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Cómo se hace una vaquita
Mucha creatividad combinada con pocas posibilidades de crédito y subsidios crearon estas iniciativas que conectan productores con sus comunidades con un motivo concreto: pedir plata. Plataformas que crecen y ofrecen opciones que cobran comisión, y de las otras. Tendencias y requisitos para sostener o hacer crecer sueños y proyectos.
Este 2013 el crowfounding pisó fuerte en Argentina a través de una serie de plataformas virtuales que articulan los proyectos de artistas y creativos con voluntarios dispuestos a prestar una ayuda económica, no desinteresada. El fenómeno, que no es otro que la clásica vaquita, se hizo un lugar en el mundo artístico y editorial como forma de suplir la carencia económica de un sector creativo, generalmente muy joven y que impulsa así su propio crecimiento. En varias notas de MU hemos dado cuenta de esta forma de financiación y, motivados por consultas y curiosidades, fuimos a buscar la data que los propios promotores aportan. Dos de las páginas pioneras son Idea.me y Panal de ideas, que ofrecen distintos recursos para captar creativos, incubar sus proyectos y lograr financiación colectiva. En esta charla exponen cómo trabajan para lograr que un proyecto obtenga recursos, y cuentan las tendencias actuales.
Las plataformas
Idea.me se afianza en Argentina en 2012 como parte de un proyecto que involucra a toda Latinoamérica a cargo de tres empresarios emprendedores del palo de la tecnología y los videojuegos. Luego reciben el apoyo de Eduardo Constantini hijo, quien también es parte del directorio. La plataforma se completa con el establecimiento de lo que llaman “alianzas” con el Centro Metropolitano de Diseño (CMD), la productora Moscú y recientemente Movistar, lo cual –dicen– les permite no sólo sostenerse, sino ampliar la convocatoria de proyectos. Al menos en estos casos es interesante analizar cómo instituciones culturales o productoras ya están utilizando el crowfounding como modo de relacionarse con sus creativos, desnudando la falta de recursos hasta en esos lugares especializados. “El crowfounding tiene mucho más potencial en Latinoamérica porque la búsqueda de diferentes tipos de financiamiento parte de la necesidad”, dice Virginia Muñoz, responsable de la comunicación de Idea.me. También – por qué no– quizá sea porque haya muchas buenas ideas y muy pocas líneas de crédito o subsidio para desarrollarlas.
Panal de ideas nació hace dos años gracias a cuatro amigos vinculados al diseño, al arte y la programación. “Entendíamos que a través de nuevas herramientas tecnológicas se venían épocas de cambios grandes para la producción”, dice Patricio Sabatini, uno de los directores. El equipo suma en total 14 integrantes.
Los Panal analizan que hubo un “resurgimiento del trabajo cooperativo” y un tejido de redes que permitieron una “revolución cultural”, que dio lugar al crowfounding. También, tienen en claro cuáles son los enemigos del sistema: “Una de las fortalezas del crowdfunding es eliminar a los intermediarios de la industria que lucran con el trabajo de los artistas y creativos. Por eso no cobramos comisión fija por el uso de la herramienta. Porque no queremos volvernos un intermediario”, dicen, diferenciándose de Idea.me. Proponen en cambio que cada proyecto colabore, si así lo quiere y con el monto que desee. Panal se sostiene gracias a esos aportes y a una inversión inicial realizada por los socios directores. Se remiten, dicen, a comprometer a instituciones, espacios culturales y educativos, empresas, oenegés y organismos estatales con la comunidad de creativos, a través de redes de producción, financiamiento e intercambio de recursos.
Tendencias
En Argentina, Idea.me empezó pisando fuerte primero entre los ilustradores: “Uno de los primeros proyectos exitosos fue el de Paio Zuloaga, un artista que tenía un blog que venía moviendo a su manera y quería armarlo como libro. Fue apoyado por Liniers, quien hizo el prólogo, y de ahí en más la plataforma se movió más en el mundo de los ilustradores, como son Laura Varsky y Verónica Gatti, que quisieron hacer su libro y lo hicieron”. La categoría de “editorial” es la más exitosa en Idea.me, seguida por la de “música” – que rompe récords en Brasil, por ejemplo- y en tercer lugar “cine y video”. “Ahora está creciendo mucho Impacto Social”, agrega Virginia, que es el apartado que reúne proyectos de incidencia social (pedagógicos, informativos), que también pueden ser artísticos, “pero vinculados a un tema sensible”, según definen sus responsables.
Según Panal de ideas, las categorías que más se han concretado con éxito son las de “teatro y música” en primer lugar, y cine y editorial en segundo. Los proyectos exitosos son en mayor parte de Buenos Aires y le sigue Entre Ríos. Además: “La mayoría de las personas que cargan y desarrollan las campañas son jóvenes, pero eso no quita que dentro de los equipos de trabajo se encuentren personas de todas las edades”.
Virginia de Idea.me cuenta que las tendencias en otros países es muy diferente: “En Chile tiene más éxito la categoría “tecnología” que son juegos o aplicaciones para los celulares o computadoras. No sabemos si es por una cuestión de país o que el crowdfunding se empezó a mover en un circuito y a partir de ahí se formó el núcleo. Nosotros trabajamos para que las 19 categorías se muevan permanentemente. Hace poco tuvimos el primer proyecto de deporte presentado por las chicas del equipo de hockey subacuático”.
Para las chicas de hockey subacuático, por ejemplo, esto no es nada nuevo. ¿Qué es el extranjero crowfounding sino un casero sorteo de rifas o una fiesta organizada en el club para recaudar fondos? Los equipos integrados a alguna comunidad (deportiva, educativa, cultural) son los que tienen más ruedo en este tipo de plataformas por la capacidad de trazar relaciones y vincularlas al proyecto. El paradigma, entonces, es el mismo de la “vaquita” y que relaciona al espectador/lector/etc. de un modo previo al proyecto, y no en su posteridad. Digamos que es un “voto de confianza” para hacer realidad una idea y un involucramiento con su proceso de construcción. Por qué está esa escala personal: “Si hay un equipo detrás del proyecto, o un director del proyecto, al hacer el video, tienen que aparecer. El colaborador tiene que conocer a la gente que está detrás de eso. Si no te conocen y ponés un muñeco a hablar, no vas a generar confianza. Esto es algo personal. No hay que dejar espacio sin comunicar. No hay que quedarse sentado a esperar que suceda el milagro”, dice Virginia.
Los Panal coinciden: “Si bien el financiamiento colectivo brinda herramientas para la difusión y gestión, no es mágico, y cada campaña implica mucho trabajo para llegar al público con un claro mensaje”.
El mensaje
Para los Idea.me es muy importante la formulación de las “recompensas” y el esfuerzo dedicado al video de presentación para captar colaboradores. “Uno de los motivos por los que un proyecto no logra recaudar es por no prestarle atención a la elaboración del video de presentación o no armar bien las recompensas”. Nota: las recompensas son la devolución que cada artista, de concretar el proyecto, entrega a cambio del apoyo. “Por lo general son una mención, por ejemplo, en el programa de la obra de teatro que presentás. Otras recompensas tienen que ver con el producto final: un libro o la entrada para la avant-premiere de la película, o están los premios más altos, como ser una cena en una parrilla con Alfredo Casero, quien presentó un proyecto de televisión”.
Los Panal recomiendan: “Es importantísimo que cada artista o creativo confíe en su proyecto y aprenda a gestionar los recursos, no solo económicos, para desarrollarlos. Hay mucho por aprender”.
OK, una buena recompensa, un video atractivo… ¿y después? “Es muy importante también difundirlo uno mismo en su nicho, para así viralizarlo; nosotros podemos difundir, pero la difusión del creador es más importante”, dice Virginia. Este último punto evidencia lo del no-milagro: cuánto importa el trabajo del creador. Que las plataformas no te regalan nada. La subida del proyecto a la web puede ayudar a facilitar la difusión a desconocidos pero, según Virginia, tiene más incidencia sobre los grupos cercanos a los creativos que ya tienen un conocimiento previo y se ofrecen colaborando a una idea concreta. Una forma de puntualizar el apoyo más allá del “che, qué bien lo que estás haciendo”.
Un ejemplo: “Paio (el ilustrador) cuenta que da clases en la Universidad y les comentaba a sus estudiantes de la plataforma, sin esperar que les dieran plata y se encontró con que una estudiante con su familia entera lo terminó apoyando”.
Las excepciones que marcan la regla: “Hay un montón de creadores que se han acercado de forma inesperada y cuando subieron su proyecto se dieron cuenta de que había mucha gente que los apoyaba y que ellos no conocían”.
Los números
Los creativos son quienes estiman el monto que necesitan para financiar el proyecto en una cantidad determinada de días. No puede pedirse cualquier cantidad ni reunirla en un tiempo cualquiera. “Nosotros siempre decimos que cuando piensen en el presupuesto, no piensen en lo más grande, que traten de acotarlo porque siempre tenés la posibilidad de pasarte del monto que necesitás”, sugiere Virginia. Un caso fue la Chuck Norris Band, que solicitó un monto de 4.385 pesos para imprimir las copias de su disco y terminó recaudando el triple: 13.246. “Hasta que no alcancen el 10% del monto económico pedido, los proyectos no salen a la luz en la página. Esto es para motivar al creador”, dice Virginia de Idea.me
Del monto total pedido, Idea.me se queda con un 5% si es que llega a completarse, y si no se llega un 10%. Esto último lo han decidido recientemente gracias a una modificación llamada “todo suma” y que olvida el clásico “todo o nada” del crowfounding. “Cuando agregamos la categoría Impacto social vimos que a ellos si juntan un 30% o 70% les sirve igual, y quedarse sin el dinero que pudieron juntar era todo un tema”, dicen sobre la decisión.
En Panal de ideas encontraron otra forma de colaborar que no es a través del dinero: el voluntariado. “Hay dos tipos de voluntariados, los ofrecidos y los solicitados. Los ofrecidos son integrantes de la comunidad de Panal que se postulan con sus recursos y saberes a fin de colaborar y ser convocados por proyectos u otras personas”. Un ejemplo: “Laura ofrece edición y diseño gráfico. Ella nos cuenta que fue contactada por varios personas de la comunidad Panal, y que colabora activamente con distintos proyectos”.
El voluntariado solicitado se define en cambio según cada proyecto y sus necesidades. “En Los Lindos, una obra de teatro dirigida por Paula Baró, pedían un ayudante de dirección. A este pedido respondió Juli, quien no tenía plata para aportar y se ofreció como voluntaria”.
Estas alternativas que van descubriendo las páginas hablan de su pleno desarrollo y crecimiento. En Idea.me: “Hace poco hicimos una modificación en la página: ahora cada creador puede ingresar como administrador a su proyecto y hacer modificaciones al video o las recompensas. No se puede cambiar el monto, ni las recompensas que ya fueron compradas, ni los días que elegiste para juntar el monto. Pero una vez que vas pasando los diferentes porcentajes te vamos dando ideas para continuar difundiendo. Esto no es otra cosa que una campaña”. Como parte de esta relación con los artistas Idea.me organiza constantemente eventos y reuniones para juntarse con los creadores, sugerirlos y motivarlos.
La relación con los creativos también es otro punto importante para Panal: “Tenemos un trato personalizado con los creativos y artistas, nos tomamos mucho tiempo y trabajo para acompañar cada proyecto desde el comienzo, entendiendo que lo más importante es aprender a trabajar con este modelo de gestión colectiva, lo cual es un proceso de mucho esfuerzo pero que trae muchas satisfacciones”.
Queda claro que cada productor es quien crea, motiva, interesa y recauda. Las plataformas parecen así centros capaces de crear el interés, de convocar a pedir plata sin vergüenza y recuperar la autoestima perdida en un mercado conservador, que estimula el aislamiento en lugar de alentar lo nuevo, lo colectivo.
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