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El viceministro de Salud, Mario Rovere, habla de los agrotóxicos. Por primera vez un alto funcionario nacional responde todas las preguntas sobre el daño que producen a la salud. Qué revelan los últimos estudios, cuál es el rol de las corporaciones y por qué este modelo productivo «choca con el planeta».

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¿El glifosato produce daño genético?

Está probado que produce daño. El carácter genotóxico está comprobado, y también su carácter de oxidante celular.

El viceministro de Salud Mario Rovere recibió a MU en su despacho lleno de luz y de bullicio del tránsito de la porteña Avenida 9 de Julio, en una entrevista que duró  3 horas, durante las cuales no le pasaron llamadas telefónicas y respondió todas las preguntas sobre los informes que remitió el ministerio de Salud, a partir del recurso de hábeas data que presentamos.

Rovere asumió en mayo de este año: “Es como cuando te convocan a la Selección Nacional y después te ponen los 10 minutos finales. Lo primero que vos decís es que sí, entro a jugar. Porque este ministerio es el Seleccionado Nacional de la salud pública. Además hay gran sintonía con el ministro. Hay que poner en valor lo que el ministro ha instalado y yo, en alguna medida, he acompañado”.

Rovere es sanitarista, decano organizador (y actual vicedecano) del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional de La Matanza. Tranquilo y metódico, por momentos habla como si tuviera frente a sí una balanza desquiciada en cuyos platillos hay que ir ubicando datos con mucho cuidado, para saber cuál es el peso de sus palabras.

¿Qué elementos pesa Rovere en esa balanza imaginaria? La política, los pueblos fumigados, las corporaciones, los medios, la gente enferma, la ciencia, los intereses multinacionales, la medicina, las denuncias, las presiones cruzadas, las intenciones, la justicia, la salud, la diferencia entre el militante y el funcionario, el modelo. En ese difícil equilibrio anunció que el ministerio impulsa una nueva oleada de estudios epidemiológicos que realizará el Instituto Nacional del Cáncer, entre otras cosas. 

La suya es una argumentación de precisión sutil, quirúrgica, que se sacude ante un tema que contestó evitando la balanza, y apoyándose en su experiencia académica y de vida.

Antes de ser viceministro, el año pasado, usted participó en el Congreso de Soberanía Alimentaria de la Facultad de Medicina de la UBA. ¿De qué hablaba en ese momento?

No recuerdo exactamente lo que dije aquella vez, pero sí puedo decir lo que pensaba, que es lo mismo que pienso ahora: acá hay instalado un modelo de desarrollo a nivel mundial que es demencial. No te sirve mucho que sea la opinión de un viceministro: es la opinión de un vicedecano y académico. Nosotros tenemos una alteración dramática en términos ambientales. Estamos pagando todos los precios imaginables en vinculación al clima del planeta. El modelo de acumulación… así como hace 4 décadas estábamos discutiendo que este modelo económico chocaba fundamentalmente con la conflictiva social, hoy choca con el planeta. Tenemos una nueva contradicción entre modelo de desarrollo y planeta. Entre modelo de desarrollo y ecología. El planeta se está comportando como un organismo vivo que se defiende con tormentas, lluvias, sequías, terremotos, cambio climático. ¿De quién se defiende? De nosotros”.

Entre algodones

Rovere comienza por la primera pieza del rompecabezas: “Como académico vengo siguiendo siempre toda hipótesis que tenga que ver con poner en riesgo la salud de la población. Hay cantidad de elementos. El proceso de urbanización supone un atravesamiento de ondas electromagnéticas, aditivos en los alimentos, no comemos productos naturales sino cada vez más manufacturados, o esto que estamos conversando ahora. Pero esos temas, cuando se sale del microclima de gente interesada, al querer traducirlos a política pública, requieren un juego mucho más complejo que es el que llevaría a producir una ley, una ordenanza, una decisión de política de Estado. Desde ese punto de vista, ¿cuál es la novedad? Que la definición sobre el glifosato de la IARC (International Agency for Research on Cancer) que tomó la OMS cambia la clasificación del glifosato. Eso se conoció en marzo, pero recién en agosto tuvimos el soporte documental sobre el cual se sustenta, y que coloca al glifosato como un producto probadamente cancerígeno en animales, y posiblemente cancerígeno en los seres humanos, pero con un factor extra: el mecanismo por el cual es cancerígeno en los animales es un mecanismo que está presente en los seres humanos”.

Explica Rovere que el ministro Gollán le pidió sumar lo declarado por la OMS a los propios estudios con los que contaba el Ministerio. “La decisión fue instalar el tema en la instancia más fuerte, el Consejo Federal de Salud (COFESA), que reúne a los ministros de todo el país. Los documentos son los mismos que les hemos entregado a ustedes y a la Defensoría del Pueblo”.

Otra pieza del rompecabezas: “La observación sobre agroquímicos es una necesidad imperiosa que no está hoy en las funciones del Ministerio de Salud de la Nación, que sólo tiene atribuciones a través del ANMAT para evaluar productos tipo insecticidas y demás, que se han utilizado con finalidad sanitaria. Ese es el límite de nuestra competencia. Sin embargo hay un giro porque venimos siguiendo los congresos organizados por Médicos de Pueblos Fumigados, y lo que ahora está en investigación por parte de la ANMAT es lo que se refiere a la presencia de glifosato en gasas y algodón”, cuenta en referencia al estudio presentado en uno de esos congresos por el equipo de la Universidad Nacional de La Plata del doctor Damián Marino, que detectó al agrotóxico.

Oleada de investigaciones

Como el ministerio no tiene atribución directa sobre el tema del glifosato en los campos, la idea de abrir el tema ante el COFESA “tiene el sentido de que las autoridades de cada provincia intenten generar consenso con la legislación municipal. Porque hay una enorme discrepancia entre los municipios sobre qué es aceptable o no en relación a este tema. El ministerio lo que ha hecho es conversar con la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados acerca de la necesidad de tener una nueva legislación que le otorgue al ministerio la potestad de generar un Observatorio de Agroquímicos. Porque hoy el centro de gravedad está puesto sobre un agroquímico (se refiere al glifosato) que está perdiendo su eficacia como tal, con lo cual es muy posible que sea reemplazado: no tenemos que suponer que el reemplazo sea mejor o más inocuo”.

Otro dato: “Estamos impulsando una nueva oleada de estudios epidemiológicos por parte del Instituto Nacional del Cáncer, que es parte del observatorio mundial de la IARC”.

¿No es todo tardío? Hace muchos años hay denuncias de comunidades, médicos y científicos como Andrés Carrasco sobre estos temas, fallos judiciales, congresos…

Fui compañero de varios escenarios, digamos, con el doctor Andrés Carrasco (fallecido en 2014, director del Laboratorio de Embriología molecular que denunció los efectos del glifosato). El campo de la producción científica también es un campo de batalla, donde muchas investigaciones como la de Carrasco fueron objetadas por pares. Hoy se hace metaanálisis, donde aparece el peso de bibliografía en un sentido o en otro. Pero muchas objeciones terminan siendo formales, en relación a si un trabajo se publicó o no en revistas internacionales, lo que lo lleva a imponerse como evidencia en ese ámbito científico. Quiero decir: puedo tener mi sensibilidad como funcionario o ciudadano muy alerta, pero luego estoy necesitando un peso de prueba que convenza a quienes no están previamente convencidos.

Carrasco terminó publicando en revistas científicas que validaron sus investigaciones. Pero no esperó, y dio a conocer antes sus hallazgos, para dar el alerta sobre lo que estaba ocurriendo con los agrotòxicos.

Uno debe preguntarse por qué una persona como Carrasco, con esa trayectoria y acceso a la corriente principal de la producción científica, decide aplicar los últimos años de su vida a esa intersección entre ciencia y política que significó su trabajo. Pero cuando aparecen personas que lo denostaron, lo que me parece es que no cumplieron sus propias reglas de juego: la única forma de decir que él estaba equivocado era con trabajos científicos que lo demostraran. No hay otra forma de discutir con un científico que no sea con un trabajo científico.

Pero no hubo trabajos que lo desmintieran.

No sólo no hubo, sino que aparecieron estos otros de los que estamos hablando ahora.

Zorros y gallineros

Para Rovere estos temas deben llegar a los medios: “Instalar los debates en la cultura es fundamental, y es lo que después permite que una Cámara de Diputados entera vote o no una ley. El Muro de Berlín no cayó de un día para el otro: se vino cayendo. En este tema se van acumulando evidencias y la cuestión es que quien no está convencido se quede finalmente sin argumentos”.

Mientras hablamos, siguen enfermando y muriendo muchas personas. ¿No habría que aplicar el principio precautorio, del que habló el propio ministro Gollán para evitar más daños?

Pero eso lo tiene que hacer el Poder Judicial. Aquí se abrió un espacio a partir de una definición internacional para usar los instrumentos a nuestro alcance, y otros que podrían discutirse en el marco de una nueva legislación.

¿En qué medida estar en el Estado permite instalar temas que vienen de la cultura, de la comunidad?

Siempre la respuesta es: en cierta medida. Nunca es lo que vos deseás, pero lo que uno busca es la exploración de todas las potencialidades. Sospechas en el campo de la salud tenemos muchísimas: los efectos de los celulares, antenas, notebooks, minería, alimentación. Es un espectro gigantesco, pero cuando pasa algo como esto de la OMS habilita que se pueda discutir una ley de Agroquímicos y que el ministerio intervenga de distintos modos.

Política y Estado

Otro síntoma de alarma es la noticia según la cual un ex gerente de Monsanto intervendría en el próximo gabinete de la provincia de Buenos Aires.

No es la primera vez que veo el intento de poner al zoro a proteger el gallinero. Es un mecanismo que forma parte del juego. La política es un campo de fuerzas y un terreno barroso. En términos jurídicos es una confesión de parte.

El gobierno nacional tiene a sus propios organismos, como la CONABIA, inundados de representantes de las corporaciones.

Con total sinceridad digo que hay una ambivalencia. El Estado es un actor, pero también es una arena. Ni existe el Estado en sentido puro que garantice el bien común de todos, ni tampoco es un mero espacio de tira y afloje. Para tomar una frase de Perón: el Estado es bueno, pero si se lo vigila es mejor.

La propia Presidenta anunció, celebrando, supuestas inversiones de Monsanto mientras se hacía el juicio por las muertes y enfermedades por fumigaciones en Ituzaingó Anexo.

Yo puedo tener una mirada crítica sobre diferentes cuestiones. Pero en este juego de balanzas puedo agregar 15 cosas más que se superponen o agregan a eso. Se reconvirtió la estructura productiva. Estamos en un mundo con agentes económicos instalados por encima de los Estados. Tenemos la cuestión de los fondos buitres. Pero Argentina tomó una posición que me pega fuerte en términos de soberanía, porque  nos hemos movido en un sentido de ampliación de las bases soberanas que me parece interesante y se ha planteado en todos los foros internacionales. Y eso para mí pesa mucho. Además en Salud estamos hablando cada vez más sobre las corporaciones con respecto a la producción pública de medicamentos, con el concepto que instaló el ministerio sobre la soberanía sanitaria. Y este espacio político le ha dado acogida a estos debates. Todo eso está en la balanza.

Correlaciones

Advierte Rovere: “Uno se toma de lo de la IARC, pero con cuidado, porque hay dictámenes que producen un efecto paradojal, cuando aparecen la yerba mate o los chacinados tan cancerígenos como el glifosato. Habrá que fatigar la lectura de los documentos; lo hemos hecho, pero desde el punto de vista comunicacional debilita porque la gente dice ‘ah, lo del glifosato es lo mismo que comer salchicha o chorizo’”.

Una diferencia es la cantidad y calidad de estudios (cosa que la IARC no discrimina) y otra es que las comunidades son sometidas a los venenos contra su voluntad, pero no a las salchichas, ni hay daño genético por el mate.

Sin dudas, pero todo forma parte de las reglas de juego que se usan en la guerra comunicacional.

El ministro Gollán mencionó la necesidad de evitar el daño potencial.

Sin duda existe un daño potencial. Y digo más: la primera indicación ante el COFESA fue que no existe un solo agroquímico inocuo. A partir de ahí hay infinidad de variables sobre dosis, fumigación terrestre o aérea, pero definitivamente hay un riesgo potencial. Lo que hay que diferenciar es causalidad de correlación. Una cosa es que produzca una enfermedad, y otra que se creen condiciones mejores para que aparezca esa enfermedad. Nosotros lo que hemos podido verificar es una existencia de correlación. Y la acción genotóxica y oxidante en términos de procesos celulares, que produce alteraciones diferidas en el tiempo. Al ser algo crónico, dificulta la atribución directa de la relación causa efecto. Se necesitan más estudios prolongados en el tiempo, con lo cual pueden aparecer también relaciones con diabetes u otras enfermedades crónicas que no necesariamente son cánceres.

El riesgo de las fumigaciones, ¿es un tema de distancia, de dosis?

Como dijo el ministro a la OMS, la mejor prevención para paliar los efectos de la guerra, es que la guerra no ocurra. Al empezar a aparecer evidencias, viene todo un tema de adecuaciones que no son del todo o nada, sino monitorear reducciones, protecciones, distancias, temas técnicos. Si pienso en un ideal, me encantaría tener un país de altísima diversificación productiva de alimentos. Lo digo como ciudadano común. Pero además lo que me parece es que la protección de los lugares donde la gente vive, estudia y trabaja, es el elemento fundamental de cualquier precaución.

Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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