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Bailando por un Facebook
Turros Bailando Piola. Alguien subió un video para burlarse y terminaron cosechando dos millones de visitas. Ahora tienen fans que los adoran y hacen giras por el conurbano.
Kakito y El Polaquito bailan en Youtube, vistendo remeras Nike, zapatillas Adidas y lukeados con “El” corte americano intervenido por agua oxigenada, colorante y maquinita de peluquería. De fondo, suena un enganchado que remezcla la base rítmica del reggaetón con un tema de Damas Gratis.
Quiebran sus caderas y doblan sus rodillas formando unas cuclillas coreográficas y poco convencionales. Quizás es esa base reggaetona lo que me dispara el primer prejuicio: los chicos no bailan así, las que perrean son ellas. Sin embargo, no hay dudas: el video contagia simpatía y arranca sonrisas, como esas que Youtube te instala cuando exhibe un señor que se cae de una bicicleta. Eso es lo que pienso y ya, como una ráfaga que pasa y deja en claro eso: que es ráfaga.
Peeeeeeero.
Pasillo del conurbano bonaerense. Techo de chapa. Estoy jugando un truco de seis en la sobremesa de un cumpleaños familiar. No estoy prestando atención a la música que suena, sino a la seña que nunca me hicieron mis compañeros, cuando Ara, con sus inoportunos 14 años pregunta: “¿Vieron el video ese con dos pibes re lindos tirando unos pasos?”. El tono de admiración de todos –porque todos lo vieron– es lo que me pone un 38 en las costillas y me grita: “Gil: andá a ver ese video de nuevo que acá pasa algo”.
Y por supuesto, pasa.
A poco más de dos meses de haber sido subido a Youtube el video está por llegar a los dos millones de visitas. Muchos comentarios: desde quienes piden que vuelva Hitler a “limpiar” a estos “negros villeros” hasta quienes los felicitan y celebran su habilidad bailantera. Hay otro video con la misma cantidad de visitas, los mismos bailarines con otra coreografía, pero con los pibes vistiendo camisetas de los clubes Real Madrid y Barcelona. También hay otros treinta de ese estilo, que en la jerga de esa gran pantalla del ciberespacio se congregan bajo las palabras mágicas que pongo en el buscador, imitando la presentación de estos dos pibes: “Turros bailando piola”. Ninguno tiene tantas visitas ni genera tanto rechazo y tanta adhesión. Todo indica que estamos frente a un suceso inexplicable. Sigo buscando: Kakito y El Polaquito tienen cinco páginas en Facebook, multiplicadas por un desborde de “me gusta” y con muros en donde miles de fans escriben declaraciones de amor y propuestas con promesas de apasionadas noches.
Hay que contactar a estos pibes ya.
Ciber racismo
La cita es en la fuente que está en la plaza frente a la estación de Morón, en la mañana de un sábado bajo cero. Por suerte hay sol. Llegamos con Julieta, fotógrafa de MU, con la disposición de quien va a encontrarse con una estrella del pop o de rock. Al lado de la fuente está Kakito, vestido con equipo deportivo Adidas. Es muy alto (sé que soy de estatura medianamente baja, pero este pibe sí que es alto). Falta su compañero de baile y de inferiores de Morón, donde practican desde hace tres años. Juegan de lateral por la derecha y de enganche. ¿Habilidosos en el fútbol, habilidosos en la pista de baile? Luego de reiterados llamados y de acuerdo a la apretada agenda –la de ellos, no la nuestra– sólo parece quedar una opción: hay que ir a despertar a El Polaquito.
Estamos a seis cuadras del Jumbo de Morón, en un barrio que no es precisamente el que nos imaginamos si nos dejamos llevar por el relato de odio-adhesión construido alrededor de los videos. Kakito golpea las palmas y El Polaquito tarda en contestar. Se asoma por la puerta y nos pide que esperemos. Ya calzado con pantalón de gimnasia, buzo con capucha y chaleco, nos dirigimos a buscar locación para realizar la nota y las fotos. Ni bien arrancamos comentan cómo les fue el fin de semana pasado, donde hicieron cinco shows por zona sur. Así surge otro dato inesperado: lo que es tendencia en el oeste es inédito en el sur. Leyes del conurbano.
Veamos:
¿De dónde surge ese pasito?
El Polaquito: Un día fui a bailar a Pande, en Laferrere, y bailaban todos un pasito básico. Después nosotros le fuimos agregando cosas.
Kakito: Se trata de seguir el ritmo, los golpes, vas probando como queda. Tratamos de coordinar y de hacer algo nuevo y diferente.
Estamos hablando de algo pequeño e importante: De un paso de baile, sí, que obliga a las cuclillas y a la coordinación, pero también de eso que convierte a estos pibes flacos, con músculos de alambre, en algo más que un par de adolescentes divertidos: hay belleza y armonía. Hay mensaje: resistir es crear (y crear es hacer una coreografía con los bardos callejeros, que incluyen intercambio de golpes o un pulgar que se transforma en pistola). Hay danza.
Kakito cuenta : “Nosotros no subimos los videos a Youtube, sí los grabamos. Lo hicimos para divertirnos y subirlos a Facebook, donde uno va contando lo que le pasa, nada más”. ¿Quién los clavó entonces en la ciber-pantalla? Trato de encontrar al responsable y doy con su nick: cyberc4. Lo subió con la caracterización de un “fail” o sea, algo de qué reírse, de qué burlarse. En la descripción que puso se lee:
“Un par de turros bailando piola, aguante lacoste wachin, e gato sale faso?”.
En el segundo fue más explícito:
“E amigo eta e la segunda version del baile ma piola de internet. Pongan pulgar arriva o los secuestro asi de corta se las hago, aguante el vino, el choripan y kristina (y perón )”.
¿El etiquetador fantasea-desea con que así hablen estos chicos o él habla así? La respuesta la encuentro cuando logro dar con la página de Facebook del etiquetador: en su descripción de Ideología Política pone: “Anti Negros Cabeza [ANC]”.
Ajá.
¿Qué piensan de los comentarios del tipo “negros de mierda” que les dejan?
EP: Ni bola…
K: Que digan lo que quieran. Si alguien sube un video es para que sea público, que lo vea el que quiera y si quiere lo comenta, por algo está esa opción. Si te gusta bien, y si no también.
Siga el baile
Lo cierto es que más allá de las intenciones de los terceros en discordia, Kakito y El Polaquito recibieron, de un día para el otro, decenas de mensajes que desbordaron sus páginas de Face (“Las primeras cuentas que tuvimos se llenaron en una semana, llegamos al límite de cinco mil contactos y tuvimos que abrir cuatro más”, cuentan), que se fueron transformando en fans y luego, en negocio. Ahora “trabajan” acompañando a una banda que se presenta en boliches bailables. Kakito cuenta cómo empezó: “En un principio algunas bandas me vinieron a ofrecer para bailar con ellas, pero como yo estaba con el tema del fútbol les dije que no. Luego me lesioné, me hablaron los de El Macho y El Rey, probé cómo era la movida, me gustó, le dije al Polaquito y le dimos para adelante”.
¿Qué cambió desde la etapa de hacerlo por diversión hasta ahora?
EP: Muchas cosas. Ahora vamos caminando por la calle y la gente nos queda mirando. O nos paran para sacarse fotos. En el boliche también.
K: Preguntan: “¿Vos sos Kakito? ¿Vos sos El Polaquito? ¿Nos podemos sacar una foto con ustedes?”. Y nos sacamos, a veces te hace sentir medio incómodo, te da vergüenza.”
EP: Yo el otro día estaba en el McDonalds de Jumbo y había dos mamás con sus bebés que nos pidieron sacarse una foto con nosotros.
Pesadillas y un sueño
Si Kakito ni el Polaquito tienen novia, ni usan gorra ni fuman. Uno abandonó la secundaria, el otro la completó a los tumbos y los dos tienen la ficha puesta en el fútbol donde seguramente pretenden hacer bailar a los otros. Se los ve un poco preocupados –un poco, porque todo recién comienza– con esto de dar vueltas por los boliches todos los sábados y todas las noches. Extrañan a sus amigos, la rutina del entrenamiento, la normalidad de saber que está todo por hacerse, por venir.
¿Cómo es una jornada de presentaciones?
K: Primero me llaman y me avisan dónde y cuándo. Después nos pasan a buscar con un auto y nos llevan hasta el Centro. Para ir a los boliches vamos en combi. Llegamos, bailamos, a veces nos quedamos un ratito en el VIP y de ahí hasta el otro boliche. Así toda la noche y después a casa, agotados, muy transpirados (risas)”. A veces nos pasa que estamos bailando y desde el público nos muestran los celulares donde tienen nuestros videos.
¿Cómo los presentan?
EP: En cada show, la animadora anuncia a la banda y paran la música. Lo presentan a Kakito y él entra bailando, después me llaman a mí, luego el otro chico que baila con nosotros y después los cantantes.
¿Cobran por cada show?
K: Sí, si no ni bola (risas). Es un trabajo.
¿De cuánto?
K: Sacamos una diferencia que nos alcanza para nuestros gastos.
¿Qué les dicen sus papás, sus familias?
K: Están de acuerdo, pero nos piden que tengamos cuidado.
EP: Que nos cuidemos cuando salgamos, que nos fijemos a dónde vamos a bailar, con quién vamos.
K: Me dicen: “Si hay algo que no te gusta, llamame”. Pero siempre apoyándome y respetándome.
¿Tienen ganas de armar su banda?
K: Tenemos muchas propuestas de armar una banda donde la cara seamos nosotros dos. Por ahora no nos llama mucho. Nosotros bailamos…
EP: (interrumpe): Igual, él canta (risas). Ojo: canta bien.
En el video se los ve con remeras de Nike, zapatillas de Adidas, ¿Les gustan las marcas?
EP: Sí, de día usamos eso, después cuando vamos a bailar nos cambiamos.
¿Qué se ponen?
EP: Arriba chombita Lacoste o remerita de color.
K: Algo de colores buenos. Y obvio, con un jean.
¿Las marcas les dan la ropa?
EP: No. A veces nos vestimos nosotros y otras veces la banda nos da la ropa. Ya saben lo que nos gusta.
¿A dónde creen que va a llegar todo esto?
K: A dónde va a llegar, no sabemos.
EP: Como puede durar mucho, como puede durar dos meses. Vamos a intentar llegar lejos.
¿Qué sería llegar lejos?
K: Jacuzzi, tres champagne al lado (risas)
EP: Y dos modelos.
K: Foto en Paparazzi.
EP: Tinelli.
K: Eso, como que también mañana estoy tirado en el piso. No esperamos nada. Que llegue donde llegue. Si sale algo sale, sino, bueno, murió, ya está.
Esas son las pesadillas, pero ¿cuál es el sueño?
K: Lo ideal sería vivir del fútbol. ¿Objetivo? Europa.
EP: Con Messi al lado ¿no?
K: Imposible: Messi ya va a estar re viejo.
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