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Noticias con patrón
El legendario diario Crónica, fundado por Héctor Ricardo García, se ha convertido en un símbolo de la precarización laboral en el periodismo. Las maniobras para eludir los derechos que amparan a este oficio y a la organización gremial de sus trabajadores. La llegada al mercado argentino de una nueva forma de plantear la producción de las noticias, que ya fracasó en el mundo entero: el látigo de la convergencia.
Una alfombra gris se extiende a lo largo de toda la sala y salvo por el guardia de seguridad, que está ocupado con su celular, el orden de las cosas no parece estar como corresponde: donde debería haber ventanas hay televisores, donde debería haber personas hay sillas vacías e hileras de computadoras apagadas.
Al fondo aparecen por fin las primeras almas. Cuento: son siete en un lugar para setenta y cinco. Algunos se paran a saludar y aprovechan para hablar entre ellos, siempre en voz baja, con tono confidencial y mirando de refilón para verificar que nadie los está escuchando, aunque todo se escucha fuerte en este primer piso de la calle Bartolomé Mitre 760, donde aparentemente funciona un diario y donde siete periodistas, en medio del gris y del vacío, se preguntan a escondidas qué va a ser de su futuro.
Haciendo historia
El 29 de Julio de 1963, a las cuatro de la tarde, salió a la luz Crónica, el diario que en poco tiempo se convertiría en paradigma del periodismo gráfico popular, siendo el de mayor venta en habla hispana -más de 600.000 ejemplares por día- y el único en el país, al momento de su salida, que publicaba tres ediciones diarias. Crónica se distinguió de los diarios de la época gracias a un estilo propio y original, caracterizado por los títulos sensacionalistas, el impacto fotográfico y el lugar central que ocupaban los casos policiales y las noticias de espectáculos, un formato criticado en su momento, pero que luego la mayoría de los diarios terminó adoptando.
De todos modos, Crónica fue mucho más que eso: fue el primer diario argentino que contó con un avión propio, lo que le permitió hacer coberturas exclusivas en el interior del país y, sobre todo, en el exterior, algo que ningún medio de la época podía, quería o sabía hacer. Dos veces superó el millón de ejemplares vendidos: en la edición vespertina del miércoles 30 de octubre de 1974, con el título de tapa Monzón y Susana se fueron juntos y el 26 de junio de 1978, luego de que la selección argentina de fútbol ganara el Mundial.
Crónica era el YouTube de los sesenta.
Los malos de la película
Los picos de venta del diario ocurrieron entre el 68 y el 73, y se redujeron abruptamente luego de que dos de sus competidores, Clarín y La Nación, se apoderaran de Papel Prensa SA y monopolizaran de ese modo la distribución de papel, historia que merece un capítulo aparte.
Lo cierto es que Crónica se convirtió en el primer medio perjudicado por la monopolización de la distribución del insumo de papel: de las 1.500 toneladas que necesitaba para la tirada, Papel Prensa le entregaba solamente 300, lo que implicó que el diario redujera su tirada y saliera con menos páginas, perdiendo calidad y lectores. En menos de un año, Clarín pasó a vender 600.000 ejemplares y Crónica 150.000.
Bonnie Tucker, redactor del Buenos Aires Herald, escribió en la edición del 27 de enero de 1969: “Crónica tiene éxito porque es un diario para el pueblo y se ocupa de cosas en las que el pueblo está interesado: deportes, carreras, crímenes, noticias gremiales y sensacionales. Tal es la confianza en el diario que tres asesinos fueron a la oficina de García a confesarle sus crímenes y luego se presentaron a la policía. Ellos leían Crónica y García tiene un corto apellido español que es fácil de recordar”.
¿Quién es ese hombre de corto apellido español a quien los asesinos se acercaban para confesarle sus crímenes?
Detrás del fenómeno periodístico de Crónica está la historia de quien fuera su dueño y fundador, el fotógrafo y periodista Héctor Ricardo García: nuestro Citizen Kane.
Un fenómeno: García
“Muchachos: vamos a sacar un diario. Si en 29 días no camina, lo cierro; ustedes cobrarán su sueldo”.
Héctor Ricardo García
Autoproclamado miembro del “Partido Periodista”, García tuvo su primer contacto con el oficio a la edad de diez años como canillita, y hasta el día de hoy, con 81 años, se mantiene al frente de Crónica TV, aunque la señal ahora pertenece, como veremos más adelante, al Grupo Olmos.
Como empresario fue a lo largo de su carrera responsable de:
Editorial Sarmiento SA. Editora del diario Crónica y las revistas Así, Flash y Así es Boca.
Canal 11, que en su época llamó Teleonce, señal que hoy corresponde a Telefé.
Radio Colonia
El diario El Atlántico de Mar del Plata
El multiteatro Estrellas.
No mucho más puedo decir sobre su vida que no esté narrado con rigurosa precisión y sencillez en sus dos autobiografías: Cien veces me quisieron matar (Planeta, 1993) y La culpa la tuve yo (Planeta, 2012).
En la primera, García despliega a lo largo de 326 páginas un recorrido por su vida con anécdotas y aventuras desde los años cincuenta, pasando por la dictadura, hasta la presidencia de Menem. Una de ellas: el 23 de enero de 1964 García voló a Madrid para entrevistar a un recién operado de próstata Juan Domingo Perón, sin saber si el general accedería a atenderlo. “Entendí que era la gran noticia, a la que la prensa nacional le asignaba insignificante espacio y decidí viajar”, dice García, que luego narra su encuentro ocurrido tres días después: “Llegué al tercer piso del sanatorio Conesa, en la calle General Mola 88, me franqueó la puerta de la habitación 301 y enfrenté a la pareja: Perón lucía una bata marrón, zapatillas y tenía signos de cansancio; Isabel lo acicalaba para que apareciera lo mejor posible en las fotografías, que yo mismo obtuve”. Así es: el dueño de un diario cruzando el océano con una cámara de fotos en busca de esa noticia que nadie informaba.
Crónica, se jactaba García, era un diario hecho por auténticos periodistas.
Del mismo modo, García cuenta la historia detrás de uno de los títulos más emblemáticos de Crónica, que alguna vez Borges consideró de perfección literaria. El jefe de redacción del diario Democracia, Luís María Albamonte, luego de la muerte de Eva Perón había evitado durante dos semanas utilizar la palabra “muerte” en los títulos del diario. “Para mí Eva Perón nunca moriría, y por eso titulé siempre sin usar la palabra muerte”, le decía Albamonte a García. “Esa idea quedó en mi memoria -cuenta García- y el día que murió Juan Perón, Crónica tituló su edición matutina con una sola palabra: ´Murió´, sin nombrar al presidente”.
Dedicada a Mickey Mouse, “el ratón que mantiene un imperio”, La Culpa la tuve yo es una versión corregida y aumentada de Cien veces…. García retoma en este volumen las aventuras más espectaculares de su vida: su secuestro por parte del ERP, o su cobertura a bordo del Operativo Cóndor, en el cual un grupo de militares nacionalistas secuestró un avión y desembarcó en las Malvinas para reclamar su soberanía. García narra también su incursión en Bolivia en busca del Che Guevara, la persecución que sufrieron el diario y los canales de televisión por parte de López Rega y finalmente, su última gran derrota, que no es glamorosa y mucho menos épica, contra la AFIP.
La historia no tiene final feliz: en 2005 Héctor Ricardo García fue condenado a prisión domiciliaria en una causa por evasión fiscal y vendió todos sus medios, salvo Crónica TV. La condena la cumplió durante ocho meses en su casa, rodeado de su colección de muñecos de Mickey.
Una nueva causa contra García y seis integrantes de dos empresas subsidiaras de Sarmiento SA, -Roppic y Servintsa-, fue iniciada en abril de 2011. El fiscal Marcelo Agüero Vera pidió cinco años y ocho meses de prisión para García por evasión de 18 millones de pesos y por no realizar el pago de aportes provisionales a empleados de Crónica TV . El 27 de Marzo de 2012 García y sus socios finalmente fueron absueltos.
La culpa, en fin, no la tuvo García.
Patrones
En 2005, Editorial Sarmiento SA – que tiene en su haber a Crónica y El Atlántico de Mar del Plata- fue comprada en un millón de dólares por el Grupo Olmos, dirigido por los hermanos mendocinos Alejandro y Raúl Olmos.
Los Olmos comenzaron a armar su imperio empresarial como gerenciadores de Forjar Salud, la obra social de la UOM (Unión Obrera Metalúrgica) a través de la firma Donington SA,y se hicieron fuertes al crear el fideicomiso que sirvió para afrontar el concurso de acreedores que sufría la obra social. Quedaron en sus manos más de 10 clínicas y sanatorios en todo el país. Poseen también la prepaga BASA Salud, que funciona como servicio de otros sindicatos, como el de los empleados de la AFIP y del Ministerio de Economía.
Editorial Sarmiento fue el primer paso de su desembarco en el mundo de los medios. Hoy en día, ya tienen en su poder:
Diario BAE.
Revista Democracia.
Un tercio de Undergrownd, la productora que dirige Sebastián Ortega.
TVI (Televisión Interactiva), un sistema informativo en pantallas leds en las estaciones de trenes.
Participan de la gestión de Crónica TV, si bien oficialmente aún pertenece a García.
Algunos medios resaltan que los Olmos ya tienen las negociaciones cerradas para quedarse con Ámbito Financiero, aunque la operación no está confirmada.
La primera jugada de la gestión Olmos en Crónica fue en 2005, cuando decidieron hacer un ajuste de cuentas cerrando la edición vespertina del diario y echando repentinamente a 75 periodistas. Frente al reclamo de los trabajadores, veinte patovicas vestidos de negro y con borcegos intentaron frenar una asamblea dentro del diario y terminaron dándole una golpiza los asistentes.
Andrea Salmani, delegada suplente de la comisión interna y ex secretaria general del diario, trabaja hace veinte años como diagramadora de suplementos. Nos encontramos en una confitería de Avenida de Mayo al 600. “En el año 2005 el diario entró en quiebra e hicimos una gran movilización al ministerio de Trabajo para que alguien se hiciera cargo de las 400 familias que dependían de esto. Ahí aparecieron los Olmos y se presentaron como de la UOM. Enseguida empezaron con sus ajustes”, cuenta Andrea. (Pregunta aparte: ¿Qué hubiera pasado si los trabajadores de Crónica en vez de reclamar para que un patrón se hiciera cargo del diario hubieran hecho lo que alguna vez se le ocurrió a obreros, empleados de hoteles, mozos o cocineros: hacerse cargo de la producción?). Andrea: “Desde que llegaron hicieron lo mismo que ahora: se autotercerizan para pagar menos salarios. Te pagan un tercio por trabajar en una empresa tercerizada a nombre de ellos mismos. Con la golpiza de 2005 empezaron a mostrar su veta más peligrosa: una relación profunda con métodos terroríficos. Luego de la golpiza hicimos la denuncia. Ellos ya habían hecho la suya, denuncando que nosotros habíamos agredido a los patovicas. Se habían cortado a sí mismos para decir que estaban heridos”.
Partidos en dos
La última jugada de los Olmos empezó el lunes 17 de marzo de este año: con la excusa de un corte de luz y una pretendida mudanza, la empresa separó a la redacción en dos, enviando a la mitad de los trabajadores al nuevo edificio de la calle Combate de los Pozos 639 e impidiendo la entrada de la Comisión Interna. “La medida tomada por los Olmos, además de una obvia práctica antisindical, encierra otros riesgos: los trabajadores mudados fueron ´invitados´ a firmar un traspaso de empresa y si no lo hacían, volvían a la redacción de Mitre 760. El plan es que el personal de Crónica ya no pertenezca a Editorial Sarmiento sino a una nueva firma llamada Aconcagua, de la que poco y nada se sabe”, informan los delegados.
Lo mismo ocurrió con el periódico BAE, también propiedad de los Olmos: el 70% de la redacción fue mudada a este nuevo edificio. Imaginen la situación del otro 30%.
El panorama entonces es así: Crónica está dividido en dos redacciones. Una, en Bartolomé Mitre 760, donde quedan solamente 35 trabajadores, entre los cuales están todos los miembros de la comisión interna. La otra, en Combate de los Pozos 639, en donde los unieron con periodistas de BAE y fueron incitados a firmar un nuevo contrato para dejar de ser empleados de Sarmiento SA y pasar a formar parte de Aconcagua SA, empresa que legalmente no pertenece a los hermanos Olmos aunque figura como socio fundador Antonio Ciaffa, hombre cercano a ellos.
¿Por qué este cambio de redacción? ¿Por qué este cambio de razón social? Ana Laura Tornaquindici, delegada de Diario Bae, explica el por qué de esta curiosa maniobra: “Esto es una especie de autotercerización, porque las otras dos empresas que antes manejaban Crónica y BAE siguen funcionando. Es, también, una maniobra antisindical, porque ninguna de las comisiones internas ni los delegados estamos en esta nueva razón social, pertenecemos a las dos anteriores. Por lo tanto los trabajadores de Aconcagua SA no tienen representación gremial”.
Andrea: “A eso le suman el intento de montar una comisión interna pro patronal; si bien algunos se resistieron, lograron cooptar a un sector de trabajadores que se convirtieron en voceros de la empresa”.
Lo cierto es que la mudanza y el cambio de razón social son el velo de una jugada aún más osada: el plan de convergencia.
La convergencia
La convergencia es un modo de organización de la producción y el trabajo en el cual, a nivel tecnológico, confluyen diferentes plataformas y sistemas de comunicación y, a nivel laboral, genera la figura del “periodista multitarea”. Es decir: si un periodista antes escribía en un diario, otro escribía para la web y otro sacaba fotos, con el plan de convergencia un solo trabajador realiza los tres trabajos, para los tres soportes. Andrea: “Ya no te golpean con patovicas, ahora son más sutiles. Lograron cooptar a un sector de jefes, diciéndole que hay crecer y que para eso hace falta cambiar la modalidad de laburo. Los jefes te dicen que el Estatuto del Periodista y el convenio son muy viejos, que no los cumple nadie, y que la comisión interna es una traba a todo esto. Mientras tanto, unos pocos quedamos en la vieja redacción, donde no hay ningún jefe. No nos van a echar porque saben que se generaría un conflicto muy grande. Lo que hacen es congelarnos y darnos el mínimo trabajo. Apuestan al desgaste”.
Llamé a la nueva redacción de Crónica para hablar con algún allegado a la empresa. Me atendió uno de los jefes y cuando le pregunté por la convergencia, respondió: “Tengo que hablar con alguien de arriba a ver si estoy autorizado”. Finalmente, luego de insistir, pudimos hablar con una persona “de arriba”. Pidió que no figure su nombre ni su cargo.
¿Qué es la convergencia?, pregunté. Respuesta: “Es algo que se da dentro de un proceso de transformación del periodismo a nivel mundial . Tenemos que tener periodistas que escriban en la web, en las redes sociales y que participen en la tevé. Mientras se respete el horario de trabajo y las características de su tarea, no debería haber problema. No creemos que el negocio del papel vaya a morir, pero sí que se va a reducir, entonces tenemos que adaptarnos a otras plataformas. El Estatuto del Periodista ha quedado desactualizado, es del 75. Yo no quiero que el periodista pierda sus posiciones de trabajo, las seis horas diarias, vacaciones y otros beneficios. Pero hay que aggiornarse. No puede ser que solo escriba en papel. No existe más. El mundo cambió y va hacia otro lado. Estamos convencidos de que esto es el futuro y se va a aplicar en todos los medios. Es inevitable”.
¿Por qué la mudanza y el cambio de razón social se dio de un modo tan repentino?, pregunté. Respuesta: “Fue fortuito: hubo una corte de luz y nos fuimos a la nueva redacción, que todavía no estaba terminada. De paso, aceleramos el proceso de mudanza y fuimos traspasando al personal. Lo que notamos es que hay una resistencia de un grupo, conformado básicamente por la gente de la comisión interna. Y como la empresa decidió llevar adelante este proyecto, todos aquellos que no tienen problema en la convergencia pasaron a una nueva razón social y los que no, siguen haciendo productos en la redacción de la calle Mitre”.
Los trabajadores denuncian que esta es una maniobra antisindical, afirmé. Respuesta: “No hay conflicto ni persecución porque no hay despidos. No hay nada raro ni oscuro. La empresa decidió adoptar este modo de trabajo y para los que no están de acuerdo, optamos que sigan trabajando con la vieja modalidad. No está bueno que si se aplica la convergencia haya periodistas que no estén de acuerdo. Que se queden allá. La idea es mantener la doble redacción, generando productos desde las dos”.
Los trabajadores denuncian que fueron agredidos e intimidados por patovicas ligados a los Olmos, denuncié. Respuesta: “Ellos son los que insultan, agreden en las redes sociales, y después se quejan de los patovas. Se la pasan agrediendo. Al que piensa distinto a ellos, lo agreden. Esta gente cuestiona mucho a los dueños porque en realidad se resiste a los cambios. Todavía hay algunos que siguen hablando de la patronal. ¿Podés creer? En realidad el patrón es el dueño que te contrata y te da trabajo, no conviene no tener buena relación con él. No entiendo a la gente que cree que tiene asegurado su puesto de trabajo in eterno. ¿El dueño no lo puede echar o decirle que trabaja mal? El dueño también tiene la potestad de pedirte que te vayas. Acá se confunden y se creen que hay que defender puestos de trabajo para siempre. El empresario y el dueño no es mi enemigo, me da trabajo y me paga el sueldo. ¿Cómo va a ser mi enemigo si a él le pido aumentos y mejores condiciones de trabajo? Entonces: en vez de insultar a los Olmos, mejor que se vayan. Es simple. Si no estás conforme, mejor que te vayas. Si decís que los Olmos son unos hijos de puta, mejor que te vayas. Es lo mismo que tengas una señora que te limpie la casa y que esa señora te ande puteando en los pasillos. Obviamente, no la vas a querer más”.
Soldados o periodistas
Andrea: “Hay un modelo de gestión que tiene que ver con un fórmula: yo no tengo periodistas, tengo soldados, los soldados defienden a la empresa y los que no hacen los que yo digo, se quedan afuera. Es muy difícil que en lugares así, donde existen este tipo de presiones y amenazas, un periodista pueda ejercer con tranquilidad su oficio”.
Andrea toma el último trago de su café, mira a la gente que camina por Avenida de Mayo y se hace la pregunta que posiblemente ustedes se están haciendo: ¿Cómo vamos a hacer para seguir haciendo periodismo, aunque sea un poquito?
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