mí es un aporte a esta relectura posible, con toda la sangre y la bronca, y con toda la ternura y la amorosidad que pido afuera e intento desde mí”. Un fragmento de uno de los poemas dice así:
 
Mi derecho a explorarme
a reinventarme
hacer de mi mutar mi noble ejercicio
veranearme, otoñarme, invernarme:
las hormonas
las ideas
las cachas
y todo el alma!!!!!!… Amén.
 
El abanico del mundo Susy Shock es tan amplio que más de una vez, mientras mis dedos recorrían el teclado, me pregunté cómo debía abordarlo. No pude plantearme una respuesta más o menos consistente, pero comprendí que querer contemplarlo todo era repetir esos esquemas que ella había puesto en vías de extinción. Ahí sentí el último golpe de Shock.
La única manera de abordar lo inabarcable es no abarcándolo.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Actualidad

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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