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Vivir para rapearla: Clan Oculto
Desde Ciudad Oculta cantan historias que revelan lo que pocos quieren ver: el ghetto villero. A punto de lanzar su primer disco ya son un clásico del hip hop.
El campamento era “zarpado en gasolero”, cuentan. Los jóvenes de la capilla Nuestra Señora del Carmen, de Ciudad Oculta, vivieron esos 19 días en Bariloche y en 2004 a puro guiso, con un tuco que apenas tenía color. Emiliano Quipildor, Carlos Villalba y Zacarías Fraga consiguieron, junto a otro grupo de compañeros, el viaje a puro esfuerzo. Todos los domingos, bien temprano y sin importarles la resaca del día anterior, salían a vender pastelitos que ellos mismos preparaban. El sueño era uno: conocer la nieve. Ese viaje los marcó. La banda sonora de aquella travesía estuvo a cargo de El Roockie, Resistencia y los éxitos en español de Cypress Hill. Se respiraba hip hop. Pero el momento decisivo, en el que todo comenzó a cobrar significado, fue cuando llegaron a un escenario, al que se subieron solamente para divertirse. Sacaron una guitarra y Quipildor y Fraga comenzaron a rapear. De repente, muchas personas se acercaron a escuchar y, lo que era mejor, aplaudían. Un compañero les advirtió que, cuando llegaran a Buenos Aires, les armaría una banda.
Sin saberlo, habían parido a Clan Oculto.
Así, Quipildor se transformó en Milito y Zacarías en ZaK. Villalba, que se sumó más tarde como miembro pleno de la banda aunque siempre acompañó, en Carli. Y César Gayoso, el último en llegar, en simplemente César.
Los primeros shows fueron por el barrio. En 2008, los convocaron para tocar el festival Cultura para respirar, en Parque Lezama. El click comenzó a darse a partir de ahí. Clan Oculto tocó, esa tarde, con Iluminate y Dante Spinetta, y con un sonido que los dejó helados. Por si fuera poco, tuvieron el reconocimiento de sus colegas. “Loco, dejaron el escenario re caliente”, los felicitaron. Además, algo que los sorprendió: les pagaron por tocar.
Ahora ya criaron un disco que esperan lanzar en diciembre. Se llamará Clan Oculto Ghetto Style y contó con la producción y participación del músico Marcos Fasano, que les sumó rock, blues y hasta jazz.
El vértigo del crecimiento de Clan Oculto no es circunstancial. Rapean con un estilo y una personalidad que confronta, desde las letras, el conformismo y la pasividad. Y parece como que siempre hubieran llevado el hip hop en la sangre. Lo cuenta ZaK: “Es tu destino, tu historia, la que nos toca. Mi mamá falleció cuando era muy chico: tenía 12 años. Y había un hermano de ella, que estuvo ausente mucho tiempo, que apareció. Lo llevé a casa, le conté que hacía hip hop y se puso a llorar. Me dice: ´Tu mamá escuchaba Jazzy Mel´. Yo no sabía nada. No sé qué sentí. Una mezcla de emociones raras y un orgullo de decir: ´Ma, estoy haciendo lo que a vos te gusta”.
Clanocultismo
Sus letras son fotografías del barrio. Nacen desde adentro, no las pueden forzar, brotan porque es su cotidianidad. ¿Su definición? “Nosotros, de alguna forma, nos consideramos en un ghetto”.
¿Por qué?
Milito: Quieren encerrarnos acá adentro. Que salgamos a la calle, la policía nos pare y diga: “Pibe, ¿qué hacés acá, si sos de Ciudad Oculta?”. Quieren tomarte como una persona ignorante. “Tenés un plan social, amigo, cállate la boca y disfrutalo”, es el mensaje. Disfrutalo vos: yo no quiero un plan. A mí dame un laburo, loco. Acá te privan hasta de Internet, porque somos una zona precaria donde supuestamente tienen miedo de entrar los que tienen que conectarte. No digo que acá esté todo bien, tampoco. Pero si vos decís que está todo mal, va a seguir estando todo mal. Si vos tenés la voz, no nos van a callar. Nosotros no somos simples villeritos. Yo me siento una persona común y corriente igual que todos, no tengo ideología política.
Pero sus letras son política.
ZaK: Sí, pero con nuestra propia ideología, la que estamos forjando.
Milito: Es nuestra propia política, que nos representa a nosotros.
ZaK: Nosotros somos clanocultistas: contamos las cosas de los clanes que están ocultos. No pensamos en salvar a nadie, no somos ejemplo. Contamos lo que vemos, nuestro punto de vista.
El video Noches Negras, que cualquiera puede disfrutar en YouTube, muestra a cuatro personas bailando por los pasillos de Ciudad Oculta, con caretas de los expresidentes Carlos Menem, Fernando De la Rúa, Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner. “La idea era que, como se cagan tanto de risa de nosotros, ahora nos tocaba reírnos de ellos”, explica Milito.
De calles y refugios
Dos integrantes de Clan Oculto coinciden en que su revolución pueden conseguirla a través del arte. Y que, gracias a la música, hoy tienen proyectos. Por ejemplo, vivir de lo que hacen. Por el momento, cada uno tiene sus empleos: ZaK (23 años) es electricista, Carli (23) es recolector de basura y César (24) labura en una gomería. Milito (27), por ahora, está desempleado.
En Noches Negras, hablan de la calle como la verdadera escuela, “donde se conocen los actos de la gente”. ¿La educación de ustedes pasó por ahí?
César: Creo que seguimos estando acá porque tuvimos calle. Cada uno de nosotros salimos a la calle a pelearla, zarpado. Tuvimos noches de oscuridad, de soledad y de pasillos, que son jodidos. Tuvimos un montón de esas calles. Es la razón principal por la que escribimos.
ZaK: La calle es un libro para cada uno y cada libro es distinto. A mí, personalmente, me dio vida, a pesar de todo lo que viví. De guachín quedé solo, me crié en hogares. La movida de vivir en esos lugares es difícil. Yo estaba en la calle cuando una señora me dijo si quería unirme al grupo. Y me enseñó a compartir una mesa, brindar algo. Hasta el día de hoy soy coordinador de la capilla.
En esa canción, también dicen: “no es fácil ver la salida”.
Milito: Y no es fácil. No sé si se trata de inteligencia o de valor. No sé qué es lo que define el paso, pero hay muchos pibes que se cansan, loco, porque los están empujando a la cornisa.
Hay una fina línea que separa al que puede encontrar la salida del que no. ¿Ustedes estuvieron del otro lado?
ZaK: Estuve de ese lado. Y estuve solo, nadie se preocupaba por si comía o no. ¿Y si agarraba un fierro? Sería un número más. Pero esta cabecita, lo poquito de inteligencia y personalidad que tiene, dijo no.
Milito: Encontramos un refugio en la música. Y nos salvamos entre nosotros.
ZaK: A mí me salvó la vida conocerlos a ellos; pero, después, la música me ayudó a explotar la vida de otra forma.
Milito: Ahora si la bronca explota, la convertimos en canción.
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