CABA
Hacer es poder
La Unión Solidaria de Trabajadores (UST) de Avellaneda. Obreros que recuperaron a las trompadas el trabajo sanean el basural más grande del país. Autogestionan un centro agroecológico, escuelas, proyectos que sacan a los chicos de la calle, y organizan un barrio manzana por manzana para que la democracia esté en los vecinos. Viaje desde el desperdicio hasta la confianza en poder hacer.
Normalmente los ecologistas no tienen en agenda temas laborales, ni los obreros las cuestiones de chicos de la calle. Los agricultores no se ocupan del sindicalismo industrial, ninguno de ellos suele fundar escuelas, ni las fábricas sin patrón debaten sobre el fútbol femenino o el uso de glifosato.
Normalmente de la basura no nacen huertas. Los clubes deportivos no reflexionan sobre el modelo productivo, y los que discuten esos temas no se sabe si hacen mucho deporte. Los bancos, normalmente, no les prestan plata a los pobres, los pobres no tienen garantes. Los piqueteros no organizan talleres de circo y gastronomía, ni son intelectuales, los intelectuales no inventan centros de abaratamiento, los cooperativistas no forestan. Y los que forestan no se consideran un nuevo sujeto social.
Oficialistas, religiosos de diversos credos, izquierdistas de diversos credos, opositores, apolíticos & afines normalmente se enjaulan en el estilo pan-con-pan. Normalmente casi nadie cultiva lo que consume, en las escuelas no se enseña autogestión, ni los que manejan una empresa andan de overol o haciendo cursos de desaprendizaje.
Los vecinos de las periferias urbanas no suelen crear nuevas formas de democracia y los jóvenes que bordean la droga y la delincuencia normalmente no trabajan ni son convocados para hacerlo. Normalmente se supone que las mejores ideas vienen de creativos a sueldo, de academias momificadas o de claustros enclaustrados, y no de la mal llamada gente común y corriente, la gente de trabajo.
Por lo tanto, la UST es un soplo de anormalidad.
Parque temático
Afuera hace un frío que duele, sobre todo cuando se recorre un parque ondulado de 520 hectáreas con árboles plantados a mano y colinas que tapan 48 millones de toneladas de basura porteña acumuladas entre 1978 y 2004. La profundidad alcanza 18 metros. Una proporción de volumen: es como si hubiera allí 800 millones de personas. Desde la dictadura hasta el siglo 21, una especie de parque temático del desperdicio urbano.
En la oficina prepararon té y café caliente, hay una notebook, paredes con trilogía (Perón ríe, Evita con el pelo suelto, el Che con boina, nada de Ricky Martin), foto de una retroexcavadora y otra de un equipo de fútbol infantil de la UST. Hay reunión para coordinar el trabajo de los 87 integrantes de la cooperativa, para hablar también del proyecto agroecológico, de la red de siete escuelas y de la reunión en el Polideportivo (construido por ellos mismos) y de la Mesa, que incluye a las organizaciones vecinales y a dos delegados por manzana que representan una red de democracia participativa en el barrio San Lorenzo de Villa Domínico, 25.000 habitantes.
Tertulias & Trompadas
La Unión de Trabajadores Solidarios es una cooperativa de trabajo formada a fuerza de seriedad, piquetes e imaginación por obreros del relleno sanitario más grande de Latinoamérica, el CEAMSE (Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado) de Villa Domínico, que a su vez había contratado a Syusa, empresa del grupo Techint. En 2002 el relleno empezaba a estallar. Pasar por Wilde y Domínico era una gesta de las narices. Techint y una sucesora llamada Estrans abandonaron el negocio despidiendo a unos 140 trabajadores, en el momento en que se verificaba la mayor desocupación de la historia, mutando a millones de personas en desechos orgánicos.
Quedaban por delante las tareas de mantenimiento de áreas verdes, parquización, movimientos de tierra y mantenimiento de infraestructura del llamado Centro de Disposición de Villa Domínico. La idea que se les ocurrió a los obreros fue sencilla e inquietante: ¿por qué en lugar de darle el trabajo a otra empresa no se lo daban a ellos mismos, organizados como cooperativa? Lo inquietante: ¿puede ser que los trabajadores se hagan cargo de una gestión, sin necesidad de patrones, capitalistas, corporaciones, techines y otras posibles supersticiones? Mientras el pensamiento único despotricaba contra el “costo laboral” (lo mucho que ganaban los obreros perjudicando la rentabilidad empresaria) las cooperativas sin patrón desnudaban el verdadero desperdicio: el costo patronal.
Estos argumentos no pudieron zanjarse en tertulias amables, y empezaron meses de piquetes, tomas de los obradores, resistencias, marchas callejeras. Se convirtieron, además, en una especie de medio de comunicación: “Había que explicarle al barrio lo que pasaba, sumar gente. Cada trabajador traía vecinos, amigos, parientes. Éramos pocos, pero las marchas juntaban a más de mil personas”, cuenta Oscar.
Dos imágenes de aquel parto:
El gremio del CEAMSE, como tantos otros, era muy combativo: combatía a los trabajadores. Los obreros tuvieron una batalla a las trompadas y otras contundencias. Ganaron los trabajadores frente a las patotas, con un combustible llamado desesperación.
El CEAMSE intentó cooptar a cinco de los delegados obreros en conflicto. Oferta: contrato de trabajo consistente en cortar el césped dos (2) veces por mes en otro relleno de Dock Sud, a razón de 12.000 pesos mensuales per cápita.
Cómo rechazar $ 12.000
Mario tiene un apellido que en este caso es un símbolo: Barrios. Tiene 55 años y el raro don de generar inmediata confianza. Fue uno de esos cinco delegados a los que les ofrecieron podadoras y plata. ¿Cómo rechazaron esa tentación? Casi que no entiende la pregunta: “Lo hacían para cagar a nuestros compañeros, ¿cómo aceptar eso?” Le digo que miles de sindicalistas lo han hecho: “El que lo hace es una basura. Nos mantenía unidos la confianza, y apostaban a quebrarnos con plata. Hicimos lo que había que hacer”.
Consiguieron además el apoyo de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), que en un momento nombró a los que estaban despedidos como delegados normalizadores, para darles cierta protección. Así podían sentarse a negociar. Con ATE llegaba el apoyo de la CTA (Central de Trabajadores de la Argentina); también la Juventud Peronista de Avellaneda, FOETRA, el Partido Obrero, Castells y sus jubilados, los movimientos de fábricas recuperadas, y varios etcéteras. Mario: “Aceptamos todos los acompañamientos, pero el conflicto lo conducíamos los trabajadores, y siempre con la idea de que si algo nos podía salvar, era el barrio”.
No fue tan fácil: se toparon con las Madres de las Torres, que en el barrio San Lorenzo se movilizaban responsabilizando al CEAMSE por una nueva plaga: la leucemia.
Trabajo vs. leucemia
«Según la Organización Mundial de la Salud hay un caso de leucemia cada 10.000 habitantes. En San Lorenzo, de golpe aparecieron 19 casos en unas poquitas manzanas. Mi hijo fue uno”, cuenta Silvia Paciello, una de esas Madres de las Torres que desde los monoblocks salieron a pelearles al Estado, al CEAMSE y a los propios trabajadores.
“Nos conocimos peleando mal con ellos, que reclamaban seguir trabajando. Nosotras queríamos que se cerrara todo de una vez. De a poco pudimos hablar, entendernos, y la idea del cierre del relleno nos unió. El problema era causado por la contaminación del tolueno y el benceno. Apenas empezaron los trabajos, dejó de haber casos de leucemia”. Mario: “Nos veían como la burocracia sindical que defendía a las multinacionales. Pero nosotros tampoco queríamos eso, era de suicidas trabajar en algo que estaba matando gente”. La UST nombra a los rellenos como a un asesinato: “Ecocidio”.
El hijo de Silvia fue de los pocos que sobrevivió a ese cáncer. Hoy ella es directora ad honorem del bachillerato Arbolito, que forma parte del proyecto educativo de la UST.
Vivir en la calle
En marzo de 2003 la cooperativa se hizo cargo del relleno del CEAMSE, dándole trabajo a los 39 que quedaban de tanto conflicto (hoy suman 87). Mario ya era un referente barrial. Nació en Cipolletti. A los 8 años se convirtió en un chico de la calle al escapar de la casa materna, tras la separación de sus padres: “La calle te hace duro”. Dormía en el piso, abrigado por cartones. A los 11, el padre lo fue a buscar y lo llevó con él al barrio San Lorenzo. De adolescente militó en la Juventud Peronista: “El barrio era peronista, todos laburantes. Gritábamos ‘la vida por Perón’. No teníamos ni noción de lo que estaba pasando. Hicimos recitales de rock con Vox Dei y Pappo, en Argentinos Juniors. Sentíamos el mundo en las manos”. Ya en dictadura pasó parte de su servicio militar preso: “Pero no por razones políticas, por quilombero”. Luego fue a trabajar a la represa de Futaleufú, y siguió la vida: trabajos, changas, la vuelta a San Lorenzo, la familia, los hijos (5). “En democracia me buscaron para las internas peronistas, la disputa de Menem y Cafiero, pero yo no quería saber nada. Me gustaba el laburo social”.
Una de sus pasiones fue convertir a pulmón un baldío en una canchita de fútbol, que luego se hizo Polideportivo y que hoy alberga además al bachillerato, la escuela primaria N° 51, talleres de todo tipo (hasta de circo), el proyecto provincial El Envión para sacar a los chicos de ciertos laberintos y que puedan continuar sus estudios, la Mesa de Organizaciones del barrio: “Crear la UST fue la herramienta económica para hacer el trabajo barrial que soñábamos. Y encima significaba devolverle a la comunidad el apoyo concreto que nos había dado”.
Mario relata en voz baja sus tiempos de desempleo e insomnio: “Me tapaba la cabeza. Lloraba de impotencia. Te confieso que nos cagábamos de hambre. Pensaba: ¿qué hicimos mal? Nuestros compañeros y vecinos armaron una colecta para los que estábamos despedidos. No alcanzaba, pero estar con los demás, ese apoyo, te hacía ganar confianza”.
La idea de “devolución” al barrio, entonces, no es puro discurso: “No, porque a partir de ganar confianza hicimos lo que somos. Recuperamos el trabajo, pasamos a ser una cooperativa, pudimos hacer un reparto equitativo. Y entonces uno dice: si desde el no poder comer llegamos a construir esto, ¿cómo no vamos a poder construir un barrio mejor?”.
Cuentas claras
La UST negoció un contrato con el CEAMSE por tres años y luego por cinco, todavía vigente, para sanear y recuperar ese universo de basura. Ya plantaron 28.000 árboles y cuidan que los líquidos lixiviados (con perdón de la elegancia) drenen y sean tratados de un modo que no sigan envenenando todo.
En asamblea, la UST decidió organizarse del siguiente modo:
El 50% de los ingresos se destinan a los trabajadores. Cobran un promedio de 5.000 pesos, con leves diferencias a favor de los socios fundadores. “Respetamos todas las conquistas, aguinaldos, vacaciones, jubilaciones y hacemos diferencia según la situación. Yo vengo caminando, vivo cerquita, pero un compañero que viene de José C. Paz gasta cientos de pesos mensuales. Entonces cobra un viático, para que todos ganemos lo mismo”.
El 25% se reinvierte en la cooperativa, como incremento del capital fijo y de todo lo necesario para su funcionamiento, incluyendo puestos de trabajo, que desde 2004 crecieron en un 150%.
El otro 25% es la herramienta económica que permitió generar los emprendimientos y que la UST sea garante de los vecinos que reciben préstamos del Banquito de la Buena Fe.
Banco y ecología
El Banquito otorga créditos personales que pueden ir escalonadamente desde 500 a 10.000 pesos, con dinero del Ministerio de Desarrollo Social que requiere una organización como garante de las devoluciones. La UST se hizo cargo. Mario: “El préstamo es para trabajar y producir, no para comprar algo y revenderlo. No es para ventajear”.
Un caso: Juan era vendedor ambulante de panes. Con este sistema y las manos en la masa fue haciendo crecer el negocio. Ya compró una camionetita y puso su local. “En el último año se organizaron 35 emprendimientos de gastronomía, textiles, artesanías, de todo, que hoy intervienen en ferias que hacemos mensualmente. Los vamos a reunir en un Centro de Abaratamiento que estamos construyendo con cerámicos que nos mandaron de Zanon, de Neuquén (Fa.Sin.Pat, Fábrica Sin Patrón), que también va a tener su puesto, lo cual a la vez les va a dar trabajo a quienes vendan”.
Calculo que ese podría ser un Centro de Enriquecimiento, pero finalmente cierro la mandíbula y vamos al Agroecológico entre las colinas plantadas con ombúes, casuarinas, álamos, espinillos, ciruelos. El Agro es un centro educativo y de desarrollo sustentable de 6 hectáreas que –todavía en pañales– ya logró el autoconsumo de verduras para el comedor de la UST (90 comensales por día) después de haber confirmado que los suelos, alejados del CEAMSE, no están contaminados.
Ahí viene la plaga
Daniel Bossio, ingeniero agrónomo: “No usamos agroquímicos y hacemos asociaciones de cultivos, que son diferentes hileras de plantas de distintas familias botánicas. Si te ataca una plaga, en vez de agarrarte una hectárea te agarra sólo una hilera”. Confirmado: la diversidad hace la fuerza. Bossio: “Además, rotamos cultivos y colocamos preparados orgánicos con ají o tabaco, y con eso ya evitamos las plagas”.
La UST está recuperando ese territorio de las viejas fincas de los inmigrantes italianos, con sus camellones (lonjas de tierra) rodeadas de canales, desde donde hace cien años salían las barcazas hasta Buenos Aires para vender verduras y frutas en el Mercado de Abasto A.S. (Antes del Shopping). “Tenemos acelga, lechuga, cebolla, puerro, zapallo, rabanitos, maíz, tomate, siempre de estación. Ya estamos produciendo plantas ornamentales”. ¿Es posible pensar este tipo de producción a gran escala? Barrios y Bossio sonríen: “Es un modelo multiplicador, porque además de lo que representa para el ambiente y la salud, es demandante de trabajo. Lo contrario es un tipo subido a una máquina, hectáreas de monocultivo, agrotóxicos, hasta que la tierra aguante”. Daniel dice que el proyecto es además educativo (me está educando, de hecho) y demostrativo: demuestra cómo es posible hacer las cosas, mientras el modelo sojadicto reza para que que la soja siga subiendo y no decaiga, por los siglos de los siglos.
Perón y el chancho dañino
Mario se reconoce como peronista marginal. “Mi libro de cabecera, realmente lo tengo en mi mesa de luz, es La doctrina peronista. Hoy sería subversivo. Perón propone las organizaciones libres del pueblo, independientes, para que el Estado no las coopte ni las destruya; que sean fuerzas vivas que agiten al gobierno, no subordinadas porque sería neofascismo. Le digo a los compañeros peronistas y kirchneristas, que lean esa idea de construcción de abajo hacia arriba, y no al revés”.
La Mesa de Organizaciones de San Lorenzo es la escala de esa idea. Allí participa la Junta Vecinal, el Banquito, la Cooperativa de Viviendas del barrio El Hornero, el bachillerato Arbolito, la red de siete escuelas territoriales fomentada por la UTD que reúnen 2.100 chicos, comisiones de salud, de tierras, de seguridad, y los delegados por manzanas: de las 64 manzanas de San Lorenzo más de la mitad ya aporta dos delegados cada una que se reúnen semanalmente en la Mesa, para discutir problemas y tomar decisiones.
O sea: un mecanismo de democracia cara a cara ideado por los vecinos para hacerse cargo de sus problemas. “Yo siento que hay un Estado verdadero, que es la sociedad haciendo estas cosas, y un Estado institucional que son los gobiernos que manejan los recursos. Yo no tengo problemas ideológicos con el kirchnerismo. ¿Qué problema, si son nacionales, populares y progresistas? Mi problema es con sus prácticas. Porque en vez de ponerte la oreja, te crean la Ley Antiterrorista. Y todos sabemos que el kirchnerismo viene al barrio y le dan 50 pesos a cada persona que acepte ir a llenarles los actos. Acá en Avellaneda el intendente te habla y parece el Che. Pero en la práctica, el oficialismo busca dominar a las organizaciones. Decimos que es como el chancho dañino: lo que no puede comerse, lo rompe”.
De Sofovich a la autogestión
El planeta UST alumbró el bachillerato de adultos entre 18 y 68 años, con 75 alumnos. Directivos y profesores ad honorem (y no falta ninguno a clase, aunque siguen gestionando que el Estado provincial aporte lo suyo). La primaria tiene 100 alumnos. El proyecto El Envión incluye 50 chicos de los calificados en situación de riesgo. Matías López era uno de ellos: “Yo vivía e Villa Inflamable, pero desde los 5 años iba a la Recoleta a abrir puertas. Conocí a Maradona, a Sofovich, a los de Casi ángeles. Después mi vieja vino para acá. En Villa Inflamable yo tenía plomo en la sangre, en el cuerpo, que te hace doler los huesos, sobre todo las rodillas. Me caía todo el tiempo. Acá me fui curando, pero viví 6 meses en la calle. Mucha joda. Conocí a los muchachos de la UST, medio los bardié, pero al final me dijeron de ayudar, de sumarme y aprendí a trabajar”. Matías, 17 años, integra el área de carpintería, formó pareja, y al cierre de esta edición nacía Cristiano, su primer hijo. Simultáneamente hubo otro parto: la UST consiguió una retroexcavadora que llevó tres años de trámites en el Ministerio de Trabajo (¿alguien entenderá cuánto duran tres años para un grupo que vive de lo que produce?). Sin quejas, entre el ronquido de la retroexcavadora y los berridos de Cristiano, la UST se empecina en ser una máquina de fertilidad.
Capitalismo serio
Para la UST los trabajadores autogestionados son un nuevo sujeto social. “Tenemos que inventar hasta una nueva legalidad. El Estado no reconoce la existencia de los trabajadores autogestionados y las empresas recuperadas como sujeto político y social de transformación. Pero se trata de un sector que se hizo en contra de todo y dio vuelta una historia que venía de culo”, explica Barrios.
La UST integra ANTA (Asociación Nacional de Trabajadores Autogestionados) de la CTA. “Es una batalla cultural, en nuestra propia cabeza, de desaprender y reaprender. Por ejemplo que somos capaces, que no somos una economía del chiquitaje o del asistencialismo. Sabemos que en sectores del gobierno hay compañeros, buena gente, pero no necesitamos buenas intenciones personales, sino políticas públicas”.
Mario choca con una idea: “Escucho a la Presidenta hablar de un capitalismo serio, y no entiendo. Será un capitalismo que no se ríe, pero sabemos que es siempre lo mismo. Hasta China, que es comunista, explota capitalistamente a sus obreros más que los norteamericanos. Es un modelo que te hace creer que progresar es consumir. A este ritmo, para seguir extrayendo recursos, los que sobramos somos nosotros: la mayoría de las personas que vamos a pelear por la tierra, el agua, el aire y nuestra vida. Pero hoy hay un Estado del relato, que te dice que está todo bien y hay cada vez más inclusión. En el Estado verdadero nosotros vemos que no sobra riqueza ni trabajo. Sobra falopa, marginalidad, desempleo y gatillo fácil. Pero al decir esto te toman como si fueras el enemigo. Y no lo somos”.
Algo más sobre capitalismo serio: “Techint está haciendo un proyecto inmobiliario sobre el río al que nos oponemos. Cuando hablaron con nosotros dijeron: ‘Van a ser como 7.000 viviendas, o sea que va a haber trabajo para 7.000 empleadas domésticas’. Esa es la cabeza que tienen, comprarnos como los negros y sirvientas que les tenemos que ir a limpiar la mierda, mientras nosotros planteamos proyectos productivos y culturales integrales”. Para la UST esto requiere lo siguiente: “Poner el sistema patas arriba”, cosa que logran mostrando cómo pueden hacerse infinidad de cosas desde paradigmas diferentes.
El poder
En ese camino la UST choca también con el dogmatismo de cierta izquierda: “Parece que necesitaran un patrón para tener un enemigo. Y que cuanto peor estén las cosas, mejor, para que haya más explotados y más quilombo. Nosotros nos reconocemos como clase, pero hay que cambiar la cabeza para no quedar estructurado dogmáticamente. El tema es generar lo común, tener autonomía para pensar lo que nos involucra a todos y mantener formas colectivas de conducción: la cabeza de esto tenemos que ser todos”.
¿Cuál es la debilidad de este tipo de proyecto? Mario no entierra el tema: “La debilidad somos nosotros mismos, el que ventajea entre nosotros, el que le escapa al laburo, o el que se cree que se las sabe todas. Pero bueno, hay que demostrar que podemos ser de otro modo: así como no replicamos el modelo económico podemos no replicar el modelo cultural”.
Sobre el poder: “Hemos podido disputar el trabajo, la educación, la organización barrial. Eso significa poder creer en nosotros. Poder tener confianza”.
Para la UST ahí fluye la historia del futuro: “Con este sistema no va a volver el pleno empleo. Prefieren que sigas borracho o drogado, con la cabeza adormecida. El capitalismo lo único que quiere es guita, aunque sea a costa de las personas y del planeta. Entonces tenemos que pensar la autogestión como modelo de desarrollo integral que despierte la capacidad de la gente”. Allí, instalados sobre la basura, sobre todo lo que pueden, dicen en la UST: “Queremos seguir recuperando personas”.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro.
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro.
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro.
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro.
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro.
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro.

Foto: Juan Valeiro.

Foto: Juan Valeiro.
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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