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Defectos especiales

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Pedro Saborido, director y guionista. Es la otra mitad de Peter Capusotto y sus videos y su versión cinematográfica en 3 D. Pero también un artista que se juega entero por crear delirio en equipo.
Defectos especialesEl muchacho se acerca a la mesa en la vereda del café, y dice muy serio mirando al hombre que tiene anteojos redondos como los de John Lennon, un atado sin planchar de cigarrillos, y al propio Lennon en unos trazos de su gorra marrón:
– ¿Tenés moneda?
– Tomá –dice dándole 2 pesos este Lennon mal afeitado, pero no como los que pasan horas malafeitándose con tecnología de punta: mal afeitado en serio, de los que pinchan cuando te dan un beso.
– ¿Qué te hace el sida, Pá? –le dice el muchacho que tiene la mirada demasiado fija, sonrisa dura y gestos nerviosos, como los panelistas de la televisión.
– ¿El sida? –se le despiertan de asombro los ojos a Pedro Saborido.
–Sí. ¿Te da vómitos? ¿Y forúnculos verdes? –consulta el muchacho, originando un silencio espeso que Pedro decide revolver.
– Mirá, no sé, pero sea lo que sea, andá al hospital.
Se lo dice serio. Pero el muchacho no lo oye. Se ha quedado con la mirada colgada y una mueca incierta, como las fotos que acompañan las columnas de opinión de los empleados de ciertos diarios.
–Chau –saluda el joven con una media vuelta y engullendo dos bizcochitos que venían con el café. Se va rumbo a las vías de TBA. En la espalda de su jogging se lee: “Argentina”.
“Si escribo esto y le pongo el mismo jogging a un personaje de Capusotto, van a decir que estamos exagerando”, sugiere Pedro, que mira perplejo un nuevo cigarrillo y repite: “forúnculos verdes”. Según la doctrina que él ha ayudado a construir sobre la vida en estos extraños territorios, podría agregarse: todo por 2 pesos.
Apotegma de Violencia
¿Es posible que Saborido simbolice una doctrina? ¿Una filosofía? ¿Cuál es? Quienes descarten tal posibilidad deberían huir de estas páginas, que apenas reflejan una conversación caótica con un artista para quien el trabajo no consiste en llegar al éxito sino, de ser posible, al orgasmo.
La última maravilla de Saborido (Peter) y Diego (Capusotto) es la primera película en 3 dimensiones de Argentina, que este año convocó a 300.000 espectadores y sigue rodando meses después de su estreno en dos cines de Buenos Aires y La Plata, asunto que amenaza convertirla en objeto de culto. Pedro Saborido es su director y co-guionista. Peter Capusotto y sus 3D costó 3.400.000 pesos y lleva recaudada una cifra felliniana: 8 y medio, aunque debe constar que tales millones son digeridos principalmente por esa enorme industria, salas y etcéteras tridimensionales. La distribuye Disney, cual simple transportista de películas: se descarta cualquier relación entre sus temibles criaturas (Blancanieves, Sirenita, o el propio Walt si es que sigue hibernado) y la pureza de Violencia Rivas. A diferencia de sus competidoras, la película despliega defectos especiales: pelucas absurdas, escenografías truchas, animalitos de peluche castigados por Violencia, casi un solo actor que hace 35 personajes, mucho cartón y documentos desclasificados como el que revela el intento de Juan Domingo Perón y el cantautor montonero Bombita Rodríguez de conquistar Hollywood, cuyo corolario (masacre de Ezeiza-Triple A) merece ser visto y estudiado. Violencia Rivas –twist y anarquía– relata la película en la que también aparecen el cantante pop nazi Ricky Vainilla, la revelación milagrosa de Jesús de Laferrere y, entre otros, un estudio sobre las redes sociales y la gente que escribe “ja, ja, já!!” o “jajajaja” confirmando un apotegma de Violencia: “Todos tenemos la libertad de ser unos pelotudos”.
Doctrina Saborido: “Fue una casualidad. Estábamos viendo cómo utilizar espacios marginales de las salas 3D, tipo poner un concierto de Zubin Metha o un partido de fútbol, y nació la idea de la película. Cuando salió hacerlo en 3 D, dijimos con Diego: es la rascada máxima en la feria del entretenimiento. Entonces se nos ocurrió: hagámosla, pero que sea una película en contra del entretenimiento. No para decirle al espectador que es un boludo, sino para reírnos juntos”, postula para explicar el arte de la complicidad, que tiene en la película momentos inolvidables como cuando se celebra la alegría de la familia que los domingos comparte “las pastas de mamá”: no una caja de ravioles sino coloridos blisters de ansiolíticos. Basta: nada más se contará del film, a riesgo de quedar sumergido en el apotegma de Violencia Rivas.
High definitions
Tal vez Pedro sea un inventor o un cronista que se mueve en 4 dimensiones: la cuarta, se sabe, es la del tiempo. Saborido –clase 64– ejerce una curiosidad en esa dimensión: la coherencia exhibida desde que estudió cine en Avellaneda, periodismo en Lomas (como periodista figura para la AFIP, Ratzinger nos proteja), integró el pasmoso dúo radial Saborido y Quiroga (se encuentran algunas de sus joyas en Internet), guionó sketches de Tato Bores (allí conoció a Marlene, y luego llegaron Dante, 14, y Sofía, 11), remó con sus ideas en piezas radiales y teatrales, sumó lo suyo a Todo por 2 pesos, y luego al hallazgo antropológico y televisivo más interesante de la primera década y pico del siglo 21: Peter Capusotto y sus videos. En absoluto desorden alfabético, pistas para conocer el ADN de un estilo de trabajo o lo principal: de un modo de ser.
Éxito: “Hay gente que no entiende cómo pudiendo, no pongo la jeta en tele. Eso me podría acercar a formas glamorosas de poder. Creen que soy loco, o idiota”. Detalle: supo ganarse un Martín Fierro por su trabajo con Omar Quiroga en radio, pero asegura: “No es muy clara la diferencia entre ser famoso o tristemente célebre”. En Argentina cunde la teoría de que “billetera mata galán” pero se sabe que “fama mata billetera”. La etapa superior del capitalismo y del comunismo sería el cholulismo. Saborido no cede: “No me interesa. Es ideológico, y es una elección. Diego es fatalmente famoso, porque es el que pone la cara. Yo no. Si aparezco en el programa es poniendo la espalda, o un brazo cuando hago de mozo. También es un egoísmo, querer controlar cómo uno quiere ser visto. No sé”.
Generosidad: Reglas de hierro: “1) En cada programa tiene que haber algo nuevo, o alguna combinación nueva. Y 2) nunca trabajamos pensando en guardarnos algo para un momento con más alcance. Empezamos en un canal que casi no existía. Pero no pensamos ‘quién va a ver esto, si es un canal de mierda´. Hicimos todo como si estuviésemos en el canal más importante. No especulamos. La generosidad provoca más cosas, más ideas, es como un crecer creativo inacabable. Lo mejor de este laburo es hacer lo que te gusta, y buscar esa cosa siempre nueva: sentir que cuando sale bien, llegás a una especie de orgasmo”.
Límites: En aquel parto, el programa no contaba con una mínima posibilidad de producción. Pero había ideas: “El asunto es cómo avanzar igual. Ya sé todo lo que no se puede hacer. ¿Pero qué es lo que sí podemos hacer? En toda la historia del programa casi nunca hicimos exteriores. Grabamos en el estudio, en la cuadra del estudio, y en un barcito de enfrente. Siempre el mismo. Me chupa un huevo si a alguien le molesta. Mi estilo es trabajar en base a la gente, al lugar y los elementos que tenés. Pero el contenido es más que lo que lo rodea. Le doy prioridad al personaje y al actor. Como ustedes en la revista: trabajemos todo el potencial del blanco, negro y amarillo, en lugar de quedarnos llorando porque no tenemos más colores”.
Aferrarse: “No te podés aferrar a lo que salió bien. Como en el fútbol, te aferrás a un gol, lo defendés, y al final te abrochan. A Racing le pasó mil veces. No hay que suicidarse, pero si especulás te hundís. Conviene ser ofensivo, no dejarte llevar por lo que te dicen, salvo la opinión de gente que valorás. No digo ser cerrado, pero el peor fracaso no es que te vaya mal, sino que hagas todo lo que te recetan para ser exitoso, y encima te salga mal”.
Grupo: Saborido suele hablar en plural: mucho más “nosotros” que “yo”. Siempre formó equipos, parejas, grupos, lo que llama “la banda” de gente haciendo cosas. “Sé algo: no soy racista, no soy hijo de puta, me gusta que la gente que trabaja con nosotros esté muy bien, que sea un lindo grupo”. No ejerce hobbies: “No necesito, lo que me gusta y me divierte es lo que hago. Soy un agradecido”. ¿Cuánta gente padece forúnculos verdes por no hacer lo que le gusta y le divierte?
Dudas: “Todo el mundo te vende certezas. Si tenés dudas, parecés un boludo”.
Política: “A muchos lugares te acercás caminando de espaldas. Más que acercándote, alejándote de otra cosa. Me pasó cuando era chico y estaba en el PI (Partido Intransigente). Me pasa con el actual gobierno. Pero es difícil acompañar un proceso siendo crítico, y sin entrar en un nivel de maniqueísmo violento. Todavía pienso que si hay millones de pobres cagándose de hambre que forman parte del paisaje, y que para ser originales no hay que hablar del tema una y otra vez… después hablemos de matices, de Boudou o del otro, pero si hay hambre en el Chaco, ¿cómo es la historia?”
Videla: “Los otros son peores y para colmo es gente a la que no le va mal. Pero hay algo de quejones y amargos. Se lavan en su propia indignación. También los periodistas: indignados profesionales. Todos los que dicen `la conchuda´, ¿a Videla le decían conchudo?”
Libertad de expresión: “Me parece fantástica, pero tiene daños colaterales; la cantidad de imbéciles e ignorantes que hablan… convengamos en que opinan porque están en esos medios y tienen que rellenar el espacio, no porque sea necesario ni tengan algo nuevo o interesante que opinar. En los diarios además ponen la foto. O aparecen en TV. Con esas caras ¿no tienen un amigo que les diga que no lo hagan? Creen que son formadores de opinión. Si fuera así ¿vos quién sos para formar la opinión de otro? ¿No es perverso eso?”
Edición: “Creo que es un problema de edición: estamos en manos de los que editan la realidad. Tenemos que aprender a editarla nosotros mismos”.
Fin del programa: Peter Capusotto no pensó en abandonar el juego. Volverá a grabar el programa de TV en junio, para emitir 12 capítulos. “No sé quién dijo que el ciclo no iba más. Habrá sido el sueño de algún pelotudo”, sostiene Pedro.
Risa: “Hay una tendencia a la constante repetición y solidificación”. Se refiere a un problema como en el que pasa en el cine 3D cuando uno se saca los anteojitos, y la realidad se ve borrosa y descolorida. “Cuando hacés humor laburás de ser molesto. De romper esas rutinas y esas certezas que no te dejan pensar”, agrega evocando aquel poder subversivo de la risa que no es jajajá, y que hasta puede curar los forúnculos verdes: “Es la manera de ver las cosas de otro modo. De sobrevivir. Y de encontrarte”.
 

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